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Síntomas emocionales del estrés

Con facilidad se pone agitado, frustrado y temperamental


Sentirse abrumado, como si estuviera perdiendo el control o necesitara tomar el control
Tener dificultad para relajarse y aquietar la mente
Sentirse mal consigo mismo (baja autoestima), solitario, inútil y deprimido
Evitar a otros
Síntomas físicos del estrés
Energía baja
Dolores de cabeza
Malestar estomacal, incluyendo diarrea, estreñimiento y náuseas
Dolores, dolores y tensiones
Dolor en el pecho y ritmo cardíaco acelerado
Insomnio
Resfriados e infecciones frecuentes
Pérdida de deseo y / o capacidad sexual
Nerviosismo y temblores, zumbido en la oreja, manos y pies fríos o sudorosos
Boca seca y dificultad para tragar
Síntomas cognitivos del estrés
Constante preocupación
Pensamientos acelerados
Olvido y desorganización
Incapacidad para enfocarse
Falta de criterio
Ser pesimista o ver solo el lado negativo
Los síntomas conductuales del estrés incluyen:
Cambios en el apetito, ya sea no comer o comer demasiado
Procrastinar y evitar responsabilidades
Mayor uso de alcohol, drogas o cigarrillos
Exhibir comportamientos más nerviosos, como morderse las uñas, inquietud y caminar
Consecuencias del estrés
El estrés afecta de muchas maneras y puede causar los siguientes efectos:
Ansiedad
Depresión
Tensión
Enojo
Problemas de concentración,
Olvido
Indecisión
Apatía
Desesperanza
En cuanto al comportamiento puede causar:
Mayor consumo de alcohol y tabaco
Insomnio
Propensión a los accidentes
Problemas de peso
Comportamiento obsesivo-compulsivo
Nerviosismo
Su respuesta al estrés
Su actitud, personalidad y enfoque de la vida influirán en cómo responde al estrés. Los
factores que juegan un papel incluyen:

Como piensas sobre un problema


Qué tan ansioso se siente en general
Qué tan gravemente le afecta el problema
Si ha experimentado algo como esto antes
Si puede controlar lo que está sucediendo
Cuánto tiempo le afecta el evento
Qué tan importante es el resultado para usted
Las diferentes formas en que una persona enfrenta situaciones difíciles
Su autoestima
Si tiene personas alrededor que pueden brindar apoyo
El estrés como un problema de salud
Como un problema de salud, el estrés ocurre cuando una persona siente que las demandas
que se le hacen sobrepasan su capacidad para sobrellevar la situación. Los factores que
contribuyen a que una persona se sienta estresada pueden incluir:

Medio ambiente (trabajo, hogar, escuela)


Estilo de vida
Problemas emocionales y personales.
Estrés y enfermedad física
Cuando nos sentimos bajo estrés, el cuerpo se pone en marcha a toda velocidad para hacer
frente a la amenaza. Debido a esto, los latidos cardíacos, la frecuencia respiratoria y la
presión arterial aumentan. Cuanto más tiempo nos sentimos estresados, mayor es la
demanda en nuestro cuerpo.

El manejo del estrés puede resultar complicado y confuso porque existen diferentes tipos
de estrés: estrés agudo, estrés agudo episódico y estrés crónico. Cada uno cuenta con sus
propias características, síntomas, duración y enfoques de tratamiento. Analicemos cada
uno de ellos.

Estrés agudo
El estrés agudo es la forma de estrés más común. Surge de las exigencias y presiones del
pasado reciente y las exigencias y presiones anticipadas del futuro cercano. El estrés agudo
es emocionante y fascinante en pequeñas dosis, pero cuando es demasiado resulta
agotador. Una bajada rápida por una pendiente de esquí difícil, por ejemplo, es estimulante
temprano por la mañana. La misma bajada al final del día resulta agotadora y desgastante.
Esquiar más allá de sus límites puede derivar en caídas y fracturas de huesos. Del mismo
modo, exagerar con el estrés a corto plazo puede derivar en agonía psicológica, dolores de
cabeza tensiónales, malestar estomacal y otros síntomas.

Afortunadamente, la mayoría de las personas reconocen los síntomas de estrés agudo. Es


una lista de lo que ha ido mal en sus vidas: el accidente automovilístico que abolló el
parachoques, la pérdida de un contrato importante, un plazo de entrega que deben cumplir,
los problemas ocasionales de su hijo en la escuela, y demás.
Dado que es a corto plazo, el estrés agudo no tiene tiempo suficiente para causar los daños
importantes asociados con el estrés a largo plazo. Los síntomas más comunes son:

Agonía emocional: una combinación de enojo o irritabilidad, ansiedad y depresión, las tres
emociones del estrés. Problemas musculares que incluyen dolores de cabeza tensos, dolor
de espalda, dolor en la mandíbula y las tensiones musculares que derivan en desgarro
muscular y problemas en tendones y ligamentos; Problemas estomacales e intestinales
como acidez, flatulencia, diarrea, estreñimiento y síndrome de intestino irritable;
Sobreexcitación pasajera que deriva en elevación de la presión sanguínea, ritmo cardíaco
acelerado, transpiración de las palmas de las manos, palpitaciones, mareos, migrañas,
manos o pies fríos, dificultad para respirar, y dolor en el pecho.
El estrés agudo puede presentarse en la vida de cualquiera, y es muy tratable y manejable.

Estrés agudo episódico


Por otra parte, están aquellas personas que tienen estrés agudo con frecuencia, cuyas
vidas son tan desordenadas que son estudios de caos y crisis. Siempre están apuradas,
pero siempre llegan tarde. Si algo puede salir mal, les sale mal. Asumen muchas
responsabilidades, tienen demasiadas cosas entre manos y no pueden organizar la
cantidad de exigencias autoimpuestas ni las presiones que reclaman su atención. Parecen
estar perpetuamente en las garras del estrés agudo.

Es común que las personas con reacciones de estrés agudo estén demasiado agitadas,
tengan mal carácter, sean irritables, ansiosas y estén tensas. Suelen describirse como
personas con "mucha energía nerviosa". Siempre apuradas, tienden a ser cortantes y a
veces su irritabilidad se transmite como hostilidad. Las relaciones interpersonales se
deterioran con rapidez cuando otros responden con hostilidad real. El trabajo se vuelve un
lugar muy estresante para ellas.

La personalidad "Tipo A" propensa a los problemas cardíacos descrita por los cardiólogos
Meter Friedman y Ray Rosenman, es similar a un caso extremo de estrés agudo episódico.
Las personas con personalidad Tipo A tienen un "impulso de competencia excesivo,
agresividad, impaciencia y un sentido agobiador de la urgencia". Además, existe una forma
de hostilidad sin razón aparente, pero bien racionalizada, y casi siempre una inseguridad
profundamente arraigada. Dichas características de personalidad parecerían crear
episodios frecuentes de estrés agudo para las personalidades Tipo A. Friedman y
Rosenman descubrieron que es más probable que las personalidades Tipo A desarrollen
enfermedades coronarias que las personalidades Tipo B, que muestran un patrón de
conducta opuesto.
Otra forma de estrés agudo episódico surge de la preocupación incesante. Los "doña o don
angustias" ven el desastre a la vuelta de la esquina y prevén con pesimismo una catástrofe
en cada situación. El mundo es un lugar peligroso, poco gratificante y punitivo en donde lo
peor siempre está por suceder. Los que ven todo mal también tienden a agitarse demasiado
y a estar tensos, pero están más ansiosos y deprimidos que enojados y hostiles.

Los síntomas del estrés agudo episódico son los síntomas de una sobre agitación
prolongada: dolores de cabeza tensos y persistentes, migrañas, hipertensión, dolor en el
pecho y enfermedad cardíaca. Tratar el estrés agudo episódico requiere la intervención en
varios niveles, que por lo general requiere ayuda profesional, la cual puede tomar varios
meses.

A menudo, el estilo de vida y los rasgos de personalidad están tan arraigados y son
habituales en estas personas que no ven nada malo en la forma cómo conducen sus vidas.
Culpan a otras personas y hechos externos de sus males. Con frecuencia, ven su estilo de
vida, sus patrones de interacción con los demás y sus formas de percibir el mundo como
parte integral de lo que son y lo que hacen.

Estas personas pueden ser sumamente resistentes al cambio. Sólo la promesa de alivio del
dolor y malestar de sus síntomas puede mantenerlas en tratamiento y encaminadas en su
programa de recuperación.

Estrés crónico
Si bien el estrés agudo puede ser emocionante y fascinante, el estrés crónico no lo es. Este
es el estrés agotador que desgasta a las personas día tras día, año tras año. El estrés
crónico destruye al cuerpo, la mente y la vida. Hace estragos mediante el desgaste a largo
plazo. Es el estrés de la pobreza, las familias disfuncionales, de verse atrapados en un
matrimonio infeliz o en un empleo o carrera que se detesta. Es el estrés que los eternos
conflictos han provocado en los habitantes de Irlanda del Norte, las tensiones del Medio
Oriente que afectan a árabes y judíos, y las rivalidades étnicas interminables que afectaron
a Europa Oriental y la ex Unión Soviética.

El estrés crónico surge cuando una persona nunca ve una salida a una situación
deprimente. Es el estrés de las exigencias y presiones implacables durante períodos
aparentemente interminables. Sin esperanzas, la persona abandona la búsqueda de
soluciones.

Algunos tipos de estrés crónico provienen de experiencias traumáticas de la niñez que se


interiorizaron y se mantienen dolorosas y presentes constantemente. Algunas experiencias
afectan profundamente la personalidad. Se genera una visión del mundo, o un sistema de
creencias, que provoca un estrés interminable para la persona (por ejemplo, el mundo es
un lugar amenazante, las personas descubrirán que finge lo que no es, debe ser perfecto
todo el tiempo). Cuando la personalidad o las convicciones y creencias profundamente
arraigadas deben reformularse, la recuperación exige el autoexamen activo, a menudo con
ayuda de un profesional.

El peor aspecto del estrés crónico es que las personas se acostumbran a él, se olvidan que
está allí. Las personas toman conciencia de inmediato del estrés agudo porque es nuevo;
ignoran al estrés crónico porque es algo viejo, familiar y a veces hasta casi resulta cómodo.

El estrés crónico mata a través del suicidio, la violencia, el ataque al corazón, la apoplejía
e incluso el cáncer. Las personas se desgastan hasta llegar a una crisis nerviosa final y
fatal. Debido a que los recursos físicos y mentales se ven consumidos por el desgaste a
largo plazo, los síntomas de estrés crónico son difíciles de tratar y pueden requerir
tratamiento médico y de conducta y manejo del estrés.

Adaptado de "The Stress Solution" de Lyle H. Miller, PhD, y Alma Dell Smith, PhD.

¿Qué son los trastornos disociativos?


En los trastornos disociativos se define generalmente por disociación a la desconexión o
falta de conexión original entre las cosas que tendían a estar relacionadas. Se exhiben
pensamientos disociados y desintegración de la cognición y la memoria. Estos
pensamientos resultan en una discontinuación de la conciencia y de la identidad personal.

Se ha argumentado también que la disociación podría ser entendida como una forma
evolutiva de afrontar adaptativamente un evento traumático. En los trastornos disociativos
esto puede aparecer durante o inmediatamente después de su ocurrencia. Sin embargo, el
uso crónico de este mecanismo como forma única de lidiar con el trauma puede ocasionar
fallos importantes en el procesamiento cognitivo y emocional, afectando al bienestar y, en
casos graves, generando incluso conductas suicidas.

Se ha argumentado que la disociación podría ser entendida como una forma evolutiva de
afrontar adaptativamente un evento traumático
Se ha argumentado que la disociación podría ser entendida como una forma evolutiva de
afrontar adaptativamente un evento traumático
Bajo el término trastornos disociativos se agrupan una serie de síntomas como:

la amnesia
la despersonalización
la desrealización
la alteración de la identidad
la absorción.
Características clínicas de los trastornos disociativos
La característica esencial de los trastornos disociativos es la perturbación de la usual
integración de funciones de la consciencia, memoria, identidad y percepción. El trastorno
puede ocurrir de forma súbita o gradual, transitoria o crónica.

La amnesia disociativa se caracteriza por una incapacidad para recordar información


personal importante, generalmente de naturaleza traumática o estresante. Es tan
predominante que no se puede explicar como un olvido ordinario. Esta amnesia puede ser
de cinco tipos:
Localizada: de un periodo específico de tiempo.
Selectiva: de un evento específico en un periodo de tiempo determinado.
Generalizada: de toda la vida.
Continua: de eventos subsecuentes a un momento específico, incluyendo el presente.
Sistematizada: de ciertas categorías de información.
La fuga disociativa se identifica básicamente cuando ocurre un inesperado y súbito viaje.
Este hecho suele ir acompañado por la incapacidad para recordar el pasado. También por
una confusión acerca de la identidad personal o la asunción de una nueva identidad.
El trastorno de identidad disociativo constituye la presencia de dos o más identidades o
estados de personalidad diferentes que toman el control de la conducta del individuo de
manera recurrente y alterna, con la incapacidad para recordar información personal
relevante que no puede ser explicada como un olvido ordinario. Es más bien una
fragmentación de la identidad que la proliferación de identidades separadas. Suelen ser
personas gestionables. Se han encontrado diferencias de agudeza visual, en la respuesta
electrodermial y en las ondas cerebrales en EEG.
l trastorno disociativo de la identidad, antes denominado trastorno de personalidades
múltiples, es un tipo de trastorno disociativocaracterizado por ≥ 2 estados de
personalidades (denominados también alteregos, autoestados o identidades) que aparecen
en forma alternada. El trastorno incluye incapacidad para recordar acontecimientos diarios,
información personal importante y/o eventos traumáticos o estresantes, todo lo cual no se
perdería normalmente con el olvido ordinario. La causa es casi siempre un traumatismo
infantil muy grave. El diagnóstico se basa en la anamnesis, a veces con hipnosis o
entrevistas facilitadas por fármacos. El tratamiento consiste en psicoterapia prolongada, a
veces con terapia farmacológica para la depresión y/o la ansiedad asociada.

Las evidencias de entidades diferentes son variables. Tienden a ser más evidentes cuando
las personas están bajo estrés extremo. Lo que no sabe una identidad puede o no saberlo
la otra; es decir, una identidad puede tener amnesia de los eventos experimentados por
otras identidades. Algunas identidades parecen conocerse e interactuar con las demás en
un mundo interior elaborado y algunas interactúan más que las otras.

En un pequeño estudio de la comunidad de Estados Unidos, la prevalencia de trastorno de


identidad disociativo a los 12 meses fue del 1,5%, con hombres y mujeres afectados casi
por igual. El trastorno puede comenzar a cualquier edad, desde la infancia hasta la vejez.

El trastorno de identidad disociativo tiene una forma posesiva y una no posesiva.

En la forma de posesión, las identidades por lo general se manifiestan como si se tratara


de un agente externo, normalmente un ser sobrenatural o espíritu (pero a veces otra
persona), que ha tomado el control de la persona, haciendo que hable y actúe de una
manera muy diferente. En tales casos, las diferentes identidades son muy manifiestas
(fácilmente detectadas por los demás). En muchas culturas, estados de posesión similares
son una parte normal de la práctica cultural o espiritual y no se consideran un trastorno de
identidad disociativo. La forma de posesión que se produce en el trastorno de identidad
disociativo se diferencia en que la identidad alternativa no es deseada y se produce de
forma involuntaria, provoca malestar y tensión significativos, y se manifiesta en momentos
y lugares que violan las normas culturales y/o religiosas.

Las formas no posesivas tienden a ser menos evidentes. Las personas pueden sentir una
alteración repentina en su sentido de sí mismos, tal vez sintiendo como si fueran
observadores de sus propias palabras, emociones y acciones, en lugar de agentes. Muchos
también tienen amnesia disociativa.

Etiología
El trastorno de identidad disociativo por lo general ocurre en personas que experimentan
un estrés abrumador durante la infancia.

Los niños no nacen con un sentido de una identidad unificada; éste se desarrolla a partir de
muchas fuentes y experiencias. En los niños abrumados por las circunstancias, muchas
partes que deberían haberse combinado se mantienen separadas. El abuso crónico y grave
(físico, sexual o emocional) y el abandono durante la infancia se informan frecuentemente
entre los pacientes con trastornos disociativos de la identidad (en los EE. UU., Canadá y
Europa, alrededor del 90% de los pacientes). Algunos pacientes no han sido objeto de
abuso pero han experimentado una pérdida precoz importante (p. ej., la muerte de uno de
los padres), una enfermedad médica grave o sucesos estresantes abrumadores.

Al contrario de lo que sucede con la mayoría de los niños que alcanzan una apreciación
compleja y coherente de sí mismos y de los demás, los que han sido objeto de malos tratos
intensos atraviesan fases en las que las percepciones, recuerdos y emociones diferentes
de sus experiencias vitales se mantienen segregadas. Con el tiempo, estos niños pueden
desarrollar una mayor capacidad de escapar a los malos tratos "escapándose" o
"retirándose" en su propia mente. Cada fase evolutiva o experiencia traumática puede
utilizarse para generar una identidad diferente.

En las pruebas estandarizadas, las personas con este trastorno tienen puntuaciones altas
para la susceptibilidad a la hipnosis y la disociación (capacidad de desacoplar las memorias,
las percepciones o las identidades propias del conocimiento consciente).

Signos y síntomas
Hay varios síntomas característicos del trastorno disociativo de la identidad:

Múltiples identidades
En el formulario de posesión, las múltiples identidades son fácilmente evidentes para los
familiares y asociados. Los pacientes hablan y actúan de una manera obviamente diferente,
como si otra persona o ser lo ha reemplazado. La nueva identidad puede ser la de otra
persona (a menudo alguien que ha muerto, tal vez de una manera dramática) o la de un
espíritu sobrenatural (a menudo un demonio o un dios), que puede exigir castigo por
acciones pasadas.

En el forma no posesiva, las diferentes identidades a menudo no son tan evidentes para los
observadores. En cambio, los pacientes experimentan un sentimiento de
despersonalización, como ser irreal, extraído de sí mismo y desconectado de los procesos
físicos y mentales propios. Los pacientes dicen que se sienten como un observador de su
vida, como si se estuvieran viendo a sí mismos en una película sobre la que no tienen
ningún control (pérdida de la acción personal). Pueden pensar que su cuerpo se siente
diferente (p. ej., como el de un niño pequeño o una persona del sexo opuesto) y no les
pertenece. Pueden tener pensamientos, impulsos y emociones repentinos que no parecen
pertenecer a ellos y que pueden manifestarse como múltiples corrientes de pensamiento
confusas o como voces. Algunas manifestaciones pueden ser vistas por los observadores.
Por ejemplo, las actitudes, las opiniones y las preferencias de los pacientes (p. ej., respecto
de la comida, la ropa o los intereses) pueden cambiar de repente y luego volver a cambiar.

Amnesia
Los pacientes típicos tienen amnesia disociativa. Por lo general se manifiesta como

Lagunas de acontecimientos personales pasados (p. ej., períodos durante la niñez o la


adolescencia, muerte de un familiar)

Lapsos de memoria fiable (p. ej., lo que pasó hoy, habilidades bien aprendidas, tales como
el uso de un ordenador)

Descubrimiento de evidencias de lo que han hecho, pero no recuerdan

Ciertos períodos pueden perderse. Los pacientes pueden descubrir objetos en la bolsa del
supermercado o papeles con caligrafías que no logran explicar ni reconocer. También
pueden encontrarse a sí mismos en sitios a donde no recuerdan haber ido y no tienen idea
de cómo llegaron allí. A diferencia de los pacientes con trastorno de estrés postraumático,
los pacientes con trastorno de identidad disociativo olvidan los acontecimientos cotidianos,
así como los estresantes o traumáticos.

Los pacientes varían en su conocimiento de la amnesia. Algunos tratan de ocultarlo. La


amnesia puede ser observada por otros cuando los pacientes no pueden recordar cosas
que han dicho y hecho o información personal importante, como su propio nombre.

Otros síntomas
Además de oír voces, los pacientes con trastorno de identidad disociativo pueden tener
alucinaciones visuales, táctiles, olfatorias y gustativas. Por esto los pacientes pueden ser
diagnosticados erróneamente de psicóticos. Sin embargo, estos síntomas alucinatorios
difieren delas alucinaciones características de los trastornos psicóticos como la
esquizofrenia. En los pacientes con trastorno de identidad disociativo estos síntomas
parecen proceder de una identidad alternativa (p. ej., como si alguien más estuviera
queriendo llorar con sus ojos).

Depresión, ansiedad, abuso de sustancias, autolesión, automutilación, convulsiones


epilépticas, y comportamiento suicida son comunes, así como la disfunción sexual.

El cambio de identidades y las barreras amnésicas entre ellas a menudo conducen a vidas
caóticas. En general, los pacientes tratan de minimizar sus síntomas y el efecto que tienen
sobre los demás.

Diagnóstico
Criterios clínicos

Sesiones detalladas, a veces con hipnosis o facilitada por fármacos

El diagnóstico del trastorno de identidad disociativa es clínico y se basa en los criterios del
Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición (DSM-5):

Los pacientes tienen ≥ 2 estados de personalidad o identidades (alteración de la identidad),


con solución de continuidad sustancial en su sentido de identidad y el sentido de autonomía.

Los pacientes tienen lagunas en su memoria para acontecimientos diarios, información


personal importante, y eventos traumáticos-información que no se perdería normalmente
con el olvido ordinario.

Los síntomas provocan fuerte malestar o deterioran de manera significativa el


funcionamiento social u ocupacional.

Además, los síntomas pueden no ser mejor explicados por otro trastorno (p. ej.,
convulsiones parciales complejas, trastorno bipolar, trastorno de estrés postraumático, otro
trastorno disociativo), por los efectos de la intoxicación alcohólica, por prácticas culturales
o religiosas ampliamente aceptadas, o, en los niños , por el juego fantástico (p. ej., un amigo
imaginario).
Para alcanzar el diagnóstico se necesita conocer el trastorno y un interrogatorio específico
sobre los fenómenos disociativos. A veces se usan sesiones prolongadas, hipnosis o
sesiones facilitadas por fármacos (barbitúricos o benzodiazepinas) y puede pedirse al
paciente que lleve un diario entre las visitas. Todas estas medidas facilitan el cambio de
identidades durante la evaluación. Con el tiempo, el médico puede intentar descubrir las
diferentes identidades y sus interrelaciones. Los cuestionarios diseñados especialmente
pueden ser muy útiles, sobre todo para los médicos que tienen menos experiencia con este
trastorno.

El médico también puede intentar contactar directamente con las otras identidades pidiendo
que hable esa parte de la mente implicada en los comportamientos que el paciente no
puede recordar o que parecen haber sido actuados por alguna otra persona.

La simulación (fingir en forma intencional síntomas físicos o psicológicos motivados por un


incentivo externo) debe considerarse si la ganancia puede ser un motivo (p. ej., escapar a
la culpabilidad de los actos o a responsabilidades). Sin embargo, los simuladores tienden a
sobreinformar síntomas bien conocidos de la enfermedad (p. ej., amnesia disociativa) y
subinformar otros. También tienden a crear identidades alternativas estereotipadas. A
diferencia de los pacientes que tienen la enfermedad, por lo general los simuladores
parecen disfrutar de la idea de tener el trastorno; en cambio, los pacientes con trastorno de
identidad disociativo a menudo tratan de ocultarlo. Cuando los médicos sospechan que la
fuga es fingida, la información cruzada obtenida de varias fuentes puede detectar las
incoherencias que no son compatibles con el diagnóstico.

Pronóstico
El deterioro en el trastorno de identidad disociativo varía ampliamente. Puede ser mínima
en pacientes con alto funcionamiento; en ellos, las relaciones (p. ej., con sus hijos, cónyuge
o amigos) pueden verse afectadas más que el funcionamiento ocupacional. Con el
tratamiento, el funcionamiento de relación, social y ocupacional puede mejorar, pero
algunos pacientes responden muy lentamente al tratamiento y puede ser necesario un
tratamiento de apoyo a largo plazo.

Los síntomas aumentan y disminuyen espontáneamente, pero los trastornos de identidad


disociativa no se resuelven de esta forma. Los pacientes pueden dividirse en grupos
basándose en los síntomas:

Los síntomas son principalmente disociativos y postraumáticos. Por lo general, estos


pacientes funcionan bien y se recuperan completamente con el tratamiento.
Los síntomas disociativos se combinan con síntomas prominentes de otros trastornos,
como trastornos de la personalidad, del estado de ánimo, de la alimentación y por abuso
de sustancias. Estos pacientes mejoran más lentamente, y el tratamiento no tiene tanto
éxito o es más prolongado y más dependiente de las crisis.

Los pacientes no sólo tienen síntomas intensos debido a trastornos mentales coexistentes,
sino que también pueden permanecer emocionalmente unidos a sus presuntos
maltratadores. El tratamiento de estos pacientes puede ser un desafío, a menudo requieren
terapia prolongada destinada a controlar los síntomas más que a conseguir su integración.

Tratamiento
Medidas de apoyo, que incluyen tratamiento farmacológico según sea necesario para los
síntomas asociados

Psicoterapia focalizada en la integración a largo plazo de las identidades, siempre que sea
posible

La integración de los estados de identidad es el objetivo más deseable del tratamiento del
trastorno de identidad disociativa. Se utilizan ampliamente fármacos para ayudar a controlar
los síntomas de depresión, ansiedad, impulsividad y abuso de sustancias, pero no alivian
la disociación per se; el tratamiento para lograr la integración se centra en la psicoterapia.
En el caso de los pacientes que no puedan o no seán capaces de integrarse, el tratamiento
intenta facilitar la colaboración y cooperación entre las identidades y reducir los síntomas.

La prioridad de la psicoterapia es estabilizar al paciente y garantizar su seguridad antes de


evaluar las experiencias traumáticas y explorar las identidades problemáticas y las razones
de la disociación. Algunos pacientes se benefician con la hospitalización, en la cual se
proporciona apoyo y monitorización continuos a medida que van analizándose las
memorias dolorosas.

La hipnosis también puede ayudar a acceder a las identidades, facilitar la comunicación


entre ellas y estabilizarlas e interpretarlas. Se pueden utilizar las técnicas de exposición
modificada para desensibilizar gradualmente a los pacientes a las memorias traumáticas,
que a veces son toleradas sólo en fragmentos pequeños.

A medida que se van planteando y trabajando las causas de la disociación, el tratamiento


puede evolucionar hacia la reconexión, la integración y la rehabilitación de los yoes
alternativos del paciente, sus relaciones y su funcionamiento social . Puede producirse una
cierta integración espontánea, que se verá facilitada negociando y organizando la
unificación de las identidades, o puede facilitarse usando sugestión hipnótica o técnicas de
diagnóstico por imágenes.

Los pacientes que han sufrido un trauma, especialmente durante la infancia, pueden
esperar abusos durante la terapia y desarrollan reacciones de transferencia complejas con
su terapeuta. Hablar de estos sentimientos comprensibles es un componente importante de
la psicoterapia efectiva.

Información sobre los Trastornos del Estado de Ánimo


La depresión y el trastorno bipolar (también conocido como depresión maníaca), son
enfermedades muy tratables. Desafortunadamente, muchas personas no reciben la ayuda
que necesitan por no comprender los problemas asociados a estas enfermedades o por el
miedo asociado con el estigma. Las siguientes son breves descripciones de la depresión y
el trastorno bipolar. Para obtener información más a fondo, asegúrese de ver nuestras
páginas sobre depresión y trastorno bipolar.

Practíquese una prueba confidencial para la depresión y el trastorno bipolar.

Depresión: No Está Solamente en su Cabeza


Todos, en diferentes momentos de la vida, nos sentimos tristes o melancólicos. Es normal
sentirse triste en algunas ocasiones. A veces esta tristeza es producto de los sucesos que
se presentan en su vida: se muda a una ciudad diferente y deja atrás a sus amigos, pierde
su empleo o un ser querido muere. Pero ¿cuál es la diferencia entre un sentimiento "normal"
de tristeza y el sentimiento causado por la depresión clínica?

Magnitud en los cambios del estado de ánimo: La depresión es más que un simple mal
humor.
Duración del estado de ánimo: Un mal humor normalmente desaparece en unos días, pero
la depresión dura dos semanas o más.
Efectos que produce el estado de ánimo en su vida: Un mal humor no le impide ir a trabajar,
a la escuela o pasar el rato con los amigos. La depresión lo puede privar de hacer estas
cosas e incluso puede hacer que no desee salir de la cama.
A pesar de que es normal que las personas experimenten altos y bajos en sus estados de
ánimo a lo largo de sus vidas, aquéllos que sufren depresión clínica experimentan síntomas
específicos a diario por dos semanas o más, lo cual les dificulta hacer su trabajo, ir a la
escuela o mantener relaciones con otras personas.
La depresión clínica es una enfermedad tratable marcada por cambios en el estado de
ánimo, el pensamiento y el comportamiento. Esa es la razón por la que es llamada
trastornos en el estado de ánimo .

Personas de todas las edades, razas, grupos étnicos y clases sociales sufren de depresión.
Aunque ésta puede aparecer a cualquier edad, la enfermedad a menudo se desarrolla entre
los 25 y 44 años. El porcentaje de mujeres que sufre depresión durante toda la vida es de
24 por ciento y de 15 por ciento en los hombres.

Trastorno Bipolar: Más que un Cambio del Estado de Ánimo


El trastorno bipolar (también conocido como depresión maníaca), es una enfermedad
tratable marcada por cambios extremos en el estado de ánimo, el pensamiento, la energía
y el comportamiento. Es conocido como trastorno bipolar porque el estado de ánimo de una
persona puede cambiar en los "polos" de manía (estado de ánimo alto y elevado) y
depresión (estado de ánimo bajo y depresivo). Este cambio del humor o "cambio del estado
de ánimo" puede durar horas, días, semanas o incluso meses. Estos "altos" y "bajos" del
estado de ánimo con frecuencia son temporales. Muchas personas que sufren de trastorno
bipolar manifiestan sentir síntomas de depresión con mayor frecuencia en el invierno y de
manía con mayor frecuencia en la primavera.

El trastorno bipolar afecta a casi seis millones de adultos estadounidenses. Al igual que la
depresión y otras enfermedades graves, el trastorno bipolar también puede afectar de
manera negativa a los cónyuges y parejas, familiares, amigos y compañeros de trabajo. Por
lo general, comienza en la última etapa de la adolescencia (a menudo aparece como
depresión durante los años de adolescencia), aunque puede empezar en la niñez temprana
o hasta a los 40 ó 50 años. Un igual número de hombres y mujeres desarrollan esta
enfermedad y ésta se encuentra entre todas las razas, grupos étnicos y clases sociales. La
enfermedad tiende a ser hereditaria en las familias.

Los Trastornos del Estado de Ánimo Son Tratables


La mayoría de las personas que sufren de trastornos del estado de ánimo pueden encontrar
tratamientos adecuados para ellos. La terapia del habla, los medicamentos o una
combinación de ambos ayudan a la persona a sentirse mejor y a hacer cambios en
situaciones que pudieran estar influyendo en su enfermedad (abuso de las drogas,
relaciones nocivas, etc.)

Señales y síntomas de trastornos del estado de ánimo


Realice en línea una evaluación confidencial del trastorno del estado de ánimo.
La depresión y el trastorno bipolar (también conocido como depresión maníaca) son dos
enfermedades médicas tratables. Por desgracia, muchas personas no reciben la ayuda que
necesitan debido a malentendidos de los aspectos que rodean las enfermedades o al miedo
que produce el estigma. La información siguiente puede ayudarle a saber más sobre las
señales y los síntomas de los trastornos del estado de ánimo, de manera que usted pueda
obtener la ayuda que necesita para usted mismo o un ser querido.

Señales y síntomas de la depresión


Tristeza prolongada o ataques de llanto inexplicables
Importantes cambios en el apetito y los patrones del sueño
Irritabilidad, furia, preocupación, agitación, ansiedad
Pesimismo, indiferencia
Pérdida de energía, apatía persistente
Sentimientos de culpa, falta de valor
Incapacidad para concentrarse, indecisión
Incapacidad para disfrutar de intereses anteriores, retiro social
Dolores inexplicables
Continuos pensamientos de muerte o suicidio
Si experimenta cinco o más de estos síntomas por más de dos semanas o si alguno de
estos síntomas interfiere con el trabajo o la familia, consulte a su médico para una
evaluación profunda. Esto suele incluir un examen físico completo (algunas enfermedades
pueden causar estos síntomas), una conversación abierta y honesta sobre cómo se siente
y una revisión de sus antecedentes familiares.

Señales y síntomas del trastorno bipolar


El trastorno bipolar es diferente de la depresión clínica, aunque los síntomas de la fase
depresiva de la enfermedad son similares. Las personas con trastorno bipolar hablan de
experimentar cambios en el estado de ánimo. Estos cambios pueden ser graves, oscilando
entre la energía extrema y la desesperación profunda. Estos cambios en el estado de ánimo
interrumpen las actividades de la vida normal y ésta es la diferencia entre episodios
bipolares y cambios normales en el estado de ánimo. Los cambios pueden ser leves, como
ir de la tristeza a la irritabilidad o la inquietud.

Síntomas maníacos: los puntos altos del trastorno bipolar


Aumento en la actividad física y mental y de energía
Estado de ánimo exagerado, optimismo y autoconfianza extremos
Irritabilidad excesiva, comportamiento agresivo
Menor necesidad de dormir sin experimentar fatiga
Pensamientos grandiosos, aumento del sentido de la importancia de uno mismo
Velocidad al hablar, al pensar
Impulsividad, escaso juicio, falta de atención
Conducta imprudente
En los casos más graves, delirios y alucinaciones
Síntomas de depresión: los puntos bajos del trastorno bipolar

Tristeza prolongada o ataques de llanto inexplicables


Importantes cambios en el apetito y los patrones del sueño
Irritabilidad, furia, preocupación, agitación, ansiedad
Pesimismo, indiferencia
Pérdida de energía, apatía persistente
Sentimientos de culpa, falta de valor
Incapacidad para concentrarse, indecisión
Incapacidad para disfrutar de intereses anteriores, retiro social
Dolores inexplicables
Continuos pensamientos de muerte o suicidio

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