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DEMANDA COGNITIVA
Mtro. Jorge A. PALOMINO WAY
Se define por las operaciones mentales que
se activan en los estudiantes al realizar
una determinada tarea. A mayor número
de operaciones mentales requeridas
para ser resuelta la tarea, mayor es
la demanda cognitiva de la misma.
DEMANDA COGNITIVA
Resuelve problemas.
Además, influyen los conocimientos previos que tengamos y nuestras expectativas. Esto se puede
observar en los momentos en los que nuestros sentidos nos juegan “malas pasadas”. Por
ejemplo, cuando estamos esperando a un amigo y creemos verle; o bien, cuando nos extrañamos
con ilusiones ópticas e imágenes imposibles, ya que nuestra experiencia nos ha enseñado que es
imposible que existan.
Podremos saber de qué estamos hablando, pero si cierras los ojos y tratar de decir de qué color
es el pantalón que lleva puesto, no sabrías responder. No significa que no hayas visto el color,
sólo que no le has prestado atención suficiente como para recordarlo.
Como habrás podido intuir, la atención es un mecanismo que funciona como un filtro que ahorra
nuestros recursos y energía. Si tuviéramos que atender todo lo que captamos, estaríamos
agotados enseguida. Entonces la atención es un proceso que se puede enfocar a unos estímulos
y restringir a otros.
Aprender a centrar nuestra atención en los estímulos correctos ignorando aquellos que nos
distraen, saber mantenerla durante largo tiempo, o ser capaz de cambiarla de un lugar a otro
cuando sea necesario; es algo que contribuye enormemente al desarrollo cognitivo en general.
Y, por ende, al aprendizaje y adquisición de nuevos conocimientos.
Procesos de codificación
Son procesos propios de la llamada memoria de trabajo o memoria operativa, que es la que hace
posible que los conocimientos nuevos se relacionen con la información ya almacenada en la
memoria a largo plazo.
Este tipo de memoria es limitada y temporal, siendo la mínima necesaria para llevar a cabo
cualquier actividad. Este mecanismo además permite comparar datos, contrastarlos o
relacionarlos entre sí.
Por ejemplo, la memoria de trabajo nos permite recordar la frase anterior de un texto mientras
leemos la siguiente, incluso mantener el flujo de nuestro propio pensamiento o entender lo que
otros dicen.
Proceso de retención y recuerdo
La codificación facilita la retención de la información, mientras que el aprendizaje depende del
recuerdo. Es decir, la información que podemos recuperar (recordar) es la prueba de que hemos
aprendido.
Esto corresponde a la memoria a largo plazo, que es la que permite que se almacenen datos
nuevos y que dichos datos se recuperen para utilizarlos cuando sea conveniente. De esa manera,
podemos evocar experiencias pasadas y conocimientos, incluso volver a modificarlos y guardarlos
con los nuevos cambios en nuestro almacén.
Las principales estrategias para memorizar correctamente con el objetivo de que se produzca el
aprendizaje son:
Análisis y síntesis
Implica separar una idea en partes más pequeñas para observar detenidamente sus elementos.
Es decir, para comprender algo usamos como técnica dividirlo en sus distintos componentes.
Sirven para…
Para poder hacer una comparación necesitamos dos requisitos: los elementos que van a
compararse y en qué criterio nos vamos a basar. Por ejemplo, si comparamos varias situaciones
por su nivel de peligro, o algunos objetos por su peso.
Clasificación
Consiste en establecer clases, subtipos o subgrupos a partir de un conjunto de elementos. Para
ello necesitamos fijar un criterio o más que dicho grupo va a tener en común: color, forma,
número, edad, nivel académico, sexo, etc. Así, se une lo similar y se separa lo diferente.
Estos dos últimos elementos, la comparación y la clasificación, son herramientas útiles para
organizar los datos. Si los datos están bien estructurados y organizados, se asimilan mejor.
Experimentación
Averiguar por uno mismo qué funciona y qué no por medio del establecimiento de hipótesis y su
comprobación empírica es una buena manera de aprender. Todo comienza con una idea que
queremos comprobar (hipótesis) y luego ejecutamos un plan para ver qué ocurre.
Por ejemplo, probar a echarle un ingrediente nuevo a una receta para comprobar si su sabor ha
cambiado como esperábamos.
Los esquemas cognitivos que subyacen a esta experimentación están activos desde que somos
bebés, y continuamente aprendemos haciendo hipótesis y verificándolas o rechazándolas.
Procesos de generalización
Es la capacidad que tenemos para poder utilizar la información aprendida y aplicarla a eventos
muy diversos. Esto determina que el aprendizaje ha sido significativo.
Un ejemplo puede ser recordar las normas ortográficas aprendidas en el colegio para saber dónde
colocar las tildes cuando estamos escribiendo una carta a un amigo. De esta forma, no sólo
memorizaste las reglas de ortografía, sino que también sabes aplicarlas en cualquier contexto
que necesites.
Procesos de inferencia, interpretación y deducción
A través de estos procesos podemos conseguir llegar a conclusiones nuevas, sólo haciendo
derivaciones de información que ya disponemos.
Se asemeja al trabajo de un detective: al principio ve que las pistas que encuentra parece que
no tienen conexión, pero a partir de reflexiones e interpretaciones alcanza la conclusión y
resuelve el problema.
Continuamente hacemos estas interpretaciones e inferencias, aunque hay que tener mucho
cuidado pues estamos en riesgo de cometer errores y llegar a conclusiones que no coinciden con
la realidad.
Procesos metacognitivos
Son procesos muy amplios y complejos, y se asocian con el control de nuestro propio
rendimiento. Consiste en supervisar si estamos haciendo las cosas bien, evaluarlas, y corregir
nuestro comportamiento si es necesario. Se puede definir también como “pensar sobre cómo
pensamos”.