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BmLIOTECA DE JURISPRUDENCIA, FILOSOFIA :t HISTORIA

ENSAYO
DE

SEMÁNTICA
(CIENCIA DE LAS SIGNIFICACIONES)

POR

MIGUEL BRÉAL
Miembro del InslÍtuto de Francia.

Precio: CINCO pesetas.

MADRID
LA ESPAÑA MODERNA
Calle de Fomento, nOmo 7.
ENSAYO DE· -SEMÁNTICA
OBRAS PUBLICADAS
per L..t. ESPAÑA HODERlW..t., qae le hallaD de "eDCa
eD 110 AdmlDlstraclóD, FomeDto, '7, JIIadrld. y qoe rece-
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tas.-Las Instituciones sociales, 7 posotas.-Las Instituclonel
poUticas (2 tomos), 12 pellet8s.-Laslnstituciones eclesilislicas,
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El Progreso, 7 pesetas.-Exceso de legislación, 7 pesetsll.-De
las leyes en general, 8 pesetas.-Etica de las prisiones, 10 pe-
setas.
BmLIOTECA DE JURISPRUDENCIA, FILOSOFÍA É HISTORIA

ENSAYO
DE

SEMÁNTICA
(CIENCIA DE LAS SIGNIFICACIONES)

POR

MIGUEL BREAL
Miembro del Instituto de Francia.

MADRID
LA ESPA~A MODERNA
Calle de Fomento, ndm. 7.
ES PROPIEDAD

11758.-Imp. de Ga.briel L. Homo, Sa.n Berna.rdo, 99. Tel8f.3O'.i!S.


fJedico esle lihro

¡J la memoria de mi 'luerida mujer

cuyo pensamienlo iza eslado presenie


en lodas las izoras de mi lrah'!/o.
ENSAYO

DE

SE:b.lI:·ANTIOA

IDEA DE ESTE TRABAJO

Silcédense los libros de gramática comparada, asl


para aso de los estudiantes como del público en gene-
ral; y, sin embargo, no creo que lo que ofrecen sea
exactamente lo que importaba dar á conocer. Para
quien sabe interrogarle, el lenguaje está lleno de lec-
ciones, ya que en él deposita la especie humana desde
hace tantos siglos las .adquisiciones de su vida mate-
rial y moral; pero hay que tomarle, al efecto, por el
lado que habla á la inteligencia. Si nos circunscribi-
mosA los cambios de las vocales y de las consonantes,
reducimos ese estudio á las proporciones de una rama
secundaria de la acústica y de la fisiologla; si nos con-
tentamos con la enumeración de las pérdidas que su-
fre el mecanismo gramatical, parece como si asistié-
semos á la mera ruina de un edificio; si nos encerra-
mos en vagas teorias sobre el origen del lenguaje,
afiadimos, sin gran ventaja, un capitulo á la historia
de los sistemas. En mi sentir, hay otra cosa que hacer.
Extraer de la Lingüistica lo que de ella puede despren-
derse como alimento para la reflexión, y-no temo
2 ENSAYO DE SEMÁNTICA

afiadirlo-corno regla para nuestro propi~ lenguaje,


puesto que cada uno de nosotros colaboramos, por
nuestra parte, á la evolución de la palabra humana:
he 'ahi lo que merece sacarse á luz; he ahi lo que yo
he tratado de hacer en este volumen.
,No hace aún m':lcho, la Lingüistica hubiese creldo
desmerecer confesando que pod(a servir para alguna
cosa práctica. Presumia existir para si misma, y se
,preoc~paba tanto del beneficio que pudiese reportar
al común de los hombres como el astrónomo de la pre-
visión de laS mareas, cuando calcula la órbita de los
cuerpos celestes. Au~que 'mi~ 'cole~as estimen que es
rebajar nuestra ciE:incia, n~,creo'que,sean justificadas
tales pretensiones. No éúadran al estudio de una obra
humana como ~llengu~je,de una obra comenzada y
proseguida en 'viSta de un'objetopráctico¡ y'~edonde,
por consiguiente, no podría separarse 'en ningún mo-
mento la idea de la. utilidad. M~s aún: 'creo que,seria
privar á estas investigaciones lo que constituye IIU
valor. La LingUistica habla al hO,mbré de él mismo:
le hace ver cómo ha construido, cómo ha perfecciona-
do lentamente, 'en medio de obstáculos de todas índo-
les, y á pesar de momentáneos retrocesos, el instru-
mentornAs indispensable de civilización. También la
compete decir por qué medios se conserva ó se altera
~se instrumento que se nos confla y de que somos res-
ponsables ... Extrafia sorp,resa debe ser, para el lector
que piense, oir decir que el hombre no entra para na-
da en el desarrollo del lenguaje, y que las palabras-
forma y sentido-llevan una existencia que les es
propia.
El abusp de las abstracciones y de las metáforas:
tal ha sido, tal 'es aún el peligro de nuestros estudios.
llemos visto tratar á las lenguas como seres vivos: se
POR MIGUEL BRÉAL

nos ha dicho que las palabras nadan, trababan com-


bates, se propagaban y morian. No habria nada que
oponer á estas maneras de hablar, si no existiesen
personas que las tomaran al pie de la letra. Pero,
puesto que existen, no debe ~esarse de protestar con-
tra una terminologia que, entre otros inconvenientes,
tiene el de dispensarnos de inquirir las causas verda-
deras (1).
Las lenguas indo-europeas 'están condenadas al len-
guaje figurado. Les es tan 'imposible librarse de él co-
mo al hombre, según el proverbio árabe, saltar fuera
de su sombra. A ello las obliga la estructura de la
frase: es una tentación perpetua á animar lo que no
tfene vida, á convertir en actos lo que es un simple
estado. Ni aun la seca gramática puede sustraerse á
tal tentación: ¿qué otra cosa es que -un comienzo de,
mito, cuando se dice que Myxw presta BUS tiempos á
'l'qx." 6 que clavo toma una 8 en el plural? Pero los lin-
güistas deberian estar más en guardia que nadie con-
tra ese lazo ...
No es sólo el hombre primitivo, el hombre de la na--
turaleza, el que se toma á si propio por medida y por
modelo de toda cosa, el que llena el cielo y el aire de
seres semejantes á él. La ciencia no está exenta de
ese error. Mirase el cuadro genealógico de las len-
(1) A.l escribir esto, pienso en toda una serie de libros y de
artículos, tanto extranjeros como franceses. El lector francés
se acordará sobre todo del librito de Arsenio Darmesteter, La
Vida de las palabras. El autor ha prolongado y extremado IR
comparación en tales términos que á veces parece creer en sus
metáforas; defecto perdonable si se piensa en el calor de la re-
dacción. Yo he sido amigo, mientras vivieron, de los dos Dar-
mesteter. esos A!!vins de la filologra francesa; he tributado
homenaje á su memoria, y sentiría decir nada que pudiera
ofenderla. (Véase, al fin de este volumen, mi arUculo sobre La
Vida de las palabra.v.)
4 ENSAYO DE SEMÁNTICA

guas, según se describe y aun dibuja en más de una


obra:, ¿no es produ~to del más puro antropomorfismo?
¿Qué no se ha escrito sobre la diferencia entre las len-
guas madres y las lenguas hijas'! Las lenguas no tienen
hijas; tampoco dan á luz dialectos. Hablar del proto-
helénico, ó del proto-ario es copiar un habito de pen-
samiento propio de otro orden de ideas, es ajustar las
hipótesis de la lingülstica al mOd,elo de la zooiogla. Lo
mismo acontece con esa lengua indC?-europea proétni-
ca que no se cansan de construir y de reconstruir tan-
tos lingüistas: es lo 'que hadan los griegos ,cuando,
para dar: cuenta de las diferentes razas, imaginaban
.1os antepasados Eolo, Doro, Ion y Aqueo, hijo ó nieto
de Hellen(~). ' '.
Pocos libro~ hay que, en 'reducido volumen, conten-
gan tantas paradojas como el librito en que Schleicher
expone sus ideas sobre el origen y el des~rrollo de las
lenguas. Ese espiritu, tan claro y metódico por lo co-
mún, ese botánico, ese darwiniano, revela en tal obra
,hábitos de pensamiento que se hubiesen esperado más
bien en algún disdpulo de la escuela mistica. Asi, segUn
él, la-época de 'perf~cci6n de las lenguas pertenece á
un pasado remoto, anterior á .toda historia: 6Rcuanto
entra en la' historia un pueblo, y empieza á tener una
literatura,'se declara una decadencia irreparable. El
lenguaje se desarrolla en sentido contrario á los pro-
gresos del esp~ritu. i Ejemplo notable del poder que
pueden ejerce'r las primeras impresiones, las ideas re-
cibidas en la rnfancia (2)1
, ,
(1) A.quf es ocasión de recordar este pensamiento de Gothe:
Der,Menschbegreiftniemals wie anthropomorphisch er ist.-
Véase también el ,reciente trabajo de M. Victor Henry: Ántino·
mies lingu,istiques.
(2) .En UD principio Schleicher había estado -destinado al es-
tado eclesiástico. Después habla sido hegeliano.
POR }IlGUEL BRÉAL 6

Dejando á un lado los cambios de fonética, que son


del dominio de la gramática fisiológica, yo estudio las
causas intelectuales que han presidido á la transfor-
mación de nuestras lenguas. Para introducir orden en
esta investigación, he clasificado los hechos bajo cier-
to número de leyes; más lejos se verá lo que entiendo
por ley, expresión que no ha de tomarse en el sentido
in;tperativo. No se trata tampoco de leyes sin excep-
ción, de leyes ciegas, según reputan las de la fonética
algunos escritores. Yo he procurado, á la inversa, se-
lialar los l1mites en que se detiene cada ley. He pues-
tode ~anifiesto que la historia del lenguaje, alIado
de cámbios proseguidos con rara consecuencia, pre-
senta también una porción de ·tenta.tivas esbozadas,
que se han quedado á mitad de camino.
Seria. la primera vez que se encontrase, en las co-
sas humanas, una marcha en linea recta, sin fluctua-
ción ni rodeo: Las obras humanas, al contrario, se
nos .presentan como cosa laboriosa, entorpecida de
continuo, ya por las supervivencias de un pasado que
es imposible anular, ya por empresas colaterales con-
cebidas en otro sentido, ya por los efectos ine:lperado8
de las propias tentativas presentes .
. .. Varias ,eces he empezadoY,dejado el libro que
hoy me decido á entregar al público, y del cual anti-
cipé, á titulo de ensayo, algunos fragmentos (1). ¡Cuán-
tas veces, retrocediendo ante las dificultades del asull-
to, me prometi no volver sobre él! Y, sin embargo,
no habrá sido inútil para la obra esta larga incuba.-
ción. Por lo menos, veo mAs claro ahora en el des-
arrollo del lenguaje que hace treinta alios. Mi progre-

(l) En mili Mélaf'lgts de mllthologie el de linguislique, en el


Annuaire de Z'../lSlociation d~s éludes grecques, en las Métlloir.
de la Société Ile linguistique, en el Journat des savants, etc.
(j ENSAYO DE SEMÁNTICA

80 ha consistido 'en .dejar á un lado todas las causas


segundas y fijarme en la única causa verdadera, que
es la inteligencia y la voluntad humana.
Hacer intervenir la voluntad en la historia_ del len-
guaje parece casi una herejía: tal empen'o se ha pues-
to en apartarla y desterrarla de ella desde, hace- cin-
cuenta afios. Pero, si se ha hecho bien en renunciar A
la antigua ciencia, los investigadores, cayendo en el
extremo opuesto", s~ han contentado con una' psicolo-
gía demasiado sencilla. Entre los actos de una volun-
tad consciente, reflexiva, y el puro fenómeno instinti-
vo, ha.y puesto de sobra para muchos estad~s inter-
medios, y ·nuestros· ~ngüistas habrían, aprovechado
poco las leccion~sde la filosofía contemporánea; si
continuasen impon!éndonos la elección entre los dos
extremos de 6.se. f(lllema. Hay que cerrar lós ojos A la
eviden~iap~r~'~9~;ver que Alos cambios del lenguaje
preside una voluntad oscura, pero perseverante.
¿Cómo hay que representarse esa voluntad? ,
Creo que hay que representársela bajo la forma de
millares, de millones,de miles de roillanesde ensayos
emprendidos Atientas, las más de las veces desafor-
tunados,· A veus seguidos de un éxito parcial, y que·,
guiados, corregidos y perfeccionados de esa suerte, vi-
nieron á precisarse en Cierta dirección. El objeto, en
materia de lenguaje, es hacerse cqínprender. El nifio
ejercita su lengua durante meses en proferir vocales y
en articular consonantes; ¡cuántos abortos antes de lle-
gar á pronunciar claramente una silaba I Las innova-
ciones gramaticales son de la misma índole, con la·di·
ferencia de colaborar en ellas todo un pueblo. ¡Cuán-
tas construcciones torpes, incorrectas, oscuras, hasta
encontrar la expresión no adecuada (no la hay), pero,
Al' menos, suficiente, del pensamiento! En ese largo
POR MIGUEL BRÉAL 7

trabajo no hay nada que no emane de la volun-


tad (1).
Tal es el estudio á. que invito á. todos los lectores~
No se espere encontrar en él hechos de naturaleza
muy complicada. Al contrario, como siempre ocurre
alli donde está en juego el espiritu popular, sorpren-
de la sencillez de los medios, sencillez que contrasta
con la extensión y la entidad de los efectos obtenidos.
He buscado deliberadamente mis ejemplos en las
lenguas más generalmente conocidas; fácil será au-
mentar el número; fácil será. también sacarlos de re-
giones menos exploradas. Como las leyes que he tra-
tado de indicar son más bien de orden psicológico, no
dudo que se comprueben fuera de la familia indo·eu-
ropea. Lo que he querido hacer es trazar algunas
grandes lineas, marcar algunas divisiones y como un
plano provisional en un terreno no explotado aún, y
que reclama el trabajo mancomun'ado de varias gen-e-
raciones de lingüistas. Ruego, pues, al lector, que mire
este libro como una simple Introducción á la ciencia
que he propuesto llamar Semántica (2).

(1) «Un soplo (exclama en alguna parte Herder) se trueca


en la pintura del mundo, en el cuadro de nuestras ideas y de
nuestros sentimientos _. Es presentar las cosas como filósofo
prendado del misterio. Habla más verdad en el cuadro trau-
do por Lucrecio. ¡Siglos é infinidad de esfuerzos han sido me-
nester psra que ese soplo produjese un pensamiento clara·
mente formulado!
(2) l:'l!-'4\1'tIXi¡ 't~Xvr¡, la ciencÍa de las significaciones, del verbo
CfTlIJ4[~, «significar., en oposición á la Fon4ticCJ, la ciencia de
los sonidos.
PRIMERA PARTE
LAS LEYES INTELECTUALES DEL LE_GUAJE

CAPITULO PRIMERO

LA LEY DE ESPEOIALIDAD

Definici6n de la palabra ley.-Falaa idea reinante aoerca de laa


lenguaallamadas rintétictU y analttictU. - La especia lidad de
la funoión es una de las cosas que caracterizan á las lenguas
BnaUticaa,

Llamamos ley, tomando la palabra en el sentido


filosófico, á la relación ,constante que se descubre en
una serie de fenómenos. Se verá esto más claro con
uno ó dos ejemplos.
Si todos los cambios que se verifican en el gobierno
y en los hábitos de un pueblo, se verifican en el senti-
do de la centralización, decimos que la centralización
es la ley del gobierno y de los hábitos de ese pueblo.
Si la literatura y las artes de una época 8e distinguen
por cualidades de orden y de medida, decimos que el
orden y la medida son la ley de las artes y de la lite-
ratura de esa época. De igual modo, si la gramática
de una lengua tiende de una manera constante á sim-
plificarse, podemos decir que la simplificación es la
Zey de la gramática de esa lengua.. Y, para.. llegar á
nuestro asunto, si ciertas modificaciones del pensa-
10 ENSAYO DE SEMÁNTICA

miento, expresadas en un principio por todas las pa-


labras, se reservan poco á. poco para un pequefio nú-
mero de palabras, ó aun para una palabra, que asu-
me la función P9r sI sola, decimos que la especialidad
es' la ley que ha presidido á esos cambios. No po-
dría pensarse en una ley previamente concertada,
ni menos impuesta en nombre de una autoridad su~
perior.

, Todo. el mundo conoce la. distinción, ya vulgar en '.


fuerza

deI repetfrse, eatre las lenguas llamadas 8intéti-.
ca, y Jas lenguas llamadasanaUticas. Todo el mundo
puede .decir también más Ó menos completamente en·
qué consiste la diferencia .. Pero cómo y por qué cau-
sas se ha realizado esa evolución es cosa.sobre la cual
reinanaÚD las ideas más vagas y más inexactas.
Nadie ha expresado mejor queJo J. Ampére, enun
libro justamente criticado, pero· que, -'en este punto,
representa todavia á la hora actual las. ideas de la
mayoria, de' qué modo suele concebirse la relación
existente entre el latín y las lenguas románicas. Cito'
sus palabras:
eLa antigua síntesis gramatical en cuya virtud es-
taba organizada la lengua que muere, esa síntesis se
halla destruida; las flexiones gramaticales se han per-
dido; no se distinguen ya' suficientemente los casos de
ios nombres ni los tiempos de los verbos. ¿Qué ha.cer
para salir de esta confusión? Se discurre expresar por
palabras separadas las relaciones que expresaban los
signos gramaticales confundidos Ó abolidos; se suplen
por preposiciones las ,terminaciones que distingulan
108 casos de los sustantivos; se reemplazan por auxi-
liares las que marca.ban los tiempos de los verbos.
POR MIGUEL BRÉAL 11
--------------~.------------------~--------
Se indican los géneros por articulas y las personas por
pronombres .•
c... En todas las lenguas se ha empleado el mismo
remedio contra el mismo mal, se ha discurrido el mis-
mo expediente en el mismo conflicto (1) .•
De modo que se habrfan inventado procedimientos
nuevos para reparar ruinas, para remediar un mal,
para salir de la confusión. Presentar las cosas de este
modo (y repito que la misma idea existe aún en la ma-
yoria. de los lingüistas, aun en los que han sido mAs
severos con ese libro) es desconocer la verdadera su-
cesión de los hechos, es hacer ininteligible la historia
de las lenguas. En realidad no habido que reparar
ruinas, puesto que las terminaciones desechadas ha-
bian llegado á ser inútiles hacia mucho tiempo. Las
lenguas antiguas no conociero¡. ningún conflicto. En
vez de esa historia inverosimil, seria tiempo de es-
cribir otra· más sencilla y verdadera.
A la cabeza de esa historia deberá colocarse la ley
de especialidad.
Una tendencia del espiritu, que se explica por la
necesidad de claridad, es sustituir los exponentes va-
riables, adheridos, por exponentes invariables, inde-
pendientes: tendencia conforme con el fin general del
lenguaje,_que es hacerse comprender con el menor tra-
bajo posible. Pero, como las condiciones en que está
colocado el lenguaje no permiten la creación ea:: nihi-
lo, ese esfuerzo se realiza lentamente, por medio y á
expensas de lo que antes existIa.

Un primer ejemplo, muy tangible, nos le proporcio-


nan el comparativo y el superlativo.
(1) HistoirlJ de Za Zangue franfiaise, 2.- ecHo., págs. 3 y 10.
12 ENSAYO DE SEMÁ.NTICA

En las lenguas antiguas, el adjetivo expresa la gra-


dación por medio de sufijos. Esos sufijos empezaron
por Ber numerosos y diversos. Así: el comparativo
podía indic"arse por las sllábas ro (superu8~ inferus),
te1'O (interus, ea:terus), ior (purior, lai'gior). El super-
lativo podía indicarse por las silabas mo (summus, in-
fimus), timo (intimus, ea:timus) , issim() (dulcissimus).
Ellatin, tal y como le conocemos" había renunciadp
ya. á. esa diversidad, no conservan"do para c~da. gradó
más que un 8010 sufijo .rior, issimus). Primera simplifi-
cación/ .
. SiA~llat1ri .pasamos , al ~rancés, vemos /que tiene
aún algunos comparativos' ál~ usanza antigua, heren-
cia del latin::graignor,lo,!t;or, ~aut;or, ju"enor, gen-
cior (1)., Tiene también. algunos'superlat~vos: pesme
(pessimus), ~roisme ~roa:imusJ.., Pero ese mecanismo,
privado ya de sIr verdadero sentido, acaba por des-
aparecer, y no, como se ha dicho; a. conSecuencia de la
alteración fonética (porque esas palabras eran perfec-
tamente viables), sino por la acción de la ley de espe-
-cialidad. Una sola palabra asume' en francés la fun-
ción de tod~s esos comparativos y 8uperlati~os. Lo
mismo en las demás lenguas romances. En francés,
plusj en italiano, piuj en espafiol, más; en portugués,
mais,~ en rumano, mai.
Pero lo que hay que notar es.:que esa palabra pri-
vilegiada que sucede á todos los comparativos de otro
tiempo es, á. su vez, un comparativo. Pl~s representa
el antiguo latino ploius (= griego "ltAE!O'ol); el espafiol
más y el portugués mais representan magis. Ese voca-
blo es, pues, el último superviviente de una especie
ex.ting~ida (y extinguida no sin intención), que reem-

(1) Comparativos de grand, forl, haut, jeune, gent.

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