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CONTEXTO POLÍTICO.

En esta fase se alcanza definitivamente la centralización política de los estados del Istmo y
se logra un umbral básico de institucionalización, cuyo fundamento material es la economía
agroexportadora, cuyo sustento institucional son las fuerzas armadas y cuyo encuadre
ideológico es el liberalismo, el económico antes que el político. En esta etapa los distintos
estados experimentan evoluciones particulares. Las más evidentes se presentan en Nicaragua,
cuyo desarrollo estatal sufrió una verdadera involución en el marco de la ocupación militar
estadounidense y en Panamá, separado de Colombia, pero inmediatamente convertido en un
protectorado de facto por parte de Estados Unidos, en el contexto de la construcción del canal
interoceánico y del establecimiento de la Zona del Canal. En este país en el marco de su
peculiar situación habrá también un proceso de reformas impulsado por los liberales. De
todos modos, como ya señaló todos los estados del Istmo junto con otros estados del Caribe
quedaron insertos en un sistema de “estados-clientes” establecido por Estados Unidos,
condición que impuso límites muy claros a sus atributos soberanos.
En el periodo de 1930/1950 (Surgimiento del “estatismo”) se puede afirmar que todos los
estados del Istmo se han consolidado, incluidos aquellos que cargaban un rezago en su
proceso de formación como Honduras y sobre todo Nicaragua. Una institución militar más
profesional constituye la columna vertebral de los estados; las funciones económicas y
también sociales empiezan a desarrollarse y aparecen los primeros elementos de una política
económica moderna, propiamente dicha. En este sentido, se abandonan las políticas liberales
y se esbozan las primeras formas de protagonismo estatal, aún poco coherente y dominado
por una especie de casuística, denominada críticamente por los primeros socialdemócratas
de Costa Rica como “reglamentismo”. También las evoluciones particulares se hacen aquí
presentes, sobre todo en lo que respecta a los regímenes políticos de los distintos estados y a
las políticas de integración de las clases populares.
Es en esta época en donde empieza a decantarse el dilema dictadura y democracia que
marcará la historia de estos países durante toda la segunda mitad del siglo XX. En suma, a
mediados del siglo XX, se puede afirmar que todos los países centroamericanos se han dotado
de un Estado que juega un papel central en la vida social y del cual se espera satisfaga
determinadas necesidades, tanto por parte de los sectores dominantes, como por parte del el
conjunto de las clases subalternas. Son estos estados los que harán la experiencia de las
políticas desarrollistas de las décadas de 1950 y 1960, los que enfrentarán los procesos de
guerras y revoluciones de las décadas de 1970 y 1980 y los que mantienen una línea de
continuidad con los estados contemporáneos algunos de los cuales son considerados frágiles
e incluso “fallidos”.

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