El manifiesto se imbuye de una fuerza inconcebible cuando deja de ser una exigencia y se convierte en un grito de rabia, como se hace evidente en aquél propio del Grupo Luz. Si bien, las ideas expuestas en dicho escrito parecen ser las mismas que transformaron la manera de concebir al hombre a lo largo del periodo denominado “modernidad” (lo que sea que dicho concepto quiera decir), es indudable que se utilizan desde una latitud diferente, y con vistas, a su vez, en un proyecto radicalmente distinto. Ya en el primer punto del manifiesto puede pensarse la relación de la educación de los individuos como un elemento indispensable para la liberación de los mismos, en contraposición a la supuesta educación evangélica que se dio en el periodo de la conquista y de la colonia. Todas aquellas autoridades que sojuzgan al hombre con su inveterada presencia, fueron cuestionadas por los integrantes del Grupo Luz. La educación no debe venir dada desde aquellos que practican el ejercicio del poder, sino, desde abajo. La producción del conocimiento debe darse entre hombres libres. Entre hombres que, debido a su condición humana, tienen las mismas posibilidades de aprender, tanto como de enseñar. Para que dicha educación pueda gestarse, es necesario denunciar los males de la sociedad, que, para aquellos que se suscriben al manifiesto, recaen en el dominio de las instituciones sobre los hombres. El conocimiento, la verdad, son el arma más valiosa contra el tirano, contra el miedo y contra toda injusticia. No se habla solamente de reformar la educación, ni tampoco de paliar el dominio de lo uno sobre lo otro; se grita con fuerza para que los dolores que empañan con lágrimas los ojos de los hombres y las mujeres, se terminen de una vez para siempre. Toda figura de autoridad se rechaza, ni los grandes relatos de la historia, ni el poder de los cielos, ni los enfermos que acumulan riquezas como si de recuerdos se tratase -para estos incansables luchadores- podrán impedir la llegada del reino de la libertad absoluta. Para comprender los postulados del Grupo Luz, es necesario darle la vuelta a la educación como la concebimos aun hoy en día. La educación, no encontraría su fundamento en la reproducción de conocimiento técnico para perpetuar un sistema económico basado en la explotación, sino en la solidaridad, en la reciprocidad, en la configuración de una 310082712. Pedro Guerra González.
proximidad democrática, en que todos aquellos que aprenden, enseñan, y también,