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º bachillerato
0.- Introducción
En este primer bloque introductorio al curso y a la materia llevaremos a
cabo un acercamiento al significado de la Filosofía, como asignatura y como
término (lo que se llama “etimología” de la palabra, origen lingüístico de la
misma). Veremos, por su propio origen histórico, que en este saber se
condensaban todos los descubiertos y cultivados por los hombres hasta el
momento; el hombre culto, el sabio, era filósofo y en él recaían todos los saberes
que interesaban a los hombres: matemáticas, medicina, poesía, astronomía,
física…
La manera en que los seres humanos filosofaban y sus temas de interés
eran propios de unos cuantos y de una cultura determinada; por ello,
analizaremos estos orígenes geográficos y su difusión.
También veremos que el saber filosófico no es el más antiguo ni
primigenio en el hombre; lo compararemos con otros saberes e intentaremos
averiguar por qué nace este, qué necesidad había en el humano de él. Haremos
un recorrido por otras explicaciones pre-filosóficas o, lo que es lo mismo, pre-
racionales. Nos detendremos en las capacidades mentales que emplea la
filosofía a la hora de constituirse como saber sobre la realidad, trataremos la
racionalidad y la sensibilidad.
Haremos una distinción entre aquellas disciplinas o saberes que
permiten a la filosofía hacer un estudio desde una vertiente más teórica y la que
se vincula más con la acción humana, lo que dará una visión unitaria a los
bloques que componen este temario.
La filosofía es, por de pronto, algo que el hombre hace, que ha hecho. Lo
primero que debemos intentar es definir ese quehacer, tarea, labor que
llamamos Filosofía.
La palabra “filosofía” está compuesta por dos vocablos griegos:
▪ “philos” que significa “amigo, amante”, pertenece a la familia de
“philia” que significa “amor”, que deriva del verbo “philein” que
significa amar. Para formar la palabra tomamos el significado de la
philia.
▪ “sophía” que significa sabiduría.
1Algunas de las notas empleadas para este tema están sacadas del libro: Invitación a la filosofía
de André Comte-Sponville, Barcelona, Ed. Paidós, 2007. Col. Paidós Contextos, nº 74.
Hemos de filosofar: ¿con qué fin? Para lograr una vida más humana, más
lúcida, más serena, más razonable, más feliz, más libre…
Se trata de pensar mejor para vivir mejor.
TEXTOS del 1 al 6.
algún modo lo que dice el relato mítico responde a la realidad (a una explicación
sobre un suceso de la misma).
Hay quienes sostienen que es clave a la hora de hablar de filosofía señalar
el paso del mito al logos, que es aquí precisamente donde comienza
verdaderamente la filosofía. Sin embargo, no podemos mantener esta idea de un
modo radical y definitivo. Es cierto que entre quienes primero filosofaron es
empleado más el logos en lugar del mito, pero ello no significa que se abandone
este último definitivamente. Aún se sigue empleando en filosofía, si bien con un
carácter más ilustrativo o ejemplar que explicativo. Prueba de ello es Platón
(mito de Eros, mito de la caverna, mito del carro alado…).
Los presocráticos, aquellos filósofos entre quienes se sitúa el comienzo de
la filosofía, se caracterizaban por dejar, de alguna forma, a un lado la
explicación mitológica de la realidad, lo que hasta ahora se había venido
haciendo, por una explicación esta vez racional de la misma. Para designar a la
RAZÓN emplean el término griego logos que se traduce por “palabra”,
“pensamiento”, “discurso”, “estudio”, “tratado”, “ciencia”, “concepto”,
“inteligencia”… En definitiva, el logos es el principio de explicación racional de
las cosas, lo que las hace inteligibles, entendibles.
Por tanto, es cierto que cada vez la filosofía viene más caracterizada por
la explicación lógica, o racional, que por la mitológica. El mito responde al caos,
al desorden y desorganización con la que ocurren las cosas debido a la
arbitrariedad o capricho de los dioses; el logos responde al cosmos, al mundo
ordenado, entendible, a la necesidad y racionalidad que explica siempre de la
misma manera el proceder de las cosas.
Este logos o explicación racional lo emplean los presocráticos para dar
razón de todo aquello que les rodea y por lo cual se preocupan. La primera
preocupación de los filósofos, su primer tema de estudio, fue la naturaleza, que
en griego se designa con el término physis. Emplean dicho término para
referirse a la naturaleza cambiante, en continua transformación y dar una
explicación de la multiplicidad de cosas que hay en el mundo. Pero a la vez
buscan y se preocupan por encontrar un principio que dé explicación de estas
transformaciones y de esta multiplicidad. En griego el término que viene a
designar “principio” es el de argé o arjé (también arché). El arjé es el
principio del cual derivan todas las cosas, que las constituye. Para Tales de
Mileto era el agua, para Anaxímenes el aire, para Heráclito el fuego y para
Empédocles los cuatro elementos (aire, agua, fuego y tierra).
Podemos concluir este apartado diciendo finalmente que se señala que la
filosofía nace de la admiración, la curiosidad y la extrañeza, de la inquietud por
explicar y comprender aquello que nos rodea y a lo cual pretendemos dar una
explicación satisfactoria, racional. Nace, por tanto, del amor desinteresado a la
sabiduría, por el puro saber sin ninguna otra finalidad. La filosofía no tiene por
objeto ser útil al hombre en su vida de “negocio”, sino que se trata de una
TEXTOS 7 y 8.
deseo humano de descubrir y explicar el mundo que nos rodea, pero lejos de
demostraciones rigurosas.
Los griegos utilizaban para referirse al verdadero conocimiento el
término griego episteme, que suele traducirse como conocimiento científico,
pero no en el sentido actual de ciencia, como un saber especializado en un tema
en concreto y como vinculado a la idea y práctica de la experimentación. Los
griegos no distinguían entre ciencia y filosofía; para ellos estos términos eran
equivalentes.
La episteme, conocimiento científico o filosófico, era un saber
absolutamente necesario y profundo, porque penetraba hasta las causas y
fundamentos de las cosas; objetivo porque no dependía de la opinión o visión
particular sino de la naturaleza, de cómo eran las cosas, fiel a ellas; era
ilimitado, no se agotaba nunca; racional, explicativo y demostrativo.
Esta distinción entre el saber vulgar y el saber filosófico-científico se
asienta sobre la base de las capacidades humanas para el conocimiento. En
general, los primeros filósofos griegos –los Presocráticos- emplean los sentidos
y la razón para el conocimiento, aunque luego Platón relegue los sentidos a una
forma de conocimiento imperfecta, pues nos engañan al mostrarnos las cosas
como cambiantes. La razón, que unifica, que obtiene una comprensión de las
cosas a través de lo que hay en común, necesita que las cosas sean iguales, no
diferentes (porque de este modo se explican siempre de la misma forma, y eso es
lo coherente). En cambio, los sentidos, captan las cosas en su diversidad, nos
muestran la pluralidad. Los sentidos mediante la observación captan lo
variable, la diversidad, las apariencias, el cambio; la razón mediante la
comprensión e interpretación capta lo permanente, la unidad, la esencia
(aquello que hace que una cosa sea lo que es y no otra cosa).
Abarcando en la Historia el saber, podemos decir que desde el mundo
griego se abren dos grandes campos: el saber vulgar o doxa (que se mantendrá
en todas las épocas de la Historia) y el saber científico o filosófico, o episteme.
En la Edad Media se mantiene el saber vulgar y cobra especial relevancia
otro tipo de saber: el saber teológico, al que se subordinará el filosófico-
científico. El saber teológico responde a los conocimientos revelados por Dios a
los hombres mediante la fe o la creencia, basta con creer para conocer. Hay
tentativas por parte de la filosofía en esta época por mantener el conocimiento
epistémico, racional sobre el mundo y el ser humano, aunque es muy difícil su
defensa, estará enormemente vinculado al teológico.
Llegada la Modernidad (siglos XVI, XVII y XVIII), comienza a separarse
en el seno de la episteme ciencia y filosofía. Esto ocurre de la mano de los
científicos modernos (Galileo, Kepler, F. Bacon, Newton…). La filosofía seguirá
su curso interesándose por la totalidad de la realidad y no dando por agotado el
terreno que estudia, nunca concluye. En cambio, la incipiente ciencia se
caracterizará por la especialización y la experimentación: hay que situarse
TEXTO 9
racionalmente el punto de partida de cada saber, por qué tiene ese objeto, sus
planteamientos, sus conclusiones, etc. De este modo surge la llamada “Filosofía
de…”, dependiendo del campo concreto de investigación será “filosofía de la
ciencia”, “filosofía del derecho”, “filosofía del lenguaje”, “filosofía del arte”.
4. Interpretación de la Historia
sentido para nosotros. La parte de la filosofía que se dedica a este menester (la
interpretación) se denomina hermenéutica: nos permite encontrar y descifrar
el significado de las cosas y los acontecimientos, a la par que nos ayuda a
“comprender” nuestro pasado y nuestro presente. Interpretar no significa
“aceptar” sin más lo que hay; debe permitir la crítica del presente y la apertura
hacia el futuro.
5. Problemas prácticos
TEXTO 1:
"Por esta razón, la primera respuesta a nuestra pregunta <¿Qué es filosofía?> puede
sonar así: <La filosofía es una cosa... inevitable>... Pero, ¿tiene buen sentido plantearse
problema tan descomunal como es el filosófico? Si se empieza a hablar aquí de probabilidades
fuera menester declarar que el buen éxito del intento llamado filosofía es lo menos probable
del mundo. Parece una loca empresa. ¿Por qué intentarla? ¿Por qué no contentarse con vivir y
excusar el filosofar? Si no es probable el logro de su empeño, la filosofía no sirve de nada, no
hay necesidad de ella. Perfectamente; mas, por lo pronto, es un hecho que hay hombres para
quienes lo superfluo es necesario... La filosofía no brota por razón de utilidad, pero tampoco
por sinrazón de capricho. Es constitutivamente necesaria al intelecto... Mas, ¿por qué ese
afán? ¿Por qué no contentarnos con lo que sin filosofar hallamos en el mundo, con lo que ya es
y está ahí patente ante nosotros? Por esta sencilla razón: todo lo que es y está ahí, cuanto nos
es dado, presente, patente, es por su esencia mero trozo, pedazo, fragmento, muñón. Y no
podemos verlo sin prever y echar de menos la porción que falta..."
ORTEGA Y GASSET, J.: ¿Qué es filosofía?
TEXTO 2:
"La filosofía es la mera idea de una ciencia posible que no está dada en concreto en
ningún lugar, pero a la que trata de aproximarse por diversos caminos (...). Mientras esa meta
no haya sido alcanzada, no es posible aprender filosofía, pues, ¿dónde está, quién la posee y
en qué podemos reconocerla? Sólo se puede aprender a filosofar, es decir, a ejercitar el
talento de la razón siguiendo sus principios generales en ciertos ensayos existentes, pero
siempre salvando el derecho de la razón a examinar esos principios en sus propias fuentes y
refrendarlos o rechazarlos."
KANT, I.: Crítica de la razón pura
TEXTO 3:
"Tras quedar admirado León del talento y elocuencia de Pitágoras, le preguntó en qué arte
confiaba más, a lo que éste replicó que no conocía arte alguno, sino que era filósofo. Asombrado
León por la novedad de la denominación, le preguntó quiénes eran los filósofos y en qué se
diferenciaban de los demás. Pitágoras le respondió que la vida de los hombres se parece a un
festival celebrado con los mejores juegos de toda Grecia, para el cual algunos ejercitaban sus
cuerpos para aspirar a la gloria y a la distinción de una corona, y otros eran atraídos por el
provecho y lucro en comprar o vender, mientras que otros, no buscaban el aplauso ni el lucro, sino
que acudían para ver y observar cuidadosamente qué se hacía y de qué modo. Así también
nosotros, como si hubiéramos llegado a un festival célebre desde otra ciudad venimos a esta vida
desde otra vida y natura; algunos para servir a la gloria, otros a las riquezas; pocos son los que,
teniendo a todas las demás cosas en nada, examinan cuidadosamente a la naturaleza de las cosas.
Y éstos se llamaron amantes de la sabiduría, o sea, filósofos, y así como los nobles van (a los juegos)
a mirar sin adquirir nada para sí, así en la vida la contemplación y el conocimiento de las cosas con
empeño sobrepasa en mucho a todo lo demás. En realidad, Pitágoras no fue el mero inventor del
nombre, sino el que amplió el campo de las cosas mismas."
HERÁCLITO: Pont., fr.88 wcic., Tusc V,3,8-10.
TEXTO 4:
"El Amor es hijo de Penía (la Pobreza) y de Poros (el Recurso), y se encuentra en la
situación siguiente: en primer lugar es siempre pobre, y está muy lejos de ser delicado y bello,
(...). Mas por otra parte, según la condición de su padre, (...) es valeroso, intrépido y diligente;
cazador temible que siempre urde alguna trama; es apasionado por la sabiduría y fértil en
recursos; amante de la filosofía a lo largo de toda su vida y es un charlatán terrible, un
embelesador y un sofista (...). No es pobre jamás el Amor, ni tampoco rico. Se encuentra en el
término medio entre la sabiduría y la ignorancia. Pues he aquí lo que sucede: ninguno de los
dioses filosofa ni desea hacerse sabio, porque ya lo es, ni filosofa aquel que es sabio. Pero, a su
vez, los ignorantes ni filosofan ni desean hacerse sabios, pues en esto estriba el mal de la
ignorancia: en no ser ni noble ni bueno, ni sabio, y tener la ilusión de serlo en grado suficiente
(...). Sólo filosofan los intermedios entre unos y otros, entre los cuales también está el Amor.
Pues es la sabiduría una de las cosas más bellas, y el Amor es siempre amor de lo bello, de
suerte que es necesario que el Amor sea filósofo, y, por ser filósofo, algo intermedio entre el
sabio y el ignorante. Y la causa de estas tendencias ingénitas en él es su origen, pues es hijo de
un padre sabio y rico en recursos, y de una madre que no es sabia y carece de ellos."
PLATÓN: El Banquete
TEXTO 5:
"Se cuenta de Tales que, absorto en la astronomía y mientras contemplaba el cielo,
cayó en un pozo y que una criada tracia muy graciosa se burló de él, diciéndole que quería
saber lo que pasaba en el cielo y no veía lo que estaba delante de sus pies. Esta burla puede
aplicarse a todos los que emplean su vida en filosofar. En efecto, un filósofo no sólo no sabe lo
que hace su vecino, sino que además ignora casi si es un hombre u otro tipo de animal. En
cambio, investiga y se esfuerza en descubrir qué es el hombre, y qué caracteres distinguen su
naturaleza de las demás por la acción y la pasión."
PLATÓN: Teeteto
TEXTO 6:
“Un filósofo es alguien que constantemente vive, ve, oye, sospecha, espera, sueña
cosas extraordinarias; alguien al que sus propios pensamientos lo golpean como desde fuera
(...); parece un hombre fatal, rodeado siempre de acontecimientos inquietantes. Un filósofo:
ay, un ser que con frecuencia huye de sí mismo, que con frecuencia tiene miedo de sí –pero
que es demasiado curioso para no volver a sí una y otra vez-.”
NIETZSCHE, F.: Humano, demasiado humano
TEXTO 7:
“La filosofía nace de nuestro asombro por la existencia del mundo y de nuestra propia
existencia, que se imponen a nuestro entendimiento como un enigma cuya solución no ha
dejado nunca de preocupar a la humanidad.”
SCHOPENHAUER, A.: El mundo como voluntad y representación
TEXTO 8:
“Lo que en un comienzo lanzó a los hombres a la reflexión filosófica fue la admiración;
al principio, admirados por los fenómenos más comunes; luego, avanzando poco a poco y
planteándose problemas mayores intentaron explicarse los cambios de la luna y los relativos al
sol y a las estrellas, finalmente la formación del universo...
TEXTO 9:
"Cúmplenos decir, ante todo, que la filosofía se acuesta más a la poesía que a la
ciencia. Cuantos sistemas filosóficos se han fraguado como suprema concinación de los
resultados finales de las ciencias particulares, en un periodo cualquiera, han tenido mucho
menos consistencia y menos vida que aquellos otros que representaban el anhelo integral del
espíritu de su autor.
Y es que las ciencias, importándonos tanto y siendo indispensables para nuestras vidas
y nuestro pensamiento, nos son, en cierto sentido, más extrañas que la filosofía. Cumplen un
fin más objetivo, es decir, más fuera de nosotros...
La filosofía responde a la necesidad de formarnos una concepción unitaria y total del
mundo y de la vida, y como consecuencia de esa concepción, un sentimiento que engendre
una actitud íntima y hasta una acción. Pero resulta que ese sentimiento, en vez de ser
consecuencia de aquella concepción, es causa de ella. Nuestra filosofía, esto es, nuestro modo
de comprender o de no comprender el mundo y la vida, brota de nuestro sentimiento respecto
a la vida misma. Y ésta, como todo lo afectivo, tiene raíces subconscientes, inconscientes tal
vez."
UNAMUNO, M.: Del sentimiento trágico de la vida
TEXTO 10:
TEXTO 11:
“La filosofía debe ser estudiada no por las respuestas concretas a los problemas que
plantea (...), sino más bien por el valor de los problemas mismos; porque estos problemas
amplían nuestra concepción de lo posible, enriquecen nuestra imaginación intelectual y
disminuyen la seguridad dogmática que cierra el espíritu a la investigación; pero, ante todo,
porque por la grandeza del Universo que la filosofía contempla, el espíritu se hace a su vez
grande, y llega a ser capaz de la unión con el Universo que constituye su supremo bien.”
RUSSELL, B.: Los problemas de la filosofía
TEXTO 12:
"Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya
que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia,
que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para
<entristecer>. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve
para detestar la estupidez, hace de ésta una cosa vergonzosa. Sólo tiene este uso: denunciar la
bajeza del pensamiento en todas sus formas.
¿Existe alguna disciplina, fuera de la filosofía, que se proponga la crítica de todas las
mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Denunciar todas las ficciones sin las que las
fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta mezcla de bajeza y
estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las víctimas y de los autores. En fin,
hacer del pensamiento algo agresivo, activo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir,
hombres que no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral o la
religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento.
Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quién, a excepción de la filosofía, se interesa por
todo esto? La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de
desmixtificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a proclamar el fracaso de la filosofía.
Por muy grandes que sean la estupidez y la bajeza, serían aún mayores si no subsistiera un
poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que querrían, que
respectivamente les prohíbe, aunque sólo sea por el qué dirán, ser todo lo estúpida y lo baja
que cada una por su cuenta desearía. No les son permitidos ciertos excesos, pero, ¿quién,
excepto la filosofía, se los prohíbe? ¿Quién les obliga a enmascararse, a adoptar aires nobles e
inteligentes, aires de pensador?
Ciertamente existe una mixtificación específicamente filosófica; la imagen dogmática
del pensamiento y la caricatura de la crítica lo demuestran. Pero la mixtificación de la filosofía
empieza a partir del momento en que ésta renuncia a su papel desmixtificador, y tiene en
cuenta los poderes establecidos: cuando renuncia a detestar la estupidez, a denunciar la
bajeza. Es cierto, dice Nietzsche, que actualmente los filósofos se han convertido en
<cometas>. Pero desde Lucrecio hasta los filósofos del siglo XVIII debemos observar estos
cometas, seguirlos todo lo posible, hallar su camino fantástico. Los filósofos-cometas supieron
hacer del pluralismo un arte de pensar, un arte crítico."
DELEUZE, G.: Nietzsche y la filosofía