Definamos primero que es la vinculación afectiva la cual es el sentimiento
amoroso que se siente por otras personas y el placer de tenerlo cerca, tocarlo o tocarla, cogerla, soñar con él o con ella y otras acciones que resultan muy estimulantes. La forma más efectiva de los vínculos afectivos es el amor, Si los niños no han experimentado caricias, abrazos, arrullos, apapachos y otras demostraciones sensibles de afecto, al llegar a la edad adulta pueden tener dificultad para relacionarse afectivamente con otras personas. Ahora definimos el vínculo como un medio para el niño de desarrollar una seguridad que le llevará hacia la posibilidad de explorar a su alrededor y luego hacia la autonomía. Gran parte de lo que somos, de nuestra forma de entender el mundo, de la manera como afrontamos los problemas y de los instintos psicológicos que nos llevan a actuar en una u otra dirección, está condicionados por las relaciones afectivas que hemos creado con nuestros padres desde el nacimiento, tanto por calidad como por cantidad. Una buena vinculación afectiva no se basa simplemente en dedicar más tiempo a tu hijo, sino en que el tiempo que le dediques sea de calidad. Las horas que puedas pasar con él no dependen tanto de ti como de tus obligaciones, pero la calidad de nuestras relaciones se pueden mejorar Hablemos ahora de Separación sentimental, una ruptura sentimental siempre es difícil de afrontar, y más aún de plantearla a los niños en común, las manifestaciones fisiológicas están especialmente asociadas a las consecuencias emocionales de la separación como el estrés o la tristeza, y aparecen en mayor o menor medida en función de la intensidad de éstas. Las más comunes son: alteraciones del sueño, sensación de intranquilidad, apatía, y pérdida o aumento del apetito. Otras manifestaciones son las manifestaciones emocionales, todas las personas, en mayor o menor medida, sufren reacciones emocionales tras una separación. Entre las reacciones normales o adaptativas se encuentran sentimientos de pena o vacío, sensación de desorganización, incertidumbre e inseguridad. En algunos casos se producen reacciones emocionales más complicadas, que pueden dar lugar a trastornos psicológicos, como es el caso del sentimiento de culpa persistente, el miedo intenso, las crisis de ansiedad, el llanto constante, el aislamiento, o una profunda rabia. Tanto las reacciones que se consideran normales, como las calificadas de patológicas, se ven aliviadas cuando la persona dispone de una buena red de apoyo social. En algunos casos, las manifestaciones emocionales comienzan antes de la separación, puesto que alguno de los miembros de la pareja puede estar viviendo una ‘separación emocional’ previa a la separación física. Ok hablemos ahora sobre el abandono que es algo que se aprende de los padres que no se acercan, que son fríos y desinteresados por las otras personas. Las personas abandonadas son aquellos que viven en un mundo propio, sumergidos en sí mismos y por eso no se comprometen. El abandono va más allá de lo económico, es decir del padre como el proveedor que no aporta dinero. El abandono empieza por un vínculo muy profundo que no se da. Esta situación puede afectar el desarrollo social y emocional de los niños a futuro. Según argumentó el psicoanalista, de 1 a 5 años el cerebro está madurando y las redes neurales encargadas en registrar memorias profundas se están formando. Hay cosas que no podemos recordar, pero esta etapa es fundamental porque de algún modo el cerebro guarda información que va a replicar después, así no sea totalmente consciente de eso. El niño que recibió atención, afecto, que no fue maltratado, seguramente sería un buen padre, porque su cerebro recuerda esos momentos y tiende a replicarlos. Los padres son modelos de los hijos y los recuerdos de los primeros años los guardan durante toda su vida, en la memoria profunda queda registrado lo que significa la familia, los roles de mamá y de papá desde la experiencia que tuvieron los niños. Cuando hay ausencia de esos eventos pues no se tiene el referente. Algunos expertos concuerdan en que el abandono es una de las vivencias más duras que puede vivir un niño y que deja una lesión profunda en la seguridad de sus relaciones afectivas. Muchas veces tienen dificultades para poder confiar en el amor del otro y piensan que no son suficiente para que su padre (o madre) no los deje. El abandono es muy complicado para la niñez, porque la ausencia de esa figura no es muy comprensible para los niños y tienden a sentirse responsables de que los padres no estén presentes, se culpabilizan a ellos mismos o a los padres, Los abandonados suelen ser personas inseguras, celosas, posesivas y a veces repiten el modelo de abandono. Una de los pasos a seguir para solucionar las consecuencias del abandono es que los niños tengan dos figuras que le muestren un modelo masculino y femenino, no tiene que ser necesariamente el padre biológico, aunque la sangre es un lazo muy fuerte, no es suficiente. Lo más importante es la relación que se establece con las figuras femeninas y masculinas, para reparar las secuelas del abandono, o para evitarlas, es necesario que el niño encuentre en la familia personas que le den seguridad, que los hagan sentir confiados y amados. Las madres o padres solos deben generar un vínculo que les dé la sensación de que hay otro que está a su lado y que está muy interesado en lo que le sucede, que le deje claro que no se va a ir.