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Representación de violencia en
Colombia: artes visuales, memoria y
contra-memoria
Marta Cabrera
Universidad Externado, Pontificia Universidad Javeriana
A finales de los ochenta e inicio de los noventa la imagen sucesiva del conjunto
latinoamericano dentro de esta “gran visibilidad” conjuro visiones del absurdo, lo
místico o imágenes surrealistas las cuales son coalescentes con la noción de una
Latinoamérica esencial, uniforme, como lo muestran algunas exhibiciones
artísticas de este periodo. Esto también está asociado con la visión romántica de
una expresión cultural latinoamericana auténtica, la cual reposaría sobre
imaginarios europeos respecto al nuevo mundo. En las exhibiciones que
adoptaron esta estrategia de visibilidad, “arte latinoamericano [fue formado] de
acuerdo a las nociones de lo exótico, lo primitivo, la autenticidad y de los fantástico
(Amor 248).
Para los años noventas la noción de una “Latino América” homogénea fue
“mantenida pero problematizada” (Mosquera, “Good-bye 26). Esto implica un
despegue a partir de la idea de “arte latinoamericano” a favor de “arte en
Latinoamérica” y “arte desde Latinoamérica” (31), lo cual representa ahora otro
peligro, el acuñamiento de “un cliché postmoderno de Latinoamérica como si
Varias décadas después del clímax del realismo mágico, la obra de Botero
continúa infundiendo la noción de una “Latinoamérica” folclórica, familiar que
aparece en textos sobre “arte Latinoamericano” que se refieren a su trabajo. La
Realismo mágico […] tiene ecos en esas obras de Botero como el sacerdote
levitando […] El trabajo de Botero revela una fascinación particular con los
“tipos” que representan a la iglesia por un lado, en el otro el ejército y los
oficiales del gobierno: Los dos últimos unidos en la figura del dictados ----
García Márquez comento una vez, que Latinoamérica ha dado al mundo el
mito (292-93).
Nosotros no necesitamos el humo del volcán atrás o las piezas sueltas de las
deliciosas frutas tropicales para decirnos que esta es Latinoamérica. Las
señoras ricas, dictaduras artificiales, obispos y generales, todos envueltos
en comodidad y corrupción, las prostitutas y hombres de negocios son los
personajes que se contonean por las calles de las ciudades de
Latinoamérica y las páginas de las novelas de García Márquez. Ellos
pueden remedar el manierismo y el esnobismo europeo pero ellos mantienen
los rasgos indígenas peculiares (Baddeley y Fraser 61).
Estos mismos autores finalmente añaden “[Botero] representa una serie de clichés
de la sociedad colombiana que como en los escritos de García Márquez también
es reconocible a través de Latinoamérica: bien nutrido, obispos auto-satisfechos,
dictadores y sus primeras damas e indudablemente su desagradable
descendencia” (64). Estos dos textos aparecieron en las secuelas del
florecimiento del “arte Latinoamericano”, pero la excelencia de Latinoamérica
Gestos Monumentales
A través del realismo mágico, Botero hace una larga marcha desde la exclusión
hacia el formulismo en el mundo del arte y tuvo éxito en el enlace de ambos su
trabajo y su persona pública para Latinoamérica y para Colombia, además del
hecho que él ha vivido fuera de su país, voluntariamente, por cerca de 50 años.
Botero obviamente ha manteniendo relaciones con Colombia como lo refiere
constantemente en sus obras, pero también por visitas al país y obras donadas a
ciudades y museos colombianos, como fue el caso de la donación en 1998 de su
colección personal.2 Un increíble despliegue de publicidad, fotos y entrevistas
rodearon el evento. El medio representó a Botero como una figura del jet-set
internacional compartiendo su tiempo entre una villa en Italia donde mantiene un
taller e escultura y apartamentos en Montecarlo, Paris y Manhattan donde el
pinta. Simultáneamente, Botero fue representado como un colombiano generoso
y cálido. Además que las donaciones fueron vistas como un alivio “cultural” para
un país cansado de la guerra.
Mientras estas donaciones crearon una efusión general de gratitud, Las series de
Botero en la violencia fueron recibidas con mezcla de emociones. En julio de 2000
La revistan colombiana Diners publicó unos pocos pintores donde la materia varió
desde los eventos más recientes como la muerte del señor de las drogas Pablo
Escobar (en 1993) y los ataques terroristas con carros bomba (un hecho común
durante la violencia desde el inicio de los ochentas hasta los noventas) para las
representaciones de las guerrillas de los cincuentas. Un breve artículo titulado
“Botero y Guerra” expresó el compromiso de Botero con la historia política
Los monumentos artísticos representados por Botero, las series sobre la violencia
son la problemática como los rostros monumentales, una crisis de legitimidad, el
reflejo de ambos la estética y las revoluciones políticas, también como las
grandes crisis de representación sobre el arte Latinoamericano en la década de
1980-1990. Colocada en la intersección entre el arte público y la memoria política,
esta colección también representa políticos mantenidos en una relación de poder,
la cual esta aliada a la institución del museo y del arte crítico, privilegia una versión
de eventos mientras se excluyen otros (Burke 108). La publicación calculada de
las series junto con la donación de Botero de su colección de arte personal
entrelaza espectáculo, memoria oficial e intereses financieros. 6 En un mundo
globalizado no solo distribuir objetos, sino también artistas, exhibiciones,
curadores patrocinios y coleccionistas empresariales y el control de las
exhibiciones/circuito de la casa de subastas para promocionar y financiar intereses
Desde el punto de vista de los poetas visuales, la idea de un ícono colombiano ----
que va desde la exuberancia y la sensualidad a la violencia despiadada ---- es
reforzada con tropas de exotismo y lo otro. La violencia aquí es meramente la
naturaleza de lo “otro”, “folclor nacional”, como Botero mismo afirmó, en lugar de
ser el resultado de ciertas condiciones históricas y de la profunda y permanente
política, problemas sociales y económicos. En términos visuales, estos
homogéneos, indeterminados, intercambiable “otros” parecen habitar un pasado
perpetuo; ellos nunca parecen contemporáneos, a pesar de que representan
sujetos vivos o eventos recientes. Esto es transmitido por representaciones de
sujetos de aspecto similar vestidos con la moda de los cincuentas, el colapsando
el pasado y el presente con angustiosa circularidad.
Testimonio de la Ausencia
Unland, una obra inspirada en la poesía de Paul Celan, está compuesta por tres
piezas: the orphan´s tunic, audible in the mouth, and irreversible witness (1995-
98). Aquí, las mesas de madera divididas son recosidas usando tanto seda como
Las implicaciones étnicas del trabajo que ha hecho Salcedo como una figura
relativamente anónima dentro de Colombia, donde ella vive y trabaja, pero donde
ella no exhibe desde 1993. Pocas fotografías, entrevistas o textos a cerca de sus
artistas están asequibles en Colombia. Para Salcedo, el anonimato provee una
distancia crítica y es crucial el mantenimiento de la confidencialidad de sus
colaboradores ---- la artista obtiene los testimonios de las víctimas de la violencia,
quienes generalmente viven en la zona rural de Colombia y las entrevista
personalmente; Así, ella considera su práctica como un soporte “testigo a testigo”
convirtiéndose en un testigo secundario. Sin embargo, fuera de Colombia Salcedo
es muy activa, participando en conversatorios de artistas, exhibiciones, y
numerosos bienales y su obra ha alcanzado considerable reputación como
también éxito comercial. 14
Autores como Paul Celan, Primo Levi y Emmanuel Levinas, entre otros, han
influenciado el enfoque de trauma de Salcedo, la memoria, y la monumentalidad,
una influencia que ella reconoce, citándolos en catálogos y entrevistas. Estas
referencias, tan bien como el objeto del trabajo artístico de Salcedo, la posición
dentro de la discusión contemporánea en tópicos como trauma y memoria. 15 El
lenguaje estético de su obra, por otra parte hace referencia al minimalismo y al
conceptualismo, el cual se ha convertido, de a cuerdo con Gerardo Mosquera en
los pilares de un lenguaje posmoderno “instituido y globalizado durante los
noventas […] prevaleciendo sobre la así llamada escena internacional mientras se
acuña como un código dominante que niega el hecho de la perspectiva pluralista
de la posmodernidad” (“Alien-Own” 164).
Conclusión
De otro lado la ecuación abordada por este análisis, un esfuerzo que ha sido
hecho para conectar cualidades formales e iconográficas de obras seleccionadas
que tratan la violencia como su objeto, la biografía del artista, y la construcción de
su persona pública, también como el contexto de mostrar. En el primer caso las
series de Botero sobre la violencia promovida por la espectacularidad de los
medios y las instituciones de arte, buscaron estatus monumental para afirmarlo
como un evento de testimonios positivos, imparcial de relevancia para la memoria
colectiva. La colección, sin embargo, equipara la violencia con el folclor y los
representa dentro de la lógica de la “cultura de la violencia” (caracterizada por
dotar la violencia con cualidades casi mágicas). Además, peligrosamente se
alineo con la memoria oficial tejiendo juntos la política y los intereses económicos
de la corriente principal de Colombia. De otro lado el trabajo de Salcedo, empezó
tratando la violencia de finales de los ochentas y, aludiendo frecuentemente
NOTAS
OBRAS CITADAS