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Si te quieres matar, ¿por qué no te quieres matar? De la tragedia un poco molesta de que te hayas muerto...

¡Ah, aprovecha! Que yo, que tanto amo la muerte y la vida,


Después la conversación se aligera cotidianamente,

Si osara matarme, también me mataría...


Y la vida de todos los días retoma su día...

¡Ah, si osaras, osa!

¿De qué te sirve el cuadro sucesivo de las imágenes externas


Después, lentamente fuiste olvidado.

Al que llamamos mundo?


Sólo eres recordado en dos fechas, cada año:

¿La cinematografía de las horas representadas


Cuando cumples años de que naciste, cuando cumples años de que moriste

Por actores de convenciones y poses determinadas,


Nada más, nada más, absolutamente nada más.

El circo polícromo de nuestro dinamismo sin fin?


Dos veces al año piensan en ti.

¿De qué te sirve tu mundo interior que desconoces?


Dos veces al año suspiran por ti los que te amaron,

Tal vez, matándote, lo conozcas finalmente...


Y una que otra vez suspiran si por casualidad se habla de ti.

Tal vez, acabando, comiences...

Y de cualquier forma, si te cansa ser,


Encárate en frío, y encara en frío lo que somos...

¡Ah, cánsate noblemente,


Si quieres matarte, mátate...

Y no cantes, como yo la vida por borrachera,


¡No tengas escrúpulos morales, recelos de inteligencia!...

No saludes, como yo la muerte en literatura!


¿Qué escrúpulos o recelos tiene la mecánica de la vida?

¿Haces falta? ¡Oh sombra fútil llamada gente!


¿Qué escrúpulos químicos tiene el impulso que genera

Nadie hace falta; no le haces falta a nadie...


Las savias y la circulación de la sangre, y el amor?

Sin ti correrá todo sin ti.


¿Qué memoria de los otros tiene el ritmo alegre de la vida?

Tal vez sea peor para los otros que existas a que te mates...
Ah, pobre vanidad de carne y hueso llamada hombre.

Tal vez peses más durando, que dejando de durar...


¿No ves que no tienes absolutamente ninguna importancia?

¿El pesar de los otros?... ¿Tienes remordimiento anticipado


Eres importante para ti, porque es a ti a quien sientes.

De que te lloren?
Eres todo para ti, porque para ti eres el universo,

Descansa: poco te llorarán...


Y el propio universo y los otros

El impulso vital apaga las lágrimas poco a poco,


satélites de tu subjetividad objetiva.

Cuando no es por cosas nuestras,


Eres importante para ti porque sólo tú eres importante para ti.

Cuando es de lo que acontece a los otros, sobre todo la muerte,


Y si eres así, oh mito, ¿no serán los otros así?

Porque es la cosa después de la cual nada acontece a los otros...

¿Tienes, como Hamlet, el pavor de lo desconocido?

Primero es la angustia, la sorpresa de la venida


¿Pero qué es lo conocido? ¿Qué es lo que tú conoces,

Del misterio y de la falta de tu vida hablada...


Para que llames desconocido a alguna cosa en especial?

Después el horror del cajón visible y material,

Y los hombres de negro que ejercen la profesión de estar allí.


¿Tienes como Falstaff, el amor grasoso de la vida?

Si la amas, así, materialmente; ámala aún más materialmente,

Después la familia velando, inconsolable y contando anécdotas,


¡Vuélvete parte carnal de la tierra y de las cosas!

Lamentando la pena de que te hayas muerto,


Dispérsate, sistema físico-químico

Y tú mera causa ocasional de aquel duelo,


De células nocturnamente conscientes

Tú verdaderamente muerto, mucho más muerto de lo que imaginas...


Por la nocturna conciencia de la inconsciencia de los cuerpos,

Mucho más muerto aquí de lo que imaginas


Por el gran cobertor no-cubriendo-nada de las apariencias,

Aunque estés mucho más vivo en el más allá...


Por el pasto y la hierba de la proliferación de los seres,

Después la trágica retirada al panteón o la tumba,


Por la niebla atómica de las cosas,

Y después el principio de la muerte de tu memoria.


Por las paredes turbulentas

Hay primero en todos un alivio


Del vacío dinámico del mundo.

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