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TEORIA DE LA PERSONALIDAD

Sin embargo, los psicólogos humanistas como Carl Rogers propusieron algunas ideas sobre los procesos
mentales en los que se enfatiza la libertad de los individuos a la hora de tomar el rumbo de sus
vidas.
Según ellos, ni los factores biológicos ni los ambientales son determinantes en nuestro comportamiento,
y no nos "arrastran" irremediablemente hacia ciertos tipos de comportamiento. En resumidas cuentas, no
eran deterministas.
En concreto, Carl Rogers creía que la personalidad de cada persona se desarrollaba según el modo
en el que consigue ir acercándose a (o alejándose de) sus objetivos vitales, sus metas.Esta idea de
que el desarrollo personal (Los 5 factores de la personalidad:
(Factor O): Apertura a la Experiencia
Muestra en qué grado un sujeto tiende a buscar nuevas experiencias personales y concibe de una
manera creativa su futuro. La persona abierta a la experiencia tiene una relación fluida con su
imaginación, aprecia el arte y la estética, y es consecuente con sus emociones y la de los que le rodean.
Prefieren romper con la rutina y suelen poseer conocimientos sobre amplios temas debido a su
curiosidad intelectual. Su opuesto es la Cerrazón a la Experiencia (o al Cambio).
Los individuos que puntúan bajo tienen intereses más convencionales. Disfrutan de lo sencillo más que
de lo complejo, ambivalente y sutil. Suelen observar las ciencias o el arte como disciplinas poco
prácticas. Prefieren la familiaridad a lo novedoso; son moderados y apegados a la tradición.
(Factor C): Responsabilidad
Refiere a cuán centrado está el sujeto en sus objetivos, además de cuán disciplinado se muestra para la
consecución de dichos fines. Podríamos decir que la persona con alta puntuación en el factor C es un
individuo organizado, con capacidad de concentración, que termina sus tareas y que piensa antes de
tomar una decisión.
(Factor E): Extraversión
Define el grado en que el sujeto se muestra abierto con los demás y canaliza su energía en contextos
sociales. Dicho de otro modo, el factor E examina cuánto le agrada a un sujeto estar rodeado de otras
personas, cuánto le gusta expresarse ante los demás, etc. Su opuesto es la Introversión, que se
caracteriza en personas reservadas, que a menudo son tachados de antipáticos. Suelen ser ciertamente
independientes, prefieren la rutina y el ambiente familiar.
Prefieren estar solos y no les agrada formar parte de bullicios de gente, lo cual no quiere decir que sean
menos felices. Frecuentemente se muestran tan animados como el que más en círculos estrechos de
amistad. Son más reflexivos que los extrovertidos, y tienden menos a la acción.
(Factor A): Amabilidad
Es el grado en que la persona se muestra respetuosa, tolerante y tranquila. La persona amable es
aquella que confía en la honestidad de los otros individuos, tiene vocación para ayudar y asistir a quien
lo necesite, se muestra humilde y sencillo, y es empático hacia las emociones y sentimientos ajenos.
(Factor N): Estabilidad emocional
Define en qué grado una persona afronta sin problema las situaciones complicadas de la vida. Los
sujetos tranquilos, no muy proclives a sentir rabia o a enfadarse, suelen permanecer animados y
gestionan muy bien sus crisis personales.
Dentro de los rasgos de personalidad, el Factor N es aquél que encontramos con alta puntuación en las
personas moderadas y sosegadas.) Y el modo en el que el individuo lucha por llegar a ser como se quiere
ser es una idea central de la psicología humanista, pero para Carl Rogers tiene especial importancia,
porque para él es a través del desarrollo personal como se forma el carácter y el modo de ser.
Carl Rogers propone la idea de que la personalidad de cada individuo puede analizarse según el modo en
el que se acerca o se aleja a un modo de ser y vivir la vida al que él pone la etiqueta de persona
altamente funcional.
Las personas altamente funcionales se caracterizan por estar en un proceso constante de auto-
actualización, es decir, búsqueda de un ajuste casi perfecto con los objetivos y las metas vitales. Este
proceso de desarrollo personal se encuentra en el presente, por lo que siempre está en funcionamiento.
De este modo, la personalidad de las personas altamente funcionales es, para Carl Rogers, un marco en
el que fluye en tiempo real un modo de vivir la vida que se adapta a las circunstancias
constantemente.
Según Carl Rogers, los rasgos de la personalidad que definían a las personas altamente funcionales
están definidos según las siguientes cinco características.

1. Apertura a la experiencia

La personalidad de la personas altamente funcional es, según Carl Rogers, muy abierta a la experiencia,
en un sentido amplio. No adopta una actitud defensiva por defecto ante lo desconocido, sino que prefiere
explorar nuevas posibilidades. Es por eso que este tipo de personalidad se define por la aceptación de
las emociones asociadas a lo que se está viviendo, la no evitación de las "emociones negativas" y la
adopción de actitudes receptivas ante situaciones que no son claramente peligrosas.

2. Estilo de vida existencial

Esta característica tiene que ver con la tendencia a asumir que es uno mismo quien ha de otorgar
sentido a las experiencias que se viven en cada momento, a través de un proceso de creación de
significado. De este modo, se deja que el modo de vivir el día a día sea espontáneo, creativo, sin intentar
que todo lo que se percibe encaje a la fuerza en esquemas preconcebidos. El estilo de vida asociado a
este tipo de personalidad, para Carl Rogers, se caracteriza por evitar la tendencia a prejuzgar.
No se analiza el presente como algo que debe ser explicado totalmente por las vivencias del pasado, sino
que se vive plenamente.

3. Confianza en uno mismo

Para Carl Rogers, el hecho de abrazar una manera libre de vivir la vida conlleva fiarse del propio criterio
y la propia manera de tomar decisiones por encima de cualquier otro referente. La idea es que, como
nadie conoce mejor que uno mismo la propia manera de vivir la vida, no se tiende a apoyarse en
códigos de comportamiento impuestos desde instancias externas.

4. Creatividad

El hecho de que las personas altamente funcionales de Carl Rogers sean enemigas de los dogmas y las
convenciones hace que miren más allá de lo considerado como "normal". Esto proporciona las bases
necesarias para que puedan desarrollar su creatividad.
5. Libertad de elección

El modo de ser creativo e innovador de la personalidad altamente funcional teorizada por Carl Rogers
hace que estas personas sean capaces de encontrar nuevas opciones de comportamiento allí donde
aparentemente solo hay unas pocas. Esto define el carácter inconformista de este tipo de personalidad,
que es capaz de resolver paradojas en las que hay una aparente contradicción entre las opciones que a
priori parecen disponibles.

6. Carácter constructivo

Este tipo de personalidad muestra una gran facilidad para dar respuesta a todas las necesidades de
manera equilibrada, de manera que las crisis son aprovechadas como oportunidades para construir
nuevas oportunidades y encontrar maneras de alcanzar niveles de bienestar.

7. Desarrollo personal

El desarrollo personal es el motor vital de las personas altamente funcionales. Se vive como un
proceso de cambio constante, en el que nunca se alcanza una meta final definitiva sino que se va
pasando de una etapa a otra.

Críticas y observaciones a la teoría de Rogers


Las características y definiciones que Carl Rogers utiliza para definir a las personas altamente
funcionales son muy abstractas y altamente ambiguas, ya que ceñirse a conceptos muy rígidos iría en
contra de su idea de que una personalidad basada en la auto-actualización y el desarrollo personal fluye
constantemente y escapa a las convenciones.
Sin embargo, esto también le ha ganado muchas críticas: a fin de cuentas, prácticamente todo el
mundo puede sentirse identificado con los rasgos que se atribuyen a las personas altamente
funcionales, siguiendo la lógica del efecto Forer.
Solo cada persona es capaz de juzgar hasta qué punto es útil o inspirador tener estas características como
referencia.
By JAH. Teoría de la Personalidad.
Rogers sostenía que cada individuo existe en al centro de un campo fenoménico. Fue
influido por un movimiento filosófico llamado fenomenología. La palabra fenómeno
proviene del griego phainomenon, que significa “lo que aparezca o se muestra así
mismo”. En la filosofía, la fenomenología ha llegado a significar el estudio de la
conciencia y la percepción humanas. Los especialistas en fenomenología enfatizan que
lo que es importante no es el objeto o evento por sí mismo, sino la forma en que la
percibe y entiende el individuo. El campo fenoménico se refiere a la suma total de
experiencias. Consiste de todo lo que está disponible en forma potencial para la
conciencia en cualquier lugar específico. Por ejemplo, cuando un individuo está leyendo
es posible que no se percate de la presión de la silla en sus glúteos, pero cuando atrae
la atención a este hecho se hace consiente.
El organismo es el individuo como un proceso, que en su conjunto responde al campo
fenoménico. Aquí el énfasis de Rogers es en la percepción de la realidad por parte del
individuo. En este sentido era consistente con el énfasis reciente puesto en la cognición
en la psicología. Con propósitos sociales, estamos de acuerdo en que las percepciones
compartidas en forma común por los demás en nuestra cultura son las correctas. Sin
embargo, la realidad en esencia es una cuestión muy personal.

Psicología Humanista: descubriendo un nuevo paradigma


Si eres una persona observadora, es posible que te hayas dado cuenta de que las personas tenemos
una cierta tendencia a complicarnos la vida preguntándonos el por qué de las cosas. No me refiero
a esos "por qué" asépticos que se preguntan los médicos, los ingenieros y los programadores, sino a esa
otra versión de la pregunta que apunta hacia la total inutilidad de sus posibles respuestas: "¿Qué me
sugiere esta fotografía?", "¿por qué soy la persona en la que me he convertido?", "¿qué hago paseando
por la calle?".
No son preguntas cuyas respuestas vayan a sacarnos de un apuro y, sin embargo, empleamos tiempo y
esfuerzo a intentar responderlas: un mal negocio desde la perspectiva económica.
¿Debemos entender, por lo tanto, que esta tendencia hacia lo inútil es una imperfección de nuestra
manea de pensar? Probablemente no lo sea.
A fin de cuentas, este apego por lo trascendente nos lleva acompañando desde tiempos inmemoriales y
no nos parece haber ido mal desde entonces. En todo caso, quizás deberíamos entender que la
búsqueda existencial es una de esas características que nos definen como seres humanos. Quizás
deberíamos, si queremos entender mejor la lógica por la que se guía nuestro pensamiento, fijarnos en las
propuestas de lo que hoy conocemos como Psicología Humanista, una corriente psicológica que no
renuncia a entender todos los aspectos de lo que nos hace humanos.

¿Qué es la Psicología Humanista?


Las primeras pistas a la hora de situar la Psicología Humanista en el mapa de las corrientes psicológicas
las encontramos en uno de sus principales abanderados: Abraham Maslow (el creador de la Pirámide
de Maslow de las necesidades humanas). En su libro La Personalidad Creadora, Maslow habla de tres
ciencias o grandes categorías aisladas desde las que se estudia la psique humana. Una de ellas es la
corriente conductista y objetivista, que parte del paradigma positivista de la ciencia.
En segundo lugar se encuentra lo que él llama "las psicologías freudianas", que ponen énfasis en el
papel del subconsciente para explicar el comportamiento humano y, especialmente, la psicopatología.
Finalmente, Maslow habla de la corriente a la que él se adscribe: la Psicología Humanista. Esta tercera
corriente, sin embargo, tiene una peculiaridad. La Psicología Humanista no niega los dos enfoques
anteriores, sino que los abarca partiendo de otra filosofía de la ciencia. Más allá de ser una serie de
métodos a través de los cuales estudiar e intervenir sobre el ser humano, tiene su razón de ser en una
manera de entender las cosas, una filosofía singular. Concretamente, esta escuela se fundamenta en dos
movimientos filosóficos: la fenomenología y el existencialismo.
¿Fenomenología? ¿Existencialismo? ¿Qué es eso?
No es sencillo describir en unas pocas líneas dos conceptos sobre los que se ha escrito tanto. En primer
lugar, y simplificándolo todo un poco, la concepción de la fenomenología puede ser abordada
explicando la idea de fenómeno.De hecho, el filósofo alemán Martin Heidegger lo define
como "aquello en que algo puede hacerse patente, visible en sí mismo". Para la fenomenología, pues, lo
que percibimos como lo real es la realidad última.

Fenomenología
Desde la fenomenología se remarca el hecho de que nunca somos capaces de experimentar "la realidad
en sí" de manera directa (ya que nuestros sentidos actúan como filtro de esta información), mientras que
ocurre lo contrario con aquellos aspectos subjetivos de los que somos conscientes. Es decir, se apela a
la experiencia intelectual y emocional como las fuentes legítimas de conocimiento, una reivindicación
que recoge también la Psicología Humanista. POR ESO ES IMPORTANTE EL ENFOQUE
GESTALTICO DE LA VIDA HUMANA.

Existencialismo
Por su parte, el existencialismo es una corriente filosófica que propone una reflexión sobre la propia
existencia humana. Dos de sus postulados que más influyen sobre la Psicología Humanista son los
siguientes:

1. La existencia humana es reflexiva gracias a la consciencia. De la consciencia surge la angustia vital


de buscarle un sentido a la existencia.
2. La existencia del ser humano es cambiante y dinámica por su propia naturaleza, es decir, se va
desarrollando. A través del desarrollo de la existencia, concretado en su toma de decisiones, se llega a
la esencia, que puede ser auténtica o inauténtica dependiendo de su congruencia con el proyecto de vida
de la persona.

En definitiva, tanto la fenomenología como el existencialismo ponen el énfasis en la consciencia y la


capacidad del hombre para decidir, en todo momento, qué hacer, movido en última instancia por su
intencionalidad y no por su biología o entorno, apartándose así del innatismo y el ambientalismo. La
Psicología Humanista recoge esta herencia y la orienta al estudio e intervención sobre la toma de
decisiones, la capacidad para crear un proyecto de vida consistente, la consciencia humana y la reflexión
a partir de esta experiencia, que es subjetiva en parte.
Además, como esta corriente de psicólogos asimila ideas como la búsqueda existencial, su discurso
suele hacer referencia a las "potencialidades" del ser humano, es decir, aquellas etapas de su desarrollo
que lo separan del estado al que aspira. La naturaleza de este desarrollo no es biológica, sino bastante
más inefable: se trata de una progresión de estados subjetivos en los que la persona se pregunta
constantemente el por qué de lo que le ocurre, el significado de lo que está viviendo, y qué puede hacer
para mejorar su situación.
Teniendo en cuenta que "lo que está viviendo" es algo totalmente privado y fuera del alcance de miradas
ajenas, se entiende que desde una perspectiva humanista esta búsqueda existencial sea
responsabilidad del propio sujeto que la experimenta y que el psicólogo tenga un papel secundario
como facilitador del proceso. ¿Complicado, verdad? Pues este es el animal en busca de significado al
que se enfrenta la Psicología Humanista.

Resumiendo
Así pues, la Psicología Humanista toma características del existencialismo y la fenomenología y
propone un estudio del ser humano entendiéndolo como un ser consciente, intencional, en constante
desarrollo y cuyas representaciones mentales y estados subjetivos son una fuente válida de conocimiento
sobre sí mismo.
Un psicólogo que se adscriba a esta corriente muy probablemente negará que el estudio del pensamiento
tenga que partir sólo de la materia y la experimentación, ya que esto supondría una dosis inasumible
de reduccionismo. En cambio, seguramente pondrá énfasis en la variabilidad de las experiencias
humanas y en la importancia del contexto social en el que habitamos. Al acercar la psicología a lo que se
ha dado a conocer como ciencias sociales, se puede decir que la Psicología Humanista admite la
conexión entre filosofía, teoría moral, ciencia y técnica, y rechaza la visión de la ciencia como algo
neutral alejado de cualquier posicionamiento ideológico o político.
De esto se deriva que el mejor punto de vista para entender a un individuo es el del
propio sujeto. Rogers expresó que el individuo es el único que pueda conocer por
completo su campo de experiencia. Reconoció que no siempre es fácil entender la
conducta desde el marco de referencia interno de otra persona. Se está limitado a la
percepción consciente y comunicación de experiencias de una persona es útil para
entenderla y por consiguiente para comprender los procesos de personalidad.

Realización.
La tendencia primaria del organismo es mantenerse, realizarse, y mejorarse a sí
mismo. Esta tendencia a la realización sigue líneas trazadas por la genética y puede
ser influida también por el temperamento. Por ejemplo, si se planta una flor el tipo
particular de semilla determina si será un crisantemo o un bugambilia, pero el ambiente
puede influir mucho en el florecimiento. El proceso de realización no es ni automático ni
fácil; implica lucha incluso dolor. El niño pequeño puede luchar para dar el primer paso
pero esto es natural. Por tanto, cada organismo, o ser vivo, se dirigen en dirección de la
maduración tal como está definida para cada especie.

La conducta es el “intento dirigido hacia el objetivo” por el organismo para satisfacer


sus necesidades conforme las percibe. La definición de Rogers es muy diferente a la de
los teóricos del aprendizaje, quienes consideran a la conducta en gran parte como una
respuesta a los estímulos, o a la de los psicoanalistas, quienes enfatizan los
determinantes inconscientes de la conducta. Esta última, es la respuesta a la
percepción que tiene el individuo de sus necesidades.

Esta conducta dirigida hacia el objetivo es acompañada por emociones que por lo
general facilitan el proceso de realización. Las emociones agradables acompañan al
logro del objetivo. Incluso emociones que por lo general son consideradas
desagradables, tales como temor o enojo, pueden tener un efecto positivo de
integración y concentración de la conducta hacia el objetivo.

El Yo
De la interacción del organismo y el ambiente, en particular de la que se tiene con otros
que son significativos, emerge una forma estructura del yo o un concepto de “quien
soy”. Conforme los niños pequeños interactúan con su ambiente en el proceso de
realización, adquieren ideas acerca de si mismos, de su mundo y de su relación con
éste.

Experimentan cosas que les gustan y disgustan y situaciones que pueden o no pueden
controlar. Aquellas experiencias que parecen aumentar el yo son valuadas e
incorporadas en la imagen de sí mismo; aquellas experiencias que parecen amenazar
al yo son negadas y son consideradas ajenas a este.

El autoconcepto es una porción del campo fenoménico que se ha diferenciado en forma


gradual. Está compuesto por percepciones y valores constantes de “mi o yo”, las cuales
son resultado de la propia valoración por parte del organismo de sus experiencias,
entonces el auto-concepto es un objeto de percepción. Es la imagen que el individuo
percibe por sí mismo. Se distingue del organismo o el yo real en el proceso de
realización y el yo como es percibido o conceptualizado. El yo que forma el individuo
puede ser una variación de la experiencia real de su organismo. Cuando los niños
niegan o distorsionan sus experiencias ya no son conscientes de estas, comienzan a
experimentar actitudes de otros.
Las experiencias que ocurren en la vida son simbolizadas, ignoradas, negadas o
distorsionadas. Si una de éstas es simbolizada, es aceptada en la conciencia, percibida
y organizada en una relación con el yo. Por lo general, tales experiencias están
relacionadas con las necesidades del yo. Por tanto, se seleccionan de entre las muchas
experiencias personales aquellas que se adaptan con nuestro concepto del yo. Se les
permite un reconocimiento y simbolización conscientes. Sin o se puede percibir ninguna
relación entre una experiencia y el yo, simplemente no se pone atención a experiencias
irrelevantes.

Congruencia e Incongruencia.
Hay una necesidad de ser congruente para el yo como es percibido y el yo real, el
organismo. Existe un estado de congruencia cuando las experiencias simbolizadas de
una persona reflejan todas las experiencias reales del organismo. Cuando estas vi
vencías simbolizadas no representan todas las reales, o si son negadas o distorsionas,
hay una falta de correspondencia entre el yo como es percibido y el yo real. En tal
situación hay incongruencia y una posible desadaptación. En forma de diagramas, se
puede mostrar esto con circulas superpuestos, parecidos a la descripción de Horney de
la distinción entre el yo real y el yo ideal.

Cuando un individuo niega o distorsiona experiencias sensoriales y viscerales significa


ti vas surgen ciertas tensiones básicas. El yo como es percibido, el cual gobierna en
forma primaria a la conducta, no es un representante adecuado de las experiencias
verdaderas del organismo. Se vuelve cada vez más difícil para el yo satisfacer las
necesidades del organismo. Se desarrolla la tensión y se presenta una sensación de
ansiedad o incertidumbre.

Rogers ofreció el siguiente ejemplo. Una joven madre se concebía a sí misma como
una “madre buena y amorosa”. No puede reconocer sus actitudes rechazantes
negativas hacia su hijo debido a que no coinciden con su imagen de sí misma. No
obstante, estas actitudes negativas existen, y su organismo busca actos agresivos que
puedan expresarlas.

Se limita a manifestarse sólo a través de canales que son consistentes con su imagen
de sí misma de ser una buena madre.

Desarrollo de la Personalidad.
Rogers no plantea ninguna etapa específica del desarrollo de la personalidad. Se
concentró en la forma en la que las percepciones de otros impiden o facilitan la
autorrealización. Aunque la tendencia a realizarse sigue determinantes genéticos.
Señalo que está sujeta a influencias ambientales intensas.

El niño pequeño tiene dos necesidades básicas: la de consideración positiva de los


demás y la de auto-consideración positiva. La consideración positiva se refiere a ser
amada y aceptada como es la persona. Los niños pequeños se comportan de tal
manera que muestran su necesidad intensa de la aceptación y amor de aquellos que
los cuidan. Experimentan cambios significa ti vos en su conducta con el propósito de
alcanzar la consideración positiva.

En una situación ideal, la consideración positiva es incondicional. Es dada en forma


libre a los niños por lo que representan sin importar lo que hagan. La consideración
positiva incondicional no es contingente con ninguna conducta específica. Un padre
puede limitar o reprimir ciertas conductas indeseables de su hijo objetando sólo las
acciones y no desaprobando al niño o a sus sentimientos. Un padre que descubre que
su hijo rayando la pared puede decir: “Escribir en la pared la destruye.

Usa este pizarrón en su lugar”. Aquí, el padre limita los comentarios a la sola conducta.
Pero el padre dice: “Eres un niño (a) malo por escribir en la pared”, ha pasado de la
desaprobación de la conducta a la desaprobación del niño. Esta consideración ya no es
incondicional.

La consideración positiva condicional es dada sólo bajo ciertas circunstancias. A los


niños se les hace entender que sus padres no los amaran a menos que piensen,
sientan y actúan como ellos lo desean. En tales casos, el niño percibe al padre como
una persona que impone condiciones de valor, especificando con esto las
circunstancias bajo las cuales el niño será aceptado. Tales condiciones de valor pueden
conducir al niño a introyectar valores de otros sujetos en lugar de los del yo y provocan
una discrepancia entre el auto-concepto y las experiencias del organismo.

La auto-consideración positiva se da forma automática si se ha recibido consideración


positiva incondicional. Los niños que son aceptados por lo que son llegan a percibirse a
sí mismos en forma positiva si es blanco continuo de crítica y desprecio. Los auto-
conceptos inadecuados tales como los de sentimientos de inferioridad con frecuencia
surgen debido a que una persona no ha recibido una consideración positiva adecuada
de los demás.

La Persona de Funcionamiento Completo.


El individuo que funciona en un nivel óptimo, ya sea como resultado del desarrollo
personal o de tratamiento psicológico, es una persona de funcionamiento completo.
Rogers describió cinco características de este tipo de individuo.

1. Apertura de la Experiencia. Las personas de funcionamiento completo se percatan de


todas sus experiencias; no están a la defensiva y no necesitan negar o distorsionar las
experiencias.
Pueden reconocer un sentimiento aunque se inapropiado actuar de acuerdo con éste.
Durante una conferencia, un joven puede experimentar el deseo de tener relaciones
sexuales con la joven que está sentada junto a él. Se reprime de actuar en el momento
porque reconoce que tal acción sería imprudente, pero el sentimiento no lo amenaza.

2. Vida Existencial. Las personas de funcionamiento son capaces de vivir con plenitud y
riqueza cada momento de la existencia. Cada experiencia es fresca y nueva en
potencia. No necesitan estructuras preconcebidas para interpretar cada suceso. Son
flexibles y espontáneas.

3. Confianza Organismica. Las personas de funcionamiento completo confían en las


experiencias de su propio organismo, pueden tomar en cuente las opiniones de otros
individuos y el consenso de su sociedad, pero no están atados a ellos.

4. Libertad de Experiencia. Las personas de funcionamiento completo operan como


agentes de opción libre. Asumen responsabilidad por sus decisiones y conducta. Es
obvio que están sujetas a las leyes de la causalidad. Saben que su conducta está
determinada por la estructura genética, las experiencias pasadas y las fuerzas sociales.
No obstante, las personas de funcionamiento completo se sienten libres en forma
subjetiva para percatarse de sus necesidades y responder de manera apropiada.
5. Creatividad. Las personas de funcionamiento completo vi ven de manera
constructiva y efectiva en su ambiente. La espontaneidad y flexibilidad de
características de estos individuos les permite adaptarse en forme adecuada a los
cambios en sus alrededores y buscan experiencias y desafíos nuevos. Libres de
restricciones, avanzan con seguridad en el proceso de autorrealización.
Psicoterapia.
Carl Rogers es mejor conocido por el método de psicoterapia que desarrollo, éste es
identificado originalmente como terapia centrada en el cliente o no directiva y en forma
más reciente como centrada en la persona. Rogers no sólo creó este tipo de terapia
sino que también lo estudió con esmero para determinar qué lo hace funcionar. Como
científico, intentó definir de manera operacional las condiciones que subyacen a la
terapia exitosa para regenerar hipótesis que puedan ser probadas en forma empírica. El
liderazgo de Rogers en demandar la validación empírica de la psicoterapia fue una
contribución significativa, en particular si se considera su orientación fenomenológica e
idiográfica.

Condiciones para el Campo Terapéutico.


Los estudios de Rogers sugieren que hay tres actitudes terapéuticas necesarias y
suficientes para cada cambio. Rogers quiere decir que estas tres actitudes del
terapeuta son esenciales y deben estar presentes. Por suficientes, se refiere a que si el
cliente está incómodo con su yo presente y percibe estas actitudes, el cambio ocurrirá.
No se requieren otras condiciones. Rogers no sólo sostiene que estas tres actitudes
subyacen a su método de terapia, también sugirió que subyacen a cualquier relación
buena y técnica terapéutica exitosa, y conducen al desarrollo de actitudes positivas en
el cliente.
La primera actitud la Empatía; la capacidad de experimentar los sentimientos de otra
persona como si fueran propios, pero sin olvidar que es un supuesto. Por medio de la
empatía, el terapeuta es capaz de “ponerse en los zapatos del cliente, sin tratar de
adoptar sus actitudes o perder las propias. El terapeuta entiende el marco de referencia
interno del cliente y lo comunica, en gran medida a través de declaraciones que reflejan
los sentimientos del cliente
La segunda actitud la Aceptación, en la que el terapeuta no plantea ninguna condición
de valor. La aceptación significa en esencia un reconocimiento sin juicios de sí mismo y
de la otra persona. Por medio de la aceptación el terapeuta le permite actuar de modo
libre a la otra persona.
La actitud final es la Autenticidad, el terapeuta efectivo es auténtico, integrado, libre y
profundamente consciente de las experiencias dentro de la relación. El terapeuta no
necesita ser un modelo de salud mental perfecta en todos los aspectos de su propia
vida, puede tener errores y dificultades en otras situaciones. Pero dentro de la relación
de terapia, necesita ser congruente.

Con esta introducción podemos intentar desarrollar es teoría de la siguiente forma:

El ser humano posee esa tan natural que es tener la capacidad de desarrollarse o
desarrollar su potencial. Para esto lo que se necesita es un ente completo que
desarrolle experiencias y las vaya simbolizando con su experiencia.
Esto ira formando un yo (o percepción del yo organismico) que será similar al yo
experimental o real.
Es decir el ser humano va formando su experiencia, y con eso su yo real, que es
relativamente semejante a su yo organismo o natural de esa persona.
Y cada persona tomara esa experiencia y la simbolizara en la conciencia de forma
particular o individual.
Y eso simbolizado, de la experiencia, podrá ser congruente o no. Y esto hace que se
separe el yo ideal del yo real. Generando una tensión en el organismo que se llamara
incoherencia de ambos yo en juego de la persona.
Esta separación del yo, se verá como incoherencia del yo. Y para que se produjo menor
tensión en el organismo, se caerá en un mecanismo de defensa. Como ser la negación,
introyección o experiencia condicional, racionalización, sublimación, etc.
En cuantos más mecanismos, hagamos valer en nuestra confrontación para simbolizar
la experiencia, mas separación se tendrá entre el yo real con el ideal.

Esta falta de integración de ambos yo es lo que se tratara en proceso procesos


personales. Esto será el núcleo de la terapia.
Esta integración entre ambos yo, genera un vivir más fluido y genuino de mi realidad.
Dejando una tensión orgásmica tan leve que no será conflictiva.

Por eso se cree que una persona creativa, con Apertura de la Experiencia, Vida
Existencial, Confianza Organismico, y Libertad de Experiencia, es formador de un auto yo
real e organismico más genuino con resonancia del yo.
De esta manera, la terapia centrada en el cliente recibe una explicación coherente.
El terapeuta, con vistas a facilitar esta reorganización, tendrá que poner unas
condiciones de aceptación y comprensión que subsanen de algún modo la falta de
las mismas durante las primeras experiencias de la infancia del cliente. Creando una
atmósfera de libertad y seguridad, facilitará al cliente el liberarse de la amenaza y
explorar sus propias experiencias. Comprendiendo al cliente, podrá facilitar la
reorganización de todas sus experiencias en torno a un self más amplio, dúctil y
maleable.

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