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Las rocas se forman por procesos diversos (procesos petrogenéticos), según un ciclo
cerrado, llamado ciclo litológico o ciclo de las rocas, en el cual pueden intervenir
incluso seres vivos.
Tipos de rocas
Rocas ígneas
Se forman gracias a la solidificación del magma, una masa mineral fundida que incluye
volátiles y gases disueltos. El proceso es lento, cuando ocurre en las profundidades de
la corteza, o más rápido, si aparece en la superficie. El resultado en el primer caso son
rocas plutónicas o intrusivas, formadas por cristales gruesos y reconocibles, o rocas
volcánicas o extrusivas, cuando el magma llega a la superficie, convertido en lava por
desgasificación.
Las rocas ígneas intrusivas son las más
abundantes, forman la totalidad del manto y las
partes profundas de la corteza. Son las rocas
primarias, el punto de partida para la existencia en la
corteza de otras rocas.
Las estructuras originales de las rocas ígneas son los plutones, formas masivas
originadas a gran profundidad, los diques, constituidos en el subsuelo como rellenos de
grietas, y coladas volcánicas, mantos de lava enfriada en la superficie. Un caso especial
es el de los depósitos piroclásticos, formados por la caída de bombas volcánicas, cenizas
y otros materiales arrojados al aire por erupciones más o menos explosivas. Los conos
volcánicos se forman con estos materiales, a veces alternando con coladas de lava
solidificada (conos estratificados).
Rocas Sedimentarias
Rocas Metamórficas
En sentido estricto es metamórfica cualquier roca
que se ha producido por la evolución de otra
anterior al quedar está sometida a un ambiente
energéticamente muy distinto de su formación,
mucho más caliente o más frío, o a una presión muy
diferente. Cuando esto ocurre la roca tiende a
evolucionar hasta alcanzar características que la hagan estable bajo esas nuevas
condiciones. Lo más común es el metamorfismo progresivo, el que se da cuando la roca
es sometida a calor o presión mayores, aunque sin llegar a fundirse (porque entonces
entramos en el terreno del magmatismo); pero también existe un concepto
de metamorfismo regresivo, cuando una roca evolucionada a gran profundidad —bajo
condiciones de elevada temperatura y presión— pasa a encontrarse en la superficie, o
cerca de ella, donde es inestable y evoluciona a poco que algún factor desencadene el
proceso.
Las rocas metamórficas abundan en zonas profundas de la corteza, por encima del
zócalo magmático. Tienden a distribuirse clasificadas en zonas, distintas por el grado de
metamorfismo alcanzado, según la influencia del factor implicado.
En el contexto del tiempo geológico las rocas sufren transformaciones debido a distintos
procesos.Los agentes geológicos internos dan lugar a las rocas ígneas y metamórficas,
mientras que los agentes geológicos externos producen la meteorización y erosión,
transporte y sedimentación de las rocas de la superficie, dando lugar a las rocas
sedimentarias.
Cristales
Aunque el vidrio se suele confundir con un tipo de cristal, en realidad no posee las
propiedades moleculares necesarias para ser considerado como tal; el vidrio, a diferencia
de un cristal, es amorfo. Los cristales se distinguen de los sólidos amorfos no solo por su
geometría regular, sino también por la anisotropía de sus propiedades, que no son las
mismas en todas las direcciones, y por la existencia de elementos de simetría. Los
cristales están formados por la unión de partículas dispuestas de forma regular siguiendo
un esquema determinado que se reproduce, en forma y orientación, en todo el cristal y
que crea una red tridimensional. En un cristal, los átomos e iones se encuentran
organizados de forma simétrica en redes elementales, que se repiten indefinidamente
formando una estructura cristalina.
Tipos de cristales
Cristales sólidos
Excepto el vidrio y las sustancias amorfas, cuya estructura no aparece ordenada sino
desorganizada, toda la materia sólida se encuentra en estado cristalino. En general, se
presenta en forma de agregado de pequeños cristales (o policristalinos) como en el hielo,
las rocas muy duras, los ladrillos, el hormigón, los plásticos, los metales muy
proporcionales, los huesos, etc., o mal cristalizados como las fibras de madera corridas.
Cristales luminosos
Cristales iónicos
Los cristales iónicos tienen dos características importantes: están formados de enlaces
cargados y los aniones y cationes suelen ser de distinto tamaño. Son duros y a la vez
quebradizos. La fuerza que los mantiene unidos es electrostática. Ejemplos: KCl, CsCl,
ZnS y CF2. La mayoría de los cristales iónicos tienen puntos de fusión altos, lo cual refleja
la gran fuerza de cohesión que mantiene juntos a los iones. Su estabilidad depende en
parte de su energía reticular; cuanto mayor sea esta energía, más estable será el
compuesto.
Cristales covalentes
Cristales moleculares
Cristales metálicos
Mineral
Hay más de 5300 especies minerales conocidas, de ellas más de 5070 aprobadas por la
Asociación Internacional de Mineralogía (International Mineralogical Association, o IMA).
Continuamente se descubren y describen nuevos minerales, entre 50 y 80 al año
El primer criterio significa que un mineral se tiene que formar por un proceso natural, lo
que excluye compuestos antropogénicos. La estabilidad a temperatura ambiente, en el
sentido más simple, es sinónimo de que el mineral sea sólido. Más específicamente, un
compuesto tiene que ser estable o metaestable a 25°C. Son ejemplos clásicos de
excepciones a esta regla el mercurio nativo, que cristaliza a -39°C, y el hielo de agua,
que es sólido sólo por debajo de 0°C; puesto que estos dos minerales se habían descrito
con anterioridad a 1959, fueron adoptados por la Asociación Internacional de Mineralogía
(IMA). Los avances modernos suponen un amplio estudio de los cristales líquidos, que
también concierne ampliamente a la mineralogía. Los minerales son compuestos
químicos, y, como tales, pueden ser descritos por una fórmula fija o una variable. Muchos
grupos de minerales y especies están compuestos por una solución sólida; las sustancias
puras generalmente no se encuentran debido a la contaminación o sustitución química.
El requisito de que una especie mineral para ser válida ha de ser abiogénica también se
ha descrito como similar a que sea inorgánica; sin embargo, este criterio es impreciso y
a los compuestos orgánicos se les ha asignado una rama de clasificación separada. Por
último, la exigencia de tener una disposición atómica ordenada es generalmente sinónimo
de cristalinidad; sin embargo, los cristales también son periódicos, por lo que se utiliza en
su lugar el criterio más amplio.
Los minerales pueden ser descritos por varias propiedades físicas que se relacionan con
su estructura química y composición. Las características más comunes que los identifican
son la estructura cristalina y el hábito, la dureza, el lustre, la diafanidad, el color,
el rayado, la tenacidad, la exfoliación, la fractura, la partición y la densidad relativa. Otras
pruebas más específicas para la caracterización de ciertos minerales son el magnetismo,
el sabor o el olor, la radioactividad y la reacción a los ácidos fuertes.