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Ese año, 1976, Raúl Sánchez, un cura muy querido en la zona obrera del ingenio San

Pablo, fue secuestrado y torturado bárbaramente en la Escuelita de Famaillá. Liberado.


Finalmente, el arzobispo Conrero le “sugirió” que se fuera del país, porque así lo quería
“el general”. Sánchez se exilió en el Uruguay, donde vive actualmente. Un colega y
amigo suyo, René Nieva no quiso irse de Tucumán, un lugar, la tierra que amaba. Una
noche su domicilio fue asaltado por una patota integrada por militares y policías que lo
acribilló a balazos. Sobre su asesinato la Iglesia nunca dijo nada. Aún hoy, Nieva no
figura en los reclamos que incluyen a sacerdotes y laicos víctimas del genocidio.
AL PBRO. JOSÉ MIJALCHYK:
Antes que nada te voy a ubicar, soy RAUL SANCHEZ,- (me recordas?...) ex sacerdote de la
Parroquia San Pablo. Te puede causar sorpresa recibir esta carta, por distintos motivos, o
bien porque me dabas por muerto en la tortura, o porque me resultara indiferente que
estés sometido a juicio con acusaciones TAN GRAVES. (Estas teniendo un juicio justo, con
todos los derechos constitucionales).
Me llama la atención que no recuerdes nada. A lo mejor te sirvo de ayuda-memoria.
Muy pocos supieron que suerte había corrido después de nuestra detención. Eran tan
graves las acusaciones que pesaban sobre mi esposa y yo, que los "informantes" estaban
seguros que descabezaban la guerrilla.
Cuando llegamos a nuestra casa, aquel mediodía de abril, con nuestra hijita de 10 meses,
nos recibió un despliegue del ejército y la policía federal, todos con armas largas.
Nuestro primer destino fue Ingenio Lules, es que la Flia. Nougués (muy católicos) habían
cedido muy "gentilmente" una casona como cooperación al OPERATIVO INDEPENDENCIA.
Luego trasladados a Famaillá, allí funcionaba el comando cuyo jefe era el Gral. Acdel
Vilas, fui derivado a la tristemente célebre ESCUELITA DE FAMAILLÁ no si antes someterme
a simulacros de fusilamiento. Ansiosamente esperaba el momento de poder declarar,
esclarecer nuestra situación, como la de tantos que allí estábamos.
No te dije que apenas detenidos fuimos encapuchados y maniatados. En la ESCUELITA nos
controlaban dos gendarmes que me conducían donde nos esperaban los llamados
"INTERROGATORIOS"... los interrogadores-torturadores comenzaban con patadas,
trompadas, burlas, pero no faltaba lo peor, la picana, "corriente eléctrica", esta rutina
era diaria y a veces en más de una vez por día.
Durante 20 días no probé bocado, te impedían dormir, estabas de "plantón", parados. Te
puedo asegurar que es muy duro, solamente un perverso puede disfrutar torturando y/o
avalando la tortura.
Vos sabes o deberías saberlo que en cada grito de un torturado, los torturadores, si alguna
vez tuvieron dignidad la van perdiendo hecha jirones hasta que quedan sometidos al
escarnio de la Nación.
Sabes, mi hijita de 10 meses fue una prisionera más de aquella "guerra".
Todo era un infierno día y noche, llanto de niños, lamentes, quejidos, uno sabía que
estaban torturando a otro.
Después de tantas atrocidades, regreso a nuestro punto de partida, cuando los dos no
éramos más que unos niños, 12 años, compartíamos la misma vida, teníamos las mismas
ilusiones, los ideales, los mismos sueños, recibimos el mismo EVANGELIO, y ansiábamos el
día de convertirnos en Mensajeros del Amor, colaborar en la instalación del reino de la
fraternidad, de la equidad, de la justicia, del AMOR donde todos, sabiéndonos hermanos
sin diferencias de credos, ni de etnias podamos compartir... siempre.
También sabiendo, según el EVANGELIO, que esto mismo puede escandalizar a muchos y
sobre todo despertar indignación, odios, en los SUMOS SACERDOTES
Cristo advirtió, los echarán de los templos y los entregarán a los tribunales, DICHOSOS LOS
QUE LUCHAN POR LA JUSTICIA. SI A MÍ ME LO HICIERON, TAMBIÉN LO HARÁN CON UDS., NO
ES EL DISCÍPULO MAYOR QUE EL MAESTRO. NO LES TENGAN MIEDO A LOS QUE MATAN EL
CUERPO, (esto pensaba en la ESCUELITA DE FAMAILLÁ).
Tengo una fotografía del día de mi ordenación sacerdotal, 14/7/63, vos estás ahí entre
los seminaristas, sin duda que todos estaríamos vibrando por lo mismo, y me pregunto
ahora que somos viejos, ¿COMO ES QUE HEMOS SEGUIDO CAMINOS TAN DIFERENTES?
Evidentemente, el CAMINO DEL EVANGELIO, no es el mismo de la iglesia católica, que
siempre, desde que la "inventó" Constantino, se mantiene aliada al poder y su historia
manchada de sangre: las Cruzadas, la Inquisición, el genocidio en América Latina, el
franquismo, (todo muy católico).
Antes de terminar quiero decirte algo que me dolió más que la tortura. El mismo sacerdote
que me recibió en el Seminario, cuando ingresé a los 12 años, el Pbro. Joaquín Cucala Boix
me vio partir de la ESCUELITA DE FAMAILLÁ. Esta vez su función era otra, tranquilizar la
conciencia del Gral. Vilas y todas sus tropas y "elevar sus oraciones" vaya a saber a qué
dios para que sean más efectivos en la lucha contra los que éramos los enemigos del "estilo
de vida occidental y cristiano", como le gustaba decir a Videla.
Quise hacerte llegar estas reflexiones, si para algo te sirven.........
De más está decirte que no me alegra tu situación. Me duele sí, que hayas dejado morir
en tu corazón el Amor, la Compasión, la Ternura, ante el dolor de tus semejantes; sobre
todo el de tantas Madres, tantos familiares, tantos amigos, que llorarán la ausencia de sus
Hijos hasta el fin de sus días.
Finalmente, te preguntaste ¿Para qué sirvió tanto dolor, tantas lágrimas? ¿Han conseguido
crear un mundo mejor, un mundo más fraternal, más justo? Me temo que no, muy por el
contrario; mientras unos viven sumidos en el dolor buscando aunque más no sea los huesos
de sus seres queridos para llevarles una flor, otros siguen reavivando el odio como los que
te acompañan en los tribunales....
Para los que tenemos Fe en la PALABRA DEL SEÑOR, cada desaparecido es como LA SEMILLA
DEL HOMBRE NUEVO, que ha quedado esparcida por los campos tucumanos.
Cada uno de ellos es como un puñadito de Sal o como la Levadura (son todas expresiones
del Señor), son los elementos necesarios para establecer el Reino de Dios.
ALGÚN DÍA SERÁ; CRISTO VENCIÓ. NOSOTROS VENCEREMOS. ALGÚN DÍA SERÁ... LA
JUSTICIA SERÁ REALIDAD.
Raúl Sánchez
Soy César Raúl Sánchez, ex sacerdote del Ingenio San Pablo de Tucumán y ex Preso
del Centro de Torturas de la “ESCUELITA DE FAMAILLA”
Me permito hacer algunas reflexiones después de leer el documento dirigido a los Obispos:
No son los cristianos quienes deben aconsejar o exigir a los Obispos que pidan perdón por
sus complicidades con la dictadura.
Nadie más que ellos – por oficio- saben que el perdón brota de un corazón sincero que
reconoce el error y está dispuesto a reparar el daño ocasionado.
Los obispos, no tan solo no están dispuestos a pedir perdón, sino que una y otra vez reclaman
la reconciliación con los genocidas y “dar vuelta la página”.
Mucho me temo que con este documento y con las firmas que lo avalen, les están
presentando en bandeja la oportunidad de creerse reconciliados con el Pueblo, mientras tanto
, los genocidas no están privados de la asistencia espiritual que les brindan con Misas y
Comuniones.
Tiene razón Videla que los Obispos eran PARTICIPES NECESARIOS y si no, lean las
arengas de los Vicarios Castrenses Tortolo, Bonamí, Medina etc.etc.
Mi Arzobispo Blas V. Conrero, en Tucumán, vió mi cuerpo cuando me liberaron; y no se
inmutó; pero sí convocó al gral. Vilas y a su plana Mayor para amenazarlos con la excomunión
porque profanaron mi antigua Parroquia buscando las armas que, bajo tortura, dije que
estaban escondidas (pero no había nada).
¿No supieron los Obispos quiénes mataron a su hermano Obispo Angelelli?
¿No supieron cuántos Curas fuimos torturados y desaparecidos?
Cada uno de los que pertenecíamos al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo que
desaparecía era uno menos para preocuparse.
Los militares hacían el trabajo sucio que a ellos beneficiaba.
Por otra parte, los militares sabían que si los Obispos objetaban su accionar, quedaban en
evidencia.
Los Obispos eran los autores intelectuales, eran los que ponían “la mística” a los “cruzados”;
los bendecían, les imponían escapularios para que la Virgen los proteja.
La Misa – que supuestamente es el máximo signo del Amor para los cristianos-, la usaban
para alimentar el odio de los soldados.
De todos modos, la Iglesia Católica, que nada o muy poco tiene que ver con el Cristianismo,
está bañada en sangre, lo dice la historia: las Cruzadas, la Inquisición, el Genocidio en toda
nuestra América Latina, las complicidades con el franquismo etc.etc.etc,etc.
Si quedé con vida, quiero ser la voz de tantos Compañeros silenciados y desaparecidos.
Haré cuanto esté a mi alcance para contrarrestar tanta mentira.
Por otra parte, aunque pidan perdón, no será algo que les demande mucho esfuerzo; bastará
con que lean un documento “bien pensado, con las palabras bien medidas”, si es posible
ambiguas como para que todo el mundo quede conforme; son muy diplomáticos. Lo harán
ante un puñado de “fervientes católicos” que emocionados admirarán y bendecirán a sus
“pastores”. Mientras tanto, los destinatarios de tal perdón, ni los escucharemos, y mucho
menos les creeremos.
Los actuales miembros del Episcopado Argentino no están exentos de culpa. En aquellos
años eran sacerdotes y saben muy bien de quienes han recibido los báculos.
Conozco a varios de estos pastores o porque fueron mis profesores como el Cardenal Karlick
o compañeros como Reale, Colomé, Rodrígues y Rovai.
Todos conocimos a Enrique Angelelli y sabíamos qué clase de hombre era. Sin embargo
nadie tuvo la altura suficiente para protestar y reclamar justicia cuando lo mataron.
Asumo la responsabilidad de todo lo dicho, en nombre de todos los desaparecidos y
torturados.
Pese a todo este panorama tan obscuro por el que tuvimos que transitar, los cristianos no nos
acobardamos. Somos Discípulos de un Torturado. “No es el discípulo mayor que el Maestro”.
Estamos advertidos, nada nos puede sorprender; el Cristiano no queda lamiéndose las
heridas. Las Credenciales de Pablo ante todos los Apóstoles fueron los tormentos que soportó
por la Causa.
Quedan descalificados todos los que claudican ante los poderosos. Le temen más a los
hombres que al Señor.
Cada desaparecido no está perdido, está Sembrado, como el grano de trigo en toda nuestra
América Latina; son trocitos de Levadura, puñaditos de Sal metidos en la masa. Son levadura
que no ha perdido su fuerza, y sal que no ha perdido su sabor , necesarios para alimentar al
HOMBRE NUEVO.
ALGÚN DÍA SERÁ JUSTICIA, PAZ, AMOR,
VENCEREMOS

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