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La palabra Estado viene del latín status, y este del verbo stare (estar parado). De ahí
pasó a significar a algo parado, detenido, como en status quo (en la situación actual). El
verbo stare se vincula con una raíz indoeuropea *sta-, que está presente en el verbo
griego ίσταμαι (histamai que puede traducirse como: establecer, poner en pie, detener,
estar en pie).
Como término polisémico, designa también a todo aquel país soberano, reconocido como
tal en el orden internacional, así como al conjunto de atribuciones y órganos de gobierno
de dicho país. Todo Estado está dotado de territorio, población y soberanía.
Los hablantes de inglés americano a menudo usan los términos estado y gobierno como
sinónimos, y ambas palabras se refieren a un grupo político organizado que ejerce
autoridad sobre un territorio en particular.
El concepto de Estado difiere según los autores, algunos de ellos definen el Estado como
el conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las
normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un
territorio determinado.
Probablemente la definición más clásica de Estado, fue la citada por el jurista alemán
Hermann Heller que define al Estado como una "unidad de dominación, independiente
en lo exterior e interior, que actúa de modo continuo, con medios de poder propios, y
claramente delimitado en lo personal y territorial". Además, el autor define que sólo se
puede hablar de Estado como una construcción propia de las monarquías absolutas del
siglo xv, de la Edad Moderna. "No hay Estado en la Edad Antigua", señala el autor.
Asimismo, cómo evolución del concepto se ha desarrollado el "Estado de Derecho" por
el que se incluyen dentro de la organización estatal aquellas resultantes del imperio de la
ley y la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y otras funciones, como la
emisión de moneda propia.
T. Hobbes: Una institución, cuyos actos, por pactos realizados, son asumidos por todos,
al objeto de que pueda utilizarse la fortaleza y medios de la comunidad, como se juzgue
oportuno, para asegurar la paz y la defensa común.
H. Grocio: La asociación perfecta de hombres libres unidos para gozar de sus derechos
y para la utilidad común. Es la asociación política soberana que dispone de un territorio
propio, con una organización específica y un supremo poder facultado para crear el
derecho positivo.
Karl Marx: El Estado no es el reino de la razón, sino de la fuerza; no es el reino del bien
común, sino del interés parcial; no tiene como fin el bienestar de todos, sino de los que
detentan el poder; no es la salida del estado de naturaleza, sino su continuación bajo otra
forma. Antes al contrario, la salida del estado de naturaleza coincidirá con el fin del
Estado. De aquí la tendencia a considerar todo Estado como una dictadura y a calificar
como relevante solo el problema de quién gobierna (burguesía o proletariado) y no solo
el cómo.
Carré de Malberg: Es la comunidad política con un territorio propio y que dispone de una
organización. Es la comunidad de hombres sobre un territorio propio y organizado en una
potestad superior de acción y coerción.
Adolfo Posada: Son los grupos sociales territoriales con poder suficiente para
mantenerse independientes.
Herman Heller: El Estado es la conexión de los quehaceres sociales. El poder del Estado
es la unidad de acción organizada en el interior y el exterior. La soberanía es el poder de
ordenación territorial exclusiva y suprema.
Los Estados y soberanías que han tenido y tienen autoridad sobre los hombres, fueron y
son, o repúblicas o principados. Maquiavelo, El Príncipe.
Si bien puede considerarse que el deseo de mandar es innato, el ser humano ha civilizado
el instinto de dominación, transformándolo en la autoridad. Y ha creado el Estado para
legitimarla.
Las sociedades humanas, desde que se tiene noticia, se han organizado políticamente.
Tal organización puede llamarse Estado, en tanto y en cuanto corresponde a la
agregación de personas y territorio en torno a una autoridad, no siendo, sin embargo,
acertado entender la noción de Estado como única y permanente a través de la historia.
No debe confundirse con el concepto de gobierno, que sería sólo la parte generalmente
encargada de llevar a cabo las funciones del Estado delegando en otras instituciones sus
capacidades. El Gobierno también puede ser considerado como el conjunto de
gobernantes que, temporalmente, ejercen cargos durante un período limitado dentro del
conjunto del Estado.
Las funciones del Estado pueden ser entendidas como poderes del Estado (que en un
Estado Liberal están sujetas al principio de Separación de poderes y en una monarquía
absoluta o en un Estado totalitario se ejercen de forma plena por quien tiene todo el poder
-el gobernante absoluto-), o pueden ser entendidas como las competencias de la
administración pública, que son ejercidas como funciones públicas por distintos tipos de
cargos públicos (distintas magistraturas, cargos electos, funcionarios, etc...)
CONCEPTO DE GOBIERNO
Gobierno
La historia señala que los primeros gobiernos se formaron en la tribu, con la intención de
coordinar de manera eficiente los recursos humanos. Con el paso de los años, la función
de gobierno terminaría por segmentarse en tres poderes: el Poder Ejecutivo, que actúa
como ente coordinador; el Poder Legislativo, encargado de generar las leyes y normas
que rigen la vida en un cierto territorio; y el Poder Judicial, cuya tarea es velar por el
cumplimiento de dichas leyes y normas.
Entre las distintas formas de gobierno, puede mencionarse a la democracia (donde, por
medio de mecanismos de participación directa o indirecta, el pueblo elige a sus
representantes) y a la monarquía (donde el cargo supremo de un Estado es vitalicio y
suele ser designado a través de un orden hereditario).
El término también hace alusión al método a través del cual un grupo político dirige a un
pueblo. Para gobernar a una sociedad, dicho grupo se sirve de los órganos estatales,
legítimamente constituidos, para elaborar leyes y ponerlas en práctica.
Las formas en las que un gobierno asume su mandato pueden ser diversas. En el caso
de una república se decide a través del sufragio, todos los ciudadanos votan para escoger
al mejor candidato a ocupar el puesto; en el caso de las monarquías el puesto se consigue
por lazos de sangre o voluntad divina. Si se trata de un gobierno de facto, el puesto es
tomado mediante la fuerza por un grupo que considera que el gobierno vigente no realiza
bien su labor.
Estado y gobierno
Estado y Gobierno son dos conceptos y dos realidades distintas. Nuestros actuales
gobernantes parece que nunca estudiaron estos conceptos y estas realidades. Para ellos
Estado y Gobierno son sinónimos, una misma cosa. Una sola realidad. Hay quienes me
dicen que ellos saben que son dos conceptos y realidades distintas, pero las han hecho
una sola porque al Estado lo quieren convertir en un ente sumiso al gobierno. Por eso no
respetan las atribuciones de la Asamblea Nacional. Es más, le agregan una tercera
realidad, el Partido de gobierno, y pasan a conducirse como si las tres realidades (Estado,
Gobierno y Partido) fueran lo mismo.
29 de marzo de 1994
de 1996
Contiene ciento seis artículos; definen las instancias ministeriales, describen cómo es su
funcionamiento, y detalla minuciosamente que son las obligaciones y derechos de todos
los integrantes no sólo de la Comunidad Educativa inmediata, que son los estudiantes,
los padres de familia y el centro educativo. Incluye además al Estado, los docentes, los
directores y los subdirectores. A pesar de ser una ley que como su nombre indica fue
creado en 1991, es tan válida hoy día como cuando fue aprobada. Hay ciertas instancias
nombradas que han sufrido cambios en nombre y jerarquía, y existen dependencias,
Direcciones, nuevas que deben atender a las nuevas necesidades que exige el mundo
de cambio, pero su esencia vital es válida.
Sin tener que crear más normativas, nuevas descripciones de la calidad educativa, la ley
citada desde el Capitulo uno, Principios, indica que la educación en Guatemala se
fundamenta en los siguientes principios (de manera resumida): un derecho inherente a la
persona humana y un obligación del Estado; en el respeto a la dignidad de la persona
humana y el cumplimiento efectivo de los derechos humano; tiene como centro y sujeto
del proceso al educando; está orientado al desarrollo y perfeccionamiento integral del ser
humano a través de un proceso permanente, gradual y progresivo; en ser un instrumento
que coadyuve a la conformación de una sociedad justa y democrática; se define y se
realiza en un entorno multilingüe, multiétnico y pluricultural en función de las comunidades
que la conforman y por último, es un proceso científico, humanístico, critico, dinámico,
participativo y transformador.
Esta ruta fue publicada el 12 de enero de 1991; las metas plasmadas desde ese entonces
son las mismas que se comparte actualmente, pues la labor educativa puede utilizar
como herramientas distintas metodologías, con cambios en nombres y sistemas de
aplicación, pero la mística de la educación no cambia.
Funciones de la Educación.
Función
Función Ideológica
1. Los centros públicos pueden llegar a ser centros de calidad contrastada, con un
alto nivel de eficiencia en su gestión.
2. Los centros públicos han de tener la suficiente autonomía para elaborar proyectos
educativos propios en los que establezcan sus señas de identidad, pero deben
establecerse, al mismo tiempo, medidas compensadoras para los centros situados en
zonas social mente desfavorecidas.
3. Los padres podrán elegir centro, pero dentro de los límites de la planificación
realizada por los poderes públicos.
La tercera ideología, la igualitaria, afirma que la educación básica ha de ser igual para
todos los alumnos, En la disyuntiva libertad de elección-equidad apuesta de forma
decidida por este último principio. El igualitarismo refuerza la planificación de la oferta
educativa. Considera que todos los centros deben realizar una oferta educativa
prácticamente igual, por lo que la mayor autonomía en la gestión económica y en el
desarrollo del currículo no se valora de forma positiva, En este planteamiento apenas
tienen cabida los proyectos educativos diferenciados de los centros ni la libertad de
elección de centro. La ideología igualitarista se enfrenta con una importante contradicción
en los países en los que tienen un peso importante los centros de titularidad privada y es
posible la elección entre ellos.
Aquellos que consideran a los centros públicos subsidiarios de' la iniciativa privada o
defienden la implantación del cheque escolar como vía de financiación de los centros son
claros exponentes de la ideología liberal. Por el contrario la legislación educativa
española se ha movido en estos 10 últimos años entre las dos últimas' ideologías. La
LODE estaba más claramente en el ámbito de la ideología igualitarista. Las dos nuevas
leyes orgánicas, aprobadas en esta década, la LOGSE y la reciente Ley de Participación,
Evaluación y Gobierno de los Centros, hay que situarlas dentro de la ideología pluralista.
El educador es, ante todo, un ser político. Debe formar conciencias críticas, no
manipularlas. Esto es claro. Piaget afirmaba que el ser humano aprende de acuerdo al
estadio de desarrollo en el que se encuentra, estableciendo fechas límite que encasillan
a los niños y jóvenes a un rango de maduración psicomotora y cognitiva casi inapelable.
Si bien los aportes de Piaget son fundamentales para el desarrollo de la educación
moderna y constructivista, afloran las dudas que dejan en entredicho muchísimos casos
de niños y jóvenes que escapan a estos esquemas. Además, los aportes de figuras como
Vigotsky replantean la forma de aprendizaje humano, alejándolo de estos cánones
limitantes.
Vigotsky afirmaba que el ser humano aprendía no de acuerdo a la edad que tuviera, sino
de acuerdo al contexto sociocultural e histórico en el que se desarrollara. Esto quiere
decir que un niño puede superar los límites de los estadios de desarrollo piagetianos,
siempre y cuando ese niño haya sido educado bajo las condiciones necesarias para
madurar su pensamiento. Es así como sería ridículo pensar que los educadores
comprometidos con la lucha sociopolítica intentan manipular las mentes de los jóvenes.
Es más, podríamos hablar de manipulación en los primeros años de vida de los niños,
donde lo pequeños van aprendiendo ciertas conductas y valores, más en los jóvenes,
donde sus criterios son más amplios, es iluso pensar que se vayan a creer todo sin
cuestionarlo. Se trata, pues, de abandonar viejas concepciones pedagógicas, afrontar
nuevos retos y dejar de creer que los jóvenes son estúpidos o seres alienados que solo
piensan en banalidades.
Pues bien, partiendo de estas consignas, se plantea una segunda faceta del educador:
la formación. El educador debe trabajar con el educando en la búsqueda de soluciones
democráticas y participativas incluyentes de cara a la realidad socio histórica, económica
y cultural; esto los convierte en seres políticos. Una conciencia crítica y actitud activa ante
los problemas nacionales y mundiales son las bases que debe fomentar la educación. No
se trata de formar para la acumulación de capital ni para ser productivo en el mercado,
no es crear mentes fofas que solo desean tener y tener, sin importar los medios, porque
así lo dicen los medios, la publicidad y las políticas de gobierno. Se trata de formar
personas pensantes, críticas, abiertas a los cambios en beneficio de las mayorías, la
solidaridad y el amor.
Estos han sido los dilemas que han puesto en la picota a educadores y gobierno. Basta
con recordar la coyuntura del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y
Centroamérica, donde, en un artículo de La Nación del día viernes 12 de agosto de 2005,
el Ministerio de Educación Pública “censuró el llamado hecho por un sindicato para que
los profesores hablen en contra del TLC en los colegios. Es más, se llegó al extremo de
sancionar a los educadores por “imponer su criterio”, pero jamás se llamó a la censura ni
la sanción a los que igualmente “imponían su criterio” a favor del Tratado.
En un caso similar en nuestro país, pero a principios de siglo XX, fue lo que le
correspondió vivir al célebre educador Omar Dengo cuando, en una carta abierta al
ministro de educación de aquel entonces, se atrevió a decir frente a la censura impuesta
que “los derechos del educador no pueden quedar reducidos como los del gendarme a
simple emisión del voto personal en el momento oportuno. Si el educador está llegando
a ser cada día más el progenitor de reformas sociales entonces no comprendo cómo, ni
la escuela ni el colegio, deben encontrar el menor obstáculo en el esfuerzo de reconocer
y expresar el transcendente sentido de sus finalidades.
Lo que el Maestro Omar Dengo quiere decir es que el educador va más allá de un simple
derecho individual para transformarse en un agente de cambio. La finalidad es, pues, la
participación activa de la escuela en la toma de decisiones para lograr las
transformaciones que la sociedad actual requiere, las cuales van encaminadas hacia la
toma de conciencia, el pensamiento crítico y la acción cultural.
Por eso es ingenuo pensar que el educador y los educandos son ajenos a los procesos
de cambio y a la participación política, puesto que “los individuos no solo “viven” dentro
de la ideología por medio de las prácticas de las que ellos participan en los diferentes
aparatos ideológicos [la escuela en este caso], sino que también están constituidos por
ideología. Es por ello que el educador debe situarse en el espectro ideológico y
comprometerse abierta y plenamente como ser político que es. Para eso el educador
debe trascender su ser y “ser más” como afirmaba el Maestro Freire. Ese ser más no es
otra cosa que la toma de conciencia y la acción cultural en beneficio de las grandes
mayorías oprimidas de la sociedad.
Otro error común, pero de pleno conocimiento y consentimiento para el poder político
opresor, es conllevar el doble discurso sobre la acción política dentro del salón de clases.
Esto se manifiesta, como se afirmó líneas arriba, en el hecho de que el educador no debe
participar abiertamente de la política, que debe ser neutral (y por ende que no trascienda
el ser), que no piense, que no forme y que no cree conciencia crítica en sus educandos;
sin embargo, el educador responde a una política educativa emanada desde el poder
dominante o desde el gobierno y partido de turno, es decir, el sistema educativo en sí
corresponde a toda una estructura ideológica que viene dada desde el poder que lo
conforma y con plena conciencia de ello.
Para Althusser, “el aparato ideológico del Estado, y particularmente las escuelas,
representan las instituciones más importantes que actualmente aseguran el
consentimiento de las masas en la lógica del capitalismo dominante. Esto es claro cuando
se palpa la formación (o deformación) recibida dentro del sistema educativo, el cual se
encamina meramente hacia la especialización, la productividad y la eficiencia frente al
mercado, quedando de manifiesto que cualquier intento de racionalidad incomoda a la
estructura económica y desestabiliza el statu quo. La función del educador debe ir
encaminada, por tanto, a la lucha constante por revertir este proceso deshumanizante y
cargado de egocentrismo y avaricia.
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Estado
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Funciones_del_Estado
http://www.elimpulso.com/opinion/estado-y-gobierno
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
CENTRO UNIVERSITARIO DE SUROCCIDENTE
PLAN FIN DE SEMANA
MAZATENANGO SUCHITEPÉQUEZ
SECCIÓN: “A”
CICLO: VIII
Y EDUCACIÓN