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¿Hubo o no "mico" en la Ley de

Páramos?
Medio Ambiente
EL ESPECTADOR, 29 Jun 2018 - 6:00 PM
- Redacción Vivir
Un artículo añadido a última hora en la ley aprobada esta
semana dejó inquieto al sector ambiental pues al parecer
cambió los porcentajes como se destinarán los recursos
recaudados por el impuesto al carbono.

La idea de la ley es crear lineamientos para que comunidades que viven en los
páramos hagan una transición a actividades sostenibles. Getty Images

Aunque el Mundial de Fútbol suele robarse todas las miradas


durante junio y julio, esta semana los páramos colombianos
volvieron a ser el centro de atención. Un proyecto de ley que
parecía haberse estancado en el Congreso de la
República y que sería la base de una política pública para
protegerlos, despertó intensas discusiones. La primera fue
el lunes, luego de que Twitter se llenara de mensajes que
buscaban presionar al Senado para que no aplazara más el
último debate, que finalmente se llevó a cabo el miércoles 27.
La última se presentó ayer. Un artículo añadido, al parecer, a
última hora, apagó los aplausos tras la aprobación de la ley y
generó varias suspicacias entre ambientalistas. “Un mico”,
replicaron varios de ellos en redes sociales. (Lea Aprueban
proyecto de ley que protegerá los páramos)
Se referían a un artículo (el 26) que no estaba entre sus cálculos
y que vuelve sobre un tema controversial: la manera como
se destinarán los recursos recaudados gracias al
impuesto nacional al carbono, un mecanismo que varios
países han implementado para financiar los retos de mitigación
y adaptación ante el cambio climático. La idea es que quienes
más contribuyen a ese problema paguen de su bolsillo y ayuden
a mejorar el flaco presupuesto del sector ambiental. En 2017
ese recaudo fue de $476.000 millones.

Pero a los ojos de Manuel Rodríguez, ex ministro de


Ambiente y profesor de la U. de los Andes, las reglas del
juego parecen haber cambiado con ese artículo. Que el
70 % de lo recaudado se destine a la “implementación
del Acuerdo Final para la terminación del conflicto
armado y la construcción de una paz estable y duradera
con criterios de sostenibilidad ambiental” lo inquieta.
¿La razón? “Asegurar que ese monto será para proyectos con
sostenibilidad ambiental no garantiza que serán destinados a la
protección ambiental. Una escuela o una carretera pueden
cumplir con esos requisitos”, dice. “Eso modifica la Ley 1819 de
2016, que estableció que el 100 % de estos recursos del
impuesto se destinarían a la protección ambiental”.

El otro punto que le preocupa tiene como telón de fondo una


discusión jurídica entre los ministerios de Hacienda y Ambiente.
Luego de que el primero impulsara el impuesto al carbono y
definiera que su principal propósito iba a ser la protección
ambiental, las intenciones de cambiarlo a través de decretos
intranquilizaron a más de uno. Que en esos documentos el
70 % de los recursos se destinaran al Fondo Colombia en
Paz y no al Fondo para la Sostenibilidad Ambiental y
Desarrollo Rural Sostenible en Zonas Afectadas por el
Conflicto, como inicialmente estaba previsto, causó
críticas y suspicacias. Pero, asegura Rodríguez, eran
decretos que de alguna manera se podían corregir. “Una
ley no”, dice. “Eso es grave”.

¿El hecho de que ese porcentaje tenga ese destino quiere decir
que quedará desvinculado de la protección ambiental? Andrés
Mauricio Velasco, viceministro técnico del Minhacienda, cree que
no. A su parecer, es injusto que se los acuse de hacer
“conejo” cuando, cuenta, “desde esta cartera hemos
apoyado al sector ambiental y hemos tomado varias
medidas para ayudar en la mitigación del cambio climático.
Sacar adelante esta iniciativa del impuesto al carbono, que fue
nuestra, nos costó muchas horas de trabajo y de discusiones
políticas”.
Por eso quiere dar un parte de tranquilidad a los críticos: el
destino del 100 % de estos recursos, afirma, seguirán
lineamientos ambientales. Respecto al 70 %, se expedirá un
decreto que especificará los criterios ambientales. Se puede
sacar tan rápido como sea sancionada esta ley. Los otros
porcentajes quedaron definidos así: el 5 % se destinará al
fortalecimiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y otras
estrategias de conservación, y el otro 25 % será para manejar
dificultades ambientales, como la erosión costera, la
deforestación, la conservación de fuentes hídricas y de páramos.

Y aunque es posible que el hecho de que ese dinero vaya para el


Fondo de Paz, no quiere decir necesariamente que se
desvinculará de los asuntos ambientales, cuando en muchos de
los territorios que estaban en conflicto hoy están enfrentando
serias dificultades para proteger sus ecosistemas. Lo cierto es
que ese polémico artículo fue cambiado por alguien en la última
discusión de la Ley. Una de las hipótesis indica que cambiaron
los porcentajes pactados entre Minambiente y Minhacienda.

¿Quién fue? Mauricio Cabrera, experto de WWF y quien estuvo


asesorando técnicamente el proyecto de ley, tampoco lo sabe.
Se sorprendió al verlo en la versión final, aunque su implicación
no tenía nada que ver con asuntos de financiación. Pero, más
allá de esa discusión política, le surge otra inquietud: que le
resten importancia a la ley por esa inclusión. A sus ojos, el paso
que esta semana se dio en el Congreso es clave para el futuro
de Colombia, porque ratifica la necesidad de crear una
verdadera política pública para proteger los páramos. Además,
asegura, logra algo muy importante: “Les brinda la posibilidad
de empezar una transición a las comunidades que hacen
minería o agricultura de alto impacto en estos lugares. Que haya
recursos para hacer ese tránsito a actividades de menor impacto
es un verdadero éxito”.

Aprueban proyecto de ley que


protegerá los páramos
Medio Ambiente
EL ESPECTADOR, 27 Jun 2018 - 9:06 PM
María Mónica Monsalve S. / @mariamonic91
El documento fue votado durante las sesiones extraordinarias
del Senado. Da recursos y lineamientos para que comunidades
que viven en estos ecosistemas hagan una transición a
actividades sostenibles y permitidas.
El 77% de los páramos de Colombia ya han sido delimitados. Andrés Torres - El
Espectador

Durante la sesión extraordinaria del Senado y justo horas


después de que se le diera luz verde al proyecto de
reglamentación de la Jurisdicción Especial para la Paz,
también se aprobó otro de los proyectos de ley prioritarios que
más presión estaba recibiendo para que saliera a luz: el que
busca resolver cómo gestionar, sosteniblemente, los páramos de
Colombia.
La iniciativa, que se venía trabajando desde el 2016, busca
conservar los ecosistemas de páramo y alta montaña desde
varios frentes. Por ejemplo, vuelve a poner en firme la
prohibición de la minería, la extracción de hidrocarburos
y la agricultura a gran escala en páramo, así como que se
siga avanzando en la definición y delimitación de estos
ecosistemas. Aspectos sobre los cuales ya se había pronunciado
la Corte Constitucional y que eran parte de los planes nacionales
de desarrollo de los ambos periodos del gobierno Santos. (Lea
también: Agricultura, la otra pata coja de los páramos)
Por esto, de alguna manera, el grueso del proyecto de ley
consiste en determinar acciones que les permitan a las
comunidades paramunas encontrar formas de hacer una
reconversión económica a actividades sostenibles, así
como garantizar las fuentes de financiación para lograrlo. Los
Pagos por Servicios Ambientales, las líneas especiales de crédito
y la asistencia técnica y acompañamiento del sector de agrícola
fueron algunas de las propuestas presentadas por el Ministerio
de Ambiente cuando el documento fue presentado.
“Este proyecto es una buena noticia porque reitera ciertas
prohibiciones, pero también establece planes de manejo y
garantiza que haya recursos para hacerlo. Además, se da un
periodo de transición para que las personas que realizan
actividades no permitidas en estos ecosistemas encuentren
otras alternativas sostenibles. No es que sea inmediato”,
explicó Mauricio Cabrera de WWF a El Espectador. El
experto también aclara que todo este proceso se haría de la
mano de los ministerios de Agricultura y de Minas, lo que
garantiza mejores resultados.
En cuanto al proceso de delimitación de los 37 complejos de
páramos de Colombia, el cual ya se ha adelantado hasta en
un 70% con insumos del Instituto Humboldt, el documento los
mantiene en firme. (Lea: Así se delimitan los páramos de
Colombia)
“Los autores de esta ley reconocemos el hecho histórico de que,
en consenso, todos los partidos hayan respaldado la ley de
páramos para su aprobación.
Senado y Cámara han apoyado unánimemente esta iniciativa
parlamentaria de la Ley de Páramos. Con la aprobación de esta
nueva ley se delimitan los complejos de páramos existentes en
el país, garantizan la preservación y conservación nuestra
mayor riqueza hídrica como lo son los páramos,
que proporcionan el 70% del agua de gran calidad que
consumimos”, publicó en su Facebook el Congresista Crisanto
Pisso.
Durante la semana pasada varias organizaciones ambientales
empezaron a mover el #SomosPáramo pidiéndole al Senado
de la Republica que no se olvidara de discutir este proyecto de
ley que, como el de la JEP, había quedado en el paquete de
proyectos prioritarios. (Lea acá: Piden agilizar discusión sobre
ley de páramos)
Sin embargo, representantes de comunidades paramunas y
mineras también habían demostrado su preocupación ante el
proyecto de ley. En días pasados Ivonne González, vocera de
la Asociación de Municipios del Páramos de
Santurbán (Asomusanturbán), que reúne a los alcaldes de la
provincia de Soto Norte de Santander (Charta, Tona, Suratá,
Vetas, California y Matanza), le contó a El Espectador que ellos
estaban buscando que la aprobación del proyecto de ley parara.
“Queremos que se sienten la Corte, el Gobierno, los senadores y
la comunidad para llegar a un acuerdo. Que visiten los pueblos
de Santurbán que han sido mineros por tradición, porque las
leyes no se pueden hacer desde un escritorio”, explicó. Según
los cálculos de esta organización, la “ley afectaría las
actividades de por lo menos 60 % de la población del país”.
Sobre todo, los municipios que por tradición han sido
mineros y cuya población saca sus ingresos económicos de
esta actividad.
Ante esto, Cabrera recordó que no se trata de un tema de
desplazamiento o reubicación inmediata, sino que la ley propone
periodos de transición para que estas comunidades puedan
reconvertir sus actividades económicas. En otras palabras, que
reciban toda la asesoría técnica y los beneficios financieros para
que se garantice su permanencia en el páramo. “El páramo es
con gente. No es que los echen. Si eres paramuno te quedas y
con el apoyo del Gobierno para desarrollar una actividad
económica sostenible, acorde y permitida”.

“Se propone además que los predios que se encuentran al


interior de los páramos tengan incorporado el valor de las áreas
conservadas y de los servicios ecosistémicos como parte de su
avalúo catastral, con una metodología de valoración realizada
por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y la cartera
ambiental”, también comentó Luis Gilberto Murrillo, ministro de
Ambiente, en mayo de este año, cuando el proyecto de ley se
aprobó en segundo debate.

Colombia da vía libre a la


protección de sus páramos, ¿cómo
llevarla del papel a la realidad?
El Senado le dio luz verde al proyecto con el que el país podrá garantizar la
preservación de estos ecosistemas. Soluciones por las que las instituciones
ambientalistas presionaban con urgencia al legislativo. Sin embargo, la
implementación de la norma implicará grandes desafíos.

REVISTA SEMANA, 28 de Junio de 2018

Senad
o aprobó la ley de protección de los páramos.

Mientras la naufragante ley de procedimiento de la JEP se jugaba su última


oportunidad en el Senado, el país daba un paso adelante a favor de la protección
de sus páramos. El Capitolio saliente aprobó la iniciativa con la que los 36
ecosistemas del territorio nacional deberán ser tratados con mecanismos
especiales que garanticen su preservación. Paradójicamente, la protección de los
sistemas ecológicos y las especies animales en el país no ha sido una tarea fácil.
Los colectivos ambientalistas han defendido la preservación de los páramos y
otros ecosistemas naturales como los humedales, logrando pequeñas victorias
que han llegado como cuentagota.

Los páramos viven en medio de una salvaje fragilidad. Aunque se imponen, han
quedado a merced de la mano del hombre y en ellos se realizan actividades como
la minería, ya prohibidas por la Corte Constitucional. Estos ecosistemas poseen
condiciones geológicas estratégicas, pues cuentan con subsuelos que esconden
minerales como el petróleo, carbón, arena silícea, oro y zinc. Sus características
los hacen susceptibles a la aprobación de títulos mineros que ya han sido
restringidos por la sentencia C-035 de 2016. Sin embargo, el precedente no ha
sido suficiente.

Puede leer: El enorme problema para delimitar el páramo de Santurbán


La ley de páramos, que hoy tiene vía libre para su implementación, buscará en
este sentido dar respuestas técnicas y jurídicas. De ellas se encargarán los
Ministerios de Ambiente, Minas y Agricultura. El proyecto fue aprobado con
unanimidad por todas las bancadas que participaron en la creación del texto final
en un ejercicio de concertación con comunidades de diferentes regiones en el
país. “El agua es una responsabilidad que no podemos eludir y por eso lo que
queremos es transformar o reconvertir las actividades de alto impacto que pongan
en riesgo los páramos”, explicó Carlos Eduardo Guevara, uno de los ponentes del
partido Mira.

Desde hace ocho años, la bancada de ese partido presentó el proyecto que se
aprueba casi después de una década. Junto a otros congresistas como Luciano
Grisales, trabajaron en los lineamientos del proyecto que hoy tiene luz verde. Al
tiempo, las instituciones ambientalistas y los expertos le insistían al Senado la
necesidad de avanzar con la iniciativa que, entre otras cosas, fijaría las reglas
para controlar la explotación minera en estos ecosistemas.

La urgencia no era menor, el territorio colombiano posee el 50 por ciento de los


páramos en el mundo, en los cuales se produce al menos el 70 por ciento del
agua que utilizan los colombianos. Tomar medidas más estrictas a las que ya
existían, ayudaría a darle un respiro a la asfixiante lucha de las poblaciones que
habitan en ellos. Las comunidades indígenas han abanderado una batalla por la
protección de estas zonas, denunciando actividades de extracción de
hidrocarburos y agricultura a gran escala y defendiendo su derecho a seguir
practicando actividades de carácter ancestral que no representarían un riesgo alto
para los ecosistemas.

Le recomendamos: Pequeña minería: ¿piedra angular del conflicto ambiental


en Santurbán?

Los pasos de Colombia hacia la preservación

En enero de este año, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos alcanzó a
delimitar 30 de los 36 páramos que hay en el país. Desde entonces, el trabajo en
estos complejos naturales no se ha paralizado. Estos ecosistemas se extienden
en 12 departamentos y 138 municipios mientras abastecen acueductos para más
de 12.5 millones de habitantes en Bogotá, Medellín, Cali, Villavicencio y
Bucaramanga.

Además, son el nido de una biodiversidad absorbente. Por eso, la necesidad de


una regulación más estricta no daba espera para Instituciones como WWF, que
hoy celebran que el Senado haya despejado el camino para avanzar en la
creación de figuras que a largo plazo resguarden estas fábricas de agua. “Los
páramos son ecosistemas que tienen un altísimo valor para la sociedad
colombiana, el haber promulgado esta ley lo consideramos como algo muy
importante y celebramos que finalmente queden protegidos, incluso en los
escenarios del cambio climático, proteger este ecosistema va a tener mucho
impacto para las generaciones futuras”, aseguró Mauricio Cabrera Leal,
representante de la organización conservacionista.

Puede leer: Colombia completa 30 páramos delimitados, de los 36 existentes


en el país

Como el conflicto minero en el país no ha sido de proporciones pequeñas, la


aprobación de la ley tuvo que surtir más de un traspiés. Lo que plantea el nuevo
instrumento normativo es que se establezcan programas de sustitución y
reconversión de las actividades que han sido prohibidas en estas áreas, con el
propósito de que las comunidades que habitan en los páramos tengan
oportunidades de mantener ingresos a través de trabajos sostenibles. Con el
proyecto, se crearon además herramientas financieras que se cordinarán con las
poblaciones para diseñar las estrategias de recuperación de las zonas. La
ley tendrá una fuente con recursos propios que surtirá efecto una vez sea firmada
por el presidente saliente, Juan Manuel Santos.

Sin embargo, varias asociaciones y comunidades ya habían demostrado su


desacuerdo y preocupación con el proyecto de ley. Para la Asociación de
Municipios del Páramos de Santurbán (Asomusanturban), la iniciativa pone en
riesgo el empleo de al menos 25.000 mineros artesanales que subsisten de la
minería artesanal que realizan en los páramos. “Personas que han hecho minería
desde épocas prehispánicas se deben someter a una conversión de la única
actividad de subsistencia que han conocido por generaciones”, explicó la
institución.

Para Ivonne González, vocera de Asomusanturbán, la aprobación de la ley no los


deja conformes, pues cree que las soluciones planteadas para los pequeños
mineros y agrícolas de las regiones no son claras y no salvaguardan la tradición
de los pueblos. “Pareciera que estuvieran haciendo leyes contra la industria y no
les importa llevarse a personas como nosotros que tenemos más de 400 años
trabajando en el territorio”, dijo y agregó que “quedamos desconcertados con lo
que pueda pasar con nosotros, ahora debemos estar pendientes de cómo vaya a
reglamentar el gobierno entrante esta ley”.

Le puede interesar: Los ocho retos ambientales de Colombia en 2018

“Se debe señalar que la aptitud de uso de los suelos en esta región no permite el
desarrollo de otras actividades económicas como agricultura o ganadería. Otras
opciones como ecoturismo o pago por servicios ambientales son muy limitadas y
su potencial de desarrollo difícilmente podrán sustituir parcial o totalmente a la
minería como principal generador de empleo, ingresos y condiciones dignas de
vida para sus habitantes”, aseguró Ivonne González.

Pese a la inconformidad, Mauricio Cabrera explicó que con la aprobación de la ley


lo que se logró fue ratificar lo que la Corte Constitucional ya había ordenado. “Ya
existía la sentencia 6035 de 2016 que excluía totalmente la actividad minera de los
páramos, todos los estamentos han sido claros en decir que efectivamente la
minería es una actividad de alto impacto y no se debe desarrollar en páramos, la
corte cerró la discusión y dijo que la minería en estos lugares es imposible",
aseguró.

Para él, lo que permite la nueva reglamentación es entregar soluciones más


efectivas para resolver los vacíos que quedaron tras este fallo. "El escenario peor
que tenían los mineros era en el que estaban, no es que ellos vayan a salir por
esta ley sino por las anteriores, lo que hace este proyecto es ratificar lo que ya
está dicho y dar opciones planteando unos regímenes de transición y de acceso a
recursos”, explicó Cabrera.

Lo que es cierto, es que este es un primer paso para la protección de uno de los
ecosistemas que no contaba con una legislación clara frente a los planes de
manejos para su preservación. Con el proyecto, la custodia de los páramos podría
dejar de ser una iniciativa simbólica para convertirse en el respiro que estos
fabricadores de agua necesitan.

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