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MAGÍSTER

LIDERAZGO Y GESTIÓN EN ESTABLECIMIENTOS EDUCACIONALES

“ENSAYO SOBRE EL ASEGURAMIENTO DE LA CALIDAD ESCOLAR"

Estudiante: Guillermo Soto Lagos

Chillán, 03 de agosto de 2018


Introducción

El Sistema de Aseguramiento de la Calidad tiene como propósito asegurar el acceso a

una educación de calidad con equidad para todos los estudiantes del país, mediante la evaluación,

fiscalización, orientación y apoyo constante a los establecimientos. Con este sistema se busca

fortalecer la mejora educativa en las escuelas, concibiendo la calidad de manera integral.

A partir de esto, es que surge en nuestro país el Plan del Sistema de Aseguramiento de

Calidad, el cual para la Subsecretaria de Educación ( 2018) : " Tiene como objetivo principal

asegurar y potenciar las capacidades del sistema escolar para mejorar la calidad de la educación y

los aprendizajes integrales de todos los estudiantes del país. ( p.1)

El Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Escolar (SAC) se

crea con la publicación de la Ley N° 20529, promulgada el 11 de agosto de 2011 un nuevo

diseño de una nueva institucionalidad en educación que comprende dos nuevos organismos: la

Agencia de Calidad de la Educación y la Superintendencia de Educación Escolar.

Estas transformaciones se están llevando a cabo en nuestra educación forman parte de un

cambio cultural de mayor alcance que modifica la manera en que comprendemos muchos

aspectos de nuestras vidas y , en especial, en la gestión en el campo educativo.

La gestión el conocimiento, es concebido en la actualidad como un medio para asegurar

la correcta acumulación y progresión de conocimiento educativo como factor clave para contar

con valor agregado, que produzca conocimiento útil, que contribuya a la mejora de esta actividad

la Sociedad del Conocimiento, permitiendo desarrollar una ciudadanía, de manera reflexiva y

crítica, con responsabilidad ética y social , que busque incorporar estos saberes que permitan

beneficiarse y mejorar la vida de nuestros estudiantes.

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Por una Educación de Calidad

El rol central que ocupa la educación en el desarrollo de las naciones, relevado por el nuevo

contexto cultural que vivimos (sociedad de la información, del conocimiento o de la

innovación) nos indican que se trata de un sistema complejo, cuyos logros tienen su expresión

más directa y palpable, en los resultados de los aprendizajes de los estudiantes, toda vez que se

incrementan los mecanismos (pruebas estandarizadas y manejo de indicadores de resultados)

para llevar al detalle los avances o retrocesos que se producen y ponderar así su

efectividad.(Garay y Uribe, 2006)

Todo lo dicho, sin embargo, entra en tensión con la realidad escolar: es evidente que no todas

las escuelas y liceos son iguales y que, por tanto, no hay un piso o punto de partida equivalente.

Se puede argumentar que establecer esta diferencia de puntos de partida es precisamente el

objetivo del mejoramiento de la gestión escolar, el cual supone que antes se haya precisado el

nivel de madurez institucional del establecimiento, hay que decidir el foco y la estrategia de

abordaje estructural y/o de mejora. (Navarro, 2015.pág.7)

En este contexto, la gestión escolar en los últimos años, se ha transformado en un

elemento primordial para alcanzar objetivos dentro de las organizaciones educativas y, en

especial, en conceptos tales como “liderazgo” o “aprendizaje organizacional”. Estos se establecen

como variables de la calidad educativa y componente vital para alcanzar logros en la

organización.

Frente a este escenario, se ha hecho relevante implementar estrategias de impacto real en

los resultados de aprendizaje de los estudiantes, dando origen a instrumentos estratégicos

como son el“ Modelo para la Gestión Escolar de Calidad”, el cual tiene como foco el
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aprendizaje organizacional en su conjunto, basándose en premisas básicas como la gestión de

calidad, visión y estrategia institucional, la participación de los integrantes de la comunidad

escolar, la evaluación de procesos y los resultados de calidad.(Garay y Uribe, 2006)

En este modelo, se considera el desarrollo de 6 áreas para lograr una gestión

organizacional efectiva, destacando dentro de las más importantes, el de Gestión de Procesos,

el cual aborda el desarrollo sistemático de los procesos institucionales en el ámbito curricular,

pedagógico, administrativo y financiero.

Su enfoque está sustentado en los procedimientos y mecanismos que aseguran la

adecuación y mejoramiento de la oferta curricular, su adecuada programación, implementación,

seguimiento y evaluación en el aula, asegurando la calidad de los procesos de enseñanza y

aprendizaje de los alumnos. Incorpora elementos de innovación y proyectos desarrollados al

servicio de los aprendizajes por medio de la gestión del conocimiento.

Las organizaciones que son exitosas propician y recompensan la producción de

conocimientos con base en un marco de valores, creencias, ideas, sentimientos y voluntades, es

decir un sistema de significados compartido entre los agentes educativos como una comunidad

institucional. (Sañudo, 2010)

Hacia la Gestión del Conocimiento y su influencia en las organizaciones.

Posterior al surgimiento de la sociedad del conocimiento, las organizaciones comenzaron

a notar que este era su capital más valioso. Tener en la organización personal capaz de utilizar de

forma proactiva su conocimiento proporciona herramientas útiles que brindan oportunidades a la

hora de resolver situaciones problemáticas. Por consiguiente, las empresas prestan gran atención

al trabajo de conocimiento, el cual para Flores y Torres (2011), es aquel que requiere que una
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persona recabe, procese, modifique y organice información para generar soluciones diferentes a

problemas específicos que se presentan en un contexto determinado. Al notar que el trabajo del

conocimiento permite adaptarse a situaciones específicas, el ámbito educativo enfoca su atención

a la gestión del mismo, a pesar de que esto ya se realizaba de manera empírica.

Es por ello, que el conocimiento es un concepto que a través del tiempo ha alcanzado

mayor relevancia en las organizaciones, en el contexto de la denominada sociedad de

conocimiento, surgiendo en la década de los noventa lo que se ha denominado gestión del

conocimiento, de la mano de Nonaka y Takeuchi (1995).

Según Davenport y Prusak (1998)1, el conocimiento es una mezcla de experiencia,

valores, información y saber hacer, que sirve como marco para la incorporación de nuevas

experiencias e información, siendo útil para la acción, se origina y aplica en la mente de las

personas, encontrándose dentro de las organizaciones por medio de documentos, bases de datos,

procesos, prácticas, normas y rutinas organizativas. Hernández (2016) define el conocimiento

como “información valiosa y subjetiva que ha sido validada y organizada en un modelo mental,

que permite a las personas dar sentido a su mundo, que procede de sus experiencias,

percepciones, convicciones y valores”.

En esta línea, la gestión del conocimiento puede ser utilizada por las organizaciones para

generar valor y desarrollar su competitividad, constituyendo según Drucker (2002)1 “la manera

de administrar los activos intangibles que aportan valor a la organización para conseguir

capacidades o competencias esenciales distintivas como son los procesos, prácticas, saberes y

destrezas de los individuos”.

La gestión del conocimiento, según Arboníes (2006), se relaciona con la capacidad de

organizar para crear nuevos conocimientos, diseminarlos y encapsularlos en productos, servicios

1
Citado por Joglar (2010).

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y sistemas. Además, Diversos autores (Rodríguez, 2006; Gairín, 2006; Lakomski, 2011; Pallarès,

2014; entre otros) plantean la gestión del conocimiento como un conjunto de etapas a través de

un proceso continuo, contemplándose la creación, adquisición, captura, transmisión y utilización

del conocimiento, independientemente de donde se encuentre, con el fin de incrementar el

aprendizaje y los resultados de las organizaciones, lo que coincide con lo señalado por autores

como Davenport, De Long y Beers (1997) en el sentido que “la gestión del conocimiento es el

proceso de captura, distribución y utilización eficaz de los conocimientos”, o lo expresado por

Davenport y Prusak (2001), que definen la gestión del conocimiento como un proceso lógico,

organizado y sistemático para producir, transferir y aplicar en situaciones concretas una

combinación armónica de saberes, "experiencias, valores, información contextual y apreciaciones

expertas que proporcionan un marco para su evaluación e incorporación de nuevas experiencias e

información".

Más recientemente, Ríos (2012) conceptualiza la gestión del conocimiento como “el

conjunto de procesos que dirigen el análisis, diseminación, utilización y traspaso de experiencias,

información y conocimientos entre todos los miembros de una organización para generar valor”,

incidiendo, en consecuencia, en el rendimiento de la organización. En este sentido,

Nonaka&Takeuchi (2000), analizan el motivo del éxito de las empresas japonesas, llegando a la

conclusión de que el uso de la gestión del conocimiento incrementa el desempeño de la

organización, ya que permite la innovación, la creatividad y la imaginación. Estos autores no sólo

señalan que hay un aumento en el desempeño o rendimiento organizativo, sino que además se

incrementa la competitividad.

El rendimiento organizativo es un aspecto que cada vez ha cobrado más relevancia en

todo tipo de organizaciones, entre las cuales se encuentran los establecimientos educacionales. En

este sentido, el Marco para la buena dirección y liderazgo escolar (Mineduc, 2015) plantea que
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“los equipos directivos requieren desarrollar una gestión eficiente y transformar su

establecimiento en una organización efectiva, que facilite la concreción de su proyecto educativo

y el logro de las metas institucionales”, es decir, avanzar y concretar el logro del rendimiento

esperado. Para ello, los directivos “estructuran la institución, organizan sus procesos y definen

roles en función de las prioridades de mejoramiento del establecimiento; cautelando siempre que

el funcionamiento del establecimiento responda a las normas legales y las políticas educativas

nacionales y locales”, considerando que se debe efectuar una gestión “de manera eficiente el

establecimiento”, lo que “implica recoger y analizar de forma sistemática información y datos de

los procesos y resultados del establecimiento tanto internos como externos”, donde “el uso

adecuado de datos fortalece sus procesos de evaluación institucional y aprendizaje organizacional

continuo, así como la toma de decisiones oportunas y basadas en evidencia para ajustar sus

procesos y planes de mejoramiento”.

Diversos autores han contribuido al establecimiento de un marco teórico y de aplicación

de gestión del conocimiento en organizaciones en general, sin embargo, los avances en su

aplicación en organizaciones del ámbito educativo no presentan la misma realidad. Según

Terrazas y Silva (2013) “la educación como tal, a pesar de los tremendos cambios e intentos

estratégicos, no ha logrado consolidarse e integrar a esta sociedad del conocimiento”, indicando

categóricamente que “en Latinoamérica, la problemática es más crítica, dado que por nuestras

características de países en desarrollo, carecemos de una cultura de investigación, el sistema

educativo se constituye en un modelo pragmático y profesionalizante, sin promover y llevar

adelante políticas de investigación e innovación, y por tanto generar desarrollo”. En la misma

línea, Gairín y Rodríguez-Gómez (2012) señalan que “la aplicación y el desarrollo de la creación

y gestión del conocimiento en los centros educativos es un tema incipiente”.

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Sobre la base de los planteamientos expuestos, las organizaciones deben buscar la

eficiencia y eficacia, gestionando el conocimiento, involucrando la creación, almacenamiento,

transferencia y utilización de este. Los establecimientos educacionales, deben ser capaces de

verificar si esta gestión del conocimiento impacta en el rendimiento organizativo de estas , de

manera de establecer relaciones entre estas variables, a partir de lo cual sea posible definir un

conjunto de acciones convenientes de implementar por parte del área de gestión y liderazgo, para

avanzar en el desarrollo y fortalecimiento de una gestión del conocimiento que favorezca una

mejoramiento continuo del rendimiento de estas organizaciones en base a una educación de

calidad.

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Conclusiones

En la llamada sociedad del conocimiento, la gestión del conocimiento claramente a

adquirido un papel trascendental en los sistemas sociales, culturales y productivos de todas las

naciones. El sistema educativo chileno no ha quedado ajeno a estas transformaciones .

Por ello, estas organizaciones productivas deben demandar de estudiantes con

competencias que permitan generar conocimiento, buscando la eficiencia y eficacia, que

provoque una dinámica de competencias y que estas permitan desarrollar organizaciones

eficaces de gestión del conocimiento .

Por esto, es importante el actual sistema de aseguramiento de calidad de nuestro sistema

educativo , busque establecer acciones de aseguramiento de la calidad y equidad, que impliquen

mayor control y también más y mejor apoyo hacia nuestro educandos por medio de evaluaciones

integrales, fiscalización pertinente, y el apoyo y orientación constante a los establecimientos

educacionales.

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Referencias

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