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Curso de acompañamiento, primera sesión: memoria

1) Importancia del AE (Dirección Espiritual) en la Iglesia a través de los siglos

como medio para la vida cristiana.

La vida cristiana es un discernimiento perpetuo en el que el cristiano intenta


conocer la voluntad de Dios para ponerla en aplicación y asociarse a su acción en la
historia del mundo. Este discernimiento ha sido siempre posible gracias a ciertos maestros
espirituales, quienes por su carisma y su experiencia de Dios han sabido orientar,
acompañar a los cristianos en su búsqueda de la voluntad de Dios, podemos nombrar aquí
a algunos: San Benito, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa, San Juan Bosco. Esta
realidad de la vida cristiana sí que escribe la historia de la Iglesia, mediante los diversos
caminos por los cuales los cristianos van al encuentro de Dios, según las épocas y sus
condiciones existenciales. El acompañamiento pues participa de la escritura de la historia
de la Iglesia, en este sentido que se justifica su importancia en la Iglesia.

2) Situación del AE en la pastoral juvenil de hoy: entre lo posible y lo real.

El malestar religioso de nuestro tiempo, expresado en el deseo de liberación de


toda figura limitadora de libertad, de Dios en general, mediante la Iglesia y su acción
acompañadora, hace difícil actualmente una expresión plena del acompañamiento
espiritual. En efecto el acompañamiento se asemejaría a un medio de control y de corte
de la libertad individual, según la mentalidad actual. En cambio, prestando atención al
compartir de los jóvenes actuales, según sus experiencias personales, necesitan ser
escuchados y acompañados para crecer.

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3) Diferencia y relación (límites y posibilidades) entre acompañamiento espiritual
y relación de ayuda (couseling), coaching, acompañamiento educativo....
La diferencia fundamental existente entre la relación de ayuda y el
acompañamiento se sitúa en la dimensión religiosa del acompañamiento, en efecto es una
asistencia dialógico-dinamica que tiene como finalidad, la personalización de la fe, de su
relación con Dios. De esta diferencia se entiende que no puede reducirse a una simple
ayuda, un coaching. Por lo tanto, puede existir una relación en el sentido de que el
acompañador sea un instrumento por el cual se sirva el acompañante para establecer una
relación personal y profunda con Dios.

4) ¿Qué aspectos te cuestionan a la hora de ser buen acompañante? ¿Cuál es tu

historia de haber sido acompañado, en sentido amplio y estricto?

El aspecto fundamental que me cuestiona en el acompañamiento es el salvífico.


En efecto, siendo una pastoral, el acompañamiento tiende hacia el encuentro con el Dios
que salva y da vida en plenitud. Por eso, por mí, el acompañador es el instrumento por el
cual Dios se hace visible al acompañante para relacionarse con él.

Mi historia personal de haber sido acompañado es totalmente vocacional, desde


mi aspirantado salesiano hasta ahora como salesiano estudiante de teología. En el sentido
estricto, el acompañamiento ha sido siempre para mí un discernir ante el que Dios se hace
presente, revelándome su voluntad mediante mis acompañadores. Llevo ya más de ocho
años la experiencia de acompañamiento, sigo buscando la voluntad de Dios, discerniendo
con el testimonio de los que me acompañan.

5) ¿Qué debilidades y fortalezas encuentras en los jóvenes para la relación

interpersonal de acompañamiento?

Respecto a las debilidades que encuentro en los jóvenes, acerca de la relación


interpersonal de acompañamiento, quiero enumerar aquí, algunas:

 La dependencia: algunos jóvenes, confiándose, a veces, se dejan llevar por un


paternalismo, que les hace dormir encerrándolos en una cierta dependencia que
consiste en esperar todo del acompañante.

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 La búsqueda de una fuerza psicológica: frente a algunas desgracias de la vida,
los jóvenes pueden caer en la tentación de usar de las relaciones interpersonales
en el acompañamiento como depósito de energías psicológicas para poder
superarse y rehacerse, hablaremos aquí de fuertes emociones, sentimientos
sexuales, crisis afectivas.
 El deseo absoluto de autonomía: los jóvenes llevan en sí el deseo de
independencia exagerada, lo que puede interferir sus relaciones en el
acompañamiento e impedir su verdadera expresión. La apertura para compartir y
dejarse llevar seria casi imposible; de hecho, se hablará de las necesidades y
tendencias conflictivas.

En cuanto a las fuerzas, nombro aquí algunas:

 El deseo de crecer: los jóvenes de nuestro tiempo anhelan ser mejores, por eso
quieren ser escuchados, lo que les podría relacionar fácilmente con sus
acompañantes.
 La capacidad de contacto: queremos hablar del móvil interno que anima a los
jóvenes, empujándoles hacia el mundo, su deseo de conquistar el mundo actual en
sus diferentes estamentos es una prueba (internet, redes sociales, diversiones,
política…); este dinamismo facilitaría sus interacciones con sus acompañadores.

6) Dificultades y posibilidades de la relación, entrevista, encuentro...

Las dificultades de la relación que podemos elucidar respecto a un encuentro,


quiero nombrar una fundamental aquí:

 La incapacidad de definir el ambiente: queremos decir que la relación puede


impedir la creación de un espacio propio de un encuentro fuera del de los
encuentros ordinarios; a lo mejor a causa del exceso de familiaridad.

En cuanto a las posibilidades, puedo enumerar una fundamental:

 El espacio de confianza: la relación facilita el advenimiento de la confianza en el


intercambio con el acompañante en un encuentro.

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7) ¿Qué es acompañar en el Espíritu de Jesús? Una comprensión tuya a partir de

lo leído.

Partiendo del principio según el que, en el acompañamiento, lo que se acompaña


es la experiencia de Dios, comprendemos de esto que acompañar según el Espíritu de
Jesús, es ser testigo del crecimiento del acompañante ante Dios y también testigo de la
revelación divina ante el acompañante. Quiere decir ayudar al acompañante, en un primer
momento a descubrir al Dios revelado que se desvela llamando al acompañante a hacer
su voluntad mediante las orientaciones del acompañador, luego a personalizar esta
llamada divina para crecer espiritualmente.

8) Fortalezas y debilidades del carisma salesiano (en tu congregación, parroquia...)

para iluminar y el ejercicio del acompañamiento espiritual en los jóvenes.

Primero, soy miembro de una comunidad formativa, teologado salesiano, luego


intervengo en un centro juvenil salesiano. A cerca del acompañamiento pastoral, puedo
enumerar algunas fortalezas y debilidades:

En cuanto a las fortalezas, puedo enumerar las siguientes:

 El espacio: la comunidad en donde vivo es de vocación formativa, entonces ofrece


un ambiente formativo de calidad que integra el acompañamiento espiritual. El
espacio, como ambiente para el acompañamiento, es importante para el
acompañamiento espiritual.
 El ambiente pastoral: el ambiente pastoral de mi lugar de intervención pastoral
tiene como meta la salvación de las almas. Creo que la salvación como meta deber
ser parte de las motivaciones en el acompañamiento.

En cuanto a las debilidades, podemos enumerar las siguientes:

 la ausencia de la palabra de Dios: en esta debilidad me refiero mucho a mi lugar


de pastoral, en donde, la acción pastoral se limita a los valores universales, o sea,
la acción pastoral no es significativamente marcada por el evangelio, medio que
lleva hacia a la salvación.

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 Ausencia de profundidad: la falta de tiempo de prácticas profundas de fe, como
la meditación de la palabra de Dios, la adoración al santísimo, prácticas que hacen
nacer una cierta profundidad espiritual.

9) Resonancias y cuestionamientos que te hace la lectura del texto del Seminario I.

De los deferentes temas que hemos abordado durante la primera sesión del curso de
acompañamiento y de la lectura del documento de base de esta primera sesión del curso
de acompañamiento, se me quedaron tres convicciones fundamentales que quiero exponer
aquí:

Primero la relación entre la pastoral y el acompañamiento. De la idea que tengo


de la palabra pastoral cuya raíz “pastor” se refiere al buen pastor del evangelio, Jn10,1-
1-20, llego a la realidad del responsable de un rebaño que tiene la función fundamental
de acompañarlo, hacia un lugar seguro; este responsable es el Cristo, y el lugar hacia
donde nos lleva es la salvación. La pastoral encuentra su fundamento en la acción de este
Pastor evangélico que busca la salvación de su rebaño. Esto nos lleva a definir la pastoral
como acción evangélica que consiste en salvar a las almas levándolas a Dios. Este proceso
de llevar hacia Dios exige un acompañamiento, puesto que la función fundamental del
Pastor del evangelio es acompañar; pues el acompañamiento es un elemento constitutivo
de la naturaleza de la pastoral. No puede haber pastoral sin acompañamiento, pues la
pastoral es constitutivamente acompañamiento. Se nos quedó esta convicción después de
la lectura del documento de base del primero Seminario, especialmente el tercer punto
sobre el acompañamiento como diálogo pastoral.

Segundo la autoconsciencia es el principio fundamental sobre el cual debe


apoyarse el acompañamiento. La autoconsciencia consiste en mirarse a si miso como si
fuero otro, dialogar consigo como si fuera otro, en la doble variante de sus capacidades y
limitaciones. Pero, desde la perspectiva cristiana, esta mirada sobre sí se fundamenta en
la mirada misericordiosa de Dios, quien, viendo mis capacidades y limitaciones acude
para salvarme. Así, nosotros pastoralistas, tenemos que mirarnos a nosotros mismos, y
especialmente al destinatario de tal manera que se despierte en él, el amor hacia el ser
transcendente, amor que convertirá también su mirada en la suya. Mejor dicho, así mirará
también a sí mismo, a continuación, a sus semejantes. Todo este gran proceso de la

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autoconsciencia hasta la encarnación de la mirada divina en el destinatario sí que es
acompañar fundamentalmente.

Tercero, el principio de la relacionalidad. Somos personas de relación,


necesitamos relaciones de intimidad. Intimidad como presencia en un mismo espacio
psíquico del con quien me quiero relacionar, compartiendo su sensibilidad para aportarlo
un plus. Este ejercicio debe ser el del acompañador, el de crear un espacio psíquico con
el destinatario, compartiendo su sensibilidad, con el fin de ayudarle a crecer.

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10) Breve resonancia de cada uno de los Anexos, respecto de la
comprensión básica.

Anexo1: retengo de este anexo que el Espíritu Santo sí que acompaña, entonces, tenemos
que depender de Él, de esto, comprendo que en el acompañamiento nuestra tarea no es
dirigir, solucionar…sino abrirse al Espíritu para que Él mismo nos ilumine

Anexo2: sabiendo que el Espíritu sí que acompaña, tenemos que abordar el


acompañamiento con humildad, empujando al acompañante a abrirse al Espíritu para que
él mismo tenga una experiencia de Dios.

Anexo3: el continente europeo vive una crisis religiosa cristiana, simplemente porque ha
vivido durante tiempo una fe sociológica, heredada de un mal anuncio del Dios revelado
en Cristo, por eso el ateísmo y la indiferencia. Este constato pone relieve la importancia
de la fe personalizada, la que perdura; la Iglesia actual debería ayudar a los cristianos
actuales a personalizar su pertenencia religiosa.

Anexo4: Dios nos ha salvado relacionándose con nosotros como Padre, a nosotros
agentes pastorales, nos toca identificarnos a este Padre, con un lenguaje paterno para
poder educar espiritualmente, dicho de otro modo, ser de verdaderos acompañadores
espirituales mediante la gracia que hemos heredado de Cristo.

Anexo5: el acompañador, considerándose como misionero, sale al encuentro del


acompañante, creando un espacio seguro de confianza, podríamos hablar aquí de espacio
psicológico en donde, compartiendo su experiencia con el acompañante, hace nacer en él
la esperanza, empujándole a afrontar sus sospechas sobre sí y a avanzar yendo al
encuentro de Jesús que lava sus heridas las cura y le da cariño.

Anexo6: el acompañante espiritual debe disponer de ciertos requisitos naturales y


espirituales. Quiero hablar primero de ciertos adquiridos humanos como la madurez y la
ciencia, segundo de adquiridos espirituales como creyente convencido llevando una vida
de fe viva y comunicadora de Dios.

Anexo7: me interesa aquí la definición del acompañamiento que se fundamenta en una


relación interpersonal entre el acompañador y el acompañando, con el fin de descubrir la
voluntad de Dios y vivirla. En esta búsqueda de la voluntad de Dios, el acompañador
orienta, con su experiencia religiosa, proponiendo las actitudes convenientes.

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