En general, la eutanasia es un tema muy polémico, ya que se trata de terminar con
la vida de una persona y al solo escuchar sobre la eutanasia muchas personas muestran su postura ante esta. Dejando a un lado el conflicto ético y moral que se provoca cuando una persona decide sobre la vida o muerte de otra, podemos observar el aspecto sentimental. En efecto, la eutanasia activa-voluntaria es la gran alternativa para ver el aspecto sentimental, ya que es el total consentimiento de la persona enferma ante la decisión de su muerte. Una de las posturas que las personas toman ante la eutanasia es estar a favor de ella. En este sentido, algunas personas piensan que la eutanasia es un tipo de piedad para aquellos que tienen una enfermedad terminal, ya que de todas formas al no aplicarse la eutanasia, estas personas llegarán a la muerte pero con más dolor. De esta manera, muchas personas que están a favor de la eutanasia, apoyan que “no es justo someter al hombre a dolorosas situaciones cuando se pueden evitar” (Gutiérrez, Fabyola, 2012: p. 3). Cabe señalar que, existen muchos autores que hablan a favor de la eutanasia, por ejemplo; Palacios, Marcelo en su libro Soy mi dignidad, eutanasia y suicidio asistido (2009), menciona que el derecho a la vida implica también el derecho de cada persona a su propia vida incluyendo decidir su final. También, observamos que para una persona que tiene una enfermedad terminal, la eutanasia llegaría a ser la mejor alternativa para no sufrir, porque “La muerte debe ser lo menos traumática y dolorosa posible” (Díaz, Coello, Ruth Rita, 2015: p.3). Es decir, estamos hablando de una vida que presenta enfermedades terminales, las cuales le causan bastante dolor a la persona. Así, se puede ver que el acto de piedad más grande que podemos mostrar en estos casos es de no oponernos a su voluntad. Los derechos de una persona involucran también decidir sobre su propia muerte. Porque, existen casos que morir parece la mejor alternativa para dejar de sufrir. Entonces, como señala Oyuki (2013). “Al decidir sobre la vida de alguien y obligarla a seguir con su vida a cualquier costo a pesar de su gran dolor, sería hablar de solo existencia biológica”. Por lo tanto, cuando un ciudadano no encuentra razón para soportar la agonía que provoca una enfermedad terminal, la elección de la muerte es un derecho suyo, porque tener una vida digna es parte de los derechos humanos. En efecto, las personas cuando pierden la posibilidad de una vida digna, debido a las limitaciones que las enfermedades provocan, pueden llegar a sufrir y no solo ellas sino también las personas que lo rodean. Debido a que, en el ámbito sentimental las personas que están a su alrededor sufren al saber que un ser querido está enfermo y agoniza. Asimismo, al no aplicarse la eutanasia, la muerte posterior sería con un proceso más doloroso durante un largo tiempo de agonía. El cual, podía haber sido evitado. Este hecho, pondría en un dilema ético a las personas que no permitieron su suicidio asistido. Pues, gracias a ellas y a su oposición la persona enferma sufrió bastante cuando no era necesario. Por consecuente, podemos afirmar que no es justo que una persona que no sufre juzgue a otra que sí está sufriendo, debido a que esta persona está pasando por una enfermedad terminal. A tal punto que para la persona enferma la muerte parece ser una buena opción para acabar con su dolor. El periodista Kraus (2016) piensa que algunas personas están en contra de la eutanasia porque la consideran como un tabú, ya que piensan que la eutanasia es una salida fácil (p.65). Por lo tanto, Kraus más adelante afirma que el propósito real de la eutanasia es ser aplicada para terminar con el dolor de pacientes que sufren enfermedades terminales (p. 69). También, es correcto pensar que “a lo largo de la historia el mundo, las leyes y la sociedad han cambiado y evolucionado, de la misma manera lo debería hacer la concepción que tenemos sobre la vida. Ya que, ahora existen alternativas como la eutanasia para elegir como queremos vivir hasta el último momento” (Kraus, 1998: p.19, citado por Molina, Sofía, 2015: p.6). En efecto, Álvarez, Gálvez en su libro La eutanasia voluntaria autónoma (2011), considera que “cuando una persona se encuentra con una enfermedad terminal la vida pierde toda calidad y todo sentido, por lo que la muerte es preferible” (p.73). Es decir, cuando una persona está enferma y no tiene algo por lo que luchar se cuestiona por qué soporta estar agonizando, si no existe razón alguna para hacerlo. Esto se debe, a que la persona enferma no tiene propósito alguno y, aunque lo tuviera, no tiene posibilidad de realizarlo. Por el hecho de que, al estar soportando una enfermedad terminal las limitaciones físicas, sentimentales y psicológicas son muchas. Es por esto, que la eutanasia actúa para apiadarse de estas personas. Porque, sin aplicarse la eutanasia, las personas seguirán una vida sin propósito ni gozo alguno, a costa de solo existir. Consecuentemente, las personas sienten que la enfermedad que están atravesando los consumió totalmente. Debido a que, ellas se enfocaron en esta enfermedad y dejaron a un lado su vida cotidiana. De esta manera, deducimos que una persona que tiene una enfermedad terminal entra en depresión, ya que para esta persona la vida pierde toda esencia. Este hecho, poco a poco le causa un daño emocional al enfermo. Por esta razón, la posterior muerte es un proceso más traumático, tanto para la persona enferma como para sus seres queridos. Entonces, cuando una persona atraviesa por una etapa de agonía psicológica los daños posteriores son más grandes. Ello se debe, a que esta persona pasa por muchas emociones a lo largo de dicha etapa y finalmente vuelve a la misma postura. Es decir, que llega a afirmar que la muerte es preferible, porque acaba con toda frustración que provoca la enfermedad. Sin embargo, al no ser aplicada la eutanasia, la enfermedad llega a provocar inseguridades en la persona. Dado que, la persona enferma intentara retomar su vida aún con dicha enfermedad pero no podrá debido a las limitaciones que esta tiene. Por consiguiente, causaría frustración y junto a ella un daño psicológico en la persona y en sus seres queridos, el cual pudo haber sido evitado con la eutanasia. También, se destaca que hay enfermedades que pueden ser insoportables, por lo cual al paciente se le prescriben drogas. Posteriormente, dichas drogas dejan de hacer efecto y las personas no tienen más opción que vivir con el dolor. En consecuencia, sin aplicarse la eutanasia la persona llega a tener una visión distinta de la vida, porque pasa tanto tiempo de agonía que no sabe que es vivir sin esta. Asimismo, la medicina ya no puede hacer más por la persona enferma. De modo que, involuntariamente las personas que estaban a cargo de su tratamiento cometen eutanasia pasiva. La cual, a diferencia de la eutanasia activa, es una forma de dejar a un lado todo tratamiento alguno para así ya no controlar la enfermedad y el dolor. Pues, al no controlar la enfermedad el tiempo de vida se reduce y la persona muere pero con todo el dolor real que esta enfermedad provoca. Entonces, si a la persona enferma ya no le hacen ningún efecto las drogas prescritas, esta persona termina llevando una vida con dolor insoportable y desesperación por acabar con la agonía. Lo cual, pone en una situación difícil, hablando de moral, a las personas que decidieron negar la eutanasia al enfermo terminal. Ya que, dicho enfermo agonizó por un largo tiempo, sin ser necesario. Algunas personas que están en contra de la eutanasia, se basan en que el enfermo no puede tomar decisiones en ese estado. Sin embargo, la etapa que está atravesando el enfermo terminal es la última etapa de su vida. Por esta razón, el enfermo puede decidir sobre el momento en el que acabaría con su vida y también con el dolor. Es decir, en una situación hipotética, donde usted se encuentra en la posición de un enfermo terminal con todas las complicaciones que este conlleva; o sea, las medicinas ya no hacen efecto, ya no goza la vida, también sabe que la etapa por la que está atravesando es la etapa final de su vida. De manera que, hacer más largo el proceso solo le causaría agonía. Por ende, pensará que sus seres queridos están de por medio. Pero, también sabe que ellos entenderían su decisión. Por otro lado, existen personas que se oponen a su muerte, porque dicen que no puede tomar decisiones buenas en ese estado. Si usted ya sabe que esta es la última etapa de su vida, decidir hacer más corta esta etapa, solo adelantaría todo lo que ya se espera que pase. En resumen, es necesario entender que la aplicación de la eutanasia es una vía que reduce el sufrimiento físico, psicológico y sentimental de las personas. De modo que, los enfermos terminales puedan tener una muerte digna. Es por ello, que algunas personas al ver que un enfermo terminal está sufriendo de forma innecesaria, piensan que al negar la eutanasia estarían actuando de una forma indiferente hacia el enfermo. Pues, esto llegaría a alargar solo el sufrimiento del mismo. También enfocar que la decisión sobre la muerte de una persona está dentro del derecho a la vida. Solo si, la decisión es tomada por la misma persona. Ello se debe a que, la muerte debe evitar ser dolorosa, y de la misma manera evitar ser traumática. Por esta razón, en la actualidad existe una gran cantidad de personas que están a favor de la eutanasia. Solo, si esta es aplicada cuando hay una enfermedad terminal de por medio. BIBLIOGRAFÍA Aguirre, Loza (2000). Deficiencia mental y final de la vida. Recuperado el 2 de mayo de 2018, impreso en España, editorial PROMI. Fibia, Carla. 2000. Debate sobre la eutanasia. Recuperado el 26 de abril de 2018, edición Ilustrada editorial PLANETA, impreso en Alemania. Hautecouverture, Michel. (2005). ¿Hay que legalizar la eutanasia?. Recuperado el 29 de abril de 2018 editorial La Pommier, 2002 Ediciones Akal 2005, Traducido por Diana Lerner. Kraus, Arnoldo (2016). “Eutanasia: reflexión obligada” recuperado el 2 de mayo de 2018.