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A) CONSIDERACIONES GENERALES
1) Marco conceptual y contexto de la investigación
2) Modelo de Clínica de la Vulnerabilidad
3) Investigación-Acción Participativa: Diseño Emergente
D) SÍNTESIS Y CONCLUSIONES
1) Análisis de la información recolectada y producida en las
observaciones
2) Determinación del grado y tipo de vulnerabilidad
3) Análisis y sistematización de la experiencia con técnicas de
observación participativa grupal.
4) La operación comunitaria: teoría, metodología y lineamientos de
acción.
5) Sobre los objetivos de la operación comunitaria.
6) Principios metodológicos: consecuencias de su aplicación.
7) Conclusiones finales.
8) Transferencia tecnológica.
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9) Evaluación de la hipótesis.
10) Productos de la observación en las comunidades vulnerables.
E)BIBLIOGRAFIA
A) CONSIDERACIONES GENERALES
Hacer una investigación que sirva a nuestro tiempo nos interpela como educadores-
investigadores del ámbito universitario
La impunidad ante las faltas, omisiones, delitos y toda alteración de convenciones y normativas -más
básicas y notorias en los actos de corrupción especialmente agravada como la de funcionarios del Estado
democrático o del Terrorismo de Estado- es el fundamento de la Cultura del Silencio y de la Muerte, que
se solaza en la represión encubierta y el genocidio larvado de los sectores vulnerables ante el silencio
cómplice que acalla la información y cierra paso a la justicia.
Las comunidades marginales no reconocen ni estiman a la ley porque las formas jurídicas han sido
impuestas a costa de la sangre de sus antepasados y ellos son los más memoriosos de los grupos. Es que
son esos recuerdos lo que les defiende de las injusticias cotidianas. Para ellos, la memoria es condición
de supervivencia.
La agresión siempre guarda vinculación con la forma de estructurar el orden social, cualquiera sea. Al
estudiar un hecho violento (en todos y en cada uno de ellos) no es posible su compren-sión sino por
medio del abordaje de sus orígenes, en un ineludible proceso de historización. Al abordar la problemá-
tica desde una perspectiva crítica, la pregunta obligada es: de dónde parte, cuál será el origen de esta
expresión conflictiva de la convivencia social que generó la agresión...
La violencia, en tanto estallido, explicita situaciones silenciadas, no tramitadas, y se vuelve así un hecho
aparentemente inexplicable y abrupto cuando no se la inscribe en la dinámica de la trama vincular que
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influencia, de forma decisiva, en la construcción de subjetividad de quien lleva a cabo el acto violento.
Así, no sería desacertado concluir que toda violencia, todo hecho violento, es violencia social. Esto
remite al concepto de vulnerabilidad social, puesto que todo acto de agresión sobre un semejante obliga a
preguntarse por las condiciones que impiden otras formas más elaboradas para el control de los impulsos.
La violencia social se vuelve agresión física, cuando la situación desborda al sujeto en su capacidad de
resistencia a lo que siente como un ataque externo. Esa falla en la síntesis subjetiva se produce cuando
existen situaciones o hechos de fragilidad o daños previos: la vulnerabilidad psico-social.
La vulnerabilidad psico-social es el grado de fragilidad psíquica que la persona tiene por haber sido
desatendida en sus necesidades psico-sociales básicas: seguridad afectiva, económica, protección,
educación, tiempo de dedicación; como así también, comida, agua potable, trabajo y salud. La situación
de vulnerabilidad se juega predominantemente frente a lo social, ya que se genera como una falla en la
contención (grupal y comunitaria), al no poder garantizar el efectivo acceso a los derechos humanos
fundamentales.
El modelo de abordaje desde la «Clínica de la Vulnerabilidad», basado en un modelo de atención
interdisciplinaria de restitución de derechos, recurriendo a estrategias de intervención alternativas al
«Control Social Institucional Punitivo-Represivo», desde una estrategia de contención comunitaria que
procura reconstruir redes vincula-res y grupales que protejan al sujeto del riesgo social o de entrar en
conflicto con la ley, en su desarrollo a lo largo de veinticinco años, nos ha permitido concluir que. «No
existe peligrosidad en las personas si antes no han sido vulnerables».
La pérdida que muestran las comunidades hoy, en su capacidad de respuesta para superar sus propios
problemas, se basa en:
El continuo proceso de deterioro material de la comunidad, originado por el aumento del empleo
informal, precario y el déficit habitacional y los fenómenos colaterales de malestar, adicciones y
violencia por la fragilización de las relaciones humanas.
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La transformación del rol del Estado, debilitando a las entidades comunitarias que encontraban en
éste los recursos económicos necesarios para atender a las demandas que plantean los diferentes
sectores;
La presencia de líderes con características paternalistas, autoritarias y cercanos al poder político,
que generan conflictos entre los distintos grupos de poder. El partidismo político atraviesa el
entramado de interacciones y relaciones expresadas en la organización comunitaria. Las
asociaciones se constituyen en espacio de poder para la proyección personal, siendo desviados los
objetivos que le dieron origen;
La heterogeneidad cultural establece mecanismos de integración y participación diferencial,
originando representaciones sociales respecto a su propio grupo de pertenencia y en relación a los
otros grupos. Estas representaciones, construidas desde la práctica diaria, se expresan en la
segmentación y estigmatización hacia los sectores más críticos, quienes vivencian un doble
proceso de exclusión-discriminación: el de la sociedad global y el de su comunidad de origen.
Estos datos han sido corroborados en las investigaciones realizadas previamente (Programa de Incentivos
a la Investigación: “Programa de Prevención del Conflicto Social –Niños y jóvenes-”, Período 1996-
1998) constituyendo este proyecto una profundización de la problemática en una de sus unidades más
significativas: los grupos de crianza.
El proceso es explosivo. Los marginados del sistema productivo lo van siendo por acción del propio
sistema, pero también por omisión. La misma crisis del sistema productivo genera un debilitamiento, de
su ámbito básico (la familia nuclear) de las fuentes de trabajo y su base vincular y, además, de sus grandes
estructuras, donde el Estado verifica su creciente incapacidad para actuar como órgano de redistribución
de los beneficios a través de la educación, la salud pública, la seguridad, los planes de vivienda, los
créditos personales, etc. Ello va tornando al sistema institucional en representativo del nuevo modelo, pero
inservible para una sociedad que en parte lo ha generado, y en parte ha sido moldeado por él. El “mundo”
ha cambiado y sus cambios afectan a “nuestra” sociedad, si bien no el sentido que algunos quisieran, sino
en el de desencadenar un descomunal proceso de marginación. El resultado no es el de una Marginalidad
aislada, fruto de expresiones individuales como la psicosis, el alcohol o la inadaptación. Se trata de un
fenómeno de tal masividad que admitimos denominarlo de esa manera (Marginalidad), tan sólo por
enajenamiento con respecto al sistema institucional. La pobreza en la Argentina llega actualmente al 30%
y se acrecienta en las grandes urbes hasta ser mayoritaria.
Por lo tanto, el término Marginal en verdad no resulta adecuado para describir una situación en la que la
mayoría experimenta distintos grados de Exclusión, ya sea subjetiva u objetivamente. Marginal, por
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definición, significa estar al o en el margen, revestir poca importancia, ser intranscendente. ¿Qué clase de
sociedad puede ser aquellas en que lo marginal resulta ser más extendido que lo perteneciente?
Si las políticas de modernización, privatizaciones, reconversión, apertura económica y la flexibilización
laboral, que los gobiernos han adoptado como propias, dan los resultados que se esperan, habrá, en el
mejor de los casos, dos sociedades superpuestas habitando el mismo espacio político, (ya que no el
geográfico, pues uno de los resultados -quizás ya visible- es el de una marcada separación de hábitats,
como los country, sólo que las alambradas protegen las áreas de los sectores de mayores recursos de las
zonas de pobreza donde habitan los sectores marginados). En todo caso, el actual sistema institucional
que en la Argentina se definía como integrador, está condenado ahora a su transformación forzada en una
progresiva ampliación de la brecha social.
Como cientistas sociales es razonable que comencemos a considerar a “lo marginal” como una
sociedad en sí, no representada ni contenida por el sistema por cuya imposición se está gestando.
Desde las comunidades vulnerables, una nueva sociedad comienza tímida, pragmática, y muy
contradictoriamente a generar sus propias instituciones. Lo hace también en forma muy “moderna” toda
vez que prescinde de las ideologías, las que entendemos por tales, de la sociedad industrial. Esto no
quiere decir que en las nuevas formas sociales no subyazcan gérmenes de nuevas conformaciones
ideológicas, capaces de ordenar y articular en un sistema de pensamiento, pero también orgánico, la
aparente anarquía inicial. Pero no hay nada que indique fehacientemente que esto necesariamente vaya a
ocurrir.
El hecho más o menos comprobable es que, a partir de su propia crisis, el sistema institucional, no es
capaz de expresar, integrar, explicar, ni comprender, (mucho menos, plantear un rumbo para la sociedad
remanente de la revolución tecnológica), las nuevas formas sociales y sus instituciones que dicho sistema
genera, a fin de encontrar un ámbito de dimensión humana en el que la comunidad pueda desarrollarse.
No hace falta aclarar que nos referimos necesariamente a una sociedad cuyo factor común es la pobreza.
El denominador de ese remanente social no puede -sin riesgo- ser entendido sólo a partir de su
imposibilidad de consumo. Es ingenuo y engañoso plantearlo así. Aunque es indudable que juega un
papel preponderante, la pobreza no constituye en sí misma un factor de exclusión. Si bien no podemos
considerar a la pobreza como el denominador común de una sociedad irrepresentada, sí podemos
convenir en que es un componente tan extendido que a veces suele confundírsela con él.
La Exclusión, para serlo, no basta con que sea real, sino que necesita ser potencial. Cuando decimos que
una sociedad margina, excluye, segrega, que genera otra sociedad paralela, no nos fijamos sólo en la
realidad de tal exclusión, sino en que no se vislumbra posibilidad de alguna forma de integración
futura de esos grupos, que entonces se ven forzados a concretar estrategias de supervivencia claramente
diferenciadas.
Según el informe del año 1999/ Informe argentino sobre Desarrollo Humano:
“más allá de las dificultades económicas, de las falencias presupuestarias, la tarea de
concertar para el consenso exige de una participación comunitaria y permanente, exige la
movilización ya no de una gran utopía, sino de la más modesta y concreta acción que es el
nuevo nombre de la ética social”.
Los autores señalan que
“el Estado ha sido desapropiado de actividades que han sido territorio de grandes saltos
tecnológicos –industrias, comunicaciones, servicios-, y de fuertes saltos en productividad y
rentabilidad. Se lo ha confinado a la educación y la salud, y éstas están, al menos
parcialmente, en su territorio. Los costos de operación de estos sistemas son, aparentemente,
cada vez más altos, si se observa lo que se destina a ellos en el primer mundo. La
desfinanciación del Estado es una advertencia del riesgo que implica no realizar un esfuerzo y
un salto en la productividad de ambas tareas. La deserción del Estado en estas tareas, el
abandono de lo público, resultaría en un fuerte proceso de regresión redistributiva. De allí que
al abogar por este consenso y esta concertación amplia y urgente, estamos bregando por el
escenario de la justicia. Porque, es imposible imaginar la realización del ideal de igualdad sin
la educación y la salud. Y no hay Nación sin iguales, no hay proyecto de Nación, sin un
proyecto de igualdad. El futuro de nuestra sociedad esta allí. No solamente en la educación y
la salud; pero no habrá futuro apetecible sin un avance en ellas. Nuestro problema no es tanto
la cuestión que habitualmente llamamos salud o la que llamamos educación, sino entre los
sistemas y sus derivaciones”.
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No hay aquí una receta. Ninguna receta que no fuera extraída del consenso y la Participación
Comunitaria Integral es viable o útil. Llamamos PCI a la participación decisoria del conjunto de la
población-sujeto –no sólo consultiva- en la totalidad del proceso participativo, desde la definición del
problema, pasando por el diseño y la implementación, hasta el momento de la evaluación y la síntesis
final).
Educación, salud, igualdad de acceso a derechos, nos llevan al contraste con la fenomenal tendencia a la
globalización. Esa es la tendencia dominante y estructuradora; navegar esa tendencia no significa
necesariamente renunciar al destino propio. La búsqueda del desarrollo humano es una manera de instalar
el destino propio en las bases del desarrollo comunitario para la seguridad humana.
El índice de Desarrollo Humano (IDH) expresión paradigmática del nuevo tiempo, mensura la
aproximación de cada sociedad a la condición necesaria para la calidad de vida. El IDH contiene a la vez
resultados y procesos. El nivel de productividad, el valor agregado colectivo, es un puro resultado de la
acción colectiva; por sí solo ese número nada nos dice acerca del cómo se ha logrado. Los logros en
educación y salud también son resultados, pero el estudio de la salud es -antes que nada- una expresión de
proceso, del modo en que se logran esos mismos resultados. La desagregación del IDH nos permite
visualizar el cómo, el proceso en el cual una sociedad alcanza determinados logros. Consideramos haber
sistematizado una metodología de abordaje e intervención (IAP) para el mejoramiento de la calidad
de vida de la población a través de la implementación del Modelo de Clínica de la Vulnerabilidad,
sobre todo en el caso de las comunidades vulnerables con grupos marginales y excluidos, y de eso trata el
presente informe final que, por lo tanto, es en sí un producto de investigación.
En forma simultánea con la expulsión del sistema productivo se debilita la “familia nuclear”, célula
básica de la sociedad industrial. Se debilita en su estructura interna, pues los valores en los que se
cimenta no aparecen como válidos a la luz de la nueva sociedad (posindustrial) en gestación. A través de
la universalización de los discursos sobre lo socio-cultural, impartidos por los poderosos medios de
comunicación, se construye una apariencia que hace creer al modelo como propio y “real”. Se debilita
todo el dispositivo de la socialización, en su capacidad objetiva de resolver los problemas de crianza,
educación, salud y futuro de la prole, cuestiones que en la sociedad posindustrial de los países
“desarrollados” sí se resuelve, (aunque en ocasiones no de manera satisfactoria, esto es, desde el ángulo
de la preservación de la dimensión humana de los miembros de una comunidad). Se logra y en un nivel
aceptable, en lo que a las necesidades materiales de los mismos se refiere.
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Estas experiencias se han transmitido como recursos culturales disponibles a aquellos que quedaron en
situación de VULNERABILIDAD. El término vulnerabilidad deriva de herida y se refiere a la persona
susceptible de ser dañada de distintas formas. La vulnerabilidad psico-social es el grado de fragilidad
psíquica que la persona tiene por haber sido desatendida en sus necesidades sociales básicas
establecidas como derechos que le son propios e intransferibles, tales como: seguridad afectiva,
económica, protección, educación, tiempo de dedicación; como así también, de comida, agua potable,
trabajo y salud. Esto lo coloca frente a las instancias del control social formal e informal en franca
desigualdad, generada en la dinámica de la crisis reciente. La situación de vulnerabilidad se juega
predominantemente frente a lo social.
Esta vulnerabilidad, se genera primariamente como una falla en la función de sostén, ya sea en la
desarrollada inicialmente en la madre u otros dadores de cuidado del grupo de crianza, como así también
en la inserción del sujeto en las redes vinculares (grupo de pares, escuelas, integraciones institucionales,
comunitarias, etc.). A partir de la no concreción de aquellos derechos, se nos impone como imperiosa
necesidad ético-científica analizar la constitución de las unidades componentes de toda Comunidad
Vulnerable, es decir, los Grupos de Crianza y Pertenencia que la integran, como forma de develar las
nuevas modalidades vinculares, a efectos de anticipar las condiciones de vulnerabilidad en la crianza, la
pertenencia y la referencia frente a los cambios socio-culturales ya indicados.
En una rápida esquematización (incompleta como tal) podemos decir que en los últimos 200 años hemos
recorrido los siguientes pasos:
Estrategia Configuración
de Supervivencia Vincular Dominante
Sociedad Rural Familia Extendida con Asistencia de Crianza y
(autoabastecimiento + producción exportación) Producción
Sociedad Industrial Familia Nuclear con Asistencia de Crianza
(consumismo y producción a cualquier costo) Reducida
Familia integrada al Sistema de
Sociedad Tecnocientífica
Ordenamiento Social
(hiperconsumo, automatización, tecnificación,
robotización, etc.) Familia Marginal y/o Excluida
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Las comunidades se construyen a partir del movimiento dialéctico de los grupos que las componen. Para
que este movimiento sea posible, se requieren de los grupos una serie de necesariedades, ya sea que
hablemos de un pequeño grupo o de una sociedad entera.
A) Condición del Tiempo: necesitan haber construido una historia, un discurso que haga de la
historia su propia historia. Ello le dará la posibilidad de decir desde dónde vienen, los ubica en
relación al afuera en el presente y, así, se les permitirá imaginar un futuro deseado. Construirán, en
definitiva, su temporalidad: pasado, presente y futuro.
B) Condición del Espacio: les será necesario contar con formas de organización y tareas que den
realidad concreta y funcionalidad al agrupamiento; necesitan compartir un espacio común. El
espacio común es la condición sin la cual el grupo no es otra cosa que la suma de individualidades.
C) Condición de la Identidad: a partir de las condiciones anteriores, para que haya “comunidad” se
requiere que (construida su historicidad y ubicada desde un espacio genérico y diferente), el grupo
cree ciertos significados que le dará una identidad. La identidad del grupo es sustancial para crear
la entidad de una comunidad.
La identidad, entonces, es el motor de toda comunidad, en tanto dará al grupo tanto el elemento
nucleador que constituye compartir un origen común (su historia), como la posibilidad de intentar (y eso
sólo basta como intención) desarrollar los ideales a través de tareas participativas y horizontales.
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Las etapas de aprendizaje presentan variaciones según las característica histórico-sociales de los grupos
socializadores. El proceso de socialización se efectúa no sólo en el grupo de crianza y de pares
(socialización primaria) sino en otros grupos sociales (socialización secundaria). Las implicaciones
sociales de la niñez pueden variar mucho de una comunidad a otra y de un grupo social a otro, dentro de
la misma comunidad. Así se presentan diferenciaciones en términos de capacidades intelectuales, roles
laborales y responsabilidad moral, que serán las bases para la consolidación de las estrategias de
supervivencia del grupo.
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La sociedad está formada por grupos. Existen grupos de todo tipo: la madre con el niño en brazos forma
un grupo; también tenemos el grupo familiar, el escolar y toda clase de grupos sociales, vocacionales y de
trabajo. Del mismo modo cabe decir que una nación o una confederación de naciones, constituyen un
grupo. Los grupos sociales incluyen desde los agregados relativamente simples hasta los muy complejos.
El campo formado por un grupo de dos personas es totalmente distinto de aquél que está formado por un
millón de personas, incluso al punto de ponerse en discusión, teórica y práctica, acerca de si tales
formaciones constituyen algo del orden de lo grupal, ya que diferentes leyes se vuelven ostensibles en
cada uno de ellos. El primero permite hacer un estudio más o menos exhaustivo de las motivaciones
psicológicas de la pareja que lo integra; el segundo permite estudiar la incidencia de ciertas variables
sociológicas. Ambos grupos presentan, asimismo, sus serias limitaciones. El primero es demasiado
simple y reducido para permitir una generalización sociológica; el segundo es demasiado numeroso y
complejo para permitir una ejemplificación psicológica. Un grupo de dos personas, como así el de un
millón de personas, es, en cierto modo, atípico. El primero, por lo reducido, se presta para extraer
conclusiones engañosas. El segundo, dada su amplitud, carece de cohesión, ya que sus miembros sólo
rara vez y a través de símbolos muy generales (ej.: la bandera, etc.) tienen noción de pertenencia al
mismo. En realidad, sólo con grupos reducidos mantenemos contacto más o menos íntimo y ellos
constituyen las verdaderas matrices de nuestra vida socio-comunitaria.
Fuera de toda duda, podemos sostener la preeminencia del hombre como ser que se desarrolla vive y
sobrevive en grupos, siendo el primero de ellos el grupo de crianza. Su influencia es determinante,
importantísima y casi definitiva. En el hecho de que no sea totalmente definitiva reside la posibilidad de
pensar en la creación de estrategias que tiendan a producir cambios posteriores, los cuales pueden tener
lugar debido a los acontecimientos de nuestra vida ulterior, fuera de la unidad primaria, la de crianza, en
otros grupos de pertenencia.
Desde el punto de vista biológico, el ser humano nace más desvalido que cualquier otro mamífero. Su
lenta evolución involucra una larga dependencia biológica y psicológica del grupo de crianza –en general
la madre o su sustituto- durante los primeros años de vida. Esta dependencia inicial es idéntica en todos
los grupos y todas las culturas y civilizaciones. Es un Universal cultural del que se desprenden diversas
modalidades de relación que determinará las peculiares estrategias de supervivencia de cada
comunidad
La importancia decisiva de la familia (modelo de crianza dominante en las sociedades capitalistas
industriales y postindustriales –más allá de sus sutiles diferencias-) se explica si se tiene en cuenta que el
niño crea en su seno los primeros vínculos (la matriz de los posteriores vínculos: el protovínculo), a
través de los cuales establece su primer contacto con el mundo exterior y la consecuente interiorización
de las normativas y valores.
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Los que piensan en cómo continuar su supervivencia en el curso de un día, se movilizan desde la
desesperación observable en distintos fenómenos de conducta, en diversas pautas de cambio y algunos
acontecimientos sociales que comienzan a hacernos vislumbrar la emergencia de lo que llamaríamos el
“Homo-comunitarius”.
¿Cómo sobreviven las comunidades (sus grupos) con N.B.I. y con un nivel de consumo por debajo
de la Línea de Pobreza? ¿Cómo sustituyen los recursos materiales y financieros que esos
indicadores señalan como faltantes?
La modalidad vincular dominante en las comunidades en condiciones de infraconsumo toma como
eje de integración y seguridad de sus miembros el flujo de intercambios y ayuda, estructurándose
un cotidiano que les permite sustraerse de la sociedad de consumo y organizar un sistema de
supervivencia fuera de las determinaciones de la misma.
Cuando un grupo, una comunidad, corre riesgo de desintegrarse, ya sea física o culturalmente, ya sea
que peligre su espacio territorial, la supervivencia de su pueblo o su identidad, se comienza a forjar el
rescate de elementos de reserva de identidad cultural, desde el surgimiento de actividades
vinculadas con la generación de nuevos medios de subsistencia. Estos suelen ser, en la mayoría de los
casos, resignificaciones que adecuan viejas modalidades de relación y de producción a los actuales
condicionamientos e imposiciones del sistema de ordenamiento de lo social.
Si uno recorre las zonas más carenciadas de las grandes urbes, los asentamientos y las villas miserias; si
uno observa detenidamente las estrategias de subsistencia de dichos grupos; si le acompaña el registro de
cómo sobreviven hoy en el interior del país, en las áreas rurales, en los asentamientos suburbanos, en los
inquilinatos y en las casas tomadas, los grupos más carenciados; si se presta atención... uno puede ver (en
dichos grupos) la presencia de modalidades vinculares de relación y estrategias de subsistencia que
caracterizaron años atrás a las culturas autóctonas de las Américas y a los integrantes de los
grupos del mestizaje marginal originario, en sus lugares de origen y en las primeras síntesis
espontáneas de nuestra población.
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La observación realizada desde la primera investigación del P.I.F.A.T.A.C.S., sobre “Prevención del
Conflicto Social” (Clínica de la Vulnerabilidad Psico-Social - H176), permitió adentrarnos
exploratoriamente en la significación de los vínculos, en las condiciones de existencia de grupos
excluidos y marginados. Se ha observado que cuando dichos grupos se preservan en comunidades de
pertenencia y/o referencia, tienen mayores posibilidades para reconstruir con el menor conflicto las
dificultades que eventualmente emerjan (como resultado de los cambios sociales)en sus estrategias de
supervivencia.
Desde el estudio de la comunidad es posible identificar alternativas de acción que permitan estimular la
participación y superar la incapacidad de reacción que presentan los grupos más vulnerables de la misma.
Consideramos que en comunidades con situaciones de pobreza estructural, las posibilidades de
prevención de situaciones de vulnerabilidad en estos sectores está limitada y debe reactivarse con la
intervención comunitaria. La mera descripción de comunidades por sus indicadores objetivos no permite
captar la dinámica de los procesos de comunicación y comunión que las generan y sostienen. Debido a
ello, la interpretación de estos procesos sólo es posible desde las visiones, experiencias y percepciones de
los propios actores, que son quienes construyen su realidad y la expresan en la interacción grupal. En ella
el enfoque interdisciplinario permite, desde distintas perspectivas, captar la complejidad del fenómeno en
los diferentes actores y dimensiones que operan el él y realizar la transferencia tecnológica necesaria para
la resignificación de los vínculos.
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La comprensión del objeto de estudio elegido se aborda desde una perspectiva interpretativa. Desde esta
posición la realidad social es construida desde la práctica humana, la cual sólo puede ser comprendida en
el seno de la totalidad social que contribuye a producir y que la produce.
La comprensión de los hechos se funda en la vivencia psicológica y la reconstrucción imaginaria de la
experiencia del Otro, a través de la relación grupal. Nos posicionamos desde la perspectiva del actor
social y desde allí construimos las categorías interpretativas en interacción con los operadores
comunitarios. El análisis de los procesos comunicacionales que dan dinámica a las comunidades y el
establecimiento de la capacidad vincular de contención socio-afectiva orienta fundamentalmente la
interpretación del sentido que revisten las acciones para los actores sociales y trazan el marco desde el
cual las acciones, expresiones, propósitos y motivos encuentran su significación.
El proceso metodológico se caracteriza por la flexibilidad y la creatividad, en tanto se subordina a una
constante interrelación entre observación, elaboración, obtención de información y análisis de datos.
El abordaje de las comunidades como ámbitos de socialización y participación, responde inicialmente a
las siguientes cuestiones centrales del trabajo de campo: ¿Dónde realizar la investigación?, ¿Sobre
quién?, ¿Qué observar? y ¿Con quién trabajar? Los fundamentos metodológicos del diseño de la
investigación, especialmente en lo que respecta a su carácter cualitativo y participativo, será desarrollado
en profundidad en el apartado A.3. “Investigación-Acción Participativa”.
Las técnicas de abordaje deben encararse de modo práctico-teórico. Es decir, conceptualizando tras la
experiencia concreta y sostenida. La capacitación se sostiene en un progresivo paso por vivencias
(ensayos y pequeños trabajos de campo) que van generando un proceso de selección, a fin de lograr los
mejores técnicos, capaces de operar eficientemente en la reducción de la vulnerabilidad, mediante la
facilitación de recursos vinculares y de organización para el acceso a derechos. Los operadores deben
ser capaces de generar espacios de participación y palabra y de tolerar el disenso surgido en los
mismos, ya que el trabajo se sostiene en el principio de la intervención mínima. Esto debe ser realizado
en forma participativa, según los valores que orientan el funcionamiento comunitario, en el marco de la
ley.
Por lo tanto, el operador no se instituye en el regulador de los intercambios. Es la grupalidad la que
controla el comportamiento humano, estableciendo pautas definidas de antemano, canalizadas por los
intercambios en direcciones determinadas por propias demandas. Será básico, entonces, abocarse a la
comprensión de las grupalidades de una comunidad, en tanto remiten al proceso histórico que las generó:
qué situaciones problemáticas las originaron, quiénes son los actores involucrados, cuáles son las
acciones habituales, etc.
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II- DIMENSIÓN GRUPAL: Capacidad de respuesta de los grupos de pertenencia y/o referencia a las
necesidades comunitarias.
III- DIMENSIÓN SOCIO-COMUNITARIA: Proceso de constitución (construcción) de la Comunidad.
IV- DIMENSIÓN SOCIO-INSTITUCIONAL: Capacidad de contención de las entidades estatales
(salud, educación, protección social y seguridad).
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1) MOMENTO DESCRIPTIVO:
a) Aproximación al Protovínculo
1. ¿ Cómo se originó la comunidad bajo estudio?
2. ¿ Qué características tuvo en sus orígenes?
3. ¿ Cuál es el proceso que siguió su organización comunitaria?
4. ¿ En torno a qué necesidades y qué grupos se constituyó?
5. ¿ Qué características presenta la comunidad hoy y qué relación guardan estas con su historia?
2) MOMENTO DE LA COMPRESIÓN:
1. ¿ Cuál es la modalidad de vinculación comunitaria más extendida?
2. ¿ Cómo operan las entidades ante la presencia del vulnerable?
3. Los proyectos de acción -como capacidad de respuesta de las entidades- contienen socio-
afectivamente o acentúan la situación de vulnerabilidad?
4. ¿Cómo se vinculan los proyectos de las entidades de la comunidad con la familia, los grupos de
pertenencia-referencia y el Estado, en torno a los Derechos Humanos?
5. ¿Qué estrategias establece el grupo de crianza o de pertenencia (según el caso) como estrategia de
supervivencia ?
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Hemos decidido introducir una presentación aclaratoria del marco metodológico (Metodología
Cualitativa – Investigación Acción Participativa “IAP”), en función de las observaciones que se realizaran
oportunamente en la evaluación del primer informe de avance (presentación incorporada al segundo informe
de avance), en atención a que la comisión evaluadora cuente con la información correspondiente a distintos
componentes metodológicos que son aquí presupuestos. Este apartado reproduce esa aclaratoria sin
modificaciones.
En la evaluación UNLP realizada sobre el primer informe de avance de este proyecto dice:
“.Observaciones: si bien se ha realizado una tarea de mérito, se hacen las observaciones siguiente,
aconsejando su consideración.
Se trata de un programa, más que de un proyecto de investigación, tal como lo afirma el director. “El
programa está basado en la implementación de experiencias pilotos”. Este objetivo puede ser muy
meritorio, pero no debe identificarse con la investigación. El Director defina las experiencias piloto
diciendo que “Consisten en acciones comunitarias realizadas por los equipos de operadores en forma
pautada y controlada”. La investigación podría haberse centrado en el desarrollo de instrumentos de
evaluación, búsqueda de indicadores, detección de efecto de los programas a evaluar sobre muestra
de interés, y muchos otros aspectos más. (...)
Iguala la observación y las “entrevistas formales e informales” con técnicas de “contrastación”. (...)
El marco metodológico se toma en un sentido no de la investigación, sino de la puesta en marcha de
las experiencias.”
En base a las observaciones realizadas en la evaluación, estimamos pertinentes hacer las aclaraciones
necesarias para despejar interrogantes respecto al encuadre metodológico y su base político-científico. Así
mismo dejar en claro el estricto cumplimiento en lo que a planificación de las acciones y conceptualizaciones
se refiere.
Miguel S Valles (1997) describe, siguiendo Crabtree y Miller (1992), tres grandes paradigmas para la
investigación científica:
1- El paradigma de indagación materialista, representado por el positivismo y el modelo biomédico,
cuyo respaldo técnico lo constituyen la ciencia de laboratorio y los métodos cuantitativos.
2- El paradigma de la indagación constructivista, respaldado por la metodología cualitativa, proceso
circular que parte de una experiencia o anomalía. No se buscan verdades últimas, sino relatos. El
diseño esta abierto a la invención; la obtención de datos al descubrimiento; y el análisis a la
interpretación.
3- El paradigma de la indagación crítica o ecológica (critical/ecological inquiry). Este tercer paradigma
del conocimiento “ayuda a mantener la vida social, enfoca la realidad de la dominación, la
distribución de poder y las desigualdades asociadas”. Apunta a los efectos del sistema. Se sirve del
conocimiento histórico, y de la articulación de los paradigmas materialista e interpretativo, para
desenmascarar la ideología y la experiencia del presente, logrando una conciencia emancipada y
verdadera. Se adecua al compromiso político y al estudio de los sistemas [sociales].
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El uso de técnicas cualitativas no tiene que ser considerado como menos sólido que el cuantitativo,
sobre todo en proyectos de investigación social. Por ejemplo, Ruíz Olabuénaga e Ispizúa (1989)- nota al pie-
escriben:
“La investigación con técnicas cualitativas está sometida a un proceso de desarrollo básicamente
idéntico al de cualquier otra investigación de naturaleza cuantitativa. Proceso que se desenvuelve en
cinco fases de trabajo: Definición del problema, Diseño del trabajo, Recogida de Datos, Análisis de los
datos, Validación e informe. Cada una de las técnicas principales cualitativas (la observación
participante, la entrevista personal, la historia de vida, el estudio de casos...) imprime un sello
particular a cada una de las cincos fases, lo mismo que lo hacen el experimento o el survey de masas.
Aun así, es posible establecer un estilo cualitativo propio como resultado de aplicar a todo el proceso,
en cada una de sus fases, una serie de ‘criterios’ o principios orientadores (más bien que normativos)
que autores como Erickson (1986), Lincoln (1985), Van Maanen (1983), Schwartz-Jacobs (1979),
Taylor-Bogdan (1986), han intentado sistematizar”.
Estos dos tipos de metodologías se diferencian fundamentalmente en la forma que toma el diseño de
investigación, sobre todo, en el devenir del plan original durante la implementación del proyecto. Así:
“Erlandson y otros (1993) contraponen el “diseño tradicional” o “convencional” (cuantitativo) al
“diseño emergente” (propio de indagación derivada del paradigma naturalista). La diferencia
principal entre ambos se halla, según estos autores, en la especificidad del plan original de
investigación... el diseño de un estudio naturalista por lo general no se establece completamente antes
de que empiece el estudio sino que emerge al tiempo que se recogen los datos, se lleva a cabo el
análisis preliminar, y pasa a describirse de modo más completo el contexto” (Erlandson et al.,
1993:66)”.
Siguiendo a Valles, podemos decir que el mejor consejo que dan a quien se inicie en la investigación
cualitativa, orientada por el paradigma naturalista, es en “planear ser flexible” (1993:79). Y sugieren como
ejercicio práctico la revisión de algunos estudios sociológicos y antropológicos importantes, entre ellos el de
Whyte (1943) y el de Hollingshead (1961), para identificar el diseño que tenían al comienzo de sus
investigaciones. Los deberes que mandan estos autores quedan, en parte, hechos si uno lee el apéndice
metodológico que Whyte escribiera en la edición de 1955.
“Estaba explorando territorio desconocido. Peor que desconocido, ciertamente, pues la literatura
existente entonces sobre barrios bajos era muy desorientadora[casualmente coincide con la población
objetivo de nuestro proyecto]. Habría sido imposible planear al principio la clase de estudio en la que
finalmente me vi envuelto. Este no es un argumento contra la planificación realizada con acierto,
entonces el estudiante puede y debería planear muchos más rigurosamente de lo que yo lo hice. Pero,
incluso así, sospecho que pasará por alto datos importantes a menos que sea lo suficientemente
flexible como para modificar sus planes conforme vaya avanzando. La aparente ‘tangente’ a
menudo se convierte en la línea principal de investigación futura” (Whyte, 1995).(negrita nuestra)
La mayoría de los investigadores citados aconsejan utilizar el diseño proyectado para investigaciones
de corta duración con hipótesis estructurada que permita diseñar metodologías “atadas” (Valles, 1997).
Mientras que recomiendan el diseño emergente cuando: a)- el estudio dispone de un largo plazo (dos años o
más), b)- requiere contemplar aspectos o variables intervinientes difíciles de manejar en el diseño previo (en
el caso de nuestro proyecto la movilidad de la población, los factores sociales, económicos y/o políticos
locales, regionales y nacionales, etc.), c)- no se dispone de estudios previos y la conceptualización sobre el
tema es escasa o pobre, cuando no nula.
En efecto, estos tres elementos determinaron la decisión del diseño, puesto que, en el caso de nuestro
proyecto, se daban los tres aspectos mencionados en el párrafo anterior. Valles (1997) describe el mismo
apuntando los distintos autores que lo han caracterizado:
“El concepto de diseño emergente, así como la clave de la flexibilidad del diseño en los estudios
cualitativos aparecen hoy en día ya recogidos en los textos sobre metodologías cualitativas (el de
Lincoln y Guba (1985) es uno de los que ha actuado de disfusor). Marshall y Rossman (1989:45), por
ejemplo, revelan la fuente citada cuando aconsejan en su monografía titulada Designing Qualitative
Research que se elabore “un plan de investigación que incluya muchos de los elementos de los planes
tradicionales, pero reserve el derecho a modificar, alterar y cambiar durante la recogida de datos”.
Para estas autoras, “la flexibilidad es crucial”.
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Patton (1990:196), por su parte, transmite el mensaje a los investigadores que trabajan en el campo
de la evaluación señalando que “los diseños cualitativos continúan siendo emergentes incluso
después de que comienza la recogida de datos”. Pero matiza: “el grado de flexibilidad y apertura es,
sin embargo, un asunto de gran variación entre diseños”. Este mismo matiz lo resalta Morgan
(1992:227) cuando escribe que “para algunas preguntas de investigación, el approach apropiado al
diseño es ciertamente preespecificar las diversas dimensiones de la recogida de datos y la estrategia
de análisis”. Sin embargo, para otras “un approach más abierto es el apropiado”. Su afirmación más
general merece, asimismo, anotarse: “Virtualmente toda investigación cualitativa está basada en un
conjunto de elecciones de diseño iniciales y emergentes”.
A continuación presentamos un gráfico que, basado en el de Valles (pág. 82), articula el diseño
cualitativo de tipo emergente de nuestro proyecto con las etapas de la investigación correspondientes a la
planificación previa o inicial (plan original con metas propuestas).
Entre el diseño (que representa el desarrollo lógico esperable para un diseño emergente) y la
planificación en etapas continuadas se encuentra, como variable fundamental, la realidad social. Esta
determina la permanente adecuación de los tiempos del plan original, sin que ello implique una modificación
sustancial en los tiempos –lógicos- del diseño, en tanto estructura formal que encuadra el tipo de desarrollo
metodológico: la IAP. (Investigación Acción Participativa).
Una vez decidido el tipo de diseño la siguiente decisión es en torno al muestreo cualitativo. En
nuestro caso se practicó la selección estratégica de casos, partiendo de la base de que “las muestras en los
estudios cualitativos no están generalmente preespecificadas, sino que pueden evolucionar [en tanto diseño
emergente] una vez comenzado el trabajo de campo”[Milles y Huberman (1994) citado en Valles (1997)].
Valles señala dos criterios básicos para el muestreo cualitativo:
1) Una de las decisiones muestrales que el investigador suele tener que barajar es la selección de
contextos relevantes al problema de investigación. Dentro de estos contextos (barrios o localidades
enteras, organizaciones tipo escuela, hospitales u otras clases de centros) se procederá,
posteriormente, a seleccionar los casos individuales. Este primer momento lo realizamos desde el
Diagnóstico Comunitario. Los criterios de heterogeneidad (diversidad) y de accesibilidad serán las
variables a considerar. El primero de ellos se traduce en la elección de barrios contrapuestos, con el
propósito de abarcar tipos extremos de jóvenes y estudiar la variación en el proceso de transición
juvenil al trabajo y a la vida adulta. La Heterogeneidad es relativa. Se podrían haber seleccionado
barrios todavía más dispares. Pero se debieron tomar en cuenta los intereses de la otra parte del
convenio (municipio). La decisión muestral casi nunca es fruto de un solo criterio (como dice
Valles). Tampoco se perseguía la variación máxima, expresión con la que Patton (1990) denominan
una de las numerosas estrategias muestrales cualitativas que este autor distingue. Nuestra opción fue
adoptar un cierto compromiso entre variación y tipicidad.
2) El segundo criterio tiene que ver con las “consideraciones pragmáticas” (Marshall y Rossman,
1989:56; Eslandson y otros, 1993:56), la consideración de los “recursos disponibles” (Merse,
1994:222) en la selección de contexto. Por ejemplo existen comunidades vulnerables en las cuales el
grado de marginalidad de su población con características violentas en la consideración de lo interno
y lo externo a la misma no permiten un acceso seguro para el desarrollo de la investigación acción
participativa con estudiantes universitarios. Tal es el caso del barrio conocido como “La Favela” (en
alusión a los asentamientos precarios de las grandes ciudades de Brasil) ubicada en la localidad de
Tolosa, La Plata.
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profesional. En este sentido es que adoptamos en nuestro diseño de investigación la IAP como estrategia
apropiada para con el fenómeno a estudiar-abordar.
A principios de los años 60, el paradigma de investigación que predomina está basado en el
empirismo y el positivismo. Prácticamente, es científico sólo lo que se puede cuantificar. De la manera en que
se aplican con el marco teórico que los sustenta, estos enfoques prevalecientes en las ciencias sociales no han
contribuido significativamente a un análisis social adecuado. Menos aún en las condiciones de América
Latina.
“Aquí, donde las necesidades son tan patentes y tan urgentes de resolver, cada vez más estudiosos de
la sociedad hacen una autocrítica de su trabajo y de su papel como intelectuales. Las investigaciones
que realizan son caras; los resultados de éstas, muy limitados, se convierten en reportes que circulan
en las universidades o en la alta burocracia, y la mayoría acaban archivadas después de leerse en
algún congreso y/o publicarse en algunas revistas especializadas. No tienen mayor trascendencia
social, ni revolucionan teóricamente. No llegan a grupos sociales más amplios. Aquellos a quienes el
investigador investigó permanecen al margen de la investigación; no se ven beneficiados por ella. En
pocas palabras, estos estudios de las ciencias sociales no parecen conducir ni a un conocimiento más
profundo, ni al mejoramiento de vida de las sociedades. Al menos con la velocidad que los
investigadores quisieran, y que las necesidades sociales exigen”. (Alcocer en Galindo Cáceres, 1998)
La IAP surgió opuesta a estos modelos verticales de investigación, desarrollo y modernización que se
intentaba imponer. Al respecto, Antón de Schutter dice que:
“A diferencia de la pretensión histórica de negar la cultura popular para cimentar el poder de una
clase, del Estado, o de una cultura que se considera superior, en la investigación participativa se
busca crear las condiciones para un análisis profundo que rescate los elementos valiosos de la
cultura popular. No sólo con el fin de conservarlos, sino para que, basándose en ello, seguir creando
formas propias de acción que expresen sus valores, opciones políticas y de desarrollo.”.
Marta Alcocer dirá entonces que cualquier praxis social –incluida, por supuesto, la investigación- es
una praxis política. La IAP surge también como respuesta al vacío existente entre la actividad académica del
investigador, los intereses políticos o económicos de la institución o empresa que contrata a éste, y la
población, en especial los pobres, los marginados, las mayorías. Como afirma el Licenciado Caputo (op. cit.)
¿qué objeto puede tener un estudio si no lleva a transformar la realidad social para hacerla mas justa, más
equilibrada, mejor?. Las estrategias clásicas de investigación y promoción para el desarrollo han fracasado.
Frente a esta realidad la IAP nace en América Latina en los años 60, íntimamente ligada con la
educación de adulto. En Brasil, Paulo Freire ya había indicado prácticas de educación popular como procesos
dialógicos y dialécticos que partían de la realidad concreta para aprender y reflexionar sobre ella. El
compromiso ya no es con un modelo técnico de desarrollo, sino con la gente. ¿Quién es el pueblo?, ¿qué
quiere?, ¿cómo piensa?, ¿cómo puedo contribuir yo, investigador, académico, universitario, a que mejore su
calidad de vida?. En tal sentido la ONU toma el criterio de “Desarrollo Humano”. El investigador acepta el
mismo y se asume como un humanista. Concibe su práctica, buscando un cambio estructural que devenga en
una mayor justicia e igualdad. Para ello, el investigador comparte con el pueblo, vive con él, y de allí obtiene
su formación y la información que permiten crear su base de datos. El educador–investigador se acepta y se
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asume también como educando, ofrece sus conocimientos y aprende en la práctica. Se da cuenta de que el
otro –habitante de las comunidades vulnerables- posee un saber y una cultura, que los años de explotación, y
miseria se encargaron de enterrar en el silencio y en el inconsciente, pero sin destruirla del todo. Esto exige
una labor de reconstrucción, de verbalización. No podemos aprender más que lo que ya está en nosotros.
Ese es un punto de partida.
La IAP es muy adecuada en los procesos de autoafirmación de los grupos y las comunidades y
constituye una educación popular permanente hacia un mayor control colectivo sobre los recursos y el
gobierno de los mismos, objetivo prioritario en la actual misión de la ONU:
“La perspectiva del desarrollo humano ha pasado a incorporarse a este debate general acerca del
desarrollo. El concepto de desarrollo humano constituye una alternativa al punto de vista del
desarrollo vinculado exclusivamente con el crecimiento económico. El desarrollo humano se centra
en la gente y considera que el crecimiento económico y el mayor consumo no constituyen fines en si
mismos sino un medio para lograr el desarrollo humano. El desarrollo humano es un proceso de
ampliación de las opciones de la gente. Se logra ampliar esas opciones aumentando la capacidad y
los funcionamientos humanos. En todos los niveles del desarrollo las tres capacidades esenciales
para el desarrollo humano consisten en que la gente viva una vida larga y saludable, tenga
conocimientos y cuente con acceso a los recursos necesarios para tener un nivel decente de vida. Si
no se logran esas capacidades básicas simplemente no se cuenta con muchas opciones y muchas
oportunidades siguen siendo inaccesibles. Pero el ámbito del desarrollo humano es mayor: los
sectores esenciales de las opciones, que la gente valora en gran medida, van desde las oportunidades
políticas, económicas y sociales de ser creativos y productivos hasta el respeto por sí mismo, la
potenciación y la conciencia de pertenecer a un comunidad. El ingreso es desde luego uno de los
muchos medios de ampliar las opciones y el bienestar. Pero no es el total de la vida de la gente.
Las preocupaciones mundiales actuales y el desarrollo humano: El desarrollo humano se relaciona
con las preocupaciones mundiales actuales de la manera siguiente:
Derechos Humanos. El desarrollo humano conduce a la realización de los derechos humanos,
económicos, sociales, culturales, civiles y políticos. La perspectiva del desarrollo humano adopta
una visión integrada de todos los derechos humanos, no el enfoque estrecho y exclusivo en los
derechos civiles y políticos. Brinda un marco en que el adelanto del desarrollo humano coincide
con la realización de los derechos humanos.
La declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 afirma que “toda persona tiene derecho a
un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en
especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios necesarios...
Toda persona tiene derecho a la educación... al trabajo...[y] a la seguridad social”. En
instrumentos internacionales de derechos humanos adoptados posteriormente se reafirmó el
desarrollo centrado en la gente como un derecho universal determinado que son dimensiones
adicionales el derecho a la seguridad, la participación, la libertad de asociación, la libertad de la
discriminación y la libertad de la exclusión del desarrollo.
Bienestar colectivo. Pero los derechos, las opciones y las oportunidades individuales no pueden ser
ilimitados. La libertad de una persona puede limitar o violar la libertad de muchas otras. Como lo
indica la reacción al individualismo excesivo del libre mercado, existe la necesidad de formas
sociales responsables de desarrollo. El bienestar individual y el colectivo están entrelazados, y el
desarrollo humano requiere una fuerte cohesión social y la distribución equitativa de los beneficios
del progreso para evitar tensiones entre ambas. Y el poder de la acción colectiva es una fuerza
impulsora esencial en la búsqueda del desarrollo humano.
Equidad. La preocupación por la equidad asume un lugar central en la perspectiva del desarrollo
humano. El concepto de equidad se aplica con mayor frecuencia a la riqueza o al ingreso. Pero el
desarrollo humano hace hincapié en la equidad en cuanto a capacidad básica y oportunidades
para todos, equidad del acceso a la educación, a la salud, a los derechos políticos.
Sostenibilidad: significa satisfacer las necesidades de las generaciones actuales son comprometer
la capacidad u las oportunidades de las generaciones futuras. De esta manera implica equidad
tanto intra-generacional como inter-generacional. La sostenibilidad es una dimensión importante
del desarrollo humano. El desarrollo humano es un proceso de ampliación de las opciones de la
gente. Pero ese mejoramiento debe ser tanto para las generaciones actuales como para las futuras
sin sacrificar una en beneficio de la otra.
En el decenio de 1990 ha habido importantes debates a escala mundial sobre el desarrollo
sostenible (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,
celebrada en Río de Janeiro en 1992) y el desarrollo sostenible centrado en la gente (Cumbre
Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en 1995). Tienen un núcleo común con
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La característica principal de la metodología de IAP es, según M. Alcocer, que sirve directamente a
los intereses del universo que se estudia. Para ella,
“el investigador que hace uso de la IAP trabaja para y con las personas involucradas en la
problemática objeto de estudio. En las decisiones sobre los objetos e hipótesis, la aplicación de
técnicas e instrumentos y en general en todo, o la mayoría del proceso, incluyendo por supuesto
resultados, propuestas y acciones a seguir, interviene la comunidad o el grupo, es decir, lo que sería
el objeto de la investigación. No se investiga a alguien; se investiga con alguien (negrita nuestra).
Las personas que participan en la investigación son también aquéllas a quienes se va a investigar, y
los beneficiarios directos de la investigación. Esto, en términos epistemológicos, significa que la
problemática de la relación sujeto-objeto, que para otros tipos de estudios es aguda e irresoluble, en
la IAP está matizada, menguada, incluso obviada por esta característica”. Además, es un sujeto-
objeto colectivo. Más aún, podríamos decir que “en la IAP ... todos son sujetos, parte activa, viva,
consciente y reflexiva de un proceso de conocimiento intersubjetivo” que quedan incluidos en el
objeto de estudio.
En cambio,
“la ciencia positiva, excluye las reflexiones sobre el sentido de este conocimiento; es decir el ¿para
qué?. Tales preguntas no tienen una respuesta científica; la ciencia clásica no tiene (parafraseando a
Edgar Morin) conciencia.... La IAP incluye la necesidad de pluralizar el conocimiento, de establecer
un diálogo entre el saber popular y la práctica y la teoría científica, de reflexionarlo, de que se asuma
como parte de un proceso para transformar la realidad desde los actores sociales. En este sentido,
tiene una vocación profundamente democrática, y escapa a los límites que fija la ciencia positiva”
(Alcocer op. cit.).
La IAP, a diferencia de otras metodologías, incluye en el proceso de investigación su por qué y para
qué, su sentido y objetivo: la transformación con miras a un mejoramiento de la calidad de vida; con miras a
que una colectividad tenga mayor control y autogestión sobre sí misma. No debiera confundirse la IAP con
la investigación aplicada, porque la primera, como dijimos, exige la participación consciente, reflexiva y
activa de los destinatarios investigadores, en tanto que la Investigación Aplicada no. En la medida en que la
IAP inicia su planificación a partir de un requerimiento concreto surgido de la realidad social de una
comunidad dada (“necesidad sentida”) su enfoque es diametralmente opuesto a la aplicación de un modelo
generado para confirmar o desmentir en el campo una hipótesis de laboratorio. La primera es horizontal; la
segunda, vertical
La IAP propone integrar conocimiento científico y conocimiento popular, abierta a la percepción de
la realidad y de la práctica social. Sólo entendiendo y aprehendiendo el conocimiento popular con toda su
complejidad podemos acceder al conocimiento científico de lo social. En este sentido es fundamental el
concepto de DISEÑO EMERGENTE.
¿Qué obtiene una comunidad o un grupo al trabajar con la investigación participativa?:
1. mayor claridad y precisión en el conocimiento de sus problemas;
2. menor margen de error al actuar para transformar su realidad;
3. mayor eficiencia al llevar a cabo estas acciones (porque se conoce más y mejor la problemática);
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Tal como dice Alcocer, la IAP se alimenta a sí misma en el sentido de que una acción transformadora
lleva a más investigación, de tal manera que el estudio y la reflexión sobre la realidad pasa a ser parte
constitutiva de los grupos, organizaciones y comunidades que la practican. Forma parte de un proceso de
educación permanente.
“En la técnica y la metodología el investigador es la autoridad que se pone al servicio de la
comunidad en una opción no sólo ideológica, sino también metodológica y política. En lo que se
refiere a buena parte de la información y el conocimiento popular, éstos están en manos de la
colectividad (sean o no conscientes y explícitos). Ella es la autoridad en la materia. Hay entonces una
relación de complementariedad con una finalidad común. Se participa, se investiga y se actúa para
generar las condiciones que posibiliten una transformación estructural” (Alcocer op. cit.).
Como dice Elías Carranza, director del ILANUD, la participación colectiva significa una
participación en el poder y un aprendizaje para la democracia. (Carranza, 1997).
No hay democracia si no hay información y participación. La participación implica influir en el
proceso en que se participa. Una política de participación incluye el respeto por la diferencia y la
diversidad. La tolerancia, la descentralización del poder, la autogestión. El uso de tecnologías apropiadas, el
concepto de sustentabilidad y otros más que van sobre este camino. Todo esto, al mismo tiempo que se
aprende prácticas horizontales de relación. La investigación acción participativa es un “proceso educativo y
de autoformación donde los participantes descubren su realidad y las características de sus problemas
inmediatos, y proponen alternativas para solucionarlos.” (Shutter y Yoppo en Galindo Cáceres, 1998, Pág.
440).
La IAP adquiere su sentido y significado en la acción colectiva y transformadora. Conocemos al
actuar y reflexionar sobre nuestra realidad. Requiere de una organización de base y de un trabajo colectivo
permanente. No suele ser una investigación que necesite hacer uso de grandes erogaciones económicas; sus
recursos fuertes son humanos, de allí la capacitación de operadores comunitarios y la creación del
dispositivo del trabajo comunal universitario (que se describe más adelante). No intenta simplificar la
realidad, sino tomarla en su complejidad con los instrumentos de la ciencia. Es objetiva en tanto
intersubjetiva. No pretende ser neutra; nace directamente comprometida con el paradigma de los Derechos
Humanos, reflejado permanentemente en los indicadores actualizados de los informes mundial, regional y
nacional sobre el Desarrollo Humano y aplicado en nuestras investigaciones en el modelo de Clínica de la
Vulnerabilidad (ver cuadro anexo de “Calidad de vida. Derechos fundamentales: acceso a derechos”). Al
igual que Varsavsky, la autora citada considera que la neutralidad en ciencias sociales es una ilusión para
eludir reconocer la vinculación de la investigación con el poder hegemónico. Considera también que la
objetividad no es ni remotamente sinónimo de neutralidad.
En la evaluación UNLP del segundo informe de avance de la investigación sobre “Prevención del
Conflicto Social”, de la que ésta es continuación y profundización, se afirmó con justeza y precisión respecto
al proyecto algo muy parecido a lo planteado por Alcocer sobre la dimensión política y social de este tipo de
proyecto: “la práctica de la investigación participativa excede el ámbito académico para ofrecer y otorgar
estos beneficios a las colectividades que la practican. En este sentido, tiene una vocación profundamente
democrática” (Alcocer, en Galindo Cáceres, 1998, Pág. 441).
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Juan Alfonso Samaja, 1997, Dialéctica de la investigación Científica. Primera Edición. Editorial
Helguero Editores. Buenos Aires, Argentna.
Oscar Varsavsky, 1969, Ciencia, Política y Cinetificismo. Quinta Edición 1974. Editorial Centro Editor
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Autores Varios. Organizadores: Geraldo Romanelli, Zélia M. Mendez Biasoli-Alves, 1998. Diálogos
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Comissão Científica: Dra. Marisa Japur, Dra. Sônia Ssanta Vitaliano Graminha, Dra. María Auxiliadora
Campos Dessen., 1999. II Seminario de Pesquisa: Livro de resumos e Artigos. Primera Edición.
Editorial Editora Regis Summa Ltda.. Riberão Preto, Brasil.
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El tema de los equipos de trabajo fue resuelto en el dispositivo que muestra el siguiente gráfico:
Para la designación del primer grupo de coordinadores se recurrió a los operadores del Programa que
fueron formados en instancias de la anterior investigación (curso de capacitación de operadores comunitarios
1995 y 1996). Con experiencias en trabajo de campo que fueron supervisadas en el mismo, con evaluación
permanente de su tarea y la capacitación en el manejo grupal y condiciones didácticas –bajo la directa
supervisión y capacitación permanente del P.I.F.A.T.A.C.S. – se constituyen en agentes directos de la
transferencia de las tecnologías propias del modelo de la Clínica de la Vulnerabilidad, a los nuevos
estudiantes a capacitarse en servicio. Se define así, el carácter dialéctico de la formación del Operador
Comunitario: teoría-práctica- teoría-práctica, etc. Esto, siempre en el marco del contacto directo y continuado
con los habitantes de las comunidades vulnerables.
El Operador Comunitario en formación y el ya formado, constituyen el recurso imprescindible en las
tareas de recolección de información y de intervención en la restitución de derechos.
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Con los trabajos de “re-diagnóstico” realizados por los equipos de operadores comunitarios (participantes
del Curso de Capacitación Laboral en Operación Comunitaria) formados y supervisados por los
coordinadores en el marco de la generación de recursos humanos ya señalada, se verificaron las zonas
preseleccionadas a partir del cruce de información (bases de datos) de a) Municipalidad de La Plata y b)
P.I.F.A.T.A.C.S.
Fueron seleccionadas finalmente cuatro zonas de extrema vulnerabilidad comunitaria y sus respectivas
instituciones, donde se ejecutó posteriormente el “Programa de Atención de Comunidades Vulnerables
con grupos marginales o excluidos”, las cuáles son:
a) Los Hornos: Comedor Héroes de Malvinas.
b) Melchor Romero: Comedor Santa Ana.
c) Villa Elvira: Jardín de Infantes Nº 11 Villa Montoro
d) Ringuelet: Comedor Hugo Stunz.
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A partir de los estudios de campo se organizan los datos obtenidos de acuerdo a un esquema transmitido
en dicho curso de capacitación, el cual se detalla a continuación:
a) acceso al servicio de salud;
b) acceso al servicio de educación;
c) acceso al servicio de asistencia social;
d) acceso a la protección y seguridad;
e) acceso a espacios de recreación;
El grado de accesibilidad a los derechos que representan dichos servicios, se estudia mediante la
contrastación directa en el barrio, según sea la distancia al lugar o institución más cercanos de atención,
la disponibilidad de atención a las demandas que logran efectivizarse y la posibilidad de acceder a su uso
por parte de los potenciales usuarios.
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Todas las actividades desarrolladas por el Programa tienden a generar formas de organización
autogestivas y participativas que permitan restituir el derecho al que no había acceso. De ese modo, los
operadores comunitarios y pasantes en TCU ponen en funcionamiento una metodología de observación
y registro que se aplica fácilmente en la planificación y en las acciones de prevención del conflicto
social, como intervención comunitaria en restitución de Derechos Humanos.
2) Recursos vinculares: rastrear históricamente el nombre del barrio; delimitación territorial real;
entrevistas informales con referentes barriales e informantes claves; indagar el origen y la historia
de la población del barrio (agrupamientos étnicos, de provincias o países limítrofes, etc.); tránsito y
circulación de las personas del barrio o zona en relación a edad, sexo, horarios; observación de
formas de agrupamiento (barra de adolescentes, grupos de la tercer edad, etc.); observación de
lugares habituales de reunión, relevamiento, uso y nivel de participación en espacios libres y
públicos (plazas, clubes, comisiones de fomento, etc.); observación de formas de expresión de los
grupos del barrio (graffitis, pinturas urbanas, radios FM barriales, corsos, bailantas, actividades de
fin de semana, fiestas y reuniones tradicionales, celebraciones populares, etc.); observación del
nivel de participación de los grupos en la red comunitaria; grado de participación de las
instituciones en la vida comunitaria y capacidad de contención de las mismas; características de las
viviendas, semejanzas y diferencias en el barrio y con respecto a otros barrios aledaños; nombres
de los lugares activos ubicados en el barrio (comercios, clubes, etc.); fuentes laborales, ubicación y
características de las mismas.
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VINCULACIÓN
SENSIBILIZACION
TERRITORIAL DIAGNÓSTICOS
Participación activa en la
Entrenamiento en trabajo de Informes de los diagnósticos
detección de necesidades y
campo interdisciplinario y de necesidades y recursos
evaluación de los recursos
Nivel II –humanos, materiales e
grupal con tarea acotada de vinculares e institucionales
intercambio con vecinos e de la comunidad (mapeo y
institucionales-
instituciones del barrio planillado de necesidades y
disponibles.
(capacitación vincular). de recursos).
INTERVENCIONES
Estudio comparativo
CAPACITACIÓN cualitativo de los modelos
TRANSFERENCIA de la política social desde la
Adquisición práctico teórica
perspectiva de la Operación
Organización comunitaria desde la IAP de metodologías
Comunitaria.
en la atención de de intervención para la
Nivel III necesidades (cobertura de facilitación de la organización Establecimiento de la
derechos no garantidos) a comunitaria, en base a los factibilidad de restitución de
partir de los recursos diagnósticos, según el principio derechos en base a recursos
existentes. de transferencia (dependencia- comunitarios disponibles
cogestión-autogestión) desde la Operación
Comunitaria como recurso
tecnológico.
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D SÍNTESIS Y CONCLUSIONES
sentido de “no soy como ellos”, .... o como “los de acá”, “los de enfrente son villeros”, etc. Ocultan lo
que hemos señalado como grupos de crianza propios (que generalmente son horizontales y ensamblados,
matrifocales y siempre extendidos), ya que los sienten distintos al modelo oficial, y por consiguiente se
muestran socialmente vulnerables al Control Social Formal e Informal de ese modelo. A ello contribuyen
(como ya hemos señalado) las modalidades de abordaje de los órganos de asistencia social, o de
referencia escolar, o de salud (Ej. Nombre del padre, como si fueran familias uniformadas, fecha de
referencia, etc.) que no son susceptibles de ser respondidas satisfactoriamente por la población objetivo,
en tanto y en cuanto para el Estado sigue rigiendo el modelo de la familia nuclear. (Ver gráfico “Líneas
de pobreza-Línea de subsistencia” –Anexo 1-).
Los resultados observables en los cuadros de “Calidad de Vida-Derechos Fundamentales” (ver planillas
Anexo 4), que permiten mostrar aquellos conculcados o no accesibles, nos permiten expresar el criterio
de mayor o menor vulnerabilidad en lo que hace a la disponibilidad de elementos vitales. Así pudo
observarse que existe una correlación entre Necesidades no satisfechas y Exclusión en termino de acceso
a los recursos que el Estado pone a disposición (geo-referenciado en el mapeo de la distribución urbana
de los recursos institucionales en seguridad, educación, salud, recreación, como producto del curso de
operación comunitaria (Ver los muestras de trabajos de diagnóstico) diferenciándose de los sectores
urbanos donde habitan los incluidos (en donde el tipo de cobertura que hace el Estado contiene a la mayor
parte de las instituciones y a las más especializadas). Es decir, paradojalmente, los principales recursos
del Estado se encuentran abocados a la población con mayor capacidad de gestionarse los servicios y las
prestaciones básicas (clase media). El mapeo de los recursos institucionales producto de los diagnósticos
comunitarios confirman esto, indiscutible y repetidamente, en todos los centros urbanos estudiados (Prov.
de Río Negro, Chubut, La Pampa –Santa Rosa y Gral. Pico-y Buenos Aires Mar del Plata-La Plata).
En comunidades que mantienen sus culturas de origen (con satisfacción propia de Derechos), la
obtención -por autogestión o concesión- de éstos, los faculta para el goce de los mismos. En el primero de
los casos (autogestión), el alejamiento de la mayor influencia del modelo de consumo establece una
menor incidencia en la dependencia y el asistencialismo que en el 2º (concesión). aunque, en apariencia el
NBI puede aparecer como menor que en las de mayor autonomía. Esto es especialmente notorio en
alguna de las comunidades del Gran La Plata (tobas, gitanos, paraguayos y otras comunidades
latinoamericanas).
El desvío del modelo cultural propio, impuesto por el grupo hegemónico consumista, lleva a la progresiva
no contención de las personas, surgiendo como resultado el conflicto social. Esto conduce a la
aseveración siguiente: en las comunidades vulnerables, la contención de las personas depende más
de la modalidad vincular y la memoria colectiva que de los recursos materiales disponibles o la
capacidad de consumo del grupo.
Por ello, denominamos Comunidades Vulnerables a aquellas cuya vulnerabilidad está en el déficit
respecto a su cotidianeidad histórica, es decir los asentamientos, villas de emergencia, barrios, etc., con
carencias significativas respecto del modelo cultural de origen, o bien del asumido estructuralmente tras
una larga estadía. Esto implica –por lo menos- una generación; (aproximadamente entre 10 y 15 años).
Esto corrobora apreciaciones de distintos autores: Astesano, Rojas Mix, Mellafé Rojas, Chumbita, Carri, ,
etc.
La visión universalista etnocéntrica de la superioridad cultural (que implica racismo y
discriminación) no es significativa en estas comunidades, sino más bien es para con ellas.
Notoriamente, reafirma el resentimiento de los habitantes en forma abierta o encubierta. Esa visión
de élite es un acto de trasgresión constitucional (Declaración Universal de Derechos Humanos) al no
respetar la diversidad cultural, que caracteriza a nuestras comunidades vulnerables más que cualquier otro
elemento. De ese modo podemos analizar claramente, y sin confrontaciones innecesarias, los recursos
vinculares en todos los ámbitos de la comunidad (grupos de crianza o familia, barras, pandillas, grupos
etáreos en distintas actividades, etc.), como han sido descriptos y sistematizados durante la presente
investigación..
Hablar de exclusión social, entonces, en general, alude a grupos que no participan del sistema social de
consumo (llamado también “economía social de mercado”), el cual es “alterizado” por otro sistema de
valores, con otra legalidad y otras modalidades vinculares, cuyas raíces están inscriptas en la memoria
colectiva de los últimos siglos. En cambio, es válido el concepto para los denominados “nuevos pobres”,
quienes están separados (excluidos) del modelo pese a su deseo de seguir perteneciendo. A diferencia de
estos, las comunidades vulnerables muestran un sistema de inclusión que les es propio, y que guarda un
mayor o menor grado de tensión con el Estado, de acuerdo a las características que tome su política de
control social.
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Por lo tanto, el acuerdo pleno sobre cada uno de estos principios es la base para toda acción comunitaria
emprendida en el Modelo de la Clínica de la Vulnerabilidad.
4.B- MODELOS DE ABORDAJE: La reflexión sobre la acción del operador comunitario ya ha sido
puesta en comparación con otras formas de ejecución de política social. La estrategia metodológica se
basa en la incorporación y el aprovechamiento de los distintos saberes, lo que la vuelve necesariamente
interdisciplinaria, por necesidad. VER CUADRO DE LOS MODELOS DE POLÍTICA SOCIAL.
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Existencialismo
Pragmatismo Social Neopositivismo
FILOSOFIA Cristiano. Utilitarista
Humanismo ingenuo
Racional-Idealista
Pragmatismo Discursivo Manipulador Humanismo científico
Positivismo Racionalista
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CLIENTELISMO
ASISTENCIAL ANIMACIÓN SOCIO- ECONOCRATICO TECNOCRATICO OPERACION COMUNITARIA
INDICADOR POLÍTICO
(Vinculante)
(Materialista) (Paternalista) COM. (Avuncular) (Liberal) (Socius)
MODALIDAD Aglutinado Uniformado Aislado Integrado
Discurso integrado
Horizontal Ensamblada
VINCULAR práctica uniformada.
Retracción del Estado en sus Determinador, a través de sus programas, de
Garante del estado de derecho,
ROL SUPUESTO Administración de recursos prestaciones delegables al las características y necesidades de la
Administrador de recursos y para el ejercicio efectivo y goce
Benefactor con sentido electoral sector privado. población. Administrador de la imagen del
DEL ESTADO gestor de redes sociales. irrestricto de los Derechos
nacionalista Supuesto garante de las país a través del gerenciamiento de los
Humanos
reglas del mercado. recursos dedicados a lo social.
DICOTOMÍA
ROL ASIGNADO Observación en el diseño y Participante sólo en tanto Concurrente Habitantes: sujetos de derecho
Ciudadano-Consumidor:
Receptor pasivo objeto Votante. Se valora y capta recopilación de información. Usuario. Sin participación decisoria en lo insertos en sus grupos de
AL SUPUESTO de la dádiva como capital político. Co-participante en la
sujeto de derecho /
referente al tratamiento de sus necesidades pertenencia/referencia de una
DESTINATARIO Excluido social: control
ejecución de las acciones. grupales y/o comunitarias comunidad cualquiera
social formal
La población en general, a través de los
Población objeto de canales de participación y la política de
indicadores cuantitativo de
Nominal Pobreza Estructural Ciudadano
desarrollo humano y de medios, y los necesitados, en tanto la
DESTI Población con necesidades pobreza. existencia de servicios muestra el interés Grupos que habitan comunidades
NATA expresivas y disposición de social por su problemática. vulnerables, con preeminencia de
RIO uso del tiempo libre Población con capacidad de La opinión publica. Los entes y particulares niños, adolescentes y jóvenes.
Sectores de bajos Sectores de bajos recursos que definen la liquidez del sistema
exigir sus derechos (opinión
Real recursos económicos de organización socio-
publica) formal o económico nacional. Los responsables de las
(marginalidad social) comunitaria
informalmente economías locales, nacionales, etc
Transacción en la que se
Capacitaciones nacionales. Lanzamiento de
Entrega de materiales de intercambia el acceso a Micro-emprendimiento
programas (en conferencia de prensa). Reunión barrial de temario
ESTEREOTIPO construcción, alimentos, servicios, bienes o Reunión o fiesta en un barrio productivo de bienes o
Eventos científicos internacionales de abierto y convocatoria amplia.
ropa, medicamentos. prebendas a cambio de una servicios de consumo local.
“reflexión” o de “diagnosis”
voluntad política.
El Estado promueve la
Asociacionismo de
LUGAR DE LAS Son competidores. Socios potenciales en forma delegación de prestadores de No consultadas. Integrantes de las redes de
beneficencia o Recurso actual o potencial a ser
Relación de hostilidad o bi-unívoca y utilización focal servicios para la contención derivación en la medida en que colaboren en
ORGANIZACIO “Misionerismo Social” gestionado desde y para la
dominio. de sus recursos de acuerdo a del conflicto social. (Hogares el enfriamiento y desmovilización de las
NES SOCIALES Visión microsocial sin comunidad
Dependencia partidaria. las acciones a desarrollar. de menores, geriátricos, demandas.
perspectiva de conjunto.
psiquiátricos, etc.)
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Una de las condiciones de factibilidad del trabajo comunitario es que requiere de los grupos como
elemento esencial para la tarea. Cuando hablamos de condiciones de factibilidad para el trabajo
comunitario, no basta pensar que se darán por la simple existencia de necesidades humanas en los grupos.
Es necesario un mínimo de reconocimiento de la necesidad que haga factible el establecimiento del
Dispositivo de la Operación Comunitaria, puesto que ésta es siempre la facilitación de la reorganización
de los recursos (y la recreación de otros, en apariencia, perdidos) para la cobertura de esas necesidades.
Esto permite la transformación de necesidades en demandas de la comunidad.
Las necesidades humanas no necesariamente son reconocibles de manera explícita. Este es un escollo a
sortear para la consecución de cualquier trabajo en comunidad. Sin la toma de conciencia social de las
necesidades como “problema” a resolver, como conflicto social común, la operación no tiene espacio,
aunque tenga ya un fundamento
La posibilidad de mantenerse en función de una “salida individual”, la idea de escape personal a las
situaciones de marginación social del grupo de pertenencia, produce una identificación con el “agresor”,
ya que en la cultura de consumo hace equivaler “poder de compra” de mercancía, con “integración” socio-
comunitaria, Como resultante de esa identificación, suele devenir un proceso de desensibilización social,
que pasa a formar parte de la cotidianeidad, y se ratifica a través de la continua violación de derechos
humanos del grupo más desposeído por acción u omisión. Esto se hizo evidente en la investigación H-176,
cuando se relevaron las zonas céntricas y de mayores recursos, evidenciándose a través de las actitudes y
los comentarios denigratorios.
Lo señalado lo atribuimos al hecho de que cada vez que se transforma coercitivamente un sistema dado, se
busca en la educación de las formas autóctonas y autónomas de contención generar las nuevas formas de
supervivencia, que surgen de las condiciones de dominación (Orden Social) (Lola Aniyar de Castro). El
dogma del crecimiento económico como progreso hacia la aspiración de “felicidad” y el desarrollo
humano individual, es concebido como crecimiento. Ello desde la lectura de algunos indicadores
económicos, que carecen de relevancia en términos de calidad de vida humana. Son, antes que nada,
indicadores del movimiento de valores-propiedad (marketing) de las pautas del mercado financiero
internacional.
Cuando la identidad aún sostiene la unión del grupo, la cobertura autogestiva de las necesidades humanas
es la que, tomando diversas formas y sentidos (de pertenencia y diferenciación) cada vez más afirmativos,
crea un imaginario de Resistencia al nuevo Orden Establecido. Si esta resistencia se cristaliza en episodios
que funcionen como bisagras en la historia comunitaria, entonces se está gestando una transferencia
metodológica de organización para la supervivencia en forma de redes. Las formas exteriores de
establecimiento de Orden se vuelven meras influencias externas de procesos psico-sociales de entidad casi
autónoma, donde “las autoridades” son medios, y ya no fines en sí, para la supervivencia. Esta
transformación opera como liberación, sentida así por la participación en la contención de los conflictos
locales, desde el dispositivo creado por la red vincular.
Una sociedad “crece” sólo si sus redes se desarrollan (Elina Dabas) y muchas veces el “desarrollo”
económico se obtiene a cambio de la destrucción de las mismas. La mayoría de los procesos de desarrollo
económico (libre mercado, comercio internacional, etc.) en América Latina trajo consigo un aumento
categórico en:
Conflictos Sociales.
Contaminación y/o destrucción del ambiente.
Ampliación de la brecha social.
Destrucción de las Redes de Contención Social.
Represivización del Sistema de Control Social para sostener ese Orden (Chomsky, Rifkin,
Forrester, P.I.F.A.T.A.C.S.).
Estos se registran en los índices históricos objetivos. Sin embargo, para demostrar las bondades de dichos
procesos tienen, desde el grupo hegemónico, indicadores de tres características:
son “foráneos”; (toman parámetros propios de la ¨Sociedad Desarrollada¨)
son ultra-especializados (por lo general económicos, de composición internacional. De bajo
impacto en la realidad local);
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son a-humanos : tratan a las personas como objetos-mercancía, o meros datos estadísticos.
Otro elemento de factibilidad es tener presente que la operación comunitaria es distinta y diferente de la
operación político-electoral. Una primera aproximación refleja esta disyuntiva en el eje de la ética. La
operación comunitaria no puede ser una transacción, mientras la político-electoral, si logra sus objetivos,
cambia asistencia por voto. La operación comunitaria, además, no gesta su poder en la participación
electoral, aunque, seguramente, una comunidad organizada gestará su propio foco de poder y tendrá más
espacio de libertad de elección. Este tipo de razonamiento lleva a enfrentar a los dos sistemas anteriores
(el asistencial y el político). Pero es necesariamente así. Que la comunidad se sostenga en sus propias
redes de construcción de poder no debe desairar al operador político-partidario, salvo -claro- que éste
base su estrategia en la dependencia –de asistencia primaria y privada- socio-económica de sus
potenciales electores, es decir, los habitantes de las comunidades vulnerables.
En efecto, las estrategias que surgen de cada ética son determinantes para el grado de complementación o
de contradicción entre los dos sistemas; “de promoción de participación”, “o de esclavismo social”. Son
los extremos de un largo hilo en el que la red de contención puede o no ser tejida
La atención de comunidades vulnerables, en los viejos criterios de la asistencia, sin tomar en cuenta los
recursos comunitarios y grupales del lugar, genera un doble error y es condición fundamental que sea
descartada. El primero de los errores es la confusión entre Atención y Asistencia, en donde la
problemática es reconocida en la urgencia y no en su esencia, lo que permite crear la dependencia
ulterior. Ello constituye un problema estratégico básico, por cuanto sólo se ve el síntoma explícito de una
situación crítica. El síntoma expresa una serie de necesidades de dinámica interactiva. La asistencia se
obsesiona en tapar la demanda, social en este caso, sin preguntarse por su origen, mejor dicho, sin
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Hemos visto que la factibilidad de que la comunidad se reorganice como tal, no es por resultado de
una planificación, sino por necesidad. Cuando se han desarticulado los ejes que dan la supervivencia
del grupo, se instalan los tres mecanismos descriptos: Historia, vínculo e identidad. Pero entonces surge
una nueva pregunta: ¿que hay que esperar ese difícil estado? Ni más ni menos que la reorganización
mencionada .ya que la operación comunitaria, como dispositivo de intervención ha hecho tres
fundamentales aportes para la teoría de una política social sustentada en el desarrollo humano:
Las redes y organizaciones de la comunidad siempre están ahí, subyacentes y en permanente
estado de latencia; por fragmentadas y destrozadas que se las vea. Cuando más “pobres” lucen ,
más fuertes suelen ser sus vínculos. Cuando surge un “proyecto sentido”, la unión es inmediata.
La revisión de las historias y el estudio de las necesidades de sus grupos, son, en sí, una
operación sobre las redes sociales de la comunidad, y preparan sus herramientas de creación de
proyectos, para el mejoramiento de aquellas.
La operación comunitaria debe comenzar donde son más urgentes las necesidades humanas,
hecho fundamentado no sólo desde el punto de vista ético, sino desde donde se juega la
sobrevida como cotidianeidad, o sea, en le campo de la exclusión.
El trabajo en terreno nos ha colocado, en muchos casos, frente a episodios de privaciones graves, hambre
y violencia, pero la forma de trabajo lleva a que raramente exista en el operador comunitario formado, ese
conformismo racionalizador de la acción que, generalmente, toma dos fuentes de apoyo: el miedo (fuente
interna) y la ignorancia de las condiciones reales de existencia (producida desde el exterior). El control
social se rige por estas fuentes (entre otros sentimientos que sujetan toda transformación personal, vincular
y social) como el desánimo y el olvido del otro como semejante. Ese Control Social en su verticalidad
(relaciones de dominación) sólo es eficiente cuando se han producido las condiciones de Control Social
interno (autocontrol), bajo expresiones como la desesperanza, el desvinculo, el individualismo, el exitismo
como felicidad, etc.
La entrega a la cultura del desvínculo constituye la antítesis de la Operación Comunitaria. En realidad, el
operador, aislado, no existe. Una persona sola, “haciendo”, no opera. En cambio, como vimos en
parágrafos recién mencionados, la condición esencial de este modelo de trabajo comunitario lo constituye
el que toda operación comunitaria es grupal.
Estos señalamientos nos llevan a otras cuestiones de orden práctico:
1 El ejemplo más claro y terrible fue, quizá, la asistencia que se prestó en las epidemias de cólera del norte y centro del
país. El hambre, las aguas servidas, el nomadismo de la búsqueda de cosechas (trabajo) o de la expropiación de tierras (a
los aborígenes), la desertificación de tierras con sus árboles -ahora talados y sin reposición-, la eliminación de las viejas
medicinas naturales de los pueblos del lugar por parte de la “modernización” de las creencias; todo eso y más se
“atendió” con lavandina. Unos tarros amarillos, mágicos como el sol, a veces envenenadores de sus ignorantes víctimas,
asistieron en la epidemia que rasgaba los velos que ocultan la desigualdad. La lavandina invisibilizó la inequidad. Tan
cierto es que la lavandina mataba a los vibriones, como que éstos mataban a los desnutridos habitantes de tierras sin
atención médica inmediata, sin agua potable, sin elementos proteicos sustitutivos, sin conciencia social de enfermedad,
en la desventaja total en transporte y en el mayor desamparo de sus derechos humanos. Pero si la atención del cólera no
es solo atender al bichito que lo produce, entonces el tratamiento, esto es su eliminación, mucho menos. Tomar un
determinado conflicto social como emergente obliga a sumir el tratamiento como trato de aquello que esta en su base.
Por que la lavandina no atiende la lepra, el chagas, la tuberculosis, el raquitismo, el S.I.D.A. o la malaria.
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No se trata de despreciar los dispositivos asistenciales que organiza el Estado para la atención de
la población, ya que los mismos son indispensables. Sin este tipo de servicios al cuidado de la
Salud o el desarrollo de su educación, se torna en irrealizable la cobertura de necesidades. Se
busca optimizar las posibilidades de atención de las comunidades vulnerables para que existan
las mínimas garantías constitucionales, para asegurar el derecho a la vida.
La operación comunitaria se sostuvo haciendo “juego-verdad”. No es factible ir a un barrio a
recitar la “Declaración de los Derechos Humanos” y salir antes de la 18:00 horas para no tener
“problemas”: este tipo de intervenciones son insostenibles. En esas condiciones, en aquellos
lugares de operación, de la sobrevida día a día, los modos de organización comunitaria deben
tejerse “desde adentro”, desde sus grupos, desde sus recursos, con sus líderes autóctonos. Esto
no obliga a los operadores comunitarios a entrar en escaladas de violencia o siquiera de
competencia; se limitan a facilitar la organización, y a colaborar en el rehilado de la red
vincular. La reorganización de la supervivencia se establece sobre un campo abandonado por la
cultura del consumo. No ha de esperarse movimientos de capitales ni de insumos, ni en los
operadores ni en la comunidad misma. Es una red de supervivencia. No hay salvadores, no hay
salvados: hay habitantes organizados, sobrevivientes en “otro” orden fuera del orden del
consumo, pero algo más integrados al Orden de los Derechos constitucionales.
El grupo de operadores es un grupo de personas que facilita la recreación de formas de
organización de los vínculos como estrategia sustitutiva de recuperación de derechos humanos.
Esta es la dimensión que la cultura del consumo puede destruir únicamente, como lo hemos visto muy
reiteradamente, al final de un proceso de deterioro subjetivo, ya que los valores de nuestras comunidades
más postergadas no llegan a socavarse. Son ellas (las comunidades postergadas), paradójicamente, las
más preservadas del desvínculo. Se observa claramente que no hay mayor solidaridad, comunicación,
y“compartir”, que en los que menos tienen para dar o compartir. Esto puede ser por necesidad, pero
también podemos alegar que ello no excluye que sea también por menor alienación. Es en los
asentamientos y barriadas suburbanas y rurales más humildes donde más firmeza hay, más vida tienen las
comunidades, (visible en sus historias, mitos, leyendas, liderazgos). Mayor es, entonces, la pertenencia
aunque parezcan débiles sus componentes de Identidad.
Por ello, nuestra experiencia en abordaje de la operación comunitaria nos lleva a concluir que es mucho
más factible trabajar con la más “resentida” comunidad, con la más pobre y deshilvanada (aparentemente)
que con las comunidades y los barrios donde habitan llamados “nuevos pobres”. Explicamos esto por ser
ellos quienes vieron reducirse a su capacidad de consumo, sin resignarse a salir del modelo. Por ello, no
logran construir fácilmente la idea de lo comunitario, preservando el imaginario de “salvación personal”.
Tienen aún sed de consumo, y ello no les permite montar una estrategia alternativa. El pensamiento se
guía aún por la idea de “cómo consumo más”. El “pobre estructural”, en cambio, nunca participó de ese
sueño y no se plantea el ascenso en la escala de consumo, priorizando la sobrevida del grupo, desde el
grupo.(Bustelo, UNICEF: “los nuevos pobres”)
En síntesis, la operación comunitaria busca su estrategia en la restitución de los derechos a los actores y
grupos de una comunidad dada. En diferentes circunstancias, las operaciones puede tener diversas
características y facetas distintas aún cuando sus objetivos y sus medios sean esencialmente los mismos.
Los objetivos emprendidos desde la operación comunitaria para la presente investigación, consisten en la
promoción y facilitación de recursos para la autogestión del bienestar común y el mejoramiento de la
calidad de vida de todos los habitantes; y no sólo el cuidado y/o la rehabilitación de aquellos que sufren
una circunstancia patológica particular. Por lo tanto, en cuanto al cumplimiento de los principios
constitucionales, se convierte en una eficaz obra de prevención (del conflicto social, en nuestro caso).
Requiere del análisis de las necesidades específicas de la comunidad o territorio abordado, para
remontarse a las causas últimas del malestar y a los factores propios de esa específica organización
económico social, que ha llevado a la situación que se debe anticipar, prevenir o intervenir para el
efectivo goce de derechos.
Este enunciado indica, de por sí, la exigencia de una integración de las intervenciones en los ámbitos de
lo social, lo educativo, lo recreativo y lo sanitario. En cuanto la influencia de las condiciones sociales
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hay que determinar lo que respecta a la consecuencia directa sobre los grados y formas del acceso a
derechos. Como consecuencia de la inequidad social, está presente además el significado atribuido a la
salud y a la enfermedad, así como el referido a los procesos de inserción activa en el ambiente barrial.
Todo ello genera conciencia en lo que hace a recursos.
Los objetivos se caracterizan, en el sentido de procesos tendientes a la autonomía, dentro de un proyecto
de política social fundado en la descentralización del poder y en la participación de la población en la
resolución de sus propios asuntos. En ausencia de esta referencia de actividad dentro de las
comunidades, los mismos no pueden lograrse, sino al precio de un elevado incremento del poder de los
técnicos. El proceso lleva a éstos a un progresivo alejamiento de las necesidades comunitarias, lo que
trae, como consecuencias observadas, o bien una sensible baja en la cantidad y calidad de la
participación comunitaria, o bien un abandono de la tarea por parte de aquellos técnicos no identificados
con el modelo propuesto.
Habiendo precisado el marco de referencia de la propuesta, pasaremos a los aspectos operativos
conducentes al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, mediante el Desarrollo Comunitario
para la Seguridad Humana. Para nuestro abordaje se ha considerado especialmente el Informe sobre
Desarrollo Humano del PNUD de 1994.
Cada una de las temáticas fue abordada desde dos ejes: los de la realización de acciones inmediatas y,
simultáneamente, desde una acción de prevención organizada y planificada, a partir de la investigación
aplicada con amplia participación comunitaria para la toma de decisiones. Para tal fin se han diseñado
proyectos y programas específicos, técnica y metodológicamente estructurados, y políticamente viables
en las áreas de vacancia o cobertura insuficiente de las comunidades vulnerables, utilizando los
conocimientos obtenidos a partir de la implementación de las experiencias previas ya señaladas.
En base a aproximaciones diagnósticas (susceptibles de adecuarse a cambios significativos) se previó la
profundización de las investigaciones permanentes, que permitieron el monitoreo de las transformaciones
observables en el proceso. Ello implicó actuar sobre fenómenos ya instalados, previendo otros,
interviniendo en tiempo y forma sobre los obstáculos que surgieron al momento de adecuar las
estructuras existentes, para el cumplimiento de las acciones estratégicas.
Los ejes operativos considerados como interrelacionados fueron:
Proporcionar, mediante acciones planificadas en las comunidades, Seguridad Humana a los
habitantes en el marco de la plena vigencia de los Derechos Humanos.
Proporcionar especial atención a los grupos más carenciados o vulnerables (menores de edad,
ancianos, mujeres, grupos aborígenes y otras minorías étnicas provenientes de las migraciones
internas y de países limítrofes, etc.), mediante una acción planificada e integradora de los recursos
ahora disponibles y los que era necesario incorporar (Desarrollo Humano).
Procurar un pleno aprovechamiento de los recursos institucionales y comunitarios, tanto humanos
como materiales, con que se contaba en las instancias municipales y provinciales, tomando como
recurso futuro buscar asistencia técnica y financiera de la cooperación internacional, cuando la
misma fuera necesaria y estuviera fundamentada por las evaluaciones ya señaladas.
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relacionan para poder elaborar estrategias de supervivencia, a las que no será posible conocer más que
en parte.
CONCLUSIONES FINALES
En nuestros Informes han estado presentes la realidad de los problemas sociales, el desempleo, la
exclusión y la pobreza. También la espontánea reacción y la creatividad que, frente a los problemas
cotidianos, desarrollan las organizaciones populares, y los modos de gestión comunitaria, que tienden
fundamentalmente a transformar la visión del municipio y construir redes descentralizadas de
satisfacción de demandas tendientes a cubrir necesidades.
Nos hemos detenido también en la observación y el estudio de los valores sociales y culturales de las
comunidades vulnerables de nuestra sociedad tal cual es hoy, y hemos explorado las bases inspiradoras y
los sistemas de aproximación que doctrinas y experiencias históricas ajenas nos refieren como “modelos
de sociedades avanzadas”. No hay análisis del desempleo, de la pobreza, de la violencia, de la
drogadicción, del deterioro de la red familiar, de la productividad, de la riqueza institucional, de cualquier
espacio de la vida colectiva, que no acuda al arbitrio final del Desarrollo Humano, el cual es una síntesis
del discurso de la acción y una propuesta paradigmática concreta y objetiva capaz de acompañar la
realización de cualquier grupo o comunidad. El nuestro ha sido un trabajo colectivo para mirar la realidad
sin dejar de ser parte de ella (observación e intervención participante). No nos hemos resignado a
contemplar el transcurrir ajeno de la historia, interviniendo en todas las vertientes de nuestra realidad,
para conocerla y comprometernos con ella.
Cuando hablamos del desarrollo humano de la comunidad, tomamos como objetivo fundamental
promover la autogestión de las comunidades en los aspectos que les permitan impulsar su desarrollo y
resolver sus problemas más acuciantes. Esto nos lleva a que el concepto mencionado incorpore métodos y
técnicas que puedan atender no sólo aspectos económicos de las estrategias de supervivencia, sino
también los aspectos psico-sociales, es decir, los recursos vinculares que permiten la promoción de
actitudes, aptitudes y proyecciones para lograr lo que define el titulo de la investigación: Desarrollo
Humano de las Comunidades Vulnerables (capacitación vincular). Partiendo de las definiciones de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, que funciona como referencia objetiva para la tarea,
surgió como primer problema de la investigación el de la necesidad de encontrar una metodología para
estudiar las comunidades vulnerables, mediante procedimientos que teniendo validez científica nos
permitieran realizar diagnósticos e intervenciones en el menor tiempo y al menor costo posible, pero
centrados en el objetivo de una observación precisa y donde el menor tiempo no implicara una pérdida de
la calidad, tanto para el diagnóstico como para la intervención. Una tecnología de este tipo requiere tener
en cuenta, hoy, la situación explosiva de las comunidades marginales, y operar con los recaudos
correspondientes.
El conocimiento y reconocimiento de los terrenos en los cuales desenvuelve el quehacer cotidiano de la
comunidad -sujeto de nuestra intervención- se constituye en un elemento básico para el éxito y requiere
su tránsito permanente por parte de los operadores. El objetivo fundamental es reducir la vulnerabilidad
de la misma, mediante la facilitación de recursos para el efectivo acceso a derechos que permitan -dentro
de sus requerimientos- mejorar su calidad de vida, mediante un proceso de organización progresiva.
Dicho proceso debe transcurrir necesariamente desde la cogestión hacia la autogestión, mediante formas
apropiadas de acceso a beneficio sociales, que en algunos casos están a su disposición, aunque a veces
el desconocimiento, la desconfianza en otros sectores sociales, o su propio déficit en la identidad grupal o
comunitaria le impidan acceder a los mismos. Cuando hubo que conciliar la exigencia política inmediata
de lo gubernamental, que reclama solución a corto plazo, con la obligación ética y científica de realizar
estudios profundos y de planeamiento a largo plazo, esto fue garantizado total o parcialmente por la
transferencia tecnológica. Surge de lo expresado la necesidad de que la metodología -con las
adaptaciones correspondientes - pueda ser utilizada en distintas situaciones, tanto en programas
que cuentan con efectivo apoyo gubernamental, como en aquellos que son apenas tolerados por el
Estado, y que marchan gracias al impulso de los técnicos y al apoyo de la población. En nuestro
caso, tuvimos que aplicar la metodología en las tres instancias señaladas, con sus consiguientes
inconvenientes y haciendo uso de la flexibilidad y creatividad necesarias para resolverlos.
El objetivo fundamental del pasaje de la cogestión a la autogestión debe facilitar la puesta en
funcionamiento de la potencialidad de las personas y de las organizaciones comunitarias, con el objeto de
reducir la vulnerabilidad psico social que impide organizarse, para poner en vigencia los programas de
cobertura de necesidades y de goce pleno del derecho. De tal manera, al optimizar los recursos de que
se pueda disponer (abundantes o escasos, dispersos o concentrados), nuestro trabajo deja
claramente establecido que la investigación no agota las posibilidades de análisis de las
comunidades. Supone la colaboración interdisciplinaria dentro de una grupalidad, vale decir, la
constitución de un equipo polivalente, pues trabajar para el desarrollo humano de la comunidad no es
técnica exclusiva de ninguna profesión u oficio, ni de un área del quehacer universitario al que hemos
procurado darle un gran sentido práctico proporcionando instrumentos de trabajo, pero que a la vez sirvan
para conceptualizar las experiencias realizadas en el más claro sentido de la metodología de investigación
acción participativa.
La metodología común (IAP) permite así la homologación de experiencias, y se realiza mediante las
técnicas descriptas en el siguiente gráfico.
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Lo observado en las comunidades vulnerables nos muestra claramente que, aun aquellas que tienen sus
agrupamientos en situaciones infrahumanas, han mostrado un monto de capacidad para organizarse y que
la no organización espontánea obedece –de acuerdo a la experiencia- a una falta de orientación en una
intervención mínima, y al no logro de un sentido para concretar la grupalidad indispensable (que en
cuanto recurso vincular es imprescindible para la acción conjunta). El número de casos (capacitandos y
operaciones comunitarias) y la diversificación de lugares en que se trabajo en la capacitación y
posteriores procesos de IAP desprendidos de la misma, es suficiente crédito para esta afirmación.
El hilo conductor seguido en forma constante por la capacitación, tomando como variable los grupos
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humanos en formación de operadores, tanto en su expresión etárea como de actividad, oficio o profesión,
fue consolidando la metodología de abordaje y legitimando la posibilidad de generar una observación con
unidad de concepción y de acción , que llevó a la eficacia operativa con el mínimo de conflicto.
El conjunto de actores sociales, las ONG, los movimientos y redes sociales y la acción del voluntariado
para confrontar con los modelos de exclusión tratan de integrar o articular programas en el desarrollo
local, para la acción comunitaria y sin perder de vista el amplio campo de las economías informales,
que son fundamentales para las estrategias de supervivencia. Como lo formula la hipótesis de la
investigación, encuentran su sostén psico–social en las configuraciones vinculares, conforme surge de la
tarea desarrollada en estos años, donde la comprensión del fenómeno de inclusión, marginación y
exclusión en forma integral nos permite circular, ayudar y transferir algunas posibilidades de
organización en medio de un contexto mundial de globalización de los recursos y fragmentación de los
contextos locales.
Estamos en condiciones de aseverar que, cuando las solidaridades naturales fueron desapareciendo, como
resultado de programas económico–culturales, en una sociedad que se hizo más extensa y más compleja,
y por lo tanto mas impersonal, se hicieron necesarios para la población programas de desarrollo
promovidos por el Estado y por otras organizaciones. Esto nos obligó a redefinir conceptos
fundamentales, ya que los tradicionales quedaron muy insuficientes dada la complejidad de las
comunidades de fin de siglo. Sin embargo, las condiciones actuales permiten observar que es factible la
recuperación de viejas estrategias de supervivencia que incluyen la ayuda y atención a problemas y
necesidades de los otros. La ayuda mutua tiene un origen tan remoto y esta tan profundamente enraizada
en la historia del desarrollo de la humanidad que vemos que las comunidades han conservado, aun en la
época presente, y a pesar de todas las vicisitudes de los últimos 150 años en nuestro continente, la
memoria operante de dichas estrategias. De este modo podemos decir que en cada comunidad (por
vulnerable que se vea) hemos observado, junto a los aspectos conflictivos, y a veces violentos, existen
sentimientos de solidaridad, altruismo y cooperación, detectables por aquellos que entran en contacto, si
existe el valor y la autenticidad necesarios para facilitar el desarrollo de relaciones entre grupos en un
espacio de intercambio con posibilidad de disenso.
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Considerado como método de actuación sobre la realidad, el desarrollo de la comunidad es una forma de
intervención social, requiere una tecnología social. Se trata de un conjunto de reglas prácticas y
procedimientos específicos que se efectúan mediante la aplicación de conocimientos teórico – prácticos
provenientes de las ciencias sociales y de las ciencias de la salud (especialmente la Psicología) y que
cuando se aplican en procedimientos sistematizados a comunidades que lo demandan, permite realizar
una serie de acciones y actividades que modifican o transforman algún aspecto de la realidad social para
producir un resultado especifico que se expresa en objetivos y metas prefijadas. En lo que hace a sus
modalidades operativas, no es una acción sobre la comunidad, cuanto una acción de la propia
comunidad. Se trata de esfuerzos y acciones de base organizadas con la iniciativa y dirección de la
misma gente involucrada en las demandas. Esto se cumple aunque en un inicio que hayan necesitado,
para tal fin, de la facilitación de la tarea mediante la acción de agentes externos, y su desarrollo requiera
de diferentes formas de asistencia técnica, siempre en el principio de la intervención mínima. Se actúa
fundamentalmente a nivel psico–social mediante un proceso de sensibilización y motivación, que
redescubre y desenvuelve potencialidades latentes que se desarrollan en grupos, comunidades e
individuos, con el fin de la concreción de acciones para mejorar las condiciones en que realizan su vida
cotidiana como habitantes-residentes de un determinado espacio geográfico cultural.
TRANSFERENCIA TECNOLÓGICA
La transferencia tecnológica realizada en el curso de la presente investigación se hizo efectiva casi desde su
inicio, a partir de los productos que fueron surgiendo de su desenvolvimiento, a partir de las demandas de
asistencia y capacitación recibidas por el P.I.F.A.T.A.C.S.. Se continuó con estas tareas hasta diciembre del
2000, en forma ininterrumpida, con marcado éxito en lo que hace a la receptividad que demostraron distintas
instancias gubernamentales, no gubernamentales e internacionales, sobre todo en lo que respecta a la
incorporación de la operación comunitaria. Se enuncian a continuación las principales:
Convenio con la Municipalidad de La Plata para la atención de comunidades vulnerables, se hizo efectivo
a partir de Abril de 1999 y comprendía un año de labor realizándose en cuatro centros con régimen de
pasantías interdisciplinarias y aplicación de las metodologías descriptas en las áreas de educación, salud,
acción social, recreación y acción comunal. El informe respectivo con el cierre de tareas deja explicita la
dificultad ocasionada por el incumplimiento en el pago a partir del fin de septiembre del mismo año. La
tarea continuó a los efectos de no privar de la atención -ya iniciada- a los usuarios de las comunidades.
En esas condiciones se trabajó hasta fin de año.
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Convenio con la Universidad de la Pampa: a partir de Mayo y hasta fin de diciembre se trabajaron los dos
primeros niveles del curso de capacitación laboral para operadores comunitarios en las zonas de Santa
Rosa y General Pico, con participación de operadores de Castex, General Alvear, General Acha, y varias
localidades más de esta provincia.
Ministerio del Interior - BID: Consultaría sobre Abordaje de la Violencia Juvenil y la Operación
Comunitaria como Acción de Prevención del Conflicto Social. Provincias de Mendoza, Santa Fe
(Rosario), Córdoba, Tucumán, Rió Negro (Gral. Roca), Provincia de Buenos Aires (La Plata) -dos veces-,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Mayo-Diciembre del 2000.
Secretaría de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Educación de la Nación. Coordinación del Programa
de Prevención de la Violencia como Objeto de Investigación y Programas de Acción. 1998-2000.
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EVALUACIÓN DE LA HIPÓTESIS
Hipótesis: Los grupos de crianza de los sectores marginales y excluidos del sistema de
consumo, contenidos en comunidades vulnerables, sobreviven resignificando estrategias de
supervivencia propias de sistemas no consumistas que tuvieron lugar en momentos
históricos anteriores al actual.
Esta unidad social que es el grupo, vincula a sus miembros (relaciona) de manera relativamente estable,
estructurándose en torno a intercambios variables, conforme la modificación de dichas condiciones de
existencia. Al estar compuesto por individuos vinculados por esquemas semejantes de conductas o
intereses comunes, a partir de las conceptualizaciones psicoanalíticas (con su entrecruzamiento en el
campo histórico-social), comenzó a considerarse el estudio sobre cómo se acentúan las matrices
inconcientes de todo vínculo interhumano. Esto nos permiten jerarquizar ciertos organizadores que se
constituyen y construyen en las relaciones interhumanas, confiriéndole a las personas incluidas en el
vínculo un sentido de pertenencia a un conjunto, una cierta identidad compartida y una cierta continuidad
en el tiempo.
Al respecto lo que hemos denominado recién como estrategia de supervivencia, resulta de la observación
realizada sobre distintas modalidades de funcionamiento en las comunidades vulnerables que han sido
categorizadas en el gráfico de “Indicadores Formales de Configuraciones Vinculares/Estrategias de
Supervivencia” y cuya descripción está detallada más arriba.
Por ello, al interior de esta investigación, la configuración vincular crea un “nosotros”, que implica no sólo
una representación del conjunto de los individuos que la componen, sino también la puesta en
funcionamiento de ciertas reglas implícitas para sostenerla. Estas reglas, (acuerdos, pactos), son en parte
concientes y en parte inconscientes para los sujetos vinculados – vinculantes y no siempre se corresponden
con las normas tradicionales de la sociedad.
El concepto de configuración vincular considera no sólo los vínculos generados en las relaciones
constitutivas, tradicionalmente pensadas como familia (extensa o nuclear), con sus roles predeterminados,
definidos en lo formal-político desde el Alto Imperio sino la construcción de tramas vinculares más
amplias y más complejas, que abarcan a otros sujetos, que cumplen las funciones y que apuntalan
psíquicamente a los componentes de los grupos entre sí, creándose organizaciones novedosas para el
orden social instituido (Gráfico sobre “Modalidades Vinculares de lo Grupos de Crianza y de Pertenencia
(Pares)”).
La historia inscripta en las configuraciones, en forma no siempre conciente, permiten que resurjan
elementos de estrategias de supervivencia pretéritas, con un significado, no exactamente idéntico, sino re-
significado. Es decir, con incorporación de otros elementos que no modifican esencialmente la
configuración, sino que incluye algunas pequeñas diferencias que procuran adaptar dicha memoria a las
nuevas condiciones. El término re: preposición inseparable que significa repetición o reintegración.
Significare, proviene del latín signum: señal y facere: hacer. Tienen el sentido de marcar o designar una
cosa por naturaleza, o imitación de la misma. O, por haberse convenido así, como representación o signo
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de otra cosa diferente. De ese modo, al decir resignificar es que vuelve una cosa (idea), que por su
naturaleza o por convenio, evoca la idea de otra que, en nuestro caso, es el correspondiente a formas de
subsistencia anteriores en el tiempo.
En la concepción freudiana del tiempo y su articulación con la causalidad psíquica, resignificación da
cuenta de experiencias, impresiones y huellas mnémicas que son modificadas ulteriormente en función de
nuevas experiencias o del acceso a un nuevo grado de desarrollo (Diccionario de Psicoanálisis, Laplanche-
Pontalis 1968). Esta apertura a la posibilidad de otorgar nuevas significaciones, reinscripciones, destierra
la idea de fijación, en tanto inmodificable, y permite pensar en términos de diversidad de significaciones,
propias de cada sujeto; de cambio del valor de los significados. En términos amplios, resignificar alude a
que la significación que se le otorga a cada hecho tiene distinto valor, según el momento y el contexto en
el que se produce. También nos plantea el concepto de permanencia y de insistencia de lo subjetivo, ya
que sólo se resignifica aquello que se ha inscripto en otro tiempo.
Esto nos lleva a la resignificación del concepto de comunidad, en tanto conjunto de personas que
comparten un territorio y una historia común de vida. El ya amplio trabajo en el interior de las
comunidades vulnerables nos permite precisar aún más los términos definidos en la propuesta original.
Las comunidades contienen grupos de personas que interactúan entre sí, de los cuales tomamos en forma
privilegiada para nuestro trabajo dos de ellos: el grupo de crianza y el grupo de pares juveniles (o de
transición para la constitución de los nuevos grupos de crianza). Estos grupos conviven en un territorio
acotado que le permite una participación en el común de lo cotidiano, caracterizado por el trato y la
comunicación de unas personas con otras.
Hemos observado que la pareja como unidad de existencia no tiene su fin en sí misma, sino que tiende a
diluirse en el grupo más extenso (en formas extendidas), a diferencia del tradicionalista estado de contrato
matrimonial de grupos sociales pertenecientes a otros sectores. Esta flexibilidad de la relación grupo de
crianza - comunidad, el “nosotros” más profundo (grupos horizontales), ya sea entre individuos
consanguíneos o no, con tendencia a la interpretación y comunicación de vivencias, ideas y valores
colectivos, forma a los individuos en la reciprocidad de las perspectivas grupales, por sobre las personas
en particular y más allá de los lazos sanguíneos (grupos ensamblados). Tanto los grupos horizontales
como los ensamblados tienden a ser preeminentemente matrifocales o matrilineales, lo que le da una
particular variante del modelo aglutinado.
La historización del conjunto social nos ha permitido verificar la existencia del protovínculo comunitario
que como señaláramos en la propuesta original, es un “factor organizativo que emerge de las relaciones
recíprocas continuadas”. En el protovínculo se inscriben, a partir del engrama históricamente
consolidado, los vínculos ulteriores de los grupos y las personas entre sí en el territorio propio de esa
comunidad.
En la relación con el afuera social, es marcado el sentido de defensa común frente al poder de la
“autoridad”, representada en las agencias formales de control social que ejecuta el Estado (policía,
gendarmería, inspectores municipales, inspectores de empresas de servicios –agua y electricidad-, etc.).
El término aplicado a las comunidades vulnerables, en las que los sujetos que las habitan han transitado
por carencias e inermidades, la búsqueda de estrategias de supervivencia y la necesidad de garantizar la
continuidad de su grupo (que lo contiene), los lleva a conformar un colage de referentes y, así, con
frecuencia observamos la relevancia que adquiere el aporte de la “memoria de los referentes
comunitarios” que permiten adecuar (resignificando) aquellas experiencias que fueron apropiadas y
exitosas a otros momentos históricos y encontrar así salidas a situaciones de emergencia y aún de lo
cotidiano. Los registros (cualitativos) permiten también observar que esas estrategias tienen similitud con
las descriptas en algunas referencias comunitarias propias de otros momentos históricos. Esto será
retomado en la síntesis y conclusiones finales de la presente investigación.
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con un funcionamiento que evidencia la misma eficacia que en el lugar de origen de las
experiencias-piloto. El tiempo de trabajo para obtener dicho resultado en un 70% de las
personas oscila entre 4 meses y un año.
El encuentro para el intercambio comprensivo entre modelos vinculares (acortamiento
de la brecha social e intercambio entre “culturas”) es factible no sólo cuando se
adquieren conocimientos teóricos, sino cuando el trabajo en la comunidad vulnerable
cumple los requisitos de presencia, paciencia y permanencia.
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