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Los maestros
también
se equ1vocan
•
El libro de la ceguera
ert el ajedrez
Emil Gelenczei
HISPANO EUROPEA
Director de la Colección: Sergio Picatoste
Es propiedad
©Dr. Emil Gelenczei.
ISBN: 84-255-1634-X.
Signos y abreviaturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
La ceguera ajedrecística . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1 . La ceguera simple . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
3 . Oportunidades perdidas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
4. Abandono prematuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
6. El caballo victorioso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
7. La doble amenaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
9. La clavada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
1 O. Columnas abiertas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
1 1 . La gran diagonal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
1 2. La celada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
1 3. El final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 07
Índice de jugadores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 25
SIGNOS
Y ABRE VIATURAS
+ jaque
++ jaque doble
# jaque mate
!! jugada brillante
! buena jugada
!? jugada interesante
?! jugada dudosa
? mala jugada
?? error garrafal
(núm.) número de la partida del encuentro
LA CE GUE RA
AJE DRE C ÍSTICA
Es increíble, querido lector, la gran cantidad de errores que cometen otros ajedre
cistas -a nosotros eso no nos pasa, desde luego- incluso en grandes torneos. Ni si
quiera son una excepción conocidos maestros internacionales, g randes maestros
prestigiosos y campeones mundiales. Puedo, sin embargo, tranquilizarte, querido lec
tor: aqu í no se trata solamente de errores, de ninguna de las maneras: todos somos
víctimas de un bacilo hasta ahora desconocido (bacilli scachistica) que, de repente y
con alevosía, ataca a sus confiadas víctimas. Es la ceguera ajedrecística, querido
amigo, una devastadora enfermedad, la amaurosis scachistica perniciosa, que el doc
tor Tarrasch diagnosticó hace casi un siglo y que, sin embargo, todavía aparece muy
a menudo en nuestros d ías.
Esta enfermedad aparece sin ningún síntoma. Uno está jugando con toda tranqui
lidad, tiene una posición mag n ífica y, en vez de contentarse con la captura de un peón
indefenso, se le ocurre j ugar de manera bel l ísima para dar mate y descuida la dama,
que, por supuesto, el adversario engulle enseguida.
Esta enfermedad, por fortuna, no aparece más que de manera esporádica, aun
que se sabe desde hace mucho tiempo que es contagiosa. A aquellos que la tienen
crónica (amaurosis scachistica cronica imprudentis) por regla general, sobre todo si
son j ugadores mayores, ya no se les puede ayudar. Estos j ugadores las más de las
veces no saben nada de su enfermedad , mientras que sus amistades se la silencian
por compasión . En cambio, a los jugadores jóvenes les puede ayudar el tratamiento
correspondiente, que por razones desconocidas se llama entrenamiento.
¿Hay, pues, esperanzas de escapar de esta enfermedad? ¡ Evidentemente! La pre
vención es aqu í, como en la mayoría de las enfermedades, el mejor remedio. El exa
men sistemático de los errores cometidos nos enseña a evitarlos en el futuro. No
obstante, hay en ello un pequeño problema: se habla de los errores propios, por más
útil que pueda ser esto, de m uy mala gana, y se intenta olvidarlos cuanto antes. Sin
embargo, hablar de los errores de otros jugadores proporciona una alegría extraordi
naria (por supuesto, no se trata de alegrarse del mal ajeno).
Todavía hay algo más: u n error solamente es peligroso de verdad cuando el ad
versario lo aprovecha como es debido. Si no, a veces incluso puede sacarse provecho
de él. La ceguera ajedrecística aparece en contadas ocasiones en su forma más sim
ple, por ejemplo, que el adversario descuide una pieza. La mayoría de las veces, el
error está oculto y no puede descubrirse más que con esfuerzo. Si se pasa por alto,
nos las vemos con la ceguera ajedrecística mutua. La partida continúa entonces ante
las son risas de los mirones sin que pueda verse cómo acabará. As í pues, festina len
te, apresú rate despacio, y no dejes pasar la próxima oportun idad.
1
LA CE GUE RA
SIMP LE
Ejemplo 1 Ejemplo 2
Con los ojos cerrados En lucha por
el título mundial
Un ejemplo clamoroso de ceguera
simple lo muestra el primer diagrama, Chigorin, el genial gran maestro ruso,
llegó a una posición ganada en su en
W. Paulsen-Tarrasch cuentro con Steinitz.
Chigorin-Steinitz
B
Ejemplo 3 Ejemplo 4
El gran maestro dormido ¿ Cuándo está una partida
perdida de manera
El divertido caso que sigue ocurrió en irremediable?
el torneo en memoria de Szén (1 929) ,
que se jugó en Budapest. En la próxima partida, que se jugó en
1 930 en la O l i m piada de Hamburgo y
Brinckmann-Monticell i en la que Marshall , el número 1 del equi
po estadounidense, ten ía una posición
completamente desesperada, puede ver
se un ejemplo típico de ceguera, que apa
reció debido al cansancio.
Marshall-Treybal
Ejemplo 5 Ejemplo 6
Matar dos peones ¡Resiste la tentación!
de una jugada
Mross-Teschner
Danielsson-Fuderer Berlín, 1 953
Olimpiada de Helsinki, 1 952
1 . i, b4??,
No había calculado más continuación
partiendo de la base de que el peón de d4 que 2. ¡vxf7?, ld g2+ 3. @xf3, ¡vxh3+ ,
ya está bien defendido por el peón de e3. que le favorece. No vio, sin embargo, que
Su adversario, el destacado gran maestro la sencilla
de Yugoslavia, capturó enseguida.
2. ¡ves+
1 . ... , i,xd4!
gana enseguida, puesto que se da mate a
Las negras ganan en todo caso un las negras en dos jugadas después de
peón. (Fuderer ha matado dos peones de
una jugada, como señaló un espectador) . 2 . ... , @g7
3. ld xf7+.
Todavía siguió:
2. h4, i,xe3+
3. \ti h2, i,g1 +
4. \ti h3, � e3
Ejemplo 7 Ejemplo 8
¡Un ex campeón mundial Automate en una jugada
también se equivoca!
Sliwa-Malich
Unzicker-Euwe
Ejemplo 9 Ejemplo 10
Automate en dos jugadas Cuando el rey
no tiene jugada . . .
Orbaan-lvkov
Wageningen, 1 957 Siempre hay q u e ser prudente cuando
el rey no puede moverse.
Foldi-Flórián
Budapest, 1 958
1 . ... , t2\b4! !
Ejemplo 1 1
Cuando e l rey d a mate
a la torre
De Greiff-Cardoso
Portoroz, 1 958
LA CE GUE RA MUTUA,
RE GU LAR Y CONTAGIOSA
Schlechter-Perlis
Karlsbad, 1 91 1
Schlechter ha sacrificado la calidad con 22 .l::!. axb4 para recuperarla con ventaja en
.
la jugada siguiente mediante 23. t¿j xc6+. En sus análisis, Schlechter puso a esta juga
da un signo de admiración, y así ha pasado esta interesante partida a la prensa mundial:
todas las revistas de ajedrez la han reproducido de esta manera y nadie se ha olvidado
de poner un signo de admiración a la jugada 22 de las blancas.
Asimismo, nadie ha visto que la jugada correcta no es este sacrificio de calidad con
el signo de admiración, sino la sencilla 22. tt:Jxc6+, con la que las blancas ganan la ca
lidad y un peón; después de eso el adversario puede abandonar con toda tranquilidad.
Que el error no se difundiera todavía más solamente hay que agradecerlo a la circuns
tancia de que pocos leían la prensa ajedrecística de la época.
Desde entonces se han dado numerosos casos parecidos: piénsese, sobre todo, en
los ejemplos 31 y 32, lo que demuestra ampliamente la teoría de la propagación epidé
mica de la ceguera ajedrecística, como la describió Tarrasch.
16 L O S M A E S T R O S TA M B I É N SE EQUIVO CAN
Ejemplo 13
Sacrificio de pieza omitido
Patay-Grünfeld
Merano, 1 924
1 . . . , @e6??.
.
la ceguera mutua, que todo lo salva, y 3. �xe6, j, d5! 4. t¿j xd8+) 3. t¿j g5+,
Kostié, estim ulado por la posibilidad de � g8 4. 'iVxe6+, � g7 5. �f7+, � h8 6.
vencer a su renombrado adversario, to t¿je6, ganando. Las negras habrían per
mó aqu í el alfil . dido también, no obstante, después de 2.
... , j,xt3 3. 'iVxe6, J,d5! 4. tl'ixd8+, que
3 . tt:Jxc2??, ... es algo mejor.
L A C E G U E R A M U T U A, R E G U LA R Y C O N TA G I O S A 17
Ejemplo 15
Todo examinado a fondo
1 . ... , c2?,
2. � e1 ?, ¡ygs Después de
3 . .l::te 2, d4
4. �a8+, @f7 2. � a2, � g1
18 L O S M A E S T R O S TA M B I É N SE EQUIVOCAN
Barda-Golombek
Bucarest, 1 953
Ejemplo 18 Ejemplo 19
Nerviosismo innecesario Peligroso apresamiento
de peón
V. Menke-Gente
Lüneburg , 1 955 Domino-Sternberg
Berl ín , 1 955
5 . ... , i,xf3+
6. Vj'xf3, .l:!. c1 +
Ejemplo 20 Ejemplo 2 1
Demasiado sencillo Cuando u n gran maestro
para verlo no apunta la partida
Averbaj-Spasski
4. J;i.f2??,
L A C E G U E R A M U T U A, R E G U L A R Y C O N TA G I O S A 21
comete s u segundo error. Y con los erro Sin embargo, su posición era tan di
res pasa lo mismo que con los ataques de námica que las negras también debían
apoplej ía: pocas veces se sobrevive al tener cuidado después de la jugada si
segundo. gu iente.
3 . ... , itxg4??
B
Debido a la ceguera mutua, las blan
cas volvieron a tener ventaja, que esta
vez ya no dilapidaron.
4. @ g3+, ithS
5 . .i::!. xh5+, ...
1. t¿jxf5+??,
elegante (pero mala), y vio horrorizado
que las negras en vez de 1 . . . . , gxf5, a lo
que seguiría 2. 'lWf6+, y mate en la próxi
ma, podían capturar con el alfil .
1 . ... , itxf5
22 LOS MAESTROS TAMBIÉN SE EQUIVOCAN
7. i,g7, b6?
2. i,xf6??,
2 . , i,xd5
...
3. cxd5, �d6
4. 'iYc3, �xd5
5 .a: fd1 ' 'iVf5
.
L A C E G U E R A M U T U A, R E G U LA R Y C O N TA G I O S A 23
1 . ... , i,eS?.
8. hxg5?, ...
24 L O S M A E S T R O S TA M B I É N SE EQUIVOCAN
Según Euwe, las blancas habrían po en H ungría)-, pero la rechaza desde el
dido ganar una pieza con 8. i,xc5, principio, puesto que la mayoría de las
tll xc5 9. 'fVxd7, t¿jxd7 1 0. g xd6! . La veces es peligroso tomar el peón « b » .
oportunidad perdida, naturalmente, no S i n duda, la dama negra está m u y mal
volvió a presentarse, y Smyslov ganó la después de 1 7 . . . ., t¿j xd3+ 1 8. ¡vxd3,
partida con gran estilo. �xb2 1 9. 0-0. Las negras no han visto,
sin embargo, que invirtiendo el orden de
8 . ... , i, g7 las jugadas pueden ganar no uno, sino
9. g bd1 , VJif e7 dos peones. 1 7 . . . ., �xb2! 1 8. o-o (1 8.
1 0. g3, g fd8 'iVxb2? no es jugable, por supuesto, a
1 1 . � g2, b6 causa de 1 8 . . . . , t¿j xd3+, que cuesta una
1 2 . .l:l h1 , t¿jf8 pieza a las blancas) 1 8. . . . , �xc2 1 9.
1 3 . .ld. hS, VJij e6 i,xc2, t¿jxc4. Si se intenta evitar esta va
1 4. l::!, d1 , 'iW xc4 riante con 1 8. l:! c1 , las negras también
1 5. g dh1 , ¡vxc2 continúan en este caso con 1 8 . . . ., ¡vxc2
1 6. ¡vh3, ¡vxe4+ 1 9. i,xc2, i,d7 (naturalmente, no 1 9 . . . . ,
1 7. f3, ¡vc2+ t¿jxd4?? por 2 0 . i,a4+, ganando una
1 8. i, f2, tlJ g6 pieza) 20. i,b1 , g c8, después de lo cual
las negras ganan asimismo otro peón. Co
Las blancas abandonaron. mo se ha dicho, Rabar debió de haber vis
to la ganancia de peón, pero a pesar de
ello continuó con
Ejemplo 26
Siempre llueve sobre mojado 1 7 . ... , i,d7?
1 8. 0-0, g c8
A menudo se dice que « las desgra 1 9. b4?, ...
cias nunca vienen solas » , siempre llueve
sobre mojado. Las más de las veces, los Aqu í se le presentó de nuevo la oca
errores en el ajedrez pueden explicarse sión de ganar un peón con la senci lla
por fatiga mental, que aparece mucho 1 9 . . . . , i,b5!, pero jugó
más a menudo en el final.
1 9 . ... , �a6?
Bisguier-Rabar
Gotemburgo, 1 955 y después de
Ejemplo 27
«Una jugada para el Zonal»
Edelstein-Earl Y aggie
California, 1 957
Matulovié-lvkov 2. V/!ic7+, @ a7
Encuentro, 1 958 3. 'iVxa5+, � b8
4. idc8+, ...
4 . ... , i,xc8
5. i,c7#
Ejemplo 30
Las negras tienen aqu í la posibilidad Demasiado fuerte
de finalizar su mag n ífico ataque con un
mate en tres jugadas. Polugaevski-Lútikov
(1 . . . . , 'iVe4+ 2. \t>d2, �xc2+ 3. Campeonato de la U RSS, 1 958
@e1 , t¿j d3 mate) . En cambio, jugaron
1 ... , t¿jxc2+??
.
1 . V//ic7??, ...
Ejemplo 32
Ceguera contagiosa
Lapiken-Reshevsky
Long Beach, 1 955
1 . ... , 'iVe5?.
OPORTUNIDADE S
PE RDIDAS
En los casos de ceguera m utua, hay numerosos ejemplos en que, después de los
errores de los que el adversario no se percató, se siguió jugando tranquilamente y sin
consecuencias.
La expresión «oportunidades perdidas» no se refiere a que no se aprovecha ense
guida el error del rival, sino más bien a que no se hace la jugada decisiva cuando la si
tuación está madura para ello. Esta forma de ceguera aparece con mucha más
frecuencia que la mera equivocación, pero es mucho más difícil de advertir. Puede de
cirse, pues, que el camino hacia la derrota está jalonado de oportun idades perdidas. A
veces están tan ocultas que apenas puede hablarse de ceguera. Mejor sería hablar aquí
de jugadas débiles. A menudo tampoco hay transición alguna de la ceguera a una opor
tunidad perdida, y de ello podría ser un buen ejemplo la partida Averbaj-Bronstein, sobre
la que los teóricos todavía discuten. Sin embargo, en la mayoría de los casos es fácil
mostrar, si bien posteriormente, en qué fase de la partida se dejó escapar la victoria.
La pregunta de por qué un jugador destacado no ve una jugada evidente, que tam
bién descubre enseguida un jugador mucho más débil, es fácil de contestar. Después de
tres o cuatro horas de lucha difícil con los nervios a flor de piel, cuando el suave tictac
del reloj molesta a los jugadores y la función cerebral flaquea al calcular las variantes,
cuando ya no queda tiempo para sopesar la posición y calcular con detalle, entonces lle
ga el momento de los errores simples. El propio Euwe dijo sobre uno de esos errores co
metido en una partida contra Smyslov: « H e olvidado por completo que sencillamente
podía tomar la torre de b8» . S í, eso es: como no ten ía tiempo de calcular la variante una
vez más, dejó pasar la mejor oportunidad. Sin embargo, sin estos errores no habría lu
cha en el ajedrez. El juego del ajedrez se convertiría más bien en una tarea matemáti
ca que podría resolver mejor una computadora.
30 L O S MAE S T R O S TAM B I É N S E E Q U I V O CAN
Ejemplo 34
Mate con una pieza
Zost-Krieger
Konstanz, 1 933
1 . ... , cxb3
2. axb3?, tb c3+
3. @c1 , ...
Las negras calcularon durante largo
De 3. @ b2 resulta jaque perpetuo. rato y vieron que la continuación 1 . . ,
. .
Ejemplo 35
Error de juventud
Barcza-Frydman
Múnich, 1 936 Las negras quieren preparar un ata
que de mate, pero no ven el peligro que
les amenaza.
1 . ... , ,Me4??
2. j,xd5+ ! ! , @xd5
3. �g8+, �e6
4. 'iVa8+, @ c4
5. �a2#
«Aquí -así explica el gran maestro
Barcza un error que cometió de joven Si las negras se defienden de 3.
pensé cinco minutos, me decidí por la ino 'iVg8+ con 3 . . . . 1d e6, se les da mate
.
Kretschmer-Laue Hasse-Hering
Eisenach , 1 951 Leipzig, 1 952
Ejemplo 39 Ejemplo 4 0
Una tranquila jugada de peón ¡ E s preferible dar el alfil e n vez
de la dama!
Szabó-Golombek
Estocolmo, 1 952 La posición siguiente se originó en la
Olimpiada de 1 952 que tuvo lugar en Hel
sinki.
Platz-Skold
1 . Jd af1 ?,
El joven jugador sueco no encontró la
a lo que siguió continuación correcta y jugó
Ejemplo 4 1 21 . cxd3, g6
El momento crítico
Y las negras rechazaron el ataque y
Averbaj-Bronstein ganaron la partida 22 jugadas más tarde.
XIX Campeonato de la U RSS, 1 951
Ejemplo 42
También hay que estar en
guardia cuando todo va bien
Held-Vik
Halle, 1 952
1 8. g3?, J,xg5
1 9. �xg5, f6
20. �h4, éll fxd3
O P O RT U N I D A D E S P E R D I D A S 35
Ejemplo 44
Victoria con medios tácticos
Pertisch-Pfeiffer
Gaggenau, 1 953
1 . °iYd2?
Gecsei-Szabadi
1 . ... , M f7??
Ejemplo 47 Ejemplo 48
Supercombinación Mientras hay vida hay
esperanza
Teschner-Sahlmann
Wilhelmsruh, 1 953 Aitken-Torán
Múnich, 1 954
Ejemplo 49 Ejemplo 50
Pasó la esperanza de victoria Una posibilidad de victoria
desaprovechada
L. Szabó-Kupper
Olimpiada de Á msterdam , 1 954 Rohr-Schuster
Cannstadt, 1 954
1 . .. . , h6??
En la posición del diagrama, que apa
Y las esperanzas de victoria se han reció en Schach, sucedió
desvanecido enseguida en el aire. La par
tida finalizó más tarde en tablas, pero las 1 . ... , �xe4?,
negras habrían podido ganar mediante 1 .
. . . , 1:!. e1 ! ! . Una jugada muy desagrada lo que -aunque es una prueba más de la
ble, puesto que no puede capturarse la ceguera- no fue funesto, puesto que las
torre a causa del mate. 2. �xc5 tampoco negras ganaron después de una larga
es buena, puesto que sigue 2 . . . ., 1:!. ff1 ! 3. lucha. Sin embargo, s í fue una mala ju
�c7+, @ h6, y las blancas ya no tienen gada, puesto que Schuster habría podi
jaques. Si el primer j ugador se defiende, do forzar la victoria enseguida mediante
en cambio, con 2. h3, las negras sencilla 1 . . . ., �e2 ! ! . Que la dama no puede to
mente ganan la torre de g5 después de 2. marse, es fácil de ver. A 2. 1:!. xf3, sigue
. . . , 1:!, xg 1 + 3. @xg1 , �e3+. 2 . . ., 1:!. xf1 + 3. �xf1 , �h2 mate .
.
O P O RT U N I D A D E S P E R D I D A S 39
Fuderer-Medina Petrosián-Keres
Torneo l nterzonal Gotemburgo, 1 955
de Gotemburgo, 1 955
causa de los apuros de tiempo no pod ía del texto, 1 . j,xe6 habría ganado ense
calcular todas las variantes, y jugó guida. A 1 . . . . , fxe6 sigue 2. i{J g5, i{J g4 3.
.ld xe6! .
19 . .l:í. b3, VWaS
20 . .l:í. bS, 'iYc3,
Ejemplo 54
después de lo cual la partida acabó en ta Cuando el juego «bonito»
blas por repetición de jugadas. no basta
M. Blumenthal-J. Freeman
Ejemplo 53 Houston, 1 956
No encontró la mejor jugada
Bilek-Pachmann
1 . .ld xe6?? .
Bilek tenía una posición de ataque pe
ligrosísima contra el gran maestro Pach S i n embargo, n o vieron un jaque inter
mann, pero no encontró la continuación medio de las negras . . .
más fuerte. Jugó
1 . .. . , j,e4+
1 . f4?,
El alfil no puede tomarse a causa de
y después sucedió: la pérdida de la dama; al mismo tiempo
defiende, sin embargo, el peón de g6
1 . .. ., fS! desde e4, de modo que las negras pue
2. i{J gS, i{JxgS den simplemente capturar la torre en la
3. hxgS, i{Jf3+ jugada siguiente. En vez de ganar «de
4. @f2, i{Jxe1 manera bonita » , las blancas perdieron
5 . .ld xe7, .ld xe7 «de manera bonita » .
6. j,xfS!, @ g8
7. j,xg6, hxg6
s. VWxgs+, ...
Keres-Filip
Torneo de Candidatos, Aqu í se aplazó la partida, pero Keres
Á msterdam-Leeuwarden, 1 956 ya no pod ía salvarla, aun cuando se de
fendió todavía durante 50 jugadas. La dis
puta por el título mundial había acabado,
el sueño se desvaneció en el aire. Lo que
Keres no había visto fue que 1 . 'iVf6!! di
recta (amenaza 2. n xf7) habría ganado;
p. ej. : 1 . . . . , Cbxe5 2. 'YWxe5, y si 2 . . . ,
.
Ejemplo 56
Una jugada demasiado tarde
1 . � h2?,
Petrosián continuó con la jugada
y después de la respuesta de Filip,
1 . @h1 ,
1 . ... , n c4 ! ,
en apariencia completamente natural.
todo estaba perdido. Todavía siguió Después de
3. 'iVxe6+, 2. n d1 , ...
puesto que l uego de 3. 'YWxe5, 'YWf4+ el (ahora esta jugada llega demasiado tarde)
42 L O S M A E S T R O S TAM B I É N S E E Q U IV O CAN
Ejemplo 57
Piezas por desarrollar
Nievergelt-Frauenfelder
Campeonato Juvenil de Suiza, 1 956
Después de
1 . �c2?, tbe7,
1 . ... , h5?
9. �d3?, tll x b3
complicaciones que han sucedido hasta ro esta partida, de tantas alternancias, aca
ahora en esta partida» , escribe László bó así en tablas siete jugadas más tarde.
Lindner en su divertida crónica. Sin em
bargo, la segunda parte de la partida está
asimismo llena de giros completamente Ejemplo 60
inesperados. No hay ningún error tipográ A las blancas no les gustaban
fico en la posición del diagrama: el peón las cosas fáciles
de b7 es blanco de verdad y es del maes
tro internacional Gyula Kluger. Siguió: B. Kühn, de Berl ín, refiere un caso in
teresante.
1. éll d 5, �c6 Otto-Reckmann
2. b3, l:!. e3 ! ! Berlín, 1 958
Ejemplo 6 1
Habría debido ganar Ejemplo 62
Motivo recurrente
La posición siguiente se originó en el
Campeonato de Alemania del año 1 958. Muchos jugadores perecen por querer
conservar la ventaja de material a cual
Golz-Ratsch quier precio. Muy a menudo, el adversario
obtiene un juego de piezas tan bueno que
de por sí ya basta para recuperar el mate
rial. La posición siguiente es un buen
ejemplo de ello (análisis de Kurt Richter) .
Ritter-Mohring
Campeonato por Equipos
de la ROA, 1 958
2 . ... , ll:lxf2,
8 . ... , j, h4
9. ll:l c2, j,g5+
1 o. ll:le3, J:!. d3!
Ejemplo 64 S. � h 1 , �xc4
¡ Quiso demasiado!
Las negras no se aventuran a cam
Horberg-Witkowski biar las damas. Las blancas no vieron na
Olimpiada de M únich, 1 958 da mejor y comieron el peón de b7.
6. �xb7, �h4
7. 'iYe4, �xf2
8. �e2, .l:l, g2 !
Ejemplo 65
Las blancas están mejor y después ¿Por qué no se clasificó
de 1 . �xe5, �xc4 2 . i,xb7 pueden el equipo húngaro
transformar su ventaja posicional tam para la final de
bién en ventaja de material . Sin embar la Olimpiada?
go, Horberg, el destacado maestro
sueco, quiso demasiado. Su idea era de Cardoso (Filipinas)
fender al m ismo tiempo el peón de c4 y Penrose (Inglaterra)
seguir atacando el peón adversario de Olimpiada de Múnich, 1 958
b6, así como prevenir la amenaza . . . ,
t¿jd4. Por eso jugó
1 . .l:l. xeS??.
1 . ... , � b7
2. !:!. f6?, t¿j gS,
ABANDONO
PRE MATURO
Ejemplo 67 Ejemplo 68
El pesimismo del campeón Cómo puede uno asegurarse
mundial la inmortalidad en sentido
negativo
En el torneo de Núremberg (1 896) se
originó la posición siguiente en la partida El caso de Marco es ya un ejemplo
clásico. Esta partida se jugó cerca del ca
Steinitz-Janowski sino de Mónaco (Montecarlo, 1 902) y tal
vez sea por eso por lo que se asemeja en
su estilo a un juego de azar.
Popiel-Marco
Ejemplo 69 Ejemplo 70
¡Prohibido abandonar! Comedia de errores
Mieses-Forgács Capablanca-Thomas
San Petersburgo, 1 909 Hastings, 1 91 9
4 . .. . , tt:Jxe2+
5. �h1 , l:l, hS!
Ejemplo 73
Unas tablas fuera de lo común
Négyessy-Gereben
Ejemplo 74 Ejemplo 75
Ambos jugadores Quien no abre una ventana . . .
olvidaron el ahogado
Wolk-Osswald
Weyer-Bernhard Stuttgart, 1 954
Campeonato Juvenil, Wurzburgo, 1 954
1 . . , u f5+
.. sirve precisamente porque las blancas
han debilitado la columna «e» con su ju
Sin embargo, después de la respues gada de torre, por lo menos gana una to
ta del rival, que amenazó mate con rre, puesto que contra 2. n xe4 viene 2.
. . . , �a1 +, con mate. Las negras han alla
2. @ g4, nado también el camino hacia a 1 a la da
ma con la jugada de torre.
abandonaron con todo el dolor de su co
razón. Si la hubieran hecho, no obstante,
siendo conscientes de la situación -con Ejemplo 76
idea de tender una celada al rival-, su ju ¿Por qué no capturó la dama?
gada habría merecido un signo de admi
ración, y la del adversario, u n signo de Négyessy-Honfi
interrogación. En vez de abandonar la Budapest, 1 955
partida, las negras habrían podido asegu
rarse las tablas con 2 . . . , .l:!. xg5+ ! ! , pues
.
¡ Sacrificio d e dama! Con esta clase d e sacrificio, del que puede estarse orgulloso
con razón , sueñan todos los ajedrecistas. Es el remate perfecto de largas horas pen
sando y luchando. ¡Al fin y al cabo el ajedrez es belleza! I ncluso en la voz del jugador
más modesto puede adivinarse cierta alegría (¿y también presunción?) cuando dice:
«He sacrificado la dama y he ganado» . Ahora bien, lo que fastidia muchísimo es com
probar después de la partida que la victoria estaba muy cerca, «bastaba» sacrificar la
dama; sin embargo, todo volvió a fracasar por la dichosa ceguera. Lo que hay que
aprender es precisamente que deben hacerse sacrificios en el altar de Caissa si quiere
tenerse éxito en el tablero.
Hay que mover la dama en el ajedrez de manera muy cautelosa, puesto que también
es un «apetecible» botín para el adversario. Al hacer un sacrificio de dama debe calcu
larse todo a fondo, puesto que después se gana enseguida o puede abandonarse la
partida. Quizás por eso moleste tanto no ver una ganancia de dama. No obstante, que
ridos ajedrecistas, no perdáis la esperanza: cosas así les pasan incluso a los grandes
maestros.
56 L O S M A E S T R O S TAM B I É N S E E Q UIVO CAN
Ejemplo 78 Ejemplo 79
A veces ni siquiera dos damas ¡No todo sacrificio de dama
bastan para ganar es bueno!
Capablanca-Ed. Lasker
Ejemplo 80
Sacrificio de desviación omitido
Gawlikowski-Simagin
Szawnosdroj, 1 950 La posición es realmente curiosa. Am
bos bandos se encuentran en apuros de
tiempo. Las blancas no tienen m ucho en
tre lo que escoger.
1 . @ h4, ...
¡ La jugada 39! Stahlberg dice enfada y ambos jugadores acordaron las tablas.
do que las negras podían haber ganado En los apu ros de tiempo, las negras no
ahora por segunda vez. vieron una sencilla y conocida manera
de ganar la dama, que los maestros no
5. @ h2, .l:i. h4+ omiti rían s i q u i e ra en partidas rápidas :
6. @ g3, ... 1 . . . . , ii,, x f3+ 2 . 'iVxf3, bi. h 2 + 3 . @xh2,
'iVxf3.
En esta posición, ya pasado el control
de tiempo, ambos jugadores dejaron este
emocionante juego por tablas. El maestro
Wade, de Nueva Zelanda, refiere en Ejemplo 83
Chess que puso esta posición a sus Lo más sencillo es las más de
alumnos. Para su gran sorpresa, no se las veces también lo mejor
dieron por satisfechos con el empate, si
no que descubrieron que en esta posición Bobótsov-Pytlakowsky
se esconde un mate muy bonito, que no M iedzydroje, 1 952
vieron ni jugadores ni analistas:
Ejemplo 82
¡ Una vez más los apuros de
tiempo!
Plater-Sliwa
Miedzyzdroje, 1 952
Ni siquiera puede explicarse por los
apuros de tiempo que las negras, en vez
de la sencilla 1 . . . , .ti. f4, con la que ten
.
1 . ... , 'iVh1 +
2. �e2, �e4+
3. @d1 ,
Bisguier-Bernstein
Campeonato de EUA, 1 953
En la partida sucedió
Ejemplo 87
Sacrificio de dama
de desviación
Ejemplo 8 8 Ejemplo 8 9
Oportunidad perdida Cosas así deben verse también
en una partida rápida
La partida que sigue se ha tomado de
la crónica del gran maestro Szabó sobre V. Hunte-Fuchs
el torneo de Buenos Aires. Zwickau, 1 955
Reinhardt-Torán
1 . i,f1 ??,
1 . ... , l{J g4
Ejemplo 93 Ejemplo 94
Salir del fuego El mate ahogado
para caer en las brasas
Es un invitado que no se prodiga mu
V. Ditt-Kordsachia cho en el tablero, aunque todos lo cono
Hamburgo, 1 956 cen . Quizás sea precisamente por eso
por lo que todos los j ugadores son muy
cautos con él. Los torneos zonales pare
cen ser una excepción , pues en ellos
aparece de vez en cuando.
Karaklajié-Pleiffer
Sofía, 1 957
1. �xg4! , ...
Ejemplo 95 Ejemplo 96
Ceguera en vez Tensión olímpica
de sacrificio de dama
Tal-Tringov
Lachmann-Pfeiffer M únich, 1 958
Campeonato de Alemania
por Equipos, 1 958
1 . ... , i, d7??
Una jugada muy artera, puesto que to que sigue 3. �a8+, .:{J 6b8 4. 'iVxb8+,
no puede tomarse la dama a causa de .:{Jxb8 5 . .:{J b6 mate.
6
E L CABA L LO
VICTORIOSO
Ejemplo 99
Una vez más no se vio
Catozzi-Benko
Torneo Zonal de Dubl ín, 1 957
1 . tLlfxg7!, ...
Stoltz-Ciocaltea
Bucarest, 1 953
gu ida de . . . , .l:i. xb2 (esto habría sido, sin 1:1. xd4 3. tlJxf6.
embargo, el mal menor) . El maestro
Stoltz, después de mucho pensar, eligió
la peor continuación,
1 . éZJ c3??,
y luego de
Rosetto-Matanovié Golombek-Aitken
Olimpiada de Á msterdam, 1 954 Múnich, 1 954
Que tras 1 . l:r xh5! , gxh5 2. l2Jf5 el Las negras jugaron aqu í
mate es inevitable también lo habría visto
un ciego, pero no el que de repente se vio 1 . ... , f6? ,
aqu í atacado por la ceguera, es decir, el
maestro Rosetto. en la creencia de haberlo defendido todo
suficientemente.
1 . tt:Jxh5, gxh5
2. �xd6, ... 2. tZ:lc6!, U e8
3. tt:J e7+ ! ! , ...
Así, en vez de ganar la partida, acabó
perdiéndola más tarde. Y hasta este punto no comprendieron
que el caballo está clavado en d5, y la da
ma, desprotegida. La pobre torre de e8
Ejemplo 103 está sobrecargada. Las negras eligieron
Clavada-doble amenaza el mal menor.
horquilla de caballo
3 . ... , l:r xe7
Las horquillas de caballo no solamen 4. '?j'xc8+, ...
te escapan a la atención de los principian
tes, sino también a la de los maestros, Las blancas ganaron fácilmente al
sobre todo a la de los que están cansa quedarse con mejor posición y un peón
dos. En el próximo diagrama, vemos un más, así como con ventaja de calidad.
7
LA DOB LE AME NA Z A
La doble amenaza, también llamada ataque doble, es un medio táctico muy sencillo
que aparece a menudo, cuya importancia conoce todo jugador ya desde su etapa de
principiante. Por eso, ceguera y doble amenaza aparecen juntas relativamente pocas
veces. Sin embargo, si llegara a darse el caso, puede estarse seguro de que la causa no
fue el jugador, sino la ceguera ajedrecística.
La forma negativa del ataque doble, es decir, que una pieza deba cumplir al mismo
tiempo dos tareas, se ve con m ucha más frecuencia. El siguiente refrán refleja bien lo
que ocurre entonces: quien mucho abarca, poco aprieta. Y cuán peligroso puede ser
abarcar mucho lo muestran dos ejemplos del Torneo l nterzonal de Portoroz.
72 L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O CAN
V. W. Schmidt-Castaldi
Hamburgo, 1 955
1 . t¿jxc4??.
Las negras jugaron
Debieron de ver también que después
1 . .. . , l::t c4?, de 1 . . . . , �d5 se origina una doble ame
naza, pero estaban completamente segu
y nadie se percató de que hab ían omiti ras de que podían pararlo todo con 2. e4.
do la victoria. H. Thiel, destacado juga Bien pensado, pero su malévolo adversa
dor de torneos de Hamburgo, demostró rio continuó con
posteriormente que 1 . . . . , i, a5 ! ! gana
enseguida, puesto que la dama debe de 1 . ... , l::t xc4!
fender la torre de b 1 , y por eso se pierde
la calidad . La posición es al mismo tiem y luego de
po un buen ejemplo de lo peligrosas que
son las clavadas. 2. l::t xc4, 'iVd5
Petrosián-Matanovi é
Portoroz, 1 958
LA PRIME RA
F I LA D É BI L
Las primeras filas débiles son un fenómeno frecuente. Se originan las más de las ve
ces cuando el jugador olvida en el fragor del combate que también su rey puede estar
expuesto a peligros diversos. Los conceptos de primera fila débil y clavada están aqu í
indisolublemente ligados. Entre rey y pieza hay una especie d e clavada inmaterial cuan
do la pieza encargada de velar por la seguridad de su majestad no puede abandonar su
puesto.
Posiciones de esta clase posibilitan a menudo combinaciones magníficas. En las
partidas de buenos jugadores aparecen pocas veces, ciertamente, puesto que estos ya
conocen los peligros y, en consecuencia, obran con precaución . Sin embargo, en su for
ma oculta también se les escapan a los maestros una y otra vez.
Junto a la forma normal de primera fila débil, en la que el rey está detrás de una ca
dena inmóvil de peones, hay también una forma artificial: la que provoca el adversario
-como puede verse en el ejemplo 1 1 6-. Contra esto hay una receta sencilla: debe abrir
se una «ventana» .
76 L O S M A E S T R O S TA M B I É N SE E Q U IVO CAN
2. 1:!. e2 ! ,
Ejemplo 1 10 Ejemplo 1 1 1
Ataque doble inadvertido E l adversario calculó más
Ejemplo 1 12 Ejemplo 1 1 3
Los dos bandos tenían A veces es mejor abandonar
débil la primera fila una columna abierta
Kurt Richter, destacado j ugador de Son mano las blancas. Pueden ganar
ataque y varias veces campeón de Ale el peón de b5 con 1 .l:i. ab1 e igualar el
.
mania, lleva aqu í las piezas blancas e juego, pero instintivamente tuvieron mie
intenta aprovechar la debilidad de la pri do de quitar la torre de la columna abierta,
mera fila del adversario con una inge de modo que continuaron con
niosa jugada.
1 . .l:i. fb1 ??, ...
1 . .l:!, g1 ?! , a6!
No calcularon correctamente, sin em
Por supuesto, no puede capturarse la bargo, las consecuencias de su jugada.
dama a causa de 2 . .l:i. g8 mate. El ex campeón mundial aprovechó ense
guida la debilidad de la primera fila y res
2 . .l:i. g8+??, ... pondió
Ejemplo 1 17
Ejemplo
1 16 Empate en los apuros
Si hubiera visto una casilla de tiempo
más . . .
K. H. Henning-8. v. Dehn
lvanov-Dimitrov Campeonato de la ciudad de Kiel, 1 959
Sofía, 1 957
LA C LAVADA
Debemos las distintas clases de clavadas de piezas a aquellos autores que disfrutan
sobremanera al reproducir y clasificar las clavadas en sus problemas. El jugador de tor
neos, en cambio, las más de las veces tiene miedo de las clavadas e intenta evitarlas a
toda costa.
Con las clavadas sencillas puede uno, sin embargo, arreglárselas sin g randes difi
cultades. «Tengo el caballo clavado por el alfil, de modo que no puedo retirarlo porque
entonces pierdo la dama » . Bien, pero ¿qué pasa cuando uno se mete voluntariamente
en una clavada? Eso puede ser ya una clase de ceguera. Nos las vemos con una for
ma especial de clavada cuando una pieza, por lo demás libre, no puede retirarse a cau
sa de una amenaza de mate. Tales posiciones están llenas de giros completamente
inesperados.
82 L O S M A E S T R O S TAM B I É N SE E QUIVO CAN
uno invocar la fatiga ni los apuros de tiem �d6+, con mate (una clavada condicio
po. En vez de la jugada efectuada, 1 . . . . , nada) .
Jl b3 habría ganado fácilmente, por su Así, los apu ros de tiempo convierten
puesto. en principiantes también a los grandes ju
gadores.
2. �xa2, . ..
Stoltz-Lundin
Estocolmo, 1 935
1 . . , �xe5??
..
2. l:!, c8 ! !
Un contraataque mortífero. Si 2 . . . ,
.
1 . . , �d4??
. .
2. l:!, d1 ,
L. Szabó-Donner Szabó-Cuéllar
Gotemburgo, 1 955
Quizás resultara útil escribir un libro sobre el tratamiento de posiciones que tienen
columnas abiertas. La cuestión no es tan sencilla como podría pensarse; en nuestros dí
as, hasta los principiantes saben que ocupar las columnas abiertas siempre procu ra
ventaja, pero no se aprovecha por sí sola. La columna semiabierta, es decir, cuando una
torre ejerce presión sobre un peón adversario, complica la cosa todavía más. Los ejem
plos presentados aqu í no agotan el tema ni mucho menos; solamente señalan los ras
gos más frecuentes.
86 L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O C A N
Tarrasch-Chigorin Gudmundsson-Tartakower
Encuentro, San Petersburgo, 1 893 Olimpiada de Hamburgo, 1 930
D. Byrne-Reshevsky
Ejemplo 126 Encuentro, Nueva York, 1 957
Fracasó
Larsen-Clarke
Torneo Zonal de Wageningen, 1 957
1 . 'iVb7?
Las blancas intentaron aprovechar su
ventaja, la columna «d» abierta, y ganar y perdió la partida más tarde. Pasó por
un peón. alto, sin embargo, e l golpe táctico 1 .
.l::!. xd7! ! . Las negras no pueden captu
1. b!, d7+, }d xd7 rar con el caballo a causa del mate en
2 . .l::!, xd7+, � b6 g6, y contra otras j ugadas la penetra
3 . .l::!, xh7??, ... ción de la torre en la séptima fila será
de importancia decisiva. Esta ceguera
Esta jugada es seductora, pero mala. se explica, segú n Schach por los apu
Hasta la siguiente jugada de las negras ros de tiempo.
no se dieron cuenta las blancas de que Aquellos que no conocen la g ran pre
habían caído en una trampa de la que ya sión de los torneos apenas pueden con
no podían escapar. cebir como a un maestro de primera clase
puede escapársele una ganancia de peón
3 . ... , i,a3! tan sencilla y decisiva. De ah í que tampo
co sea de extrañar que Reshevsky gana
Y las blancas abandonaron, puesto ra el encuentro por 7 a 3.
que el mate es inevitable. Este medio
punto (o punto entero) fácilmente habría
podido impedir que Larsen jugara el l nter
zonal.
11
LA GRAN DIAGONA L
Ejemplo 129
¿ Columna abierta
o gran diagonal?
Ujtelky-Gadalinsky
Torneo de Tres Naciones,
Varsovia, 1 956
4. @g1 , 'iVxg2#
LA GRAN DIAGONAL 91
Burzlaff-Starck Glass-Russel
Oschatz, 1 958 Belfast, 1 958
Darga-Dückstei n
Hastings, 1 958-1 959
y Lokvenc tuvo que abandonar, puesto Acto seguido, el adversario tomó en
que luego de 3 . . . , @ e8 4. n c8+, <;t>d7
. seguida la iniciativa con
5. j,, x b7 pierde una pieza, y contra 3 . . . ,
.
2 ... , � h8?,
.
a lo que siguió
3. t¿je7!, 'iVxc4.
4. °iYh5, ...
LA GRAN DIAGONAL 93
2. tll xd4
2 . . . . , 'iVh 1 + ! ! ,
LA CE LADA
Como es sabido, la celada es una combinación sin fuerza vinculante, que se basa en
la falta de atención o, mejor dicho, en la ceguera del adversario. En una celada se in
tenta, p. ej. , sacar provecho del cansancio o de la falta de atención del rival para poder
decidir la partida en favor de uno. Con este fin , sin embargo, es extraordinariamente im
portante aprovechar la oportunidad en el momento idóneo. Una celada puede ser efica
císima, por ejemplo, en una mala posición o en un final más o menos perdido, cuando el
jugador, completamente segu ro de la victoria, apenas puede esperar otra cosa que el
adversario le estreche la mano. Es una vieja verdad que en posiciones así suele jugar
se a la ligera.
Una celada puede ser m uy divertida en todas sus formas incluso para los especta
dores, aunque no para el jugador afectado. Lo más gracioso es cuando el j ugador cae
en su propia trampa. Nosotros, los espectadores, sentimos por regla general gran ale
gría por las equivocaciones y «pifias» de los jugadores. Ah í parece confirmarse la vieja
verdad: «el hombre puede soportar con asombrosa entereza los golpes que el destino
asesta a otros» .
96 L O S M A E S T R O S TAM B I É N SE EQUIVO CAN
Ejemplo 135
Salvado por una celada
Pachmann-Balanel
Memorial Steinitz, Praga, 1 956
gras era un error de bulto. No hay que .ld h 1 , con mate » , debió d e pensar e l gran
creérselo todo del adversario, pues la ma maestro Pachmann, y se defendió con
yoría de las veces tampoco es tonto del
todo. Si hubieran contestado 2. itxf7+, 5. it h3??.
seguramente habrían podido hacer tablas
después de 2 . . . ., @xf7 3 . .l:t xg5. Así, sin Su astuto adversario la esperaba:
embargo:
5 . ... , tt:J g4+! !
2 . ... , h4+ 6. itxg4, .i::t st2+
3. @ g4, f5+! 7. @ h3, .i:t h1 #
Una jugada muy bonita. Las negras E n vez d e l a funesta jugada d e alfil,
LA CELADA 97
las blancas habrían ganado fácilmente torre ya no puede capturar con jaque, y si
con 5 . .ilf5 ! , obstruyendo la columna. 2 . . . . , l!b, xb3?? sigue 3 . .ilf8+, @g8 4.
Ejemplo 137
Oferta de tablas rechazada
Oppermann-Novarra
Berl ín, 1 938
1 . .il b3,
4 . ... , g d5 ! ! .
Ejemplo
138
A punto de derrumbarse U n a jugada polifacética. Las negras
amenazan mate y atacan al mismo tiem
Gligorié-Olafsson po el peón adelantado.
Portoroz, 1 958
5. 'iVxc4??, ...
B
Las blancas creen poder capturar fi
nalmente el peón, puesto que al mismo
tiempo se clava la torre. Vuelven a olvidar,
sin embargo, que su primera fila es muy
débil.
5 . ... , 'iVc6 ! !
6 . 'iVf1 , 'iVc2
trampa. No ganaron una pieza, sino que Las blancas han ganado un peón.
perdieron un peón. Eso no es ninguna tragedia de por sí,
nadie se ha muerto por eso. Las negras
1. b4?, cxb4 deberían haberse conformado con la
2. axb4, °iYb6! pérdida del peón y haber puesto en jue
go el caballo cuanto antes con 1 . . . . ,
La celada continúa. No puede tomar t¿j a6, pero s u siguiente jugada dice muy
se el caballo, puesto que sigue 3. a las claras que no habían visto la cela
'iVxt2+ y 4 . . . . , t¿j e3 mate. da ni por asomo.
Las blancas debían haber hecho esto Siguió un sacrificio de dama poco fre
ya en la primera jugada, en vez de 1 . b4?. cuente, pero bien patente.
1 . . . . , bi, xb3! ! . Veámoslo: 2. lL:i h6+ (no pueden evitar e l mate o l a pérdida d e la
puede tomarse la dama a causa del mate dama (5 . . . ., � h5 6. g4+). Si Euwe hubie
que hay con .. . , bi, b1 +) 2 . . . . , @ h8 3. ra elegido la continuación correcta, 1 . . . . ,
tL:ixt7+, 'fVxf7! 4. bi. xf7, bi. b1 + 5. ,a: f1 , l/i'xd4! 2 . bi, af1 , 'iYe5+ 3. � h 1 , bi, c7!,
bi. xf1 + 6. 'fVxf1 , e2! (el peón fuerte) 7. habría podido ganar.
'fVe1 , b4! 8. a4, a5, y 9 . . . . , i.,a6, después
de lo cual las negras ganan fácilmente en
vista de los fuertes peones pasados. Ejemplo 145
La celada del vencedor
de Debrecen
Ejemplo 144
Un día de suerte Vukovié-Kmoch
del «viejo mago » Debrecen, 1 925
N imzowitsch-Euwe
Karlsbad, 1 929
1 . ... , lL:id7? !
2 . ... , i,xb4
3 . .ld c2, l2J c5
4. i,c4, ...
4 . ... , e5!
Las negras van tan mal de material
Ahora se amenaza 5 . . . . , e4 y 6 . . . . , que podrían abandonar la partida tranqui
i,g4. lamente. En esta posición, dan todavía un
último jaque, pero ¡cuidado! , al mismo
5. V/;jj d 5, i,e6 tiempo es una celada.
6. V/;jj d 1 ' ...
1 . ... , V/¡jj e 3+ ? !
La primera señal de que todo va a de
rrumbarse. Las blancas se equivocaron d e con
tinuación al elegir:
6 . ... , e4
7. lL\e5, ... 2. g d3??, ...
K. Johansson-J. Merby
Gotemburgo, 1 955
3 . ... , lL\f8#.
Donner-Lipiniks
Buenos Aires, 1 955
1 . ... , 'iVxf4?
La posición de las negras es comple
tamente desesperada, puesto que el No se fijaron en absoluto en que el ca
mate parece inevitable, pero a pesar de ballo blanco queda clavado, después de
ello no abandonan, sino que tienden una lo cual el adversario puede salvar la parti
celada. da por el ahogado.
LA CELADA 1 05
1 . �g4, ...
Y ahogado.
Gurgenidze no sospecha nada malo
en esta jugada, aparentemente natural, y
Ejemplo 152 se prepara para la ofensiva final .
Una celada de tablas
1 . ... , �h8?
Géller-Gurgenidze 2. i,xf6!, exf6
XXV Campeonato de la U RSS, 1 958
No sirven 2 . . . , �xf6?, a causa de 3.
.
3. �d7+,
E L F INA L
¿ Final? Semejante cosa no existe en absoluto. Tengo la gran sospecha de que lo in
ventaron los problemistas, pues -si se me permite la pregunta-, ¿dónde empieza el fi
nal? Esta pregunta es tan difícil de contestar como la de dónde empieza la cola de la
serpiente. La partida debe considerarse un todo, y quien lo ve de otra manera ya come
te un error.
Sin embargo, es muy interesante que en el final, en el que, dada la menor cantidad
de piezas, las variantes pueden calcularse con más facilidad, la ceguera aparezca con
tanta frecuencia como en las otras fases de la partida. Bien es verdad que el cansancio
parece ser una causa completamente aceptable de las equivocaciones cometidas en la
fase final de la partida, pero, ¿cómo puede juzgarse una ceguera que ha atacado a todo
un equipo en los análisis de una partida aplazada? Las malas lenguas tal vez dirían:
«simplemente no entienden de finales » . Más cierto sería, no obstante: las epidemias e
infecciones son las verdaderas causas de la aparición de esta clase de ceguera.
1 08 L O S MA E S T R O S TA M B I É N SE EQUIVOCAN
Ejemplo 155
Ahogado truncado
Hallstrom-Purdy
Campeonato Mundial Juvenil, 1 955
Después de
y ofrecieron al mismo tiempo tablas al ad
1 . ... , .S. f7+? versario, que las aceptó sin más quebra
2. @a s @es
, deros de cabeza, puesto que partió de la
3. b6, base de que la partida era realmente ta
blas después de 2. n xg8, h2.
la partida finalizó en tablas, puesto q u e Sin embargo, ambos jugadores se
3 . . . . , @c6 4. b 7 , .S. xb7 da tablas por equivocaron. Las blancas habrían podido
ahogado. La partida habría acabado asi ganar con facilidad después de 3. @ g3 ! ,
mismo en tablas luego de 4 . . . , .S. f8 (en
. @ g 1 4. @ h3+, @ h 1 5. n a8.
vez de 4 . . . . 1:: xb7) 5. @a7, @ c7 6. a6,
. « Fue una clase muy especial de ce
.S. ds 7. bs� .S. xb8.
• guera la que atacó a ambos maestros al
N . Malpas, el famoso estudioso de los mismo tiempo en una posición bastante
finales, demostró en las columnas de La sencilla» , ha apuntado Kurt Richter.
Nation Beige, sin embargo, que las ne
gras habrían podido ganar de manera ins
tructiva: 1 . . . . , .S. f5! 2. @ a6, @ c5 3. b6,
@ c6! 4. b7, @c7, después de lo cual las
blancas ya no pueden llegar a la posición
de ahogado, puesto que a 5. @ a7 sigue
5 . . . . , .S, xa5#.
1 10 L O S M A E S T R O S TA M B I É N SE EQUIVOCAN
son buenas.
Así pues, ¿es realmente imposible
ganar la posición del diagrama? ¡ De nin
gún modo! 1 . l:!. a8! era la única jugada
correcta. Si 1 . . . . , l:t e3+ 2. @f2, l:t b3,
las blancas pueden jugar tranquilamente
Reshevsky levantó la torre dos veces 3. g3, puesto que ya no hay ahogado, y
de a6 -según cuentan testigos-, la man después la torre puede apoyar de manera
tuvo un rato en el aire y entonces ejecutó activa el avance del peón.
la siguiente jugada funesta:
Ejemplo 1 6 1
Inversión d e jugadas
Portisch-Pogáts
Budapest, 1 957
Nedeljkovié-Udovéié
VI Campeonato de Yugoslavia, 1 951
1 . l:!, h2??,
Las blancas piensan la jugada se y la respuesta negra les sorprendió por
creta. Después de mucho reflexionar, completo:
sellan la j ugada y tras las formalidades
habituales se di rigen al adversario y le 1 ... , b3! !
.
sencilla 3. g f1 ! .
con l o q u e las negras n o solamente ga
nan un peón (está claro que no puede to
marse la torre a causa de 2 . . . . , b2) , sino
también la partida después de
2. M, a1 , M, c2
3. J,c1 , ,tes,
2. ]d d8+.
Después de
2 . ... , i,f8
3. ]d bb8,
ganó la partida.
1 16 L O S M A E S T R O S TA M B I É N SE E QUIVOCAN
Gligorié-Erny
Münchenstein, 1 959
1 . �f2?,
Las blancas cifran sus esperanzas en
la desagradable situación del rey negro y a lo que las negras respondieron
tienden una bonita celada al adversario.
1 . ... , a6
1 . i,d2+!?, .:.
(se amenazaba 2. i, h3+, seg uida de
Aqu í, la jugada correcta es 1 . . . . , 3 .U. d8+, ganando enseguida) . La parti
.
� h5, después d e l a cual e l rey puede da se dejó por tablas en la jugada 58.
huir de la red de mate, pero las negras no N i los jugadores ni el autor del libro
perciben el peligro y caen en la trampa. del torneo vieron que las blancas habrían
podido aprovechar la amenaza i, h3+
1 . ... , �xh4?? con el orden de jugadas correcto.
2. ,¡¿ h8+, � g4 H . Staudte descubrió varios años más
3. f3# tarde que 1 . l:!, d8+ ! ! gana enseguida,
puesto que a 1 . . , l:!, xd8 sigue 2. i, h3+,
. .
Las blancas retiraron el alfil a d2 para l:!, d7 3. l:!, xd7. Si las negras intentan de
desclavar el peón de f2. fenderse del mate con 3 . . . . , c6, pierden la
torre después de 4. l:!, d4+.
EL FINAL 1 17
Kestler-Pesch Bobekov-Gerenski
Campeonato J uvenil Sofía, 1 958
de Alemania Occidental, 1 956
l:r e7 fue verdaderamente «demasiado Este fue su segundo error. Era mucho
fuerte » . mejor 2 . . . , @f5.
.
6 . ... , �g2+.
Ejemplo 176
Cuando el caballo
es más fuerte que la dama
Szily-Ozsváth
X Campeonato de H ungría, 1 954
Liebentrau-Brückner
Oldenburgo, 1 955
6 . ... , éll h3
7. @f3, 'it b4
8. éll e 2, ...
Siguió
Ejemplo
179
La solución más bonita 1 . ... , i,xg7
2. i,xg7, @d6
Esta frase nos recuerda a Capablan 3. i,c3, @c5
ca, que después de ganar una partida 4. @f5, b5
contó que también habría podido vencer 5. i,xa5, bxa4
sacrificando la dama. Cuando le pregun 6. bxa4,
taron por qué no había elegido la bonita
combinación -la había visto, claro está-, y ya no se puede ganar, porque las blan
respondió: « ¿ Por qué? He ganado la par cas tienen el alfil «malo » , que no puede
tida de todos modos » . controlar la casilla de coronación del peón
122 L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O C A N
mentarios al respecto, a pesar de ser un Fairh u rst hab ía estudiado toda la varian
poco extensos, pues arrojan un poco más te concienzudamente hasta llegar a 46 .
de luz sobre las causas de la ceguera: .,tc3 [aq u í 5 . .,t c3! !] y al final llegó a la
« Después que le h ube explicado la va conclusión de que las negras ganarían
riante [, Pachmann] tuvo que conceder con 46 . . . . . , @xg3 [aq u í 5 . . . . , @xg3] . Lo
que yo ten ía razón . Con las palabras «Co mismo que nos pasó a nosotros en
sas así son incre íbles» me dejó, sacu nuestra[s] investigaciones le ocurrió a él:
diendo la cabeza. no había visto, en absoluto, la jugada de
Este pequeño episodio me dio nuevas cisiva 47 . .,te1 + ! El mutuo análisis al
esperanzas. Incluso al gran maestro Pach que nos dedicamos entonces reforzó mi
man[n] se le había pasado por alto la juga convencimiento de que la posición de las
da 47 . .,te1 +, y de ello deduje que no era negras no pod ía salvarse. Fai rh u rst se
tan fácil descubrir el movimiento. Además, quedó sentado, m i rando d u rante mucho
mi contrincante llevaba pensando su próxi tiempo la posición, incapaz de compren
ma jugada más de media hora: una señal der cómo pod ía escapársele a uno se
de que aún no había encontrado un cami mejante movimiento, a pesar del estudio
no claro. [ . . . ] a fondo de la posición. [ . . . ]
Mi adversario pensaba y pensaba. Es característico el hecho de que la
Por aquel entonces ya le quedaba poco jugada 47 . .,te1 + escapara a los dos
tiempo y mis esperanzas aumentaban, bandos, no a causa de ser difícil de en
puesto que, con apuros de tiempo, puede contrar, sino porque j uzgamos que la po
ocurrir cualquier cosa. Por fin, cuando sición, después de 46 . . . . , @xg3 era tan
Fairhu rst sólo dispon ía de unos diez mi simple y clara que no hab ía mucho que
nutos para sus diez jugadas restantes, lle examinar después. En este caso particu
gó su réplica. lar no dispuse de mucho tiempo y descu
Me apresuré a volver al tablero, e in brí la jugada cuando me quedaba muy
cluso antes de sentarme sentí una oleada poco tiempo para pensar. Siempre es di
de alivio: ¡el peón de las blancas estaba to fícil analizar una posición exhaustiva
davía quieto en f3! Las blancas se habían mente, aunque no sea exageradamente
decidido al final por 42. @ e2? y ahora to complicada. Por eso es muy natural que,
do el plan funcionó tal como lo habíamos al reanudarse el juego, uno tropiece a
previsto de antemano. [ . ]
.. menudo con desagradables sorpresas
Tan pronto estuvo la partida termina que ponen completamente patas arriba
da me apresuré a reconstru i r la posición el análisis que previamente hemos efec
y a preguntarle a mi adversario por qué tuado» . KERES, P. : El arte del análisis.
había estado pensando tanto tiempo y, Trad . de Mariano O rta. Martínez Roca,
sin embargo, no había j ugado 42. f4! Re Barcelona, 1 972, págs. 33-35. (Col. « Es
su ltó que la jugada 47 . .,t e 1 + ! [aq u í 6. caques » , núm. 36) . El original está en no
.,te1 +] no era tan fácil de encontrar. tación descriptiva. (Nota del t.)]
ÍNDICE DE JUGADORE S
e
A Canal, 1 21
Aitken, 48, 1 03 Capablanca, 70, 79, 98
[Ajanski (pág. 93)] Cardoso, 1 1 , 65, 1 07, 1 79
Alekhine, 31 , 33 Castaldi, 1 04
Alexander, R. H . , 92 Catozzi, 99
Alster, 1 58 Chigorin, 2, 78, 1 24
Anderssen, 1 08 Ciocaltea, 1 00, 1 01 , 1 56
Arulaid, 1 53 Clarke, 1 26, 1 58
Asztalos, 33 Cuéllar, 1 23
Averbaj , 21 , 41 , 1 79
D
B Danielsson, 5, 1 49
Balanel, 1 35 Darga, 1 33
Barcza, 35, 85 Dehn, B. V. , 1 1 7
Barda, 1 6 Diessner, 1 43
Batuev, 1 74 Dimitrov, 1 1 6
Benkner, 22 Ditt, V. , 93
Benk6, 99, 1 48 Domino, 1 9
Bernardi, 1 1 4 [Donchev (pág. 93}]
Bernhard, 74 Donner, 1 5, 1 22, 1 50
Bernstein, 84, 98 Drescher, 1 1 4
Berthold, 1 46 Driemer, l . O., 1 56
Bieri, 90 Dries, 58
Bilek, 53 Dückstein, 1 33
Binder, 1 4 Dunkelbaum, 1 21
Bisguier, 25, 26, 84
Blackburne, 78 E
Blumenthal, M . , 54 Earl Yaggie, 28
Bobekov, 1 72 Edelstein, 28
Bobótsov, 83 Epp, 97
Boleslavski, 1 1 3, 1 68 Erny, 1 69
Botvínnik, 66, 1 1 9 Euwe, 7, 31 , 43, 1 1 1 , 1 1 3, 1 44
Bouwmeester, 66 Ewald, 1 43
Bozik, 1 62
Brinckmann , 3 F
Bronstein, 20, 41 , 1 1 9, 1 36 Fairhurst, 1 80
Bruck, 1 28 Filip, 55, 1 01
Brückner, 1 77 Flórián, 1 0
1 26 L O S M A E S T R O S TAM B I É N SE EQUIVO CAN
Flohr, 71 lgel, H . , 1 51
Fbldi, 1 0 lvanov, 1 1 6
Forgács, 69 lvkov, 9 , 29
Franke, 1 57
Frauenfelder, 57 J
Freeman, J . , 54 Janowski, 67
Freitag, W. , 1 51 Johansson, K., 1 47
Friedstein, 1 54 Johner, H . , 1 7
Frydman, 35 Jólmov, 87
Fuchs, 89 Jong de, 1 1 1
Fuderer, 5, 24, 5 1 Jonsson, H . , 1 05, 1 66
Fuhrmann, 90
K
G Kan, 1 70
Gadalins ky, 1 29 Karaklajié, 94
Gandolf, 1 28 Keres, 52, 55, 1 80
Gawlikowski, 80 Kestler, 1 71
Gecsei, 46 Klein, 91
Géller, 20, 1 52, 1 59 Kluger, 59, 1 78
Gente, 1 8 Kmoch, 1 45
Gereben, 73 Kbberl, 59
Gerenski, 1 72 Koródy, 1 4
Gilg, 1 1 8 Kordsachia, 93
Glass, 1 31 Kostié, 1 2
Gligorié, 1 38, 1 69 Kretschmer, 37
Golombek, 1 6, 39, 1 03 Krieger, 34
G reiff, de 1 1 Kupper, 49
Golz, 61
G rob, 71 L
Grodner, 1 34 Lachmann, 95
G rünfeld, 1 3 Lamprecht, 9 1
G udmundsson, 1 25 Lange, 1 49
Gurgenidze, 1 52, 1 53 Lapiken, 32
Larsen, 1 26
H Lasker, Ed. , 79
Hallstrom, 1 55 Laue, 37
Hasse, 38 Liebentrau, 1 77
Held, 42 Lindblom , 1 60
Henley, 1 40 Lipiniks, 1 50
Henning, K. H . , 1 1 7 Lokvenc, 1 32
Henningen , 1 60 Lundin, 1 20
Herendi , 72 Lútikov, 30, 1 54
Hering, 38
Herzog, 22 M
Honfi , 27, 76 Malich, 8
Hooper, 86 Marco, 68
Hi:irberg, 64 Marshall, 4
H unte, V. , 89 Matanovié, 1 02, 1 06, 1 07
Matulovié, 29
Me Kenna, 92
ÍNDICE DE JUGADORES 1 27
Medina, 51 Pogáts, 1 61
Menke, V. , 1 8 Poliak, 87
Mieses, 69 Polugaevski, 30
Mikenas, 1 42 Pomar, 1 67
Mohring, 62 Popiel, 68
Monticelli, 3 Porath, 1 5
Moore, 1 40 Portisch, 1 61
Méirby, J . , 1 47 Purdy, 1 55
Mross, 6 Putzi, 1 46
Pytlakowsky, 83
N
Najdorf, 77, 1 41 R
Nedeljkovc, 1 63 Rabar, 26
Négyessy, 73, 76, 1 78 Ratsch, 61
Nievergelt, 57 Reckmann, 60
Nimzowitsch, 1 44 Reinhardt, 88
Novarra, 1 37 Reshevsky, 23, 32, 1 27, 1 36, 1 41 , 1 59,
1 68
o Richter, Eric, 1 1 2
Olafsson, 45, 1 38 Richter, Kurt, 1 1 2
Olafssyni , G . , 1 05 Ritter, 62
Oppermann, 1 37 Rodatz, 1 73
Orbaan, 9 Rohr, 50
Osswald, 75 Rootare, 1 65
Otto, 60 Rodríguez, 1 67
Ozsváth, 1 76 Rosselli, 1 42
Rosetto, 1 02
p Rubinstein, 1 2
Pachmann, 53, 1 35 Rudenko, 1 65
Panno, 45 Russel, 1 31
Pantalaev, 63
Pastuhoff, 1 64 s
Patay, 1 3 Sahlmann, 47, 1 73
Paulsen, L., 1 08 Sándor, 72
Paulsen, W., 1 Sanguinetti, 77
Penrose, 65, 85 Scheinhütte, 1 75
[Perlis (pág. 1 5)] [Schlechter (pág. 1 5)]
Perlo, 58 Schlensker, 1 75
Persitz, 86 Schmidt, V. W. , 1 04
Pertisch, 44 Schuster, 50, 1 39
Pesch, 1 71 Showalter, 1 09
Petrosián, 52, 56, 1 06 Simagin, 80, 1 70, 1 74
Petrov, 1 1 8 Skobeleff, 36
Pfeiffer, 44, 95 Skéild, 40
Philips, H. M . , 97 Sliwa, 8, 82
Pillsbury, 1 09 Smyslov, 25, 43
Pilnik, 81 Sneitz, 1 64
Plater, 82 Solmundarson, K., 1 66
Platz, 40 Spasski, 21 , 56
Pleiffer, 94 Stahl, 1 1 5
1 28 L O S M A E S T R O S TA M B I É N S E E Q U I V O CAN
Starck, 1 30 u
Steinitz, 2, 67 Udovéié, 1 63
Sternberg, 1 9 Ujtelky, 1 29
Stoltz 81 , 1 00, 1 20 Unzicker, 7
Stympelin, 36
Szabadi, 46 V
Szabó, 23, 39, 49, 1 22, 1 23 Vajda, 1 1 0
Szilágyi, 27, 1 48 Vik, 42
Szily, 1 76 Vukovié, 1 45
Vukéevié, 63
T w
Tal , 96 Wade, 24, 1 32
Tarrasch, 1 , 1 24 Walther, 1 62
Tartakower, 1 25 Weyer, 74
Tavernier, 1 34 Wilaert, 1 7
Teschner, 6, 47 Witkowski, 64
Thiede, 1 57 Wolk, 75, 1 39
Thomas, 70, 1 1 O
Torán, 48, 88 z
Treybal, 4 Zirngibl, 1 1 5
Tringov, 96 Zost, 34