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A lo largo de nuestra vida escuchamos agradecimientos, tales que de cierta manera se convierten

en un acto protocolario que en ocasiones carece de sentido e importancia real; sin que se reste valor
al hecho de agradecer como un acto cotidiano. Agradecer va más allá de un solo acto de cortesía,
porque debe ser imperante que el agradecimiento en sí, implique un grado de trascendencia, uno
que nos lleve al máximo punto en la compleja labor del servicio, del cual es imprescindible hacer un
arte.

En contexto de lo que nos concurre en este momento quiero enfatizar la disposición y trabajo
llevados a cabo por los compañeros que representamos a este Centro Comunitario y sobre todo
hacer patente el máximo esfuerzo de nuestros alumnos, compañeros y amigos, para quienes nos
ataviamos de nuestros mejores deseos y les celebramos que hayan culminado con el objetivo
propuesto.

Así, de una manera significativa les decimos GRACIAS, por permitirnos colaborar y ser parte integral
de su crecimiento, toda vez que cada meta u objetivo propuesto los lleve a constituirse como
mejores personas. A nuestros alumnos más pequeños GRACIAS por el respeto y la atención porque
es necesario entender el gran vínculo que se forja cuando el trabajo como mentor trasciende a una
simple materia o actividad. Porque no hay condición más satisfactoria que recibir el agradecimiento
al final de cada sesión.

Para nuestros alumnos mayores que nos regalan actos en amabilidad y atenciones, que hacen
recíproco de diferentes formas el agradecimiento y el hecho de compartir en las diferentes
actividades. Es un honor para mí darles las GRACIAS a todos ustedes por darle color, alegrías y
sonidos a los diferentes espacios de este Centro Comunitario. ¡Gracias y enhorabuena!

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