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Cuadernos de Bioética

ISSN: 1132-1989
bioética@um.es
Asociación Española de Bioética y Ética
Médica
España

Sgreccia, Elio
PERSONA HUMANA Y PERSONALISMO
Cuadernos de Bioética, vol. XXIV, núm. 1, enero-abril, 2013, pp. 115-123
Asociación Española de Bioética y Ética Médica
Murcia, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87527461012

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Elio Sgreccia Persona humana y personalismohuman person and personalism
Cuadernos de Bioética XXIV 2013/1ª
Copyright Cuadernos de Bioética

PERSONA HUMANA Y PERSONALISMO1

HUMAN PERSON AND PERSONALISM

ELIO SGRECCIA
Università Cattolica del Sacro Cuore
Facoltà di Medicina e Chirurgia
Istituto di Bioetica
Largo Francesco Vito, 1
00168 Roma – Italia
Fax: +39 063051149
E-mail: ibiet@rm.unicatt.it

RESUMEN
Palabras clave: En la primera parte del artículo se analiza la evolución histórico-filosófica del concepto de persona
persona, personalismo, humana, desde la antigüedad hasta el pensamiento contemporáneo, enunciando las ideas más relevantes
personalismo al respecto. En la segunda parte se realiza un análisis crítico de las posiciones reduccionistas o empiristas,
ontológico. en particular de las de Engelhardt y el utilitarismo, analizando algunas de sus consecuencias prácticas en
Recibido: 5/11/2012 bioética. El autor concluye enunciando lo que serían los principios fundamentales de la bioética persona-

Aceptado: 12/01/2013 lista, su fundamentación ontológica, así como el posible desarrollo contemporáneo de la intuición inicial,
enunciada por vez primera por Sgreccia en los ochenta.

ABSTRACT
Keywords: The first part of this article is an analysis of the historical and philosophical evolution of the concept of
person, personalism, human person, from antiquity to present times, including an outline of its major developments. The second
ontological part deals critically with reductionist and empiricist positions –particularly Engelhardt’s and of utilitaria-
personalism. nism– exposing some of its practical implications in the realm of Bioethics. Finally the author concludes
with an enunciation of what would constitute a conceptual basis for the ontological foundation of Perso-
nal Bioethics derived from the initial framework of intuitive ideas first outlined by Sgreccia in the eighties.

1 La conferencia titulada “Persona y Personalismo” fue pronunciada por el Profesor Elio Sgreccia en la Universidad Católica de Santo
Toribio de Mogrovejo con ocasión de su nombramiento como Doctor Honoris Causa en octubre de 2008. El autor ha cedido expresamente
este texto para que sea publicado en el número de Cuadernos de Bioética dedicado a la Bioética Personalista. El Prof. Sgreccia fue la primera
persona que comenzó a hablar de “Bioética Personalista” en los años 80. Acuñó esta expresión entendiendo por ella una nueva corriente
dentro de la Bioética (hasta aquellos momentos solo se hablaba de Bioética Principialista, utilitarista, Bioética liberal y casuística) que incluía
tanto la perspectiva clásica, ontológica, sobre la persona, así como su posterior desarrollo contemporáneo de cuño fenomenológico. Sgreccia
ha dedicado 30 años de su vida al desarrollo y difusión de este modelo bioético que cuenta ya con alumnos y centros de inspiración perso-
nalista en los cinco continentes.

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1. Introducción filosóficamente extraño a la primera reflexión cosmoló-

La reflexión sobre el hombre en la cultura contempo- gica naturalista griega (no madura en el mismo pensa-

ránea se caracteriza por una doble polarización. Por un miento postsocrático que puso al hombre en el centro

lado, el desarrollo de las ciencias sobre el hombre tiende del universo), fue profundizado en la patrística con las

cada vez más a la especialización en el estudio de la na- disputas trinitarias: se discutía si el término persona, usa-

turaleza humana, de los mecanismos neurofisiológicos, do para indicar las tres “hipóstasis” del Dios cristiano,

genéticos, y en el estudio de la estructuración, conscien- significara también relacionalidad no sustancial (a saber,

te e inconsciente, de la psique humana. Por otro lado, la accidental), o la sustancialidad misma. La aportación del

filosofía advierte en el plano teorético que el concepto cristianismo fue determinante para la atribución de una

de persona se hace cada vez más inasible, complejo, consistencia ontológica al significado del término que

incierto y difícil de reconducir hacia una compresión ex- vino así a ser caracterizado en sus orígenes por una

haustiva y unitaria del mismo. La especialización sobre fuerte connotación teológica.

el hombre en el plano científico va acompañada por la En el ámbito de la misma filosofía, es con Severino
atomización del concepto en el plano teórico-filosófico Boecio, y por lo tanto con la filosofía escolástica, con
por parte de algunas corrientes del pensamiento feno- quien se ofrece por primera vez una definición secu-
menístico que, reduciendo al hombre a su dimensión larizada del concepto de persona que será retomada
inmanente y materialista, no captan el núcleo ontoló- posteriormente por Tomás de Aquino: “persona est ra-
gico-metafísico que constituye la clave última, que fun- tionalis naturae individua substantia”. Esta definición
damenta y unifica, al ser humano en cuanto tal. En este pone en evidencia tres categorías filosóficas esenciales
contexto, en el que la reflexión sobre el hombre está en el concepto de persona humana: la sustancialidad,
desorientada, cada vez se hace más necesaria una inves- la individuación y la naturaleza racional. Es importante
tigación sistemática de la antropología filosófica sobre profundizar en estas categorías porque han dado un
la naturaleza y la esencia de la persona humana. impulso muy fuerte al debate bioético. Por lo tanto, per-
sona es un ente real (una sustancia primera en lengua-
je aristotélico), una subsistencia particular del género
2. Historia del término y del concepto
universal y abstracto de la esencia (sustancia segunda),
Para comprender el significado del término “persona
concretizada en el individuo concreto. La subsistencia
humana” es útil trazar unas líneas de referencia sobre la
indica el existir en sí y para sí, en virtud exclusiva de su
evolución y la reflexión filosófica del concepto. En esta
mismo acto de ser (que, en última instancia, en la filo-
sede delimitaremos la investigación al significado filosó-
sofía tomista coincide con el efecto del acto creativo) e
fico, distinto del psicológico (personalidad) y del jurídico
independientemente de la existencia de otra sustancia o
(sujeto de derecho).
de sus cualidades. En la realidad humana esto significa
El término “persona” fue introducido en el lenguaje
que las funciones y los actos que cumple el hombre no
filosófico por el estoicismo popular con el significado de
existen en sí, son funciones y actos de una sustancia, de
máscara (per-sonare, resonar de la voz), en el sentido de
un individuo humano sustancial; son funciones “de” la
rol del actor en un contexto dramatúrgico que indicaba
persona, no son “la” persona. De una sustancia entendi-
metafóricamente la tarea y la parte que el hombre “re-
da de esta manera se puede predicar la inmutabilidad y
presentaba” en su vida. En su origen, la etimología no
la permanencia (en el espacio y el tiempo) y por lo tanto,
indicaba los rasgos esenciales del rostro, sino el escon-
también la identidad. La individuación se refiere a la
derse del rostro del actor, la estaticidad (el rol fijo del
unicidad y al carácter irrepetible de la persona humana.
personaje en el drama) y no anulaba la singularidad en
Ésta se distingue de las otras personas gracias a la corpo-
cuanto que la forma de la máscara condicionaba el mis-
reidad (hoy diríamos, al código genético) que consiente
mo resonar de la voz de actor. El concepto de persona,
la materialización de la forma, la existencia concreta de

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la esencia y la encarnación del espíritu. La corporeidad identifica la persona con la autorelación del yo, es de-
es el principio de individuación y de diferenciación de la cir, con el yo que se pone en relación consigo mismo
sustancia que se manifiesta según coordinadas espacio- mediante la conciencia y el conocimiento de sí. La iden-
temporales: es el simple existir como cuerpo (espiritua- tificación de la persona con la conciencia y el cogito la
lizado) que determina el valor/significado del ser hu- ha expresado de manera radical en el sistema filosófico
mano, no su “devenir”, que representa sólo un aspecto hegeliano que exalta la autoconciencia como el vértice
secundario y no relevante. de la Fenomenología del Espíritu, que desde el momen-
La especificación ulterior de la persona humana en to subjetivo y a través del momento objetivo culmina
el contexto ontológico tomista es la “naturaleza racio- en el reconocimiento de sí mismo como Absoluto (la
nal”, a saber, el ser dotado de razón, entendida como la Idea que retorna en sí y para sí). La doctrina hegeliana
facultad intelectual que permite abstraer, universalizar, idealista e inmanentista reduce la persona a “modo” de
razonar y dar significado a las cosas. La atribución de la sustancia espiritual infinita, más en concreto, en de-
la racionalidad a la persona humana ha dado origen terminación empírico-historicista del Espíritu Absoluto,
a muchas ambigüedades. Nos preguntamos: ¿la racio- renegando del carácter de “inseidad” personal y singu-
nalidad debe ser entendida como capacidad de ejerci- laridad concreta del yo reivindicado por el existencialis-
cio actual de la misma o como atributo que connota la mo kierkegaardiano.
sustancialidad de la persona? En la primera hipótesis En contraposición con el racionalismo cartesiano y
se excluye del reconocimiento de la dignidad personal el idealismo, el empirismo socava la consistencia onto-
de todo sujeto que no ejercite actualmente el racioci- lógica de la persona humana identificando el Yo con
nio: no serían personas los que duermen, los ebrios, ni la experiencia psíquico-perceptiva. En Hume la persona
tampoco los embriones, los discapacitados mentales, los humana se identifica con la mente (mind), que coincide
ancianos, los individuos en coma, con el resultado de con el haz de impresiones e ideas, de percepciones dis-
una interpretación restrictiva del concepto de persona tintas (sentimientos, emociones y estados afectivos) que
respecto al de ser humano basada en la consideración se suceden en un flujo continuo. La mente no es ni el
de simples “accidentes” (funciones) de la sustancia. Si, lugar de recogida y asociación de las percepciones, ni
por el contrario, la razón indica el atributo que perte- el acto con el que el sujeto elabora su concepción del
nece a la naturaleza humana, todo sujeto que tenga mundo asociando de manera coordinada las impresiones
esta naturaleza, aunque no ejercite actualmente la fun- y las ideas que permanecen como entidades psíquicas
cionalidad cerebral neurológico-sináptica, es persona en separadas. Para el empirismo, la persona humana no es
cuanto sustancia individual dotada por naturaleza de una identidad distinta, se identifica con la misma expe-
racionalidad. Esta fundamentación ontológica del con- riencia subjetivo perceptiva y la sucesión de ideas. Se
cepto de persona consiente el reconocimiento de una niega la sustancialidad del Yo: el Yo es una creencia re-
trascendencia que garantiza el respeto del ser humano construible gracias a la imaginación y a la memoria que
en todas las manifestaciones de la vida física contra toda garantiza la conexión entre las percepciones sucesivas.
tentativa filosófico-antropológica reduccionista que in- La reflexión filosófica contemporánea sobre el con-
tente discriminar al hombre. cepto de persona, sobre todo en el ámbito fenomenoló-
En el ámbito de la filosofía moderna, el reconoci- gico y existencialista-hermenéutico, recupera el signifi-
miento ontológico del carácter sustancial de la persona cado de la relación, pero no en el sentido de auto-rela-
se debilita hasta ser negado por las corrientes de pen- ción sino de hetero-relación, y en particular, de relación
samiento racionalista y empirista. En una línea raciona- con el mundo y con los demás. La relación intersubjetiva
lista se orienta la aportación de Descartes que, en un deviene el elemento constitutivo y fundamento del ser
contexto filosófico mecanicista que separa radicalmente personal. E. Husserl identifica el Yo con el polo de la vida
el pensamiento (res cogitans) del cuerpo (res extensa), intencional, donde por intencionalidad se entiende la

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relación “con” lo otro. Para Husserl, la conciencia es el predicable de estados de conciencia y de características
trascendental que “da sentido al mundo” (Besinnung), corporales; R. Rorty considera a la persona como encar-
es una conciencia mundana, dirigida al mundo y no a sí nación de los vocabularios. Pero el concepto de persona
misma; es conciencia “de”. retomado también por filosofías de inspiración religiosa
M. Scheler, negando en su pensamiento maduro el (como aquella de E. Lévinas) y no religiosas (pensemos
carácter sustancial de la persona, la definió como “re- por ejemplo en la ética comunicativa de K. O. Apel y J.
lación con el mundo”. El Yo, el individuo concreto, se Habermas, o en cierta parte de la filosofía analítica que
constituye originariamente en su relación con el mundo ha afrontado el tema de la identidad en base a las cate-
externo, la sociedad y el ambiente, es más, el mundo gorías aristotélicas de sustancia y naturaleza).
no es más que el “correlato objetivo” de la persona, el
dominio de la posibilidad de obrar (“el poder hacer”) de 3. Las concepciones contemporáneas
la persona que se expresa a sí misma. reduccionistas de la persona humana y el
Es la línea de pensamiento que se vuelve a manifes- personalismo filosófico
tar en el existencialismo ontológico de M. Heidegger. El racionalismo por una parte, reforzado por la am-
Ésta gira alrededor del concepto de persona como “ser- bigua interpretación de la definición boeciana, y el em-
aquí” (Da-sein) y como relación con el mundo (in-der- pirismo por otro, están en los orígenes de las concepcio-
Welt-sein). También se manifiesta en el existencialismo nes antropológicas que reducen el concepto de persona
nihilista y ateo de J. P. Sartre donde la fenomenología humana. La absolutización de la razón y de la autocon-
deviene “ontología de la nada”, nulificando y vaciando ciencia individual exalta la subjetividad entendida como
el sentido del hombre en el mundo. entidad autónoma, capacidad de autodeterminación y
El significado de la subjetividad se recupera en la de ejercicio intelectual. Anteriormente se han apuntado
hermenéutica de H. G. Gadamer que considera el Yo las razones por las que estas perspectivas marginan y
como apertura a la experiencia histórica concreta, como reducen la vida humana. Esta orientación antropológica
conciencia finita estructurada existencialmente que está hoy presente de manera evidente en la corriente
comprende e interpreta la “historia de los efectos”. La del no-cognitivismo decisionista, en el utilitarismo, el
comprensión e interpretación de la historia es entendida liberalismo radical y el contractualismo.
en el sentido de encuentro del hombre con el mundo El no-cognitivismo, no reconociendo la posibilidad
gracias al lenguaje. de “conocer” y de distinguir en ámbito moral entre el
También la filosofía analítica angloamericana pone bien y el mal, atribuye al sujeto la fuente última de la
en primer plano el lenguaje. Esta corriente de pensa- moral. En la perspectiva neopositivista, donde el único
miento se basa en dos puntos importantes: la negación criterio de verdad es la verificación empírica, todas las
de la metafísica y la necesidad de la verificación fac- proposiciones morales normativas que emiten juicios de
tual por la atribución de sensatez e insensatez de las valor, no siendo empíricamente verificables, son conside-
proposiciones. En este contexto el concepto de persona radas como planteadas arbitrariamente por el sujeto. La
pierde su consistencia trascendente y se reduce a objeto autodeterminación y la autonomía son por lo tanto atri-
de análisis clarificador del lenguaje del único discurso butos fundamentales en la definición de persona: quien
significativo desde el punto de vista cognitivo, es decir, no tiene la capacidad de expresión de estas funciones no
el discurso científico. El Yo es un fenómeno lingüístico, y se le considera “sujeto de derecho”.
por lo tanto una entidad que mediante la emisión de los El contractualismo, poniendo como origen de la re-
términos “yo”, “mí”, “mío”, se refiere exclusivamente a lación interpersonal el contrato, es decir, el acuerdo en-
sí mismo. R. Nozick habla del Yo como capacidad de auto tre individuos para crear normas y procedimientos que
referencia; en P. F. Strawson la persona es una entidad puedan ser compartidos intersubjetivamente, atribuye

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la posibilidad de pertenecer a una “comunidad moral” criterio neurológico el que define los límites del respeto
sólo a aquel ser humano dotado de capacidad de auto- de la persona humana. Fundamentándose en estas teo-
conciencia, de ejercicio racional y de sentido moral. Asi- rías, el reconocimiento de la dignidad de la persona hu-
mismo, en el utilitarismo y la corriente liberal radical es mana excluye a aquel que todavía no haya desarrollado
reconocido como persona solo aquel individuo que tiene la capacidad neurológica de probar placer y dolor, entre
“estatus moral de persona”, es decir, que tiene capaci- ellos, al embrión en sus primeros estadios de formación.
dad de situarse éticamente en la comunidad, aquel que Desde esta perspectiva, no es lícito experimentar sobre
es consciente y autónomo. H. T. Engelhardt, uno de los los babuinos (en esta óptica “extensiva”, éstos serían per-
autores más conocidos de esta corriente de pensamien- sonas), y en cambio sí lo es experimentar con embriones,
to, fundamenta la distinción entre “seres humanos” y con fetos, con niños con espina bífida y anencéfalos; es
“personas”, entre “vida humana biológica” y “vida hu- lícita la supresión de fetos deformes cuya vida sería sólo
mana personal”: las “personas en sentido estricto” son sufrimiento y “no merecedora de ser vivida”.
los agentes morales a los cuales se les pueden atribuir En oposición a todas las corrientes de pensamiento
todos los derechos, mientras que los seres humanos no que reducen el valor y el significado del hombre, el per-
personas o “potenciales personas” tienen derechos en sonalismo más reciente y contemporáneo recupera en
una escala gradual. En concreto, tienen más derechos los un plano filosófico la centralidad de la necesidad de un
niños y recién nacidos (“personas 2 y 3”) en cuanto que replanteamiento del concepto de persona.
tienen una alta probabilidad de devenir personas; son El personalismo es un movimiento cultural de am-
menores los derechos atribuidos a aquellos que fueron plio respiro que en el plano filosófico se diferencia en
personas pero ya no lo son (los ancianos, los enfermos distintas perspectivas. En el pensamiento de E. Mounier
mentales y los individuos en coma, reconocidas como y L. Stefanini emerge la exigencia de fundir la instan-
“personas 4”); por último, están aquellos que no fueron cia personalista y aquella comunitaria. Se traduce en la
nunca personas y no lo serán nunca (los disminuidos consideración del concepto de persona en su dimensión
graves o “personas 5”). Se trata de una teoría con acen- reflexiva (apertura al propio ser), en su dimensión comu-
tuado carácter evolucionista y discriminatorio, en cuanto nitaria (apertura al cosmos, a la sociedad y a la historia),
que se considera que el ser humano deviene gradual- y en la dimensión participativa (apertura a la metafísi-
mente persona en la medida en que adquiere ciertas ca). La estructura relacional de la persona emerge en
capacidades y funciones. el personalismo dialógico de M. Buber que identifica la
Si el racionalismo ha influido en la concepción antro- persona en la relación fundamental “entre” (zwischen)
pológica reduccionista del no-cognitivismo y del contrac- el Yo y la alteridad reconocida como un Tú en el en-
tualismo, el empirismo humeano ha influido con fuerza cuentro (Begegnung). La instancia personalista se funde
en la concepción reduccionista de la antropología sen- con el espiritualismo en el pensamiento de J. Lacroix,
sista que fundamenta el utilitarismo. El reconocimiento M. Blondel y C. Renouvier, que exaltan el componente
de la persona humana se identifica con el momento del espiritual del ser humano. Encontramos una fundamen-
inicio de la actividad perceptiva: persona es el sujeto que tación existencialista y fenomenológica en la filosofía
percibe, o que al menos, percibe el placer y el dolor, las de N.A. Berdjaev, G. Marcel y M. Merleau-Ponty, que
preferencias y los sufrimientos. Los autores que adhieren retoman la polémica kierkegaardiana contra Hegel en
al utilitarismo (la utilidad se obtiene del cálculo entre la nombre de la individualidad de la existencia humana.
maximización del placer y la minimización del desagra- Un personalismo de impronta hermenéutico-simbólica y
do) consideran que hasta que la vida humana no ma- trascendental se encuentra en P. Ricoeur que considera
nifieste su estructuración fisiológico-neurológica, y por la persona humana como una “síntesis proyectada” que
tanto la posibilidad de “percibir” del sujeto, ésta no se se capta a sí misma en la representación de una tarea,
debe respetar. Ya no es el criterio de la razón cuanto el de un proyecto.

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Ciertamente no pretendo agotar el complejo pano- tenecientes a su naturaleza) sin agotarse en ellas, de
rama del personalismo, nos hemos limitado sólo a algu- la misma manera que los actos libres no se identifican
nos elementos del mismo con la finalidad de poner en tout court con la libertad, ni los actos concretos de la
evidencia el filón del personalismo que consideramos inteligencia con la inteligencia misma. Las facultades no
digno de este nombre y más adecuado para una fun- están siempre activas y por ello no expresan totalmente
damentación de la bioética que salvaguarde la persona su fuente, los actos son mutables y contingentes e indi-
en su integridad físico-psíquica y espiritual. Se trata del can la fuente del ser personal permanente e inmutable
personalismo fundamentado ontológicamente en la lí- que explica la actuación, y al mismo tiempo es más rica
nea de Tomás y de J. J. Maritain. Desde esta perspectiva que la misma manifestación fenoménica. El principio
la persona es el substrato subsistente que no se agota clásico “operari sequitur esse” expresa la exigencia de
en la manifestación fenoménica, más bien, trasciende una fundamentación ontológica del sujeto. Además, la
su misma manifestación en la riqueza inagotable del ser concepción subjetivista y relacional de la persona sería
espiritual. Con esto no se pretende negar la aportación reduccionista porque prescindiría de la intrínseca unita-
de las otras corrientes de pensamiento, sino integrarlas riedad del cuerpo con el yo espiritual. La persona huma-
en el reconocimiento prioritario de la sustancialidad del na es un Yo encarnado, es un ser espiritual que unifica
ser humano. La persona es auto-relación (presencia de la corporeidad, la cual a su vez es invadida por el Yo y
sí a sí) y hetero-relación (relación con el mundo y con por ello espiritualizada.
los demás), pero no se agota en la estructura relacional. La concepción personalista fundamentada antológi-
Es más, la persona es manifestación fenoménica y expe- camente ve en la singularidad de toda persona su glo-
riencia perceptiva pero también principio viviente que balidad y unidad, la corporeidad llena de trascendencia,
unifica la totalidad de la experiencia distinguiéndose de la subjetividad fundada sobre una ontología espiritual.
los contenidos de la experiencia misma y no resolvién- Aplicar a la medicina y a las ciencias biomédicas en ge-
dose en estos. La persona es prioridad ontológica real neral una concepción subjetivista significaría exponer
que trasciende las múltiples determinaciones empíricas; la corporeidad a la extraneidad objetivizante y, en la
es “ser más allá del aparecer”; es el núcleo sustancial práctica, calificar como persona en sentido pleno sólo
unificador del ser. En definitiva, en la reflexión sobre la a aquellos sujetos con capacidad de expresarse desde el
persona no nos podemos limitar a captar el aspecto sub- punto de vista subjetivo y consciente. La bioética exige
jetivo-relacional, propio de la espiritualidad consciente, como fundamentación y punto de referencia un perso-
ya que tal aspecto no agota la persona, sobre este aspec- nalismo en sentido fuerte, en el que la subjetividad no
to se fundamentan concepciones antropológicas que no se descuide en sus actos de conciencia, autoconciencia,
justifican plenamente el concepto de persona, es más lo libertad y responsabilidad, sino que venga adecuada-
reducen y no expresan su plenitud. mente explicada y fundada en la raíz ontológica del
El aspecto subjetivo-relacional no justifica plenamen- ser personal; todo ello, sin menoscabo del personalis-
te el concepto de persona humana porque la subjeti- mo fenomenológico y relacional contemporáneo, que
vidad, para poder expresarse, necesita de una fuente, ofrece elementos relevantes y una reflexión sumamente
un ser que unifique y vivifique la multiplicidad de las interesante que completa y amplia el cuadro de lo que
expresiones y de los actos. La subjetividad supone un es la persona humana, de su irreductibilidad a objeto, su
ser subjetivo, a no ser que se quiera fundamentar la dimensión social, dialógica y relacional.
actividad subjetiva sobre la nada o agotarla en un acto
único. El ser, capaz de facultad intelectual, de concien- 4. Nuevas perspectivas del personalismo
cia y libertad es, en última instancia, un ser espiritual, ontológico
una fuente activa de naturaleza espiritual, inmaterial, Los desafíos planteados por el desarrollo de las cien-
que fundamenta y explica las facultades operativas (per- cias biológicas y las cuestiones actuales de la bioética

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pueden dar al personalismo un empuje hacia una ulte- una acción es ética cuando expresa una elección de la
rior profundización teorética y una apertura hacia nue- persona. También en sentido objetivo, en cuanto que la
vos horizontes. En la definición de la persona humana persona es fundamento, medida y término de la acción
de Boecio y Tomás se dio un acento especial a la estruc- moral. En otras palabras, una acción es ética si respeta la
tura sustancial singular (individualizada) de la persona; plena dignidad de la persona humana y los valores que
en el personalismo más reciente, fundamentado anto- están intrínsecamente inscritos en su naturaleza. Es lícita
lógicamente, de J. Maritain, E. Mounier y E. Gilson, se y moralmente buena aquella acción que, procediendo
pone el acento en la apertura comunitaria y social de la de una elección consciente, respeta a la persona y la
persona humana en su dinámica de desarrollo. perfecciona en su ser y en su crecimiento.
En el momento cultural actual, el pensamiento filo- Somos conscientes de que afirmando lo anterior to-
sófico sobre la persona está llamado a atender también mamos posición frente a aquellos que sostienen el subje-
la instancia ecológico-ambiental, es decir, la responsa- tivismo irracional de las elecciones morales (emotivistas,
bilidad respecto a los animales y el ecosistema tanto decisionistas, cultores de la moral de la situación) y nos
en sentido sincrónico como diacrónico, mirando hacia distanciamos también de aquellos que fundamentan la
la proyección futura. Se trata de elaborar una especie moral en el contractualismo y utilitarismo social que de-
de “personalismo de la biosfera” que amplifique e in- riva del balance entre valoraciones y juicios de la sensi-
cremente la responsabilidad en sentido “total”, com- bilidad social. La persona humana tiene una naturaleza
prendiendo la necesidad de un reconocimiento de los corpóreo-espiritual y está dotada de una razón abierta
deberes para con todos los seres vivientes (plantas, ani- al conocimiento y al reconocimiento de su propia digni-
males y tierra). Un personalismo que no atenúe su fun- dad en sentido pleno (inscrita en la misma naturaleza),
damentación realista y ontológica y que se abra a nue- de los valores que debe realizar y de las normas para
vas provocaciones planteadas por el progreso científico obtenerlos. Es el juicio práctico de la razón el que cons-
y tecnológico. tituye la conciencia moral. La estructura de la persona,
La persona humana es artífice de la sociedad y de la o la naturaleza humana personalizada, mediante la re-
biosfera, es artífice del ambiente ecológico y social, por flexión racional consigue la conciencia de sí y la con-
el cual es a su vez condicionada y estimulada. La “éti- ciencia de la urgencia moral de seguir su propio bien y
ca de la responsabilidad” de la que habla Hans Jonas, de buscar en sus acciones la realización del bien propio
concebida no sólo como responsabilidad individual, se y de toda persona. Desde una perspectiva creacionista y
debe enraizar en una concepción fuerte de la persona cristiana tal exigencia se explicita como el fin deseado
humana. por el Creador y una ley moral que la creación ha ins-
crito en la existencia humana; en la reflexión filosófica

5. La persona humana como fundamento de la tal exigencia moral se sitúa en la persona misma y en

ética aquello que la conduce a su perfeccionamiento moral.


El camino para el descubrimiento del verdadero bien
La centralidad de la persona emerge en el universo,
de la persona, así como de todo bien, puede ser largo y
en la sociedad y en la historia ya que la persona humana
costoso, caracterizado por la falta de certeza, de errores
resume y da significado al ser del mundo, es el centro de
y confusiones; la conciencia del bien y del mal puede
la sociedad (que está hecha por las personas y para las
estar obstaculizado por el error y la duda, pero queda
personas), y por último, es artífice de la historia que tie-
siempre la tensión y el estímulo a buscar la perfección
ne en las personas concretas, en sus relaciones y en sus
del propio ser y la realización del bien, que coincide con
acciones, toda fuente de la explicación. Pero también la
la elección de la verdad y el camino del progreso verda-
persona humana es fundamento y criterio ético. La per-
deramente humano y la civilización. Todavía más costoso
sona es criterio ético en sentido subjetivo, en cuanto que

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y frágil se demuestra el esfuerzo por poner en acto el Referencias Bibliográficas


bien una vez conocido, pero la dignidad del hombre Abbagnano N., Dizionario di filosofia. Torino: Utet,
está en esta capacidad de trascendencia de su propia 1985.
caducidad. La llamada “ley de Hume”, que afirma la
Boezio S., De duabus naturis et una persona Christi.
imposibilidad de pasar del ser al plano de los valores,
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del ser al deber ser, es verdadera si se refiere a com-
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portamientos fácticos e históricos (si se refiere a la ética
Engelhardt T. H. jr., Foundations of Bioethics. New York:
descriptiva); en cambio, no es verdadera si se mueve
Oxford University Press, 1986 (trad. It. Manuale di
desde la reflexión racional y es consciente de la esencia
Bioetica. Milano: Saggiatore, 1991).
y de las exigencias intrínsecas de una naturaleza abierta,
Frattallo R., Persona e atto umanoi. En: Compagnoni F.,
que contiene dentro de sí algo dado y algo por deter-
Piana G., Privitera S. (a cura di), Nuovo dizionario
minar, una serie de virtualidades implícitas por realizar
di teologia morale. Cinisello Balsamo: Paoline, 1990.
a través de la libertad. La naturaleza es normativa en
cuanto a lo dado, está abierta a través de la racionalidad Gevaert J., Il problema dell’uomo. Torino: ElleDiCi, 1981.

y la libertad. Realizar todo el hombre en cada hombre Gilson E., L’esprit de la philosophie medieval. Parigi: Au-
queda como una meta para una lectura profunda de la bier, 1932.
esencia y de la verdad total sobre la persona. A partir Gilson E., Les variations de Boece sur la persone. Revue
de este fundamento se pueden derivar los principios des sciences religieuses, 1995; 29:201-238.
orientadores de la bioética personalista radicados en la Jaspers K., Il medico nell’età della tecnica. Milano: Ra-
concepción de la corporeidad entendida como encarna- ffaello Cortina editore, 1991.
ción coesencial de la persona, y que son los siguientes: el Jonas H., Il principio responsabilità. Torino: Einaudi,
respeto de la vida física desde la concepción como valor 1990.
fundamental e imprescindible de la persona; la justifica- Lombardi Vallari L., Abitare pleromaticamente la terra.
ción de toda intervención terapéutica como reintegra- En: Lombardi Vallari L. (a cura di), Il meritevole di
ción de la corporeidad y el respeto de la dignidad de la tutela. Milano: Giuffrè, 1990.
persona; la exigencia irrenunciable en el ámbito de la Maritain J., Nove lezioni sulle prime nozioni della filoso-
medicina del principio del consentimiento que implica la fia morale. Milano: Vita e Pensiero 1979.
libertad y responsabilidad ya sea del paciente ya sea del
Maritain J., Umanesimo integrale. Roma: Borla, 1980.
personal sanitario; y las implicaciones en el plano social
Melchiorre V., Essere e parola. Idee per una antropolo-
y de la justicia social en la asignación de recursos y en la
gia metafisica. Milano: Vita e Pensiero, 1982.
organización de las políticas sanitarias.
Mondin B., L’uomo: chi è? Elementi di antropologia filo-
Estos serían en síntesis algunos de los aspectos cen-
sofica. Milano: Massimo, 1989.
trales y nucleares que constituyen el Personalismo on-
Mounier E., Che cosa è il personalismo. Torino: Einaudi,
tológico en bioética, seguramente queda mucho por
1948.
ampliar, desarrollar, profundizar y enriquecer con ele-
Mounier E., Rivoluzione personalista e comunitaria. Mi-
mentos de filosofía contemporánea que muestren la
lano: ed. di Comunità, 1949.
modernidad del concepto de persona, su raíz ontológica
y su realización fenomenológica y relacional, para alcan- Palazzani L., I significati del concetto filosofico di per-

zar una Bioética personalista acorde a los tiempos pero sona e implicazioni nel dibattito bioetico e biogiu-

que al mismo tiempo tutele la dignidad y la integridad ridico attuale sullo statuto dell’embrione umano.

vital del ser personal. In: Pontificia Accademia Pro Vita, Identità e statuto
dell’embrione umano. Città del Vaticano: Libreria
Editrice Vaticana, 1998.

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Napoli: Dehoniane, 1987. ani (a cura di), Bioetica. Torino: Utet, 1995.
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dium 1985. biomedica. Milano: Vita e Pensiero, 1999.
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