Recomposición del Consejo Nacional de la Magistratura.
Prohibir la reelección congresal. Financiamiento de partidos políticos. Retorno a la bicameralidad.
Como se observa y haciendo un análisis profundo, esos temas no hacen ni
"cosquillas" al statu quo-el actual sistema neoliberal y las monstruosas aberraciones que produce: corrupción en toda la administración pública; toda clase de delincuentes incursionando en la actual política mercantilista; ese 1% que dirige el Estado para sus propios intereses; así, seguiría enumerando los graves problemas estructurales que nos siguen impidiendo ser un país encaminado hacia el pleno desarrollo sostenible en la Costa, Sierra y Selva, lejos de la horrible actual capital, donde el Estado sea el catalizador de la Investigación, la Innovación y las aplicaciones inmediatas, generadoras de empleo de calidad, para erradicar a las organizaciones criminales que han copado a las instituciones públicas de todo tipo, el comercio ambulatorio, el subempleo, la explotación, la esclavitud, la trata de personas,...
En tal sentido, EL TEMA FUNDAMENTAL QUE ENARBOLARÍA LA
SOCIEDAD CIVIL, sería:
Abrir un proceso crítico y constructivo de revisión de nuestro modelo de Estado
Neoliberal, que culmine con un referéndum sobre el presente y futuro de nuestro país. Es hora de darle la voz a la ciudadanía. El régimen huele a descomposición y la crisis institucional se agudiza en todo el país; se abre una oportunidad histórica para promover un amplio debate público que ayude a regenerar nuestro remedo de democracia representativa, direccionada para seguir favoreciendo a ese 1% y así poder determinar el futuro del 99% de la población. Finalmente, a partir de ahí, iniciar un "proceso constituyente para abrir un nuevo proyecto de país, totalmente diferente al actual, con democracia participativa, interiorizando la actual capital hacia la Sierra Central, con oportunidades para todos, con desarrollo sostenible, ... ¡Este es nuestro momento histórico! Con independencia de nuestras preferencias políticas y haciendo una autocrítica constructiva, es hora de iniciar la lucha con ideas e impulsar la confluencia de la sociedad civil mayoritaria, para decidir sobre nuestro actual modelo de Estado neoliberal, que ha sido impuesto por el gobierno extremadamente corrupto de la dupla delincuencial de Fujimori-Montesinos hace 28 años, mediante un referéndum y por estrecho margen.
La decisión viene precedida por una extraordinaria lista de escándalos y polémicas
que han desembocado en una grave crisis institucional, haciendo mucho daño al Perú y especialmente a las ciudadanas y ciudadanos, que tratamos de mejorar nuestra calidad de vida, con labores honradas, transparentes y productivas.
El efecto último y más pernicioso de la corrupción en el campo de lo político
–organizaciones criminales de terno y corbata, soborno, cohecho, tráfico de influencias, negligencia o cualquier otra forma de acción o transacción ilegal e impropia- es el deterioro de la moral pública. La corrupción política se manifiesta cuando los políticos mercantilistas, por el deseo de codicia, se aseguran una fortuna privada, desvían fondos de las arcas públicas, extorsionan a individuos y empresas para obtener recursos, aceptan sobornos para realizar operaciones ilícitas o agilizar las lícitas, compran votos en las elecciones o bien reciben contribuciones legales o ilegales para su partido o campañas políticas que califican de anónimos para ocultar su procedencia, las más de las veces reprochable aunque sabiendo que procede de grupos acaudalados con intereses especiales a cambio.
El fenómeno de la corrupción generalizada, se ha convertido en un
comportamiento institucionalizado que ha penetrado e invadido los dominios de la cultura, de la educación, de la religión, de la política, de la administración y no sólo de los espacios económicos, también han generado sistemas sociales perversos. Son perversos porque funcionan desviándose de su función social; hoy en día es común que los hospitales y especialmente EsSalud enfermen, no que curen; que las escuelas formen ignorantes no que eduquen; que los juzgados apliquen unas leyes tardíamente, que no hacen justicia; que los organismos reguladores y recaudadores de impuestos, “premien” a los peces gordos y castiguen al “populorum” y así sucesivamente; sistemas de pensiones atentatorios a la dignidad humana; inexistencia de un sistema público de salarios meritocrático y según el grado de escolaridad, ... En nuestros días, las campañas políticas incorporan a sus filas a figuras del mundo de espectáculo. Los diversos cantantes, actores o personas con cierta fama han reemplazado a los pensadores, escritores o estadistas. LA RAZÓN ES SIMPLE. Vivimos en una civilización del espectáculo, las imágenes han pasado a ser más importantes que las ideas. Hoy en día las contiendas electorales se deciden en base a la estrategia de publicidad o marketing público y no en razón a los programas de gobierno o trayectoria del candidato. La importancia de los medios en la conducción de la opinión pública es clave. El neoliberalismo ha producido lo que vivimos actualmente.
En la actualidad es posible percibir que quienes ocupan los cargos públicos
no son necesariamente los más capaces sino aquellos que invierten en propaganda, en publicidad para tener mayor marketing y así ganar fama o popularidad. El carisma sustituyo la capacidad, la mentira a la verdad y la imagen a la sensibilidad.
Contrario a lo que se piensa, la política exige mayor preparación que
cualquier área de conocimiento, sencillamente porque es la que reina y gobierna. La política carga con la responsabilidad de saber dirigir un Estado, de canalizar el rumbo de un país, de cumplirle a todos los miembros que lo integran. La POLÍTICA DE CALIDAD E INTELECTUAL tiene el compromiso de elevar el nivel de vida de sus representados, de darles empleo, educación, de vigilar que la conducta de los ciudadanos se ajuste a los marcos legales, a las costumbres, hábitos y demás valores sociales. En POLÍTICA se decide que es lo conveniente para la comunidad, el político es una persona con la más alta responsabilidad del Estado, que piensa, imagina, traza los planos y las rutas hacía donde avanzar. Porque gobernar conlleva gran responsabilidad, se requiere de los mejores seres para ocupar los cargos públicos. Aquellos de mayor experiencia y compromiso para con el Estado. Hombres con capacidad para el cargo, leales a una Constitución (que surja prístina y transparente ante la opinión pública y no la que tenemos hasta ahora, surgida a punta de fusil, fajos de dólares, nepotismo y lobismo extremos) y con gran sentido de virtud y justicia.
Escrito y firmado por el autor del Libro y promotor de un nuevo PARTIDO
POLÍTICO, que se muestran en este artículo, de clara vocación meritocrática.