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ESCUELA NORMAL “D. F.

SARMIENTO” – PROFESORADO DE LENGUA Y LITERATURA - 2018

En torno al simbolismo

Chanson Canción de otoño Tardes (III)


d’automne
Los sollozos El cielo, lago de oro pálido, se deshace.
Les sanglots longs largos Se diría que el llano, lejos, desierto,
des violons de los violines piensa;
de l’automne del otoño y en el aire ensanchado de vacío y
blessent mon cœur hieren mi corazón silencio
d’une langueur de una languidez el alma de la noche, grande y triste, se
monotone. monótona. esparce.
Tout suffocant Ya sofocándome Mientras aquí y allá brillan luces
et blême, quand y lívido, cuando humildes,
sonne l’heure, suena la hora, emparejados bueyes vuelven por los
je me souviens yo me acuerdo caminos;
des jours anciens de los días y los viejos de gorra, en la mano el
et je pleure. antiguos mentón,
y lloro. respiran a las puertas de sus chozas la
Et je m’en vais tarde.
au vent mauvais Y me voy
qui m’emporte, al viento malo El paisaje, al tañido de una esquila, es
deçà, delà, que me lleva, doliente
pareil a la aquí, allá, y simple como un dulce retablo primitivo
feuille morte. igual a la donde se ve a Jesús con su cordero
hoja muerta. blanco.
PAUL VERLAINE
(1844-1896) Los astros en el cielo negro a nevar
empiezan
y allá, sobre la cima de aquella cuesta,
inmóvil,
la silueta ancestral de un pastor se
ensimisma.

ALBERT SAMAIN (1858-1900),


En el jardín de la Infanta (1893)

El pañuelo Yo persigo una forma...

Poco a poco, adquiriendo otra Yo persigo una forma que no encuentra mi


hermosura, estilo,
Aquel cielo infantil de primavera botón de pensamiento que busca ser la
Se puso negro, cual si lo invadiera rosa;
Una sugestión lánguida y obscura. se anuncia con un beso que en mis labios
se posa
Tenía algo de parque la espesura al abrazo imposible de la Venus de Milo.
Del bosque, y en la pálida ribera
Padecía la tarde cual si fuera Adornan verdes palmas el blanco peristilo,
Algún ser fraternal en desventura. los astros me han predicho la visión de la
diosa;
Como las alas de un alción herido y en mi alma reposa la luz como reposa
Los remos de la barca sin consuelo el ave de la luna sobre un lago tranquilo.
Azotaron el piélago dormido.
ESCUELA NORMAL “D. F. SARMIENTO” – PROFESORADO DE LENGUA Y LITERATURA - 2018

Y no hallo sino la palabra que huye,


Cayó la noche y entre el mar y el cielo la iniciación melódica que de la flauta
Quedó por mucho tiempo suspendido fluye
El silencioso adiós de tu pañuelo. y la barca del sueño que en el espacio
boga;
LEOPOLDO LUGONES (1874-1938)
Los crepúsculos del jardín (1905) y bajo la ventana de mi Bella Durmiente,
el sollozo continuo del chorro de la fuente
y el cuello del gran cisne blanco que me
interroga.

RUBÉN DARÍO (1867-1916),


Prosas profanas (1896)

Campos de Soria (IV) Octubre

¡Las figuras del campo sobre el cielo! Estaba echado yo en la tierra, enfrente
Dos lentos bueyes aran del infinito campo de Castilla,
en un alcor, cuando el otoño empieza, que el otoño envolvía en la amarilla
y entre las negras testas doblegadas dulzura de su claro sol poniente.
bajo el pesado yugo,
pende un cesto de juntos y retama, Lento, el arado, paralelamente
que es la cuna de un niño; abría el haza oscura, y la sencilla
y tras la yunta marchan mano abierta dejaba la semilla
un hombre que se inclina hacia la en su entraña partida honradamente.
tierra,
Pensé arrancarme el corazón, y
y una mujer que en las abiertas zanjas
echarlo,
arroja la semilla.
pleno de su sentir alto y profundo,
Bajo una nube de carmín y llama,
al ancho surco del terruño tierno,
en el oro fluido y verdinoso
del poniente, las sombras se a ver si con partirlo y con sembrarlo,
agigantan. la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.
ANTONIO MACHADO (1875-1939),
Campos de Castilla (1912)

Los sueños dialogados (IV) Retorno fugaz

Esta luz de Sevilla... Es el palacio ¿Cómo era, Dios mío, cómo era?
donde nací, con su rumor de fuente. –¡Oh corazón falaz, mente indecisa!–
Mi padre, en su despacho. –La alta ¿Era como el pasaje de la brisa?
frente, ¿Como la huida de la primavera?
la breve mosca y el bigote lacio–.
Tan leve, tan voluble, tan lijera
Mi padre, aún joven. Lee, escribe, cual estival vilano... ¡Sí! Imprecisa
hojea como sonrisa que se pierde en risa...
sus libros y medita. Se levanta; ¡Vana en el aire, igual que una
va hacia la puerta del jardín. Pasea. bandera!
A veces habla solo, a veces canta.
¡Bandera, sonreír, vilano, alada
Sus grandes ojos de mirar inquieto primavera de junio, brisa pura...
ahora vagar parecen, sin objeto ¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste!
ESCUELA NORMAL “D. F. SARMIENTO” – PROFESORADO DE LENGUA Y LITERATURA - 2018

donde puedan posar, en el vacío. Todo tu cambiar trocóse en nada


–¡memoria, ciega abeja de amargura!–.
Ya escapan de su ayer a su mañana; ¡No sé cómo eras, yo que sé que
ya miran en el tiempo, ¡padre mío!, fuiste!
piadosamente mi cabeza cana.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1956)
ANTONIO MACHADO, Sonetos espirituales (1917)
Nuevas canciones (1917-1930)

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