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R. SCHNACKENBURG
Por:
Efraín Huanca
INTRODUCCIÓN
El teólogo Rudolf Schnacknburg que ahora nos ocupa es “quizás” como dice el
Papa Benedicto en su libro Jesús de Nazaret uno de los más importante exégetas del
siglo XX en lo que al habla alemana se refiere. Tal figura, requiere de muchas
herramientas para poder acceder a la profundidad de sus ideas. El autor se propone
estudiar las exigencias morales de Jesús y cómo estas repercuten en los discípulos y
primeras comunidades.
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PRIMERA PARTE
LAS EXIGENCIAS MORALES DE JESÚS
Será necesaria la conversión de corazón, una actitud interior antes que externa;
una actitud total que se debe expresar en las obras de amor y ayuda al necesitado. Una
autentica conversión será cuando el hombre se considera como un niño frente a Dios
abandonando todo tipo de pretensiones. Es decir, todos los oyentes, toda la humanidad.
El anuncio de Jesús requiere una respuesta pronta y permanente que se puede expresar
en dos palabras “convertíos y bautizaos”.
Jesús exige la fe, no del tipo milagrera sino una actitud del espíritu. Se trata de
confianza en Jesús y en Dios evitando caer en aquella que es puramente emocional y
pone toda su fuerza en la razón. En definitiva la fe es reconocida como una gracia que
se debe de pedir y hacer crecer como lo atestiguan los diálogos que tienen con sus
discípulos en los momentos de prueba. Después de la resurrección la fe será aun más
necesaria y estará unida a la conversión, condición para comenzar a ver la luz y empezar
por medio del bautismo a ser hijo de la luz.
Jesús es judío, llamado a cumplir la ley, como maestro, nos presenta su doctrina
en el Sermón de la Montaña que no dista de ser una amplia compilación de sentencias,
pensamientos y exhortaciones. No busca abolir la ley judía sino descubrir la voluntad
divina, dándole así una pureza que había menguado por la práctica de los hombres, para
Él los preceptos morales estarán siempre por encima de los culturales y rituales. De
este modo, Jesús libera a los hombres del peso de los preceptos y prohibiciones que se
habían formado alrededor de la ley de Moisés. Quiere Jesús dar a la voluntad de Dios el
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total sometimiento de los hombres y todo lo que impidiese el camino hacia este ejercicio
debe purificado.
Para la religión este precepto implica que la comunión con Dios no se alcanza
con una contemplación estática sino con la manifestación en obras, especialmente
concretados en el amor a los hermanos. La moral a su vez, queda enriquecida con la
simplificación y la interiorización del amor al prójimo fundamentado en el amor a Dios,
se supera de este modo el amor “eros” y por medio de la gracia se nos concede llegar al
amor ágape.
Existe la necesidad de poner nuestra vida terrena acorde a las exigencias de los
gobernantes temporales de este mundo, no será necesario pretender el poder. Una
actitud correcta del discípulo será la de anteponer siempre la autoridad de Dios no
dejando desviarse por nadie de este mundo. La pobreza es presentada como sinónimo
de libertad de seguimiento, como requisito para dedicarse a Dios y condición para una
entrega total a Él.
Jesús además reconoce la voluntad originaria de Dios para los esposos “ser la
fuente y el medio vital de una santa y feliz vida familiar, en que ambos esposos y sus hijos
sirvan a Dios con idéntica dignidad y en amor recíproco” superando todo menosprecio y
desvinculación de la vida conyugal y familiar del centro de la vida religiosa.
Otro intento es el de “imitación”, debemos amar a los enemigos porque Dios ama
y no deja a ninguno fuera de su inmenso amor, sólo así podemos imitar a Dios. El mismo
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Jesús con su vida imita el amor del Padre a los enemigos y se presenta a su vez Él mismo
como modelo a imitar. De este modo Dios ya no es una majestad incomprensible con
aterradoras exigencias sino “Aquel que está sobre todos los valores dignos de amor y cuyo
amor debe ser imitado por todos los creyente en Cristo” (Pág. 138).
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SEGUNDA PARTE
LA DOCTRINA MORAL DE LA IGLESIA PRIMITIVA EN GENERAL.
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3. Nuevas directrices y decisiones.
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TERCERA PARTE
LA DOCTRINA MORAL DE LA IGLESIA PRIMITVA EN SUS REPRESENTANTE MAS
DESTACADOS
1. San Pablo
Para San Pablo la salvación es obra de Dios y llega por medio de la gracia. El
hombre tiene ante él una invitación que puede responder por medio del bautismo que
lo vincula con un nuevo Señor. Así las motivaciones morales llegan por medio de la fe
y la elección. Tiene en su predicación una constante perspectiva escatológica y los
dones recibidos que obligan a cumplir lo que es debido.
2. San Juan
La teología de San Juan se centra en la Cristología. Expresa con sus textos una
imagen de Cristo, su gloria de ser revelador y salvador escatológico, por quien se puede
encontrar un verdadero conocimiento de Dios de mundo. Todo lo que existe ha sido
creado por Dios a través del logos. La misión de Jesús es una obra de amor, que supera
todo obstáculo. La fe del cristiano debe llevar a aceptar la voluntad de Dios y la única
obra exigida por él es creer en Él, a quien envío y acreditó. Guardando fielmente sus
palabras y los mandamientos, condensados en la imitación del amor mutuo y a la
permanencia en su amor.
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Vemos que en la fe en Jesús el mesías e Hijo de Dios, es el único medio y camino
posible para alcanzar la vida y el amor como fruto de la unión con Cristo en la fe. Pero
todo esto implica algunas exigencias como la conversión y la imitación de Jesús,
llevando esta unión hasta las últimas consecuencias, como los es el sufrimiento y el
martirio. Hace una constante llamada a la fe y el amor, en ellos se contiene todo lo que
Dios pide para sus hijos en este mundo. San Juan hace presente el amor fraterno,
dándole así una marca especial a su moral. El seguir a Jesús implica el ejemplo y deber.
Todo hombre está invitado a ser parte de la salvación ofrecida por Dios, en su
caso contrario será objeto de la ira de Dios. Cristo es el único camino, portador de la
salvación, y esta respuesta es personal. La unión del individuó a la comunidad de los
santos es una disposición de Dios, para que juntos caminen a la salvación. La Iglesia no
se excluye del mundo sino que se separa de él. La Iglesia lucha en el mundo en cada uno
de sus miembros, así la comunidad de los hermanos en la fe, en la Iglesia protegida y
amparada por el Espíritu Santo, alcanza cada uno su fuerza y situación de salvación.
3. Santiago.
Centra sus textos en la Ley, una concepción de la ley como algo sagrado, el vivir
la ley lleva al hombre al encuentro con Dios y eso lo lleva a la salvación en el amor al
prójimo como en la vida de todas las realidades que le rodea.
Las obras son el complemento de la fe, y ellas las perfeccionan la fe. Las obras
representan una fe viva en el cristiano. El amor y la misericordia deben de estar
presente en el hombre que cree, no solo una piedad o palabras dirigidas a Dios. Su
predicación no es para vivir un cristianismo cómodo sino que traza un camino uniendo
conocimiento (fe) y acción (amor), de la piedad a su acrisolamiento moral.
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deben de configurarse con la voluntad de Dios, ser santos como Él es santo. Así la meta
del cristiano, próxima y fundamental de la santificación es un sincero amor fraterno. La
esperanza tiene un papel importante, de ella brotan los impulsos morales y por la
resurrección de Cristo recibiremos la herencia incorruptible reservada en el cielo. El
cristiano ha de estar dispuesto al sufrimiento, se le pide mantener la obediencia y el
respeto a las autoridades, vale la pena sufrirlo por ser llamado cristiano.
Las siete cartas del Apocalipsis de San Juan; estas comunidades también vivían
momentos difíciles, de prueba, han visto ya correr la sangre de los mártires, por ello el
texto busca generar un nuevo ardor en la fe y animar para enfrentar el sufrimiento hasta
el mismo martirio. Las obras son el modo de medir la religiosidad de la comunidad. La
exhortación a la conversión esta en vista a la escatología, es el último tiempo antes del
a parusía. El apocalipsis es un libro abierto a toda la Iglesia, su contenido está abierto a
todos los creyentes y solo ellos podrán dar fruto del mensaje. Solo el creyente espera
con seguridad la venida del Reino de Dios que ha de venir. Y desde allí sacar las fuerzas
necesarias para enfrentar las dificultades del mundo y seguir a Cristo.
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CONCLUSIONES
Jesús no viene a abolir la Ley sino a darle plenitud nos dice la Sagrada Escritura;
esta enseñanza es el fundamento de la predicación de Jesús, el viene a levantar lo que
los hombres han hecho con la Ley, levantar lo que no dejaba comprender la Ley de su
Padre que está en el cielo. Se presenta Jesús como Hijo y los mismos discípulos y
testimonios lo recogen así; “realmente este era Hijo de Dios.”
“No sentíamos como ardía nuestro corazón cuando nos explicaba las escrituras”
y en este ambiente pascual se pude comprender mejor aún la recepción de las
comunidades y la tensión escatológica que los llevaba a la radicalidad de la vida
cristiana, esa misma que desde aquí dos mil años de distancia el mundo parece haber
perdido, el que lee con el mismo espíritu que los primeros cristianos los textos
evangélicos puede llegar sin lugar a dudas a esta realidad, a esta cercanía y exigencias
morales de las primeras comunidades del Nuevo Testamento.
No debemos olvidar que para una respuesta correcta es necesario pedir la luz
del Espíritu Santo que nos da la posibilidad de obrar con entera libertad, la libertad de
los Hijos de Dios.
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