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Tema 4
Las conductas de riesgo de los jóvenes – Breton
Pasaje a la edad del hombre
La juventud no es una sola, es una multiplicidad del mismo modo que la población adulta.
La adolescencia es, ante todo, una fractura en la infancia, la brutal expulsión de un mundo tranquilizador.
Ese pasaje entre dos mundos es un momento de despojo de los valores infantiles y de aproximación
progresiva a los rituales y valores “adultos”.
El joven tiene a menudo el miedo de no ser “normal”, de no cumplir con las expectativas de los otros, no
estar a su altura.
La juventud occidental es un tiempo de margen, un período de tanteo propicio para la experimentación de
roles, la exploración del entorno, la investigación de los límites entre uno y los otros, uno y el mundo; es una
búsqueda íntima de sentidos y valores.
Más que nunca, los padres deben ejercer una función de contención, de límites, es decir, otorgar al joven el
sentimiento del valor de su propia existencia y de la presencia firme y cariñosa de ellos a su lado. La carencia
de apoyo lo fuerza a debatirse físicamente contra el mundo en una búsqueda de límites, para al fin poder
situarse, ubicar sus marcas, saber quién es. La confusión entonces lo supera, y predomina únicamente el
disfrute del momento sin proyectos propios duraderos.
Hoy día los adultos se esfuerzan por dar una imagen “joven” que perturba por igual las relaciones de
generación y priva a los jóvenes de referencias durables y fuertes en su vínculo con los otros y con el mundo.
Las fronteras de lo lícito y lo ilícito, por consiguiente aquellas de los “límites”, se disgregan. A menudo son
vividas más bien como obstáculos para el desarrollo personal.
Las patologías de la adolescencia a menudo muestran familias disociadas o conflictivas.
De manera bastante convergente, las conductas de riesgo muestran adolescentes o jóvenes cuyas familias
están recompuestas o son monoparentales está ausente o es inconsciente (o donde no son queridos).
La provocación al entorno mediante la depresión, la violencia, el repliegue en sí mismo o las conductas de
riesgo, más allá del sufrimiento que traducen sus comportamientos, son maneras de testear el amor de los
otros.
La confrontación consigo mismo y con los otros es una apuesta para probarse en la búsqueda de sí mismo.
El robo
El niño que roba un objeto no busca el objeto robado, sino a la madre, sobre la que tiene ciertos derechos.
La pérdida original
Parecería que la deprivación original acontece durante el período en que el yo del infante o niño de corta
edad está en vías de fusionar las raíces libidinales y agresivas del ello.
Tratamiento
El psicoanálisis no es el tratamiento indicado para la tendencia antisocial. El método terapéutico adecuado
consiste en proveer al niño de un cuidado que él pueda redescubrir y poner a prueba, y dentro del cual pueda
volver a experimentar con los impulsos del ello.
Factores familiares
1. Falta de supervisión o control de los padres: Supervisar consiste en saber qué hace el menor dentro
y fuera de casa.
2. Actitudes crueles, pasivas y negligentes de los padres: En aquellos casos en los que los padres tienen
un comportamiento violento, mediante frecuentes y duros castigos físicos, los niños aprenderán que
la violencia representa una medida eficaz para resolver conflictos.
3. Disciplina férrea: El exceso en la disciplina y la rigidez en las relaciones familiares, junto al uso
excesivo del castigo en la educación de los niños y adolescentes, suele llevar a una situación de
tensión dentro de la familia en la que los niños desarrollan una agresividad latente contra sus
progenitores, que al no poder sacar a la luz dentro de casa, tienen necesariamente que exponer en
sus relaciones con los demás, teniendo un comportamiento agresivo, que en un futuro desarrollarán
con sus propios hijos.
El comportamiento antisocial de los jóvenes, también puede ser debido a lo que se ha denominado
como disciplina alternada. Este concepto se aplica a aquellos
padres que alternan entre libertad y severidad de modo caprichoso
4. Conflictos familiares: La ruptura de la familia tradicional, sobre todo por el aumento de separaciones
y divorcios que dejan, con frecuencia, a los hijos a cargo de uno de los padres, que tiene que trabajar
obligatoriamente para sacar adelante a sus hijos, produciéndose una desatención de los mismos, en
muchos casos, ha sido esgrimido como una de las causas generadoras de la delincuencia juvenil.
5. Familia numerosa: Para que el tamaño de la familia pueda influir en la conducta de los hijos, es
necesario además que se den los siguientes factores concurrentes: una mala posición económica de
la familia y un bajo status social que lleva a que los padres no puedan dedicar a sus hijos los cuidados
y atenciones necesarios, produciéndose una desatención y una falta de control de los hijos por parte
de sus padres.
6. Malos ejemplos conductuales: Los padres son responsables de garantizar que sus hijos tengan unas
experiencias de aprendizaje apropiadas y adecuadas. Está demostrado que los niños tienen una
tendencia natural a imitar el comportamiento que observan en casa, como modelo a seguir.
7. Falta de comunicación entre padres e hijos: Este es uno de los problemas de la sociedad actual,
sobre todo en las familias de clase media y alta.
Un posible factor de riesgo lo constituye también una comunicación familiar deteriorada, en la que
los mensajes entre padres e hijos son confusos y contradictorios.
8. Carencias afectivas: La ausencia de cariño se caracteriza por un fracaso a la hora de resaltar las
cualidades o logros del niño positivamente o con orgullo, por una incapacidad de demostrar afecto,
cariño y amor hacia sus propios hijos.
En sentido contrario, un afecto excesivo y un exceso de protección. Una educación demasiado
blanda, por un exceso de cariño, produce en muchos casos lo que se conoce como un “niño
mimado”. Estos niños se convierten en débiles de espíritu y de voluntad. El niño no aprende nunca
a superar su comodidad y su egoísmo, sino que estos estímulos se desarrollan aún más,
convirtiéndose en auténticos tiranos.
9. Falta de enseñanza de valores prosociales: en la actualidad nuestra sociedad se caracteriza por una
falta de valores humanos, éticos y religiosos, en los que prima el individualismo personal sobre la
colectividad.
10. Marginación socioeconómica: Unas condiciones de vida pobre hacen que la paternidad sea más
difícil, la educación de los hijos más defectuosa y el control y supervisión de los mismos más
deficientes, además de generar situaciones de estrés en los padres lo que puede, a su vez, influir en
carencias afectivas y ausencia de muestras de cariño.
Las amistades
La influencia y aceptación de los amigos y compañeros de la misma edad suele ser más importante para los
adolescentes, que la que puedan ejercer sus padres en casa y sus profesores en el colegio.
Las amistades juegan un papel importante como predictor de la futura conducta de los niños y adolescentes.
“La influencia de los compañeros violentos adquiere una gran significación sobre todo cuando el nivel
intelectual es bajo, los sujetos tienen una personalidad dependiente y han interiorizado deficientemente los
valores normativos en la escuela y en la familia”.
Desempleo
No obstante, no parece que el paro juvenil sea un factor criminógeno de primer orden. Es evidente que no
afecta por la edad de los sujetos, en edad escolar, a la delincuencia infantil. Respecto de la delincuencia
juvenil, principalmente para los menores con edades comprendidas entre dieciocho y veintiuno o veinticinco
años, a los que se conoce como jóvenes adultos, su influencia es mayor aunque quizás de cara a una
criminalización secundaria.
El desempleo juvenil generalmente no puede desencadenar el inicio de una carrera criminal. Solamente
puede contribuir a su ulterior desarrollo y a su intensificación.
La precoz inmersión en el mundo laboral puede constituir una grave fuente de frustraciones, impedir un
normal desarrollo intelectual, condicionar un irreversible destino en trabajos no cualificados, de bajo nivel y
escasamente remunerados.
Las drogas
La correlación droga – delincuencia – desviación social, si bien existe, y se confirma en relaciones
estadísticamente significativas, no es capaz, por sí sola, de dar cuenta ni del hecho de la drogadicción, ni del
hecho de la delincuencia, ni del hecho de la desviación social.
1. El consumo de drogas por la juventud.
2. Delincuencia juvenil y drogodependencia: hemos de diferenciar entre la delincuencia funcional, que
es aquella en la que el adicto se encuentra obligado a delinquir para proporcionarse los medios
económicos que le permitan comprar el producto, y la delincuencia inducida que se corresponde
con la situación del individuo que tras consumir drogas, los efectos de las mismas aumenten la
probabilidad de que se involucre en actividades delictivas.
3. Delincuencia juvenil producida en torno al mundo de la droga: se observa una preocupante
utilización, por parte de la delincuencia organizada adulta, de menores para la realización de ciertas
tareas.
El desarrollo de la autonomía
Los niños desarrollan la autonomía, tanto en el ámbito moral como en el intelectual y la finalidad de la
educación debe ser el desarrollo de esa autonomía.
La moralidad, en tanto cualidad de determinadas acciones de los individuos en relación a valores, principios
y normas sociales, puede ser autónoma, es decir, determinada por cada individuo a través de la reciprocidad
y en coordinación con otros puntos de vista. O puede ser heterónoma, esto significa que la conducta está
determinada por la voluntad de las personas con autoridad.
Responsabilidad y reparación
El proceso de responsabilización de los jóvenes supone que el adolescente pueda asumir conductas para
modificar aquellas que lo perjudiquen, reflexionar críticamente acerca de la infracción y sus implicancias,
tanto para él como para la víctima, y poder reparar el daño cometido. Para ello será necesario que haya
alcanzado en su constitución psíquica dichas categorías.
La reparación está indisolublemente ligada a la posibilidad de justicia, es decir, no hacer lugar a la impunidad.
Es necesario considerar que la reparación es también una operación psíquica. La reparación va desde lo
simbólico hasta lo pecuniario; puede repararse a la persona dañada y también mediante acciones a la
comunidad, con lo cual se involucra también a la sociedad en la posibilidad de reparación simbólica al
conjunto social.
Principio de especialidad
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para promover el establecimiento de leyes,
procedimientos, autoridades e instituciones específicos para los niños de quienes se alegue que han
infringido las leyes penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber infringido esas leyes.
Leyes especiales
Un primer aspecto de este principio estará dado por el hecho de contar con una ley sustantiva especial.
Este sistema, llamado “justicia restaurativa”, daría lugar a una clara diferenciación de la tradicional justicia
retributiva.
Las consecuencias jurídicas de la infracción deberán diferenciarse de las previstas para los adultos.
Procedimientos especiales
Los procedimientos, para ser especiales, deben ser exclusivamente para los adolescentes y comprensibles
para ellos.
Autoridades especiales
Ello implica exclusividad, en tanto no se podrán juzgar adolescentes en tribunales que se ocupan de causas
de adultos, ni deberían ocuparse las instituciones penitenciarias de los aspectos administrativos en la
materia. Pero esto solo no resulta suficiente; además se les debe exigir a los agentes una capacitación
específica para poder desarrollar su tarea.
Instituciones especiales
Los Estados deben contar con instituciones específicas separadas de aquellas destinadas a los adultos en
situación de encierro.
Principio de proporcionalidad
Una reacción estatal puede ser proporcional tratándose de un adulto, puede no ser proporcional tratándose
de un adolescente.
El sistema de justicia de menores hará hincapié en el bienestar de éstos y garantizará que cualquier respuesta
a los menores delincuentes será en todo momento proporcionada a las circunstancias del delincuente y del
delito.
Deberá considerarse todas aquellas circunstancias que han colocado al adolescente en una situación de
desventaja o vulnerabilidad social, a fin de atenuar la reacción estatal siempre que sea posible.
Confidencialidad
Todo proceso restaurativo sólo puede ser posible cuando existe una garantía de que lo allí debatido será
confidencial. En cambio, si de lo expuesto puede devenir una sentencia condenatoria, el proceso se verá sin
duda frustrado.
Tema 5
Observaciones sobre los mecanismos de control social y su
influencia en los procesos de victimización y en la delincuencia
femenina – Anthony Garcia
Introducción
Mujer y control social
En el hecho es a partir del Estado y a través de los mecanismos de producción de ideologías que se reproduce
la desigualdad genérica a través de la familia, la educación, la religión, los medios de comunicación social,
entre algunas de las instancias no formales.
Las relaciones entre el hombre y la mujer con instituciones como el Estado, la ley el poder son distintos, y
eso produce la ausencia de neutralidad de la ley.
El control social determina los límites de la libertad humana y la sociedad constituyendo instrumento de
socialización de los mitos.
La pasión de Meda
Las representaciones fantasmáticas activadas en el momento del obrar nos llevan a lo que Aulagnier describe
como la Omnipotencia del deseo del otro de abandonar al sujeto, y contra el cual éste no tiene influencia.
Por consiguiente, estas mujeres deben morir como niños impotentes, con la herida profunda de ser dejadas
e incapaces de influir en la Omnipotencia del otro.
El drama del filicidio se representa en el triángulo amoroso portador de la repetición preedípica del triángulo
entre estas mujeres, sus madres y sus hermanas.
En las relaciones de pareja de estas mujeres, todo recuerda la relación simbiótica que se establece en la
Omnipotencia del amor o el odio.
Cuando sienten que sus maridos son indiferentes y que ellas han perdido definitivamente la batalla por el
reconocimiento, la única posibilidad es la muerte.
Estas madres mataron al hijo al que más apego sentían, al que estaban desesperadamente aferradas, en una
relación simbiótica que no podía autorizar compromiso alguno.
2
A la mujer juzgada por este tipo de delito se la percibe como alguien que no cabe en los parámetros morales
ni existenciales de una sociedad “sana”, “normal” y con vocación por la vida.
3
El papel de “buena madre” es una construcción social y por ende un modelo para seguir.
Se espera incondicionalidad del amor materno.
La mujer-madre sufre máximas presiones psicológicas y vinculares frente a las que no suele estar
preparada, no sólo para responder de una forma activa y productiva sino tampoco para
comprenderla en su magnitud.
La mujer-madre carece de las herramientas conceptuales y perceptivas que le permitan hacer un
diagnóstico más o menos acertado de la situación debido a que está inmersa en ésta y es difícil
tomarse un “respiro” y ver qué le está sucediendo a ella, a sus hijos a su pareja emocional,
La mujer-madre está cansada, físicamente deteriorada, las más de las veces golpeada y violada, con
lo que sus esfuerzos se dirigen a cubrir las apariencias antes que a concentrarse en el problema de
fondo.
La mujer-madre poco a poco va distorsionando la percepción de ese problema de fondo al que va
empujando de su área de visión hasta no poder verlo ya más.
La mujer-madre golpeada suele desarrollar efectos paradójicos en la percepción de la violencia: da
la razón al hombre, asumiendo sus mismos argumentos, para que pueda seguir golpeándola sin que
ella se defienda, se vaya del hogar o pida ayuda hacia fuera de la familia.
La mujer-madre que ya se ha situado en una racionalidad paradójica respecto de la legitimidad de la
violencia que sufre puede, a veces, ejercerla sobre sus propios hijos o bien no defenderlos lo
suficiente o adecuadamente a la proporción de la violencia ejercida por la imagen masculina.
La mujer-madre no tiene figuras confiables en quienes depositar sus problemas.
La mujer-madre no logra apoyarse en las pocas personas que, viendo la situación por la que
transcurre, se acercan con el propósito sincero de ayudar.
La mujer-madre puede hacer llamadas de auxilio que no son correctamente interpretadas.
Finalmente, en algunos casos, mata y se suicida.
Se ve el resultado de esta situación como un fracaso individual, en el ser mujer y en el ser madre, antes que
una consecuencia del entramado social e institucional. La culpa de lo que haya ocurrido se le echa sólo a ella.
El lector advertido
El primer hecho de la serie, se resignifica a partir de la introducción de tres eventos, inaugurando una serie
como suceso, aunque el primero hecho puede ser inédito, incluso azaroso.
No es tan absurdo reconocer que en esas vacilaciones del Nombre, del Padre y de la Ley a nivel de la
referencia social se reeditan a su vez tres instancias psíquicas, y que en relación al reiterado fracaso de la
función simbólica del asesinato del padre se lo suplanta en ciertos casos con identidades homicidas, donde
el sujeto precario de la crueldad va realizando un trayecto entre el acto y el comentario del mismo.
Causas y motivaciones
Desde una perspectiva de la motivación, Skrapec afirma que los criminales seriales no son diferentes al resto
sino que revelan aspectos extremos de la normalidad, donde la violencia cumple una función en sus vidas.
Sus experiencias vitales suelen estar marcadas por recuerdos angustiosos, creencias distorsionadas y
conflictos no resueltos que dirigen su comportamiento criminal, siendo sus experiencias vitales las que
activan o refuerzan sus inclinaciones hacia la violencia.
Skrapec diferencia entre:
Homicidio sexual: de motivación sexual para obtener orgasmo pre, peri o postmortem.
Homicidio sexualizado: el motivo es matar.
Y dice que suelen aparecen tres temas dominantes en las motivaciones: el de justificación, el de control y
poder, y el de la vitalidad. En relación a la justificación, sienten que son víctimas que castigan a los que se lo
merecen poseen una doble moral, una para sí mismos y otra para el resto.
En la motivación de control/poder, el acto de matar o violar les otorga un poder fugaz, donde el motor
fantasioso es crucial, dado que es otra realidad que les proporciona la experiencia de un control tanto sobre
los demás como sobre su propio destino.
Por último, la vitalidad se refiere a la sensación de éxtasis eufórico o ira violenta de consecuencias
orgiásticas, luego del cual experimentaban un estado de alivio o calma.
El crimen serial no suele ocurrir en las sombras de relaciones preexistentes, no es la relación social previa lo
impulsa a la destrucción del otro.
Las series
Siguiendo a Badiou y su concepto del acontecimiento, el primero de la serie tendría que constituir un hecho
digamos inefable, inédito, que rompe con las series anteriores del individuo y produce un efecto, una
aparición nueva, una verdad nueva, un acontecimiento en escena.
La serie se suele presentar como aleatoria, azarosa; hasta que un lector pueda detectar la repetición de un
hecho.
Diagnósticos
Desde la perspectiva psicopatológica no es sencillo ni directo identificar a los delincuentes seriales con las
perversiones, más allá de la presencia de parafilias en muchos casos. Siendo incluso necesario no homologar
perversión con psicopatía.
Cabello afirma que en ciertas psicosis hay un comienzo de apariencia perverso.
Se trata de un inicio de un proceso psicótico o de una restitución psicopática de la psicosis, que posterga el
desencadenamiento psicótico bajo la paradoja de una certidumbre criminal que otorga sostén a cierta
identidad homicida.
Desde enfoques psicoanalíticos, la perspectiva kleiniana planteaba que el acto del psicópata expresaría la
única respuesta que le permitiría conservar su unidad y mantener el contacto con el mundo exterior,
conducta diferente a la psicótica, en tanto el paso a la acción, sustituiría a la elaboración delirante.
En ciertos casos, la venganza contra sus padres es animada por el odio del ser. Odio inducido por el hecho
de que el sujeto imagina la existencia de un "ser" que posee un saber inasible y amenazante para sí mismo.
Odio que puede dirigirse hacia aquel que supone más perfecto, según Freud del odio participa el deseo de
saber, algo es más odiado cuanto más desconocido, sobreestimando la amenaza que representa.
El acto serial alivia inmediata y parcialmente a quien lo comete, un criminal serial suele atacar el pudor y lo
bello, a pesar de que en algunos se promulga la idea de un acto en nombre de lo bello, el asesinato como
una de las bellas artes.
La necesidad de lo público en las marcas suele contrastar sobremanera con la actitud de estos sujetos en su
vida privada.
Marcas de autoría, cortes o señales en el cuerpo del control, que evocan un rasgo perverso como señal de
apropiación o como fetiche que soporta un goce último, aún después del crimen.
A partir de las pistas, el detective desmonta la unidad imaginaria de la escena del crimen, desnuda su carácter
de montaje, la relación entre la escena armada y los detalles, entonces el caso concreto debe buscarse como
si se leyera un texto.
Coherencia interpersonal: selección de víctimas con características similares a personas que son
significativas para ellos.
Importancia del tiempo y lugar: señala cuando tiene tiempo libre, que tipo de trabajo tiene y dónde
puede vivir, si está familiarizado con el lugar por su forma de moverse.
Características criminales: permite clasificar a los agresores.
Carrera criminal: valoración de antecedentes delictivos.
Conciencia forense: los que han cometido delitos y conocen las técnicas forenses.
Otro de sus aportes es su hipótesis del círculo, que consiste en marcar sobre un mapa todos los crímenes
cometidos por alguien, luego se toman como diámetro las dos escenas del crimen que se encuentren más
alejadas la una de la otra. Después se dibuja un círculo en el que se incluyen todas las localizaciones
mencionadas. La "hipótesis del círculo" dice que el criminal vive dentro de ese círculo, posiblemente cerca
del centro.
Quién es el violador
Si bien se pueden determinar características de personalidad de los violadores seriales, es muy complicado
tratar de elaborar un perfil de ellos basado en la posible prevención de una conducta que aún no han
cometido, esto porque el autor normalmente se mimetizan perfectamente en la sociedad, pasando como
un ciudadano honesto, respetuoso de la ley, responsable, exhibiéndose incluso en ocasiones como un sujeto
asexuado como una estrategia de distracción sobre su persona.
Está determinado que predominan los sujetos solteros, pero que viven con algún familiar cercano,
generalmente madre viuda, sumamente dominante, controladora de la que dependen emocionalmente,
pero que la convivencia con ellas es simbiótica.
Sin embargo se dan circunstancias indicadoras en estos sujetos, que, si son casados, suelen ser sumamente
moralistas con sus hijos y con sus parejas.
En su gran mayoría no presentan una psicopatología definida. La inmensa mayoría está compuesta por
individuos con trastornos de la personalidad, psicópatas antisociales y/o sexópatas con o sin perturbaciones
sexuales manifiestas ya sea disfunciones sexuales y/parafilias o desviaciones sexuales.
Con cada episodio suelen ser más sádicos, más violentos y más crueles, según se produce la reincidencia.
La motivación delictiva
Muchas teorías de la motivación se asan en que, ante un estado general de malestar o de excitación no
satisfecha, se intenta buscar una conducta o actividad que libere al sujeto de esa tensión.
Una característica de la Motivación es que es un proceso inferido, para comprenderla o interpretarla es
necesario deducirla de la conducta observable. De esta manera las motivaciones delictivas han de deducirse
de la interpretación de los hechos ocurridos.
Según Reeve, la motivación es dinámica incluso la motivación delictiva, es cíclica, y se ajusta a cuatro etapas.
1. Anticipación (el deseo de conseguir un objetivo)
2. Activación y Dirección (Activada por factores endógenos autoreguladores y factores exógenos
facilitadores y legitimadores de la acción).
3. Conducta activa y retroalimentación del rendimiento.
4. Resultado. Consecuencia y satisfacción del motivo.
Para la determinación adecuada del perfil de este tipo de criminales se deberán tomar en consideración una
serie de factores en el estudio de la Escena del Crimen, considerando los siguientes:
1. Tipo, característica y metodología de la agresión.
2. ¿Cuál fue el comportamiento y la conducta del agresor ante las actitudes de la víctima?
3. ¿En qué proporción estaba presente el componente sexual en cada uno de esos episodios?
4. ¿Cómo se dio el nivel y el grado de sadismo durante el acto?
5. ¿Cómo se puede determinar la relación Víctima-Victimario?
6. La determinación de cuál fue la conducta de la víctima con respecto al agresor posteriormente al
hecho es primordial, tanto si la víctima sobrevivió, como si fue asesinada.
7. Coincidencias o discrepancias entre el perfil de la víctima y el del agresor, considerando que pudieron
ser factores que propiciaron la selección de la víctima por parte del criminal.
8. El estudio nos llevará a encontrar circunstancias que denoten otros hechos de autoría del agresor,
este estudio se basa en la serie de evidencias comunes en otros casos.
9. Al confirmar más hechos cometidos por le criminal estaremos en presencia de un perpetrador en
serie al coincidir el modus operandi.
10. Pero la confirmación más importante será la determinación de la firma del sujeto, es decir los actos
que solo para él tienen un significado, que en ocasiones desconoce o son involuntarios, pero son
inevitables en cada uno de sus delitos.
11. Si la Victima ha sobrevivido, es de la mayor importancia el profesional que la entrevistará de forma
adecuada para que la víctima pueda brindar la mayor cantidad de información con respecto al hecho,
pero de la misma forma deberá ser capaz de manejar la entrevista o el interrogatorio sin provocar
una revictimización, o un agravamiento del síndrome de estrés postraumáticos en que se encuentre
la victima por la agresión.
12. Si la Víctima ha fallecido entonces la recopilación de la información deberá ser el resultado de la
investigación criminalística y criminológica de la Escena del crimen con la correcta interpretación de
los indicios y las evidencias.
La autopsia psicológica es el estudio retrospectivo que tiene como objetivo determinar el estado de la
víctima al momento que su fallecimiento, lo que conllevará a esclarecer múltiples detalles del perfil del
agresor.
Las lesiones pueden ser:
1. De sometimiento.
2. De intensión.
3. De sadismo o ensañamiento. Estas son las que más pueden denotar la firma o sello característico del
agresor.
Conductualmente la reincidencia, tiende a producirse si la experiencia fue gratificante para el criminal y no
recibió sanción alguna. Además se produce un proceso de desensibilización que permite al agresor una cada
vez mayor exhibición de violencia ante las víctimas.
Evitación: la víctima hace cualquier cosa para evitar más violencia, se vuelve sumisa hacia el tratante.
Identificación con el tratante: aquí busca la aprobación del tratante al compenetrarse con su visión
y fines.
Insensibilización
Este dato hay que tenerlo especialmente en cuenta a la hora de evaluar el testimonio de las víctimas, para
evitar prejuzgar sobre la eventual falta de cooperación o por las fallas en la memoria.
Ingreso encubierto.
Seguimientos.
Intervenciones telefónicas.
Informes de organismos públicos.
Informes a empresas privadas.
La notable diferencia con el resto de las investigaciones se basa en dos condiciones.
Primero, en la necesidad de producir un constante acopio de información y posterior análisis, cruzando
datos.
Segundo, la necesidad de lograr que la víctima sea testigo, cuestión que no es sencilla y será de inestimable
valor para lograr los objetivos ya delimitados de la investigación.
Como consecuencia del estrés postraumático, la víctima tal vez no llegue jamás a recuperarse de los daños
físicos, sexuales y psicológicos que ha sufrido y se necesitará de un abordaje en dos etapas. La primera, es
un intento de estabilizar a la víctima; y la segunda, que es el intento de incorporación de la víctima al proceso,
una vez ya estabilizada.
La investigación debe tener una investigación financiera paralela.
1. Proxenetas e Intermediarios
Son los que se apropian de los beneficios económicos generados en estas “transacciones”.
La certeza de la existencia de una organización se hace evidente en:
2. Modalidades de intermediación
Reclutamiento a cargo de profesionales.
Explotación por parte del proxeneta, en el marco de una relación afectiva, de noviazgo o protección.
Explotación directa por parte de familiares.
Reclutamiento por parte de personas que están en prostitución y que cobran un porcentaje o suma
fija por presentar a NNyA para ser prostituidos.
Reclutamiento de amigos o amigas a cambio de dinero.
Intermediación no explotadora, aunque intervienen terceros. Son las que facilita, incitan o presentan
clientes, aunque no reciben un beneficio económico.
Sin intermediación: el cliente cumple las funciones de reclutamiento.
3. Clientes
La “demanda” de personas con fines de explotación sexual constituye una de las causas principales para que
individuos y organizaciones conformen “mercados” que garanticen satisfacción al cliente.
Al preguntar sobre el perfil de los clientes que buscan servicios sexuales de NNyA encontramos que la
mayoría es de sexo masculino, de entre 40 y 50 años, nivel socioeconómico alto y cuya ocupación sería
profesional y/o ejecutivo.
Los principales criterios que suelen utilizarse con relación a la clasificación de los clientes involucrados en la
explotación sexual:
2. Explotadores preferenciales
Aquellos individuos cuyas preferencias sexuales son niñas o niños que han alcanzado o pasado la pubertad.
Su género es indistinto y su modus operandi no es homogéneo.
3. Explotadores pedófilos
Se define con este término clínico a los adultos que presentan desórdenes de personalidad que contiene un
interés sexual específico y centrado en niños y niñas impúberes. Su modus operandi no es homogéneo.
Pueden utilizar sólo pornografía infantil o abusar con o sin contacto.
Según el DSM la pedofilia se encuentra dentro de la categoría de parafilias, ubicada dentro de la
categorización mayor de “Trastornos sexuales y de identidad sexual”. La pedofilia se define como fantasías
sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que implican actividad
sexual con niños o niñas durante un período no inferior a los seis meses.
Algunos individuos con pedofilia sólo se sienten atraídos por NNyA (tipo exclusivo), mientras que otros se
sienten atraídos a veces por adultos (tipo no exclusivo).
Excepto los casos de asociación con el sadismo sexual, el individuo puede ser muy atento con las necesidades
del NNyA con el fin de ganarse su afecto, interés o lealtad e impedir que lo cuente a los demás. El trastorno
empieza por lo general en la adolescencia.
2. Introvertidos
Prefieren NNyA pero carecen de las “habilidades” del “seductor”. Dichos ofensores se limitan a mantener
un intercambio verbal mínimo y tienden a abusar de NNyA desconocidos o muy pequeños.
3. Sádicos
No sólo tienen un interés sexual en NNyA, sino también experimentan placer sexual infringiéndoles
sufrimientos físicos o psicológicos a sus víctimas. Estos individuos pueden atraer seduciendo o empleando
la fuerza. Son los casos en que hay mayor probabilidad de que acaben mutilando o asesinando a sus víctimas.
Clientes que dicen utilizar “prostitutas” para satisfacer lo que ellos imaginan es una necesidad
biológica o emocional de buscar un “alivio sexual”.
Clientes que consumen mujeres en condiciones de prostitución para tener la impresión de
camaradería con colegas o amigos.
Clientes que refieren necesitar mantener relaciones sexuales con mujeres en condiciones de
explotación para sentirse “más viriles”.
Clientes que refieren estar motivados por un deseo de controlar y dominar a seres humanos
considerados objetos sexuales.
Clientes que usan las prostitutas para satisfacer un arrebato impulsivo de realizar actos sexualmente
transgresivos y/o dominar sexualmente a individuos extremadamente vulnerables, indefensos,
reducidos a objetos y/o degradados.
Clientes que tienden a considerarse a sí mismos como débiles y expresan rabia misógina contra el
poder que ostentan las mujeres cuando se niegan a mantener relaciones sexuales y/o darles apoyo
emocional incondicional.
Clientes que no se ven a sí mismos como usuarios de mujeres en condiciones de explotación y las
definen como “trabajadoras sexuales”, propio del discurso que sostiene que es el trabajo más
antiguo del mundo.
Delincuencia económica: eficacia de las sanciones penales –
Beristain
Extensión e importancia de los crímenes y criminales económicos
La delincuencia económica técnicamente entendida es una especie de la delincuencia de cuello blanco.
Sutherland definía los crímenes de cuello blanco como delitos cometidos por personas respetables y de la
alta sociedad en el ejercicio de su profesión.
Posner entienden por delitos económicos los cometidos sin violencia por personas físicas o morales que son
consideradas “formales” frente o a diferencia de quienes comente los llamados delitos comunes. También,
desde otro punto de vista, considera delitos económicos los tipificados en determinadas leyes especiales,
sobre todo cuando los realizan ciertas personas físicas o inorales “bien consideradas”. Por fin, incluye dentro
de estos delitos, teniendo en cuenta el autor y el medio empelado, los cometidos por personas
económicamente fuertes, y mediante fraudes, estafas, monopolios, etc., más que con violencia.
El derecho penal económico es el conjunto de normas jurídico-penales que protegen el orden económico
entendido como regulación jurídica del intervencionismo estatal en la Economía.
Este derecho penal económico tipificará como delitos las acciones que lesionen o ponga en grave peligro la
normativa que regula la intervención del Estado en el mundo económico.
En sentido amplio se considera como Derecho Penal económico el conjunto de normas jurídico-penales que
protegen el orden económico entendido como regulación jurídica de la producción, distribución, consumo y
conservación de bienes y servicios.
Dentro de esta concepción se tipificarán como delito las acciones que atenten o pongan en peligro un bien
jurídico patrimonial individual y, además o principalmente, la normativa que regula la producción, la
distribución, el consumo y la conservación de bienes y servicios.
Parece oportuno recordar también un concepto medio, funcional, de derecho penal económico que incluye
aquellos delitos que por su modo de llevarse a cabo o por el perjuicio que producen pueden atentar contra,
o poner en grave peligro, la estabilidad económica o hacer desaparecer la confianza del público en la
honestidad de las prácticas comerciales o en el buen funcionamiento de las instituciones públicas
relacionadas con la economía.
Aquí incluimos también los delitos financieros, los delitos de la calidad de vida, los delitos sociales, los delitos
de los negocios, etc.
Algunos autores de graves delitos contra la economía, a diferencia de los clásicos defraudadores, apenas si
perciben los cuantiosos perjuicios que producen a sus víctimas, pues sólo tienen ante sus ojos su ansia de
ganar, y para conseguirlo utilizan medios en gran parte legales, de tal manera que son incapaces de
reconocer su propia imagen de criminales.
La edad de nuestros delincuentes suele ser más elevada que la de los delincuentes comunes.
El problema de la criminalidad económica no es sólo un problema criminal, sino más bien una cuestión de
qué tipo de sociedad industrial o posindustrial deba constituirse cómo deberá estar organizada y regulada,
y por quienes.
Tema 5
Delitos contra la integridad sexual, articulaciones
psicoanalíticas: desde las sombras del entre rejas – Iacuzzi
Aportes psicoanalíticos con incidencias clínicas
En el vasto conjunto de Delitos Contra la Integridad Sexual la mayor violencia se manifestaría en el vínculo
con el semejante, muchas veces reducido a objeto degradado.
En la economía del sufrimiento por la ausencia de tránsito desde el Yo Ideal al Ideal del Yo la conciencia
moral queda suspendida, no presentándose obstáculos intrapsíquicos para que el aparato pulsional impulse
el pasaje al acto deviniendo descarga corporal.
Autores consideran subjetivar el crimen como fase inicial para que pueda otorgársele significado a la sanción
legal a través de implicarse en la conducta por la que se lo acusa. Lo esencial estaría en que el sujeto
dimensione para no redoblar la tendencia al acto, intentándose así caminos de no repetición.
Estaríamos dentro de las des-viaciones múltiples con etiologías diferentes, de las aspiraciones libidinosas
mutadas en síntomas, de tras-tornos en la meta o el objeto sexual. La delimitación adentro-afuera estaría
perturbada.
Para muchos de los sujetos estudiados el objeto-víctima ha sido contingente; teniendo que ser vivo,
preferentemente un humano. La primigenia premisa es que juegue el juego que el victimario propone:
conceder aún negándose.
La resistencia agudizaría la excitación.
La inclusión de la dimensión narcisista y del Yo Ideal resulta insoslayable al construirse la noción “otro”.
En ocasiones el des-vío en la búsqueda del objeto es el punto central, llegando a situaciones en las que
pulsión sexual rebaja al objeto. Ergo, el valor del objeto sexual sería secundario.
La erotización de los afectos dolorosos y el odio cobra forma de omnipotencia aniquiladora, fría y
descarnada. Se apuntaría a asegurarse una posesión del otro a través de la neutralización del estatuto de su
condición deseante, aboliéndose al sujeto como tal.
En los delitos contra la integridad sexual media el cuerpo, “tocan” el cuerpo erógeno, pulsional.
Otros casos se plantean desde la psicodrinámica de los mecanismos adictivos. A prima facia se hablaría de
un componente pulsional que no admite dilación.
No podrían soslayarse los componentes agresivos de la libido y el enlace libido-crueldad. Tampoco dejar de
repasar aquí la concepción winnicotteana de destructividad primaria, esa agresividad que carecía de
intencionalidad agresiva y que es necesaria en relación al objeto primario para acceder a la individuación.
Articulaciones clínicas
Si estamos dispuestos a acoger los fenómenos mentales de los tras-tornos de la regulación narcisista en
inminencia de colapsar es pertinente que el analista se ubique sin resquemores como objeto cohesionador,
instaurando una relación comprometida y particularmente investida en complementariedad objetal para
hacer inteligible los bloqueos en el advenimiento del sujeto. Su exploración en el territorio del mal reclama
el gobierno de la contrantransferencia negativa, tolerando las fluctuaciones de la heterogeneidad con sus
incertidumbres.
Inicialmente la coproducción traumática, sus sentimientos y de empobrecimiento, su necesidad de
reconocimiento, soledad y vacío no encuentran narrativa.
En estos pacientes el desapuntalamiento ha sido la constante, han estado carentes de ofertas humanas. Al
tener la mayoría apodos vinculados al tipo de delito resulta vital restituirle su apellido y nombre,
nominándolos a través de ellos.
En rigor, es considerado “curativo” o con mayor posibilidad de trans-formación el ensamble de trabajo en/de
la relación terapéutica conjuntamente con la reconstrucción del pasado.
En tanto a las “conversaciones preliminares” no se trataría de una fuga a lo manifiesto ni intentar
persuadirlo, sino de movilizar al Yo del paciente. Se propendería a que el paciente se arrime y anime virando
la curiosidad hacia una demanda.
Son pacientes que cuadran en un tipo de pensamiento auténticamente operatorio. Teniendo en cuenta que
el síntoma advino como intento de solución frente a la cronificación cautivante de tensiones internas y del
dolor psíquico, clínicamente se propendería a instalar al sujeto en un más allá de la mera catarsis/abreacción
que refiere a escena congelada, no dinamizando el aparato.
Una insuficientemente buena evolución yoica depende de las vicisitudes del narcisismo primario,
reforzándose a su vez las defensas narcisistas. Las conductas antisociales y las abyecciones nos llevan
inicialmente a situarnos en el campo del Yo sus múltiples escisiones. Un exceso de energía no manejable
por el Yo, con efecto retardado, intentaría establecer en la descarga algún tipo de ligazón con autonomía del
principio del placer. A mayor montante de angustia más reaparición automática sin posibilidad de diferir ni
mediatizar la degradación vía proceso secundario. Freud denominó experiencia de satisfacción a aquello que
liquida la excitación interior dando lugar al estado de deseo. Pero también introdujo el concepto de
domesticación de la pulsión como quista del Yo, integrándose la pulsión a una conformidad yoica, logrando
así el Yo bienestar.
Abuso alude linderamente a exceso no soportable. Se repetiría la descarga de lo siniestro de la emergencia
pulsional que se sitúa en el orden de un exceso de excitación promovida por la irrupción de obstinados
sentimientos de inexistencia y/o excesos de realidad no metabolizados.
Para protegerse del desmoronamiento referido a una experiencia agonística se hipotecaría la organización
psíquica del sujeto, no pudiendo éste sustraerse al permanente estado de amenaza en que quedaría sumido.
Freud planteó que el empuje perentorio de la pulsión puede ser coartado en sus fines, promoviendo una
satisfacción inhibida que citó como satisfacción parcial. En estos bordes, el desafío está en encontrar juntos
analista-paciente nuevos circuitos pulsionales, que a la manera de trueque libidinal oficien de embajadas de
la pulsión de muerte en sus ligámenes con la cultura.
Escisión yoica y renegación se nutren mutuamente en pro de una defensa de supervivencia ante el riesgo de
colapso psíquico. En momentos de raptos de furia narcisista donde predomina el tono quejumbroso basado
en el narcisismo primario, subsistiendo el Yo Ideal, ante el fracaso de defensas yoicas y bajo el resguardo de
la escisión se apuntaría al borramiento del otro en su estatuto de sujeto.
El primer proceder analítico con sujetos con dificultades severas para autosostenerse sería promover el
“encuentro” fundando en algo nuevo desde situarse a ultranza dentro de una estructura relacional regulada
en ritmos periódicos, secuencias y tiempos “para recuperar niveles de desarrollo psíquico antes nunca
alcanzados”, confirmando su existencia.
El objeto deseado por el sujeto porta el riesgo potencial de desubjetivizar al analista, siendo indispensable
asumir y mantenerse en la escena no obstante este asedio. Las lastimaduras narcisistas han suscitado
trastrocamientos en las cadenas representacionales, serios déficits de ligazón como grávido factor
etiopatogénico.
Por la cualidad de desborde por indefensión que denota un peligro real en estos pacientes, el analista en su
función de “suplencia” debe cuidar no deslizarse del “como si” que caracteriza su función.
Si bien los señalamientos enérgicos son ineludibles en algunos momentos, las intervenciones “profundas”
generalmente no tienen cabida en estas situaciones clínica por el impacto que producen. Sí las tiene que
tener el analista en su mente para abrir formaciones intermedias en el sujeto que propenden a “neurotizar”.
La constatación de que el mero “saber” y la aceptación intelectual en poco influyen para la elaboración
psíquica nos hace pensar que el referente insight adquiere particular relevancia.
En el campo analítico siempre se hacen presentes aciertos y tropiezos muchas veces ceñidos por los
vasallajes del Yo. Dentro del ámbito de las pulsiones que se pretenden sofocar no podemos paras por alto
que Freud sagazmente distinguió cinco formas de resistencia: Tres del Yo (represión, resistencia en la
transferencia y beneficio secundario de la enfermedad), un del Ello (compulsión de repetición) y una del
Superyó (sentimiento de culpabilidad-necesidad de castigo, que incluye la reacción terapéutica negativa.
El análisis químico de las heces que muchos criminales dejan en el lugar del hecho, han permitido, con
frecuencia, el total esclarecimiento del caso.
Hellwig cree que se basa en la idea de que si el criminal huye, debe dejar algo detrás de sí, es decir, lo impulsa
la convicción fundamental de que todo crimen debe expiarse.
Debemos a Freud, el descubrimiento de que el niño considera las haces como un regalo, como una expresión
de afecto hacia una persona querida. Este significado infantil no excluye que se las utilice también como un
medio de desafío. La superstición del criminal, la idea de expiación y protección representada por las heces,
se hace comprensible considerándola como una expresión infantil de compensación.
Constituye una expresión de impulsos inconscientes de confesar. Algunas veces, si se investiga el motivo
inconsciente se puede deducir que las heces han sido abandonadas con un propósito de auto traición.
Las historias de los indicios demuestran que el autocastigo puede ser reemplazado por la autotraición, la
necesidad de expiación por el impulso inconsciente a la confesión o expresada por parapraxis (actos fallidos).
Perversiones
Es precisamente en las perversiones en las que lo pregenital de un comportamiento es un dato clínico e
incluso descriptivo, en la mayoría de los casos.
Podemos clasificar las perversiones, según sus variaciones, respecto de:
1. El objeto (sexo, edad, especie).
2. Zonas anatómicas (felacio, coito anal).
3. Fines sexuales preliminares (tocamiento, contemplación, exhibición, sadismo y masoquismo).
El placer preliminar proviene de dos fuentes:
1. De la activación de la zona o función erógena en cuestión.
2. De la anticipación del placer final.
Esto es importante para comprender la psicopatología sexual.
La fijación de los perversos a cierta zona, fin u objeto previo, debe pensarse en su sentido más completo y
profundo. La sexualidad de estos enfermos se halla permanentemente desgarrada por la presencial virtual
del coito heterosexual como término idealizado que es negado, imitado o atacado en las distintas actividades
y fantasías.
A menudo el intenso placer supuesto de la perversión consiste en el orgasmo en tanto finalización de una
aventura azarosa.
De tal forma que tenemos una doble restricción: 1) de la actividad sexual plena, 2) de la actividad sexual
sustituta.
La perversión surge como transacción: se satisfacen las pulsiones y también el superyó secundariamente
estos síntomas se organizan como sistemas estables constituyendo un tipo especial de caracteropatías:
perversiones.
El placer del Superyó podemos entenderlo por la existencia de objetos internos sádicos que obtienen placer
de la castración. De ahí que el Superyó del perverso haya sido descripto como poseyendo una fractura
intrasistémica que “permite” actividades pregenitales y “prohíbe” las genitales.
Psicopatía - Abdel-Masih
Es una perturbación asintomática, que solo una observación sagaz y un muy preciso instrumento diagnóstico
pueden detectar.
La personalidad psicopática se caracteriza por: la indiferencia afectiva, el tedio como emoción capaz de
sentir, y el acting-out; características estas que se fundan en las siguientes perturbaciones funcionales: de la
identidad, de la simbolización y de la socialización.
Desde el punto de vista del área privilegiada de expresión, hay un marcado predominio del accionar en el
mundo externo, con empobrecimiento del área de la mente. La capacidad perceptiva y el juicio de realidad,
funcionan como instrumento directo del principio del placer y el servicio del proceso primario, para liberarse
inmediatamente de la frustración.
El psicópata es impulsivo y versátil, incapaz de posponer la satisfacción de deseos, y con absoluta
desconsideración por los demás. Su impulsividad es sintónica al Yo.
Hay falta de sentimientos de culpa consciente. Y falta de insight. Se observa irresponsabilidad, con falta de
previsión sobre sus actos. No tolera el aburrimiento.
Su sexualidad es impersonal, emocionalmente trivial, y a menudo promiscua.
Es incapaz de sentir emociones; siendo solo capaz de que sus estados de tensión se traduzcan y expresen en
tedio.
El lenguaje está al servicio de la acción; al no haber construido símbolos que representen contenidos
representacionales de la experiencia, los utiliza en un como-si, al servicio del proceso primario, no hay
contacto real.
Se caracteriza también por la acción sorpresiva (“hacer actuar” sin que el otro se dé cuenta). Tiende a
confundir con su discurso. Estando esto enlazado profundamente con su falta de discriminación entre Yo y
No-Yo.
El equilibrio interno del psicópata es precario; el vacío de su mundo interno provoca que para no caer en la
psicosis o en la depresión necesite mantener el equilibrio a través de: 1) actuando su incapacidad de tolerar
la tensión; 2) haciéndolo a través de un depositario que actúe por él, siendo su modo de aproximación al
objeto; 3) a través de la combinación de mecanismos defensivos como omnipotencia, splitting masivo e
identificación proyectiva.
El estado psicopático es un modo de adaptación a la realidad; como así también la importancia de la agresión.
Donde el carácter tanático, destructivo, se mezcla con una tentativa externa de preservar la relación con la
realidad.
En lo referente a la utilización de los otros como depositarios: su incapacidad de contener el conflicto dentro
de sus propios límites, determina que utilice a los otros para esto.
Manejar al depositario es para el psicópata una necesidad de primer índole.
El psicópata no ha podido construir un mundo interior con identificaciones sólidas; en el sentido que no ha
podido introyectar experiencias que le permitan tolerar la espera, no hay mediatización simbólica.
Coexiste en el psicópata un adecuado desarrollo de las funciones yoicas ligadas a los procesos de tipo
intelectual, con el vacío de contenido vivencial, con el vacío simbólico, con el vacío de afecto; es lo que se
puede observar como producciones de un sofisticado nivel de elaboración; pero al servicio del proceso
primario, sustentado en ecuaciones simbólicas y vínculos aparentes, ya que el otro no es para el psicópata,
sino un depositario, o sea, una parte de sí mismo.
Tanto la percepción de los estímulos externos, como los estados de tensión interna, son vividos como cargas
con solo valor cuantitativo, que producen malestar y hay que desembarazarse de ello inmediatamente. Esto
es lo que se denomina tedio, estado insoportable de tensión interna que solo a través de la actuación, de la
descarga inmediata, podrá aliviarse, so riesgo de producirse algunos de los modos de desestructuración.
El grupo familiar del futuro psicópata, no está bien integrado; las relaciones parentales se caracterizan por
la hostilidad, los celos y la promiscuidad. La comunicación del grupo familiar está apuntalada por
gratificaciones externas; es un grupo perturbado en su capacidad de elaborar pérdidas.
El padre es autoritario y ausente, lo que no permite la identificación adecuada, identificándose así con un
superyó rígido y cruel, con aspectos narcisistas muy severos. La madre: o lejana y autista, que tome al hijo
como una prolongación de sí semejante a la madre del esquizofrénico; o sobreprotectora, con una gran
emotividad, pero que en lugar de volcarla en su pareja la vuelca en el hijo, volcando su necesidad de
dependencia.
El intercambio con los padres se hace a través de objetos materiales, y esto es lo que internaliza.
Esta carencia de padre y madre, provoca la imposibilidad de incorporarse a la cultura. Superyó deficiente y
aislado o cruel y severo que prohíbe e impulsa a vencer la prohibición. Superyó deficiente que no integre la
pauta del grupo social; que no cumple la función de ajustar la necesidad instintiva a las posibilidades del
ambiente.
Normalmente las funciones yoicas son desempeñadas primero por la madre. Esta falla inicial en la psicopatía,
impide la capacidad para el “no” semántico que implica el reconocimiento del otro como persona con
voluntad independiente; falla que produce la incapacidad para el aprendizaje, una intensa necesidad de
encontrar un objeto simbólico para que sirva de depositario de los aspectos intolerables del yo.
En esta patología es fundamental la perturbación de las funciones que se consolidan en el segundo año. Es
la etapa de la valoración de las heces como parte del cuerpo. La característica de la etapa anal primaria es la
aniquilación del objeto; y la anal secundaria, la de preservar el objeto aunque bajo control, si no se establece
sólidamente la segunda, surge la psicosis. El niño retiene muchas formas de comunicación no verbal, y
recurre a la acción como modelo de comunicación.
El futuro psicópata utiliza el lenguaje como instrumento exhibicionista y no de comunicación.
Entre el tercero y quinto año de vida internaliza una relación parental sadomasoquista en la que predominan
actuaciones de tendencias retaliativas mutuas.
Ya en la latencia, como consecuencia del fracaso en la comunicación, rico en fantasías omnipotentes y déficit
en la simbolización va a ser lo que lo caracterizará. No puede introyectar prohibiciones; no puede compartir,
no sabe jugar, quiere ganar siempre.
Introducción
La psicopatía está tan intrínsecamente relacionada con la violencia que ha sido considerada una “mini teoría
de la violencia”. El constructo de la psicopatía contribuye a explicar, en el marco de la multicausalidad, parte
del comportamiento violento y antisocial.
Psicopatía y Empatía
Los psicópatas disponen de empatía cognitiva, pero no de empatía emocional
Los constructos de personalidad “oscuros” se caracterizan por el afecto superficial, la crueldad, la ausencia
de sentimientos de culpabilidad, la manipulación y el encanto superficial.
Se intuye que tanto la psicopatía como el maquiavelismo estarían asociados a una deficiencia en la empatía,
que es esencialmente la capacidad de comprender y compartir la experiencia mental de otra persona. La
empatía afectiva/emocional puede ser definida como la capacidad de experimentar las emociones de los
demás, mientras que la empatía cognitiva, a menudo referida como Teoría de la Mente –TdM–, se
conceptualiza como la capacidad de comprender e inferir los afectos y las experiencias emocionales de los
demás
Quienes obtienen puntuaciones altas en psicopatía y maquiavelismo tiene éxito en la manipulación y el
engaño, lo que indicaría que algunas personas tienen cierta habilidad en empatía cognitiva.
Más clara parece la evidencia hallada en las investigaciones que han estudiado la teoría de la ausencia de
miedo del psicópata en relación con la ausencia de empatía, evidencia que también enlaza con otro aspecto:
la agresión básicamente instrumental de los psicópatas.
Discusión
Los psicópatas intentan aparentar lo que no son; por eso es habitual que su apariencia sea normal y hasta
afable.
No obstante, por más que el psicópata sepa fingir o imitar algunos sentimientos genuinamente humanos, lo
cierto es que frecuentemente será incapaz de describir la subjetividad de los distintos estados afectivos.