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Editorial por Mabel Fuentes
Mesa
redonda: I. ¿Fantasía o fantasma? Consideraciones terminológicas
Criterios de
curación y
objetivos En el idioma castellano corriente la palabra fantasía es usada para referirse a
terapéuticos la actividad psíquica de la imaginación y a sus producciones (facultad de evocar
en
psicoanálisis
imágenes, es decir, rastros de impresiones sensoriales, de inventar, crear o
en la concebir). Está vinculada a la ilusión como error producido por la esperanza -poco
actualidad fundada en lo real- respecto al cumplimiento de un deseo. También es
Panelistas: M
abel Fuentes,
considerada una idea falsa, referida a temores o suposiciones, que existen en la
Aldo Melillo, mente, pero no en el mundo.
Benzion
Winograd
La palabra fantasma es usada para indicar la aparición con forma de ser real de
Reportaje a algo imaginado o de un ser inmaterial, por ejemplo, el alma de un difunto.
Emilce Dio de También a la persona disfrazada o al espantajo usados para simular la aparición
Bleichmar de un espectro.
por Betty
Korsunsky,
Ada El término alemán Phantasie, en su uso coloquial, es semejante a lo que en
Rosmaryn,
Ezequiel castellano entendemos por fantasía. Para referirse a lo que en castellano
Jaroslavsky entendemos como fantasma disponen del término Phantom. En la obra de Freud,
la palabra Phantasieadquirió connotaciones conceptuales diversas (véase II).
Comentar En "Los dos principios del funcionamiento mental" (1910-11), Freud plantea las
ios de relaciones de la fantasía con la realidad. La sustitución del principio de placer
textos por el principio de realidad que allí propone, deja libre de confrontación una
actividad mental a la que se le permite regirse únicamente por el principio de
Sexo y amor, placer: "Esta actividad es el fantasear, que se inicia en los juegos infantiles,
anhelos e para continuarse posteriormente como sueños diurnos [...]" (2).
incertidumbre
s de la
intimidad Estos sueños diurnos pueden ser conscientes o inconscientes, y son susceptibles
actual de originar tanto sueños nocturnos como síntomas neuróticos. También
Emiliano
Galende intervienen en la producción artística: "[...] el poeta hace lo mismo que el niño
por Paula que juega: crea un mundo fantástico y lo toma muy en serio; esto es, se siente
Marrafini íntimamente ligado a él, aunque sin dejar de diferenciarlo resueltamente de la
realidad [...] mucho de lo que, siendo real, no podría procurar placer ninguno
Depresión:
¿enfermedad puede procurarlo como juego de la fantasía [...]" (3), tanto para el poeta como
o crisis? Una para su auditorio.
perspectiva
psicoanalítica
Benzion Las mociones pulsionales insatisfechas son las fuerzas impulsoras de las fantasías,
Winograd y "cada fantasía es una satisfacción de deseos, una rectificación de la realidad
por Paula
Marrafini insatisfactoria". "[...] la poesía, como el sueño diurno, es la continuación y el
sustitutivo de los juegos infantiles" (3). Son estados psíquicos preliminares de los
Revista síntomas neuróticos.
Asociación
Escuela
Argentina de Resumiendo, desde Freud, la fantasía es una actividad psíquica presente en la
Psicoterapia vida corriente (juego de los niños, ensueños diurnos, elaboración secundaria
para
Graduados del sueño, creatividad en el artista, disfrute de las producciones del arte) que
Nº29 puede en determinadas condiciones generar síntomas neuróticos,
constituyendo un estadio preliminar de los mismos.
Tales condiciones a veces son cuantitativas (su exacerbación) y otras veces están
relacionadas con la relación de la fantasía correspondiente con los
sistemas inconsciente y preconsciente: "Las fantasías inconscientes, o lo han sido
siempre, habiendo tenido su origen en lo inconsciente, o, lo que es más
frecuente, fueron un día fantasías conscientes, sueños diurnos, y han sido luego
intencionadamente olvidadas, relegadas a lo inconsciente por la 'represión' [...] la
fantasía inconsciente integra una importantísima relación con la vida sexual del
individuo, pues es idéntica a la que él mismo empleó como base de la satisfacción
sexual, en un período de masturbación" (7). El contenido de las fantasías
inconscientes en los neuróticos es similar a las situaciones creadas por los
perversos para su satisfacción sexual en la realidad.
Lacan usa "fantasme" (que podría traducirse por fantasía pero se tradujo más
habitualmente como fantasma) tanto para referirse al concepto freudiano
(cuya amplitud hemos recorrido) como para designar lo que él introduce como
concepto nuevo.
y recíprocamente:
Lacan designa con esta fórmula la relación del sujeto del inconsciente (sujeto
barrado) con el objeto causa del deseo (objeto a), indicando una relación estable
del sujeto con aquello que lo causa en su deseo y, por ende, lo divide.
En este sentido (ya que el uso en plural -fantasmas- suele superponerse a las
fantasías en sentido freudiano), el concepto y su fórmula correspondiente
aparecen por primera vez en el grafo de la constitución del sujeto -también
llamado grafo del deseo- presentado en el Seminario 5. Las formaciones del
inconsciente (1957-1958). En las últimas clases de ese seminario introduce en el
grafo un segundo piso. Allí aparece la fórmula del fantasma (sujeto
barrado losange objeto a) como respuesta al deseo del Otro (indicado
con d minúscula).
Referencias:
7. Código (lenguaje)
m. Yo (moi)
A este ¿Che vuoi? (¿Qué quieres?) Lacan lo toma de una novela de Cazotte, El diablo
enamorado, evocando la relación del superyó -encarnado en la voz cavernosa del
diablo- con aquel que con él pacta para obtener el cumplimiento de todos sus deseos.
La pregunta por el deseo del Otro toma ese matiz diabólico debido a la
indeterminación que encierra: ¿dónde termina el deseo y empieza su goce?
Hasta dónde la sujeción al Otro, la demanda de su amor, sostienen “el pisoteo de
elefante del capricho del Otro”. “Es ese capricho […] el que introduce el
fantasma de la Omnipotencia no del sujeto, sino del Otro donde se instala su
demanda […] y con ese fantasma la necesidad de su refrenamiento por la Ley”
(20). Ante el deseo del Otro como opaco, oscuro, el sujeto está sin recursos,
indefenso: “He aquí el fundamento de lo que en análisis ha sido situado como la
experiencia traumática” (17).
Es la relación del yo al otro [líneas de retorno en el dibujo 1, m- i(a)] la que pone remedio a
esa indefensión situando algo como un señuelo a nivel del piso superior ($ <> a)- d. Esta
relación entre los dos pisos del grafo del deseo (dibujo 1) se hace posible porque la imagen
del otro i (a) permite advertir la castración a nivel imaginario: -φ. Lo que le falta a la
imagen deseada (lo es debido a la investidura narcisista que recibe) será el antecedente del
objeto causa del deseo: el a.
El “ser” del niño se aliena en una falsa respuesta, forzado por la necesidad de ocupar algún
lugar en el deseo de ese Otro que viene respondiendo a sus primeras demandas y que se ha
vuelto indispensable para él, más allá del plano de la necesidad.
“parlotea” alrededor de las formas del objeto a. Por otro lado, su fijeza –propia de lo
imaginario- detiene el devenir, el “ir siendo”, y captura en un goce, que Lacan llamará con
propiedad, goce fálico, goce del bla, bla, bla...
El objeto fálico que mediaba entre la madre y el niño se eleva a la categoría significante:
de φ a (de fi minúscula a fi mayúscula). El falo imaginario será sustituido por el
significante del Nombre del Padre (que aquí equivale al falo como significante) y el
significante del deseo de la madre quedará bajo la barra, es decir reprimido, posibilitando de
ahí en más todas las sustituciones, abriendo el camino de la metáfora.
Es así que el sujeto puede tomar su propia palabra a nivel del mensaje (referencia 6 en el
dibujo 1)
A nivel del Edipo masculino habrá que negativizar el valor fálico del pene. El hombre tiene
que renunciar al goce masturbatorio para hacer del cuerpo de una mujer (o parte del mismo)
metáfora del goce perdido, goce incestuoso. Así pasa del - φ (menos fi) al objeto a. Alguna
parte del cuerpo femenino pasará a representar la causa de su deseo.
Entre el desarrollo del concepto de falo como objeto φ (fi minúscula) y la noción
de objeto a como causa de deseo hay interpolados dos aportes:
1) En el Seminario 7 (1959-1960), Lacan retoma la noción de das Ding: “la cosa freudiana”
que se hace deseable precisamente porque está prohibida. “Das Ding” como objeto de goce
es inaccesible. Este desarrollo es afín al Escrito “Subversión del sujeto y dialéctica del
deseo en el inconsciente freudiano” (1960), donde Lacan indica: “La castración quiere decir
que es preciso que el goce sea rechazado para que pueda ser alcanzado en la escala invertida
de la Ley del deseo”.
2) En el Seminario 8 (1960-1961), Lacan toma la noción de agalma (extraída de El
banquete de Platón) para aportar su característica parcial y misteriosa al objeto del deseo
(algo en el otro que me hace amarlo). Estos matices se formalizan en el Seminario 11 (1964)
con relación al lugar del objeto a en la transferencia; el analizado “dice” a su interlocutor, el
analista: “Te amo, pero porque inexplicablemente amo en ti algo más que tú, el
objeto a minúscula, te mutilo”.
El falo como objeto empieza a colocarse gradualmente en una serie de los objetos a (sus
formas) pecho, heces, mirada, voz, falo (Seminario 10). Más adelante, el falo desaparece de
esta lista, subsistiendo sólo los objetos de la pulsión parcial. Objetos intermediarios entre el
sujeto y el Otro, en el que tiene que constituirse como dividido (castrado o barrado)
El piso escópico de la constitución del deseo es privilegiado en el fantasma, por eso a
menudo es identificado con una escena que hace marco a lo real.
Hay un primer tiempo de alienación al Otro en que la castración aparece como
una falsa alternativa: o bien el objeto a queda en el campo del Otro y el sujeto
queda amputado (en falta), o bien el objeto a queda en el campo del Sujeto y el
Otro resulta castrado. Dos versiones de la alienación que Lacan resuelve
formulando “ni lo uno, ni lo otro”. Por lo que postula la segunda operación:
la separación: El Sujeto está en falta, el Otro también. El objeto a será aquello
que les falta a ambos, lo que los castra. La castración, entonces, recae tanto
sobre el campo del sujeto, como sobre el campo del Otro.
Por lo tanto:
$ a
El objeto a tiene su soporte corporal, se trata de los aparejos del cuerpo que están “listos
para suministrar” lo que el fantasma “va a llevar” (Seminario 14), que difiere de aquello con
que los cuerpos pueden aparearse.
Se trata del “seno, el escíbalo, la mirada, la voz, estas piezas separables, sin embargo
profundamente religadas al cuerpo” (25). Es una operación de estructura lógica, efectuada
sobre el “hablante” y no sobre lo “viviente”. El modelo de estas formas del objeto a es la
placenta (Seminario 10). Está en el cuerpo de la madre pero no le pertenece. Tampoco al
cuerpo del niño. Es un órgano intermediario entre ambos que cae como desecho después del
parto. Metáfora de la división subjetiva, división del sujeto, división del Otro, lo que resta,
es el objeto a.
Recapitulando:
1. El fantasma es la respuesta que el sujeto construye al enigma del deseo del Otro.
2. El fantasma es el sostén o soporte del deseo.
3. El fantasma es una defensa frente al goce del Otro.
4. El fantasma es aquello a través de lo cual “somos gozados” por el Otro.
Esta última posibilidad (Seminario 18) es la que determina que en la cura analítica de las
neurosis el fantasma sea el eje alrededor del cual se opera la transformación del goce en
deseo, angustia mediante (del goce al deseo hay un paso lógico necesario que es la
angustia).
Se trata de poner en evidencia que no sólo el goce está prohibido, sino que es
imposible. Hay un viraje en la posición del sujeto: pasa de estar ofrecido a través
de su yo (moi) como objeto al goce del Otro, a estar causado en su deseo por el
objeto a que lo divide: “En ese punto de falta tiene que reconocerse el sujeto”
(24). A esto se denomina travesía o atravesamiento del fantasma fundamental,
uno de los pilares en los que Lacan se apoya para decir que el análisis es
terminable.
Bibliografía
Fanta
sma
Editorial por Mabel Fuentes
Mesa
redonda: I. ¿Fantasía o fantasma? Consideraciones terminológicas
Criterios de
curación y
objetivos En el idioma castellano corriente la palabra fantasía es usada para referirse a la
terapéuticos actividad psíquica de la imaginación y a sus producciones (facultad de evocar
en
psicoanálisis
imágenes, es decir, rastros de impresiones sensoriales, de inventar, crear o
en la concebir). Está vinculada a la ilusión como error producido por la esperanza -poco
actualidad fundada en lo real- respecto al cumplimiento de un deseo. También es
Panelistas: M
abel Fuentes,
considerada una idea falsa, referida a temores o suposiciones, que existen en la
Aldo Melillo, mente, pero no en el mundo.
Benzion
Winograd
La palabra fantasma es usada para indicar la aparición con forma de ser real de
Reportaje a algo imaginado o de un ser inmaterial, por ejemplo, el alma de un difunto.
Emilce Dio de También a la persona disfrazada o al espantajo usados para simular la aparición
Bleichmar de un espectro.
por Betty
Korsunsky,
Ada El término alemán Phantasie, en su uso coloquial, es semejante a lo que en
Rosmaryn,
Ezequiel castellano entendemos por fantasía. Para referirse a lo que en castellano
Jaroslavsky
Comentar En "Los dos principios del funcionamiento mental" (1910-11), Freud plantea las
ios de relaciones de la fantasía con la realidad. La sustitución del principio de placer
textos por el principio de realidad que allí propone, deja libre de confrontación una
actividad mental a la que se le permite regirse únicamente por el principio de
Sexo y amor,
anhelos e placer: "Esta actividad es el fantasear, que se inicia en los juegos infantiles, para
incertidumbre continuarse posteriormente como sueños diurnos [...]" (2).
s de la
intimidad
actual Estos sueños diurnos pueden ser conscientes o inconscientes, y son susceptibles
Emiliano de originar tanto sueños nocturnos como síntomas neuróticos. También
Galende
por Paula
intervienen en la producción artística: "[...] el poeta hace lo mismo que el niño
Marrafini que juega: crea un mundo fantástico y lo toma muy en serio; esto es, se siente
Depresión:
¿enfermedad
íntimamente ligado a él, aunque sin dejar de diferenciarlo resueltamente de la
o crisis? Una realidad [...] mucho de lo que, siendo real, no podría procurar placer ninguno
perspectiva puede procurarlo como juego de la fantasía [...]" (3), tanto para el poeta como
psicoanalítica
Benzion
para su auditorio.
Winograd
por Paula
Marrafini
Las mociones pulsionales insatisfechas son las fuerzas impulsoras de las fantasías,
y "cada fantasía es una satisfacción de deseos, una rectificación de la realidad
Revista insatisfactoria". "[...] la poesía, como el sueño diurno, es la continuación y el
Asociación sustitutivo de los juegos infantiles" (3). Son estados psíquicos preliminares de los
Escuela
Argentina de
síntomas neuróticos.
Psicoterapia
para Resumiendo, desde Freud, la fantasía es una actividad psíquica presente en la
Graduados
Nº29 vida corriente (juego de los niños, ensueños diurnos, elaboración secundaria del
sueño, creatividad en el artista, disfrute de las producciones del arte) que puede
en determinadas condiciones generar síntomas neuróticos, constituyendo un
estadio preliminar de los mismos.
Tales condiciones a veces son cuantitativas (su exacerbación) y otras veces están
relacionadas con la relación de la fantasía correspondiente con los
sistemas inconsciente y preconsciente: "Las fantasías inconscientes, o lo han sido
siempre, habiendo tenido su origen en lo inconsciente, o, lo que es más
frecuente, fueron un día fantasías conscientes, sueños diurnos, y han sido luego
intencionadamente olvidadas, relegadas a lo inconsciente por la 'represión' [...] la
fantasía inconsciente integra una importantísima relación con la vida sexual del
individuo, pues es idéntica a la que él mismo empleó como base de la satisfacción
sexual, en un período de masturbación" (7). El contenido de las fantasías
inconscientes en los neuróticos es similar a las situaciones creadas por los
perversos para su satisfacción sexual en la realidad.
Lacan usa "fantasme" (que podría traducirse por fantasía pero se tradujo más
habitualmente como fantasma) tanto para referirse al concepto freudiano (cuya
amplitud hemos recorrido) como para designar lo que él introduce como concepto
nuevo.
y recíprocamente:
Lacan designa con esta fórmula la relación del sujeto del inconsciente (sujeto
barrado) con el objeto causa del deseo (objeto a), indicando una relación estable
del sujeto con aquello que lo causa en su deseo y, por ende, lo divide.
En este sentido (ya que el uso en plural -fantasmas- suele superponerse a las
fantasías en sentido freudiano), el concepto y su fórmula correspondiente
aparecen por primera vez en el grafo de la constitución del sujeto -también
llamado grafo del deseo- presentado en el Seminario 5. Las formaciones del
inconsciente (1957-1958). En las últimas clases de ese seminario introduce en el
grafo un segundo piso. Allí aparece la fórmula del fantasma (sujeto
barrado losange objeto a) como respuesta al deseo del Otro (indicado
con d minúscula).
7. Código (lenguaje)
m. Yo (moi)
Es la relación del yo al otro [líneas de retorno en el dibujo 1, m- i(a)] la que pone remedio a
esa indefensión situando algo como un señuelo a nivel del piso superior ($ <> a)- d. Esta
relación entre los dos pisos del grafo del deseo (dibujo 1) se hace posible porque la imagen
del otro i (a) permite advertir la castración a nivel imaginario: -φ. Lo que le falta a la
imagen deseada (lo es debido a la investidura narcisista que recibe) será el antecedente del
objeto causa del deseo: el a.
El “ser” del niño se aliena en una falsa respuesta, forzado por la necesidad de ocupar algún
lugar en el deseo de ese Otro que viene respondiendo a sus primeras demandas y que se ha
vuelto indispensable para él, más allá del plano de la necesidad.
“parlotea” alrededor de las formas del objeto a. Por otro lado, su fijeza –propia de lo
imaginario- detiene el devenir, el “ir siendo”, y captura en un goce, que Lacan llamará con
propiedad, goce fálico, goce del bla, bla, bla...
El objeto fálico que mediaba entre la madre y el niño se eleva a la categoría significante:
de φ a (de fi minúscula a fi mayúscula). El falo imaginario será sustituido por el
significante del Nombre del Padre (que aquí equivale al falo como significante) y el
significante del deseo de la madre quedará bajo la barra, es decir reprimido, posibilitando de
ahí en más todas las sustituciones, abriendo el camino de la metáfora.
Es así que el sujeto puede tomar su propia palabra a nivel del mensaje (referencia 6 en el
dibujo 1)
A nivel del Edipo masculino habrá que negativizar el valor fálico del pene. El hombre tiene
que renunciar al goce masturbatorio para hacer del cuerpo de una mujer (o parte del mismo)
metáfora del goce perdido, goce incestuoso. Así pasa del - φ (menos fi) al objeto a. Alguna
parte del cuerpo femenino pasará a representar la causa de su deseo.
Entre el desarrollo del concepto de falo como objeto φ (fi minúscula) y la noción
de objeto a como causa de deseo hay interpolados dos aportes:
1) En el Seminario 7 (1959-1960), Lacan retoma la noción de das Ding: “la cosa freudiana”
que se hace deseable precisamente porque está prohibida. “Das Ding” como objeto de goce
es inaccesible. Este desarrollo es afín al Escrito “Subversión del sujeto y dialéctica del
deseo en el inconsciente freudiano” (1960), donde Lacan indica: “La castración quiere decir
que es preciso que el goce sea rechazado para que pueda ser alcanzado en la escala invertida
de la Ley del deseo”.
2) En el Seminario 8 (1960-1961), Lacan toma la noción de agalma (extraída de El
banquete de Platón) para aportar su característica parcial y misteriosa al objeto del deseo
(algo en el otro que me hace amarlo). Estos matices se formalizan en el Seminario 11 (1964)
con relación al lugar del objeto a en la transferencia; el analizado “dice” a su interlocutor, el
analista: “Te amo, pero porque inexplicablemente amo en ti algo más que tú, el
objeto a minúscula, te mutilo”.
El falo como objeto empieza a colocarse gradualmente en una serie de los objetos a (sus
formas) pecho, heces, mirada, voz, falo (Seminario 10). Más adelante, el falo desaparece de
esta lista, subsistiendo sólo los objetos de la pulsión parcial. Objetos intermediarios entre el
sujeto y el Otro, en el que tiene que constituirse como dividido (castrado o barrado)
El piso escópico de la constitución del deseo es privilegiado en el fantasma, por eso a
menudo es identificado con una escena que hace marco a lo real.
Hay un primer tiempo de alienación al Otro en que la castración aparece como
una falsa alternativa: o bien el objeto a queda en el campo del Otro y el sujeto
queda amputado (en falta), o bien el objeto a queda en el campo del Sujeto y el
Otro resulta castrado. Dos versiones de la alienación que Lacan resuelve
formulando “ni lo uno, ni lo otro”. Por lo que postula la segunda operación:
la separación: El Sujeto está en falta, el Otro también. El objeto a será aquello
que les falta a ambos, lo que los castra. La castración, entonces, recae tanto
sobre el campo del sujeto, como sobre el campo del Otro.
Por lo tanto:
$ a
El objeto a tiene su soporte corporal, se trata de los aparejos del cuerpo que están “listos
para suministrar” lo que el fantasma “va a llevar” (Seminario 14), que difiere de aquello con
que los cuerpos pueden aparearse.
Se trata del “seno, el escíbalo, la mirada, la voz, estas piezas separables, sin embargo
profundamente religadas al cuerpo” (25). Es una operación de estructura lógica, efectuada
sobre el “hablante” y no sobre lo “viviente”. El modelo de estas formas del objeto a es la
placenta (Seminario 10). Está en el cuerpo de la madre pero no le pertenece. Tampoco al
cuerpo del niño. Es un órgano intermediario entre ambos que cae como desecho después del
parto. Metáfora de la división subjetiva, división del sujeto, división del Otro, lo que resta,
es el objeto a.
Recapitulando:
1. El fantasma es la respuesta que el sujeto construye al enigma del deseo del Otro.
2. El fantasma es el sostén o soporte del deseo.
3. El fantasma es una defensa frente al goce del Otro.
4. El fantasma es aquello a través de lo cual “somos gozados” por el Otro.
Esta última posibilidad (Seminario 18) es la que determina que en la cura analítica de las
neurosis el fantasma sea el eje alrededor del cual se opera la transformación del goce en
deseo, angustia mediante (del goce al deseo hay un paso lógico necesario que es la
angustia).
Se trata de poner en evidencia que no sólo el goce está prohibido, sino que es
imposible. Hay un viraje en la posición del sujeto: pasa de estar ofrecido a través
de su yo (moi) como objeto al goce del Otro, a estar causado en su deseo por el
objeto a que lo divide: “En ese punto de falta tiene que reconocerse el sujeto”
(24). A esto se denomina travesía o atravesamiento del fantasma fundamental,
uno de los pilares en los que Lacan se apoya para decir que el análisis es
terminable.
Bibliografía