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Elmar Altvater (1938-2018): “El

socialismo del siglo XXI sólo puede


ser plural”

Elmar Altvater 04/05/2018

El pasado 1 de mayo hemos conocido el fallecimiento de Elmar Altvater, profesor emérito de Ciencia
Política del Instituto Otto-Suhr de la Universidad Libre de Berlín. Era miembro del Consejo Editorial
de Sin Permiso.

Nacido en 1938, Altvater estudió económicas y sociología en Múnich. Su doctorado verso sobre “Los
problemas medio ambientales en la Unión Soviética”. Socialista convencido desde su juventud,
participó en el proceso de radicalización de la SDS que desembocaría en el 68 alemán. Fue uno de
los teóricos marxistas más destacados de su generación y uno de los fundadores del proyecto de
investigación socialista conocido como la ‘Teoría derivacionista del estado’.

Según esta teoría, el estado ejecuta una serie de funciones esenciales para el mantenimiento del
sistema capitalista que los capitalistas individuales, sometidos a la competencia del mercado, no
pueden asumir: un sistema jurídico y legal basado en la propiedad privada y el derecho civil, la
mediación y regulación de la lucha de clases, la impulsión del libre cambio y el mercado internacional
protegido por el derecho público internacional y el imperialismo militar y el desarrollo de
infraestructuras y la investigación y el desarrollo públicos.

Autor de una prolífica obra que no ha sido suficientemente traducida al castellano, fue uno de los
pioneros en el estudio de la globalización y la deuda, sin abandonar nunca su interés por la ecología
social. Tras su jubilación en 2004 publicó cuatro libros fundamentales, como son: Das Ende des
Kapitalismus, wie wir ihn kennen. Eine radikale Kapitalismuskritik. Münster: Westfälisches
Dampfboot.(2005), Konkurrenz für das Empire. Die Zukunft der Europäischen Union in der
globalisierten Welt, con su compañera Birgit Mahnkopf (2007), Ablasshandel gegen Klimawandel?
Marktbasierte Instrumente in der globalen Klimapolitik und ihre Alternativen, del que fue editor con
Achim Brunnengräber (2008) y Der große Krach, oder die Jahrhundertkrise von Wirtschaft und
Finanzen, von Politik und Natur (2010).

Los lectores en español disponen de Las limitaciones de la globalizacio?n econo?mica, ecolo?gica y


poli?tica de la globalizacio?n, Siglo XXI editores, Me?xico. (2002), La globalizacio?n de la
inseguridad: trabajo en negro, dinero sucio y poli?tica informal, Paido?s, Buenos Aires (2008),
Los límites del capitalismo, Mardulce, Buenos Aires (2011) y, El fin del capitalismo tal y como lo
conocemos, El Viejo Topo, Barcelona (2012).

Militante socialista durante toda su vida, fue cofundador de la revista alemana de ciencias sociales
críticas PROKLA y miembro del Consejo Científico de ATTAC y del Foro Social Mundial. Miembro
inicialmente de Los Verdes, en sus últimos años se alineó con La Izquierda.

Como sentido homenaje, reproducimos su última colaboración con Sin Permiso, una entrevista
realizada por Àngel Ferrero, miembro de nuestro comité de redacción, en la que defendía sus
ideales republicanos y ecosocialistas. SP

Hasta hace unos años “capitalismo” era una palabra tabú. Profesor Altvater, ¿cómo definiría
el término capitalismo?

No es sólo un término, se trata de una forma social muy dinámica, pero también muy proclive a las
crisis. El capitalismo se funda en la propiedad privada de los medios de producción y, debido a ésta,
en el derecho a la apropiación de la plusvalía producida por la fuerza de trabajo. Se regula por las
leyes del mercado y el dinero. El capitalismo es por lo tanto a un mismo tiempo una sociedad del
trabajo (Arbeitsgesellschaft) y una sociedad del dinero (Geldsgesellschaft).

En España acaba de aparecer El fin del capitalismo tal y como lo conocemos. ¿La crisis
económica es el principio del fin del capitalismo o más bien el fin del principio del
capitalismo, que entraría en una fase superior?

Es arriesgado realizar un pronóstico sobre el futuro del capitalismo. En cualquier caso podría decirse
que el capitalismo impulsado por los mercados financieros que ha existido durante décadas desde
se pusiera fin al sistema Bretton Woods en el año 1973 ha llegado a un límite. Sólo tiene futuro si se
transforma. Si reunirá con este fin a las fuerzas sociales y políticas necesarias, depende también de
quienes se opongan a su transformación. Es decir, de una parte, las fuerzas conservadoras que se
aferran a sus privilegios heredados, y de la otra, las fuerzas de progreso, que quieren superar el
capitalismo tal y como lo conocemos en una u otra forma.
Si el capitalismo llega a su fin de una manera u otra, ¿qué lo sustituirá? ¿En qué consiste la
sociedad solar y solidaria que propone en su libro?

En principio se trata de una forma de capitalismo modificada en el campo de lo posible. En Europa el


capitalismo adopta hoy formas autoritarias para asegurar un reparto de la riqueza en detrimento de
la población asalariada. La austeridad y el pacto fiscal, pero también el pacto de estabilidad y
crecimiento, así como muchas medidas nacionales sirven, ante todo, a la estabilización de los
beneficios y ganancias y obligan a tomar recortes presupuestarios. Contra esta redistribución de los
salarios, la riqueza y el poder represiva y regresiva se discute en el libro la posibilidad, como
alternativa, de la “economía solidaria”. Se trata en principio de un término general para muchas de
las iniciativas de economía alternativa que están teniendo lugar en varias regiones del mundo, desde
Europa hasta América Latina. La economía solidaria comprende las cooperativas, que en los últimos
años han experimentado un auge; el “buen vivir” de los indígenas latinoamericanos; la defensa de
los bienes comunes o “commons” en todo el mundo; la lucha sindical por la democracia industrial en
las grandes empresas de los países industrializados; y la defensa del estado del bienestar y de los
derechos sociales tanto de los individuos como de los colectivos que constituyen el estado social. La
economía solidaria es, pues, extraordinariamente diversa y no sigue un modelo único.

No puede ser de otro modo, porque tanto las bases energéticas como las materias primas que
permiten la acumulación de capital están agotándose. La capacidad de los ecosistemas para
almacenar residuos contaminantes es igualmente limitada y está llegando a sus límites. Los
científicos ya han llamado la atención sobre estos límites planetarios. Es por lo tanto necesaria una
gran transformación de la economía, la sociedad y la política. De basarse en la energía solar ha de
organizarse de manera descentralizada, y entonces no sólo hay un modelo de alternativa social al
capitalismo, sino muchos.

Uno de los aspectos clave en su libro es el fin del petróleo. Sin embargo, la transición a las
energías renovables parece haber sufrido un retroceso. El gobierno español y alemán han
retirado sus subvenciones al sector. ¿Qué consecuencias podría tener esta falta de
preparación ante el fin de la era de la energía fósil?

En ninguno de los casos la política gubernamental es consistente. El señor Rajoy o la señora Merkel
también saben que la transición a las energías renovables es inevitable. Las grandes empresas
energéticas invirtieron sin embargo mucho capital en la producción de energía fósil y atómica,
energías que requieren grandes inversiones en tecnología y centralización. También la red de
suministro está orientada actualmente a las centrales de los grandes proveedores energéticos y, a
partir de éstas, a la red de distribución descentralizada. La producción energética y el consumo
energético no guardan ningún vínculo entre sí. El capital invertido y fijado en las instalaciones debe
ser explotado y no debe perder su valor. En consecuencia, las empresas lo intentan todo para
salvarlas. Eso explica el conservadurismo en materia de política energética y las veleidades
gubernamentales, porque no cabe ninguna duda de que, en cualquier caso, el futuro pertenece a las
energías renovables.
Este 2012 se celebra el aniversario del informe del Club de Roma sobre los límites del
crecimiento. Sin embargo, hoy sigue hablándose del crecimiento como solución y es el punto
principal de los socialdemócratas en Europa. ¿Qué opina de la teoría del decrecimiento?

“El crecimiento no lo es todo, pero sin el crecimiento todo es nada”, ha dicho recientemente Angela
Merkel. Muchos socialdemócratas, y también algunos verdes, suscribirían esta afirmación. También
en la Conferencia Río+20 en junio de 2012 que tuvo lugar en Rio de Janeiro fue ésta la línea oficiosa
y los “límites del crecimiento” fueron reinterpretados. Ahora se habla de que “los límites crezcan”. De
agotarse por ejemplo el petróleo convencional, entonces podría extraerse petróleo no convencional
de las arenas bituminosas de Canadá, el existente a grandes profundidades submarinas en el Golfo
de México o frente a la costa brasileña o en las regiones polares. Podría dedicarse el suelo agrícola
al cultivo de soja, palma, trigo, caña de azúcar para la producción de biodiésel y etanol. Los límites
entonces “crecerían”. Pero al mismo tiempo se alcanzarían nuevos límites, posiblemente más
restrictivos que los antiguos límites a los que se dejó “crecer”. No hay ninguna escapatoria del dilema
de los límites del crecimiento, del dilema entre el imperativo capitalista de acumular y los límites que
nos fija la naturaleza. A largo plazo es inevitable una reducción del crecimiento y, por lo tanto, una
economía de decrecimiento. Sin embargo me inclino a dudar de que algo así pueda suceder en el
seno del modo de producción capitalista, ya que de-crecer significa también des-acumular capital. Y
esto no es claro en muchos de los representantes de la teoría del decrecimiento.

En su libro respalda el socialismo del siglo XXI latinoamericano, pero se muestra crítico con
los zapatistas. ¿Cuáles son las diferencias?

Un socialismo sin crítica ni autocrítica sería un régimen autoritario y ningún socialismo. Del
socialismo del siglo XX aprendimos al menos esto. Tengo en gran consideración al movimiento
zapatista, pero no podría juzgar si éste es socialista o se entiende como tal. Posiblemente tampoco
sea algo que a la hora de la verdad importe. De lo que se trata, como el movimiento mismo se
encarga ya de explicar, es de transformar la vida de las personas de un modo solidario y social,
acaso también socialista. Uno de los grandes problemas de todos los movimientos alternativos es la
relación con el poder político y el estado. Los zapatistas quieren cambiar el mundo sin tomar el
poder, como ha escrito John Holloway. Yo dudo de que eso sea posible. El socialismo del siglo XXI
sólo puede ser plural y, como tal, incluir a los movimientos sociales y las iniciativas regionales y
locales, pero también la redistribución mediante la intervención del estado.

En España es cada vez más popular la idea de la salida del euro. ¿Es el retorno a la moneda
nacional una solución?

No sería ninguna solución y, al menos a corto plazo, agravaría la crisis. No se conseguirían ventajas
competitivas en la economía real, que se vería devorada por el encarecimiento de las importaciones.
Si la importación de crudo se encareciese debido a la devaluación de la moneda, todas las ventajas
de las exportaciones se perderían muy rápidamente. Además, con la devaluación aumentaría la
deuda, mantenida en euros, y en consecuencia, la deuda del estado, pero también el endeudamiento
privado que se mantuviera en aquella divisa. No puede salirse de la crisis monetaria y financiera
cambiando simplemente a otra divisa. El retorno a la peseta tendría que venir acompañado de una
reforma monetaria y de una restructuración de la deuda. Pero entonces dejaría de tratarse de una
cuestión de divisas, sino una cuestión política, una cuestión de poder y de lucha de clases.

En Europa (y parcialmente en Estados Unidos) el marxismo es cada vez mas popular. ¿Un
espectro recorre Europa?

Sí, el espectro del comunismo. Pero éste será solamente un factor de poder real cuando no se
coquetee simplemente con él, como ocurre ahora en muchos lugares donde es moda intelectual. En
la Europa actual de la crisis financiera y económica han de decidirse duros conflictos de intereses.
Hablamos de distribución y redistribución, de cambiar el curso de los acontecimientos con miras al
futuro. Para influir en él se requieren esfuerzos heroicos. Y aunque el espectro recorre toda Europa,
sus cazadores le van a la zaga para arruinar las alternativas ideológica y políticamente, pero también
sirviéndose de la represión.

Alemania acarrea una responsabilidad especial en la crisis en Europa, al punto que se ha


convertido en el sur de Europa en la imagen con que se identifica al enemigo. ¿Cuál es la
situación en Alemania? ¿Está emergiendo la oposición parlamentaria en La Izquierda (DIE
LINKE) así como la extraparlamentaria (Occupy-Frankfurt y otros)?

Como sucede también en otros países, los movimientos sociales han crecido en su lucha contra la
crisis. Pero también ha habido muchos retrocesos. El poder del estado reprimió duramente al
movimiento Occupy y bloqueó las protestas en Fráncfort del Meno el pasado mes de mayo. El
partido de La Izquierda ha perdido en el último año mucho terreno como consecuencia de conflictos
intrapartidarios. No hay ninguna defensa fácil contra la crisis y sus efectos. Los movimientos sociales
y los partidos deben aprender siempre en los conflictos y ajustar sus estrategias a las condiciones
existentes. Además de esto, lo mejor sería si las luchas contras las múltiples crisis, de la economía y
las finanzas, la transición energética y el cambio climático, la crisis alimentaria y la política, fueran
descentralizadas y plurales, pero también se librasen conectadas en red. En toda Europa.

Elmar Altvater
(1938-2018) fue profesor emérito de Ciencia Política del Instituto Otto-Suhr de la
Universidad Libre de Berlín y uno de los filósofos políticos marxistas más brillantes de su
generación, que lega una importante obra. Era miembro del Consejo Editorial de Sin
Permiso.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/el-socialismo-del-siglo-xxi-slo-puede-ser-
plural-entrevista
URL de origen (Obtenido en 07/05/2018 - 00:28):
http://www.sinpermiso.info/textos/elmar-altvater-1938-2018-el-socialismo-del-
siglo-xxi-solo-puede-ser-plural

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