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Reflexiones,
ISSN (Versión impresa): 1021-1209
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Universidad de Costa Rica
Costa Rica
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Rev. Reflexiones 90 (1): 175-193, ISSN: 1021-1209 / 2011
Resumen
En el artículo se realiza una breve revisión nosográfica sobre la situación epistémica y clínica de la
praxis psiquiátrica, para plantear una reflexión crítica sobre la justificación o no de la iatrogenia
psicofarmacológica ocasionada en algunos pacientes psicóticos y recordar las directrices al respecto de la
Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (2005).
Palabras clave: Psicosis, delirio, esquizofrenia, síndrome, síntoma, antipsicóticos, iatrogenia, bioética,
biojurídica, UNESCO.
Summary
In the article a brief nosographic revision is realised on the epistemic and clinical situation of praxis
psychiatric, to raise a critical reflection on the justification or not of iatrogenia psychogenic caused in some
psychotics patients and on the matter to remember the directives of the Universal Declaration on Bioethics
and Human rights of UNESCO (2005).
Key words: Psychosis, delirium, schizophrenia, syndrome, symptom, antipsychotics, iatrogenia, bioethics,
biolegal, UNESCO.
Introducción crítica a la exclusión lógica moral tan profundo y complejo como el de la clonación
genética o la reproducción asistida. (Navarro, 2007: 582-584)
y sus consecuencias bioéticas
“Como psicosis seguimos entendiendo
Esta tarea asociada a la bioética es una misión política y filo- unas alteraciones psíquicas graves y profundas,
sófica y, en cuanto tal, puede ser desempeñada radicalmente. casi irreversibles, que no sabemos diferenciar bien
La tarea de la bioética no es descriptiva, sino eminentemente
crítica (…) Es menester reparar en el hecho de que los
del genérico y antiguo término de locura.” (Coli-
psicofármacos y los fundamentos teóricos de la psiquiatría na, 2002: 114). No resulta posible hoy, tras una
habrían de representar para una bioética crítica un dilema revisión crítica de la nosografía psicopatológica
que le es propia (…) la especificidad y complejidad del desmoronamiento de la psiquiatría como saber y como prác-
discurso psiquiátrico no obsta a que la reflexión crítica y tica? (Navarro, 2007: 582)
especulativa le presenten problemas y limitaciones insalva-
bles y gravosas si las hubiere. (Navarro: 2007: 582-584) (La No exactamente en la forma radical, aun-
cursiva es nuestra).
que está bien justificada la posición de Navarro,
sería una consecuencia de la bioética crítica la
En las ciencias que actúan específicamente
existencia o no del poder psiquiátrico sino, más
sobre la vida –si bien pensamos que es preciso en
todas- , la epistemología y la bioética constituyen bien, el fundamentar en cuanto discurso y parte
una misma reflexión crítica o, lo que es lo mismo, de un discurso multidisciplinar una biojurídica
la bioética debiera funcionar de modo paradigmá- rigurosa sobre la praxis psiquiátrica. No es exi-
tico (Llopis, 2003). Tratándose de estas ciencias, gible al discurso epistémico psiquiátrico la com-
cualquier reflexión nosológica y consecuente pletud o uniformidad de enfoques y paradigmas
praxis deviene un ejercicio de responsabilidad no conseguidos -ni deseables, quizás- en el curso
moral que debiera serlo también biojurídica. histórico en ninguna disciplina. Respecto de la
El problema epistémico de la multiplici- validación empírica –clínica- de los constructos,
dad de paradigmas de aproximación a un objeto la curación solo puede ser uno de los criterios a
-la mente enferma, enfermedad mental, el tras- la hora de valorar la acción psiquiátrica, como
torno mental- que ni siquiera sabemos si está cualquier otra acción médica, pero sí se torna
definido o si es algo más allá de una expresión un problema epistemológico prioritario la justi-
metafórica (Sasz, 1974; American Psychiatric ficación relativa consecuente de la iatrogenia en
Association, 2000) no es, verdaderamente, un ausencia de curación más si no sabemos explicar
“problema” epistemológico, ya que forma parte ni comprender cómo una conducta, un comporta-
de la “normalidad” del curso histórico en cual- miento o un discurso son, o posiblemente no son,
quier discurso científico, aunque sí objeto de esta una enfermedad desde una perspectiva verdade-
reflexión crítica sus dificultades, presuposicio- ramente bioética crítica y biojurídica.
nes, contradicciones, alcance por tanto y validez
teórico-empírica en el caso de la psiquiatría.
El verdadero –en el sentido de ‘vital’ orteguia- Ni explicación ni comprensión
no, la realidad radical- problema epistemológico
radica en este caso en una relación o proceso y
la fundamentación de esta relación. La relación Loco no es el que ha perdido la razón,
o proceso que precisa de la constante reflexión sino el que lo ha perdido todo menos la razón.
epistemológico-bioética-crítica es la de cómo (Chesterton, 1998: 12).
se compromete la validez epistemológica de los
Nos referimos aquí a la locura, la psicosis
constructos con la ejecución de una praxis sobre
o el delirio en los términos en los que entendía
el sujeto vivo en su realidad radical, teniendo
Jaspers que “loco es el que delira”, “estar loco es
en cuenta previamente la crítica epistémica que
estar delirando” o “la historia de la esquizofrenia
marque el nivel y límites del constructo y, de otra
parte, de forma protagónica, la validación empí- es la historia de la psiquiatría” (1993), o en el que
rica dada por la clínica a la totalidad del discurso, Colina dice que se hace prácticamente indistin-
evaluando rigurosamente criterios de iatrogenia guible hoy, como psicosis, de la locura antigua
y curación absolutos y relativos: (Colina, 2002). Los criterios de los sistemas
diagnósticos actuales recogen básicamente en su
La tarea de la bioética no es descriptiva, sino eminentemente definición del delirio los establecidos por Jaspers
crítica. No habrá de extrañar, entonces, que la tesis que se en 1913, es decir: a) el delirio es una creencia
examina en estas páginas parta de una pregunta y una crítica falsa, b) basada en inferencias incorrectas, c) que
implícitas, a saber: ¿es la reflexión en torno a los medios
y los fines de la psiquiatría en tanto disciplina y práctica
se mantiene contra toda evidencia y d) no es com-
médicas uno de los grandes retos de la bioética futura? partida por los individuos de la misma cultura
¿Podría una bioética crítica ocasionar justificadamente el (Belloch, Sandín & Ramos, 2000; Díez-Alegría,
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Nieto & Vázquez, 2001, Díez-Alegría & Vázquez, (ej.: alucinaciones auditivas, “voces”); no obs-
2006; Fuentenebro et al, 2007). Todos estos cri- tante, los delirios surgen a veces en ausencia
terios definitorios del logos delirante persisten en de circunstancias anómalas. Entre los modelos
las actuales clasificaciones diagnósticas, a pesar de razonamiento alterado, los que se basan en
de haber sido rechazados teórica y empíricamente fallos inferenciales carecen de suficiente apoyo
como no significativos prácticamente desde su empírico, ya que los resultados prueban la misma
origen. “incapacidad” y “desviación” de las normas de la
Una posible clasificación de los modelos lógica formal también en sujetos “normales”. El
recientes de intención explicativa según su posi- razonamiento probabilístico – que realiza infe-
ción acerca de la etiogenia y “mecanismos de rencias en situaciones de incertidumbre – se ha
mantenimiento” del delirio sería la siguiente: estudiado en presencia de estímulos neutros y en
presencia de estímulos emocionales; en el primer
Tabla 1 caso, la propuesta teórica sugiere que “los sujetos
Modelos explicativos del delirio (Díez –Alegría & Vázquez, delirantes basan sus decisiones en los estímulos
2006; Fuentenebro et al., 2007) más inmediatos, olvidándose de la información
previa” (Ib.). Sin embargo, los estudios empíri-
Modelos basados en el Razonamiento no alterado: cos limitan la validez de esta afirmación a un
razonamiento interpretación racional de reducido número entre los sujetos investigados.
experiencias anómalas En estos casos parece existir una precipitación
Razonamiento alterado:
- Teoría de razonamiento silo-
en las conclusiones o “tendencia a saltar a
gístico las conclusiones” (JTC), además de una mayor
- Teoría de razonamiento pro- confianza en las decisiones adoptadas respecto
babilístico del grado de certidumbre en sujetos-control; sin
Modelos basados en - Sesgos atencionales embargo, en los estudios en los que interviene
sesgos cognitivos - Correlaciones ilusoria contenido emocional la respuesta de los indivi-
Modelos neuropsicoló- - Monitorización de la realidad duos “normales” y los sujetos delirantes se hace
gicos - Teoría de la Mente (ToM) equivalente: “los sujetos delirantes sufren de una
- Teorías neuropsicológicas del gran vulnerabilidad al arousal emocional que
- reconocimiento facial
causa alteraciones en el razonamiento similares a
las halladas en sujetos normales bajo situaciones
Se puede resumir previamente una inter- de estrés grave”, de tal forma que: “tal vez los ses-
sección crítica para todos estos procesos: 1) gos de saltar a las conclusiones y de recopilación
presencia “normal”, inespecífica por tanto, en el de información reflejen alteraciones o anomalías
pensamiento de cualquier sujeto no delirante; 2) motivacionales más que alteraciones en el pro-
posibilidad de que los fenómenos estudiados no cesamiento de la información” (Ib.). En relación
sean causa explicativa o de persistencia de los con los sesgos cognitivos, los resultados indican
delirios, sino que tengan carácter epifenómenico; inespecificidad respecto de situaciones, por ejem-
3) limitación de los hallazgos a pocos sujetos o plo, depresivas. Sobre los modelos basados en
tipos de delirio; 4) resultados que varían en fun- correlaciones ilusorias: “los resultados obtenidos
ción de las condiciones de la investigación (por no confirman la hipótesis inicial, apuntado que
ejemplo ante estímulos “neutros” o “emociona- los sujetos delirantes no están más predispuestos
les”) y que se igualan a los obtenidos en sujetos a percibir correlaciones ilusorias entre estímulos
“normales” según aumenta en estos el grado de neutros que los sujetos controles”. Muy relaciona-
estrés; 5) inexistencia de los hallazgos en fases de da también con los modelos de sesgos cognitivos
remisión, etc. (Díez-Alegría & Vázquez, 2006; en la recogida de información está la hipótesis
Fuentenebro, et al, 2007). de los modelos atencionales, que propone una
En síntesis, los modelos de razonamiento atención selectiva a estímulos amenazantes como
no alterado definen el delirio como una cons- causa del mantenimiento del delirio; pero los
trucción lógica que da respuesta a un sinsentido resultados obtenidos, bien se limitan a estudios
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en muestras muy limitadas, bien indican que el elección; qué estímulos se pueden determinar
recuerdo selectivo no lo es solo de los estímu- como neutros o emocionales para un sujeto,
los amenazantes sino también de los estímulos incluso del grupo control; cómo se mide de forma
depresivos. Además, una cuestión persistente legítima el nivel de angustia o estrés que intervie-
y de interés esencial en todo lo anterior es: “el ne modificando las decisiones, cómo se definen
tipo de relación que tienen estos factores con el y registran conceptos como la “autoestima” o el
síntoma, es decir, si están correlacionados, son “self”, etc., lo que de por sí ya arroja dudas de
epifenómenos o son, llamémoslos, factores de entrada sobre todo planteamiento, dato o conclu-
vulnerabilidad o, quizá, factores precipitantes”. sión que se fundamente en tan equívoco a priori.
Los resultados obtenidos por el modelo basado Siempre, incluso después de posibles valiosos
en estilos atribucionales “son contradictorios” resultados que coincidieran con lo que quisiéra-
y “sin consistencia interna”; una crítica relevante mos hallar, todavía tendríamos que preguntarnos
al modelo es su dificultad para diferenciar entre si “eso” que buscamos (por ejemplo, alteraciones
“dos tipos diferentes de atribuciones externas: en el pensamiento probabilístico) causa el delirio,
las que implicaban las circunstancias o factores acompaña al delirio, es consecuencia del deli-
situacionales y las que implicaban la acción de rio o independiente de este, entre otras muchas
los otros”. Por otra parte, los resultados obtenidos posibilidades.
por este modelo son inespecíficos: “es decir, que Respecto de la aparente seguridad algorít-
tanto los sujetos delirantes como los depresivos mica y corporativa que ofrecen las clasificacio-
mostrarían dificultades a la hora de utilizar infor- nes sindrómicas (CIE-10, DSM-1V) etiológica-
mación del entorno para inferir causalidad, y que mente elusivas y de inspiración neo-kraepeliana
el estilo atribucional no es específico del tipo de y positivista, y frente a la integridad abstracta
sintomatología”. Los estudios basados en nocio- que construyen, habría que señalar la inexistencia
nes como autoestima o autoconcepto en sujetos de una historia lineal o acumulativa del concepto
delirantes contienen un punto de partida suma- actual de esquizofrenia, y su no conformación
mente vulnerable: “Las consideraciones teóricas como ese objeto “real, reconocible, unitario y
giran en torno a los límites conceptuales en rela- estable” que ofrece, por ejemplo, la definición del
ción a la definición de autoestima, autoconcepto
DSM-1V-TR (Berrios, Luque & Villagrán, 2003).
y self y la forma de evaluarlos”. Los estudios
Esta situación epistémica plantea ciertas limita-
sobre mentalización o Teoría de la Mente (ToM)
ciones epistemológicas:
en sujetos delirantes propone que estos “muestran
capacidades de teoría de la mente adecuadas en En primer lugar, la idea de la progresión lineal que culmi-
los periodos de remisión de los síntomas, pero na en la actual definición es un mito. En segundo lugar, el
que fallan en estas habilidades cuando se agudiza concepto actual de esquizofrenia no procede de un único
la enfermedad; los resultados obtenidos sugieren objeto de investigación sino de un mosaico compuesto de
fenómenos clínicos provenientes de distintos enfoques y
“que los déficit en teoría de la mente podrían
definiciones. (Berrios et al, 2003: 111).
ser específicos de algunos síntomas más que de
otros”, además de no mantenerse la dificultad
de mentalización en fases de “remisión”, lo que En nuestros días, la American Psychiatric Association (1994)
apunta nuevamente a una posible situación epife- reconoce que la mayoría de los estudios existentes sobre el
noménica. (Díez-Alegría & Vázquez, 2006: 52ss; curso y resultado de la esquizofrenia viene a mostrar que el
curso puede ser variable, con individuos mostrando mejorías
Díez-Alegría, Nieto & Vázquez, 2001; Fuente-
y recaídas mientras que otros permanecen enfermos de forma
nebro et al., 2007; Belloch et al, 2000; Fuentes, crónica. Justamente por esto la American Psychiatric Associa-
Ruiz, García, Soler & Dasi, 2008). tion (1994) no es capaz de ofrecer una revisión adecuada de
Cabe cuestionar epistemológicamente, los resultados de la esquizofrenia. (García & Pérez, 2003: 109).
según lo anterior, la definición, validación y
control de las variables que se hacen intervenir; Para el paradigma positivista y enfoque
por ejemplo, si se pueden valorar las llamadas biologicista de la etiología de la psicosis, los
motivaciones o, al menos, las que actúan en una resultados obtenidos han de valorarse, pese a la
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inmensa acumulación de observaciones, como mentales sin segregar al sujeto“ (Colina, 2002,
sorprendentemente escasos. Tras una prolongada 111-113), entendida la superación de la relación
investigación neuropsicológica que incluye la sujeto-objeto en la de sujeto-sujeto, y hallando en
década del cerebro, no se ha conseguido aún “ni el diálogo la racionalidad de la psicosis:
siquiera un marcador biológico” que debiera ser
hallazgo de laboratorio en una “presunta enfer- El objeto de interpretación que la hermenéutica ofrece a la
Psiquiatría, en sustitución del de enfermedad, es lógicamente
medad cerebral”:
el del sujeto psicótico (…) En este ámbito se interesa por
el lenguaje del psicótico y la lingüisticidad que habita (…)
Ahora bien, sin un entendimiento que se haga cargo de la
Criterio que, como primera conclusión, amplía la aceptación
experiencia y de la conducta que supone el trastorno lla-
del carácter meramente racional y razonador del loco a la
mado esquizofrenia, difícilmente se puede alcanzar una
condición de razonable. (Colina, 2002: 116).
explicación que merezca el nombre de científica (por mucho
vestuario cienti-forme con el que se presente) (…) El caso
es que el mayor conocimiento que se tiene del cerebro no se Uno de los modelos alternativos a los de
corresponde con saber más acerca de la esquizofrenia. La síntoma y síndrome es el basado en la noción
cantidad de datos y correlatos acumulados sobre la neurobio- de persona (García, Pérez, 2003), que intenta
logía de la esquizofrenia más parece un montón de ellos que, recuperar factores culturales implicados en la
propiamente, un conocimiento acumulativo (Pérez y García,
2006: 11-12).
etiogenia, desarrollo y persistencia de los sínto-
mas psicóticos. Los distintos síntomas que suelen
Los enfoques humanistas y paradigmas caracterizar a la esquizofrenia (alucinaciones,
interpretativos de aproximación a las psico- delirios, discurso desorganizado, etc.) son consi-
sis rechazan abierta e intradiscursivamente el derados por los modelos alternativos al síndrome
modelo positivista que inspira las corrientes neo- como fenómenos con la suficiente relevancia
kraepelianas, biologicistas y descriptivistas, en como para merecer un estudio por sí mismos,
cuanto los considera modelos reduccionistas ya debiéndose avanzar a partir de estos a la conside-
“desgastados” en el momento actual de la historia ración del sujeto delirante como persona:
de las ideas:
En esta línea, los síntomas se pueden entender como clases
Una psiquiatría solo biológica es como un hierro de madera de conductas resultantes de la interacción persona-situación.
que sostiene sin solidez, amputa la interpretación y nos obli- Y si determinados autores han propuesto un salto del estudio
ga, sin justificación suficiente, a la falacia de naturalizar de la esquizofrenia a sus síntomas, otros han ido desde los
más los fenómenos anormales que los normales, como si síntomas a un modelo asentado en la noción de “persona” (…)
la tristeza y la pereza, la pena y la desgana, ganaran rango De forma general, puede decirse que el aspecto fundamental
fisiológico por el hecho de transformarse en depresión e que define un modelo “personal” es el esfuerzo humano por
inhibición; esto es, en mucha tristeza y mucha pereza, en tratar de construir un sentido de sí mismo que sea, a la vez,
mucha pena y mucha desgana (Colina, 2002: 112-113) (la valioso y auténtico. (García & Pérez, 2003: 109).
cursiva es nuestra).
El modelo parte necesariamente de la per-
En general también, y dentro del análisis tenencia del síntoma a un sujeto: la conducta y el
interpretativo del sujeto, estos enfoques se alejan síntoma son de alguien; es preciso percibir la arti-
actualmente de la fenomenología “descriptiva o culación de la persona con su conducta en tanto la
genética y estructuralista”. Prevalece el interés persona trasciende sus acciones y se resuelve en
fundamental del psicoanálisis, limitando sus ellas. La compleja relación de estos dos aspectos
pretensiones y actitudes a veces “tercas e intimi- ha sido caracterizada en formas diversas según
datorias” dentro de la aproximación hermenéutica los autores: identidad personal/persona social,
e interpretativa en general: “[la hermenéutica] ser/estar, persona/personaje; sí mismo/intérpre-
representa en la cadena filosófica contemporá- te. El modelo se integra así en las corrientes que
nea la prolongación de la fenomenología y el consideran los aspectos sociales y culturales en la
existencialismo” y se definiría en relación con la comprensión de los trastornos psicológicos, dada
psiquiatría como “el conjunto de saberes interpre- también la insatisfactoria respuesta biológicista
tativos que nos inducen a estudiar las patologías sobre la enfermedad:
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Sin negar los datos biológicos que haya que tener en cuenta, ¿Primum non nocere?
el caso es que tampoco se afirman por adelantado sino que,
simplemente, se pone por delante la vida a la biología. Al fin
y al cabo, la tan asumida teoría de la vulnerabilidad no es La medicación puede haberle calmado la angustia y los sínto-
nada aparte del estrés de la vida, antes bien parece tautoló- mas que de ella se derivan, pero queda en su lugar un vacío,
gica, porque se invoca cuando se da el trastorno. (García & una dificultad para reconocerse, para situarse en el mundo,
Pérez, 2003: 117). que a veces son tan problemáticos como los fenómenos que
ella eclipsó (…) Que la medicación le haya suprimido a un
“La acumulación de datos y mayor cono- psicótico los síntomas más llamativos no es necesariamente
equiparable a que le haya producido una restitución a la ‘nor-
cimiento del cerebro no parecen dar como resul- malidad’. Además, cabe preguntarse de qué ‘normalidad’ se
tado un mayor conocimiento de la esquizofrenia” trata y buena prueba de ello es la frecuencia con la que acon-
(García & Pérez, 2006: 12). No conocemos con tecen las recaídas, la relación de dependencia en que se sitúa
certeza la etiología ni las causas de la persisten- el psicótico respecto a la medicación, la enorme frecuencia
cia del delirio. Las clasificaciones diagnósticas con que, pese a tomarla, reaparecen manifestaciones alucina-
torias o delirantes ante desencadenantes mínimos (…). Los
podrían ser definidas como tautologías algorít- fármacos no curan las psicosis, sólo alivian los síntomas. Y
micas que tipifican conductas en forma suma- ello al precio de un vacío subjetivo que no siempre es fácil
toria, sin pretender alcanzar ni explicación ni de abordar y que puede conducir a situaciones de retrai-
comprensión de los conjuntos de síntomas y mos- miento social, pérdida de interés por todo, falta de respuesta
trando tan solo en forma legaliforme o deduc- afectiva, y en general un deterioro progresivo de muchas de
sus capacidades cognitivas, propio de la cronicidad (Albert,
tiva cómo obtener un nombre diagnóstico. Por Belinchón, Navarro & Vallina, 2008: 79 ss.).
ejemplo, en el DSM-IV-TR (2000), los criterios
para el diagnóstico de esquizofrenia aparecen Tras la breve revisión nosográfica que
distribuidos en grupos de síntomas; en el Grupo tenía por objeto una aproximación a la situación
A figuran los llamados síntomas característi- epistémica del discurso psiquiátrico sobre el deli-
cos: ideas delirantes, alucinaciones, pensamiento rio y la psicosis, hemos podido constatar plena
desorganizado, síntomas negativos, etc., de los conciencia discursiva psiquiátrica y psicopato-
cuales se precisan “dos o más”, cada uno de lógica sobre el desconocimiento de su etiología,
ellos presente durante una parte significativa de pronóstico y diagnóstico diferencial, a pesar de
un periodo de 1 mes (o menos si ha sido tratado la secular acumulación de datos e interpreta-
con éxito). La enumeración se sigue de una nota: ciones e independientemente los constructos se
“Sólo se requiere un síntoma del Criterio A si las centren en el síntoma o el síndrome. Aproxima-
ideas delirantes son extrañas, o si las ideas deli- ciones interpretativas o biológicas reflejan idén-
rantes consisten en una voz que comenta conti- tica incertidumbre; la neuropsicología acumula
nuamente los pensamientos o el comportamiento información muy valiosa sobre el cerebro que no
del sujeto, o si dos o más voces conversan entre se traduce en un avance explicativo consistente y
ellas” (APA, 2000). Existe, sin duda, resignación suficientemente consensuado sobre delirio, psi-
etiológica; la revisión nosográfica nos manifiesta cosis o esquizofrenia, y esta pobreza resolutiva
la ausencia de consenso intradiscursivo respecto reivindica por sí sola, el dialogo comprensivo con
de síntomas y síndromes; no hay consenso expli- el sujeto (Colina, 2002; García & Pérez, 2003).
cativo ni comprensivo sobre el delirio y la psi- Sobre los resultados epistémicos y la limitación
cosis, a pesar de la existencia de un diagnóstico. epistemológica de estos se justifica y fundamen-
En la práctica, este funciona como un nombre ta una praxis cuya validación empírica precisa
que asigna un status (Devereux, 1973) de conse- actualmente de supervisión bioética y sobre todo
cuencias médicas, legales y sociales sobre la vida biojurídica (Navarro, 2007; Vila-Coro, 2005).
de un sujeto y una licencia para la intervención La validación clínica de la intervención
psiquiátrica sobre la totalidad de un organismo. química sobre el sujeto resulta lamentable en la
El diagnóstico viene protegido por el algoritmo y nosografía intradiscursiva: parkinsonismo, aca-
salió de él. El seguimiento del protocolo signifi- tisia, distonía aguda, síndromes tardíos (ST),
ca una protección corporativa de la praxis. relativo control sintomático de los síntomas
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positivos, nulo control o empeoramiento de los afectación del tronco y extremidades. (Kulisevsky & Oter-
síntomas negativos, ausencia de curación, etc., min, 2003: 263 ss).
es la situación empírica reflejada en el consenso
nosográfico sobre los neurolépticos utilizados La discinesia tardía (DT) puede aparecer
como antipsicóticos. Permítasenos, por su impor- cuando el sujeto se halla en fase de remisión de
tancia, citar algo extensamente algunos de los la sintomatología positiva de su esquizofrenia y
efectos secundarios a la intervención psicofar- supone un obstáculo añadido a su reinserción
macológica sobre el sujeto llamado psicótico, a sociolaboral. El único remedio es retirar el
través de estas comunicaciones autorizadas: antipsicótico, lo que supone un empeoramiento al
menos transitorio de la DT (Blasco, 1995). Todos
Este parkinsonismo farmacológico presenta un complejo los efectos mencionados son conocidos y estudia-
sintomático muy similar al de la enfermedad de Parkinson dos desde hace décadas sin que, prácticamente,
idiopática, constituido básicamente por la tétrada rigidez, haya una discusión equivalente a su iatrogenia
bradicinesia, temblor y alteración de los reflejos posturales.
en la nosografía psiquiátrica en relación con una
En estos casos predominan la bradicinesia y la rigidez, que
suelen ser de carácter simétrico. La alteración de los reflejos solicitud consecuente de intervención bioética
posturales y la presencia de sialorrea son también frecuentes. multidisciplinar, por lo que el discurso psiquiá-
El temblor, sobre todo en reposo, aparece con menor fre- trico, en forma monológica, sigue justificando
cuencia, pero puede haber hasta un 50% de pacientes en los de forma generalizada el uso de antipsicóticos
que el temblor se manifieste de forma asimétrica e incluso
basándose en cierta mejoría o control del delirio
afectando la mandíbula, lengua y extremidades inferiores.
El temblor perioral de baja frecuencia, también denomina-
y las alucinaciones:
do “temblor de conejo” (rabbit tremor), es un signo muy
característico de este tipo de parkinsonismo. Con frecuencia La psiquiatría ha desconocido o rechazado la condición
los enfermos combinan esta clínica con la aparición de dis- humana de los enajenados, reconocimiento en el plano jurí-
cinesia tardía, predominantemente craneal (discinesia buco- dico efectuado en fecha bien reciente que tarda en calar en la
linguomasticatoria), lo cual debe hacer sospechar el secun- cultura y en las prácticas profesionales. A los enfermos men-
darismo farmacológico. Generalmente esta clínica aparece tales, en tanto no personas, no les conciernen los principios
en el primer mes de tratamiento (…) La acatisia es un efecto de la Ética Antrópica. (González, 2007: 189).
secundario muy común y generalmente de aparición precoz.
Los pacientes lo definen como una sensación subjetiva de Las sucesivas generaciones de neurolépti-
inquietud, ansiedad y necesidad de moverse. Con frecuencia cos generaron esperanzas en relación con la dis-
refieren clínica de piernas inquietas y una sensación interna minución de los efectos secundarios y el aumento
de tensión en el cuerpo que les obliga a cambiar de una
de la eficacia sobre la sintomatología negativa,
postura a otra con la intención de aliviarla. Se acompaña de
signos objetivos de hiperactividad motora como incapacidad hoy desvanecidas (Stip, 2000; Albert et al, 2008).
de sentarse quieto durante la entrevista, cruzar y descruzar Todavía quedaría el criterio de la curación, al que
las piernas, balancearse adelante y atrás y otros movimientos se tendría que sacrificar el sujeto cargado de toda
repetitivos no propositivos (…) La distonía se caracteriza por esta iatrogenia según la lógica de tal discurso;
la presencia de espasmos musculares prolongados que causan
pero hay que responder también negativamente
movimientos repetitivos o sostenidos de carácter tensional
y que determinan la aparición de posturas anómalas. Estas a la cuestión: los casos de histórica cronicidad
contracciones pueden afectar a más de un grupo muscular continúan su cronicidad histórica; para ellos no
e incluso llegar a ser generalizadas (…) La distonía aguda existe curación (Albert et al. 2008) ni tampoco
secundaria a fármacos antipsicóticos suele aparecer en las para ellos rige el principio hipocrático: primum
primeras 48 h de la instauración de los mismos (…) Los sín-
non nocere. Un 70% abandona parcial o total-
dromes tardíos (ST), que incluyen la discinesia y la distonía
tardía, son complicaciones del tratamiento con antipsicóticos mente la medicación y hasta un 40% de los que
a largo plazo que con frecuencia devienen. Se caracterizan se mantienen en el cumplimiento total no obtiene
por movimientos o posturas anormales e involuntarias de ninguna mejoría, ni siquiera en la sintomatología
determinadas zonas musculares. En el caso de la discinesia positiva. Respecto de la sintomatología negativa,
tardía, los movimientos son de tipo coreico y suelen afec-
anhedonia, apatía, aplanamiento afectivo, etc.,
tar fundamentalmente la musculatura craneal en forma de
movimientos bucolinguomasticatorios. En la distonía tardía, los psicofármacos no actúan o lo hacen de forma
los movimientos son sostenidos y con frecuencia afectan la iatrógena (Blasco et al. 1995; Belloch et al.,
musculatura cervicocraneal, aunque también es frecuente la 2000; Kulisevsky & Otermin, 2003; Albert et
Control social de singularidad psicótica... Rev. Reflexiones 90 (1): 175-193, ISSN: 1021-1209 / 2011 183
al., 2008; Fuentes et al, 2008). Entre los efectos y las alucinaciones sobre los que actúan los anti-
secundarios aun no mencionados están los pro- psicóticos síntomas de una enfermedad o hechos
blemas metabólicos, las disfunciones sexuales y sociales perturbadores? ¿significan el delirio
el aumento de riesgo cardiovascular: y las alucinaciones un problema mayor para la
salud de la persona delirante que su sometimiento
Por otra parte, tenemos que considerar que si bien los a la iatrogenia descrita por la nosografía? Parece
síntomas positivos son una clínica muy característica y
definitoria dentro de la psicosis, no debemos olvidad que
que no existe tanto un riesgo para la salud ni la
existen además otro tipo de manifestaciones sintomáticas que vida del sujeto en el delirio psicótico, dada la
también suponen una importante fuente de discapacidad y de variabilidad de su curso y su “cronicidad”, sino
sufrimiento personal que deben ser atendidas. Me refiero a que se trata más bien de una “enfermedad” de
las alteraciones de las funciones cognitivas básicas (…) y la la comunicación solo posible en un grupo: es
sintomatología negativa, especialmente la anhedonia, alogia
y apatía que son la manifestación conductual más visual de
decir, de un hecho social sumamente molesto,
la cronicidad en la psicosis y ante los cuales la medicación una singularidad inasimilable y anticontextual;
neuroléptica no solo no se muestra tan efectiva, sino que en una disfuncionalidad o desadaptación peculiar de
algunos casos tiene una importante parte de responsabilidad ciertos individuos… Pero resulta bioéticamente
en su producción. Si además tenemos en cuenta la variada e
problemático tratar violentamente una disidencia,
importante cantidad de efectos secundarios indeseables que
generan, incluso por los neurolépticos de última generación, aunque esta sea biológica (Navarro, 2007). Es
conocidos como atípicos y de los que se esperaba que iban probable que el “loco” de una isla solitaria o de
a tener menos efectos secundarios de los que luego están la utópica “isla de los locos” no sea un loco ni
demostrando tener y entre los que sobresalen: efectos extra- tenga conciencia alguna de locura ni de delirio,
piramidales, acatisia, discinesia, trastornos de deseo y de
en tanto sí podrá desarrollar un tumor metas-
función sexual y aumento de peso y que además en torno a un
70% de los pacientes oscilan entre una adherencia irregular tásico o una sepsis y sufrir, y morir por ello; el
y un abandono del tratamiento farmacológico. (Albert, et al., sujeto es un “loco”, un “psicótico”, cuando una
2008: 79-82) (la cursiva es nuestra). sociedad así lo ha señalado realizando una deixis
– que sólo puede ser social – de una singularidad
incomprensible (Devereux, 1973; Basaglia, 1975)
¿En nombre de qué? estéril, desemantizada, pragmáticamente inviable
y no alógica, sino dislógica:
¿Cómo ocultar entonces mi impotencia,
cómo escribir paz, respeto, dignidad... Si necesito de los otros es tan sólo para que cuenten conmigo.
sin que me tiemblen las manos? Contar con uno es saberse protagonista. La ficción importa
Ellos, los gestores de la integridad, --la de ambos--: la de ellos por interés, la mía por protago-
nismo. Sólo que el interés de mi ficción no es intercambiable
han prostituido el discurso de la vida. por el interés de la ficción del dador de sentido, de aquel que
Ellos, que no entienden de contenidos por controlar la palabra ostenta el poder. (Reyes, 1994: Sobre
más allá de la ficción la soberanía s.p.).
que su interés genera e impone.
Cuando me dijeron libertad habían hecho de mí No tanto la salud del sujeto como la pertur-
un recluso de por vida. (Reyes, 1994: bación ocasionada es lo que pone el grupo bajo el
“Presentación”) control social delegado en el poder psiquiátrico.
Y es una zona en que la sociedad parece requerir
Los efectos descritos devienen sin control de altos niveles de control, distancia y oculta-
del poder psiquiátrico en un sujeto delirante –psi- miento, ya que delega su soberanía en un grupo
cótico, esquizofrénico –, total o parcialmente, médico y una praxis a la que luego no dedica la
tras la aplicación a su organismo de la psicofar- atención epistemológica y bioética equivalente a
macología antipsicótica. Si se revisa el signifi- la de otras acciones biocientíficas; así, deviene
cado de algunos de estos efectos secundarios es prácticamente autocrático el ejercicio del poder
inevitable que seamos moralmente involucrados psiquiátrico. En el caso de los enfermos mentales,
por varias preguntas, para algunas de las cuales la sociedad, incluso los intelectuales, delegan el
sabemos la respuesta. Por ejemplo: ¿son el delirio poder y “olvidan” u omiten la supervisión de la
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praxis psiquiátrica, en tanto los debates bioéticos el individuo una intervención de tal magnitud
y biojurídicos son ampliamente ocupados por la sobre un organismo en esa forma colectivamen-
manipulación genética, el aborto, la eutanasia te autocrática y socialmente ideológica, ante el
(Navarro, 2007) y, todo lo más – por tratarse de silencio de la bioética y la biojurídica quizás bien
niños y existir al respecto cierta “sensibilidad” aleccionadas y “temerosas” respecto de lo com-
social, – por la ritalina para la hiperactividad con plejo y específico de su lenguaje técnico:
déficit atencional.
Que esta labor se puede plantear en los términos de si es o
El discurso psiquiátrico puede publicar
puede ser justa en cuanto mera posibilidad racional resulta
libremente y durante décadas –sin intervención evidente por la sencilla razón de que el pensamiento crítico
bioética crítica y biojurídica- que sus antipsicóti- puede abarcar problemas teóricos (y el problema de si algo
cos no curan los casos emblemáticos y seculares es justo o no pertenece a esta categoría) desde la dimensión
de cronicidad, que empeoran los síntomas nega- especulativa que le es propia (…) la especificidad y comple-
jidad del discurso psiquiátrico no obsta a que la reflexión
tivos, el retraimiento, la soledad, institucionali- crítica y especulativa le presente problemas y limitaciones
zación y dependencia de los sujetos sometidos insalvables y gravosas si las hubiere. (Navarro, 2007: 584).
a tratamiento químico; que esta intervención (La cursiva es nuestra).
sobre su organismo provoca en ellos alteracio-
nes motoras incompatibles con las relaciones
humanas “normales”, sialorrea, etc., además de Intervenciones cognitivo-conductuales
un posible Síndrome Neuroléptico Maligno; que y psicofisiológicas
el sujeto delirante en que la iatrogenia ocasionó
acatisia carece incluso de la dignidad de la paz; En los modelos conductuales, los síntomas
de esa paz humana que permite sencillamente psiquiátricos no son la manifestación de tras-
sentarse y conversar, aunque sea con el (su) doc- tornos ocultos, sino casos de comportamiento
tor (Kulisevsky & Otermin, 2003; Blasco et al, inadaptado aprendido que es posible modificar
1995; Belloch et al, 2000; Stip, 2000; Albert et en un sentido funcional o socialmente válido uti-
al, 2008): lizando adecuadas técnicas de condicionamiento
(Capra, 1992: 92).
De hecho, cabría plantearse si no son acaso las instituciones En el siglo pasado, bajo la influencia de
psiquiátricas (otrora “manicomios”, “loqueros”, “hospitales Watson, las tres primeras décadas de “conduc-
para locos”, etc.) y los procedimientos asistenciales de ella tismo clásico” se fundamentaron en una dura
dependientes tan hostiles y desgastadores, y los efectos de los
neurolépticos tan degradantes como para que todo ello repre-
confrontación con la introspección. En la década
sente un serio impedimento a la función adaptativa (social de los cincuenta, la influencia de Clark Hull y
y biológica) del individuo, los grupos y las colectividades su principio del refuerzo decayeron en favor del
previamente diagnosticadas.” (Navarro, 2007: 585). condicionamiento operante de B.F. Skinner, dife-
renciado del proceso de Pavlov en que el refuerzo
Todo lo anterior nos impide poder afirmar ocurre después de que el animal realiza una
que en la praxis psiquiátrica todopoderosa la acción que ha sido previamente determinada. El
sociedad haya delegado el bienestar del individuo comportamiento operante está condicionado por
singular que se diagnosticó como “enfermo men- la historia pasada del individuo, no por estímulos
tal”, “loco”, “esquizofrénico” o “psicótico”. Ana- directos (93). En los años 80 y 90 se realizaron
lizando a partir del propio discurso psiquiátrico estudios experimentales con metodologías de
la ausencia señalada de riesgos indicados para la caso único o de comparación de grupos, basados
salud o la vida de los síntomas – delirio, alucina- sobre todo en las aportaciones de Chadwick,
ciones, etc. – y teniendo en cuenta el hecho lógico Birchwood y Trower (1996), pero ni los avances
de que los síndromes son clases o categorías his- teóricos ni las psicoterapias cognitivas o con-
tóricas variables sin existencia en el sujeto, solo ductuales han obtenido aún la curación de los
en el discurso, y la escasa eficacia, nula “norma- sujetos psicóticos, a pesar del reconocimiento de
lización” y efectos secundarios que resultan de la algunos resultados parciales (Perona & Cuevas,
acción médico-psiquiátrica, no se justifica desde 2002: 26).
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en contra de lo explícitamente señalado como ¿Es la reflexión en torno a los medios y los fines de la psi-
obligación bioética científica por los principios quiatría en tanto disciplina y práctica médicas uno de los
grandes retos de la bioética futura? ¿Podría una bioética
de la Declaración Universal sobre Bioética y crítica ocasionar justificadamente el desmoronamiento de la
Derechos Humanos de la UNESCO (19 de octu- psiquiatría como saber y como práctica? Pues, al cabo, ¿no
bre del 2005). habría de ser la misión de la bioética repensar los funda-
No es posible identificar la ética médi- mentos y fines de la medicina? ¿Y por qué habría de ser tan
importante esta cuestión para las sociedades del siglo XXI?”
ca con una bioética de su praxis (Washburn,
(2007: 582).
2008). Una supervisión exhaustiva de cada paso
de una diagnosis, del diagnóstico, tratamiento, Indicábamos al inicio que sobre esta
seguimiento, prevención, etc., del quehacer psi- reflexión bioética existe la necesidad de parti-
quiátrico puede arrojar un resultado estéril, impe- cipación de una biojurídica que establezca un
cable en la deontología gremial y, no obstante, la marco de ejecución y supervisión de decisiones
reflexión bioética sobre la misma acción médica normadas:
puede ser desoladora. El cumplimiento riguroso
del protocolo histórico es prácticamente margi- El discurso bioético resulta insuficiente para proteger los
nal e incluso objeto de reflexión crítica para una derechos fundamentales al aplicar los avances científicos a
bioética de la psiquiatría: los seres humanos. La biojurídica, nueva rama del Derecho,
ha surgido para establecer un cauce jurídico que impida
sobrepasar unos límites y garantizar el respeto a la dignidad
En el ejercicio de la práctica médica la atención no se pone
y a los derechos del hombre. Esta nueva disciplina interpela
tanto en la reflexión crítica de los valores epistemológicos y
al hombre, que es el único sujeto de la ley moral y solamente
paradigmas desde los que se interpreta sino, antes bien, en
su vida constituye un principio ordenador del Derecho, cuyas
su reproducción y ejemplar asimilación. Tal vez esta limita-
leyes se promulgan para obtener la protección efectiva de la
ción no es de reseñar cuando se prescriben unas vitaminas o
vida y de los derechos humanos. La biojurídica, con el auxi-
unos antibióticos pero sí se nos representa de una ostensible
lio de la bioética, obtiene las claves para interpretar los datos
importancia cuando lo que se diagnostica es una enfermedad
empíricos que aportan los avances científicos. (Vila-Coro,
mental y lo que se prescribe es un determinado neuroléptico.”
2005: 313-321).
(Navarro, 2007: 583).
los que parece que cada “cuervo negro” confirma de las ciencias de la salud, teniendo en cuen-
el diagnóstico tautológico y los “cuervos no- ta que su objeto de estudio es el psiquismo
negros” no inciden en la permanencia categórica del hombre ya sea individualmente o colec-
sino como “hechos” epistemológicamente igno- tivamente en internamiento y, consiguiente-
rados por la tautología o síndrome. El problema mente, considerado este objeto de estudio en
bioético se vuelve crucial ante la evidencia clíni- un sentido tan amplio como para abarcar: su
ca de fracaso curativo, iatrogenia e incapacidad corporeidad, su voluntad, su moralidad, su
– a veces indignidad – en la condición humana percepción de la realidad, su identidad, etc.
resultante. De momento, y en tanto persistan el 6. Dicha ciencia puede desarrollar determinados
ocultamiento social, la exclusión del debate y objetivos morales en el seno de una sociedad
el vacío biojurídico, pensamos que es posible si, y solo si, cuenta con una definición de “sa-
concluir con Navarro (2007: 585-586) sobre la lud”, “enfermedad” y “bien moral” con fun-
adopción de una mínima pragmática de urgencia ciones normativas, esto es, en relación con un
bioética basada en los siguientes puntos de parti- marco jurídico regulador y sancionador.
da, que podrían no requerir discusión inicial:
El problema epistemológico de la circu-
1. La psiquiatría es una ciencia que puede ser laridad epistémica y el fracaso curativo quizás
analizada desde el punto de vista de su pre- nos hacen tener en cuenta la posibilidad de un
sunta moralidad como actividad que se de- paradigma alternativo no cartesiano, no newto-
sarrolla en el seno de una sociedad y desde niano (Capra, 1992; Bhom, 2002), abandonando
el punto de vista de la práctica psiquiátrica el concepto de tiempo y espacio absolutos, el
en tanto empresa social cuyos principios y concepto de fuerzas distintas de la materia, el
fundamentos científicos, en cuanto disciplina concepto de leyes elementales cuantitativas, el
teórica y práctica clínica, tienen consecuen- concepto de determinismo riguroso, la distinción
cias sobre individuos aislados, grupos y, fi- cartesiana (Capra, 1992: 95), desarrollando la
nalmente, colectividades. incertidumbre.
2. No es necesario especular sobre si esta cien-
cia tiene consecuencias o no sobre su objeto Notas
de estudio, ya que, en términos generales,
ésta se define por el estudio, manipulación, 1. Sobre la exclusión o no de la locura del Cogito en la
polémica Foucault-Derrida. Se pueden consultar Forta-
condicionamiento y/o intervención sobre el
net (2008) o Campillo (1995).
individuo o paciente con diversas técnicas, a
veces previo internamiento. 2. “Como muchos otros lingüistas, emplearé el término
3. En caso de que existan, se debería indagar 'discurso' para referirme primordialmente al uso lin-
qué métodos y desde que principios habrían güístico hablado o escrito, aunque al mismo tiempo me
gustaría ampliarlo para incluir las prácticas semióticas
de describirse las condiciones de falsación
en otras modalidades semióticas como la fotografía y
desde las cuales fijar y establecer el cumpli- la comunicación no-verbal (e.g. gestual). Pero al refe-
miento de sus objetivos morales en el seno rirme al uso lingüístico como discurso, estoy señalando
de la sociedad; siendo insuficiente la consta- un deseo de investigarlo como una forma de práctica
tación del retorno al seno de la sociedad, pues social, con una orientación informada por la teoría
social. Considerar el uso lingüístico como una práctica
eso no da garantía de una rehabilitación exi-
social implica, en primer lugar, que es un modo de
tosa… Da prueba de ello la reincidencia en acción (Austin, 1962; Levinson, 1983) situado histórica
las hospitalizaciones. y socialmente, en una relación dialéctica con otros
4. Caso de que existan, deberían enumerarse, aspectos de 'lo social' (su 'contexto social') 'que está
igualmente, las condiciones que invalidarían configurado socialmente, pero también, que es consti-
tutivo de lo social, en tanto contribuye a configurar lo
el presunto objetivo moral de la psiquiatría
social-.' (Fairclough, 2008: 172).
como ciencia y práctica científicas.
5. Es necesario precisar si rige para dicha cien- 3. Tesis básica de la Antipsiquiatría: “El destino de la
cia el mismo marco jurídico que para el resto “revolución” (pues como tal ha sido calificada por
190 Rev. Reflexiones 90 (1): 175-193, ISSN: 1021-1209 / 2011 María Sánchez de las Matas Martín
algunos) antipsiquiátrica ha sufrido diversos altibajos posibilita la representación de los estados mentales pro-
en lo que a su influencia y relevancia se refiere, y el pios y ajenos, y que permite comprender y predecir así
análisis de este movimiento médico cultural resulta las conductas presentes y futuras. La empatía resultaría
más acertado debido ya a una cierta distancia histórica. de una secuencia constante de abducciones peirceanas
La popularidad de las ideas antipsiquiátricas decayó a que también se ha denominado capacidad de menta-
partir de los años 70, por la desaparición de la Contra- lización o conciencia-reflexiva (López Araquistán,
cultura que la vio nacer, el desinterés en políticas mar- 2008: 240 SS).
xistas y anarquistas con que se relacionó, y el lastre del
malestar inicial por sus críticas al sistema psiquiátrico, 7. Los neurolépticos bloquean receptores dopaminér-
enfocado en los años 60 hacia un estudio biológico de la gicos. Según su estructura química se clasifican en
etiología de la esquizofrenia. Del rechazo de muchas de tricíclicos (fenotiacinas, tioxantenos, dibenzodiacepi-
estas ideas, unido a la denostación de la figura de R.D. nas), derivdos butrofenonas (ej. Haloperidol), derivados
Laing (como máxima figura de este movimiento en la difenil-butl-piperidina, benzamidas sustituidas y deri-
imaginería popular) en los últimos años de su vida, se vados benzisoxasol (Risperidona). Desde el punto de
ha pasado ahora a una reevaluación de esta corriente vista clínico en clásicos y atípicos.
en todo lo que de positivo aportó al campo del estudio
de las psicosis. Muchos de sus postulados, como la 8. Sobre el llamado Síndrome Neuroléptico Maligno
importancia del entorno social en el desarrollo de la (SNM) se puede consultar Viejo (1995).
enfermedad, han atemperado las interpretaciones duras
de la esquizofrenia que se manejaron en su momento.” 9. Se puede consultar al respecto Viejo (1995).
(Méndez, 2003: 30-31)
10. Nótese que el criterio que se tiene en cuenta para la
4. Organización Mundial de la Salud (CIE-10) y Aso- toma de decisiones cuando recae en el médico es el de
ciación de Psiquiatras Americanos (APA): Diagnostic “peligrosidad como posibilidad” a criterio médico, y lo
and Statistical Manual of Mental Disorders, 4ª edic. que significaría que este actuara como criterio para el
(DSM-IV-Texto Revisado). La décima revisión de la resto de la sociedad, al margen de su difícil evaluación.
Clasificación estadística internacional de enfermeda-
des y problemas de salud (CIE- 10), llevada a cabo por 11. “Teniendo presente también que la identidad de una
la OMS, se publicó en 1992. (APA, 2000). persona comprende dimensiones biológicas, psicológi-
cas, sociales, culturales y espirituales (
) Convencida de
5. Los criterios cuentan con extensa refutación, funda- que la sensibilidad moral y la reflexión ética deberían
mentalmente basada en la existencia de los mismos ser parte integrante del proceso de desarrollo científico
procesos en sujetos considerados “normales”; a modo y tecnológico y de que la bioética debería desempeñar
de ejemplo, y en relación con el criterio de falsa creen- un papel predominante en las decisiones que han de
cia: “Autores clásicos Clérembault, 1942; Kraft-Ebing, tomarse ante los problemas que suscita ese desarrollo
1893) ya cuestionaron nociones como la falsedad, (
) (UNESCO, 2005, Preámbulo). Objetivos. Articulo
como criterio definitorio del síntoma delirante, desde 2. c) promover el respeto de la dignidad humana y pro-
un debate más puramente filosófico. Recientemente, se teger los derechos humanos (
) e) fomentar un diálogo
han llevado a cabo estudios metodológicos para acatar multidisciplinario y pluralista sobre las cuestiones de
el problema de la falsedad de la idea delirante con ideas bioética (
) Principios. Artículo 3 (2) Los intereses y
inverificables aceptadas como racionales (ej.: creencias el bienestar de la persona deberían tener prioridad con
religiosas, supersticiones, etc.) (Peters, Joseph y Garety, respecto al interés exclusivo de la ciencia o la sociedad.
1996). Este criterio fue cuestionado por Spitzer (1990) Artículo 4 (
) y se deberían reducir al máximo los posi-
que negó la relevancia de la veracidad de una creencia a ble efectos nocivos para dichas personas (
) Artículo
la hora de valorar si ésta es o no delirante (
) pues está 7 (
) se habrá de conceder protección especial a las
demostrado que el pensamiento de las personas norma- personas que carecen de la capacidad de dar su consen-
les está repleto de sesgos, distorsiones, creencias irra- timiento” (UNESCO, 2005: 2-10).
cionales (Vázquez, 1995) e incluso cabe la posibilidad
de que estas características distorsionantes (Vázquez, 12 Para un análisis conceptual detallado de las diferencias
1995) e incluso cabe la posibilidad de que estas carac- y convergencias entre ética aplicada, ética profesional y
terísticas sean intrínsecas al pensamiento sano (Avia y bioética se puede consultar Washburn (2008).
Vázquez, 1998).” (Díez-Alegría et al. 2001: 53 ss). En
el mismo sentido, Fuentenebro (2007); Belloch et al. 13. Vila-Coro, de la Cátedra de Bioética y Biojurídica de
(2000) se preguntan si este síntoma “paradigmático” no la UNESCO, indica: “La bioética se ha definido como
sea, en realidad, inespecífico. la parte de la ética que se refiere a los progresos de las
ciencias biomédicas ante problemas nuevos, o antiguos
6. En 1978, Premack y Wodruff definieron la teoría de modificados por las nuevas tecnologías. Se ha definido
la mente (ToM) como una capacidad cognitiva que también, como la reflexión ética sobre las cuestiones
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