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El músico
en la sociedad brasileña,
ayer y hoy
El gran François Couperain nos dejó, en una este tipo en la sociedad multirracial que es el
de sus suites para clavicordio, un colorido Brasil moderno.
testimonio sobre la lucha de los músicos para
conquistar un lugar prestigioso en la sociedad.
Se trata de los Fastes de la grande et ancienne U n a
ménestrandise, en la cual el compositor fustiga
con h u m o r al gremio que había tenido la
tradición musical
pretensión de querer enrolar, entre los his- pluricultural
triones y rascatripas que eran sus miembros, a
los músicos del rey y a los de los salones E n la obra maestra del escritor brasileño
nobles, teatros e iglesias Érico Veríssimo, O tem-
de Francia. Couperain po e o vento (El tiempo
había adquirido el dere- Luiz Heitor Correa de Azevedo ha y el viento), aparece al
cho a poseer un blasón y sido profesor en Brasil, en la Escuela
comienzo un indio llama-
de Música de la Universidad Federal
lo habían hecho caballe- de Río de Janeiro y en el Conservato- do Rafael tocando al cla-
ro. ¿Podía permitirse ser rio Brasileño de Música de esa ciu- rinete una pavana de u n
considerado c o m o un dad, en Francia y en los Estados compositor italiano. L a
igual de los pordioseros, Unidos de América. D e 1947 a 1965 acción se sitúa a media-
tarambanas, saltimban- trabajó como especialista en el pro-
dos del siglo xviii en las
grama de música de la Unesco, en
quis o lisiados retratados París. Es autor de numerosas obras y reducciones jesuíticas del
en los movimientos de su artículos, entre ellos 150 anos de Paraguay, que serían des-
obra ? L a querella termi- música no Brasil (1956), y ha colabo- manteladas por los espa-
nó ante los tribunales. rado en el Grove's dictionary of music ñoles y los portugueses
and musicians (5.a y 6.a ediciones) y
Los músicos brasile- para hacer respetar las
en otras obras de consulta.
ños, o por lo menos m u - cláusulas del Tratado de
chos de ellos, han lucha- Madrid de 1750, el cual
do también para conseguir una mejor posición otorgaba una parte de su territorio a la corona
para sí. A través de los siglos, y según las portuguesa. Pedro, otro indio de las reduc-
particularidades propias de cada época, han ciones, figura casi mística de joven guerrero,
ido hallando los medios de imponerse a sus pronto desaparecido y que sería el antepasado
contemporáneos, no sólo por las dotes artísti- de una de las familias del relato de Veríssimo,
cas'que poseían, sino también c o m o ciudada- tocaba también la flauta y el caramillo.
nos cuyo puesto y función en la sociedad son L a música, efectivamente, gozaba de m u -
reconocidos.por todos. " cho prestigio en las reducciones del Paraguay
E n este artículo trataremos de descubrir y se sabe que las primeras óperas presentadas
las modalidades de una progresión social de en Buenos Aires fueron interpretadas por
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músicos que venían de los establecimientos país unos cuantos millones,3 muchos de ellos
jesuíticos. E n el Brasil, donde nunca había músicos que conocían los cantos, que tocaban
existido nada comparable a la autonomía instrumentos y que consiguieron transmitir
administrativa de la que gozaban las reduc- estos conocimientos a las generaciones poste-
ciones, los colegios de la Compañía de Jesús riores.
eran de todos modos, a partir del siglo xvi en Instrumentos de tipo melódico, como la
adelante, establecimientos donde se cultiva- sanza, de lengüetas metálicas, la flauta, o el
ban las letras, el teatro y la música ad balafo (xilófono con cajas de resonancia cono-
majorem Dei gloriam. Los documentos de la cido actualmente con el nombre de marimba,
época hoy publicados,1 principalmente las m u y popular en todos los países) han sido
cartas de los padres jesuítas dirigidas a sus finalmente olvidados en Brasil. Sólo los instru-
superiores, tratan frecuentemente sobre acon- mentos de percusión han seguido en uso,
tecimientos a los que se hallaba asociada la especialmente toda una familia de tambores,
música y exponen las ventajas de su utiliza- de todos los tamaños, que se golpean con las
ción en la obra misionera. El indio era sensi- manos o con palillos.
ble a este arte, adoptaba con un placer El músico negro tuvo posteriormente un
evidente las melodías que se le hacían cantar papel capital en la formación de la música
y dominaba los instrumentos que le eran popular brasileña. L a música africana autén-
confiados. tica traída por los antepasados se conservó
E n las sociedades indias, los músicos eran más o menos pura en los centros religiosos,
personajes bien considerados y su función se m u y apegados a la tradición. M u y a menudo,
confundía con las del sacerdote y del médico. esta música es aún cantada en la lengua de
Hacer música con los misioneros era, pues, no origen, aunque la mayor parte de los cantores
sólo una ocupación agradable, sino social- ya no la conocen. L a música mundana y
mente gratificante. E n toda América se había recreativa, sin embargo, libre de las restric-
comprobado que la música ayudaba a abrir la ciones de lo sagrado, ha evolucionado notable-
mente y el corazón a la fe. mente y se han inventado nuevas formas de
E n la sociedad de la época colonial expresión que constituyen el núcleo de gran
(desde el siglo xvi hasta comienzos del xix), y parte de la música popular brasileña tal como
aun después, el músico indio no se distingue se practica en nuestros días, de la que el
particularmente del músico europeo. El cabo- samba ha llegado a ser el ejemplo típico.
do, mestizo de blanco y de indio, es parte E n lás senzalas de antaño, que eran
integrante de esta sociedad y representa uno habitaciones que se destinaban a los esclavos,
de los componentes étnicos más importantes los'africanos daban libre curso a su necesidad
de la población del norte del Brasil. Se nota su de cantar y bailar. Julio Ribeiro en A carne
presencia numerosa en las fuerzas armadas, y, (La carne), un clásico de la literatura natura-
hasta la fecha, las formaciones musicales que lista brasileña, nos ha dejado un magnífico
de ellas dependen (charangas y bandas milita- cuadro de estas danzas acompañadas por la
res) están casi siempre constituidas por indivi- percusión frenética de los tambores y por los
duos que llevan en las venas una dosis gene- cantos cuyo estribillo era repetido hasta la
rosa de sangre india.2 Eleazar de Carvalho, saciedad por la concurrencia: "Eh ! pomba !
conocido director de orquesta que ha hecho Eh !". Era la samba.
una carrera internacional, fue músico de la Los más grandes autores de sambas del
banda de fusileros de marina. Su madre era siglo x x , herederos de esta tradición afrobrasi-
india y nacida en una comunidad india. leña, aparte de algunos blancos como Sinhô,
L a población de origen africano ha sido cuyo verdadero nombre era José Barbosa da
siempre m u y numerosa en el Brasil. E s m u y Silva (1888-1930), o Noel Rosa (1910-1937),
posible que hasta 1850, año en el que la trata han sido negros, como los legendarios Donga
de esclavos fue abolida, se introdujeran en el (Ernesto dos Santos, 1889-1974) o Pixin-
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(hoy Ouro Preto), así c o m o también la música pueblo del país.10 Recaía así en el mulato,
profana, "se hallaba casi enteramente en que con su doble cultura representaba el
manos de mulatos, excepcionalmente exper- enlace entre sus antepasados africanos y euro-
tos en el arte de la música".7 peos, el papel de mediador. Merced a él pudo
L a profesión de músico representaba finalmente hacerse sentir en la música popular
pues para el hombre de color en la sociedad brasileña el legado africano, y de ahí pasar a
colonial uno de los medios de que disponía las obras de los compositores de música "se-
para ascender en la consideración de aquellos ria", brasileños o extranjeros, como el francés
a quienes nacimiento y fortuna situaban por Darius Milhaud, que conoció Brasil y se
encima de él. inspiró en las creaciones de sus músicos mula-
Entre los m á s ilustres de estos músicos tos.
mulatos del siglo xvín cabe citar a los composi- E n el norte del Brazil, donde los portu-
tores José Joaquim Emerico Lobo de M e s - gueses habían asentado los primeros centros
quita (c. 1745-1805), de Minas Gerais y José urbanos, Bahía y Recife, los músicos blancos,
Mauricio Nunes Garcia (1767-1830), de Río europeos o descendientes de ellos, han sido
de Janeiro, sacerdote, músico en la corte de más numerosos que en esa tierra de aventura
D o m João V I y gloria de la historia musical y consolidación de la conciencia nacional que
del Brasil.8 era la región de Minas Gerais. Las iglesias que
E n el ámbito de la música profana será, eran sedes de obispados no podían prescindir
curiosamente, un eclesiástico llamado Ven- de celebraciones, y éstas habían de ajustarse a
tura quien dirija la orquesta en el primer las convenciones sociales. Era preciso mandar
teatro de ópera abierto al público en Río de a traer de Lisboa, junto con las piedras de
Janeiro en 1767. Louis Antoine Bougainville, sillería, las campanas y las imágenes, las
el navegante francés que diera la vuelta al partituras, los instrumentos y los músicos.
m u n d o de 1766 a 1769, cuenta en su relato del Y a en el siglo xvi es posible descubrir
viaje haber visto a un "sacerdote jorobado huellas de estos primeros inmigrantes. El
con hábito eclesiástico" al frente de la primer prelado que desembarcó en Bahía, en
orquesta de este teatro.9 1552, venía ya acompañado de un maestro de
Después del siglo x v m , los mulatos conti- capilla, Francisco Vaca. L e sucedieron otros,
núan poblando la vida musical brasileña, aun y esta cadena de maestros de capilla y organis-
cuando no sean ya c o m o antes los únicos tas no se interrumpiría hasta comienzos del
músicos buenos. Algunos blancos de ascenden- siglo xix. Posteriormente, es cierto, no todos
cia portuguesa o de otros orígenes se unieron estos músicos al servicio de la Iglesia venían
a ellos y eran cada vez m á s numerosos. N o necesariamente de Europa. Había también
obstante, algunos de los compositores ilustres blancos nacidos en el Brasil, pero no eran
de esta época son mulatos, como Henrique m u y numerosos. El individuo nacido en el
Alves de Mesquita (1838-1906) o Francisco país tenía, salvo pocas excepciones, la tez más
Braga (1868-1945), que fueron enviados por oscura. A los músicos mulatos, visibles un
las autoridades brasileñas a Francia para cur- poco por todas partes, se los encontraba hasta
sar sus estudios en el Conservatorio de París. en el norte, que sin embargo se pretendía
Los dos compusieron óperas y dieron clases m u c h o m á s cerca de la metrópoli.11
posteriormente en el Conservatorio de Río de E n el siglo xix, sin embargo, la situación
Janeiro. empieza a cambiar, especialmente en la zona
Mario de Andrade observa que las activi- sur del país donde se va a intensificar la
dades musicales de los negros fueron práctica- inmigración europea con el aporte de otras
mente ignoradas por la sociedad brasileña nacionalidades no portuguesas. N o obstante,.
hasta la segunda mitad del siglo xix. Sus los portugueses continúan aportando la contri-
cantos, instrumentos y danzas se consideraban bución más fuerte a este proceso de "europei-
"coisas de negros" y no manifestaciones del zación". Entre los músicos eminentes de los
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maestros portugueses del siglo xvii podían en Curt Lange, en el estudio que dedicó a la
rigor considerarse protegidos por la cofradía organización musical en el Brasil durante el
madre de Lisboa. N o habían sentido la necesi- periodo colonial, dice no haber hallado nin-
dad de fundar nuevas ramas al otro lado del gún vestigio de discriminación racial en la
Atlántico. Pero la situación evolucionó, y las documentación que pudo consultar a propó-
cofradías nacidas en América no podían permi- sito de las Cofradías de Santa Cecilia en Brasil
tirse cerrar las puertas, c o m o la de Lisboa, a y observa, con acierto, que "la sangre judía
los músicos de color o a los sospechosos de tanto c o m o la de los negros y mulatos circu-
llevar sangre judía en las venas. Francisco laba con profusión en el nordeste".15 ¿ C ó m o
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Figurines de los participantes en el desfile del Día de Reyes. Acuarelas de Carlos Julião (1740-
1811). Biblioteca Nacional de Río de Janeiro.
se podía entonces hacer música sin contar con Cecilia fueron sustituidas por otros organis-
estos "brasileños"? Las Cofradías de Santa m o s destinados a agrupar a los músicos y a
Cecilia, herederas de los gremios medievales protegerlos. Existía por ejemplo, a imitación
pero con un carácter religioso más acentuado de Lisboa, el Monte-Pio Filarmónico (caja de
y con capillas propias, se dedicaban a defen- pensiones), o la Sociedade Beneficente Musi-
der la profesión, que sólo sus miembros, por cal (sociedad musical de beneficencia) que
privilegio real, tenían derecho a ejercer. prestó buenos servicios a los profesionales y a
C o n la extinción de estos privilegios en el sus familias en Río de Janeiro durante casi
brasil independiente, las Cofradías de Santa todo el siglo xix.
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dos por la política o que se hayan dejado C o n alguna excepción que otra, el músico
arrastrar hacia ella. Así es c o m o el maestro de brasileño no se ha mostrado nunca ideológica-
capilla André da Silva G o m e s (1752-1844) mente m u y comprometido.' L a buena política,
llegaría a ser miembro del gobierno provisio- para él, era la que fomentaba las artes y la
nal de San Pablo, constituido en 1821 por José educación. N o iba m á s allá ni se mostraba
Bonifácio de Andrada e Silva en un momento exclusivista o intransigente. E n la posguerra,
dramático, de la historia de la nación brasi- no obstante, algunos grupos de compositores
leña, que iba a conducir al año siguiente al de vanguardia se mostraron partidarios en sus
desgarramiento de los lazos políticos que la manifiestos y publicaciones de un cierto radica-
unían a la metrópoli portuguesa. lismo de izquierda, al cual vino a poner en
El autor de música popular Humberto serias dificultades el dilema "libertad de crea-
Teixeira, creador del baião, género tradicio- ción—arte al servicio del pueblo", exacerbado
nal que los compositores de escuela no habían por el dogmatismo ideológico de los años que
explotado nunca, resultó elegido diputado siguieron al famoso Congreso de Composi-
federal y se mostró m u y activo en la Cámara tores y Críticos Musicales reunido en Praga en
de Diputados, de la cual fue miembro durante 1948. Algunos de sus miembros, los mejor do-
varios años. El director de orquesta Eleazar tados, sufrieron m u c h o con sus contradicciones.
de Carvalho, caboclo (hijo de madre india) y E n el ámbito de la música popular no
por entonces en el apogeo de su brillante faltaron las creaciones de protesta, cuyas
carrera, se presentó c o m o candidato (aunque letras formulaban invectivas directas o alu-
sin éxito) a unas elecciones legislativas. siones veladas. Este género conoció un auge
748 L. H. Correa de Azevedo
Músicos callejeros en Río de Janeiro en el siglo xix. Caricatura de Angelo Agostini. "Que la policía
permita que vagabundos tales recorran las calles masacrando la música de los grandes maestros y los oídos
del público es ya tremenda concesión. Pero que ademas haya quienes se paren a escucharlos y, peor aún,
darles dinero. . . ¡oh, horror!, ¡eso ya es demasiado!" KazysVosiyiius.
que venden su literatura y proyectan películas teatros y de los espectáculos en general, por
en las que ellos mismos actúan. Los m á s famo- una parte, y las limitaciones impuestas a su
sos de entre ellos han llegado incluso hasta la participación en la música sacra, por la otra.
capital, movilizando para su publicidad los L a mayor parte d e las obras compuestas a
medios d e comunicación d e los que dispone partir del siglo x v n requieren voces femeni-
la sociedad oficial en las grandes metrópolis del nas. ¿ C ó m o se hubiera podido entonces inter-
sur y haciéndose recibir por las autoridades. M pretar música sin recurrir a las mujeres? E s
cierto que en la sociedad portuguesa, c o m o en
la española, la reserva de que la mujer debía
Las mujeres y el ejercicio
rodearse era m á s rigurosa que la exigida en
de la música otras culturas. Pero eso n o le impedía, ni en
N o puede disociarse a la mujer de la práctica Lisboa ni en Río de Janeiro, cantar en el
de la música, ni siquiera en la época en la que teatro o m á s tarde, es cierto, en los templos.
su condición dentro de la sociedad era eviden- L a mujer instrumentista hace su apari-
temente m u y distinta de la actual. Su participa- ción c o m o músico profesional en u n a época
ción en el m u n d o de la música se daba pese a relativamente reciente. Profesora o concer-
lös prejuicios que rodeaban el ambiente de los tista primero; detrás de los atriles de la
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Saraiva, director del Instituto de Química de considerar con desprecio; no toda la música se
Rio de Janeiro, que era también u n notable c o m p o n e para ser interpretada por virtuosos y
violinista. E n su juventud había dado recitales escuchada por los d e m á s ; hay una música que
en el Brasil y en el extranjero, y también era requiere la participación activa de todos, y no
coleccionista (y gran conocedor) de instrumen- puede privarse al aficionado del deleite de
tos antiguos. improvisar y aun de componer música. C o m o
E n el terreno de la composición, nombres tampoco se lo podría privar de dibujar o de
que se hicieron ilustres por otros motivos nos pintar. Algunas veces incluso la diferencia
han dejado obras no exentas de gusto ni de entre aficionados y profesionales es difícil de
maestría.27 El vizconde de Taunay, una de las establecer. ¿ D e qué lado situar, por ejemplo,
figuras señeras de la literatura brasileña del al médico compositor de óperas mejicano
siglo xix, publicó bajo el seudónimo de Flá- Aniceto Ortega (1823-1875) c o m o a su con-
vio Elisio cierto n ú m e r o de sus propias, c o m p o - temporáneo Borodin, también médico, o a
siciones musicales. Aloysio de Castro, profe- Jaime Ovalle (1894-1955), alto funcionario del
sor de la Facultad de Medicina y miembro de gobierno, y autor de Azulão, esa canción
la A c a d e m i a Brasileña de las Letras en este cautivadora que todo cantante brasileño lleva
siglo, nos ha dejado composiciones musicales en su repertorio ? El diletantismo es u n hecho
junto con sus obras poéticas. También pode- en la sociedad, y u n hecho de especial impor-
m o s mencionar a Carlos de C a m p o s , hombre tancia porque moviliza a una cantidad conside-
político y presidente del estado de San Pablo, rable de individuos, de todas las categorías
cuyas óperas A bela adormecida (La bella sociales, que por lo general se reúnen en
durmiente) y Un caso singular se representa- grupos numerosos o restringidos, que van de
ron en S a n Pablo y en Río de Janeiro en 1924 las bandas de música y los orfeones a los
y en 1926 respectivamente. conjuntos de música de cámara para gozar
mejor de las sensaciones que la música depara.
El diletantismo es u n fenómeno insepara-
Traducido del francés
ble del arte musical m i s m o , que no conviene
Notas