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NOTAS

EL EXILIO EN MARÍA ZAMBRANO*


Julieta Lizaola**

Fui la piedra y fui el centro


Y me arrojaron al mar
Y al cabo de largo tiempo
Mi centro vine a encontrar
Copla popular española

201
Se nos ha ido mostrando que todo to se continúa y logra unir lo que
alto pensamiento filosófico desem- preocupó a Pitágoras, Platón, Aristó-
boca en el terreno de la política. Esto teles, Rousseau, Kant, Marx, por
señala lo inevitable que es el pensar ejemplo: lo ineludible del pensar
para vivir socialmente mejor. Recor- sobre nuestra vida política como un
demos que la filosofía nació con la requerimiento sustancial. Es esta
premisa de conocer para transformar mirada la que se nos abre cuando
el mundo, de sustentar las ideas que accedemos a la perspectiva filosófi-
hacían del hombre un ser político, ca de María Zambrano.
un ser de la polis poseedor de cierto Ella profundizó en este paradigma
saber. Es aquí donde el pensamien- de la vida con la intención de ofre-
cer un pensamiento desde el cual se
* Homenaje en el centenario de su pudiera cuestionar de nuevo nuestra
natalicio 1904-2004. realidad: la que se ha tejido ofrecien-
** Departamento Académico de Estu- do continuamente nuevas victimas a
dios Generales, ITAM. la historia sacrificial, a la que esta-
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NOTAS

mos sujetos desde los inicios de la cotidiano del quehacer político como
historia. Es el deseo de Zambrano el ámbito de lo simbólico donde la
poner sobre la mesa este conflicto muerte ocupa varios rostros, siendo
hasta ahora pendiente del debate uno de ellos el del exilio.
filosófico; conflicto fundamental Hablar del exilio, siguiendo lo
que nos ata a la posibilidad del ser y anterior, implica remitirnos a un
de la historia bajo el arquetipo origi- quehacer que se establece bajo los
nario del sacrificio. El cual viene a requerimientos de la idea del sacri-
señalarnos que no hemos modifica- ficio. El exiliado, desde la dimen-
do nuestra referencia inicial con el sión del poder, ya no cuenta, da igual
mundo. Esto implica que nuestro si vive o muere pues a lo que se le
mediar con la realidad continua rea- ha sentenciado es a su muerte simbó-
lizándose bajo el precepto del dar lo lica. Está fuera de la realidad, su
más precioso de la vida para poder existencia ha dejado de tener presen-
recibir vida. Y lo más significativo cia. El nuevo poder, autoproclamado
para el hombre a la hora de dar, ha capaz de decidir quién vive o muere,
sido el don más alto: la vida misma. va reduciendo paulatinamente la
Entregar la vida, la sangre, la carne, vida política a una cuestión de domi-
es la dádiva más rica que podemos nación. La experiencia del exilio si
otorgar a nuestras veneraciones algo nos muestra en primera instan-
Entregar víctimas, entregar sufri- cia es la diversidad de elementos que
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miento, muerte. la componen, tales como la negación
Zambrano se rebela contra la sig- política, el deprecio por lo diferen-
nificación anterior, el continuar te, la incapacidad para comprender
nuestra relación con lo sagrado a otras voces. Pero también, la expe-
través del sufrimiento de víctimas riencia se ahonda en el interior de
propiciatorias; su afán será romper quien la vive, desde la perspectiva
este fundamento sobre el que se ha del exiliado las cosas no se someten
alzado la ciudad de los hombres. a este decreto. Y ahí, desde esa inte-
Quiere romper la estructura concep- rioridad, Zambrano nos deja saber
tual en que hemos edificado nuestro de su experiencia: desde el paso por
actuar ético, que abandonemos el la destrucción de la vida política y
arquetipo que establece intercambiar sus consecuentes legitimaciones e
muerte por vida. Y esto le exige institucionalizaciones, hasta el cami-
replantar el fundamento ético de la nar doloroso del espíritu sobrevi-
política. La estructura que refiere viendo al naufragio. Ambas caras
Zambrano abarca tanto el desarrollo son retomadas, observadas y unifica-
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NOTAS

das en la concepción zambraniana de nónimos la figura del exiliado, del


exilio. No hay el desarrollo de una y refugiado, del desterrado. El refugia-
luego de otra. Ambas se integran do político tiene la nueva tierra que lo
dando lugar a un fenómeno que como acoge, el desterrado ha perdido su
experiencia vital es asumido, es tierra pero sigue teniéndola como el
decir, es fundamento de su medita- lugar verdadero, sentir el destierro
ciones filosóficas: es el lugar de la es sentir, en palabras del Dr. Adolfo
negación, del abandono, de la sole- Sánchez Vázquez, “un desgarrón que
dad y, como tal, también del renacer. no acaba de desgarrarse, una herida
Y para que ello ocurra es menester que no termina por cerrar” hasta que,
abrirse a otro tiempo, al propio, al finalmente, se llega a formar parte
que transcurre en nuestro interior. El de la tierra que te acoge. Sin embar-
exilio menciona, refiere, a un tipo go, el exiliado zambraniano es aquel
de visión que, como a veces se olvi- que tras el naufragio lo ha perdido
da, actúa directamente sobre nues- todo, hasta la nueva tierra que pisa.
tras vidas y por lo mismo sobre No puede tener dentro de sí lo perdi-
nuestra cultura. Es una experiencia do ni lo que se le ofrece. Es estar en
de tal magnitud que es referencia el espacio de desolación total. Es no
continua, identidad y nuevo princi- poseer más el espacio de su ser y de
pio. Para Zambrano fue todo ello, lo que éste constituía; en este sentido,
lugar del renacer en todos los senti- el exilio es la ausencia del ser, es el
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dos de la vida. Debemos adentrarnos triunfo de su negación más no de su
en este problema, ya no estrictamen- destrucción. Ausencia del ser en dos
te político, y dirigirnos a esa parte vertientes, ausente de sí mismo, no
menos desarrollada y entendida de puede participar de lo que ocurre en
formar parte fundamental de tal el mundo y de su construcción.
experiencia: el exilio del ser. Podemos observar que en el pen-
samiento de Zambrano el exilio
implica, principalmente, una dimen-
II sión espiritual. Entrañas a recorrer
es el sendero que se le abre al que
Comprender el exilio presupone entra al exilio. No hay experiencia
entenderlo como resultado de un sin ser, ya que éste que se va hacien-
acto de negación social y política do en virtud de lo que ve y padece y
siendo ésta la circunstancia que la no sólo de lo que piensa y razona.
suscribe. Dentro de este espectro
podemos hablar como si fueran si-
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NOTAS

lo establecido o palabra que clama


Lo propio es solamente en tanto por la libertad de lo ‘enterrado vivo’,
negación, imposibilidad. Imposi- lo que no ha alcanzado el estatus de
bilidad de vivir, que cuando se cae existencia o reconocimiento de su
en la cuenta es imposibilidad de condición vital.
morir. El filo entre vida y muerte
que igualmente se rechazan. Sos-
tenerse en ese filo es la primera III
exigencia que al exiliado se le
presenta como ineludible. Pere- El poeta José Ángel Valente en el
grinación entre las entrañas espar- ensayo que inicia el libro Los poetas
cidas de una historia trágica.1 del exilio español en México,2 nos
recuerda que –según la visión de Isaac
En lo más profundo de nuestra in- de Luria3– el primer acto de Dios no
terioridad, no sólo recorremos y fue un acto de manifestación de sí
aceptamos las sombras que habitan mismo, sino de ocultamiento, de reti-
con nosotros sino también la pala- rada, de retracción, de exilio hacia
bra que las nombra y que al hacerlo el interior de sí, con el propósito de
nos permite vernos entre todo lo que generar un espacio vacío, donde algo
hemos mirado y padecido. Palabras distinto de él, el mundo, pudiera ser
que no pueden ser concebidas como creado, quedando así, el exilio en la
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verdad poética o verdad filosófica. raíz del infinito creador. Según esta
¿Cuál de las dos es la que puede dar metáfora el acto de creación presupo-
cuenta del ser del hombre? Nuestra ne un movimiento de exilio, de retrac-
autora rechaza tener que responder ción, donde pueda darse lugar al
a esta cuestión como si el ser pudiera espacio vacío, desnudo, donde puede
ser dividido, rechaza la jerarquiza- ser posible la creación, y donde ésta
ción a la que han sido sometidas las
2
diferentes verdades, los diferentes Ángel Valente,“Poesía y exilio”, en
saberes. Esto nos ha conducido a Los poetas del exilio español en Méxi-
co, 1988, México, El Colegio de México,
aceptar como ‘normal’ la escisión de
p. 21.
la palabra: o palabra justificadora del 3
Isaac de Luria responde al compro-
que vence o palabra liberadora del miso histórico de explicar el sentido del
vencido; o palabra legitimadora de exilio –la expulsión judía de España–
como forma de un exilio original, primor-
1
María Zambrano, Los bienaventura- dial: de un exilio ontológico capaz de
dos, 1990, Madrid, Siruela, p. 32. fundamentar el ser.
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no es nunca un acto de poder, de domi- que se hace violentamente clara:


nación, sino por el contrario de acep- Inicia “...el exilio cuando comienza
tación. el abandono, el sentirse abandona-
La teoría de la creación menciona- do...”.5 La existencia del ser humano
da guarda una cercana relación con a quien este desamparo inunda “ha
la metáfora del exilio de Zambrano, entrado ya en exilio, como en un
donde la vida es un continuo recrear- Océano sin isla alguna a la vista,”6
se, un renacer, un despertar. Según lo donde la soledad es la distancia entre
anterior se despierta a ella, después de el yo y los otros.
una retracción en nosotros mismos, El exiliado, ausente del mundo
después de reconocer, y aceptar, las o de la historia, habita entre la vida y
sombras que habitan en nuestra alma. la muerte, el lugar privilegiado para la
Es una puerta que se abre a nuestra lucidez, donde las palabras de la jus-
intimidad, al espacio–tiempo donde tificación no tienen lugar y donde lo
la vida de la interioridad se desa- único que realmente se posee es un
rrolla. Al lugar donde el alma resiste. horizonte vacío; el exiliado tiene la
Si el mundo fue creado por ausencia interioridad como refugio y en lugar
de Dios, nosotros nos creamos en la de la creación, el nuevo espacio de
ausencia del mundo, en el espacio búsqueda de su ser mismo, de rena-
desnudo de la nada; y tan desampa- cer a la vida y al mundo; ahí la pala-
rados estamos que sólo nos queda la bra y su ser podrán comulgar en eso
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vida, sin más sustento, ni patria, ni que Paul Ricoeur llama narración.
tierra, ni cobijo. La vida suspendida La vida, se conforma por una serie
y sin otro propósito que el de rena- de relatos donde se es tramando,
cer, que el de transformar reconstruir rememorando, se es diciendo y escri-
la vida para nacer a ella nuevamente. biendo; la identidad entonces es una
Sin embargo, no podemos olvidar identidad narrativa que se crea, se
que este desamparo pertenece tam- comprende como una metáfora viva.
bién a una dimensión histórica deter- “Lo que en el fracaso queda –dice
minada, donde la persona vive con Zambrano– es algo que ya nada ni
toda plenitud el hecho de estar arro- nadie puede arrebatarnos. Y este gé-
jada de la historia “de no tener un nero de fracaso era entonces y sigue
lugar en el mundo, ni social, ni políti- siendo ahora la garantía de un rena-
co, ni ontológico. No ser nadie –dice cer más completo: el que adviene
Zambrano– ni un mendigo, no ser
nada...”.4 Es entrar en una condición 5
Ibid., p. 29.
4 6
María Zambrano, op. cit., p. 36. Ibid., p. 31.
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cada vez que un hombre íntegro más los intentos fallidos de encon-
vuelve a salir, al alba, al camino.” 7 trar la libertad, que la libertad
De esta concepción de a figura del misma”.10 Libertad que Zambrano
exilio, se constituyen como posibi- concibe en su propia lealtad a la
lidad el espacio vacío y del acto de búsqueda de la palabra:
aceptación, fundamental para la
creación; la creación en específico la comunicación de lo oculto que
de nuestro ser, la creación de la tan se hace mediante lo escrito, es la
añorada nueva identidad ante la gloria, la gloria que es la mani-
muerte de los dioses, el santo y seña festación de la verdad escondida
de quienes somos. La identidad que hasta el presente, que dilatará los
se crea a través de la palabra, en los instantes transfigurando las vidas.
límites de la palabra, y que nos regre- Es la gloria que el escritor espera
sa a la unidad de nosotros mismos. aún sin decírselo y que logra,
Escribir es engendrar.8 cuando escuchando en su soledad
Désele voz –dice Zambrano en su sedienta con fe, sabe transcribir
“Carta sobre el exilio”– que no pide fielmente el secreto desvelado...
otra cosa sino que le dejen dar, dar después de perseguir, capturar y
lo que nunca perdió: la libertad que retener, las palabras para ajustar-
se llevó consigo y la verdad que ha las a la verdad. Por esta búsqueda
ido ganando.9 heroica cae la gloria sobre la cabe-
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El exilio que vivió Zambrano le za del escritor, pero esta gloria es
permitió tejer el entramado entre en rigor de todos y se manifies-
vida y obra filosófica, en la que pode- ta en la comunidad espiritual del
mos constatar que la búsqueda de la escritor....11
verdad se cifra en la palabra: “valen
El escritor que logra acceder a la
7
“Discurso de María Zambrano en la palabra, sabe que esta no debe ser
entrega del Premio Cervantes 1988”, en dividida en poesía o en filosofía,
María Zambrano, Premio Miguel de ninguna por sí misma logra dar cuenta
Cervantes, 1989, Barcelona, Anthropos, de la vida del hombre. Son ambas y su
p. 54. posible diálogo el que agranda el dar
8
Novalis, Granos de polen, 1987,
México, SEP, Cien del Mundo, p. 33.
9 10
María Zambrano, “Carta sobre el exi- María Zambrano, Los sueños y el
lio”, en La razón en la sombra, Antolo- tiempo,1998, Madrid, Siruela, p. 20.
11
gía de M. Zambrano realizada por Jesús María Zambrano, Hacia un saber
Moreno, 1993, Madrid, Siruela, p. 391. del alma,1993, Madrid, Alianza, p. 38.
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NOTAS

cuenta de la vida del ser. La dimen- y que para lograrlo requiere de un


sión espiritual del exilio guarda y espacio vacío donde serán deposi-
expresa en la voz. “La voz de María tadas. “Tengo miedo de escribir.
Zambrano –dice Octavio Paz– es una Escribir es tan peligroso”, dice Clarice
voz que venía de lejos, de un lugar Lispector y parece establecer un
muy antiguo, que no estaba afuera diálogo con Zambrano: “Quien lo ha
sino adentro de ella misma.”12 intentado lo sabe. Peligro de hurgar
en lo que está oculto pues el mundo
no está en la superficie, está oculto en
IV sus raíces, en las profundidades del
mar. Para escribir tengo que insta-
Si las palabras nos dejan saber quié- larme en el vacío.”14 A lo que nuestra
nes somos, es necesario salvarlas de filósofa podría complementar el diá-
su momentaneidad, de su ser transi- logo imaginario cuando nos confiesa
torio y conducirlas hacia la perdu- “todo lo ofrezco a través de la
rable reconciliación que es el oficio palabra, como temblor. Cuándo deja-
del escritor: “descubrir el secreto y ré de escribir, me pregunto, cuando,
comunicarlo a través de la palabra Señor, dejaré de temblar”.15 Escri-
escrita, son los acicates que le mue- bir es instalarse en el laberinto de
ven”.13 Escribir, nos confiesa Zambra- nuestra soledad, recorrerlo como se
no, es defender la soledad en que se recorre el desierto, sin saber por
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está, mostrando lo que en ella y úni- dónde se puede hacer un camino ni
camente en ella se encuentra. Lo que qué se puede encontrar en él. Lo que
en el recorrido por las entrañas del en él aparezca será lo que se saque del
ser exiliado le permite recuperar y pozo a la luz, recuperando su imagen
llevar al pensamiento. El escribir –el y su palabra, tomando su lugar en el
ir a la búsqueda y encuentro de las mundo: es el resultado del pensar,
palabras– pide antes que cualquier cuyo fruto nos da soplo de esperan-
otra cosa fidelidad: ser fiel a aque- za, soplo de vida. De ahí el temblor
llo que pide ser sacado del silencio del pensar. La semilla que llevamos
dentro germina, en el exilio del ser,
12
como los granos bajo la tierra. Como
Octavio Paz, “Una voz que venía de
lejos”, en Homenaje a María Zambra-
14
no, 1998, México, El Colegio de Méxi- Clarice Lispector, Soplo de vida,
co, p. 25. 1994, Madrid, Siruela, p.15.
13 15
María Zambrano, Hacia un saber María Zambrano, Senderos,1989,
del alma, 1993, Madrid, Alianza, p. 20. Barcelona, Anthropos, p. 9.
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NOTAS

posible verdad cuando descendemos libertad. No, ante lo que reproduce


a nuestros infiernos, en búsqueda de la negación del ser, no, a lo que atenta
lo que habita en la sombra: lo que a la posibilidad creadora del hombre.
ha sido negado y humillado. Ante ello advertimos que en el espa-
Si un acto de soledad, como lo es la cio recién creado, se ha alumbrado
experiencia espiritual del exilio, es algo nuevo.
lo que nos permite acceder a nuestro El pensamiento, como nosotros
infierno, gracias a la verdad en él en- mismos, no sólo se vive necesitado de
contrada, es también nuestro paraíso. un espacio sino también se vive con
“Toda palabra es un conjuro. Ese relación a lo establecido y legitima-
espíritu al que se llama, aparece.”16 do. La pregunta inevitable es: ¿Cómo
El planteamiento que se recoge poder pensar sin dejar de tener pre-
aquí, es el de considerar el exilio del sente las exigencias de silenciar la
ser como semilla de lo humano crea- memoria, de negar tantas memorias,
dor. En este sentido todos podemos de excluirlas, de expulsarlas, de echar-
dar cuenta de la soledad, del abando- las fuera de los márgenes de lo que
no, ‘del no ser nada’ contemporáneo, sí es permitido pensar? ¿El pensa-
del naufragio de nuestro ser, pero miento, entonces, no puede darse sino
también, de nuestro rescate gracias ejerciendo la intolerancia? O asu-
a la voz, a la palabra, a la narración miendo su papel de exiliado, de voz
de nuestro sufrimiento; el exilio del propia, autónoma, no esta dispuesto
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ser se manifiesta como semilla de a ejercer el oficio de la justificación
lo humano creador. Si éste es raíz y la marginación. Ésta es la condi-
de nuestra creación también lo es de ción del pensamiento exiliado, echa-
nuestro pensamiento; el pensar como do fuera por ilegítimo, el tener como
una necesidad de hacer espacio, de fundamental propósito no dar lugar
encontrar un lugar donde poner lo res- a la desmemoria. Es por ello que lle-
catado por nuestra mirada. Lo prime- gamos al planteamiento de que el
ro que nos da indicio de que algo exilio, puede ser entendido también
ocurre a nuestro ser, es su negación como posibilidad de germinación de
a lo que le implique coerción, nega- nuevas condiciones del pensamien-
ción del ejercicio de la libertad. El to, que se abren a otros horizontes de
movimiento que realiza el espíritu verdad. La condición de exilio onto-
se efectúa ante la imposición: y es lógico, como el lugar donde nace la
decir no, como acto radical de la propia voz, se ha traducido en rebel-
día, disidencia: ya que toda rebeldía
16
Novalis, op. cit., p. 31.
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invoca tácitamente un valor que abre luego se esconde en la claridad.


un espacio de reflexión ética. Perderse en esa búsqueda, puede
La figura del exilio se entreabre darle algún secreto: […] el lugar
como una dimensión fundamental en donde se recoge al amor herido.18
la obra de Zambrano.
Su vida y obra filosófica están
imbricadas en la búsqueda de la Claros del bosque
verdad que se cifra en la palabra y
que no nos deja olvidar la sentencia El claro del bosque es un centro. Un
que la autora hizo suya: “en el princi- centro en el que no siempre es posi-
pio fue el verbo”. ble entrar. Es otro reino que una alma
Algo que no podemos dejar de habita y aguarda. No hay que ir a
señalar es la fuerza e intensidad espi- buscarlo, ni a buscar algo determi-
ritual que hay en la vida y en la obra nado, prefigurado. Si nada se busca
de Zambrano, en su vivir el exilo no en él, la ofrenda será imprevisible,
sólo como un dolor relacionado con ilimitada. Ya que la nada y el vacío
el destierro o la expulsión, sino haber han de estar presentes, latentes, en
ahondado en él de la forma que seña- la vida humana. Y el temor del éxta-
la Novalis: Hay que ser dignos de sis que ante la claridad acomete hace
nuestro dolor.17 El exilio en María huir del claro al visitante, que se
Zambrano es un horizonte no sólo torna intruso. Me buscabas y ahora,
209
de elaboración teórica, sino funda- cuanto te soy propicio, te vuelves a
mentalmente, un reconocer una con- ese lugar donde respirar no puedes.
dición vital del hombre: encontrar en No se puede ir al bosque si se va con
él la posibilidad de llegar a la íntima la idea de retornar.
verdad: al propio tiempo, al propio Aparece luego en el claro del
ritmo, donde el alma despierta a la bosque el temblor del espejo y en
aurora de nuestro ser. él, el anuncio y el final de la plenitud
que no llegó a darse: la visión ade-
La llaga […] de la herida se abre cuada al mirar despierto y dormido
hacia adentro, hacia el ser mismo, al par: la palabra presentida. El claro
no una pregunta, sino un clamor es entonces espejo que tiembla,
despertado por aquello invisible claridad aleteante que deja dibujarse
que pasa sólo rozando: […] el
Único, el que pide ser seguido y 18
María Zambrano, Claros del bosque,
1993, Barcelona, Seix Barral, Bibliote-
17
Ibid., p. 41. ca de bolsillo, p. 17-8.
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algo al par que se desdibuja. Y todo sostenerse en ella? Es la pregunta


es ilusión, todo alude, la luz se curva fundamental, ¿cómo poder vivir en
arrastrando consigo al tiempo, luz las zonas, que en su calidad de avasa-
y tiempo curvado son testimonio y lladas, se mantienen en las profun-
presencia de la redondez del univer- didades donde se da la claridad? Un
so y de la vida. La luz tiembla pues centro ha sido despertado, centro de
no deja de descender y de curvarse la mente, centro del ser cuando el
en todo recoveco oscuro, y que no amor entra en juego declaradamente.
puede sin violencia entrar en el nues- A los claros del bosque no se va a
tro último rincón de defensa. El iris preguntar. La llaga de la herida se
resplandece primero abajo, en la abre hacia adentro, hacia el ser
espesura y después en los cielos mismo, no una pregunta, sino un cla-
creando un imprevisible claro propi- mor despertado por aquello invisi-
cio. Brillan los colores sosteniéndo- ble que pasa sólo rozando: el Único,
se hasta el último instante en el juego el que pide ser seguido y luego se
del aire con la luz. Y los colores som- esconde en la claridad. Perderse en esa
bríos aparecen como privilegiados búsqueda, puede darle algún secre-
lugares de luz, adentrándose para to: el lugar donde se recoge al amor
luego mostrarse en la rama dorada herido.
de la divinidad que ha huido o que
no ha llegado todavía. Son breves los
210
detenimientos del amigo del bosque.
Un doble movimiento lo reclama
sobreponiéndose: el de ir a ver y el
de llegarse hasta el límite del lugar
por donde la divinidad partió.
Y sólo el método que se hiciese
cargo de esta vida, al fin desampa-
rada de la lógica, incapaz de insta-
larse en el reino del logos asequible,
disponible, daría resultado. Un mé-
todo nacido de un incipit vita nuova,
que despierte, que se haga cargo de
todas las zonas de la vida: sobre todo
de las agazapadas, de las avasa-
lladas. Un método así no puede
pretender continuidad. ¿Mas cómo

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