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-Monografías-
wm
l imperialismo colonial es, sin
Arturo Colorado
Colección: Biblioteca Básica
Serie: Historia
E l reparto del m u n d o 4
1 El im perialism o en la Historia 6
2 El im perialism o co n tem p o rá n eo 10
4 L o s ca racteres de la colonización 34
5 L a carrera im perialista
(1 8 7 0 - 1 9 1 4 ) 42
6 L o s im perios coloniales 56
G losario x 93
Indice alfabético 94
Bibliografía 96
El reparto del mundo
En el últim o cu arto del siglo XIX, los países
e u ro p eo s se lanzaron a la co n qu ista del m u n
d o . L as principales p o ten cias, G ran B reta ñ a y
Francia a la cabeza, consiguieron construir im
perios intercon tinen tales.
Este fen ó m en o , d en om in ad o «im perialism o
co n tem p o rá n eo » , es un elem en to clave para
en ten d er el m undo de nuestro tiem p o.
L o s países industriales, n ecesitaban u na s a
lida h acia el exterior para dar ca u ce a sus p ro
d u ctos y a los capitales qu e se habían fo rm a
do en la P rim era R evolu ción Industrial y, al
m ism o tiem po, solucionar, gracias a la em igra
ción qu e ello traería co n sig o , el p roblem a del
e x ce d e n te de p oblación producido por el e x
traordinario au m en to d em ográfico del siglo.
Fu e una ép o ca repleta de cam bios en la cien
cia y en la técn ica, en las m entalid ad es, en las
con d icion es de vida, en la estrategia de las p o
ten cias qu e alcanzaban en to n ces una p ersp ec
tiva m undial. F u e tam bién una é p o ca qu e lla
m aba a los eu ro p eo s a la aven tu ra; los e x p lo
radores llegaron a tierras desconocidas — llenas
de le y e n d a s— del interior de Africa y de Asia,
cruzaron grandes ríos y desiertos, a scen d ien
do a las cordilleras y alcanzan d o los polos.
El im perialism o lo transform ó to d o, incorpo
ró a multitud de pu eblos a la órbita o ccid en tal,
destruyendo sus m entalidades, creen cias y for
m as de vida. T ras su p a so , el m undo será dis
tinto.
En 1 9 1 4 , m ás de la mitad de las tierras em er
gidas y el 6 5 por ciento de la población del pla
neta estaban bajo control eu ro p eo . Eu rop a d o
4 m inaba el m un d o.
5
El imperialismo en la Historia
¿Qué es el imperialismo? En sentido amplio, po
dríamos definirlo com o toda política encaminada
a unificar territorios y poblaciones bajo un mando
único. Analizando la historia desde esta perspecti
va de expansionismo territorial, nos encontram os
con diversos momentos de práctica imperialista. Es
tos períodos no son idénticos, sino que cada uno
de ellos tiene caracteres específicos:
El imperialismo esclavista, correspondiente a la
Antigüedad, fue llevado a su máximo exponente
por los romanos, aunque ya otras civilizaciones —la
egipcia o la mesopotám ica— lo habían practicado
anteriormente. En efecto, las conquistas romanas
de todo el mundo conocido tenían un doble obje
tivo: de un lado, los territorios sometidos proveían
Todavía a princi
pios del siglo XIX no
existía una concien
cia de conquista
continua de nuevos
territorios por parte
de las potencias
europeas; cuando
éstas se decidían a
actuar fuera de su
ámbito territorial,
se debía a razones
de preservación de
sus rutas comercia
les, como fue el
caso del bombar
deo de Argel por la
armada británica al
mando de lord Ex-
mouth en 1816, en
represalia por los
ataques de la pira-
8 tería berberisca.
continuada por españoles, franceses, ingleses y ho
landeses, que competían en la posesión de zonas Imperialismo
comerciales en América y Oceanía y en el control antiguo
de sus rutas.
El caso español fue una excepción, ya que, casi
desde el principio, se puede hablar de conquista
territorial en América. En efecto, en un primer mo
mento, Colón, creyendo que había llegado a Asia,
limitó sus objetivos a la creación de colonias com er
ciales; más tarde, al comprobar que no había sedas,
especias, ni nada con qué comerciar, los españoles
se lanzaron a la empresa de conquista y coloniza
ción sistemática de América, apareciendo com o
precedente del imperialismo contemporáneo.
A partir de 1 8 7 0 se produjo una serie de cam
bios en la política colonial europea que nos permi
te hablar de un nuevo imperialismo.
11
Definir y delimitar los conceptos de imperialis
Imperialismo mo y colonialismo no es una tarea fácil. Entre los
contemporáneo historiadores encontramos diversas posturas: para
unos, estos términos son prácticamente sinónimos
y muchos historiadores actuales prefieren hablar,
a! referirse a este período, de los imperios colonia
les, uniendo, por lo tanto, los dos vocablos en un
solo concepto.
Pero es necesario delimitar por separado estos
dos fenómenos —el imperialismo y el colonialis
m o— porque pueden darse unidos o separados en
la historia. Por ejemplo, hoy día, el imperialismo
sigue actuando y, sin embargo, ya no existen sino
simples vestigios del pasado mundo colonial.
El caso de Australia
es un claro ejemplo
de la capacidad co
lonizadora de las
grandes potencias.
Si en un principio la
Gran Bretaña se li
mitó a potenciar las
colonias fundadas
en el siglo xvin, ba
sándose en el desa
rrollo de la ganade
ría, en 1855, el des
cubrimiento de ya
cimientos auríferos
provocó una inmi
gración en masa.
En pocos años más
del 75 por ciento de
la población austra
liana era europea.
Bahía de Hobson,
12 Melbourne.
El imperialismo
Podríamos identificar el imperialismo contemporá Las bases
neo com o un fenóm eno complejo que tiene sus
precedentes en el viejo imperialismo mercantilista,
se desarrolla a partir de mediados del siglo XIX y
se extiende hasta la actualidad utilizando medios
diferentes de actuación. La palabra clave para en
tender el imperialismo es la dominación: las rela
ciones de dominio que las potencias desarrolladas
ejercen sobre los países y territorios menos desa El papel del capital
rrollados del mundo; estas relaciones de dominio es esencial para la
com prensión del
pueden alcanzar los procesos económ icos, políti imperialismo; una
cos, sociales e incluso culturales. acumulación exce
Pero nos queda aún un elemento esencial: el im siva de dinero que
perialismo contemporáneo tiene como base primor no encuentra salida
de inversión obliga
dial el capitalismo monopolista, que consiste en el al Estado a buscar
control del mercado por un número reducido de nuevos territorios
grandes empresas. Desde el inicio de la Revolución donde poder situar
lo. En la imagen.
Industrial, a mediados del siglo XVIII, el capitalis
Asamblea de accio
mo defendía la doctrina liberal de la libre com pe nistas en el Banco
tencia, donde las pequeñas y medianas empresas de Francia (1846).
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luchaban en el mercado según la oferta y la deman
Las bases da. Pero en el último tercio del siglo XIX, el capi
talismo fue abandonando el viejo liberalismo, las
empresas más importantes aumentaron de tam a
ño, acudiendo a capitales cada vez mayores y a pro
cesos de concentración (Holding, Troust, Konzern,
etc.), llegando a dominar el mercado y marginando
El desarrollo eco a las pequeñas y medianas empresas. El capitalis
nómico de la bur mo monopolista desempeñó un papel decisivo en
guesía tiende a la la vida económ ica y en la política colonial de los
concentración en
grandes empresas
gobiernos.
industriales o co En esta fase del capitalismo, la exportación de
merciales; satura capitales, com o alternativa o procedimiento com
dos sus propios plementario de la simple exportación de mercan
mercados, presio
nan a los gobiernos cías, se convierte en instrumento esencial del impe
a lanzarse a la rialismo. Mediante este sistema se crean economías
aventura colonial. sucursales de los monopolios en otros territorios.
En la imagen, edifi Al mismo tiempo, los monopolios se reparten el
cio de la Commer-
ciaI S t r e e t en mercado si ello entra en sus intereses, otras ve
Londres. ces luchan por la hegemonía, llegando a arrastrar
14
a los gobiernos a guerras imperialistas por el re
parto o redistribución del dominio del mundo. En Principales
muchos casos, es tal la fuerza de los monopolios características
que los intereses de éstos y de los Estados se con
funden, y así se explica la intervención directa y
dirigente de los gobiernos en la política expansio-
nista.
De todo ello podemos concluir que el imperia
lismo contemporáneo tiene unos rasgos específicos:
— Tiene su origen en el último cuarto del si
glo XIX y se extiende hasta nuestros días.
— Las potencias capitalistas desarrolladas ejer
cen su dominio sobre los territorios menos desa
rrollados del mundo. Esta nave de una
fábrica textil en Or-
— Responde a los intereses del capitalismo leans (1874) es un
monopolista. ejemplo de la pro
— El Estado interviene en la conquista de mer ducción fabril a
gran escala de la
cados y de territorios.
segunda fase de la
— La importancia que adquiere la exportación Revolución Indus
de capitales. trial.
El colonialismo
El término colonialismo apareció a principios de
nuestro siglo con un sentido polémico. Para unos
autores designa el poder absoluto que una nación
ejerce sobre otro territorio, se encuentre alejado
geográficamente o no. Para otros, el colonialismo
es un fenómeno que debe quedar limitado a un mo
mento histórico concreto: a la expansión europea
de la segunda mitad del siglo XIX. Sin ánimo de
entrar en polémica, nosotros vamos a adoptar am
bas concepciones, pues no son excluyentes: el co
lonialismo es la posesión directa de tierras con
quistadas por las potencias industriales, en las que
ejercen un control político, económico y social to
En este cuadro de
T. Baines podemos tal, y que tiene su desarrollo principal en el último
comprobar el atrac tercio del siglo XIX.
tivo aventurero y Desde este punto de vista, el colonialismo es el
exótico de las imá
genes coloniales
instrumento que utiliza el imperialismo para ejer
para el público de cer su dominio sobre amplios territorios en un m o
la época. mento determinado de la historia.
1
16
Para un mejor esclarecimiento de los concep
tos, podemos dividir la historia del imperialismo Colonialismo
contemporáneo en tres etapas fundamentales:
1. La formación (18 7 0 -1 9 1 4 ), en la que el im
perialismo utiliza fundamentalmente el colonialismo. La permanencia del
2. La crisis (1 9 1 4 -1 9 4 5 ), provocada por las imperialismo se
guerras de redistribución del mundo colonial entre hace patente en
esta plantación del
las potencias imperialistas (I y II Guerras Mundiales). Camerún: antigua
3. La descolonización (a partir de 1946), don colonia alem ana,
de el imperialismo busca nuevas formas para lle dividida, después
de 1 9 1 8 , e n tre
var a cabo el control de los nuevos países libera
Francia y Gran Bre
dos de la tutela de las metrópolis, hipotecando por taña, y que obtuvo
vías indirectas (aunque a veces acuda a las direc la independencia en
tas) la econom ía, la práctica política y la sociedad 1959. Hoy día es un
país en el que la
de los países subdesarrollados. Esta nueva estrate agricultura ocupa
gia del imperialismo contemporáneo recibe el nom un 80 por ciento de
bre de neocolonialismo. la población y que
depende del exte
En el presente libro nos limitamos al estudio de
rior para abastecer
la primera etapa de formación e implantación del se de productos in
imperialismo colonial. dustriales.
Los factores de la expansión europea
Una serie de profundas transformaciones impulsa
ron a las potencias europeas a lanzarse a la con
quista del mundo. Entre ellas destacan las razones
económicas como las más importantes para explicar
el colonialismo, pero, al mismo tiempo, las razones
demográficas, ideológicas, el avance tecnológico,
etc., nos permiten adentrarnos en este fenóm eno
del reparto del mundo.
La transición del imperialismo precapitalista al im
perialismo contem poráneo se produjo por la de
cadencia del antiguo colonialismo de los siglos XV
al XVIII, cuyos elementos fundamentales de crisis
se manifestaron en la abolición de la esclavitud y
en la desaparición del viejo mercantilismo. Sus he
chos más significativos fueron la independencia
Como ya antes los
de los Estados Unidos (1776) y de la América es
Estados Unidos se
habían independi pañola (1 8 1 0 -1 8 2 5 ). El viejo colonialismo había
zado del viejo colo
nialismo británico,
los a m e r ic a n o s
bajo dominio espa
ñol lucharon por su
liberación destru
yendo los lazos que
les unían a la me
trópoli. En ese fres
co de J. O’Gorman
se representa al
cura párroco de la
ciudad mexicana de
Dolores, Miguel Hi
dalgo, que amotinó
a sus feligreses con
tra las autoridades
virreinales. El lla
mado «grito de Do
lores» prendió pron
to entre los indíge
nas, que se unieron
a los sublevados en
una guerra al mis
mo tiempo indepen-
dentista, racial y de
clases.
muerto, pero en ocho decenios Europa controlará
y dominará el mundo. ¿Por qué se produjo este Factores
cambio? económicos
Las razones económicas aparecen, sin ninguna
duda, com o factor fundamental. Por un lado, la
Segunda Revolución Industrial, cuyo inicio suele
situarse en 1870, posibilitó el crecimiento de algu
nas empresas que producían a gran escala y con
costes más bajos; a causa de esta enorme produc
ción, los mercados nacionales se vieron rápidamen El gobierno francés,
bajo el mando del
te saturados; es decir, com o la población no podía político colonialista
comprar todos los artículos que se fabricaban, la Jules Ferry, justifi
burguesía industrial se vio obligada a buscar nue caba su expansio
vos mercados en otras tierras donde poder colo nismo por la nece
sidad de nuevas sa
car los productos sobrantes. Por ello podemos con lidas comerciales y
cluir que si la Primera Revolución Industrial creó la obtención de ma
el mercado nacional, la Segunda impulsó la crea terias primas para
ción de un mercado mundial. Por otra parte, la la industria. La ofi
cina del algodón en
industria necesitaba nuevas materias primas en La N ouvelle-O r-
abundancia (algodón, lino, aceite, madera, mine- leans. de Degas.
19
rales, etc.) y fuentes de energía (carbón y petró
Factores leo) y Europa, que no poseía en cantidad estos
económicos productos, tuvo que buscarlos en nuevos territo
rios. Por último, los capitales, tanto privados como
públicos, obtenidos en la Primera Revolución In
dustrial, necesitaban ser invertidos en otros conti
nentes para la construcción de redes ferroviarias,
puertos, compañías de comercio, plantaciones y
empresas, o lo que es lo mismo, para crear una
infraestructura en los territorios conquistados que
permitiera cubrir más eficazmente las necesidades
de la industria europea. El político colonialista fran
cés Jules Ferry explicaba así la necesidad de la ex
pansión colonial:
P ara el político
En 1873 se produjo una crisis económ ica de su
francés Jules Ferry perproducción que provocó un descenso de los
(1832-1893) las co precios y las potencias europeas aplicaron medi
lonias eran merca das proteccionistas para salvaguardar sus m erca
dos esenciales para
los excedentes de la dos; dicho de otra manera, había un exceso tal
industria europea y, de productos en el mercado que los fabricantes,
al mismo tiempo, para venderlos, se vieron obligados a bajar más
p ro p o rc io n a b a n
y más los precios; el problema alcanzó proporcio
materias primas y
alimentos baratos; nes tan importantes que los países europeos tuvie
el fantasma de la ron que aplicar medidas (creación de aranceles o
revolución social impuestos aduaneros) para evitar que los produc
era otro de los te
mores que arrastra
tos de otros países entraran en sus propios m erca
ban a los dirigentes dos ya saturados. Estas medidas proteccionistas
a la expansión colo provocaron una paralización del comercio interna
nial. Sobre estas lí cional que lanzó a las potencias europeas a una
neas, monumento
e rig id o a Ju le s auténtica carrera por la conquista de nuevos mer
20 Ferry en París. cados ultramarinos.
La presión demográfica aparece también como
un factor determinante. Durante el siglo XIX se pro Factores
dujo la llamada «explosión demográfica blanca» demográficos
provocada por el descenso de la mortalidad, gra
cias a los avances de la medicina y de la higiene,
y al mantenimiento de un alto índice de natalidad.
Europa aumentó su población entre 1800 y 1870 Las duras condicio
de 187 a 3 0 0 millones de habitantes, alcanzando nes de vida de la
clase obrera se
en 1914 los 4 5 0 millones. Muchos individuos y fa muestran en este
milias enteras se vieron obligados a emigrar a otros grabado de Doré
continentes para buscar unas mejores condiciones (1872), en el que se
de vida. El político inglés Cecil Rhodes defendía representan las vi
viendas de un ba
así en 1 8 9 5 la necesidad del imperialismo: rrio fabril londinen
se. La insalubridad,
«Ayer estuve en el East End (barrio obrero londinense) el paro y la presión
demográfica arro
y asistí a una asamblea de parados. Al oír en dicha reu
jaron a muchos tra
nión discursos exaltados cuya nota dominante era “pan, bajadores a la emi
pan", y al reflexionar, cuando regresaba a casa, sobre gración colonial.
lo que había oído, me convencía, más que nunca, de
Factores la importancia del imperialismo. La idea que yo acari
demográficos cio representa la solución del problema social; a saber:
para salvar a los cuarenta millones del Reino Unido de
Un elemento clave una guerra civil funesta, nosotros, los políticos colonia
del imperialismo lo les, debemos posesionarnos de nuevos territorios para
constituye el gran
éxodo europeo ha
colocar en ellos el exceso de población, para encontrar
cia las colonias y nuevos mercados en los cuales colocar los productos de
los países nuevos. nuestras fábricas y de nuestras minas.»
La pobreza rural,
las malas cosechas
y la presión demo Cuarenta millones de europeos emigraron en
gráfica son los ele tre 1850 y 1914 hacia los países nuevos y las colo
mentos que poten
ciaron la salida de nias, alcanzando las mayores cifras los años 1887
millones de emi (8 0 0 .0 0 0 ) y 1907 (1 .4 0 0 .0 0 0 ). Nunca en la his
grantes. Inglaterra toria se ha dado una emigración de tal magnitud.
aparecía a la cabe
L o s factores políticos se basaban fundamental
za con 17 millones
de emigrantes a lo mente en razones estratégicas y de prestigio inter
largo del siglo XIX. nacional. La creación de una red de escalas fue
]
22
preocupación principal del expansionismo británi
co, que, desde 1850, disponía de puntos esencia Factores
les en las grandes rutas comerciales: Gibraltar, Santa políticos
Elena, El Cabo, isla Maurico, Adén y Ceilán en la
ruta de las Indias; en el Mediterráneo, partiendo
Funchal, capital de
siempre de Gibraltar, poseía Malta, Corfú y las la isla de Madeira.
islas Jón icas; y en la ruta de China, Singapur y Los portugueses
Hong-Kong. Para los marinos era fundamental te fueron los adelanta
dos en la creación
ner escalas estratégicamente situadas en sus viajes,
de una ruta maríti
esencialmente en los estrechos y en las islas. Tam ma con diversos en
bién este factor fue determinante en la conquista claves e stra té g i
del interior d e jo s continentes, com o se planteó en cos, pues ya en el
siglo XV se lanzaron
el reparto de Africa y en la lucha de las potencias a una serie de des
por conseguir un imperio continuo de costa a costa. cubrimientos geo
El factor del prestigio no puede ser desdeña gráficos, impulsa
do, tanto dirigido a las relaciones internacionales dos por la necesi
dad de hallar una
com o a la propia opinión pública nacional; para vía de comunica
Francia, la conquista colonial fue una salida hon- ción con Asia.
rosa a la vergüenza de la derrota sufrida en la gue
Factores rra de 1 8 7 0 contra los prusianos. Era un principio
políticos ampliamente aceptado que un país alcanzaba el gra
do de gran potencia cuando poseía extensos terri
torios colonizados en el mundo.
Las relaciones internacionales de este período
estaban marcadas por la importancia del imperia
lismo. Las potencias se reunían en conferencias
para establecer las reglas del reparto colonial, y gran
parte de las tensiones y conflictos internacionales
tenían claras implicaciones coloniales. Por último,
las guerras mundiales de nuestro siglo han tenido
una base imperialista incuestionable. La diploma
cia y las relaciones entre naciones estaban regidas
por la preocupación imperial.
Al frente de los estados encontramos grandes
políticos defensores del imperialismo. Es el caso del
francés Jules Ferry que, com o ministro de Asun-
E mi l i o S a l g a r i
(1863-1911) es el
prolífico escritor,
con cerca de cua
trocientos relatos y
ochenta novelas,
que ha alimentado
las ansias juveniles
de aventuras de un
numeroso público
lector, con un esti
lo de acción desen
frenada y simplici
dad de personajes,
en ambientes de la
jungla, de los pira
tas asiáticos o de
las praderas nor
teamericanas. Ilus
tración de su nove
la Los tigres de
Mompracem.
Al principio, las misiones, con un objetivo evange-
lizador, y la expansión colonial tuvieron vías dife Las misiones
rentes de penetración, pero pronto estas vías con
fluyeron. Los misioneros aportaron conocimientos
geográficos y la pacificación de las poblaciones con
La labor desarrolla
vertidas al cristianismo y, por otro lado, la domi da por los misione
nación colonial garantizaba a las misiones la esta ros católicos o pro
bilidad necesaria para la propagación de su fe. En testantes fue un fac
tor esencial en la
muchas ocasiones la muerte de misioneros a m a colonización de
nos de los indígenas servía com o justificación para nuevos territorios.
que el ejército colonial se apoderase de un territo Contribuyeron al
rio. El asesinato de un misionero alemán en China conocimiento geo
gráfico, antropoló
permitió al gobierno alemán tomar el puerto de gico y lingüístico de
Kiao-Chow. La opinión pública de las metrópolis las poblaciones in
veía justificadas estas acciones encaminadas apa dígenas, suminis
trando datos de in
rentemente a defender a sus misioneros.
calculable valor
La ideología del imperialismo es, por último, para las fuerzas co
el factor teórico que pretendía justificar el expan- lonizadoras.
29
sionismo europeo. En la base se encontraba el
Factores nacionalismo, pero no aquel nacionalismo revo
ideológicos lucionario que había dado lugar a movimientos
de afirmación nacional durante la primera mitad
El personaje de
Tarzán, creado por del siglo XIX. A partir de 1848, se fue convirtien
Burroughs, ha me do en un nacionalismo conservador y agresivo,
recido saltar de la en ocasiones racista, basado sobre todo en un sen
literatura a innume
timiento de superioridad y, al mismo tiempo, de
rables versiones ci
nematográficas. En desprecio hacia otros pueblos o razas consideradas
él se manifiesta el com o inferiores (los habitantes de las colonias).
mito del buen sal Desde este punto de vista, la política expansionis-
vaje (blanco) rodea
do de los malos sal ta aparecía com o la tarea pretendidamente hu
vajes (negros); la manitaria de las naciones «superiores» de llevar
superioridad racial a cabo una misión «civilizadora» entre los pueblos
le permite sobrevi salvajes.
vir y reinar en un
mundo hostil y a la En la literatura de la época encontramos num e
vez exótico y libre. rosos ejemplos que ensalzan esta «noble» misión
30
de la raza blanca. Entre los británicos, Rudyard Ki-
pling (autor de El Libro de la Selva) hablaba de Factores
«la responsabilidad del hombre blanco»; Carlyle rei ideológicos
vindicaba la anchura del mundo para la expansión
de las ya demasiado pequeñas islas británicas; y Dil-
ke ensalzaba el heroísmo de los colonizadores. En
Francia, Leroy-Beaulieu afirmaba que «una gran
porción del mundo está habitada por tribus bárba
ras o salvajes que no saben explotar su tierra y sus
riquezas naturales», y concluía que el imperialismo
«es una de las tareas impuestas a los países civili
zados». Los políticos no eran ajenos a esta «teori
zación» de la necesidad del expansionismo euro
peo, com o es el caso de Jules Ferry, que calificaba
de «impulso irresistible» el que empujaba a las gran
des naciones europeas hacia la conquista de nue
vas tierras. El imperialismo llegó a calar en nume-
El periodista y es
c r ito r b ritá n ico
Rudyard Kipling
(1865-1936) se ins
piró en sus prime
ras obras en la vida
exótica de la India
(El libro de la S el
va, 1894), para ce
lebrar en sus poe
mas y novelas pos
teriores las cuali
dades viriles y civi
lizadoras del impe
rialismo anglosajón
(Kim, Capitanes
Valientes). Su espí
ritu caló de tal ma
nera en la mentali
dad de la época que
fue Premio Nobel
en 1907. Ilustración
para El Libro de la
Selva.
rosos políticos ai margzn de su afiliación partidis
Factores ta, com o el conservador Disraeli o el liberal Cham-
ideológicos berlain. Pero el pragmatismo de la política hizo que
estos hombres no pudieran dejar de traslucir sus
auténticos objetivos; Chamberlain afirmaba sin re
cato que «el imperio es el comercio» y Cecil Rhodes
que «es una cuestión de estómago».
Lo más curioso es cuando la política y la teoría
hicieron uso de las ciencias biológicas para justifi
car el expansionismo. Lord Salisbury dividía las na
ciones entre «vivas y moribundas» y afirmaba que
las primeras «se irán apropiando gradualmente de
los territorios» de las segundas. Incluso se utilizó,
falseándolas, las teorías evolucionistas de Darwin,
concretándose en la idea de que sólo conseguiría
sobrevivir en la lucha por el dominio del mundo
aquel que estuviera mejor dotado, el más fuerte,
Rosa Luxemburgo
de tal modo que las razas que prevalecían era por
(1 8 7 1 -1 9 1 9 ) es, que tenían un derecho natural a ello.
junto a otros desta El racismo hizo, pues, aparición entre los pen
cados dirigentes so sadores imperialistas. El francés Gobineau publicó
cialistas como Le-
nin o Kautsky, una un libro denominado E nsaco sobre la desigualdad
de las principales de las razas humanas, cuyo título es suficiente para
voces críticas del comprender su contenido. El inglés H. S . C ham
imperialismo al que
berlain mantuvo en una obra publicada en Alema
condenó sin amba
ges. Para Rosa Lu nia que la «raza de amos», que había conseguido
xemburgo, el impe desarrollar sus cualidades en la lucha por la exis
rialismo se origina tencia, tenía una misión que cumplir en el mundo.
por la propia inca
pacidad del capita La superioridad de la raza blanca aparecía, pues,
lismo de producir com o uno de los fundamentos del expansionismo.
riqueza sin crisis, Lo grave fue que estas ideas cundieron rápidamente
teniendo que en en varios países europeos calando profundamen
contrar en territo
rios nuevos una sa te en el subconsciente de amplios sectores de la
lida que le permita población.
prolongar su exis ¿Hubo también una oposición política y teórica
tencia, pero que a
la larga sucumbirá al imperialismo? La hubo, pero minoritaria; por un
bajo la presión re lado, los marxistas, con Rosa Luxemburgo y Le-
volucionaria de to nin a la cabeza, denunciaron el colonialismo y acu
das las clases tra
32 bajadoras. saron al capitalismo monopolista del saqueo siste
mático al que sometían a los pueblos subdesarro
llados; por otro lado, surgieron sociedades filantró Factores
picas que lucharon contra los abusos cometidos ideológicos
por los colonizadores y por la supresión de la es
clavitud.
Pero la superioridad de las grandes potencias y
sus éxitos coloniales, que al fin y al cabo propor-
i ionaban un mayor bienestar a los países «civiliza
dos», acallaban fácilmente estas voces discordan
tes, que casi no encontraron eco en la sociedad. El ambiente bur
Al contrario, se formaron numerosas sociedades co gués, pacífico y
loniales que agruparon a políticos, comerciantes e edulcorado, de este
cuadro de Dendy
industriales y cuyo fin radicaba en la promoción de Sadler, titulado Ho
la empresa colonialista. Proliferaron en Francia gar, dulce hogar.
(Union Cobniale Française) , en España (Sociedad contrasta con la
realidad agresiva
Española de Africanistas y Colonialistas), en Ale
de los gobiernos
mania, Gran Bretaña, Bélgica, etc., agrupando a europeos en la polí
veces a un gran número de socios. tica colonial.
33
Los caracteres de la colonización
La conquista
La ocupación de nuevos territorios fue la primera
tarea con la que se enfrentaron los países europeos,
empresa que no presentaba excesivas dificultades
si comparamos la diferencia profunda entre el de
sarrollo armamentístico y de organización militar de
los colonizadores y los pueblos indígenas, muchos
de ellos todavía en una fase primitiva de desarro
La asimilación co
lonial incluye al llo. Los avances técnicos de la industria eran pues
propio ejército que tos al servicio de la conquista militar; los barcos de
se nutre de solda vapor permitían el transporte rápido de las tropas
dos de la región so
metida, fieles cola y la penetración a través de los grandes ríos (Con
boradores que al go, Nilo, Zambeze) hasta el corazón de los conti
canzan así un sta nentes. A veces incluso, las potencias crearon cuer
tus superior y do
pos de ejércitos indígenas que conocían mejor el
minador sobre el
resto de los indí medio y que se convertían en peones fundamen
genas. tales para los invasores.
34
La conquista militar se aplicó a los territorios que
carecían de una organización política, com o ocu La Conquista
rrió en Africa; pero existía otro tipo de conquista militar
que después, en la segunda mitad del siglo XX,
se generalizará; se trataba de la penetración eco
nómica, mediante la exportación de capitales y
creación de empresas extranjeras en países sub
desarrollados que contaban con un gobierno
propio.
Algunas potencias —Gran Bretaña o Francia— La superioridad mi
litar — táctica y
poseían un potencial económ ico y militar tan im arm am entística —
portante que pudieron plantearse con éxito la con de las potencias co
quista de un imperio mundial; otras — más modes loniales se muestra
en este combate de
tas— optaron por especializarse en zonas concretas
tropas coloniales
del globo. Fue el caso de Bélgica, Portugal, Italia bajo mando británi
o España. co contra nativos.
La administración colonial
Las colonias Tras la empresa de conquista, la organización del
de explotación territorio podía revestir varias modalidades según
los caracteres del lugar ocupado y los intereses de
la metrópoli. Constituía el marco jurídico implan
tado por las metrópolis para el gobierno y aprove
chamiento económ ico de la colonia.
La colonia de explotación fue el modelo más ge
neralizado, donde una minoría blanca imponía su
poder a la población indígena y controlaba com
pletamente el teritorio. Inicialmente se encargaba
la administración a una compañía privada que or
ganizaba la colonia y explotaba sus recursos en su
provecho, ahorrando al Estado su función rectora
y los gastos que de ella se derivaban. Pero este sis
tema fue sustituido en seguida por la acción direc
ta de los Estados metropolitanos, que enviaron a
sus funcionarios civiles y militares, los cuales im
plantaron un Gobierno colonial con la exclusión to
tal de los indígenas, aunque las compañías seguían
beneficiándose de la explotación económ ica. Fue
un elem ento más de la crisis del viejo liberalismo
Las economías co y del creciente intervencionismo estatal. Al frente
lonizadoras se ba
de estas colonias se situaba al Gobernador, que de
saban en las explo
taciones agrícolas, pendía directamente de la metrópoli. Este fue el
mineras y ganade modelo preferentemente utilizado para el Africa
ras dentro de un es negra.
quema capitalista.
La diferencia entre La colonia de poblamiento blanco respondía a
la economía avan territorios donde existía una escasa población indí
zada de los coloni gena y un clima benigno que atraía a un importan
zadores y la econo
mía de subsistencia te contingente de emigrantes europeos, que se ins
de los indígenas talaban definitivamente com o colonos. En ella, la
creaba contrastes metrópoli aplicaba un modelo administrativo y de
evidentes y la co gobierno calcado del europeo y que tendía progre
existencia de dos
formas radicalmen sivamente a la autogestión.
te opuestas de rela En el Imperio británico, este tipo de colonias tuvo
ción con los medios gran importancia — Canadá, Australia, Nueva Ze
de producción. En
la imagen, campe landa, El Cabo (la actual República de Sudáfri-
36 sino hindú. ca )— que contaron con parlamento y gobierno
propios, aunque la política exterior era com peten
cia exclusiva de Londres. A partir de 1907 estos
Los dominios
territorios tomaron el nombre de «dominios».
Francia también optó por este modelo para al
gunas de sus colonias (Antillas y Argelia), aunque
con un menor grado de autogobierno, dada la fuer
te tendencia centralizadora de la administración
gala. El sistema francés fue el de la asimilación po
lítica a la metrópoli, implantando en las colonias El descubrimiento
de yacimientos au
las mismas leyes que en Francia y reservando va ríferos en Australia
rios asientos en el Parlamento para los diputados provocó la creación
en ellas elegidos. de una importante
colonia de pobla-
Pero los beneficios del autogobierno colonial miento blanco con
—tanto en el sistema británico como en el francés— una escasa pobla
quedaban reservados al colono europeo. La po- ción indígena.
37
blación indígena permanecía excluida de la vida po
El lítica y sometida al poder de la sociedad blanca.
protectorado El protectorado fue la tercera alternativa del po
der colonial, aplicándose cuando en un territorio
existía una administración indígena suficientemente
organizada. Entre la conquista militar —con el es
fuerzo humano y económ ico que suponía— y el
sometimiento del gobierno local, la metrópoli op
taba por lo segundo. El protectorado era un esta
Tras la conquista
militar, el tratado tuto que en teoría respetaba al gobierno indígena
del Bardo de 1881 que era puesto «bajo la protección» de la metró
instituía el protecto poli, pero las autoridades coloniales se reservaban
rado francés sobre
Túnez, por el cual el dos resortes fundamentales del poder: la política
bey abandonaba a exterior y el ejército, lo que permitía evitar un po
Francia la política sible levantamiento y la competencia de otras po
extranjera y la ad
ministración de su
tencias coloniales. Francia creó protectorados en
país. El palacio del Túnez, Camboya y Vietnam, y Gran Bretaña im
Bardo en Túnez. plantó este modelo para una parte de la India. Pero
38
el protectorado tampoco garantizaba la integridad
territorial del país «protegido», com o fue el caso de Las concesiones
Marruecos que, tras la conferencia de Algeciras
en 1 9 0 6 , fue dividido en dos protectorados, uno
bajo el poder francés y otro bajo el español.
Las concesiones eran ciertas ventajas o m ono
polios comerciales que las potencias europeas
arrancaban a países demasiados extensos y con un
poder político organizado, pero no el suficiente para
oponerse al acoso europeo. Este fue el caso de Chi
na, a la que se le impuso la dependencia econó
mica de las potencias colonialistas a través de los
«tradados desiguales» que obligaron al Gobierno
de Pekín a abrir sus principales puertos al com er
cio occidental. Al mismo tiempo, obtenían la c e
sión de puertos estratégicos, com o es el caso de La entrada de las
fuerzas británicas
Hong Kong por Gran Bretaña, sin necesidad de in en Chau-Kiang se
tervenir en el resto del territorio. remonta a 1842.
39
La explotación
Explotación
El aprovechamiento económ ico sistemático de las
colonial
colonias fue el objetivo primordial de todas estas
diferentes formas de organización de los territorios
sometidos. La metrópoli necesitaba crear una in
fraestructura para la mejor utilización económica de
la colonia, y así es com o surgieron redes ferrovia
rias, carreteras y puertos por donde transportar y
expedir las mercancías. Los territorios colonizados
fueron sometidos a una asimilación aduanera que
eliminaba las trabas arancelarias con la metrópoli,
pero que creaba una barrera proteccionista con res
pecto a terceros. Sólo Gran Bretaña, líder del libe
ralismo, practicaba hasta cierto punto el librecam-
bismo, seguida por Holanda. La otra excepción
fue el caso de Marruecos, donde las potencias euro
peas —enfrentadas por el dominio de la zona— im
pusieron la política de «puertas abiertas». El resto
de metrópolis —Francia, Italia, Alemania, Bélgica,
España, e tc.— implantaron el proteccionismo en
sus colonias.
Pero las relaciones económ icas entre colonias y
potencia colonizadora no se establecían en un pla
no de igualdad, pues la primera se limitaba a pro
veer de materias primas y a convertirse en un mer
cado reservado para los productos industriales de
la segunda. Este intercambio desigual venía acom
pañado de otras medidas; era la metrópoli la que
fijaba los precios de compra y venta y la que esta
blecía los productos, haciendo que algunas colo
nias se especializasen en ciertos tipos de cultivo y
La explotación eco tuvieran, por lo tanto, que proveerse de los pro
nómica de las colo ductos necesarios a través del comercio colonial.
nias com enzaba
En este caso, la dependencia económ ica de la co
habitualmente con
la construcción de lonia llegaba al grado máximo.
una infraestructura Las metrópolis impedían la industrialización de
ferroviaria, portua las colonias y desmantelaban la artesanía existen
ria y de carreteras.
En la ilustración, fe te. Fue el caso de la India, donde los ingleses des
40 rrocarril en Kenya. truyeron los tradicionales telares, a la vez que crea-
ban enormer plantaciones de algodón; de esta ma
nera, la India consumía su propio algodón, que Explotación
había sido exportado en bruto e importado manu colonial
facturado desde Inglaterra. Las únicas actividades
La Compañía Britá
permitidas fueron las extractivas y la producción de nica de Sudáfrica,
materias primas. controlada por Ce-
S e producía así un proceso en el que el saldo co cil Rhodes, había
mercial era cada vez más ventajoso para la metró conseguido en 1890
los derechos de ex
poli. Desde finales del siglo XIX las importaciones plotación durante
europeas procedentes del mundo colonial dismi veinticinco años de
nuyeron en la misma proporción que aumentaban las minas de Africa
del Sur. En su ex
las exportaciones con el mismo destino. Si a ello
pansión territorial
añadimos los monopolios que se reservaban las me los británicos cho
trópolis (Francia mantenía en la Unión Indochina c a r o n c o n lo s
la exclusiva del comercio de la sal, el alcohol y el bóers, sobre todo a
partir del descubri
opio), que producían grandes beneficios, entende
miento de y a ci
remos que el saldo comercial se inclinaba siempre mientos auríferos
a favor de la potencia colonizadora. en Transvaal.
41
La carrera imperialista (1870-1914)
A partir de 1870 la expansión imperialista europea
alcanzó su máximo apogeo. Las novedades que
aporta este período histórico hasta 1 9 1 4 son im
portantes. En primer lugar, el número de países par
ticipantes en la búsqueda de nuevos territorios en
el mundo aumentó. A Francia y Gran Bretaña, que
se habían adelantado al resto de potencias y en
1 870 poseían ya un importante imperio, se suma
ron en Europa, Rusia, Alemania, Italia, Bélgica, Es
paña, Portugal, y, fuera de Europa, Japón y Esta
dos Unidos. Com o consecuencia de esta carrera
por llegar el primero que se entabló entre los paí
Uno de los pocos ses «avanzados», surgieron numerosos conflictos
éxitos coloniales del entre ellos que las diplomacias respectivas apenas
colonialismo italia pudieron solucionar. La rivalidad se acentuó y los
no: tropas italianas
en la ocupación de conflictos y odios entre naciones se multiplicaron.
Massana, Eritrea. Era la carrera colonial.
La primera oleada colonizadora
Esta etapa parte de 1 8 70 y concluye en 1885, con Primera
dos momentos de impulso provocados por las cri etapa
sis económ icas de 1873 y 1882 que arrastraron a
numerosos europeos a emigrar a los territorios ul
tramarinos.
Sin duda, fueron Gran Bretaña y Francia las
grandes protagonistas de este período, caracteri
zado por un avance lento en amplios territorios, al La expansión fran
gunos todavía por descubrir. cesa en el Congo
fue debida a la a c
En Africa, las potencias europeas se limitaron al ción de un aventu
asentamiento costero en zonas de valor estratégi rero aislado, Pierre
co o comercial pero sin que existiera un plan claro Savorgnan de Braz-
de conquista continua hacia el interior del continen za. En la ilustra
ción, Brazza es re
te. A pesar del carácter poco organizado del avan cibido por el rey
ce, esta etapa es fundamental, pues en ella se es Makoko: el gran
tablecieron las bases de la futura expansión. brujo sacraliza el
acuerdo de protec
Al mismo tiempo, aparecieron figuras de políti
torado firmado en
cos colonialistas de gran prestigio que en sus res tre su rey y el oficial
pectivos países crearon una opinión general favo- francés.
rabie a la expansión imperialista. Fueron el inglés
Primera Disraeli, primer ministro de 1874 a 1880, el fran
etapa cés Jules Ferry, en el poder desde 1879 hasta 1885
com o ministro o presidente del gobierno, o el rey
belga Leopoldo II (1 8 6 5 -1 9 0 4 ).
Pero pronto las primeras fricciones entre metró
polis impusieron la necesidad de crear unas reglas
del juego del reparto colonial.
El antagonismo entre las potencias surgió por la
concurrencia de varios países — Bélgica. Francia,
Portugal y Alemania— en torno al Congo (actual
Zaire). Ante la compleja situación, el canciller ale
mán Bismarck convocó la Conferencia de Berlín,
que se celebró en los años 1 8 8 4 -1 8 8 5 . En ella se
En la costa occi
dental africana las
potencias penetra
ron en el continen
te a través de tres
grandes ríos, el Se-
negal, el Níger y el
Congo. Fue en esta
última región don
de surgieron pronto
los problemas; los
belgas habían con
quistado gran parte
del Congo, en la
orilla derecha se es
tableció el francés
Brazza, y en la de
sembocadura los
portugueses crea
ron el enclave de
Cabinda, mientras
los alemanes inten
taban establecerse
en el Camerún. En
el grabado, vista
general de la ciu
dad de B an sa o
San Salvador del
44 Congo.
estableció la preponderancia belga sobre la zona,
la libertad de comercio en la cuenca del Congo y Primera
zona circunvecina y la libre navegación en los ríos etapa
Níger y Congo.
Pero la importancia de la conferencia radicó en
la «Declaración relativa a las formalidades esenciales
que habrán de cumplirse para que se consideren
efectivas las nuevas ocupaciones en las costas del
continente africano», que establecía las normas para Una reunión de la
las nuevas posesiones. Conferencia de Ber
Según lo acordado en dicha conferencia, cuan lín (1884-1885) con
do una potencia ocupaba un territorio colonial o los delegados de las
potencias coloniza
establecía un protectorado, debía comunicarlo a las doras. La impor
otras potencias de inmediato y, lo que es aún más tancia de esta cum
importante, sólo la ocupación efectiva mediante la bre diplomática fue
esencial para mar
implantación de una «autoridad competente» otor car las reglas del
gaba el derecho a la posesión, reconocida por to juego del reparto
dos, del territorio. del mundo.
La segunda oleada colonizadora
Segunda Tiene su punto de partida en la decisión adoptada
etapa en Berlín en 1885, que aceleró la carrera por la ocu
pación de nuevos territorios. La entrada en esce
na de otras potencias que hasta el momento se ha
bían mantenido al margen o que habían iniciado
solamente su expansión colonial, com o es el caso
de Italia y Alemania, hizo necesario una serie de
acuerdos bilaterales que completaron el reparto co
lonial. En la década de los noventa, Africa había
sido dividida por los nuevos ocupantes y lo mismo
E x p lo ració n del
lago Tanganika por
ocurrió en el Pacífico. El sudeste asiático sufrió en
un destacamento tonces el turno de la ocupación progresiva.
alemán. La región El proceso de expansión colonial de este perío
de Tanganika en do conoció numerosas conquistas y ocupaciones
la antigua Africa
Oriental Alemana, de nuevos territorios. Gran Bretaña se anexionó Be-
tras acceder a la in chualandia y Birmania (ambas en 1885); dos años
dependencia (1961), después estableció su protectorado sobre el norte
se unió al ex-sulta-
de Borneo; y en 1895 fundó Rhodesia (la actual
nato de Zanzíbar
para convertirse en Zimbabwe). Francia estableció su protectorado so
Tanzania (1964). bre Madagascar (1885), que en 1896 fue conquis-
46
tada militarmente y anexionada com o colonia de
explotación; en 1887 creó la Unión Indochina; y Segunda
en 1 8 8 9 hizo de Costa de Marfil un protectorado; etapa
finalmente, Dahomey también fue convertido en
protectorado francés (1892). Alemania se anexio
nó Tanganika y Zanzíbar (1885) y Kiaochen (1897). El imperialismo
Los italianos consiguieron ocupar Massana (1885), ruso tuvo otra línea
pero no tuvieron tanto éxito al atacar Abisinia, sien de expansión hacia
el sur, en conflicto
do derrotados en Adua (1896). Rusia comenzó en con Turquía y en
1891 la construcción del transiberiano en su expan competencia con
sión hacia Oriente. Finalmente, el Jap ón — que Gran Bretaña. En
1859, en una dura
había optado por la conquista colonial entre sus lucha contra los
vecinos— entabló una guerra en China, de la que pueblos montañe
obtuvo la isla de Formosa (1895). ses, los rusos some
tieron la región del
Consumado el reparto, las potencias coloniales
Cáucaso, lo que les
se dedicaron entonces al sometimiento sistemáti permitió amenazar
co de las colonias, a la «pacificación» interior, so a Turquía en Arme
focando cualquier levantamiento indígena, y a im nia y abrir una vía
de penetración en
plantar «la autoridad com petente para hacer res Persia. Línea férrea
petar los derechos adquiridos», tal com o estable rusa en el Cáucaso,
ciera la Conferencia de Berlín. en 1873.
47
Los noventa y ocho
Hasta finales de los años noventa, las grandes po
conflictos tencias se repartieron el planeta sin que surgieran
entre ellos grandes conflictos. Habían puesto en
marcha una gran empresa de expansión a la bús
queda de nuevos mercados o de materias primas
sin encontrar una resistencia indígena capaz de pa
ralizar el avance arrollador de los países industria
les, ni tampoco se habían producido enfrentamien
tos entre las metrópolis porque era mucho el mundo
El com andante a colonizar y las potencias se encontraban difícil
francés Marchand
mente en sus zonas de expansión. Cuando surgían
al frente de la expe
dición hacia el Nilo las fricciones, los diplomáticos se encargaban de
en 1897, con el ob crear las normas de actuación en el reparto.
jetivo de ocupar la Pero a partir de esta década comenzaron a pro-
población de Fas-
hoda en competen liferar los conflictos entre potencias coloniales, plan
cia con los británi teando una competencia entre las grandes y las
cos. El vapor Faid- pequeñas y produciéndose una nueva situación in
herbe fue desmon ternacional.
tado y transportado
pieza a pieza por S e denomina los noventa y ocho a los conflictos
los indígenas. surgidos entre las potencias coloniales latinas —Es-
48
paña, Portugal, Italia y Francia— con las potencias
anglosajonas —Gran Bretaña y los Estados Uni Los
dos— a finales del siglo XIX, que se resolvió con conflictos
la redistribución colonial en la que los segundos
obtuvieron avances considerables y los primeros
sufrieron una importante frustración colonial.
A pesar de que el reparto colonial se había aca
bado en los años anteriores y se habían paralizado
las ocupaciones territoriales porque ya no queda
ban tierras para conquistar, la carrera imperialista
continuó; las grandes potencias industriales deci
dieron seguir con su expansión poniendo en mar
cha una política de rapiña con los territorios de las
potencias coloniales menos desarrolladas. Era la
manifestación práctica de la teoría de lord Salisbury
Desembarco de sol
de las «naciones vivas y las naciones moribundas». dados españoles en
Tres potencias europeas —Francia, Portugal y Filipinas en 1896
Gran Bretaña— se enfrentaron en Africa para rea para luchar contra
la insurrección ¡n-
lizar el sueño colonial de un «imperio continuo» que dependentista. De
atravesase el continente de costa a costa. El desig talle de un cuadro
nio británico radicaba en dominar el continente de de Brugada.
49
Norte a Sur, desde El Cairo a El Cabo. Cecil Rho-
Portugueses des, Primer Ministro de El Cabo desde 1890, se
y británicos proponía unir estos dos puntos, mediante líneas fé
rreas y telegráficas, sobre territorios británicos.
Portugal, la nación con mayor tradición coloni
zadora en el continente africano, poseía dos impor
tantes enclaves costeros, Angola y Mozambique,
y soñaba con unir ambos territorios de Este a O es
te en otro «imperio continuo» a través de Zambia
y la futura Rhodesia. En 1887, el ministro de Asun
tos Exteriores portugués, Enrique Barros Gom es,
presentó al Congreso de los Diputados un mapa
del «Africa Meridional Portuguesa», donde en co
lorido rosa se dibujaba la pretensión portuguesa.
El mapa fue conocido con el nombre de «Mapa co
lor Rosa», que simbolizaba la frustración portuguesa
Inaguración en El en el ámbito colonial porque los objetivos lusos no
Cabo de un monu pudieron cumplirse por la denominada crisis del ul
mento a su Primer
Ministro Cecil Rho- timátum. En 1890 el Gobierno de lord Salisbury
des. envió un comunicado al Gobierno de Jo s é Lucia-
no de Castro exigiendo la retirada de las tropas por
tuguesas que actuaban entre los territorios de An Portugueses
gola y Mozambique, con la amenaza de romper las y británicos
relaciones diplomáticas con Lisboa; se vislumbra
ba la declaración de una guerra y Portugal se so
metió. Las consecuencias políticas, económ icas y
morales de este duro golpe de la tradicional aliada
fueron enormes en Portugal (crisis sucesivas de go
bierno, ascenso del republicanismo, profunda cri
sis económ ica y frustación nacional ante la derrota El amplio territorio
situado entre Ango
moral sufrida). En 1 8 9 8 los gobiernos británico la y Mozambique,
y alemán se pusieron de acuerdo, en un tratado lo que hoy constitu
secreto, para repartirse las colonias de la «mori ye los países de
Zambia y Zimba-
bunda» Portugal. Aunque este tratado no llegó a bue, era codiciado
aplicarse, estuvo vigente hasta 1914, cuando las por portugueses y
dos potencias signatarias se enfrentaron en la Pri británicos para po
mera Guerra Mundial. der crear un impe
rio africano conti
nuo. A principios
del siglo X I X se
asentaban en él dis
tintos pueblos, don
de los árabes ha
bían establecido la
trata de esclavos.
Tras la crisis del ul
timátum que apar
tó definitivamente a
los portugueses de
la zona, la British
South Company de
Cecil Rhodes firmó
un tratado con Le-
wanika, rey de los
lozis, que le conce
dió la exclusiva de
la explotación co
mercial y minera,
primer paso en la
im plantación del
protectorado britá
nico. En la imagen,
las cataratas Victo
ria, del río Zambe-
ze, entre Zimbabue
y Zambia. 51
Francia es la segunda potencia latina que tuvo
La crisis que retroceder ante el poderío británico. Los fran
de Fashoda ceses controlaban los territorios del Africa occidental
y su objetivo consistía en crear un imperio conti
La p e n e tra c ió n nuo desde el Atlántico al mar Rojo y el índico. Fran
francesa, al mando cia ya había sido apartada por Gran Bretaña del
de Marchand, ha canal de Suez y de Egipto en 1875, y la única vía
cia el Alto Nilo (en
la imagen) y el pro que le quedaba era la ocupación del Sudán y la
yecto de crear una instalación en el Alto Nilo. Las tropas francesas
colonia en Sudán avanzaron desde el Oeste bajo el mando del capi
provocó la crisis de
tán Marchand llegando a Fashoda, en el Nilo, en
Fashoda con Gran
Bretaña (1898). A julio de 1898. Desde el Norte y el Sur el ejército
pesar de la negati inglés, al mando del general Kitchener, acudió al
va de Marchand a mismo punto en septiembre. Cuando se encontra
e v acu ar la zona
ante la presencia de ron los dos ejércitos se produjo la famosa crisis de
las tropas británi Fashoda, que a punto estuvo de provocar una gue
cas, la orden de re rra abierta entre las dos potencias coloniales. La
tirada del gobierno retirada de Marchand por orden de su gobierno de
francés puso punto
final a la cris is mostraba la fortaleza británica, permitía el control
abierta. exclusivo del valle del Nilo por parte de Gran Bre-
taña y la creación del imperio continuo de El Cai
ro a El Cabo, como pretendiera Cecil Rhodes, con Cuba
la sola interrupción del África Oriental Alemana.
En el tercero de los noventa y ocho se enfrenta
ron España, una pequeña potencia que mantenía
a duras penas los últimos vestigios de su pasado
imperio colonial, y los Estados Unidos, que des
puntaba ya como la primera potencia industrial. En
este caso la crisis derivó en una guerra abierta que
para el país latino supuso el Desastre del 98.
Desde 1 8 9 5 se había extendido por Cuba una
insurrección emancipadora («Grito de Baire»), y
desde 18 9 6 en Filipinas, contra el poder español.
Dominado el levantamiento filipino, en Cuba la in
surrección independentista se reecrudeció, cuyo di
rigente Jo s é Martí lanzó una terrible guerra de gue
rrillas. Los generales españoles Martínez Campos
y Weyler no pudieron pacificar la isla, ni siquiera
Caperucita Roja: la
crisis de Fashoda
desencadenó en
Francia una violen
ta campaña contra
«la pérfida Albión»,
rep resen tad a en
esta caricatura co
mo un terrorífico lo
bo británico dis
puesto a tragarse a
una encan tad ora
C ap eru cita Roja
francesa. Las rela
ciones bilaterales
sufrieron un duro
golpe y la reina Vic
toria, ante la xeno
fobia antibritánica,
tuvo que renunciar
a su veraneo en la
Costa Azul. 53
con la dureza aplicada por el segundo para aplas
tar a los insurrectos. Los Estados Unidos, a pesar
Cuba
de su pretendido humanitarismo en defensa de la
libertad cubana, vieron en las posesiones españo
las la posibilidad de su expansionismo y su avance
agresivo en el dominio del Caribe y en el control
del comercio con el Lejano Oriente. El Gobierno
estadounidense propuso al español la compra de
Cuba, a lo que Madrid se negó. Cuando España
concedió a Cuba un régimen autonómico en 1897,
ya era demasiado tarde para retener la colonia. El
Gobierno McKinley provocó la guerra contra Es
paña: primero envió, en febrero de 1898, un ulti
mátum al Gobierno Sagasta exigiendo la venta de
Desembarco de tro
pas estadouniden Cuba a los Estados Unidos por 3 0 0 millones de dó
ses en Cuba. El ex lares o, en caso contrario, se atuviese a un ataque
pansionismo de la armado. Después se produjo la extraña voladura
a d m i n i s tr a c ió n
del acorazado americano Maine en el puerto de
Mackinley jugó un
papel esencial en la
decisión de entrar
en guerra; se trata
ba, por un lado, de
evitar la indepen
dencia de la colonia
española, que, de
esta manera, pasa
ba a una nueva de
p e n d e n c ia ; por
otro, al eliminar a
España de Cuba y
Filipinas se abrían
las puertas de dos
puntos esenciales
para la expansión
militar, económica
y política de los Es
tados Unidos en el
Caribe y en el Pací
fico. En el caso de
Cuba se trataba
simplemente de la
aplicación de la
doctrina Monroe:
«América para los
54 americanos*.
La Habana que fue utilizada por los Estados Unidos
para declarar la guerra. En Filipinas, la escuadra El desastre
española, en una batalla de una hora, fue barrida del 98
por la escuadra norteamericana al mando del al
mirante Dewey. En el Caribe, la flota española al
mando del contralmirante Cervera también fue des
truida. En la Paz de París (diciembre de 1898), Es
paña perdió Cuba y cedió a los Estados Unidos el
archipiélago filipino, la isla de Guam y Puerto Rico
a cambio de 2 0 millones de dólares. El desastre fue
completo cuando España se vio obligada a vender
a Alemania las Carolinas, Marianas y Palaos, en
el Pacífico, por 2 5 millones de marcos.
El Desastre del 9 8 tuvo en España hondas re
percusiones, puso en entredicho el propio sistema
de la Restauración, provocando agrios debates so
bre las responsabilidades políticas y militares. J o a
quín Costa encabezaba la corriente regeneracionista Firma de la Paz de
París entre España
que clamaba por un cambio profundo en una Es y los Estados Uni
paña todavía anclada en el pasado. dos (1898).
Los imperios coloniales
El Imperio británico
Fue el más importante de los imperios coloniales,
extendiéndose por los cinco continentes. En 1914
constaba de los siguientes territorios:
En Africa: Egipto, Sudán, Uganda, Kenia, Rho-
desia del Norte (actual Zambia), Rhodesia del Sur
(Zimbabue), Nyasalandia (Malawi), Bechuanolan-
dia (Botswana), Unión Sudafricana, Nigeria, C os
ta de Oro (Ghana), Sierra Leona, Gambia.
En Asia y Oceanía: Unión India (India, Bangla
Desh, Pakistán y Birmania), Afganistán, Beluchis-
tán, Cachemira, Ceilán (Sri Lanka), Malaca, Aus
tralia, Tasmania, Nueva Zelanda, norte de Borneo,
sur de Nueva Guinea.
Muhammad Alí re
En América: Canadá, Bahamas, Trinidad, Gua-
cibiendo a una em yana, Honduras Británica.
bajada británica en Cadenas de escalas, con innumerables islas y ba
Alejandría, 1839. ses de apoyo en todas las rutas y mares: Gibraltar,
El comienzo de la
penetración colo Malta, Corfú, islas Jónicas, Santa Elena, islas Mau
nial en Egipto. ricio, Adén, Singapur, Hong Kong.
Gran Bretaña poseía un imperio de 3 3 millones
de kilómetros cuadrados donde habitaba la cuarta Gran
parte de la población mundial (450 millones). Fue, Bretaña
sin duda, la nación europea que tuvo una práctica
imperialista más desarrollada y de más largo alcan
ce, una organización colonial más acabada y una
mayor emigración hacia las colonias (unos 2 0 0 .0 0 0
ó 3 0 0 .0 0 0 ingleses cada año a finales del XIX).
Desde 1 8 5 4 disponía de un organismo guberna
mental especializado, el Colonial Office, dependien
te del Ministerio de la Guerra.
Fue también el país que se adelantó al resto de
la potencias en la conquista de nuevas tierras, pues
en 1 8 5 0 , cuando el fenóm eno colonial apenas se
había iniciado, disponía ya de numerosos enclaves Tras dos siglos de
e importantes colonias (Canadá, Australia. Africa dura competencia
del Sur, la India). A partir de la década de los 70 entre franceses y
británicos sobre la
llamada Gold Coast
(Costa de Oro), en
la que ambos explo
taban un lucrativo
comercio de escla
vos, los británicos
consiguieron hacer
se con el control de
la zona. La aboli
ción del esclavismo
(1807) y la gran ri
queza del territorio
(diam antes, oro,
bauxita y mangane
so) impulsaron a
los colonizadores a
cambiar su política,
sometiendo a los je
fes locales bajo la
fórmula del protec
torado. En la ilus
tración, la recep
ción del embajador
británico Bowdith
en Kumassi, capital
de los ashanti (ac
tual G h an a), en
1817. 57
se lanzó a la conquista de nuevas colonias, impul
Gran sada por los políticos imperialistas (Disraeli, Glad-
Bretaña stone, Salisbury, Chamberlain) ávidos de encon
trar mercados y materias primas para la industria
y lugares donde situar el excedente de población
que sufría Gran Bretaña.
La organización de tan vasto imperio no respon
dió a una fórmula única, adaptando una solución
diferente en cada caso. Comprendía protectorados,
dependientes del Ministerio de Asuntos Exteriores,
bases y enclaves, bajo el control del Almirantazgo,
y colonias propiamente dichas que habían perte
necido a compañías privadas («Compañías de Car
tas») 'y que después pasaron a depender directa
mente de la Corona.
Los dominios eran colonias de poblamiento blan
co, es decir, donde los emigrantes se instalaban de
forma definitiva. Gozaban de una amplia autono
mía con una estructura política semejante a la m e
tropolitana, aunque el Parlamento inglés, en el que
las colonias no estaban representadas, tuviera la po
testad de legislar sobre el imperio y las colonias ca
recieran de independencia en asuntos exteriores;
ningún acto de política internacional podía realizarse
sin la aprobación del Gobierno de Su Majestad. Sin
embargo, en caso de guerra, los dominios goza
Retrato de Benja
ban de la capacidad de decisión de entrar o no en
mín Disraeli (1804-
1881), primer con el conflicto. Las Conferencias Imperiales reunían
de de Beaconsfield, al premier británico y a los de los distintos domi
por John Everett nios, en un intento de crear una estructura federal.
Millais. Uno de los
políticos conserva Así fueron surgiendo progresivamente los diferen
dores más destaca tes dominios: en 1867 Canadá, Australia en 1900,
dos del reinado de Nueva Zelanda en 1907 y la Unión Sudafricana en
la reina Victoria;
1910. La abundante población europea que acu
varias veces Canci
ller del Tesoro y Pri día a los dominios creó una sociedad blanca que
mer Ministro, fue arrinconó a la indígena, que se mantuvo discrimi
uno de los más im nada y apartada de los beneficios del autogobierno.
portantes impulso
res de la política co El caso de la Unión Sudafricana merece un es
58 lonial británica. tudio especial. En el sur de Africa existía un impor
tante contingente de colonos de origen holandés
(ios bóers) que se había instalado en la próspera Gran
factoría de El Cabo en la segunda mitad del siglo Bretaña
XVII y se había extendido hacia el interior en lucha
con los indígenas. En 1805 los ingleses arrebata
ron a los bóers El Cabo y éstos se dirigieron hacia
el Norte, donde crearon dos repúblicas indepen
dientes, Orange y Transvaal, estados soberanos de
configuración europea. Pero su nueva libertad duró
poco, pues, en 18 8 0 , los británicos los cercaron al
anexionarse Swazilandia y Basutolandia, y Cecil
Rhodes ordenó la conquista de Bechuanalandia y Los reyes ashanti
Rhodesia. (actual Ghana) se
Los descubrimientos mineros de oro y diaman someten al poder
de los representan
tes en 1 8 8 4 atrajeron definitivamente a los ingle tes del gobierno bri
ses a los territorios bóers. El choque se hizo inevi- tánico (1896).
59
table y, en 1 8 9 9 , cuando Paul Kruger, Presidente
La Guerra de la República de Transvaal, exigió a los británi
de los bóers cos el cese de envío de tropas, estalló el conflicto.
La Guerra de los bóers duró tres años (1899-1902);
el primer año, los británicos sufrieron derrotas con
tinuas que pusieron en entredicho a la primera po
tencia colonial. El Gobierno Salisbury puso al frente
de las tropas británicas al general Kitchener, al que
hemos visto com o vencedor en la crisis de Fasho-
Los planes británi da, el cual consiguió derrotar al ejército enemigo.
cos de un imperio
continuo chocaron Pero los bóers continuaron una dura guerra de gue
con la oposición en rrillas durante dos años, que sólo pudo ser aplas
carnizada de los tada con una durísima represión. Con la Paz de
bóers, colonos ho
Pretoria los estados bóers fueron integrados en el
landeses de Trans-
v a a l y Or a n g e . dominio británico que, en 1910, se convertiría en
Aunque el derecho
internacional impe
día que una poten
cia se anexionara
estados soberanos
habitados por po
blación de origen
europeo, los britá
nicos no tuvieron
problemas en alte
rar esta norma y
empeñarse en una
costosa guerra de
conquista. La lucha
revistió una dureza
extraordinaria
(2 2 .0 0 0 muertos
por parte británica)
pero finalmente los
bóers fueron ven
cidos y anexiona
dos a la colonia de
El Cabo. En la ilus
tración, Paul Kru-
ger. Presidente de
Transvaal, saluda
al general Botha,
uno de los más des
tacados militares
de la s f u e r z a s
bóers.
la Unión Sudafricana, aunque se les permitió man
tener su lengua y recibieron la promesa de gozar La India
de cierta autonomía.
Las colonias de explotación carecían de las ven
tajas del autogobierno de los dominios. Tenían un
estatuto acordado por el Parlamento británico que Reunión de ia Cá
instituía la figura del Gobernador, representante de mara de los Comu
la Corona, al que asistía un Consejo donde podían nes británica en
1882. El Parlamen
figurar algunos jefes indígenas. Fue el caso de Africa
to de la metrópoli
—con la excepción de la Unión Sudafricana— y tuvo un papel des
del resto de colonias, con el caso especial de la In tacado en la organi
dia. Esta colonia, con sus trescientos millones de zación del imperio
británico, tanto en
habitantes y su gran capacidad de producción de la concesión de es
materias primas en sus casi cinco millones de kiló tatutos para las co
metros cuadrados, fue, sin duda, la de mayor va lonias de explota
lor del imperio británico. De esta manera, en 1877, ción como en el
otorgamiento del
la reina Victoria fue coronada emperatriz de las autogobierno de los
Indias. dominios.
61
La enorm e colonia de la India planteaba proble
La India mas especiales. En primer lugar, por su dualidad:
la India de los Príncipes, que comprendía 7 0 0 prin
cipados protegidos y teóricamente independientes,
y la India Inglesa, donde el dominio británico era
total, pero cuya diversidad étnica y religiosa crea
ba numerosas dificultades al gobierno. El segundo
problema provenía del nacimiento del movimien
to nacionalista; ya en 1 8 5 9 se produjo la revuelta
de los cipayos en el sur de la India, que costó dos
años a la Administración británica poder sofocar.
La penetración bri En 1 8 8 5 nacía un partido, El Congreso Nacional
tánica en Asia data Indio, que reclamaba la conversión de la colonia
de fechas muy tem en dominio con un alto grado de autonomía. El sec
pranas. Residencia tor más radical de los nacionalistas preconizaba el
británica en Haida-
rabad, grabado de boicot o la resistencia pasiva, pero los británicos se
1813. negaron a soltar las riendas de una colonia tan im-
portante para su econom ía. Finalmente, en 1909,
Londres concedió la India Council Act, que inicia Las relaciones
ba una leve reforma; se creaba un cuerpo legislati comerciales
vo cuya mitad estaba integrada por indígenas ele
gidos y el virrey contaba con un consejo ejecutivo
donde se daba acceso a un hindú.
El papel económico del imperio fue la base del
poderío británico. La exportación de capitales en
las colonias alcanzaba la mitad de las inversiones
británicas en el exterior; se construyeron puertos, Un ejemplo de la
carreteras y vías ferroviarias, se fundaron grandes presencia británica
en la llamada India
obras de irrigación en la India o Egipto y se crearon de los Príncipes. A
enormes plantaciones. El imperio suministraba, al iniciativa y con
mismo tiempo, las materias primas necesarias para apoyo británicos un
nuevo marajá ocu
la industria y el consumo británico: algodón de la
pa el trono en Burd-
India y de Egipto, carbón de Australia, Sudáfrica wan, Bengala, al
y la India —el más barato del mundo— , té de Cei- norte de la India.
63
lán, hevea (planta de la que se obtiene el látex) de
Las relaciones Malasia, yute de la India, oro, diamantes, cobre,
comerciales estaño, carne, trigo, lana...
En las relaciones comerciales los territorios del
imperio recibieron un trato diferente: la metrópoli
fijaba los precios para las colonias de explotación,
pero los dominios gozaban de una autonomía adua
nera muy amplia.
Varios fueron los sistemas de control de los in
tercambios: el comercio se realizaba en barcos in
gleses, el centro del sistema bancario y bursátil se
encontraba en Londres y las monedas tenían como
cambio fijo la libra esterlina. En 1913 el imperio co
lonial absorbía casi el 4 0 por ciento de las exporta
ciones británicas.
Sala de contrata
ción del New Stock
Exchange de Lon
dres. La economía
británica gozaba de
una pujanza y auto
nomía extraordina
rias gracias al mer
cado colonial, mo
nopolio imperialista
que era controlado
desde Londrçs, im
pidiendo la indus
trialización de las
colonias y la com
petencia de los pro
ductos de otras po
64 tencias coloniales.
El imperio francés
Fue el segundo en importancia, aunque a distan Francia
cia del imperio británico. También Francia consi
guió una colonización de extensión mundial, con
4 8 millones de habitantes sobre un territorio de 11
millones de kilómetros cuadrados:
En Africa: Túnez, Argelia, Marruecos, Maurita
nia, Senegal, Guinea, Níger, Alto Volta, Costa de
Marfil, Dahomey, Chad. Ubangui-Chari (Repú
blica Centroafricana), Congo Medio, Madagascar,
Djibuti.
En Asia: Unión Indochina (Vietnam, Laos,
C am boya).
Los franceses ini
En América: Guayana francesa, Martinica, Gua ciaron la ocupación
dalupe. de la costa^ medite
Además, diversos enclaves y archipiélagos en los rránea de Africa en
fechas muy tempra
tres océnos.
nas. Puerto y ciu
El colonialismo francés se dirigió en primer lu dad de Argel en
gar al dominio del norte de Africa, cuyo centro era 1830.
65
Argelia, la gran colonia de poblamiento blanco,
Africa adonde acudió un gran contingente de emigrantes
de la metrópoli. Argelia fue conquistada en la pri
mera mitad del siglo XIX, teniendo que acudir al
ejército para aplastar la oposición indígena. Pacifi
Franceses y británi
cos tenían numero
cado el territorio, se repartieron tierras entre los co
sos puntos de fric lonos franceses, al mismo tiempo que una obligar-
ción en su expan quía blanca se asentó en los nuevos barrios de las
sión colonial, anta grandes ciudades (Argel y O rán), comenzando así
gonismo que llegó a
su punto culminan la explotación sistemática de la colonia.
te por el control de Una iniciativa francesa en la línea de control del
la cuenca del Nilo. Africa mediterránea fue la construcción del Canal
Tras la inaugura
de Suez con capital francés y proyectado por el in
ción del Canal de
Suez, las dos poten geniero Ferdinand de Lesseps. Fue inaugurado en
cias rivalizaban por 1 869, dando a Egipto una importancia estratégica
imponer su influen hasta ese momento inusitada, lo que provocó el
cia en esta región
capital para las re enfrentamiento de intereses entre británicos —que
laciones internacio necesitan el canal para su tráfico con Asia— y los
nales. Abajo, llega franceses, que lo controlaban. Egipto era un esta
da a Alejandría de
do tributario del Imperio Otomano, regido por una
invitados a la inau
guración del Canal dinastía de sultanes renovadores que se había ido
de Suez (1869). endeudando progresivamente. Gran Bretaña logró
afianzar su poder en Egipto al comprar al Sultán
sus acciones del canal, estableciendo un condomi Asia
nio franco-británico sobre todo el territorio. En
1888, las potencias coloniales aceptaron el predo
minio británico en Egipto, con la condición de que
Inglaterra garantizase la libre circulación por el canal.
La segunda zona preferente de expansión fue el Ante el aumento de
sudeste asiático. Codiciada por franceses y británi la presencia franco-
cos, Indochina fue conquistada progresivamente británica un levan
tamiento naciona
por los primeros. Partiendo de Cochinchina, re
lista en Alejandría
montaron el río Mekong buscando una nueva vía (1881) provocó la
para el mercado chino, pero en seguida las rique muerte de sesenta
zas de la zona decidieron a los colonizadores a ins europeos. La res
puesta fue el bom
talarse definitivamente. Con la ocupación de los bardeo de la ciudad
actuales Vietnam, Camboya y Laos, los franceses por la flota británi
crearon la Unión Indochina, de la que obtenían ca. En la ilustra
estaño, zinc, carbón, maderas, seda y arroz. ción, la entrada de
las fuerzas británi
El sistema administrativo del imperio francés es cas en Alejandría
tuvo marcado por la centralización, aplicando fór- en 1882.
67
muías distintas según los territorios. En general, las
Administración colonias formaban parte de Francia y pertenecían
colonial al Estado. Sus habitantes eran considerados fran
ceses, pero no ciudadanos. El papel de los gober
nadores se limitaba a ejecutar las órdenes proce
dentes de París. Finalmente, los indígenas estaban
apartados de la vida política, que pertenecía en ex
clusiva a la comunidad blanca.
A finales de siglo el gobierno francés decidió se
guir en parte el modelo de los dominios británicos,
concediendo cierta descentralización económ ica y
administrativa a algunas colonias, con el objetivo
de proceder a su asimilación política. Fue el caso
de Argelia y, en menor medida, de Indochina. En
1 9 1 4 el imperio francés se dividía en cuatro tipos
de territorios: las colonias antiguas (Antillas, Gua-
yana, Reunión), cuyos habitantes tenían la consi
deración de ciudadanos franceses y, por lo tanto,
plena capacidad jurídica y política; las colonias nue
vas, cuyos habitantes no gozaban de derechos po
líticos y formaban una mayoría sometida al domi
Guerrero yembi del nio de una minoría blanca; los protectorados, de
Congo. Los indíge pendientes del Ministerio de Asuntos Exteriores, se
nas de las colonias
tuvieron que sufrir encontraban sometidos al poder de la metrópoli y,
un sistema de ex por último, el caso especial de Argelia, que depen
plotación que con día del Ministerio del Interior y donde el proceso
ducía, en muchos
de asimilación fue más intenso.
casos, al pillaje de
las compañías con La explotación económ ica de las colonias fran
cesionarias —como cesas fue intensiva, pero distaba mucho de la im
ocurrió en el Congo
portancia de las británicas, si exceptuamos el caso
francés— y a la mi
seria de la pobla de Indochina. S e introdujeron nuevos cultivos en
ción. Los levanta Africa del Norte (lino, tabaco, trigo), y especialmen
mientos anticolo te la vid en Argelia; Costa de Marfil producía ca
niales —más nume
rosos de lo que cao, aráquidas Senegal, caucho Indochina. Pero
suele pensarse — la mayor preocupación francesa, dada su escasez
eran fácilmente en minerales, fue la obtención de recursos mineros.
aplastados, dada la Com o en muchos otros casos, las colonias care
clara superioridad
militar de los colo cían de industria propia y se limitaban a suminis
68 nizadores. trar materias primas abundantes.
Otras potencias coloniales
En menor escala que Inglaterra o Francia, otras po Bélgica
tencias europeas entraron en el siglo XX con im
perios, más o menos extensos, que suponían el
control de importantes territorios donde obtener
materias primas y alimentos y donde colocar los ca
pitales.
Bélgica limitó su dominio colonial al Congo (ac
tual Zaire), territorio pretendido por varias potencias
Stanley acompaña
pero donde el rey Leopoldo II supo adelantarse do de los explora
enviando al explorador Stanley para que abriera dores portugueses
nuevas vías de penetración. Apenas unos cuantos Serpa Pinto Ivers y
Capello en 1877.
miles de belgas se instalaron en el Congo, pero Los viajes de Stan
pronto se descubrieron sus enormes riquezas: la ley fu e ro n una
producción de caucho, que representaba el 9 por auténtica hazaña al
atravesar el Africa
ciento de la producción mundial, además del mar
Central en casi tres
fil, cobre, estaño, oro y diamantes. Administrada años, valiéndose la
la colonia por la Asociación Internacional del Con- gloria internacional.
69
go, presidida por Leopoldo II, pasó a colonia bel
Alemania ga en 1909.
Alemania se lanzó tarde a la conquista colonial,
aunque su asentamiento fue el más rápido, consi
guiendo puntos clave en Africa. Bismarck, el árbi
tro de Europa de 1870 a 1890, se mostró reacio
a la empresa colonial, pues prefería centrar sus es
fuerzos en el continente europeo y no vio las ven
tajas económ icas de una empresa de conquista ul
tramarina. Cuando Bismarck se decidió a iniciar la
política colonial lo hizo obligado por asociaciones
de comerciantes alemanes, al mismo tiempo que
se erigía en árbitro del reparto colonial al convocar
la Conferencia de Berlín. Con la caída de Bismarck
En este grabado
(1884) se caricatu
riza la indeferencia
de Bismarck ante
la política colonial,
m ás preocupado
por sus proyectos
de reforma social
en Alemania.
se inició una mayor agresividad alemana con la lla
mada política mundial (Weltpolitik) del emperador Alemania
Guillermo II. Cuatro fueron las zonas de expansión y Holanda
colonial alemana: en el golfo de Guinea con los
protectorados de Topo y Camerún, Africa del su
doeste (Namibia), África Oriental (Tanzania) y
Oceanía, donde obtuvieron, en com petencia con
ingleses y americanos, el nordeste de Nueva Gui
El África Oriental
nea, las islas Bismarck, Marshal!, Carolinas, Ma Alemana (actual
rianas y Palaos. Tanzania) fue con
Holanda, antigua potencia del colonialismo co vertida en protecto
rado en 1885. La
mercial, controló importantes extensiones en Asia.
fuerte presencia
Su imperio se extendió por Sumatra, Borneo, Mo- árabe en la zona fue
lucas, Célebes y Sonda (Indonesia), además de la combatida por los
Guayana y algunas islas de las Antillas. Las lla alemanes con la
creación de tropas
madas Indias holandesas proporcionaban estaño auxiliares formadas
(el 2 0 por ciento mundial), oro, petróleo, además por soldados indí
de hevea, tabaco... genas.
71
Italia, país que acababa de conseguir su unifica
Italia ción, también pretendía participar en la conquista
y Portugal colonial en Africa Occidental asentándose en Eri-
trea y Somalia, pero al intentar la conquista de Abi-
sinia (Etiopía) — uno de los dos únicos estados li
bres de Africa, junto a Liberia— sufrió la derrota
de Adua (1896), a manos del ejército indígena.
Para compensar la única derrota que sufriera una
potencia europea en la expansión colonial, Italia
ocupó Libia a principios del siglo XX.
Portugal, país de antigua tradición colonial afri
cana, poseía dos importantes enclaves costeros en
Angola y Mozambique que no consiguió unificar
en un territorio continuo por la oposición británica
Nómadas somalíes.
La ocupación euro en la «crisis del ultimátum». A estas posesiones aña
pea de Somalia es dió la Guinea portuguesa y Cabo Verde.
un claro ejemplo de
la rivalidad de las
potencias en su ex
pansión colonial y
del reparto en zo
nas de influencia,
en este caso entre
Gran B retañ a,
Francia e Italia. Los
británicos ocuparon
las poblaciones de
Brara (1822) y Ber-
bera (1 8 5 6 ), los
franceses se esta
blecieron en el nor
te con el ánimo de
continuar su expan
sión. Fue entonces
cuando los italianos
—apoyados por los
británicos con el
ánimo de hacer fra
ca sa r el avance
francés— adquirie
ron algunos puertos
de la costa de Be-
nadir. De esta ma
nera se constituyó
la Somalia italiana
72 (1905).
España, además de perder el resto de sus anti
guas colonias a manos de los Estados Unidos, poco
obtuvo del reparto en la Conferencia de Berlín
(1 8 85). Sus posesiones se limitaron a Río de Oro
(antiguo Sahara español), Guinea Ecuatorial y la
isla de Fernando Poo. Tras la Conferencia de Al-
geciras (1906), obtuvo el protectorado del norte de
Marruecos.
Rusia optó por un expansionismo diferente al del
resto de potencias europeas. El avance se dirigió
hacia el Este, incorporando extensas zonas de Si-
beria al territorio nacional, llegando a arrebatar a
China su provincia siberiana de Ussuri y creando
la ciudad de Vladivostok. Al llegar al océano P a
cífico, Rusia entró en colisión con el Jap ón . La
expansión rusa por el Asia central (Afganistán y Vista de Fernando
Poo, posesión espa
Persia) provocó el choque de intereses con Ingla ñola, a finales del
terra. siglo XIX.
73
El imperialismo extraeuropeo
Japón Dos países, uno americano y otro asiático, despun
taban a finales del siglo XIX com o potencias indus
triales de primer orden. Ambos se lanzaron tam
bién a una política de expansionismo imperialista.
Japón estaba realizando, desde el año 1868, un
proceso profundo de transformación política y eco
nómica para poder defenderse del acoso de las po
tencias occidentales. En pocos decenios pasó del
feudalismo al capitalismo avanzado. Fue la época
del Japón Meijí (gobierno iluminado) bajo el po
der ilimitado del emperador Mutsu Hito. Para los
Unidad del ejército reformadores japoneses la experiencia sufrida por
japonés en 1904: la sus vecinos —especialmente C hina— demostraba
modernización y que había que seguir el ejemplo de las potencias
europeización del
Japón se muestra europeas si no querían ver a su país convertido en
en esta ilustración, una colonia o repartido comercialmente; la alter
donde uniformes, nativa era colonizar o ser colonizado. Al mismo
disciplina y arm a tiempo, su propio desarrollo económ ico y el cre
mento responden a
esquemas occiden ciente nacionalismo nipón impulsó a Japón a la bús
tales. queda de nuevos mercados, puertos estratégicos
74
y a una ampliación territorial donde canalizar la emi
gración de una población que crecía de forma con
Japón
tinua. De esta manera, se lanzó a una empresa
imperialista en su propia área de influencia, entran
do en guerra primero con China (1 8 9 4 -1 8 9 5 ), ob
teniendo Formosa (Taiwan), las islas Pescadores,
Liao Tung y Port Arthur. S e enfrentó también con
Rusia, a la que consiguió derrotar en 1905 en una
victoria sorprendente que obligó a Moscú a entre
gar Manchuria a los japoneses. También obtuvo las
islas Sajalín y las Kuriles y estableció un protecto
rado sobre Corea. Las tropas rusas
Los Estados Unidos, antigua colonia inglesa que atrincheradas en
había conseguido su independencia en el último Mukden, Manchu
ria, resisten a duras
cuarto del siglo XVIII, se lanzaron durante el si
penas el asalto de
glo XIX a un expansionismo con la incorporación lo s j a p o n e s e s
de nuevos territorios a la soberanía americana en (1905). Esta batalla
una marcha permanente hacia el Oeste. Este «im supuso la pérdida
rusa de Manchuria
perialismo interior» utilizó varios métodos, desde y un paso más en el
la compra (la Luisiana en 1803, la Florida en 1819 e x p a n sio n ism o
y Alaska en 1 8 6 7 ), la anexión de zonas pobladas nipón.
75
por tribus indias que fueron arrojadas de sus tierras,
Los Estados hasta la guerra con Méjico, que se vio obligado por
Unidos el tratado de Guadalupe Hidalgo (1848) a ceder
la mitad de su territorio a su vecino del norte.
Concluida la etapa de construcción nacional a
finales del siglo XIX, los Estados Unidos, que po
seían un mercado de gran desarrollo y no habían
tenido necesidad de mirar al exterior, emprendie
ron una política imperialista en el Caribe y en el Pa
cífico (en 1 8 9 8 se anexionan las islas Hawai).
Dos son las causas que provocaron este cambio:
1 8 9 8 : Theodore
la primera parte de 1898, cuando los Estados Uni
Roosevelt al frente
de un cuerpo de vo dos vencieron a España en una guerra desigual por
luntarios estadouni la que obtuvieron el control de Cuba, que pasó a
denses. La guerra ser ocupada militarmente. El tratado de París
hispano-norteame-
ricana puso fin al
(1 8 98), que puso fin a la guerra, permitió a los Es
dominio español en tados Unidos la compra de Filipinas y la anexión
América y dio co de Puerto Rico. Por otro lado, la industrialización
mienzo al imperia americana durante la segunda mitad del siglo XIX
lismo de los Esta
dos Unidos en el había llegado a tal grado de desarrollo que impul
mundo. só a buscar nuevos mercados.
76
El abanderado del expansionismo americano fue
el presidente Roosevelt, quien en 1904 reinterpre Los Estados
tó la doctrina Monroe («América para los ameri Unidos
canos») afirmando la intervención —directa o in
directa, según los casos— en los países america
nos que tuvieran problemas de orden político o
Trabajos de cons
económ ico. La doctrina Roosevelt permitió, pues, trucción del Canal
todo tipo de acciones en el continente, que poco de Panamá. Tras su
a poco pasó a ser controlado desde Washington. implantación en
Los americanos del Norte provocaron la separación Cuba y en Puerto
Rico, los Estados
de Panam á de Colombia en 1903, para iniciar, el Unidos decidieron
año siguiente, la construcción del canal interoceá ampliar su dominio
nico, tras arrancar al gobierno panam eño la con al conseguir de Pa
namá la concesión
cesión y explotación del territorio del Canal. En Ibe perpetua de una
roamérica, el imperialismo americano optó por el banda de diez mi
neocolonialismo con la exportación de capitales y llas para la cons
la intervención en la vida política de los gobiernos, trucción del canal
interoceánico, a
creando una dependencia real sin tener que acu cambio del pago de
dir a la conquista colonial. un canon anual.
í i r a ¡cyref i je
Km !
pP|p| vI y 4 'A *•^\jl
77
Las consecuencias del colonialismo
Los cambios producidos en las sociedades indíge
nas por el proceso expansionista europeo fueron
profundos y su incidencia afectó a todos los ámbi
tos: económ ico, de clases sociales, ideológico, in
telectual y religioso, de formas de vida, costumbres
y demográfico. Las transformaciones fueron tan
grandes que puede decirse que, después del colo
nialismo, el mundo había cambiado radicalmente
para la mayoría de sus habitantes.
S e produjeron cambios en las comunicaciones,
con la construcción de puertos, carreteras y redes
ferroviarias que transformaron la fisonomía del pai
La construcción de saje, uniendo pueblos y civilizaciones separadas tra
carreteras y redes
ferroviarias unió dicionalmente.
pueblos y civiliza Los cambios en la economía perseguían convertir
ciones que habían las colonias en centros de explotación sistemática
permanecido tradi de los recursos naturales al servicio de las metró
cionalmente inco
municadas. Ferro polis. S e propició el monocultivo o el cultivo bási
carril en Sudán. co en una agricultura de plantación —café en Tan-
f?t
78
zania, arroz y caucho en Indochina, cacao en Ni
geria, algodón en la India, etc. — . En Argelia se Consecuencias
extendió la vid, multiplicándose por cuatro su cul económicas
tivo. S e creó una economía extractiva cuyo obje
tivo prioritario era la obtención de minerales. Al
mismo tiempo se prohibió o se puso trabas a la in
dustrialización. Todos estos cambios se realizaban
desde una óptica capitalista que introdujo la eco
nomía de mercado en un mundo donde domina
ba en gran parte una economía de subsistencia. Esta
dualidad se mantenía cuando así interesaba a los
colonizadores: la yuxtaposición de la economía mo
netaria a la economía precolonial determinada por
el trueque; las grandes plantaciones coloniales en
relación con las estructuras agrarias tradicionales,
cuando los indígenas no habían sido simplemente
despojados de sus tierras.
El monocultivo será
heredado por las
colonias tras su in
dependencia, pro
longando y persis
tiendo la dependen
cia económica del
mundo desarrolla
do com o países
proveedores de ma
terias primas y ali
mentos baratos. 79
Los cambios en la demografía fueron, si cabe,
Consecuencias más profundos. La introducción de los adelantos
demográficas médicos y de higiene occidentales produjo el re
troceso de algunas enfermedades endémicas y epi
démicas —el paludismo, la lepra— lo que conlle
vó un descenso de la mortalidad y un crecimiento
vegetativo importante, a pesar de que, en algunos
casos, fueron los europeos los que trajeron nue
vas enfermedades desconocidas en las colonias.
Pero si el avance de la población no iba acom pa
ñado de un progreso económ ico, se producía un
gran desajuste que ocasionaba epidemias de ham
bre. La explosión demográfica y el subdesarrollo
del Tercer Mundo, fenóm enos que hoy presencia
mos, son herederos en gran parte del colonialismo.
Interior de un hos Los cambios en la sociedad afectaron en primer
pital en Senegal: la lugar a la destrucción de las estructuras tribales, a
introducción de la
medicina occiden la implantación de la vida urbana y a la aparición
tal. de una nueva estratificación social.
80
Al mismo tiempo que los colonizadores decre
taron la abolición jurídica de la esclavitud, se im Consecuencias
plantó en muchos casos el trabajo (orzado (Africa). sociales
Los nativos eran tratados de diversas maneras; en
unos casos se practicaba el exterminio de pueblos,
com o ocurrió en Australia y en los Estados Unidos
con los indios. En otros, después de despojarlos
de sus tierras, fueron confinados en «reservas».
Pero, en todo caso, los indígenas sufrían la segre
gación , marginados en barrios especiales en las nue
vas poblaciones. Los europeos estaban convencidos
de la superioridad de su raza y de su civilización;
ellos eran los conquistadores y hacían padecer al
indígena su inferioridad. Nunca se mezclaron y la
separación en barrios claramente diferenciados se
complementaba con «clubes» y centros de reunión
y diversión europeos, donde el indígena no tenía Indígenas africanos
acceso, a no ser com o sirviente. celebrando la aboli
ción de la trata de
Las antiguas tribus fueron destruidas por varios esclavos por el Tra
fenóm enos; en primer lugar, al introducir la pro tado de Viena de
piedad privada de corte capitalista, despojando a 1815.
la tribu de su antigua propiedad comunal y obli
Consecuencias gando a sus miembros al éxodo.
sociales A veces se fomentaba el odio entre las tribus para
debilitarlas con guerras; otras, se utilizaba una tri
bu com o aliada para la campaña de conquista.
Surgieron nuevas clases, que produjeron una es
tructura social mucho más compleja y dividida. La
burguesía de funcionarios y com erciantes se insta
ló en el nivel más alto, aprovechándose de los be
neficios de la colonización. El campesinado fue la
gran masa sometida a una dura explotación colo
nial. Los pequeños y medianos propietarios, debi
do a la com petencia de las grandes plantaciones
y la política de bajos precios, perdieron en muchos
casos sus tierras y sufrieron la proletarización. Por
último, las obras públicas, la construcción y la es
casa industria crearon un proletariado minoritario,
al que los colonizadores prohibieron la sindicación,
reservándola a los trabajadores blancos.
Los cambios en la cultura afectaron a las lenguas,
Pigmeos y nativos
de Zanzíbar con ofi creencias, costumbres, normas y valores autócto
ciales británicos. nos, con la pérdida de identidad que conllevaba
la implantación de otra civilización, otra religión —el
cristianismo— y el predominio de los idiomas y las Consecuencias
costumbres europeas. Los colonizadores adopta culturales
ron una actitud etnocéntrica, de superioridad y de
desprecio por las culturas indígenas, procediendo
a un proceso de aculturización con la implantación
de los valores occidentales. El capitán Osborn acon
sejaba en 1880 respecto a China: «tratadlos com o
a niños. Hacedles creer que lo que sabemos es en
su beneficio y en el nuestro. Hacedlo así y todos
los problemas de China habrán terminado.»
S e utilizaron dos vías: las misiones y la educa
ción; las primeras, mediante la cristianización, los
hospitales y dispensarios, las escuelas y otros ser
vicios, presentaban la cara humana de los europeos.
La escolarización en las colonias fue muy escasa,
más importante en los territorios británicos (5 mi
llones de niños en 1913 en la India) que en las co-
Soldados británicos
en el frente de gue
rra en el año 1916.
La carrera de arma
mentos fue uno de
los fenómenos que
contribuyó a crear
el estado psicológi
co de enfrentamien
to que desencade
nará la Gran Gerra.
El armamento mo
derno exigía una in
dustria desarrolla
da, y, al mismo
tiempo, el imperio
colonial de cada
potencia aportaba
las fuentes esencia
les de materias pri
mas para una gue
86 rra prolongada.
con Inglaterra, Italia y España unos acuerdos donde
se reconocían sus derechos sobre Marruecos. Pero
Alemania, decepcionada por el poco interés eco enfrentamientos
nómico de sus colonias e impulsada por la políti
ca mundial (Welpolitik) de Guillermo II, tenía pues
tos sus ojos en Marruecos y en sus riquezas mineras
En 1 9 0 5 estalló la primera crisis marroquí, cuando
el emperador alemán, en una visita política a Tán
ger, se proclamó defensor de la independencia de
Marruecos. En la Conferencia de Algeciras (1906)
las potencias europeas acordaron mantener la in Desembarco de un
dependencia de Marruecos, pero afirmando el pre batallón de solda
dominio de Francia en la zona. En estas fechas se dos argelinos en
Marruecos (1911).
perfilaban ya los dos bloques que luego se enfren La intervención ar
tarían en la I Guerra Mundial; mientras que Inglate mada francesa pro
rra, Rusia e Italia defendían a Francia, constituyen vocó un nuevo con
flicto internacional
do un año más tarde la Triple Entente, Alemania
con Alemania en la
contaba con el apoyo de Austria-Hungría, su com denominada segun
pañera en la Triple Alianza desde 1882. da crisis marroquí.
Paralelamente surgieron otras fricciones imperia
Hacia listas. En Persia, entre rusos e ingleses que acaba
la guerra ron repartiéndose el país en dos zonas de influen
cia. En Etiopía, italianos, ingleses y franceses se
dividieron el país en tres zonas de influencia eco
nómica. En Turquía, franceses y alem anes no lle
garon a un acuerdo y el conflicto de intereses se
mantuvo latente. En Asia estalló una nueva gue
rra entre Rusia y Japón (1905).
En este ambiente se produjo la segunda crisis ma
rroquí. En abril de 1911, un cuerpo de ejército fran
cés entró en Marruecos para consolidar al sultán
en el trono. Alemania, aduciendo que Francia no
se atenía a los acuerdos de Algeciras y acusándola
de no permitir el principio de «puertas abiertas» al
comercio internacional, envió el acorazado Pan-
ther al puerto de Agadir, exigiendo a Francia una
parte del Congo francés en com pensación. Ante
la presión alemana el gobierno francés cedió, exa-
En la imagen, esce
na de la I Guerra
Mundial. Resulta
muy complejo tra
tar de clarificar las
causas que llevaron
al d esencadena
miento de la Gran
Guerra y la impor
tancia de los distin
tos factores, fueran
económicos, terri
toriales o ideoló
gicos.
cerbando el nacionalismo en los sectores conser
vadores franceses que acusaron a sus mandatarios Hacia
de haberse doblegado bajo amenaza. El mismo año, la guerra
Italia atacó Turquía, consiguiendo Libia y las islas
del Dodecaneso. Viendo la derrota turca, los esta
dos balcánicos se apresuraron a la guerra para des
menuzar al viejo enemigo. La posibilidad de un con
flicto de alcance mundial se hacía cada vez más
manifiesta.
Observamos que en la marcha hacia la I Guerra
Mundial actuaron dos componentes: el primero fue
el enfrentamiento entre imperios, en el que Ale
mania reclamaba la porción del reparto que no
había conseguido; en segundo lugar, el viejo con
flicto de los Balcanes se avivaba por la rapiña co
lonial de otra potencia, Italia, que había llegado
tarde al expansionismo imperialista. En la base del
estallido de la guerra se encontraba el choque de
hegemonías por el dominio del mundo.
Sin embargo, el
componente impe
rialista, el choque
de potencias por la
hegemonía mun
dial, la rivalidad en
tre Gran Bretaña y
Alemania por el
predominio maríti
mo y, por lo tanto,
por el control del
mundo colonial, tu
vieron una inciden
cia decisiva en el
estallido del conflic
to bélico de 1914. 89
Datos para una historia
Años || Metrópolis Mundo colonial
1870 Las tropas italianas ocupan el Estado Insurrección china en Tiensin: envío de
Pontificio. un ejército europeo de represalia.
1871 Unidad italiana.
Unidad alemana: II Reich.
Abolición del feudalismo en Japón
1872 Liga de los tres emperadores Japón se anexiona las islas Riu-Kiu
1873 Crisis económica internacional.
1874 El gobierno Disraeli impulsa la política im Por el Tratado de Hué Francia establece
perialista. su protectorado sobre Annam.
1875 Crisis franco-alemana tras el rearme Gran Bretaña adquiere las acciones egip
francés cias del Canal de Suez.
Crisis de los Balcanes. Rusia adquiere las Sajalín a cambio de la
cesión de las Kuriles al Japón.
1877 Guerra ruso-turca. La reina Victoria es coronada emperatriz
de las Indias.
1878 Congreso de Berlín sobre los Balcanes. Gran Bretaña adquiere Chipre.
Sometimiento de las tribus afganas al po
der británico.
1879 Doble Alianza austro-alemana. Guerra de Inglaterra contra los zulúes.
1880 Jules Ferry dirige la política colonial fran Los británicos se anexionan Swazilandia
cesa. y Basutolandia.
Los alemanes se instalan en Nueva
Guinea.
1881 Renovación de la Liga de los tres empe Protectorado francés en Túnez.
radores. Penetración francesa en el Sahara.
1882 Fundación de la Liga colonial alemana. Gran Bretaña ocupa Egipto y establece
Triple Alianza austro-italo-alemana. su protectorado.
1884 Conferencia de Berlín sobre el reparto co Descubrimiento de oro y diamantes en los
lonial. territorios bóers.
Alemania establece el protectorado en
Africa del Sudoeste, Camerún y Togo.
1885 Conferencia de Berlín. Fundación del Congreso Nacional Indio.
Ocupación británica de Bechualandia y
de Birmania.
Francia establece el protectorado sobre
Madagascar y sobre Tonkin.
Alemania conoliza Tanganika y Zanzíbar.
Ocupación italiana de Massana.
1887 Acuerdo secreto ruso-alemán (Tratado de Protectorado británico sobre el norte de
Reaseguro) Borneo.
Francia crea la Unión Indochina.
1888 Guillermo II Kaiser de Alemania: im- Rhodes inicia la conquista de la futura
plantación de «la política mundial». Rhodesía.
Años Metrópolis Mundo colonial
1902 Gran Bretaña y Japón firman una alianza Fin de la guerra de los bóers.
defensiva.
Mayoría de edad de Alfonso XIII.
1903 Expedición británica al Tibet
Ijos Estados Unidos provocan la separa
ción de Panamá de Colombia y obtienen
la soberanía sobre la zona del canal.
1904 Francia y Gran Bretaña firman la Entente Se inaugura el ferrocarril transiberiano.
Cordial. Convenio hispano francés sobre el repar
Guerra ruso-japonesa. to de Marruecos.
1905 Primera crisis marroquí. Fundación en la India de la Liga Mu
Paz de Potsmouth entre Rusia y Japón. sulmana.
Fundación en China del Kuomitang
1906 Conferencia de Algeciras sobre Marruecos. Ocupación estadounidense de Cuba.
Francia ocupa Fez.
1907 Gran Bretaña y Rusia se aproximan diplo Levantamiento en Ffersia y reparto del país
máticamente. en zonas de influencia entre Rusia y Gran
2° Conferencia de La Haya sobre regla Bretaña.
mentación de la guerra.
1908 Formación de la Triple Entente. Leopoldo 11 lega a Bélgica el Congo.
Nuevo programa de rearme naval alemán Levantamientos antifranceses en Indo
china.
1909 Crisis internacional por la cuestión de Levantamiento en el Rif contra el domi
Bosnia. nio español.
Pacto secreto italo-ruso sobre stotu quo de Intervención anglo-rusa en Persia.
los Balcanes. Gran Bretaña concede la India Council
Act.
Intervención estadounidense en Nica-
ragua.
1910 Formación de Ja Unión Sudafricana.
Creación del África Ecuatorial francesa.
El Japón se anexiona Corea.
Intervención de los Estados Unidos en
Honduras.
1911 Guerra Ítalo-turca. Ocupación italiana de Libia.
Segunda crisis marroquí. Proclamación de la República en China.
1912 Fin de la guerra Ítalo-turco por la paz de Desembarco norteamericano en Cuba
Lausana para aplastar la revolución de indígenas de
Primera Guerra Balcánica. color.
1913 Segunda Guerra Balcánica. Acuerdo secreto anglo-alemán sobre el re
Leyes militares en Alemania y Francia. parto de las colonias portuguesas.
1914 Estallido de la 1 Guerra Mundial. Protectorado británico en Egipto.
Desembarco norteamericano en Haití.
92 Inauguración del Canal de Panamá.
Glosario
Arancel mental ni intervención del Estado, consideran
Sistema de cobro de derechos por el paso de do que la propia economía se regirá por la li
una mercancía extranjera por una aduana. La bre competencia.
asimilación aduanera de las colonias supone la
eliminación de estos derechos en el tráfico co Librecambismo
mercial entre colonias y metrópoli. Teoría económica que se opone al proteccio
nismo y que propugna un mercado libre entre
Bóers naciones sin trabas arancelarias.
Colonos holandeses asentados en el sur de Afri
ca Tras su expulsión de El Cabo por los bri Mercantilismo
tánicos (1834). constituyeron las Repúblicas Doctrina económica imperante en Europa du
independientes de Orange y Transvaal (1852- rante los siglos xvil y parte del xvm, según la
1854). Pero el descubrimiento de diamantes cual la riqueza de un país depende de la acu
en la región de Kimberley y de oro en Trans mulación de metales preciosos De aquí la obli
vaal incitó a los británicos a la ocupación, lo gación del Estado en aumentar el tesoro, adop
que provocó la encarnizada guerra de los bóers tando una política económica de protección
(1899-1902), con la victoria británica. arancelaria de la industria y de potenciación de
las exportaciones. Esta teoría se encontraba en
Bóxers la base del colonialismo precapitalista de crea
Sociedad secreta china, denominada «El Puño ción de enclaves comerciales
de la concordia y de la Justicia» (boxer en in
glés). que dirigió un movimiento xenófobo, de Monopolio
bido a las humillaciones que había sufrido su Situación en la que una empresa controla el
país a manos de los europeos. mercado de un producto, lo que le permite es
tablecer las condiciones de venta, precios y ca
Cipayos lidades. En el caso del colonialismo, el control
Soldados indígenas al servicio del ejército bri del mercado en exclusiva lo ejerce la metró
tánico en la India. La revuelta de los cipayos poli sobre sus colonias.
(1857-1858) puso en peligro la presencia bri
tánica en la zona; de corta duración pero de Proteccionismo
gran crudeza, acabó con el aplastamiento de Teoría económica opuesta al librecambismo,
los sublevados. que propugna la protección de la producción
nacional —o del imperio colonial—frente a la
Concesión competencia de los productos extranjeros a tra
Ventajas comerciales o cesión de puertos ob vés de la aplicación de aranceles, impuestos,
tenidos por una potencia colonial en un país control de cambios, etc.
considerado como soberano.
Protectorado
Doctrina Monroe Situación de un Estado que es situado bajo la
James Monroe (1758-1803), quinto presidente autoridad de otro Estado extranjero, reserván
de los Estados Unidos en 1816 y reelegido en dose el segundo los resortes fundamentales del
1820. La doctrina que lleva su nombre se co poder, especialmente los asuntos exteriores y
noce por la frase «América para los america la seguridad interior.
nos». destinada a impedir cualquier interven
ción europea en América, pero, de hecho, se Segregación racial
convirtió en la coartada para el dominio de Política encaminada a separar a las personas
todo el continente americano por los Estados de orígenes o razas diferentes en el interior de
Unidos. un país; basándose en la creencia de la supe
rioridad de la raza blanca, se mantiene a los
Liberalismo económico indígenas en barrios separados o en reservas
Doctrina económica que predica la libertad ple y se les impide el acceso a los órganos guber
na en la economía, sin planificación guberna namentales.
Indice alfabético
Administración colonial, 68 Colón. 9 Exmouth. 8
Adua. derrota de. 72 colonia de explotación. 36, 61 expansionismo. 10, 19, 23,
África. 4, 8, 10, 23, 25, 35, colonia de poblamiento blanco, 30-32. 42. 73-75, 85, 89
36. 41, 43, 46. 49. 52. 53, 36, 37, 66. 68 exploraciones, 4, 25-27
56-58. 61. 65. 66. 68-72, Colonial Office, 57 explotación, 14. 40. 41.47,
81. 84. 86 comercio, 63, 64 51. 66. 68. 85
agricultura, 17 — de esclavos, 57
Alejandría, 67 «Compañías de Cartas». 58
Alemania. 27. 32. 33, 40, 42, comunicaciones, 78 Ferry. Jules. 19.20.24.31.
44. 46. 47, 55, 70. 87-89 concesión. 39, 90 44
América. 9, 18. 56. 76, 77 Conferencia de Algeciras, 39, feudalismo, 74
Amuntsen, 26 73. 87. 88 Filipinas, 76
Angola. 50. 51. 72 — de Berlín, 44-47. 70. 73. Francia, 4. 9, 17,23, 27,31,
árabes. 51, 71 86 35, 37. 38, 40. 44, 46.
aranceles, 20, 40 Conferencias Imperiales. 58 49, 52. 53. 65. 67-69. 72,
ashanti. 59 Costa, Joaquín, 55 86-88
Asia. 4. 9. 10, 23. 26. 56. 65- crisis de Fashoda. 52, 53, 60,
67. 71. 73. 88 67
Australia, 12, 26, 36. 57. 58, crisis del ultimátum, 50, 51.72 Gladstone. 58
63. 81 crisis económicas. 43. 51 Gobierno Mckinley. 54
ávares, 7 — marroquí. 87. 88 — Sagasta. 54
Cuba. 53-55. 76, 77 Gobineau, 32
cultura, 82, 84 Go/d Coast, 57
Balcanes, conflicto de los, 89 Gran Bretaña, 4. 12. 17, 22,
Bardo, tratado de, 38 27.33,35,38-43.46,49.
Barros Gomes. 50 Chamberlain Joseph, 25. 31. 52.57-59. 67.69. 72,73.
bávaros, 7 32 58 87. 89
Bélgica. 27, 33. 35, 40. 42, 44 China. 39, 47. 73-75. 84. 85 «Grito de Baire». 53
berberiscos, 8. 9 Guadalupe Hidalgo, tratado
Bismarck. 44, 70. 71 de, 76
bóers, 41, 59. 60. 90 Darwin, 32 guerra de los bóers. 60
Botha, 60 demografía, 18. 21, 22, 25, 80 guerra de los bóxers, 85
Bowdith, 57 Desastre del 98, 48. 53, 55, 86 — hispano-norteamericana.
bóxers. 84. 90 Dewey, 55 76, 86
Brazza, 43. 44 Dilke. 31 — ruso-china, 86
Browne, 11 Disraeli, Benjamín. 32. 44. 58 Guillermo II. 25, 71, 87
burguesía, 14. 19, 82 doctrina de Monroe. 54. 77. 90
Burroughs, 30
Hidalgo. Miguel. 18
economía, 18-20. 25, 36, 64. Holanda. 40. 71
Cámara de los Comunes, 61 78, 79 Holding, 74
Canal de Suez. 66 — de mercado, 79
Capello, 69 — de subsistencia, 79
capitalismo.'10, 13-15, 32, 74 educación, 83, 84 ideologías, 18, 30-33
Carlomagno, 7 Egipto, 63, 66, 67 imperialismo esclavista, 6
Carlomán, 7 emigración. 4, 21. 22. 57, 66, imperialismo medieval, 7
Carlyle, 31 75 imperialismo mercantilista. 13
Castro, José Luciano de. 50 esclavitud, 7. 18. 57, 81. 84 imperialismo precapitalista. 7.
Cervera, 55 España. 27, 35, 40, 42, 52. 18
cipayos. 62, 84, 90 54, 55. 73. 76, 87 imperialismo ruso. 47
clase obrera, 21, 32 Estados Unidos, 18, 42, 49. imperio africano, 51
9 4 «clubes», 81 53-55, 73, 75-77. 81 — bizantino. 7
imperio británico. 36, 56. 61. Martí. José. 53 proteccionismo, 20. 40. 90
65 Martínez Campos, 53 protectorado. 38, 39, 43, 45-
«imperio continuo». 49. 50, 53, marxistas, 32 47. 51, 57. 68, 73. 84, 91
60 mercado mundial, 19
imperio francés. 65 — nacional, 19
— islámico. 7 mercantilismo, 8, 18, 90 racismo, 32
— romano, 7 metrópoli. 8, 11, 17. 29, 36- republicanismo, 51
India, 31. 38, 40, 41, 61-63, 3 8 ,4 0 ,4 1 ,4 4 .4 8 ,6 1 ,6 4 . Restauración, 55
83. 84 66, 68. 78. 85, 86 Rhodes, Cecil, 21. 25. 31,
India Council Act. 63 misiones, 8, 28. 29, 83 41, 50. 53. 59
India de los Príncipes, 62. 63 monocultivo, 78, 79, 90 Roosevelt, Theodore, 76. 77
India Inglesa, 62 monopolio, 14, 15, 39, 41, 64, Rusia, 42. 47. 73, 75. 87, 88
Indias holandesas. 71 90 sajones, 7
industria, 10, 19, 20, 34, 58 Mozambique, 50, 51. 72 Salgari, Emilio, 28
industrialización. 40. 64, 76, 79 Muhammad Alí, 56 Salisbury. 32, 49, 50, 58, 60
Italia, 27. 35, 40, 46, 49. 72. musulmanes, 7 segregación racial, 81. 91
87, 89 Mutsu Hito, emperador, 74 Segunda Guerra Mundial.
17, 24
— Revolución Industrial, 15,
Japón, 42, 47, 73, 74. 88 nacionalismo, 30, 62, 74, 89 19
Japón Meijí. 74 neocolonialismo, 17, 77, 90 sociedad blanca, 58
New York Herald, 26 sociedades coloniales, 33
— geográficas, 27
Kautsky, 32 Stanley, 26, 69, 84
Kipling, Rudyard, 28, 31
Kitchener. 52, 60 Oceanía, 9, 56, 71
Kon2ern, 14 organización militar, 34, 35, 38 Tercer Mundo, 80
Kruger, Paul, 60 Osborn, 83 tribus. 82
Triple Alianza, 87
— Entente, 87
La Paz Armada, 86 Panther, 88 Troust, 14
Lenin, 32 París, tratado de, 76 trueque, 79
León III, papa, 7 — Paz de, 55 Ts’euhi, 85
Leopoldo II, 25, 44, 69. 70 Parlamento británico, 58. 61
Leroy-Beaulieu, 31 Peary, 26
Lesseps, Ferdinand. 66 Pinto Ivers, Serpa. 69 Unión Sudafricana, 58, 71
Lewanika, 51 Pipino el Breve, 7
liberalismo, 14, 36, 40 política expansionista, 15
Liberalismo económico, 90 Portugal, 8, 27, 35.42, 44.49- Verne. Julio, 27
librecambismo, 40. 90 51. 72 Victoria. Reina. 53, 58. 61
Livingstone, David. 26, 84 Pretoria, paz de, 60 Viena, Tratado de, 81
lozis. 51 Primera Guerra Mundial, 17,
Luxemburgo. Rosa, 32 24, 51, 86, 87, 89
Maine, 54 — Revolución Industrial. 4. Weltpolitik, 25, 71, 87
Marchand, 48, 52 13. 19, 20 Weyler, 53
Marruecos, 40, 65, 73. 86-88 proletariado. 38, 39, 82 White Baker, Samuel, 24, 25
95
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