GERARDO DENIZ
VISITAS
GUIADAS
~~
36 poemas comentados
por su autor
Gatuperio Editores
MExICcO, MMRANA
— Adrede
Ludi6n a gusto entre el cieno rico
en materia orgdnica: ciertas urgencias al principio parecen
demasiado,
como la luna cuando asoma por las chimeneas.
Croando a la gota de estafio,
mientras los excursionistas tiran piedras al lugar de la voz,
pon a escuchar tus membranas, mujer de Hamyts:
Mucho vales, porque si el consorte se fincha hasta ponerse
imperial,
dirds cosas y cosas, pero nunca
“Olvidé llevar a componer mi reloj”. —TU s{ que conoces a
fondo, hechicera,
el corazon del hombre; por eso ante tu macizo de hojas
peltadas los archiduques bufandose airados,
envidia de los adolescentes, alcahuetas, ldtigos abriendo un
desfiladero de estrias moradas para esclavos nubienses
portadores de misivas o platos colmados de moscas,
premura todos irremediables jamds nadie
tal pasion si nadie virilidad sf tan descomunal si quiero sf
espérote seis y veinte orillas segundo estanque.
Alas ocho ya se puede tapar con un dedo;
seguirdn cantando ranas alld lejos y es grato mirar afuera, la
ciudad encendida.
Hasta los mdximos flanes de hormigén y mamut
son canopes cubiertos de estrellas.
VISITAS GUIADAS 31RANA
La semejanza entre los muslos femeninos y los de rana la des-
cubrf hace mucho. No fui el primero; evidentemente muchos
espiritus reflexivos han hecho el mismo hallazgo. Véase el sexto
verso del poema de Lépez Velarde a la bailarina “Anna Pavlowa”
(atroz ortografia, pero asf aparecfa en los anuncios: cf. Asamblea de
ciudades, 1992, p. 128) en El son del corazon.
Hay varios sistemas para transcribir la lengua oseta (Anticuerpos,
p. 126), del Cducaso, a caracteres latinos. Como que no es éste el
lugar de discutir tan interesante tema. Lo menciono porque el nom-
bre del héroe mitico “Haemyts” (con la ay la e adheridas, pero en la
imprenta no tenfan el digrama y acepté “ae” separadas inexcu-
sablemente) se encuentra escrito de otros modos, por ejemplo
“Xae myc” (con digrama) en Mito y epopeya, vol. 1 —donde parece
que no figura el mito que me interesa. Busquémoslo, mejor, en Le
livre des héros (p. 177) 0 en un articulo de Dumézil en el numero de
diciembre de 1958 de la revista La table ronde (p. 49). Leemos, a
propésito de la esposa del mencionado héroe oseta: “... la rana
salid... y se transformé en muchacha, y qué muchacha...” “A veces
se especifica que es muy menudita: una especie de rana; H[a]myts
Ja mete en un tarro, que lleva en el bolsillo.” Lastima que no venga
aqui al caso el mito completo, que es bien ameno. (En la edicién
péstuma de mis obras ponemos “Hamyts”, que también se vale,
pero evita la engorrosa “ae” junta.) En fin, que cuando conocf este
mito oseta pensé: “Mujer-rana: es evidente, éverdad, Ramén?”
Después de estas especificaciones previas, mi “Rana” es bastante
rectilfnea. Véase, si no:
E] poema bromea con los deseos amorosos pretendidamente
insaciables del hombre. La identidad mujer=rana estd asumida
muy seriamente. Y no mujer a secas sino mujer estupenda.
El ludién —que es la rana— basta buscarlo en el diccionario. El
“cieno rico en materia orgdnica” es una alusi6n irénica al cenagal
de la lujuria (y al habitat de la rana). Adviértase cudn intencional
es el encabalgamiento, que deja en la primera {nea “cieno rico”,
0 sea “sabroso”.
Esas “urgencias” excesivas son sexuales, segtin se vera. {Quién
no ha notado el tamafio descomunal de la luna Ilena al salir,
“sobre las chimeneas”? (Por raro que parezca, este fendmeno
6ptico no estd explicado atin del todo.) Aunque no haga falta para
32
GERARDO DENIZ