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UN COHETE BAJO
LA ACCIÓN DE LA
FUERZA DE LA
GRAVEDAD
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Propulsión de un Cohete
INDICE
I. INTRODUCCION……………………………………………..….……….….……3
II. RESUMEN……………………………………………….….….……………….…3
III. MARCO TEORICO……………………………………….……….……………...4
1. CANTIDAD DE MOVIMIENTO ……….………………………………….…..4
1.1. CANTIDAD DE MOVIMIENTO EN MECÁNICA CLÁSICA………..…4
A) MECÁNICA NEWTONIANA…..…..…………………………..…5
B) MECÁNICA LAGRANGIANA Y HAMILTONIANA……...……..5
C) CANTIDAD DE MOVIMIENTO DE UN MEDIO CONTINUO...5
1.2. VARIACION DE LA MASA Y VELOCIDAD EN LA CANTIDAD DE
MOVIMIENTO…………...……………………………………………….....5
1.3. RELACIONES ENTRE EL IMPULSO Y LA CANTIDAD DE
MOVIMIENTO………………………………………...………………...…..7
1.4. CANTIDAD DE MOVIMIENTO DE UN SISTEMA DE
PARTÍCULAS…………………………………………………………….…7
2. CONSERVACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO…….…….…….7
3. PROPULSIÓN ESPACIAL………………………………………………….…9
3.1. CARACTERÍSTICAS DE LA PROPULSIÓN POR COHETES……..10
3.2. NECESIDAD DE SISTEMAS DE PROPULSIÓN…………………….11
3.3. EFECTIVIDAD DE LOS SISTEMAS DE PROPULSIÓN…………….12
A) CINEMÁTICA DE LA PROPULSIÓN………………………….12
B) REQUERIMIENTOS DE LA PROPULSIÓN A CHORRO…...12
C) PARÁMETROS DE LA EFICIENCIA DE LA PROPULSIÓN..13
D) CÁLCULOS DE LA PROPULSIÓN A CHORRO……………..14
3.4. MÉTODOS DE PROPULSIÓN A CHORRO…………………………..15
3.5. LA FUERZA DE REACCIÓN…………………………………………….17
3.6. EMPUJE DE UN COHETE……………………..……………………….18
IV. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS……………………………………….21
V. ANEXOS…………………………………………………………………...….22
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Propulsión de un Cohete
I. INTRODUCCION
En la presente investigación daremos a conocer con análisis la Propulsión de un cohete
bajo la acción de la gravedad, y como interviene la cantidad de movimiento en este
análisis, para ello, se dará a conocer la descripción, como primera parte, sobre la
cantidad de movimiento y la conservación de la cantidad de movimiento que es la base
en la que se construye la solución de diversos problemas que implican la interacción de
dos o más cuerpos y finalmente sobre la Propulsión Espacial que es la que denomina a
cualquier tecnología capaz de impulsar una nave por el espacio.
II. RESUMEN
Una de las aplicaciones más inmediatas de la ley de conservación de la cantidad de
movimiento para un sistema de partículas es el estudio de la propulsión a reacción o
propulsión a chorro.
En su versión más sencilla consiste en la expulsión de gases a gran velocidad por la
tobera de un cohete de forma, que por la tercera ley de Newton, el cohete se ve
acelerado en el sentido opuesto al de la expulsión.
Este principio permite acelerar y maniobrar a las naves en el espacio (en el que no tienen
dónde “apoyarse”), aunque en la mayoría del trayecto se mueven por inercia sometidas
simplemente a los campos gravitatorios presentes.
En el caso de un avance en línea recta puede calcularse la cantidad de combustible
necesaria para que una cierta carga alcance una velocidad deseada (por ejemplo, la
velocidad de escape.
Podemos resolver este problema, usando la ley de conservación de la cantidad de
movimiento.
Tenemos una nave que en un momento dado, incluyendo el combustible que contiene,
tiene una masa M y se mueve a una velocidad v. En un intervalo de tiempo corto expulsa
una cantidad de gases de masa dm. Estos gases son eyectados con rapidez v0 respecto
a la nave, de forma que su velocidad respecto a un observador exterior es v − v0. Con
la expulsión, la masa de la nave pasa a ser M − dm y su velocidad v + dv.
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Propulsión de un Cohete
III. MARCO TEÓRICO
1. CANTIDAD DE MOVIMIENTO.-
A) Mecánica Newtoniana
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Propulsión de un Cohete
En mecánica newtoniana se define la cantidad de movimiento lineal como el producto
de la masa por la velocidad:
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Propulsión de un Cohete
También puede verse que un barco de
grandes dimensiones que navegue a baja
velocidad tiene una gran cantidad de
movimiento, como lo tiene una bala pequeña
disparada a alta velocidad. Y por supuesto,
un objeto enorme que se desplace a alta
velocidad.
= m. en el primer instante
= m. en el segundo instante
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Propulsión de un Cohete
Una bala se acelera cuando se ejerce una fuerza sobre ella. Cuán rápido se mueva al
final, no obstante, depende de algo además de su masa y la fuerza impartida. La
velocidad final depende del tiempo. Una fuerza sostenida por un tiempo largo empuja la
bala a una velocidad mayor que la misma fuerza aplicada brevemente.
Se puede expresar la segunda ley de Newton de otra forma, haciendo más evidente el
factor tiempo, sustituyendo el término para la aceleración por su definición (el cambio
en velocidad por tiempo).
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Propulsión de un Cohete
respectivamente.
Como las esferas están en contacto mutuo durante un intervalo de tiempo muy
pequeño, el impulso
. Debe ser igual y opuesto al impulso . , escribiéndose
. =- . (Ec.1)
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Propulsión de un Cohete
Por inducción, la conclusión de que la cantidad de
movimiento total permanece constante en ausencia
de una fuerza externa, se aplica a un sistema con
cualquier número de partículas que interactúan. El
sistema obedece al principio de conservación de la
cantidad de movimiento.
Cuando se dispara una bala con un rifle, las fuerzas presentes son internas. El momento
total del sistema formado por la bala y el rifle, por tanto no sufre un cambio neto. Por la
tercera ley de Newton de la acción y la reacción, la fuerza ejercida sobre la bala es igual
y opuesta a la fuerza ejercida sobre el rifle. Las fuerzas que actúan sobre la bala y el
rifle lo hacen durante el mismo tiempo, lo que da por resultado cantidades de movimiento
iguales pero con direcciones opuestas. Aun cuando la bala y rifle por sí mismos han
adquirido considerable momento, como sistema no experimentan cambio alguno en el
momento. Antes del disparo, el momento es cero; después del disparo, el valor neto
sigue siendo cero. No se gana ni se pierde cantidad de movimiento.
3. PROPULSIÓN ESPACIAL
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Propulsión de un Cohete
Se denomina a cualquier tecnología capaz de impulsar una nave por el espacio. Para
efectuar viajes espaciales es necesario algún sistema de propulsión capaz de imprimir
aceleración a los vehículos. Debido al vacío del espacio exterior, cualquier aceleración
deberá basarse en la tercera ley Newton (o ley de acción y reacción), según la cual,
«por cada fuerza que actúa sobre un cuerpo, este realiza una fuerza de igual intensidad
pero de sentido contrario». De esta manera, si un objeto expulsa parte de su masa en
una dirección, el resto del objeto se desplazará en sentido contrario. Este es el
fundamento de los motores a reacción, también llamados de «propulsión a chorro»: en
ellos, parte de la masa de la nave (el combustible) es expulsada a gran velocidad en
una dirección, ocasionando que el resto de la nave se desplace en el sentido opuesto.
El motor más empleado para la propulsión de naves espaciales es el motor cohete, pues
es capaz de generar una enorme potencia y, a diferencia de otros tipos de motores, no
necesita de oxígeno atmosférico para funcionar. Sin embargo, a pesar de la gran
potencia de los motores cohete, no son eficientes para las enormes distancias
espaciales. Con este propósito se están desarrollando los motores iónicos, que gracias
a la mayor velocidad de salida del propelente pueden ser diez veces más eficientes. Aun
así, ningún motor conocido hasta el momento es capaz de obtener velocidades
suficientes como para plantear viajes interestelares. No obstante, existen diversas
alternativas a los motores a reacción: la más inmediata la constituyen las velas solares,
capaces de obtener impulso de la radiación solar, del viento solar, incluso de rayos láser
o de microondas enviados desde la Tierra. No se puede descartar tampoco que en un
futuro lejano sean viables otros métodos de propulsión más exóticos, como los «motores
de curvatura» o motores warp.
Algunos de los procedimientos utilizados, como el dejarse arrastrar por el vuelo de las
aves, el empleo de alas artificiales, los globos aerostáticos (este último descrito por
Edgar Allan Poe en su relato La Aventura sin Par de un tal Hans Plaau). etc.
independientemente de la imposibilidad física de realizar un recorrido tan largo en un
tiempo razonable, carecían de fundamento científico a partir del descubrimiento de la
existencia del vacío entre la Tierra y la Luna, debida a los experimentos de Torricelli,
que había inventado el barómetro en 1643, y de Blas Pascal, quien, en 1648, medía la
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Propulsión de un Cohete
presión atmosférica existente en diferentes alturas de una montaña, llegando a la
conclusión de que la capa de aire no se extendía indefinidamente por el espacio, sino
que tenía una altura determinada. Encontrándose el vacío a continuación de ella.
El método del obús disparado por el gigantesco cañón Columbia de Julio Verne, aunque
aparentemente podría ser realizable siempre que se encontrara un medio de reducir a
límites tolerables la aceleración inicial sufrida por los tripulantes, tan poco ofrece ningún
tipo de solución para vencer la resistencia del aire a la enorme velocidad de 40.000 kms.
Por hora. Esta resistencia produciría un violento frenado del artefacto con el
consiguiente calentamiento aerodinámico del mismo, el llamado «muro del calor» que
aumenta con la velocidad, hasta alcanzar temperaturas imposibles de resistir por
cualquier material conocido.
De todos los medios imaginados en estos relatos, el único que haría viables los vuelos
por el espacio es el de la impulsión por cohetes, aparato que ya era conocido desde
bien antiguo, aunque no hubiera merecido la suficiente atención y se encontrase
relegado a unos aspectos muy secundarios en sus aplicaciones prácticas. Una de las
ventajosas características del cohete es que su velocidad puede regularse de forma que
el calentamiento provocado por la resistencia del aire al atravesar las capas bajas de la
atmósfera sea tolerable.
Los satélites artificiales deben ser lanzados para ser puestos en órbita. Y una vez que
han alcanzado su posición estacionaria en la órbita nominal, necesitan alguna manera
de control de actitud para que se puedan mantener apuntando una cierta posición entre
la Tierra, el Sol y posiblemente algunos objetos astronómicos de interés. Los satélites
no sufren por lo general una resistencia aerodinámica apreciable (si bien en las órbitas
más bajas todavía persiste una enrarecida atmósfera remanente). Por este motivo
pueden permanecer en órbita durante largos períodos con solo una pequeña cantidad
de propelente, utilizado tanto para propulsarse como para realizar pequeñas
correcciones. Muchos satélites necesitan ocasionalmente moverse de unas órbitas a
otras y precisan por tanto de una cierta cantidad de propelente. Cuando este tipo de
satélites han agotado su capacidad para hacer estas operaciones, se dice que su vida
útil se ha agotado.
Las naves espaciales que realizan viajes interplanetarios han de recorrer largas
distancias. Por esta razón, además del lanzamiento requerido para abandonar la
atmósfera de la Tierra (como en el caso de los satélites) necesitan un segundo sistema
de propulsión para viajar por el espacio o, al menos, para poder corregir su trayectoria.
Las naves interplanetarias realizan estas correcciones mediante pequeñas propulsiones
de corta duración, mientras que generalmente, su desplazamiento principal se basa
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Propulsión de un Cohete
únicamente en su impulso inicial y simplemente tienen un comportamiento de caída libre
a través de su órbita.
La manera más simple y eficiente para cambiar de una órbita a otra desde el punto de
vista de consumo de propelente se denomina transferencia de Hohmann: la nave
espacial empieza en una órbita circular alrededor del Sol, y durante un corto período
efectúa un impulso en la dirección de movimiento de la nave, tangente a su trayectoria.
De esta manera la nave acelera o desacelera, pasando a adoptar una órbita elíptica
alrededor del Sol, que es tangente a la órbita previa. La nave espacial así propulsada
cae libremente en esta órbita hasta que alcanza su destino. Cuando las naves se
acercan a un planeta con atmósfera, se puede recurrir al aerofrenado que a veces se
emplea para el ajuste final de la órbita.
Otros métodos de propulsión, tales como las velas solares, proporcionan un impuso
reducido pero constante: una nave con un sistema de propulsión de estas características
podría ser capaz de viajar largas distancias interplanetarias utilizando un propelente
inagotable como la radiación solar. Estas naves seguirían una trayectoria diferente a la
definida por la transferencia orbital de Hohmann, ya que pueden ser permanentemente
empujadas radialmente desde el Sol hacia el exterior del sistema solar.
Las naves espaciales que pretendan realizar viajes interestelares necesitarán métodos
de propulsión más eficientes, pues dada la magnitud de las distancias interestelares, se
necesitará de una gran velocidad para recorrerlas en un intervalo de tiempo razonable
hasta llegar al destino. Adquirir estas velocidades es un reto tecnológico hoy en día.
3.3. EFECTIVIDAD DE LOS SISTEMAS DE PROPULSIÓN
La masa de la Tierra genera un pozo gravitatorio: para que un cuerpo pueda escapar de
esta fuerza gravitatoria ha de alcanzar una velocidad superior a los 11.2 km/s. Esta
velocidad se denomina velocidad de escape. Si la nave es tripulada, su aceleración no
debería diferir mucho del valor de 1 G (9.8 m/s²), pues es la aceleración a la que el
cuerpo humano está acostumbrado. Si bien se han descrito casos de personas capaces
de soportar aceleraciones hasta los 15 G, cuando se somete al cuerpo a periodos
prolongados de caída libre se producen náuseas, debilidad muscular, reducción del
sentido del sabor, falta de asimilación del calcio, y otros síntomas.
A) Cinemática De La Propulsión
Una nave espacial modifica su velocidad v mediante su sistema propulsor. Debido a la
inercia, cuanta más masa posea la nave, más difícil será acelerarla. Por ello se suele
hablar del momento de una nave, y para cuantificar el cambio de momento se habla de
impulso. De esta manera, el objetivo de la propulsión en el espacio es crear impulso.
Cuando la nave espacial es lanzada desde la Tierra, el método de propulsión empleado
deberá superar la fuerza gravitacional para obtener una aceleración neta positiva.
Ponerse en órbita consiste en alcanzar una velocidad tangencial tal que genere una
fuerza centrípeta suficiente para compensar el efecto del campo gravitatorio de la Tierra.
La razón de cambio de la velocidad se denomina aceleración, y la razón de cambio de
momento se denomina fuerza. De esta manera, para alcanzar una cierta velocidad, se
puede imprimir una pequeña aceleración durante un periodo largo de tiempo, o puede
imprimirse una gran aceleración durante un periodo corto de tiempo. De manera similar,
se puede lograr un mismo impulso con una gran fuerza aplicada durante un corto
período, o con una fuerza menor pero aplicada más tiempo. En ausencia de fuerzas
externas, según las leyes de conservación del momento, para acelerar un cuerpo en el
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Propulsión de un Cohete
vacío parte de su masa deberá desplazarse en sentido opuesto al resto. Esta masa que
se desplaza en sentido opuesto es el propelente, y su masa se denomina «masa de
reacción».
Masa de reacción
Energía
El impulso proporcionado al expulsar una partícula de masa reactiva, si esta posee una
masa de m a una velocidad v, es igual a m•v. Pero esta partícula se expulsa con una
energía cinética igual a m•v2/2, que debe proceder de alguna parte. En un cohete de
combustible sólido, líquido, o híbrido, el propelente debe quemarse, proporcionando
energía, y los productos de la reacción se permite que fluyan hacia el exterior por la
parte trasera de la nave espacial, proporcionando masa reactiva. En un propulsor iónico,
se emplea la electricidad para acelerar los iones y expulsarlos. Existen otros dispositivos
que proporcionan energía eléctrica como los paneles solares o un reactor nuclear,
mientras que los iones son los encargados de proporcionar la masa reactiva.
C) Parámetros De La Eficiencia De La Propulsión
Un cohete con una velocidad de evacuación alta puede alcanzar el mismo impulso
empleando una masa de reacción menor. Por lo tanto la energía requerida para impulsar
es proporcional al cuadrado de la velocidad de evacuación de la masa reactiva, de esta
manera se necesita imprimir mucha energía a la masa reactiva. Esto es un problema si
es un requerimiento que el motor proporcione una gran cantidad de empuje. Para
generar una gran cantidad de impulso por segundo, se debe emplear una gran cantidad
de energía por segundo. De esta manera un motor altamente eficiente requiere grandes
cantidades de energía para proporcionar grandes cantidades de empuje. Como
resultado, la mayoría de los motores se diseñan para proporcionar bajos niveles de
empuje.
D) Cálculos De La Propulsión A Chorro
Quemar el propelente de un cohete de una nave espacial es la mejor manera de producir
un cambio neto de velocidad en el espacio; a esta variación la denominamos 'delta-v'.
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Propulsión de un Cohete
La variación total de velocidad la representamos como de un vehículo y representa
una de las incógnitas a resolver cuando se emplea la ecuación cinemática de un cohete,
donde M es la masa de combustible (o de propelente), P es la masa de la carga útil
(incluyendo la masa estrucural del cohete), y Ve es la velocidad de evacuación de
propelente por la tobera. Todos estos parámetros forman parte de la ecuación de
Tsiolkovsky:
Para más pequeña que la ve, esta ecuación es lineal, y puede verse que basta
con emplear una pequeña masa reactiva. Si es comparable con Ve, entonces se
necesita aproximadamente el doble de masa de propelente que de carga útil (lo que
incluye motores, tanques de combustible, estructura, y demás). Tras este punto, el
crecimiento es exponencial; las velocidades más altas que la velocidad de evacuación
requieren ratios cada vez mayores de masa de propelente con respecto a la carga de
pago (carga útil). Para poder lograr esto, mucha de la energía almacenada se destina a
acelerar la propia masa reactiva. Además conviene recordar que los motores (Por
reglas termodinámicas) nunca son 100% eficientes, liberan energía sin utilizar, pero si
se asume un 100% de eficiencia se necesitaría una energía de
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Propulsión de un Cohete
3.4. MÉTODOS DE PROPULSIÓN A CHORRO
Los métodos de propulsión pueden clasificarse mediante la manera de acelerar la masa
reactiva. Existen algunos métodos especiales para los lanzamientos, las llegadas a los
planetas y los aterrizajes
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Propulsión de un Cohete
es compleja, pero las investigaciones en fusión nuclear han desarrollado métodos,
algunos de los cuales han sido usados en sistemas especulativos de propulsión a
chorro.
Véase motor cohete para una lista de los diferentes tipos de motores cohetes empleados
en la industria aeroespacial así como los diferentes formas de la cámara de combustión,
incluyendo los químicos, eléctricos, solar, y nuclear.
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Propulsión de un Cohete
Con la capacidad actual de generación de electricidad, bien sea químicamente, nuclear
o solar se tiene una limitación de empuje con este tipo de propulsión.
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Propulsión de un Cohete
de que un cohete es un aparato volador que se desplaza siguiendo los principios
expuestos por Isaac Newton en su famosa Tercera ley del Movimiento: A una fuerza
llamada acción se opone otra llamada reacción, de igual magnitud, pero de sentido
contrario.
Esta fuerza de reacción la podemos comprobar experimentalmente, observando el
retroceso que sufre un cañón o cualquier otro tipo de arma, cuando dispara sus
proyectiles. Si colocásemos un cañón de tiro rápido sobre una vagoneta de ferrocarril y
empezásemos a dispararlo en una dirección, la vagoneta empezaría a moverse en el
sentido opuesto, y silos disparos se sucediesen a un ritmo más rápido que la duración
del impulso de retroceso, éste se incrementaría sucesivamente y la vagoneta adquiriría
una velocidad y una aceleración crecientes.
El fenómeno se intensificaría si se arrojasen proyectiles más pequeños y en mayor
cantidad, o a mayores velocidades. Lo ideal sería que se disparasen moléculas de un
fluido a su máxima velocidad. Esto es lo que se produce en el cohete cuando expulsa
los gases producidos durante su combustión, obtenidos mediante la reacción química
de sus dos substancias componentes: el combustible y el comburente.
l mismo principio se aplica a los motores de reacción de los aviones. Estos aspiran por
su parte delantera el aire exterior, mezclándolo con gasolina pulverizada u otro
combustible, en una cámara de combustión donde se produce su encendido. Los gases
obtenidos, en lugar de mover un pistón como en los motores de explosión
convencionales, salen expulsados por la tobera o salida posterior del motor formando
un chorro de moléculas de alta velocidad (de aquí proviene el nombre de «propulsión a
chorro» con que son designados también estos motores), provocando la consiguiente
reacción que impulsa el motor hacia adelante.
Sin embargo aunque utilicen el mismo principio de reacción para producir el movimiento,
existen ciertas notables diferencias entre los motores cohete y los motores a reacción.
En estos últimos, el oxígeno necesario para la combustión es obtenido del aire que
aspiran del exterior, por lo cual sólo pueden funcionar en las capas atmosféricas lo
suficientemente densas para poder proporcionar este gas en las cantidades necesarias,
lo cual automáticamente invalida este tipo de motores para las grandes alturas y sobre
todo para los vuelos por el espacio.
En cambio los motores cohete poseen la gran ventaja de contener en su interior todo el
oxígeno necesario, el comburente, ya sea mezclado con el combustible, o en depósitos
independientes en el caso de cohetes de combustibles líquidos, convirtiéndose así en
un sistema verdaderamente autónomo, totalmente independiente del medio externo y
por lo tanto capaz de funcionar en zonas donde exista el vacío más absoluto.
Este tipo de motores, denominados anaerobios, obtienen su máximo rendimiento
precisamente en esas zonas carentes de aire atmosférico al no tener que vencer
ninguna resistencia para su desplazamiento, lo que los convierte en los impulsores
ideales de los vehículos espaciales.
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Propulsión de un Cohete
Por lo tanto si un motor-cohete consume 10 kgs. de propergol por segundo y expulsa
los gases a una velocidad de 3.000 metros por segundo, el empuje obtenido sería de:
E=10 . 3000/9.8 =3.061 Km ó 3061 Tm.
(teniendo en cuenta que la masa es igual al peso dividido por la constante gravitatoria
9,8.)
De esta fórmula se desprende que para que el cohete pueda elevarse del suelo, su peso
total a plena carga, deberá ser menor que el del empuje producido.
Velocidad Final
m.v = M.V
V=m.v/M
Esta fórmula nos dice que la velocidad del cohete depende de tres factores: su masa,
la masa de los gases que expulsa por segundo y la velocidad de éstos. Por lo tanto para
poder aumentar la velocidad del cohete deberemos disminuir su masa (M), aumentar la
velocidad del chorro de gases (u) o aumentar la cantidad de gas expulsado por segundo
m), y de ser posible, las tres cosas a la vez.
De esta forma vemos que el cohete despega del suelo con cierta lentitud en principio,
para irse acelerando progresivamente a medida que transcurre su vuelo. Esta
característica le permite vencer la resistencia del aire con más facilidad que si saliese
despedido a su velocidad máxima como les sucede a los proyectiles disparados por un
canon. Es lógico pensar que si el cohete contiene mayores cantidades de combustible,
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Propulsión de un Cohete
éste tardará más tiempo en consumirse y por lo tanto la velocidad final aumentará. Este
incremento debe tener un límite y para calcular con exactitud las posibilidades de
aumento de la velocidad final, tenemos que utilizar el término «razón de masas», que
corresponde al cociente de dividir la Masa total del cohete al despegar (M1) por la Masa
final al consumir todo su combustible (M2).
Así la fórmula que nos dará la velocidad final del cohete, descubierta por Ziolkovsky, es
la siguiente:
y = c.loge (M1/M2)
Es decir que la velocidad final (u) será igual al producto de la velocidad de eyección de
los gases (c) por el logaritmo neperiano de la razón de masas. (El logaritmo neperiano
es igual al logaritmo decimal x 2,3). Esta velocidad final será exactamente igual a la
velocidad de salida de los gases cuando el logaritmo valga 1, es decir cuando la razón
de masas valga 2,718 que es la base de los logaritmos neperianos.
Un ejemplo nos ayudará a hacer los cálculos. Supongamos que un cohete tiene una
razón de masas de 3, lo que quiere decir que el combustible representa los dos tercios
de su peso total, y que expele los gases a 2.000 m. por seg. La velocidad que alcance
al final de la combustión será:
Lo que demuestra la importancia que tiene para la velocidad final del cohete el
incremento en la razón de masas.
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IV. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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Propulsión de un Cohete
V. ANEXOS
- Velocidad de KM/seg. que alcanza un cohete al final de la combustión en función
de la razón de las masas, es decir, la relación entre la masa total en el momento
del despegue y la masa al final de la combustión
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