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ESTATUS SOCIAL DE LOS CREADORES

El músico
en la sociedad brasileña,
ayer y hoy

Luiz Heitor Correa de Azevedo

El gran François Couperain nos dejó, en una este tipo en la sociedad multirracial que es el
de sus suites para clavicordio, un colorido Brasil moderno.
testimonio sobre la lucha de los músicos para
conquistar un lugar prestigioso en la sociedad.
Se trata de los Fastes de la grande et ancienne U n a
ménestrandise, en la cual el compositor fustiga
con h u m o r al gremio que había tenido la
tradición musical
pretensión de querer enrolar, entre los his- pluricultural
triones y rascatripas que eran sus miembros, a
los músicos del rey y a los de los salones E n la obra maestra del escritor brasileño
nobles, teatros e iglesias Érico Veríssimo, O tem-
de Francia. Couperain po e o vento (El tiempo
había adquirido el dere- Luiz Heitor Correa de Azevedo ha y el viento), aparece al
cho a poseer un blasón y sido profesor en Brasil, en la Escuela
comienzo un indio llama-
de Música de la Universidad Federal
lo habían hecho caballe- de Río de Janeiro y en el Conservato- do Rafael tocando al cla-
ro. ¿Podía permitirse ser rio Brasileño de Música de esa ciu- rinete una pavana de u n
considerado c o m o un dad, en Francia y en los Estados compositor italiano. L a
igual de los pordioseros, Unidos de América. D e 1947 a 1965 acción se sitúa a media-
tarambanas, saltimban- trabajó como especialista en el pro-
dos del siglo xviii en las
grama de música de la Unesco, en
quis o lisiados retratados París. Es autor de numerosas obras y reducciones jesuíticas del
en los movimientos de su artículos, entre ellos 150 anos de Paraguay, que serían des-
obra ? L a querella termi- música no Brasil (1956), y ha colabo- manteladas por los espa-
nó ante los tribunales. rado en el Grove's dictionary of music ñoles y los portugueses
and musicians (5.a y 6.a ediciones) y
Los músicos brasile- para hacer respetar las
en otras obras de consulta.
ños, o por lo menos m u - cláusulas del Tratado de
chos de ellos, han lucha- Madrid de 1750, el cual
do también para conseguir una mejor posición otorgaba una parte de su territorio a la corona
para sí. A través de los siglos, y según las portuguesa. Pedro, otro indio de las reduc-
particularidades propias de cada época, han ciones, figura casi mística de joven guerrero,
ido hallando los medios de imponerse a sus pronto desaparecido y que sería el antepasado
contemporáneos, no sólo por las dotes artísti- de una de las familias del relato de Veríssimo,
cas'que poseían, sino también c o m o ciudada- tocaba también la flauta y el caramillo.
nos cuyo puesto y función en la sociedad son L a música, efectivamente, gozaba de m u -
reconocidos.por todos. " cho prestigio en las reducciones del Paraguay
E n este artículo trataremos de descubrir y se sabe que las primeras óperas presentadas
las modalidades de una progresión social de en Buenos Aires fueron interpretadas por
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músicos que venían de los establecimientos país unos cuantos millones,3 muchos de ellos
jesuíticos. E n el Brasil, donde nunca había músicos que conocían los cantos, que tocaban
existido nada comparable a la autonomía instrumentos y que consiguieron transmitir
administrativa de la que gozaban las reduc- estos conocimientos a las generaciones poste-
ciones, los colegios de la Compañía de Jesús riores.
eran de todos modos, a partir del siglo xvi en Instrumentos de tipo melódico, como la
adelante, establecimientos donde se cultiva- sanza, de lengüetas metálicas, la flauta, o el
ban las letras, el teatro y la música ad balafo (xilófono con cajas de resonancia cono-
majorem Dei gloriam. Los documentos de la cido actualmente con el nombre de marimba,
época hoy publicados,1 principalmente las m u y popular en todos los países) han sido
cartas de los padres jesuítas dirigidas a sus finalmente olvidados en Brasil. Sólo los instru-
superiores, tratan frecuentemente sobre acon- mentos de percusión han seguido en uso,
tecimientos a los que se hallaba asociada la especialmente toda una familia de tambores,
música y exponen las ventajas de su utiliza- de todos los tamaños, que se golpean con las
ción en la obra misionera. El indio era sensi- manos o con palillos.
ble a este arte, adoptaba con un placer El músico negro tuvo posteriormente un
evidente las melodías que se le hacían cantar papel capital en la formación de la música
y dominaba los instrumentos que le eran popular brasileña. L a música africana autén-
confiados. tica traída por los antepasados se conservó
E n las sociedades indias, los músicos eran más o menos pura en los centros religiosos,
personajes bien considerados y su función se m u y apegados a la tradición. M u y a menudo,
confundía con las del sacerdote y del médico. esta música es aún cantada en la lengua de
Hacer música con los misioneros era, pues, no origen, aunque la mayor parte de los cantores
sólo una ocupación agradable, sino social- ya no la conocen. L a música mundana y
mente gratificante. E n toda América se había recreativa, sin embargo, libre de las restric-
comprobado que la música ayudaba a abrir la ciones de lo sagrado, ha evolucionado notable-
mente y el corazón a la fe. mente y se han inventado nuevas formas de
E n la sociedad de la época colonial expresión que constituyen el núcleo de gran
(desde el siglo xvi hasta comienzos del xix), y parte de la música popular brasileña tal como
aun después, el músico indio no se distingue se practica en nuestros días, de la que el
particularmente del músico europeo. El cabo- samba ha llegado a ser el ejemplo típico.
do, mestizo de blanco y de indio, es parte E n lás senzalas de antaño, que eran
integrante de esta sociedad y representa uno habitaciones que se destinaban a los esclavos,
de los componentes étnicos más importantes los'africanos daban libre curso a su necesidad
de la población del norte del Brasil. Se nota su de cantar y bailar. Julio Ribeiro en A carne
presencia numerosa en las fuerzas armadas, y, (La carne), un clásico de la literatura natura-
hasta la fecha, las formaciones musicales que lista brasileña, nos ha dejado un magnífico
de ellas dependen (charangas y bandas milita- cuadro de estas danzas acompañadas por la
res) están casi siempre constituidas por indivi- percusión frenética de los tambores y por los
duos que llevan en las venas una dosis gene- cantos cuyo estribillo era repetido hasta la
rosa de sangre india.2 Eleazar de Carvalho, saciedad por la concurrencia: "Eh ! pomba !
conocido director de orquesta que ha hecho Eh !". Era la samba.
una carrera internacional, fue músico de la Los más grandes autores de sambas del
banda de fusileros de marina. Su madre era siglo x x , herederos de esta tradición afrobrasi-
india y nacida en una comunidad india. leña, aparte de algunos blancos como Sinhô,
L a población de origen africano ha sido cuyo verdadero nombre era José Barbosa da
siempre m u y numerosa en el Brasil. E s m u y Silva (1888-1930), o Noel Rosa (1910-1937),
posible que hasta 1850, año en el que la trata han sido negros, como los legendarios Donga
de esclavos fue abolida, se introdujeran en el (Ernesto dos Santos, 1889-1974) o Pixin-
El músico en la sociedad brasileña 739

el siglo xix. Sus integrantes, uniformados,


tocaban valses para los bailes de los amos, o
pasodobles en lasfiestasreligiosas o m u n d a -
nas al aire libre, siempre bajo los intermi-
tentes estallidos de fuegos artificiales que
surcaban el cielo.
Fue, con todo, en la inmensa propiedad
de los jesuítas en Santa Cruz, próxima a Río
de Janeiro, donde la instrucción y formación
de los esclavos músicos, hombres y mujeres,
alcanzó tal desarrollo que se llegó a hablar de
la existencia de un conservatorio. Hacíase allí
música religiosa con solistas, coros y orquesta,
y se representaban óperas. Marcos Portugal,
el famoso compositor de fines del siglo x v m
que en 1811 se reunió con la corte refugiada
en Río de Janeiro, compuso m á s de una
partitura para la capilla y el teatro de Santa
Cruz, cuyos músicos habían cautivado al rey,
apasionado por la música.
Karl Friedrich Philipp von Martius, natu-
ralista bávaro que había recorrido el Brasil a
comienzos del siglo xix en compañía de
Johann Baptist von Spix, y que vivía m u y
atento al m u n d o de la música, cuenta en Reise
in Brasilien que en la región bañada por el río
San Francisco, y a instancias de un hacendado
mulato, formó parte de un sorprendente cuar-
teto de violin constituido por este mismo
hacendado y dos de sus vaqueros, m u y proba-
Indio tuyuka del Amazonas tocando una flauta blemente esclavos negros,5 y que interpreta-
sagrada. (Tomado de Vom Roroima zum Orinoco, ron cuartetos de Ignaz Pleyel.6
de Theodore Kock-Gruenberg.).
Los mulatos, descendientes de africanos
pero mucho m á s próximos a la cultura euro-
guinha (Alfredo da Rocha Viana Filho, pea, reinaron sin disputa alguna sobre la
1898-1973). música brasileña durante todo el siglo x v m .
Iniciados en la práctica de la música de Convertidos en auténticos profesionales, com-
origen europeo, los africanos han venido positores, instrumentistas o cantantes, se los
utilizándola en Brasil desde no hace mucho hallaba por doquiera, pero sobre todo en la
tiempo. Durante siglos, los grandes terrate- rica región de Minas Gerais, donde la activi-
nientes, señores de numerosos esclavos, m a n - dad musical, acompañando la explosión del
tenían en sus fazendas bandas de música barroco en la arquitectura y en la escultura,
cuyos componentes eran todos negros. Fran- era de particular importancia.
çois Pyrard encontró en el siglo x v n uno de Francisco Curt Lange estudió este perio-
estos conjuntos en Bahía, dirigido por un do de la vida musical brasileña y habla de él
maestro francés.4 con entusiasmo. Insiste acerca del gran nú-
E n las ricas plantaciones de café del valle mero de estos "profesores del arte de la
del Paraíba, en la provincia de Río de Janeiro, música" que había en Minas Gerais. Según él,
no era raro encontrar tales conjuntos durante la música en las famosas iglesias de Vjla Rica
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(hoy Ouro Preto), así c o m o también la música pueblo del país.10 Recaía así en el mulato,
profana, "se hallaba casi enteramente en que con su doble cultura representaba el
manos de mulatos, excepcionalmente exper- enlace entre sus antepasados africanos y euro-
tos en el arte de la música".7 peos, el papel de mediador. Merced a él pudo
L a profesión de músico representaba finalmente hacerse sentir en la música popular
pues para el hombre de color en la sociedad brasileña el legado africano, y de ahí pasar a
colonial uno de los medios de que disponía las obras de los compositores de música "se-
para ascender en la consideración de aquellos ria", brasileños o extranjeros, como el francés
a quienes nacimiento y fortuna situaban por Darius Milhaud, que conoció Brasil y se
encima de él. inspiró en las creaciones de sus músicos mula-
Entre los m á s ilustres de estos músicos tos.
mulatos del siglo xvín cabe citar a los composi- E n el norte del Brazil, donde los portu-
tores José Joaquim Emerico Lobo de M e s - gueses habían asentado los primeros centros
quita (c. 1745-1805), de Minas Gerais y José urbanos, Bahía y Recife, los músicos blancos,
Mauricio Nunes Garcia (1767-1830), de Río europeos o descendientes de ellos, han sido
de Janeiro, sacerdote, músico en la corte de más numerosos que en esa tierra de aventura
D o m João V I y gloria de la historia musical y consolidación de la conciencia nacional que
del Brasil.8 era la región de Minas Gerais. Las iglesias que
E n el ámbito de la música profana será, eran sedes de obispados no podían prescindir
curiosamente, un eclesiástico llamado Ven- de celebraciones, y éstas habían de ajustarse a
tura quien dirija la orquesta en el primer las convenciones sociales. Era preciso mandar
teatro de ópera abierto al público en Río de a traer de Lisboa, junto con las piedras de
Janeiro en 1767. Louis Antoine Bougainville, sillería, las campanas y las imágenes, las
el navegante francés que diera la vuelta al partituras, los instrumentos y los músicos.
m u n d o de 1766 a 1769, cuenta en su relato del Y a en el siglo xvi es posible descubrir
viaje haber visto a un "sacerdote jorobado huellas de estos primeros inmigrantes. El
con hábito eclesiástico" al frente de la primer prelado que desembarcó en Bahía, en
orquesta de este teatro.9 1552, venía ya acompañado de un maestro de
Después del siglo x v m , los mulatos conti- capilla, Francisco Vaca. L e sucedieron otros,
núan poblando la vida musical brasileña, aun y esta cadena de maestros de capilla y organis-
cuando no sean ya c o m o antes los únicos tas no se interrumpiría hasta comienzos del
músicos buenos. Algunos blancos de ascenden- siglo xix. Posteriormente, es cierto, no todos
cia portuguesa o de otros orígenes se unieron estos músicos al servicio de la Iglesia venían
a ellos y eran cada vez m á s numerosos. N o necesariamente de Europa. Había también
obstante, algunos de los compositores ilustres blancos nacidos en el Brasil, pero no eran
de esta época son mulatos, como Henrique m u y numerosos. El individuo nacido en el
Alves de Mesquita (1838-1906) o Francisco país tenía, salvo pocas excepciones, la tez más
Braga (1868-1945), que fueron enviados por oscura. A los músicos mulatos, visibles un
las autoridades brasileñas a Francia para cur- poco por todas partes, se los encontraba hasta
sar sus estudios en el Conservatorio de París. en el norte, que sin embargo se pretendía
Los dos compusieron óperas y dieron clases m u c h o m á s cerca de la metrópoli.11
posteriormente en el Conservatorio de Río de E n el siglo xix, sin embargo, la situación
Janeiro. empieza a cambiar, especialmente en la zona
Mario de Andrade observa que las activi- sur del país donde se va a intensificar la
dades musicales de los negros fueron práctica- inmigración europea con el aporte de otras
mente ignoradas por la sociedad brasileña nacionalidades no portuguesas. N o obstante,.
hasta la segunda mitad del siglo xix. Sus los portugueses continúan aportando la contri-
cantos, instrumentos y danzas se consideraban bución más fuerte a este proceso de "europei-
"coisas de negros" y no manifestaciones del zación". Entre los músicos eminentes de los
El músico en la sociedad brasileña 741

siglos xix y x x hallaremos patronímicos como


Ambrosio, Bevilacqua, Borgerth, Fernández,
Gallet, Gnatalli, Guarnieri, Hauer, Jacovino,
Janacopulos, Karabchewsky, Krieger, Levy,
Maristany, Marx, Meyer, Mignone, Miguez,
Oschwald (después Oswald), Parisot, Praguer,
Rudge, Santoro, Saules, Schic, Schnorren-
berg, Schwartzman, Tagliaferro o Villa-Lobos
que no pertenecen a familias de origen portu-
gués, ni m u c h o menos.
El hecho de encontrar un maestro de
música francés en una plantación de Bahía en
el siglo x v n , como refiere François Pyrard,12
constituía una nota pintoresca y curiosa. E n el
siglo xix, la presencia de músicos extranjeros
es una cosa corriente que no asombra a nadie.
La conquista de la música popular por
parte del músico blanco ha sido sin duda más
tardía, principalmente en lo tocante a la
creación. El negro y el mulato seguirán siendo
durante m u c h o tiempo los maestros reconoci-
dos de esta música.

danos. Para ello se organiza, se defiende,


La organización de la profesión ataca si es preciso, intriga, recurre a los
musical medios que a todo el m u n d o se ofrecen para
asegurarse una vida más digna. Los hallare-
E n términos generales y a partir del siglo m o s como sacerdotes titulados o doctores de
xviii, sería aventurado afirmar que el color de tal o cual facultad (los estudios musicales no
la piel haya sido motivo de discriminación en llevan al doctorado), 14 como comerciantes,
el ejercicio de la profesión de músico. El industriales, banqueros, a veces practicando
hecho mismo de ser músico —si se trataba por la usura, o mezclados en la administración de
supuesto del tipo de música aceptado por la las comunidades y hasta en la política.
sociedad, es decir la música religiosa, la lírica Todo lo que antecede no constituía la
o la de salón, concebida según las normas regla, naturalmente, sino más bien la excep-
inculcadas por los maestros europeos— consti- ción. Pero el músico brasileño, heredero de
tuía un salvoconducto para circular por todos las tradiciones portuguesas, se ha preocupado
los ambientes, lo mismo que el sacerdocio siempre m u c h o por la organización profesio-
como veremos luego. El talento y la necesidad nal.
que la sociedad tenía de sus servicios eran los Las antiguas Cofradías de Santa Cecilia
únicos criterios que regulaban el grado de se inspirarían en la de Lisboa, que existía
prestigio de que gozaba el músico de esa desde 1603, aunque en el Brasil no se crearon
época, fuese blanco o mestizo. El negro y los hasta el siglo x v m , cuando el número de
extranjeros no entrarán en escena hasta más músicos profesionales se hizo casi tan impor-
tarde, c o m o ya vimos, 13 tante c o m o el de sus cofrades de Portugal, si
Blanco, negro, caboclo o mulato, el m ú - no más, y, sobre todo, cuando el número de
sico busca, como es natural, el m o d o de los que eran ya "brasileños", y en muchos
insertarse en la sociedad, ganarse la vida y casos mulatos, empezó a constituir la inmensa
ascender en la consideración de sus conciuda- mayoría del cuerpo profesional. Los viejos
742 L. H. Correa de Azevedo

maestros portugueses del siglo xvii podían en Curt Lange, en el estudio que dedicó a la
rigor considerarse protegidos por la cofradía organización musical en el Brasil durante el
madre de Lisboa. N o habían sentido la necesi- periodo colonial, dice no haber hallado nin-
dad de fundar nuevas ramas al otro lado del gún vestigio de discriminación racial en la
Atlántico. Pero la situación evolucionó, y las documentación que pudo consultar a propó-
cofradías nacidas en América no podían permi- sito de las Cofradías de Santa Cecilia en Brasil
tirse cerrar las puertas, c o m o la de Lisboa, a y observa, con acierto, que "la sangre judía
los músicos de color o a los sospechosos de tanto c o m o la de los negros y mulatos circu-
llevar sangre judía en las venas. Francisco laba con profusión en el nordeste".15 ¿ C ó m o
El músico en la sociedad brasileña 743

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Figurines de los participantes en el desfile del Día de Reyes. Acuarelas de Carlos Julião (1740-
1811). Biblioteca Nacional de Río de Janeiro.

se podía entonces hacer música sin contar con Cecilia fueron sustituidas por otros organis-
estos "brasileños"? Las Cofradías de Santa m o s destinados a agrupar a los músicos y a
Cecilia, herederas de los gremios medievales protegerlos. Existía por ejemplo, a imitación
pero con un carácter religioso más acentuado de Lisboa, el Monte-Pio Filarmónico (caja de
y con capillas propias, se dedicaban a defen- pensiones), o la Sociedade Beneficente Musi-
der la profesión, que sólo sus miembros, por cal (sociedad musical de beneficencia) que
privilegio real, tenían derecho a ejercer. prestó buenos servicios a los profesionales y a
C o n la extinción de estos privilegios en el sus familias en Río de Janeiro durante casi
brasil independiente, las Cofradías de Santa todo el siglo xix.
744 L. H. Correa de Azevedo

Los centros musicales de las principales consentir excepciones a la regla y entregar


ciudades hacían las veces de agencias de una especie de licencia de trabajo pretendían
contratación, y los interesados podían diri- cobrar un canon. Pese a la lentitud de las
girse a estos centros para constituir orquestas, comunicaciones marítimas y la burocracia de
grandes o pequeñas, para los conciertos o Lisboa, los músicos que se consideraban perju-
para los bailes. Así, en la antigua capital no dicados por tales procederes no vacilaban en
era raro ver figurar en un programa de recurrir a la justicia del rey, dirigiéndose
concierto sinfónico la indicación: Centro Musi- algunos incluso directamente al soberano.
cal de Río de Janeiro. E n nuestros días, los pleitos por cuestión
C o n la política popular del gobierno de de derechos de autor son frecuentes. El
Getúlio Vargas (1930-1945) se formaron sindi- célebre compositor Heitor Villa-Lobos (1887-
catos de músicos, pero nunca tuvieron verda- 1959) y otros músicos de su generación se han
dera fuerza real ni llevaron a cabo una labor visto abrumados de procesos incoados por
realmente representativa. autores de melodías populares, por haber
E n fecha más reciente (1960), por inicia- empleado estas últimas en sus partituras. E n
tiva de los propios músicos pero constituida el ambiente de los creadores de música popu-
por decreto del presidente de la República, se lar, con harta frecuencia analfabetos, ha habi-
creó la Orden de Músicos del Brasil, que si do épocas en las que algunos registraban y
bien en ciertos aspectos hace pensar en las difundían con sus nombres melodías compues-
antiguas corporaciones y Cofradías de Santa tas por otros. Algunas veces el que había
Cecilia —puesto que obliga a solicitar el inventado la melodía la enajenaba por dinero,
ingreso y a inscribirse c o m o miembros a todos es cierto, o se contentaba asociándose con
los que ejerzan una profesión musical, desde otros (el que la instrumentaba o el autor de la
el copista al director de orquesta—, en otros letra), para repartir con ellos los derechos de
aspectos recuerda a las uniones de músicos de autor. N o s imaginamos que todos estos arre-
los países socialistas de Europa del este con glos deben haber ocasionado frecuentes plei-
sus casas de vacaciones o de retiro, centros de tos y litigios.
documentación con servicio de reproducción Para la mayoría de los músicos la ambi-
de partituras, material de orquesta, etc. ción se limita a ganar un poco más de dinero
Para hacer respetar sus derechos fue para poder hacer frente a sus necesidades y a
preciso a veces que el músico luchara. Si la las de sus familias. Las aspiraciones de otros
presión sindical no se hizo sentir tan espectacu- van m á s allá de las consideraciones mate-
larmente c o m o en los países anglosajones, y, riales, pues aspiran también a la fama y a ser
sobre todo, si el recurso a la huelga ha sido respetados por la sociedad. Tanto unos como
bastante raro, en cambio la acción individual, otros, hoy c o m o ayer, se agitan en las ciu-
si menester ante los tribunales, resulta fácil- dades brasileñas, y si se trata de música
mente comprobable y ha sido comentada en tradicional (pues hay músicos tradicionales a
los trabajos de Régis Duprat 16 y de Francisco quienes se les paga para escucharlos) tam-
Curt Lange 1 7 sobre el pasado musical del bién en los vastos espacios poco poblados del
Brasil. interior.18
Durante todo el siglo x v m existió un D e una manera general puede decirse
conflicto entre la libertad de trabajo de los que en la actualidad un buen músico gana
músicos y los maestros de capilla oficiales y bastante dinero para vivir decorosamente,
sus músicos generalmente apoyados por las mejor aún que a comienzos de siglo cuando
autoridades religiosas, que pretendían, aun en aparentemente el número de empleos a dispo-
el ámbito de la música profana, ejercer el sición de los profesionales de la música era
monopolio de la profesión en la ciudad, en más importante, debido a la existencia de
perjuicio de sus colegas independientes, no teatros populares de opereta o de revista,
empleados al servicio de la Iglesia. Para compañías populares de ópera que ocasional-
El músico en la sociedad brasileña 745

descuidar, de cuando en cuando, los servicios


ocasionales en las iglesias. N o era raro que u n
músico tocara en fiestas que se prolongaban
hasta el amanecer, para participar seguida-
mente en ensayos que comenzaban m u y
temprano.
C o n la desaparición del cine m u d o c o m e n -
zó la era de los estudios de grabación q u e
movilizaban a m u c h o s músicos para trabajar
al servicio del disco y de la radio, general-
mente bien pagado. Pero todo esto constituía
el aspecto económico del oficio y n o aportaba
grandes satisfacciones artísticas.
H o y un músico medio cuenta con posibili-
dades m á s atractivas. Las orquestas oficiales
del estado, del municipio, de la universidad,
las orquestas líricas y de ballet en los grandes
teatros, a m é n de los coros o de los cuartetos
de cuerda dependientes de organismos ofi-
ciales, contratan a los mejores músicos y les
hacen trabajar en obras de índole m á s ambi-
ciosa que las de la música ligera o popular q u e
los músicos se veían obligados a interpretar
para procurarse recursos suplementarios.
Se ha establecido una clara demarcación
entre los músicos q u e hacen música "seria" y
los especializados en la música popular. L a
figura del músico q u e toca por la noche en la
ópera y a la m a ñ a n a siguiente graba sambas
en u n estudio pertenece al pasado. El músico
especializado en la música popular es también
u n músico de escuela,19 pero lanzado a una
aventura apasionante que puede granjearle
ganancias nada desdeñables y q u e n o está
Los compositores de samba Donga (Ernesto dos
Santos) y Pixinguinha (Alfredo da Rocha Viana necesariamente desprovista de interés artís-
J u n i o r ) . Victor Civita, San Pablo. tico. L o s ejecutantes, pero sobre todo los
orquestadores y los directores de orquesta de
este tipo de música están siempre m u y bien
pagados. 2 0
Por otra parte, los puestos de profesor en
los conservatorios y departamentos de música
mérite se formaban en San Pablo, ciudad de de las universidades se han multiplicado y
italianos, pequeñas orquestas de los cines (en ofrecen oportunidades de trabajo a n u m e r o -
'los mejores cines había dos orquestas, una eri sos músicos, cantantes, instrumentistas y c o m -
lá sala de proyección y otra en la sala de positores. L a s lecciones particulares siguen
espera) y las de las numerosas cervecerías, siendo una de las fuentes de ingresos privile-
casas de té o restaurantes de lujo. Pero había giadas para el músico, sin hablar del prestigio
que trabajar duro y correr de un lado para que el papel de maestro confiere a los que
otro si se quería redondear las ganancias, sin ejercen esa función.
746 L. H. Correa de Azevedo

Los músicos en la vida heredero de las grandes tradiciones y que


posee un importante patrimonio, fue fruto de
económica y política
la iniciativa privada. C o m o , por otra parte,
Algunos músicos audaces solían lanzarse a también lo fue el Conservatorio Brasileño de
aventuras comerciales. E n el siglo xix había Música de Río de Janeiro, cuyo promotor y
talleres de copistas, pequeñas industrias siem- primer director fue el compositor Osear
pre atareadas y en general dirigidas por profe- Lorenzo Fernández (1897-1948), buen músico
sionales integrantes de orquestas, así como y hábil administrador.
tiendas de música que al mismo tiempo eran Entre los músicos también ha habido los
casas editoras de obras musicales. Algunas de que especulan con dinero. N o es raro encon-
estas empresas fundadas y administradas en trar en una orquesta al "financista", que
su tiempo por músicos famosos, que se cuen- adelanta dinero a sus colegas cobrándoles por
tan entre las m á s antiguas del Brasil, han ello intereses usurarios, descontados en el
conservado los nombres de esos músicos, por m o m e n t o del préstamo. H u b o Un músico en
ejemplo, Bevilacqua, Artur Napoleão (al que San Pablo, ciudad propicia a este tipo de
estuvo asociado el compositor Leopoldo especulaciones, que realizaba operaciones más
Miguéz), Levy, etc. ambiciosas y viajaba en automóvil con chofer
N o era raro que artistas de prestigio uniformado, sin renegar por ello de su profe-
mantuvieran tales actividades comerciales. sión de músico y profesor.
Solían verse también inducidos a ello por el Heitor Alimonda, por ejemplo, un exce-
deseo de ser considerados no sólo como lente pianista contemporáneo y artista hasta
artistas, a los que la buena sociedad admira la médula de los huesos, se vio obligado a
sin considerarlos empero como pertenecientes ocuparse de una importante empresa familiar
a su m u n d o , sino c o m o iguales, capaces de y llevar una doble vida de músico e industrial.
ganar dinero c o m o los demás. El famoso Los dos "casos" referidos valen por el
pianista portugués Artur Napoleão, por ejem- aspecto pintoresco y singular que presentan.
plo, m u y estimado en Brasil, donde vivió y H o y por hoy, sin embargo, no constituye una
contrajo matrimonio con una joven de buena excepción el músico que, sin ejercer otra
sociedad, refiere en sus memorias que la idea profesión, se halla en posesión de títulos
de fundar la casa a la que ha quedado universitarios para poder hacerlo; diplomado
asociado su nombre (edición y comercio de en derecho, en medicina, incluso en ciencias
música) se le ocurrió para poder pedir la económicas, su título representa una baza
m a n o de la elegida de su corazón. A pesar de suplementaria, una seguridad para el futuro
ello, la novia no fue conducida al altar por su que depara satisfacción a su familia en primer
padre, quien se oponía a este enlace.21 lugar, pero que es también un buen m o d o de
L a creación de conservatorios, escuelas y granjearse consideración social.
academias de música constituía otro aspecto L o mismo sucedía en otras épocas con la
de ese espíritu emprendedor del músico que ordenación sacerdotal. Conforme a la tradi-
se manifestó en una época más reciente en ción portuguesa (y también española), los
ciudades c o m o Río de Janeiro, Bahía y, sobre mejores músicos eran, en general, sacerdotes.
todo, San Pablo. Sin alcanzar el número de E n el Brasil, donde había que vencer el
establecimientos de enseñanza musical de Bue- obstáculo del color, el sacerdocio constituía
nos Aires, otra metrópoli con fuerte concen- un medio seguro para abrirse las puertas en
tración de población italiana, la ciudad de San todas partes. Y a lo dijo Manuel de Araújo
Pablo se dotó de muchos más establecimien- Porto-Alegre a propósito del compositor mula J
tos de este género que las demás ciudades to José Mauricio Nunes Garcia: "La sotana
brasileñas, m á s apegadas a la enseñanza suple la edad, el linaje, la riqueza y el
oficial. Su importante Conservatorio D r a m á - saber."22
tico y Musical, que data de 1906, que es Y se han visto, también, músicos tenta-
El músico en la sociedad brasileña 747

U n a clase de música. Musée de l'Homme, Paris.

dos por la política o que se hayan dejado C o n alguna excepción que otra, el músico
arrastrar hacia ella. Así es c o m o el maestro de brasileño no se ha mostrado nunca ideológica-
capilla André da Silva G o m e s (1752-1844) mente m u y comprometido.' L a buena política,
llegaría a ser miembro del gobierno provisio- para él, era la que fomentaba las artes y la
nal de San Pablo, constituido en 1821 por José educación. N o iba m á s allá ni se mostraba
Bonifácio de Andrada e Silva en un momento exclusivista o intransigente. E n la posguerra,
dramático, de la historia de la nación brasi- no obstante, algunos grupos de compositores
leña, que iba a conducir al año siguiente al de vanguardia se mostraron partidarios en sus
desgarramiento de los lazos políticos que la manifiestos y publicaciones de un cierto radica-
unían a la metrópoli portuguesa. lismo de izquierda, al cual vino a poner en
El autor de música popular Humberto serias dificultades el dilema "libertad de crea-
Teixeira, creador del baião, género tradicio- ción—arte al servicio del pueblo", exacerbado
nal que los compositores de escuela no habían por el dogmatismo ideológico de los años que
explotado nunca, resultó elegido diputado siguieron al famoso Congreso de Composi-
federal y se mostró m u y activo en la Cámara tores y Críticos Musicales reunido en Praga en
de Diputados, de la cual fue miembro durante 1948. Algunos de sus miembros, los mejor do-
varios años. El director de orquesta Eleazar tados, sufrieron m u c h o con sus contradicciones.
de Carvalho, caboclo (hijo de madre india) y E n el ámbito de la música popular no
por entonces en el apogeo de su brillante faltaron las creaciones de protesta, cuyas
carrera, se presentó c o m o candidato (aunque letras formulaban invectivas directas o alu-
sin éxito) a unas elecciones legislativas. siones veladas. Este género conoció un auge
748 L. H. Correa de Azevedo

Músicos callejeros en Río de Janeiro en el siglo xix. Caricatura de Angelo Agostini. "Que la policía
permita que vagabundos tales recorran las calles masacrando la música de los grandes maestros y los oídos
del público es ya tremenda concesión. Pero que ademas haya quienes se paren a escucharlos y, peor aún,
darles dinero. . . ¡oh, horror!, ¡eso ya es demasiado!" KazysVosiyiius.

formidable en toda América Latina, c o m o Hablando en términos generales, tam-


también en los Estados Unidos. C o n la instau- bién pertenecen,a esta categoría los cantado-
ración del régimen militar de 1964 se vio a res, o sea los cantantes populares, poetas y
cierto número de compositores emprender el músicos al mismo tiempo, herederos de los
camino del exilio, en tanto que algunas can- trovadores de la edad media que en algunas
ciones eran prohibidas por lá censura. regiones se llaman troveiros y que cultivan
Ganarse la vida haciendo música no es formas poéticas complejas, cuyos versos son a
prerrogativa exclusiva del músico de escuela m e n u d o improvisados. Estos cantantes suelen
que trabaja al servicio de un público formado ser contratados para cantar aquí o allá, o
tanto por las capas populares c o m o por las presentarse sin m á s en la plaza pública,
cultivadas de la sociedad "oficial"23 —la cual atrayendo en torno suyo a una muchedumbre
se codea, incluso en las ciudades, con esa otra atenta que puede pasarse horas oyéndolos y
sociedad que sigue viviendo y desarrollándose que no regatea nunca la m o n e d a que consti-
con sus creencias, costumbres y formas de tuye la aportación voluntaria de cada uno al
expresión artística propias. El músico tradicio- espectáculo. Estos poetas cantantes se despla-
nal, en Brasil, puede también ser un profesio- zan constantemente de una ciudad a otra,
nal y vivir del ejercicio de su arte. organizando a veces auténticas giras en las
El músico en la sociedad brasileña 749

Concierto en el Club Mozart, el 10 de diciembre de 1870 (dibujo publicado en la revista Vidafluminensede


Río de Janeiro). Kazys vosiyiíus.

que venden su literatura y proyectan películas teatros y de los espectáculos en general, por
en las que ellos mismos actúan. Los m á s famo- una parte, y las limitaciones impuestas a su
sos de entre ellos han llegado incluso hasta la participación en la música sacra, por la otra.
capital, movilizando para su publicidad los L a mayor parte d e las obras compuestas a
medios d e comunicación d e los que dispone partir del siglo x v n requieren voces femeni-
la sociedad oficial en las grandes metrópolis del nas. ¿ C ó m o se hubiera podido entonces inter-
sur y haciéndose recibir por las autoridades. M pretar música sin recurrir a las mujeres? E s
cierto que en la sociedad portuguesa, c o m o en
la española, la reserva de que la mujer debía
Las mujeres y el ejercicio
rodearse era m á s rigurosa que la exigida en
de la música otras culturas. Pero eso n o le impedía, ni en
N o puede disociarse a la mujer de la práctica Lisboa ni en Río de Janeiro, cantar en el
de la música, ni siquiera en la época en la que teatro o m á s tarde, es cierto, en los templos.
su condición dentro de la sociedad era eviden- L a mujer instrumentista hace su apari-
temente m u y distinta de la actual. Su participa- ción c o m o músico profesional en u n a época
ción en el m u n d o de la música se daba pese a relativamente reciente. Profesora o concer-
lös prejuicios que rodeaban el ambiente de los tista primero; detrás de los atriles de la
750 L. H. Correa de Azevedo

orquesta después. Y si bien comenzó tocando El nombre de Luigi Chiafarelli, italiano,


sólo el violin ó el violoncelo, en nuestros días se vincula con la formación de una pléyade de
toca cualquier instrumento. buenos pianistas en la primera mitad del
Repasando la lista de los primeros profe- siglo x x en San Pablo, y Hans Joachim Koell-
sores del Conservatorio Imperial de Música reutter, quien huyó de la Alemania hitleriana,
de Río de Janeiro, en 1855, comprobamos que formó a la mayor parte de los mejores compo-
no figura ni un solo nombre de mujer. Menos sitores brasileños de nuestros días.
de medio siglo m á s tarde, cuando el Instituto Los nombres que acabamos de citar están
Nacional de Música que sucede al viejo conser- extraídos de una lista que incluye un sinfín
vatorio inaugura sus cursos en 1890, ya figu- más, y ello sin mencionar a músicos portu-
ran dos mujeres entre sus veintitrés profeso- gueses, c o m o Artur Napoleão (pianista, 1843-
res. H o y quizás lleguen a ser más numerosas 1925) o a Frederico do Nascimento (violonce-
que sus colegas masculinos en la Escuela de lista y teórico, 1852-1925), para quienes Brasil
Música de la Universidad Federal, heredera no era sino una porción separada de la madre
de los dos establecimientos mencionados y patria.
que tiene por director a una mujer. 2S El compositor francés Darius Milhaud
Modelo y símbolo de la independencia residió en Río de Janeiro entre 1917 y 1918.
profesional de la mujer, la compositora Fran- Participó activamente en la vida musical del
cisca Edwiges Gonzaga (1847-1935) desafió país y terminó partituras que el joven y
los prejuicios haciendo carrera en el teatro malogrado compositor brasileño Glauco Velas-
popular, ambiente que la sociedad de su quez había dejado inconclusas.
época no veía con buenos ojos. Era hija de un
mariscal de campo del ejército imperial y su
nombre ha quedado asociado a los primeros El diletantismo musical
éxitos de la música de carnaval en Río de
Janeiro. U n músico es también aquél que si bien no
hace de la música una profesión, gracias a su
Los músicos de origen extranjero aptitud y a su sensibilidad aporta a la sociedad
algo que le es infinitamente precioso para sus
C o m o ya hemos visto, a partir del siglo xix momentos de expansión y sus ensueños: la
hubo en las grandes ciudades del Brasil n u m e - magia de los sonidos. L a música entra en
rosos músicos extranjeros que residían en todos los hogares. Está presente en todos los
ellas y participaban en la vida artística local. pueblos y aldeas. Desde los instrumentos
Eran en general franceses, alemanes, numero- domésticos c o m o el piano, el acordeón o la
sos italianos, en época más reciente eslavos, guitarra hasta las agrupaciones de música
y, menos numerosos, españoles y otros, sin "Lira" o "Euterpe" y los orfeones o los
contar naturalmente los portugueses. Actual- conjuntos de iglesias, escuelas o fábricas, la
mente se ha establecido en el Brasil un práctica de la música concierne a muchas
número indeterminado de excelentes músicos personas, guiadas por un reducido número de
procedentes de distintos países de lengua profesionales, maestros o directores de gru-
española del continente americano. pos instrumentales o vocales.
E n el segundo decenio del siglo xix se Algunos aficionados distinguidos han lle-
trasladó a Río de Janeiro el austríaco Sigis- gado a ser famosos. Así, hemos oído hablar
m u n d N e u k o m m , que había sido discípulo de de los Leal, de Río de Janeiro, que eran
Joseph H a y d n . 2 6 El español José A m a t , lle- capaces de constituir una auténtica orquesta
gado en 1848, creó en Río de Janeiro un familiar en los primeros años del siglo xix. El
teatro nacional de ópera donde las obras de cabeza de familia era uno de los mejores
los maestros clásicos y las nuevas de autores cirujanos de la capital.
brasileños se cantaban en portugués. El autor de este artículo conoció a Mario
El músico en la sociedad brasileña 751

Saraiva, director del Instituto de Química de considerar con desprecio; no toda la música se
Rio de Janeiro, que era también u n notable c o m p o n e para ser interpretada por virtuosos y
violinista. E n su juventud había dado recitales escuchada por los d e m á s ; hay una música que
en el Brasil y en el extranjero, y también era requiere la participación activa de todos, y no
coleccionista (y gran conocedor) de instrumen- puede privarse al aficionado del deleite de
tos antiguos. improvisar y aun de componer música. C o m o
E n el terreno de la composición, nombres tampoco se lo podría privar de dibujar o de
que se hicieron ilustres por otros motivos nos pintar. Algunas veces incluso la diferencia
han dejado obras no exentas de gusto ni de entre aficionados y profesionales es difícil de
maestría.27 El vizconde de Taunay, una de las establecer. ¿ D e qué lado situar, por ejemplo,
figuras señeras de la literatura brasileña del al médico compositor de óperas mejicano
siglo xix, publicó bajo el seudónimo de Flá- Aniceto Ortega (1823-1875) c o m o a su con-
vio Elisio cierto n ú m e r o de sus propias, c o m p o - temporáneo Borodin, también médico, o a
siciones musicales. Aloysio de Castro, profe- Jaime Ovalle (1894-1955), alto funcionario del
sor de la Facultad de Medicina y miembro de gobierno, y autor de Azulão, esa canción
la A c a d e m i a Brasileña de las Letras en este cautivadora que todo cantante brasileño lleva
siglo, nos ha dejado composiciones musicales en su repertorio ? El diletantismo es u n hecho
junto con sus obras poéticas. También pode- en la sociedad, y u n hecho de especial impor-
m o s mencionar a Carlos de C a m p o s , hombre tancia porque moviliza a una cantidad conside-
político y presidente del estado de San Pablo, rable de individuos, de todas las categorías
cuyas óperas A bela adormecida (La bella sociales, que por lo general se reúnen en
durmiente) y Un caso singular se representa- grupos numerosos o restringidos, que van de
ron en S a n Pablo y en Río de Janeiro en 1924 las bandas de música y los orfeones a los
y en 1926 respectivamente. conjuntos de música de cámara para gozar
mejor de las sensaciones que la música depara.
El diletantismo es u n fenómeno insepara-
Traducido del francés
ble del arte musical m i s m o , que no conviene

Notas

1. Gracias principalmente a 2. Esto llama la atención sobre ensuciaba el pasado nacional.


Afrânio Peixoto, en la colección todo en las formaciones Katia M . de_ Queiroz Matoso,
de la Academia Brasileña de musicales de la marina nacional. en su obra Être esclave au Brésil
Letras que lleva su nombre, El caboclo es hombre de mar. (París, Hachette, 1979),fijaesta
pero también publicados por los cifra en casi diez millones de
Archivos Nacionales y la 3. Es imposible precisar la cifra negros enviados como esclavos a
Biblioteca Nacional de Río de exacta, pues cuando se proclamó la totalidad del continente
Janeiro. La obra monumental de la República en 1889, el gobierno americano. Brasil fue sin duda el
Serafim Leite, História da mandó destruir todos los país que recibió el mayor
Companhia de Jesus no Brasil, archivos sobre la trata, con el número.
de diez volúmenes, 1938-1950, propósito, sin duda alguna
es un buen punto de referencia generoso pero funesto para 4. Seconde partie du voyage de
sobre este tema y contiene una historiadores y antropólogos, de François Pyrard, p. 563, Paris,
bibliografía exhaustiva. borrar esta mancha que Samuel Thiboust, 1625.
752 L. H. Correa de Azevedo

5. Spix y Martius, Reise in exclusivamente a la noción "cosa Inter-Amërican Institute for


Brasilien (Viajes por Brasil), de negros", y no de los Musical Research yearbook,
p. 539, vol. II, Munich, 1828. brasileños en general." Mario de p. 98, Tulane University, Nueva
Andrade, "Cândido Inácio da Orléans, vol. IV, 1968.
6. Ignaz Pleyel (1757-1831), Silva e o Lundu", Revista
compositor austríaco que fundó brasileira de música, vol. X , Río 17. Lange, op. cit.
en París una casa de ediciones de Janeiro, 1944, p. 32.
musicales y la célebre fábrica de 18. El interior es todo el
pianos. 11. Jaime C . Diniz, Músicos territorio situado continente
pernambucanos do passado, adentro, lejos del litoral, donde
7. Francisco Curt Lange, "Os Recife, Universidade Federal de se han establecido hombres y
irmãos músicos da Irmandade de Pernambuco, 1971-1979. E n los culturas de Europa y de Africa.
São José dos H o m e n s Pardos, tres volúmenes de esta obra, el
de Vila Rica" (Los hermanos 19. Empleamos aquí la
autor nos presenta a veintiocho expresión "música de escuela"
músicos de la Cofradía de San maestros de capilla, organistas u
José de los Hombres de Color, para designar la música
otros instrumentistas nacidos en aprendida según reglas
de Vila Rica), Inter-American los siglos xvii o xvni. Seis de
Institute for Musical Research establecidas y practicada por
estos músicos son mulatos, tres músicos con formación de
yearbook, p. 110, Tulane constan c o m o blancos, y
University, Nueva Orleans, conservatorio o similar.
respecto de los demás no hay
vol. V , 1968. indicación alguna de color. E s 20. L afisurao demarcación
8. Cleofe Person de Mattos, lícito pensar, sin embargo, que entre música "seria" y música
Catálogo temático das obras do serían m á s bien hijos de padre y popular no existe más que a
padre José Mauricio Nunes madre europeos, principalmente nivel del ejercicio de la
Garcia, Rio de Janeiro, los nacidos en el siglo xvn. profesión y viene impuesta por
Conselho Federal de Cultura, la alta especialización que
12. Seconde partie du voyage de requiere la presentación de la
1970. François Pyrard, op. cit. segunda. E n el plano de la
9. L . A . de Boungainville, 13. Véase la nota 10. formación profesional, las'dos
Voyage autour du monde, p. 77, ramas se han aproximado.
París, Saillant et N y o n , 1771. 14. A u n en nuestros días, en las Excepto los bateristas, que
universidades brasileñas, donde tocan de oído, en general los
10. "Los que estudian la no se introdujo la enseñanza de otros músicos de un conjunto
formación de la sociedad la música hasta 1931, el popular salen del mismo molde
brasileña en la época colonial e estudiante de música no puede que los de una orquesta
incluso durante toda la primera aspirar más que al bachillerato sinfónica. E n el plano artístico ,
mitad del siglo xrx se (que corresponde a la se ha dado también una
sorprenden por la poca licenciatura de las universidades aproximación. N o son raros los
importancia del negro en las francesas) o al magisterio. El conciertos en que se interpretan
artes del ritmo (poesía, canto y director de los estudios indistintamente ambas clases de
danza). Esto no quiere decir que musicales del autor de este música, lo que demuestra que
el esclavo negro no tuviera en artículo, José Paulo da Silva, un hay músicos capaces de ejecutar
Brasil su propio folklore. L o negro, era doctor en derecho de tanto una c o m o otra.
tenía, e incluso importante y la Universidad Federal de Río
característico, pero la sociedad de Janeiro. 21. Las memorias de Artur
brasileña hasta mediado el Napoleão comenzaron a
siglo xrx se mostró 15. Francisco Curt Lange, " A publicarse el año mismo de su
impermeable a la influencia organização musical durante o muerte (1925), en el diario
negro-africana tanto en la período colonial brasileiro", V Correio da manhã de Río de
música c o m o en la poesía y en la Colóquio Internacional de Janeiro. La publicación se
danza, a pesar de aceptar Estudos Luso-Brasileiros - prolongó hasta principios del
algunas costumbres y tradiciones Actas, p. 385, volumen IV, año siguiente. Este primer
materiales. D e esta suerte, hasta Coimbra, 1966. matrimonio del pianista se
los vocablos negro-africanos que celebró el 25 de abril de 1871.
designaban efectos coreográficos 16. Nisi Poggi Obino y Régis
u objetos musicales, c o m o Duprat, " O estanco na música 22. Manuel de Araújo Porto-
samba, urucungo (arco musical), do Brasil colonial" (Marasmo en Alegre, "Apontamentos sobre a
marimba, etc., remitían la música del Brasil colonial), vida e obras do padre José
El músico en la sociedad brasileña 753

Maurício Nunes Garcia", que se entrevistó en Brasilia con Azevedo, "Sigismund


Revista do Instituto Histórico e el presidente Juscelino N e u k o m m , an Austrian
Geográfico do Brasil, Kubitschek y que improvisó a su composer in the N e w World",
tomo X I X , Rio de Janeiro, respecto —se dice— una The musical quarterly,
1856, p. 357. cuarteta poco respetuosa. vol. X L V , Nueva York, 1959,
p. 473'.
23. Por sociedad "oficial", o sea
opuesta a "tradicional", hemos 25. Esta escuela ha tenido ya
de entender aqui la nutrida por otras directoras. La primera, 27. N o olvidemos que en
"todo lo que procede de la Joanídia Sodré, ocupó el puesto Francia, sin hablar de Jean-
autoridad civil o religiosa, y en de 1946 a 1967, y llegó a ser Jacques Rousseau, un filósofo
particular todo lo que se enseña decana del Consejo de la c o m o Gabriel Marcel ha dejado
en la escuela y en el catecismo", Universidad. composiciones musicales de las
como observa P . Saintyves, cuales se sentía m u y orgulloso.
Manuel de folklore, p. 33, París, Por otra parte, compositores de
Librairie Emile Nourry, 1936. 26. Tras caer enfermo, regresó talla excepcional c o m o Borodin
a Europa en 1821 por consejo de o Charles Ivés no fueron en el
24. Tal es el caso, por ejemplo, sus médicos y murió en París en fondo más que compositores en
del cantante ciego Aderaldo, 1858. Véase L . H . Correa de ratos libres.

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