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Un nueve de agosto, hace diez años, un estudiante de maestría del Programa Graduado de
Historia defendía su tesis titulada “Lucha, sobrevivencia y estabilización de la Iglesia Católica en Puerto
Rico ante la invasión de los Estados Unidos de América, 1898-1921”. Su rigurosa investigación sobre
historia eclesiástica estuvo bajo la dirección del doctor Manuel Alvarado Morales (QEPD), un querido
En la noche de hoy, celebramos la publicación de un libro producto de ese escrito inicial. Con el
pasar de los años, como el mismo Gerardo establece, la tesis fue “revisada, ampliada y corregida”. (p.
25). De eso, Gerardo, no me cabe duda. No obstante habría que añadir, para el beneficio de este
oficio de historiar. En este caso se relacionan con la liturgia, el derecho canónico y el latín. A partir de
los mismos te diste a la tarea de fortalecer el escrito y colaborar con otros investigadores al ofrecer el
diseño de una cartografía que indica la cantidad de archivos que visitaste, fuentes primarias que
identificaste y otros múltiples documentos analizados que son parte integral de este revestido producto
académico.
Mas, ¿de qué trata este libro?, ¿qué es lo novedoso del mismo?, ¿cual es su aportación a la
historiografía puertorriqueña y a la eclesiástica? No creo que haya mucha dificultad en contestar estas
estadounidense de 1898. Su cuestionamiento principal se dirige a debatir la idea que sustentan varios
autores (no todos los que han escrito sobre el tema) que la Iglesia local asumió esa americanización ante
las políticas impuestas por la Santa Sede y el nuevo régimen colonial. Frente a estas posturas, el autor
La periodización de este estudio concluye en 1921 debido a que Gerardo considera que el
proceso para alcanzar la estabilización por el que atravesó la Iglesia frente a las políticas adversas que
1. Que la Iglesia Católica en Puerto Rico acarreaba una crisis interna institucional desde el
último tercio del siglo XIX que se agravò con el cambio de soberanía de 1898. El respaldo
Católica.
2. Que entre 1898 y 1921, y cito, “Roma protegió el carácter hispanoamericano de la Iglesia
América Latina celebrado en Roma en 1899, para las diócesis latinoamericanas…”. (p. 26)
3. Esta política fue necesariamente acompañada por la fidelidad que tuvo que prestar la
Iglesia local al nuevo gobierno así como por la necesidad de insertarse en su sistema
educativo. Esto último, porque no podía quedar al margen de ese modelo pedagógico para
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Entre ellos Elisa Julián de Nueves, Samuel Silva Gotay, Luis Pío Sánchez Longo, Dennis Berry.
A esos efectos, Gerardo comienza su recorrido ubicándonos en ese interesante y retante
último tercio del siglo XIX puertorriqueño como un período de continuidad necesario para sustentar
parte de su argumentación central. En el primer capítulo, “La Iglesia Católica ante el Decreto de Libertad
de Culto de 1869 y en las postrimerías del siglo XIX en Puerto Rico”, explora varios acontecimientos y
procesos orientados por las corrientes del liberalismo ubicados en esa época. Explica lo que estos
representaron en términos de los tambaleos, los cuestionamientos y la crisis que enfrentaron las
Una medida vital fue la legitimación de las corrientes heterodoxas a partir de 1869, con la
aprobación del Decreto de Libertad de Culto. El anticlericalismo con sus ideas asociadas a la
modernidad y el progreso contrarias a los rígidos dogmas eclesiásticos tuvo su impacto en Puerto Rico.
Tanto la expansión inicial del protestantismo, la fuerza del espiritismo, la acogida de la masonería por
se asumen en esa época por diversos sectores poblacionales. Ese proceso secularizante converge en un
Puerto Rico en donde, como establece Gerardo, parte de la élite educada “asumía esas doctrinas
contrarias a la fe” mientras que el pueblo, en términos amplios, estaba alejado de las doctrinas de la fe
amancebamientos, la notable ausencia de sacerdotes y la falta de una evangelización propia que llegara
Ante la situación, Gerardo incorpora y explica tres estrategias que adoptó la Iglesia para lidiar
con esta compleja situación. Estas fueron las misiones, las asociaciones religiosas y la distribución de
publicaciones educativas.
En el caso de las misiones, diseñadas para combatir las afiliaciones heterodoxas y las conductas
de los habitantes que se daban al margen de los preceptos católicos, Gerardo explica sus ejecutorias
entre 1859 y 1871, y luego introduce Tablas que descubren las fechas posteriores y los lugares en que se
celebraron confesiones, comuniones y matrimonios. No se le escapan, las limitaciones por las que
atravesaron las misiones en esa época, entre otros factores, por la ausencia de parroquias donde la
población las necesitaba y porque los sacerdotes no daban abasto para atender a los habitantes.
Igualmente, incorpora en ese último tercio del siglo XIX el papel de las asociaciones religiosas
que existían. Especialmente, resalto su descripción sobre “Las Hijas de María” ya que además de
dedicarse a catequizar se establecieron en todas las parroquias de la Isla y permitían que participaran
niñas desde que hacían la Primera Comunión. Además, contaban con bibliotecas, que a mi parecer
podemos identificar la prensa católica de esos tiempos como una forma de propagación de la fe (aunque
debemos recordar el alto porcentaje de analfabetas en la población). La misma, indica Gerardo, “cobró
auge a partir de 1880”, cuando se difunde la prensa anticatólica y sus consabidos ataques. (p. 68)
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En el Capítulo II, nos adentramos a un recorrido histórico necesario que nos transporta hacia los
retos, hostilidades, contratiempos y prejuicios que enfrentaron la Iglesia Católica y sus seguidores
Caracterizada esa historia por las hondas raíces protestantes desde los comienzos de la emigración a
este nuevo territorio, el Capítulo, “Estados Unidos de América y su ambiente religioso” propone una
contextualización necesaria sobre las complejidades de ese estado religioso histórico. De esa forma,
podemos entender el ambiente y las dificultades que permearon a partir de la invasión de 1898 para el
culto que proclamaba Estados Unidos por un lado, mientras por otro, era evidente su intento por
“protestantizar” el país.
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Un análisis de “La política de Estados Unidos de América hacia la Iglesia Católica en Puerto Rico”
a partir de 1898, tema del Tercer Capítulo, es fundamental para el desarrollo de la argumentación del
escrito en cuanto a cómo las medidas de americanización que implantó el gobierno afectaron
directamente a la Iglesia Católica en múltiples direcciones. Este proceso no se puede desligar del
y predestinación Divina. Puerto Rico sería parte de esa misión “civilizadora” que Estados Unidos asumía
Gerardo reconoce que la americanización tenía como una meta obvia, y cito, “sustituir todas
(p. 104) La rígida interpretaciòn historiográfica que caracterizò los primeros estudios sobre este tema,
aspectos fundamentales que no se pueden evadir y que Gerardo menciona. Algunos de ellos fueron las
mejoras en los campos de la salud, de la educación, las comunicaciones, la infraestructura, etc. Mas si
bien es cierto que esa modernización favorecería a las nuevas empresas y a la expansión militar como
establece Gerardo, las mismas, simultáneamente, favorecían a los habitantes de la Isla en aspectos
Ante el cambio de régimen, fueron varios los aspectos en detrimento de los preceptos
prevalecientes a partir de la relación entre España y la Iglesia Católica. Por un lado, se legitimó la
separación de la Iglesia y el Estado, y por ende, se estableció la implantación definitiva del matrimonio
compuesto por diversas Iglesias. El espiritismo impactaba a sectores poblacionales con la doctrina de
Allan Kardec y la creación de la Federación de los Espiritistas de 1903. La masonería empleaba sus
estrategias combativas contra las doctrinas de la Iglesia Católica, a pesar de que entre sus miembros
había católicos. (p. 121) El librepensamiento igualmente, ejercía sus expresiones anticatólicas amparado
por la Ley para el Ejercicio del Derecho de Asociación. A esos efectos, el autor explica y desarrolla cómo
Otra de las medidas que tomó el gobierno estadounidense fue eliminar la mayoría de los días
festivos religiosos. Además, la eliminación del sostenimiento económico a la Iglesia, lo cual implicaba
su “estrangulación”, así como el fin de la enseñanza religiosa en las escuelas, le añadió problemas
sociales y económicos de gran magnitud. No podemos obviar el novedoso recuento de lo que Gerardo
considera “una nueva teoría” relacionada al atraso judicial con los pleitos de expropiación de edificios
religiosos en los que participó la Iglesia Católica. Con una duración de diez años de disputas entre las
partes en cuanto a esas propiedades, o sea, desde 1898 hasta 1908, Gerardo documenta que si Estados
Unidos hubiese atendido esos reclamos desde un principio, su imagen no se hubiese afectado como lo
hizo. Además, al insertarse en esa disputa la Iglesia perdió valioso tiempo de su misión evangelizadora
que favoreció el avance protestante. Peor aún, y como establece Gerardo, “cayó en un estado de
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Para seguir este trayecto histórico, el Capítulo IV del libro aborda “El clero y las comunidades
religiosas ante la invasión de Estados Unidos de América”. Considero este capítulo como uno esencial
para entender cómo se agravaron los problemas de recursos humanos religiosos cuando ya habíamos
visto la escasez de sacerdotes que se confrontaba en el siglo XIX. Ahora, explica Gerardo ocurriría un
“éxodo masivo” (p. 148). El cambio de régimen creaba una incertidumbre que se agravó con la crisis
económica que vimos en el capítulo anterior, el amor a la patria España, los ataques de las partidas
sediciosas y las calumnias que enfrentaron algunos sacerdotes. La violencia era evidente cuando señala
cómo el clero y algunas de sus propiedades fueron atacados por las partidas. Entre las comunidades
que emigraron figuran los agustinos, los escolapios y los redentoristas. A lo anterior hay que añadirle,
las enfermedades y las “apostasías”. Esto último significa el abandono del sacerdocio para ingresar en
ocasiones al protestantismo, al espiritismo o a la opción del matrimonio. Todos estos factores ayudan
Esa sección es sumamente reveladora e interesante. Incluso se reseña el caso de una Hija de la
Caridad que también decide renunciar para contraer matrimonio civil. Me parece, aunque Gerardo no
lo interpreta de esa forma, que el cambio de soberanía también representó para muchos de estos
sacerdotes una escapatoria a una profesión con la cual no estaban comprometidos. Aunque estas
al descubierto el compromiso ante las adversidades de unos miembros eclesiásticos comprometidos con
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La “Política de la Santa Sede hacia la Iglesia Católica en Puerto Rico” en la coyuntura del 1898 es
motivo del Capítulo V. Gerardo nos explica detalles de la diplomacia y la jerarquía institucional de la
Iglesia. Recurre a describir los decretos que se aprueban relacionados con las posturas ante el cambio
de soberanía, las leyes canónicas, los procedimientos eclesiásticos y las liturgias. Este capítulo aborda
preliminarmente los nombramientos del Obispo Blenk entre 1899 y 1906 y el del Monseñor Jones, entre
1907 y 1921. El mismo es una antesala a sus desempeños objeto de los Capítulo VI y VII.
salvaguardó “el perfil hispanoamericano” de la Iglesia Católica establecida en la Isla. Aunque la Iglesia
ratifica su lealtad hacia el nuevo gobierno estadounidense como estrategia política, esto no implicó la
renuncia a su trayectoria hispanoamericana. Considera el autor que la labor de Blenk en cuanto a esa
adaptación inicial al nuevo sistema colonial fue una de envergadura aunque su obra quedó inconclusa al
En el caso del nombrado Obispo Jones, “un fiel creyente de los valores democráticos
estadounidenses”, (p. 211) Gerardo contradice la postura de algunos historiadores (Samuel Silva Gotay,
Jaime R. Vidal y Pío Sánchez Longo) en el sentido de que él americanizó la Iglesia. Este tipo de asunto no
se puede simplificar. Su argumento prueba cómo el Papa Pío X, le prohibió la implantación de una
agenda americanizante y lo orientó a asumir posturas neutrales en discusiones políticas. (p. 212) En el
transcurso de su discusión, Gerardo desarrolla algunas posturas de Jones, como el apoyo al voto
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católica, para frenar el avance de las corrientes heterodoxas y para atraer a los feligreses se
fortalecieron en cierta medida durante la breve incumbencia de obispo James H. Blenk, S.M., (1899-
1906). Este proceso es motivo de un riguroso análisis en el Capítulo VI al cual se le suma la fundación de
escuelas católicas, (con sus altas y sus bajas), a la que recurrió la Iglesia.
católica y su evangelización estaban en un franco deterioro a la llegada del Obispo. Esto no se debía
exclusivamente al avance de las corrientes heterodoxas y a los graves efectos del Huracán San Ciriaco
en 1899. Respondía también al notable éxodo de sacerdotes católicos lo cual representaba una escasez
Gerardo comienza construyendo otras Tablas (con la documentación y las contradicciones que
encuentra) que nos indican y revelan el pueblo en donde se celebra la misión y el monto de
demuestran el esfuerzo de algunos padres paúles, y luego los capuchinos y jesuitas, en lo que se refiere
a estas celebraciones católicas. En el próximo capítulo, continuará con la exposición de este tipo de
Eclesiástico de la Diócesis de Puerto Rico, fundar el semanario El Ideal Católico, “primer órgano religioso
de laicos” (p. 279), crear el Círculo Católico de Ponce y construir un cementerio. Siguiendo la
inspiración de esta asociación, Monseñor Blenk, fundó la Asociación Diocesana de Damas y decidió que
se creara una fundación similar en cada una de las parroquias. Asimismo, Blenk trató de estimular la
difusión de la prensa católica, lo cual demuestra y deja al descubierto las tensiones que enfrentaban los
enseñanza religiosa en las escuelas. Gerardo hace mención de las escuelas, unas 16, que fueron
extendiendo sus servicios en esa época tanto de forma gratuita como privada.
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Tras la partida de Blenk y con la llegada del Obispo William A Jones a Puerto Rico, entre 1907 y
1921, las estrategias de la Iglesia Católica durante su incumbencia, son motivo del muy interesante
principalmente por los padres paúles y los capuchinos. Al respecto, concluye que las mismas generaron
tanto frutos espirituales como materiales (como la construcción de capillas.) (p. 301)
Las asociaciones bajo la incumbencia de Jones fueron de “tipo dogmático y de índole social”. (p.
307) Las dogmáticas giraban alrededor de la Virgen María y de la Eucaristía (304) y las sociales,
interesantemente pretendían “captar la atención de los hombres” para desviar sus afiliaciones a
organizaciones como los masones. Un ejemplo fue el de Los Caballeros de Colón, que también
compartía rituales secretos. Otros, fueron la Pía Unión de San Antonio y la Acción Católica de Ponce.
Gerardo caracteriza esta última como “un frente de batalla contra los masones, espiritistas y,
particularmente, contra el Club de Librepensadores de Ponce y la prensa La Conciencia Libre”. (p. 307)
En cuanto se refiere a la prensa católica, cuyos principios se establecen en 1899 p. 35, Gerardo
opina que la misma se fortaleció y se diversificó con el Monseñor Jones. Además de analizarla, en el
Apéndice II nos detalla tanto los nombres de esa prensa católica como los de la protestante, así como
La fundación de las escuelas católicas bajo la incumbencia del Obispo Jones, merece una
inauguración de la Academia San Agustín en 1920 (hoy Colegio San José), el autor va mencionando la
creación y composición de cada una de las escuelas, así como las vicisitudes económicas y sociales que
limitaron su desarrollo.
fundación de la diócesis de San Juan de 1908; la cual finalmente aconteció en 1913. Expone, que en
dicha festividad se aglutinaron públicamente católicos que dieron fe de su adhesión a la Iglesia desde
Cuando nos acercamos al Capítulo VIII, el cual Gerardo nombra como el “Surgimiento, origen y
desarrollo de los Hermanos Cheo”, (también conocidos como Congregación de San Juan Evangelista),
nos trasladamos al ámbito de la cultura popular, de la relegada ruralía, de una nueva prédica católica
que se va configurando, difundiendo y va creando las consabidas conflictividades; entre ellas, tildar al
En este Capítulo, el cual su desarrollo considero puede ser motivo de otro libro, se incorpora el
los detalles de cómo operaban sus misiones, cómo vestían y desarrollaban sus prédicas. Entre sus
prácticas, mantenían las costumbres católicas de rezar el rosario, predicar, preparar altares y capillas
para desarrollar sus rituales. (p. 343) Era de esperarse que en la narración final del escrito se exponga
por un lado, la alarma del clero católico ante el movimiento popular y su arraigo rural; y por otro, el
apoyo a los Cheos, que le propiciaron sectores, como los frailes capuchinos, por generar frutos
Como particularidad del movimiento, los miembros del grupo creían que eran asistidos o
favorecidos en su prédica por algún santo, como San Agustín, San Gabriel o San Juan Evangelista. Un
aspecto muy interesante, es la identificación de mujeres pioneras en la prédica de los Cheos como:
tarea de profundizar tanto en la identidad de “Vuestra Madre” así como en las posturas de la Iglesia
frente a este movimiento laico el que finalmente recomiendan se convierta en una asociación bajo San
sectores civiles, como algunos hacendados, “periodistas, corresponsales y personas particulares” que
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Reflexión
La lectura de este libro, de esta sólida investigación, satisface muchas curiosidades, rectifica
algunas propuestas históricas y sobre todo, levanta interrogantes que los lectores interesados pueden
eclesiástica, Gerardo ofrece varias pistas en su Introducción sobre temas con posibilidades para
A lo largo del libro fue evidente el embate de la secularización y del protestantismo en sus
múltiples facetas y las respuestas de la Iglesia Católica para afrontar una nueva realidad. Asimismo, nos
enfrentamos a una sociedad cambiante a partir de 1898 que desarrolla diferentes estrategias para
poder insertarse de alguna forma en las nuevas políticas sin necesariamente ceder sus formaciones e
identidad cultural. Los aspectos del cambio afectaron la Iglesia, pero a la vez, provocaron que las
autoridades repensaran sus posturas luego de siglos protegidos por el gobierno hispánico lo cual no
A partir del 1898 se enfrentó a una época de prueba para aunar a la feligresía. Igualmente, la
Iglesia enfrentó un proceso de redefinición por aquellos que decidieron alejarse y unirse a otras
corrientes religiosas protegidos por las nuevas leyes del gobierno estadounidense.
Hay temas que aunque se abordan en este libro serían también motivo de más desarrollo en
otras obras y ensayos como el de la apostasía y la participación femenina católica en los procesos de
evangelización. Es imposible explorar de una vez todo lo que aparece. La exposición inicial de esos
temas también representa un legado historiográfico. Es abrir puertas a otras discusiones, a otras
explique y documente por qué razones no lo estamos. De eso se trata la academia. Gerardo lo ha
27 de agosto de 2014