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ISSN: 1695.

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APLICACIÓN DE LA MÚSICA EN EL AULA. EL EFECTO MOZART


Jesús Millán Pérez-Sánchez
Sergio Gonzalo Cobos

RESUMEN
El articulo siguiente trata de lo favorable que es la música como medio de aprendizaje dentro
del aula.

1. OBJETIVO
Hacer consciente al docente del uso de la música como medio favorecedor del aprendizaje en
el aula.
2. MARCO TEÓRICO
2.1. Proceso de la escucha
Anatomía del órgano auditivo:
Áreas cerebrales
Las áreas cerebrales que intervienen en el proceso de la escucha son: Córtex auditivo principal
y cortex de asociación auditiva. Representados en el dibujo en la zona 5 e inferior a esta (zona
4) respectivamente.

El Córtex es la cubierta del cerebro y controla nuestra inteligencia y actividades superiores.


Gracias a la existencia de éste podemos evocar melodías y otras experiencias musicales. Se
divide dos hemisferios el derecho y el izquierdo, unidos por el cuerpo calloso. El don de la
musicalidad pertenece al hemisferio derecho. Si hay una lesión en este hemisferio se afecta a
la musicalidad melódica, y si es en el izquierdo se afecta a la musicalidad rítmica. Pues en este
hemisferio se encuentra situado el sentido del tiempo, que es imprescindible para la percepción
del ritmo. De esta forma el hemisferio derecho sería el encargado de la interpretación de
impresiones auditivas y distinción de voces, entonaciones y experiencias musicales, mientras
que en el izquierdo residiría la capacidad para el pensamiento concreto, conciencia espacial y
comprensión de relaciones complejas; la memoria estaría distribuida en ambas partes del
cerebro. (Poch Blasco, 1999)
El sistema límbico esta formado por el hipotálamo, que regula la temperatura del cuerpo, el
deseo de comer, las respuestas al dolor, a la depresión y el placer, por el tálamo que elabora la
memoria reciente y prepara sus mensajes para que posteriormente sean almacenados en
diversas áreas del cerebro, la amígdala, donde se elaboran los recuerdos y hábitos para luego
pasar al cortex. Este sistema se encuentra relacionado con diferentes aspectos emocionales
del comportamiento humano. Es por eso que la necesidad de hacer música, bailar e imitar
movimientos tiene aquí su sede. También la música es efectiva para aumentar el nivel de
resistencia al dolor. (Poch Blasco, 1999 y Polansky, 2003)
En cuanto a la respuesta cerebral a la música podemos decir que la actividad eléctrica del
cerebro se mide mediante el electroencefalograma (EEG) lo que permite observar cuatro tipos
de ondas cerebrales, que corresponden a diferentes tipos de actividad eléctrica detectados en
la corteza cerebral, que tiene que ver con el comportamiento del ser humano expresados en los
estados de conciencia.
Podemos distinguir, Ondas alfa (8 – 13 Hz), suele aparecer en estados de quietud y profunda
relajación. La música puede inducir este estado de creativa ensoñación, Ondas beta (14 – 20
Hz), ritmo más común y se encuentra en estados normales de conciencia, Ondas theta (4 – 7
Hz), se presentan cuando termina una situación placentera, Ondas delta (0,5 – 3 Hz), aquí hay
un adormecimiento profundo, la respiración también se vuelve profunda y la presión desciende.
Estas ondas que se traducen en ritmos, son importantes en relación con la música, porque
presta un fundamento fisiológico más para explicar la influencia de la música en el ser humano.
El mínimo de audición es de 16 Hz (Frecuencia), por lo que estaríamos trabajando con sonidos
inaudibles (imperceptibles) para el ser humano pero no por ello inexistentes en la música.
Se ha demostrado que la música produce efectos a nivel Psicológico, que aun están siendo
estudiados por científicos de variadas disciplinas (física, medicina, biología, psicología, etc.) y
por musicoterapeutas. (Polansky, 2003)
Entre los efectos intelectuales que provoca la música podemos mencionar que ésta ayuda a
desarrollar la capacidad de atención sostenida por la inmediatez, persistencia y constante
variedad del estímulo musical. Gracias a ella, los niños se inician en la meditación y en la
reflexión de un modo agradable. (Poch Blasco, 1999)
Se ha observado que la música ayuda al niño a transformar su pensamiento pre- lógico en
lógico, debido a que da conciencia de tiempo pero sin apagar su afectividad. También que
ayuda a desarrollar la memoria, tanto como el sentido de orden y del análisis; que guarda
relación con el ritmo y el análisis que el estímulo musical le impone, y obliga constantemente a
hacer juicios de valor tanto a nivel consciente como inconsciente. La música facilita el
aprendizaje, pues mantiene en actividad las neuronas cerebrales. (Poch Blasco, 1999)
Socialmente provoca y favorece la expresión de uno mismo, pues en ella se expresan o
proyectan sentimientos, pensamientos e imágenes de forma no verbal y simbólica. Sugiere
sentimientos e ideas sin necesidad de las palabras, pues la música tiene su propio lenguaje el
cual tiene la capacidad de suscitar emociones, de crear un clima adecuado para la
introspección y meditación pudiendo aumentar a una sincronía con los ritmos biológicos.
Al servir como agente socializante, ya que tiende a unir a los hombres al expresar sus
sentimientos comunes. La música es un fenómeno social que abarca diversas áreas:
académicas, folclóricas y económicas. Gracias a la música los medios de comunicación social
ejercen un gran poder manipulador. Una emoción personal que se expresa musicalmente deja
de ser personal para hacerse universal, ya que quien la escucha puede ver reflejado en él
emociones similares.(Polamsky, 2003)
La música tiene la capacidad de sugerir o evocar sentimientos religiosos, sublimes, que
trascienden al hombre. Permite hablar a la divinidad y hablar de ella sin palabras, porque
cuanto se refiere a la divinidad pertenece al dominio de lo inexpresable con palabras, a lo
inimaginable. La música sólo puede sugerirlo. La música y religión, juntas, tienen como fin
ayudarse mutuamente en la lucha contra el miedo y la soledad, además de unir a los hombres.
(Poch Blasco, 1999)
A comienzos de los años 50, Alfred Tomatis comienza sus primeros estudios sobre cómo
influyen los sonidos en la etapa prenatal, basándose en estudios previos iniciados por V.E.
Negus.
Tomatis se preguntaba si los problemas de desarrollo postnatales podrían estar relacionados
con una ruptura en la comunicación o trauma ocurrida en el útero.
Descubre que el oído comienza a desarrollarse en la décima semana de gestación y que a los
4 meses y medio ya es funcional.
Para Tomatis, la escucha es un elemento fundamental en el desarrollo y un acto vital durante
todas sus etapas: la infancia, los años escolares, la vida adulta y la tercera edad. Por algo, el
oído es el primer sentido que desarrollamos completamente en la fase embrionaria.
Reeducando nuestra forma de escuchar, podremos mejorar nuestro aprendizaje, las
habilidades del lenguaje, la atención, la energía, la concentración, la comunicación, la
creatividad, o el comportamiento social.
Así surge el método Tomatis para la reeducación del auditiva consistente en el uso de un oído
electrónico para filtrar frecuencias y hacer llegar al cortex sonidos de alta frecuencia
responsables de la activación cerebral y a través de los que se consiguen efectos como los
citados anteriormente. De cara al público general, esto se ha denominado como efecto Mozart,
difundido en su mayor parte por la obra de Don Campbell, basándose en los estudios de
Tomates, en experiencias propias y recogiendo numeroso material tanto teórico como práctico
a este respecto.
2.2. ¿Por qué Mozart?
No es un hecho aleatorio. Tomatis utilizó al principio de sus investigaciones la música más
diversa aplicada en numerosos pueblos de Oriente y Occidente, y comprobó que la única que
todos admitían era la de este compositor.
Si tenemos en cuenta la teoría de que las diferentes frecuencias influyen en aspectos
concretos del desarrollo evolutivo, la música de este compositor es ideal para el tratamiento,
puesto que Mozart trabajó con frecuencias muy altas -especialmente con flautas y violines- y
es ideal para la terapia de escucha, ya que está entre los 125 y 9000 Hz que son los
necesarios para las terapias.
La música en sí posee unas características especiales que la diferencian de otras y que le dan
este carácter terapéutico: se trata de su frescura. Esta se debe al hecho de que Mozart
comenzó a componer a los 4 años, antes de introducirse en el marco estricto de cánones
culturales. Su música nació con la frescura de la espontaneidad, los biorritmos universales y la
alegría infantil, y Mozart pudo conservar estas características hasta su edad adulta, agregando
siempre las riquezas de su propio crecimiento. Mozart, fue un músico con composiciones
hechas a temprana edad, por lo que tiene una melodía muy dinámica, que le da energía al
cerebro, que no está contaminada emocionalmente; de ahí que a las personas les transmitimos
esta energía.
Podemos explicar las diferentes reacciones ante la música de la siguiente forma: puede que se
esté en concordancia con ella debido a que nuestro cuerpo esté fisiológica y culturalmente
preparado para integrarla, o se puede producir una sensación de rechazo por falta de
identificación con la misma. Además, la actitud dependerá también del momento anímico en
que nos encontremos.
Estas reacciones no sólo se dan con la música de Mozart. Individualmente, debemos buscar el
estilo musical con el que tengamos mayor afinidad y que nos reporte beneficios similares. Así,
según cita Don Campbell:
• El canto gregoriano usa los ritmos de la respiración natural para crear la sensación de
espacio amplio y relajado. Es excelente para el estudio y la meditación silenciosa, y
puede reducir el estrés.
• La música barroca lenta induce a la sensación de estabilidad, orden, previsibilidad y
seguridad, y genera un ambiente mentalmente estimulante para el estudio o el trabajo.
• La música clásica tiene claridad, elegancia y transparencia. Puede mejorar a
concentración, la memoria y la percepción espacial.
• La música románica da importancia a la expresión y el sentimiento, y suele recurrir a
temas de individualismo, nacionalismo o misticismo. Su mejor uso es para favorecer la
compasión, la comprensión y el amor.
• La música impresionista, se basa en los estados anímicos e impresiones de libre fluir.
Un cuarto de hora de ensoñación musical seguido por unos minutos de ejercicios de
estiramiento pueden desbloquear los impulsos creativos y conectar con el inconsciente.
• La música de jazz, blues, dixiland, soul, calipso, reggae y otras formas de música y
baile procedentes de la expresiva herencia africana pueden elevar el ánimo e inspirar,
inducir alegría y tristeza profundas, transmitir ingenio e ironía y afirmar nuestra
humanidad común.
• La salsa, la rumba, el merengue y otras formas de música sudamericana tienen un
ritmo alegre y vivo y un movimiento que puede acelerar los ritmos cardíaco y
respiratorio, y hacer moverse todo el cuerpo.
• La música big band y pop, pueden estimular un movimiento de leve a moderado, captar
las emociones y generar una sensación de bienestar.
• La música rock puede agitar las pasiones, estimular el movimiento activo, aflojar
tensiones, enmascarar dolor y reducir el efecto de otros sonidos fuertes y
desagradables del entorno.
• La música ambiental, new age, sin ningún tipo de ritmo dominante, prolonga nuestra
sensación de espacio y tiempo y puede inducir un estado de alerta relajada.
• La música heavy metal, punk, rap, hip hop y grunge, puede excitar el sistema nervioso,
favoreciendo un comportamiento y una autoexpresión dinámicos.
• La música religiosa y sacra puede conectarnos con el momento presente y conducirnos
a sentimientos de profunda paz y percepción espiritual. También puede ser utilísima
para trascender y aliviar el dolor o sufrimiento.
Aunque en todos estos tipos de música encontramos un uso positivo para nuestro cuerpo, si la
audición de las mismas no se hace en unas condiciones óptimas, puede tener un efecto
contrario al deseado. Tal puede ser el caso de:
• Rock: puede producir tensión, disonancia, estrés y dolor corporal cuando no se está en
ánimo de divertirse vigorosamente.
• Heavy metal: puede indicar a otros la profundidad e intensidad del caos interior y de la
necesidad de liberación.
Comenzamos nuestra exposición comentando cómo la música es usada para afectar en los
estados de ánimo e indirectamente en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana. Partiendo
de este presupuesto, pretendemos dar una visión de cómo la música puede favorecer al
rendimiento escolar.
Estamos ante un fenómeno que ha revolucionado la concepción de la música como simple
arte, y ha pasado a ser usada como medio de sanación y favorecedor del trabajo. Este efecto
ha sido denominado como efecto Mozart, pero, como hemos aclarado antes, cualquier tipo de
música puede tener efectos positivos en nuestra concentración, salud, etc.
3. CONCLUSIÓN
De la misma forma que un alumno con dificultades visuales (que aun no ha descubierto que
necesita gafas) puede tener problemas de atención y posteriormente de aprendizaje, podemos
encontrarnos con alumnos que tengan problemas auditivos y no lo saben, que perjudique
también a esa atención y a ese aprendizaje. Estos problemas pueden darse hoy en día por el
uso inadecuado de aparatos de audio, incluso por contaminación acústica del lugar donde
vivimos o por hábitos, etc. De este hecho se hacen eco los medios de comunicación, y se
aconseja al grueso de la población que no utilice más de una hora diaria los cascos para oír
música, ya que un exceso de ello puede suponer a largo plazo daños auditivos graves.
Los problemas auditivos en el aula son menos evidentes que los visuales aunque pueden
detectarse o intuirse cuando el alumno pregunta constantemente un ¿Qué?, cuando fija la
mirada en la parte media baja de la cara del emisor, o simplemente cuando está despistado o
no responde a su nombre en un tono medio.
Con esto sólo hemos pretendido dar una visión de los estudios que llevan a pensar en el
potencial del uso de la música en el aula. No defendemos a ultranza estas ideas, ya que son
numerosos los estudios que han intentado igualar los resultados de las primeras
investigaciones, sin el mismo éxito, aunque todos demostrando que el uso de la música
favorece la concentración y por consiguiente, el rendimiento.
Sí queremos tratar el tema desde nuestra perspectiva como músicos y docentes, creyendo en
los beneficios del uso de determinados estilos musicales para conseguir objetivos propuestos
en el aula, no sólo en el aula ordinaria, sino en el de educación especial, o a través de la
intervención del especialista de A.L.
Biblioweb
http://www.tomatis.cl/index.htm
http://www.puc.cl/.../neurociencias/esquemas/209a.gif (Dibujo áreas cerebrales)
http://www.filomusica.com/sindrome.html (Almudena García Alonso)
http://www.filomusica.com/tomatis.html (Vanesa Tineo Guerrero)
http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Mozart
http://usuarios.discapnet.es/ojo_oido/que_se_debe_hacer.htm (Dibujo del oído)

Bibliografía
Investigación: “La Vivencia del Método Tomatis en preadolescentes con SDA” (TDA) Alumnas:
Daniela González, Mª Alejandra Gutierrez, Viviana Torres. Profesor: Elias Padilla. Ayudante:
Angélica Pizarro.
“El Efecto Mozart”. Don Campbell. Ed. Urano 1998
“El efecto Mozart para niños” Don Campbell Ed. Urano 2002
Video
“El efecto Mozart” Documental emitido por el programa “La noche temática” de la 2 de TVE en
Junio de 2006

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