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Psicoanálisis

El psicoanálisis se define como un conjunto de teorías psicológicas y técnicas


terapéuticas que tienen su origen en el trabajo y las teorías de Sigmund Freud.
La idea central en el centro del psicoanálisis es la creencia de que todas las
personas poseen pensamientos, sentimientos, deseos y recuerdos
inconscientes. Por lo que el contenido del inconsciente a la conciencia, las
personas son capaces de experimentar la catarsis y profundizar en su estado de
ánimo actual.
Principios básicos del psicoanálisis
El psicoanálisis se sustenta bajo varios principios, que son los siguientes:
 El desarrollo de la personalidad está marcada principalmente por los
acontecimientos de nuestra primera infancia. Según Freud, las bases de
nuestra personalidad queda fijada a la edad de cinco años.
 La forma en que nos comportamos se encuentra influenciada en gran
parte por nuestros impulsos inconscientes.
 Cuando la información del inconsciente pasa a nuestro consciente, puede
conducirnos a una catarsis y permitirnos lidiar con el problema.
 Utilizamos una serie de mecanismos de defensa para protegernos de la
información contenida en nuestro subconsciente.
 Los problemas emocionales y psicológicos como la depresión y la
ansiedad, suelen tener sus raíces en los conflictos entre la mente
consciente e inconsciente.
 Un analista experto puede ayudar a traer ciertos aspectos del
subconsciente a la conciencia mediante el uso de una variedad de
estrategias psicoanalíticas tales como análisis de los sueños y la libre
asociación.
Breve historia del psicoanálisis
Como todos sabemos, Sigmund Freud fue el fundador del psicoanálisis y el
enfoque psicodinámico de la psicología.
Esta escuela de pensamiento hizo hincapié en la influencia de la mente
inconsciente en el comportamiento. Freud creía que la mente humana se
compone de tres elementos: el ello, el yo y el superyó.
Teorías de Freud etapas psicosexuales, el inconsciente y simbolismo de los
sueños siguen siendo un tema popular entre los psicólogos y laicos, a pesar de
que su obra es vista con escepticismo por muchos hoy en día.
Muchas de las observaciones y las teorías de Freud se basaban en casos
clínicos y estudios de casos, por lo que sus resultados difíciles de generalizar a
una población mayor. En cualquier caso, las teorías de Freud cambiaron la forma
en que pensamos sobre el funcionamiento de la mente y el comportamiento
humano, y dejaron una huella duradera en la psicología y la cultura.
Otro teórico asociado con el psicoanálisis es Erik Erikson. Erikson amplió las
teorías de Freud e hizo hincapié en la importancia del crecimiento personal
durante toda la vida. Formuló la teoría del desarrollo humano, las etapas
psicosociales y la influencia de la cultura y la sociedad en la evolución de la
personalidad.
El psicoanálisis ayuda a la gente a entenderse a sí mismos mediante la
exploración de los impulsos que a menudo no reconocen porque están ocultos
en el inconsciente. Hoy en día, el psicoanálisis abarca no sólo la terapia
psicoanalítica, sino también el psicoanálisis aplicado (que aplica los principios
psicoanalíticos de escenarios y situaciones del mundo real), así como
neuropsicoanálisis (que aplica la neurociencia a temas psicoanalíticos tales
como los sueños y la represión).
Los enfoques tradicionales de Freud ya se han superado ampliamente, y los
enfoques más modernos de la terapia psicoanalítica hacen hincapié en una
visión sin prejuicios y más empática. De este modo, los clientes pueden sentirse
seguros a medida que exploran sus sentimientos, deseos, recuerdos y los
factores de estrés que pueden conducir a problemas psicológicos. La
investigación también ha demostrado que el autoexamen utilizado en el proceso
psicoanalítico puede ayudar a contribuir al crecimiento emocional a largo plazo.
Es de notar la labor de escudriñar en las obra de Freud sus bases filosóficas no
podría ser exhaustiva por ahora debido a limitaciones del espacio y el tiempo
que este trabajo lleva consigo así como la amplitud de la obra de Freud, pero, no
obstante esas limitaciones y muchas otra que el lector podría tomar en cuenta,
la presente investigación ofrece un horizonte dentro del cual puede construirse
la investigación filosófica y psicoanalítica sin riesgo de perderse.
Es siempre importante escribir sobre el fundamento filosófico del saber en
general, en esta ocasión no será la excepción.; ya que la teoría psicoanalítica de
Sigmund Freud ha tenido sus fundamentos en esta ciencia. Lo que se pretende
con el presente escrito es acercarnos a una muy breve síntesis de las bases
filosóficas de la teoría psicoanalítica. Esto es importante primero, por que el
mismo Sigmund Freud (1856 – 1939), a pesar de sus críticas contra la filosofía,
no deja de reconocer la influencia de ésta para la fundamentación de su teoría
psicoanalítica cuando en el “Compendio del Psicoanálisis” (1940), dice que “el
Psicoanálisis parte de un supuesto básico cuya discusión concierne a la filosofía,
su justificación radica en sus propios resultados”.
En segundo lugar, por que las bases filosóficas del Psicoanálisis podrían auxiliar
la comprensión de las teorías inscritas en el mismo, en quienes las estudian por
primara vez o hacen una revisión de ellas.
En tercero, por que, de esta manera, se comprende mejor la forma de
conceptuar, por parte de Freud, su sistema de investigación.
El trabajo comienza con la influencia mítica, el saber prefilosófico, que explica la
realidad, Mundo, Hombre, Historia y Dios, a la luz de la magia, el mito y la religión
en su fase politeísta, influyó en Freud sobre todo con los mitos de Narciso, Edipo
y Electra, cada uno de los cuales sugirió un modelo diferente de comportamiento,
patológico muchas veces si no se resuelve, si no se elabora, consigo mismo, con
la madre o con el padre, como aconteció a cada uno de esos personajes según
la mitología griega. También influyó en Freud el mito de la Discordia o Eris y el
mito narrado por Platón en boca de Aristófanes en el diálogo en Symposion
(Banquete).
La influencia de la filosofía, como se sabe, que estudia a los seres por sus
últimas causas a la sola luz de la razón, inicia con los presocráticos, filósofos
anteriores a Sócrates (470-399), entre ellos quien se ha tenido un especial
interés es en Empédocles de Agrigento (492-432) quien, además de los
contrarios (devenir) que por la línea de Heráclito influyen en Freud, ya explica el
origen, preocupación fundamental de Freud que culmino en 1900 con la
publicación de su primera obra “La interpretación de los sueños”. Esa misma
influencia proviene de Platón (427-347), a quien constantemente hace referencia
tratando de explicar el origen de la sexualidad y sus ampliaciones.
Proviene también de San Agustín (354-430) ya que, aunque no se suele hacer
referencia explícita a él por lo común entre los especialistas, sin embargo, el
maestro de Occidente ya habla de la “Líbido” como causa de los movimientos
torpes y deshonestos del cuerpo y Freud por 1905, en la primera etapa de su
teoría psicoanalítica, atribuye primaria importancia a la “Líbido” para que los
instintos de vida (pulsiones), que sirven a la propagación de la raza y a la
supervivencia del hombre, cumplan su finalidad.
La influencia filosófica en Freud, a la que hace más referencia explícita entre los
especialistas, proviene del mecanicismo cartesiano cuya tradición es más
estática que la de Leibiniz. Avanza con el mismo Leibiniz, quien con sus
“mónadas” sugirió a Freud la energía biológica como fuente de la actividad
pulsional psíquica. Freud se había formado en la corriente mecanicista de
Descartes y luego optó por la corriente más dinámica representada por Leibniz
quien también ya había señalado el inconsciente y los grados de conciencia en
la actividad epistemológica del hombre.
Por la línea de Leibiniz sigue Herbart, que inspira a Freud el concepto de conflicto
entre las ideas y sus inhibición que Freud plantea en 1932 en “Duelo y
Melancolía”, Franz Bretano, que hereda a Freud la intencionalidad de los actos
y la introduce en el pensamiento de Leibiniz pues el mismo Bretano basaba sus
ideas psicológicas en la actividad más que en los elementos, y James Ward. De
aquí surgió la noción de las ideas activas fundamentada en conceptos dinámico
tales como fuerza y actividad, presión que genera tensión, tensión que libera
acción, la existencia de todo organismo se centra en la lucha por la
supervivencia, el organismo consciente tiene hacia la aprehensión del mundo
externo con la atención y del futuro con la intención.
Esta influencia filosófica en Freud proviene también del empirismo inglés que en
el pleno siglo XIX sigue manteniéndose en su forma original, como lo habían
elaborado en los siglos XVII y XVIII, continuando ahora por los Mill y Herbert
Spencer junto con el hedonismo de Tomás Hobbes y de David Hartley; estos dos
últimos, aún presentes en el siglo XIX, dieron a Freud el “Principio del Placer”,
según el cual los hombre soportan el dolor presente con el fin de lograr placer
futuro.
Proviene, asimismo, de Emmanuel Kant, puesto que con respecto al espacio,
Freud reconoce su acercamiento al filósofo de Königsberg en “Más allá del
principio del placer” (1920).
Proviene, además, de F.P. Maine de Birán, discípulo de Rousseau, que
sistematiza la concepción de una vida, de una fuerza de comprensión y expresiva
más certera, real y eficaz que las energías de la vida racional y consciente.
Aunque limita un tanto la amplitud y la eficacia del Inconsciente, no cabe duda
de que supone una actividad no consciente en la que toda impresión, deja de
registrar por la memoria consciente, queda aparentemente integrada.
A esta actividad no consciente hacía mención Freud en septiembre de 1909, en
los Estados Unidos en la Clarck University a donde había sido invitado por G,
Stanley May, al ilustrar la exposición de sus ideas por medio de una
comparación: “Supongamos, decía, que entre este atento auditorio se haya
deslizado una persona que, con sus risas y su charla, me impida continuar la
conferencia, sería posible que algunos oyentes robustos la expulsaran y, para
impedir su regreso, se pudieran de guardia. Del mismo modo, puede aparecer
en nosotros una idea o un deseo que, por razones morales, no podemos aceptar.
Entonces se produce un conflicto y esa idea o ese deseo son rechazados,
arrojados fuera del dominio de nuestros pensamientos concientes… El oyente
arrojado fuera del salón, no por eso ha dejado de existir. Golpea la puerta, grita,
hace tantas cosas que perturba a la sala todavía más que antes…”
Proviene, aún más, del romanticismo de Goethe y Sección que le habló de la
naturaleza cuyos principios ónticos, del orden del ser y de los seres, son el alma
y la vida. La naturaleza, le dijo Schelling, no es otra cosa que inteligencia
inmadura; por esto, “en sus fenómenos asoma ya, todavía el inconsciente, el
carácter inteligente”. De esta manera, la naturaleza constituye un proceso que
avanza desde lo inconsciente hasta lo consciente, que es el hombre. Resulta
que la “la naturaleza y el espíritu son idénticos en el fondo. Que la naturaleza es
en el fondo espíritu, y el espíritu es, en el fondo, naturaleza… El sujeto es objeto,
la realidad es idealidad”, el objeto es sujeto.
El voluntarismo irracionalista del Arturo Schopenhauer, quien estaba muy
influenciado por el romanticismo, inició a Freud en la “idea de represión en el
inconsciente y la de resistencia contra el reconocimiento del material reprimido”,
y el de Nietzsche, en quien había influido fuertemente Shopenhauer, habla de
Freud de “la gigantesca falacia sobre la que fueron construidas la filosofía y la
moral occidentales- esto es: la transformación de los hechos en esencias, de las
condiciones históricas en metafísica. La debilidad y el desaliento del hombre, la
desigualdad del poder y la salud, la justicia y el sufrimiento fueron atribuidos a
algún crimen y a una culpa trascendentales; la rebelión llego a ser el pecado
original, la desobediencia contra Dios; y el impulso hacia la gratificación se
convirtió en concupiscencia. Más aún, toda esta serie de falacias culminó con la
edificación del tiempo; por que en el mundo empírico todo está en pasado, el
hombre es en su misma esencia un ser finito, y la muerte está en la misma
esencia de la vida”. Nietzsche le habla, así mismo, “en nombre de un principio
de la realidad fundamentalmente antagónico de la civilización occidental”
El positivismo de Augusto Comte heredó a Freud su tesis fundamental según la
cual “la única fuente de todo “conocimiento” real extiende nuestra ciencia del
mundo real es la experiencia”.
Gustav Th. Fechner, le sugiere la estimulación, la energía mental y el concepto
topográfico de la mente a partir de quien el mismo Freud inicia su teoría
psicoanalítica con su teoría topográfica de acuerdo a la que la persona está
integrada por 3 áreas: Inconsciente, Preconsciente y Consciente.
El Evolucionismo de Jean B Lamarck y Charles Darwin ofreció a Freud la visión
biológica del hombre y, así, a partir del determinismo biológico reforzó su
determinismo psicológico. Muchas de sus ideas salieron de la tesis
evolucionista, por ejemplo el Instinto de Muerte (pulsión de Muerte, Tánatos).
Herman Helmholtz puso a Freud en contacto con su teoría en la que aquél
enseña a éste que en los cuerpos vivientes no hay otras fuerzas que las que
pueden encontrarse en los no vivientes y su apoyo al principio de la conservación
de la energía, enunciado por Lavoisier en el siglo XVIII, según el cual la energía
no se crea ni se destruye sólo se transforma, llevó a Freud a su posterior
afirmación de que los sueños y fantasías, el ingenio y los errores del hombre,
están determinados por una fuerza que tiene su fuente en lo reprimido, tal vez
en lo inconsciente, es decir, también reforzó el determinismo psíquico.
El materialismo dialéctico e histórico reforzó en Freud el dinamismo lebniziano y
su evolución material e histórica de contrarios, desde la materia, que evoluciona
por contarios (vida-muerte), hasta el hombre y su concepción naturalista, así
como la historia que, concebida materialmente, también evoluciona por
contrarios (hombres libres- esclavos); todo ello, con su proceso dialéctico,
condujo a Freud a ver al hombre con su diversidad de energías, materiales,
biológicas y psíquicas.
La religión judeo-cristiana con su concepto de caída desde el Pentateuco hasta
San Agustín y Lutero, inspiró a Freud “El malestar en el Cultura”; por esto, le
agrada mucho Otto Rank ya que seguido lo cita en su obra.
La influencia de 2 de sus contemporáneos, Théodule Ribot y Pierre Janer,
discípulo de Ribot, fue notoria: Ribot afirmada que la psicología tenía que
separarse de la metafísica aunque no por ello se le debía confundir con la
fisiología. “La nueva psicología, decía, difiere de la antigua por su espíritu: no es
metafísica; por su fin, no estudia más fenómenos; por sus procedimientos; los
toma, en la medida de lo posible, de las ciencias biológicas”. Estableció la
primicia de la vida efectiva, en la que las tendencias parcialmente inconscientes
desempeñan el papel fundamental. Su interés era aplicar la matemática, la física,
la fisiología, la patología y, en general, el hábito de la ciencia experimental, tener
algo que manejar, instrumentos en la mano, la investigación psicológica; es decir,
hacer psicología racional una psicología científica.
P. Janet ya en 1889 habla de que un individuo puede tener segundas
personalidades emanadas de las regiones inferiores del Yo que le pueden hacer
ejecutar algunos actos, como los de escribir y mover mesas, sin que tenga
conciencia ninguna de ser la causa de los mismos.
Hegel en su “Fenomenología del Espíritu”, le ofrece la conciencia de sí mismo
como deseo en general, lo que tiene una profunda relación con el instinto
freudiano.
Lo anterior ofrece a Freud, en síntesis, mito religión y filosofía en un contexto del
siglo XIX caracterizado por:
El mecanicismo cartesiano, para el cual el hombre es una máquina, la máquina
más completa en sus movimientos que los relojes artificiales, molinos y otra
máquina similares.
La corriente dinámica de Leibniz, quien con sus “mónadas” ofreció a Freud la
energía biológica, el inconsciente y los grados de conciencia.
El empirismo inglés y el hedonismos de Hobbes y Hartley, que heredaron a Freud
el “principio del placer”.
Emmanuel Kant, cuya influencia con respecto al espacio y otros conceptos, como
veremos, reconoce Freud.
Maine de Birán y su “actividad no consciente”
El romanticismo, según el cual en los fenómenos de la naturaleza se asoma ya,
todavía inconsciente, el carácter inteligente.
El voluntarismo irracionalista, que con Schopenhauer inició a Freud en la “idea
de represión en el inconsciente y la resistencia contra el reconocimiento del
material reprimido” y con Nietzsche le habla de que la muerte está en la misma
esencia que la vida y de un “principio de realidad” fundamentalmente antagónico
de la civilización occidental.
El positivismo, lego a Freud su tesis de acuerdo a la que “la única fuente de todo
conocimiento… es la experiencia”
Fechner, con la estimulación, la energía mental y el concepto topográfico de la
menta.
El evolucionismo, que ofreció a Freud la visión biológica del hombre, el
determinismo psicológico y algunas ideas más como el instinto de muerte.
Helmholtz, con su monismo energético, en cuanto que en los cuerpos vivientes
no hay otras fuerzas que las que pueden encontrarse en los no vivientes, y así
mismo, el determinismo de la vida psíquica.
El materialismo dialéctico e histórico, que reforzaron en Freud el dinamismo
leibniziano; todo lo cual le llevó a ver al hombre como un sistema de energía
material, biológica y psicológica.
La religión Judeo-Cristiana, que inspiró a Freud “El malestar en la Cultura”.
Las influencias de sus 2 contemporáneos, Ribot y Janet, el primero de los cuales
afirmaba que la psicología tenía que separarse de la metafísica y el segundo,
que ya en 1889 habla de las regiones inferiores del Yo que suele ejecutar actos
sin que tenga conciencia alguna de se la causa de si mismos.
Ya se entiende por que Freud no llegó al alma, a la conciencia o inteligencia.
Las bases filosóficas del Psicoanálisis comprenden, 2 campos que a mi modo de
ver, son fundamentales y son: El epistemológico y el metodológico y el….
La epistemología: como se ve, es una epistemología mecanicista, kantiana,
empirista, hedonista, positivista, romanticista, materialista, voluntarista
irracionalista, y evolucionista; por esto, se mueve dentro horizonte de la pura
sensación, la imaginación, la codificación y la memoria.
El método, positivo, experimental e inductivo
La influencia de la filosofía en Freud, que le sirve de base para sus hipótesis y
teorías, es notoria en su obra, como veremos, a pesar de las afirmaciones del
mismo sobre su propio desinterés por el pensamiento filosófico allá por 1930 y
“las críticas y sarcasmos enderezados a los filósofos”
El contenido de esta presentación sobre las bases filosóficas del psicoanálisis
sigue dos campos esenciales, hasta donde es posible hacerlo que son el
epistemológico y el metodológico; donde se procura hacer un punto de contacto
del Psicoanálisis con la filosofía como su punto de partida, a excepción de
Empedocles cuyo pensamiento incluye el origen de los seres y su visión del
universo que tanto influyó en la configuración de totalidad en Freud, como puede
versen por ejemplo en “El porvenir de una ilusión” (1927).
Para concluir, Freud recibió una amplia influencia de pensamiento que viene
desde el saber prefilosófico y la filosofía, hasta la ciencia y la teología. Todo era
visión de la ciencia de su tiempo (a mi juicio, una fuerte influencia del mismo
momento histórico en el cual se encontraba el saber filosófico): Darwin había
concebido al hombre como un animal. Fechner demostró que la mente humana
no escapaba a la ciencia sino que podría ser llevada al laboratorio para que se
le midiera con precisión. La nueva física ve que el hombre es un sistema de
energía que obedece las mismas leyes físicas que regula la naturaleza.
Tenemos, para mi propósito en Freud una base antropológica, una base para la
teoría del conocimiento (que es donde puede situarse el aparato psíquico y su
fenomenología) y la base para una metodología del psicoanálisis en la labor de
investigación que se deriva de esa teoría del conocimiento y del objeto de estudio
bien precisado. Parece entonces interesante ver como Sigmund Freud, es un
autor insertado fuertemente en un marco científico de finales del Siglo XIX y
principios del XX, pues como sabes los escritos metapsicológicos fueron hechos
a principios de un siglo donde estallaron las 2 guerras más importantes, también
el antisemitismo y el cambio de valores que se dio en ese marco referencial; no
podemos desenmarcar a Freud de la historia tanto personal como social y
filosófica que los contiene; si bien como el mismo lo determina somos tal vez el
producto responsable de la historia que nos determina “el Inconsciente”. En
tal circunstancialidad histórica, Freud; puede solo tener una mente que hace uso
de la palabra para sí mismo y en la época de ruptura en donde se encontró,
posiblemente la crisis cultural lo condujo a ser crítico por excelencia.
Finalmente, la historia de las ciencias nos dirá, que Freud se enmarca en un
contexto lleno de rupturas, guerras y cambios histórico- filosóficos; donde se
gesto la necesidad de un abordaje científico diferente de la noción del sujeto, no
del ser filosófico; que hasta ese momento parecía fuertemente enmarcado por
la cientificidad naturalista y el pensamiento racional. Sigmund Freud se
cuestiona al parecer esta herencia de la que ha sido objeto (y de la que ha
formado parte por sus estudios); especula sobre los huecos que quedan sin
abordar y se cuestiona, con su propia sed de investigación y conocimientos;
para ponerlos a prueba dentro del ámbito clínico del estudio con la histeria. Así,
Freud tratando todo el tiempo de cuestionar y desenmarcar las nociones clásica
de las cuales ha sido heredero, construye una teoría “EL PSICOANALISIS”; que
viene a cuestionar desde el carácter cientifista que lo enmarca las nociones que
se tenían hasta el momento, desde el ámbito filosófico del ser como sujeto de lo
inconsciente; pues será a aportación que articulara, él mismo, durante toda su
vida partiendo de las cuestiones que antes algunos otros había retomado (como
lo hemos revisado ya); pero que solo Freud, pudo articular para dar un nuevo
enfoque sobre la curación en la práctica clínica. Así pues, Sigmund Freud en el
proceso de construcción de los conceptos metapsicológicos del psicoanálisis se
puede considerar inédito pero si vinculado con una noción científica;
estableciendo un corte dentro de la historia que se refleja en:
 Una ruptura de la conceptualización de la enfermedad “mental”
 Forja un concepto de prevención
 El lugar del ser se modifica (rompiendo con Descartes), en el sitio de lo
no sabido
 El ser humano no se da de manera espontánea sino esta determinado
por un acto psíquico (rompe con Darwin)
Freud, un pensador que se forja den la densidad de la historia del siglo XIX; pero
que a mi parecer inaugurar el siglo XX con su característica de conflicto, fuerzas
en choque, e irracionalidad; misma que Freud ayuda a construir dentro del
lenguaje que hoy utilizamos en lo común, pues es ahí donde vemos que sigue
siendo un clásico de la historia de atemporal e inconsciente mundo psíquico.
Uno de los grandes descubrimientos del Siglo XIX vino de la mano del médico
neurólogo Sigmund Freud (1856-1939) quien, abriéndonos las puertas del
inconsciente, puso luz en el trabajo de la salud mental.
El surgimiento de la psicoanálisis
En sus inicios bajo la dirección del neurólogo francés Jean M. Charcot, tuvo
ocasión de observar las manifestaciones de la histeria, y los efectos de la
hipnosis y la sugestión en el tratamiento de la misma. Métodos que pronto
abandonaría para desarrollar, junto a J. Breuer, lo que dio en llamar la cura por
la palabra: a través de la asociación libre, el paciente transmite un saber
reprimido que desconoce y que esta en el origen de sus síntomas.
Desde entonces, la interpretación a partir de la puesta en juego del saber
inconsciente en la transferencia así establecida entre el paciente y el
psicoanalista, distingue al psicoanálisis de cualquier psicoterapia.
Adelantado a su época y sin hacer caso a los prejuicios de la sociedad vienesa,
Freud reveló la sexualidad infantil y sus consecuencias en la vida adulta a través
del relato de sus pacientes. De esta manera, organizó una nosografía
distinguiendo tres estructuras clínicas: neurosis (histeria, neurosis obsesiva y
fobia), psicosis y perversiones, de las que dio testimonio en su investigación y
su práctica en sus célebres historiales.
Publicó sus observaciones sobre la histeria con el Caso Dora, que le permitió
teorizar sobre la realidad psíquica y el origen traumático de la sexualidad infantil.
El caso del Hombre de las ratas le sirvió para explicar con sumo detalle las
causas de la neurosis obsesiva y la remisión de los síntomas. En el historial de
El hombre de los lobos, analiza los efectos duraderos de una intensa actividad
sexual infantil. Luego dirigió el análisis del ya famoso Juanito, esclareciendo los
mecanismos de la construcción de una fobia infantil, abriendo de esta manera el
camino al psicoanálisis de niños. Completó la publicación de sus historiales
clínicos en un minucioso estudio sobre las Memorias de Schreber, con un
desarrollo exhaustivo acerca de las vicisitudes de la psicosis.
Partiendo de su texto fundamental La interpretación de los sueños, propone al
mismo como via regia de acceso al inconsciente; descubre allí que el sueño, a
través de mecanismos como la condensación y el desplazamiento, ocultan al
mismo tiempo que revelan una verdad inconsciente que puja por hacerse
escuchar. Del mismo modo con el chiste, el olvido (como otra forma de memoria),
los lapsus del lenguaje, los actos fallidos, los síntomas: Freud aprendió a leer en
ellos esa verdad incómoda de oír, poniendo en jaque la ilusión de que somos
capaces de gobernar nuestra consciencia de manera voluntaria.
Freud continuó su trabajo de manera incansable. Tras el comienzo de la I Guerra
Mundial, se dedicó también a pensar ciertos fenómenos sociales que pueden
leerse en textos como El malestar en la cultura, Moisés y la religión monoteísta,
El porvenir de una ilusión y otros muchos. Se sirvió del arte, los mitos clásicos,
la literatura, e incluso la propia guerra, para seguir desarrollando una vasta obra
hasta el final de sus días, con la fuerza de una honestidad intelectual excepcional
y, aunque menguado físicamente por una larga enfermedad, con intacta y viva
lucidez.
A mediados del siglo pasado, el médico psiquiatra francés Jacques Lacan (1901-
1981) se inicia en el psicoanálisis con el estudio de la psicosis.
En 1953, en el hospital de Sainte Anne de París, inicia sus seminarios
psicoanalíticos de transmisión oral que mantendrá durante veintisiete años, con
una asistencia multitudinaria. Desde ellos, a partir de un minucioso trabajo sobre
los textos de Freud, continúa el desarrollo de la teoría y la clínica psicoanalítica,
sirviéndose de la lingüística, la topología, la lógica y las matemáticas para poner
en diálogo el psicoanálisis con otras disciplinas.
Desde su experiencia clínica, Lacan introdujo la tesis del inconsciente
estructurado como un lenguaje, es decir, regido por ciertas leyes, allí donde
Freud ubicó la condensación y el desplazamiento, Lacan, valiéndose de la
lingüística, ubica la metáfora y la metonimia por ejemplo.
Lo antedicho nos orienta acerca de su posición ética, marcada por una férrea
defensa del retorno al inconsciente freudiano, del que se habían alejado los
psicoanalistas de su época, olvidando la lógica que porta el descubrimiento
freudiano y sus consecuencias clínicas. Expulsado de la Sociedad Psicoanalítica
(IPA), fundó la Escuela Freudiana de París junto con otros psicoanalistas.
Lacan, a lo largo de sus años de investigación y enseñanza, avanzó en espiral,
ciñendo en sus numerosas vueltas un real, el del psicoanálisis mismo. Durante
el último tiempo se centra, a partir de sus investigaciones en topología, en la
elaboración de conceptos que vuelven a poner la lupa sobre la formación del
analista y la eficacia del psicoanálisis, siempre desde el retorno a Freud y sus
consecuencias éticas.
“La clínica psicoanalítica debe consistir no solo en interrogar al análisis sino a los
analistas, para que rindan cuenta de lo que su práctica tiene de riesgoso, lo que
justifica que Freud haya existido”. J. Lacan 5-1-77

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