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Parte 1
Ser agradable en una conversación
cotidiana
1. Ser Sé respetuoso y educado con todos
los que conozcas.
Es decir, con tus amigos, con completos extraños y sobre todo
¡contigo mismo! Si juzgas y desprecias a otras personas, lo más
probable es que te devuelvan los mismos sentimientos negativos.
Hacer que otros se sientan bienvenidos y apreciados te dará
buenos resultados al momento de hacer amigos.
Interactúa con extraños de manera agradable y tranquila, pide
favores con paciencia, respóndele a los demás con prontitud y
no olvides decir por favor y gracias.
Recuerda que todos con los que interactúas también son seres
humanos. Sólo porque le pagues a alguien para que atienda tu
mesa no te da el derecho de ser irrespetuoso; trátalos como te
gustaría que te tratasen si estuvieses en su lugar.
Como J.K. Rowling dijo, "es más fácil ver cómo es un persona
por la manera en la que trata a sus inferiores, no a sus iguales".
4. Escucha.
No hay una sola persona en el planeta que sienta que recibe
demasiada atención (por lo menos ninguna a la que no la sigan
constantemente los paparazzi). Cuando los seres humanos
participamos en una conversación, la mayoría de nosotros
buscamos a alguien que se interese verdaderamente en lo que
tenemos que decir, el aporte de la otra persona es secundario. ¡No
creas que eres aburrido! Estás dejando que la otra persona se
sienta bien consigo misma.
Sin embargo, es importante escuchar activamente. Si alguien
habla sin parar acerca de la manera más efectiva para bañar a
su perro, mirar a otro lado, aun cuando tengas las ganas de
hacerlo, no es propio de un buen oyente. Trata de involucrarte
en la conversación todo el tiempo, tu mirada, el asentir con la
cabeza, el hacer comentarios y preguntas, además de la
posición de tu cuerpo, todo debe estar completamente centrado
en esa persona.
5. Haz preguntas.
Una parte importante de ser un buen conversador (y también
cuando escuchas) es hacer preguntas. Luego de sostener una
conversación con un maestro del jiujitsu social, uno se aleja
caminando sintiéndose bien y sin darse cuenta de que no aprendió
absolutamente nada acerca de él debido a que estuvo hablando
demasiado. Sé como ese maestro. Pregunta quién, por qué o
cómo. La otra persona se sentirá apreciada, querida y continuará
con su discurso quitándote la presión de encima. Y le agradarás
por eso.
Mantén una conversación abierta. Si tu colega de la oficina Jill
dice, “Dios mío, acabo de pasar horas en este maldito
PowerPoint”, intervén y pregúntale para qué era, por qué le tomó
más tiempo de lo normal o cómo llevó a cabo su investigación.
Incluso un tema sin importancia como el de un PowerPoint
puede iniciar una buena conversación en la que Jill sienta que le
prestan atención.
7. Conoce a tu público.
Es probable que conozcas a gente de diferentes grupos sociales.
Agradarle al grupo de las personas más populares de la escuela
(si es que en verdad son capaces de apreciar a alguien) es algo
completamente distinto a salir un viernes por la noche con tus
compañeros de la clase de ingeniería en Harvard. Así que debes
saber con quién estás tratando. ¿Cuáles son sus gustos?, ¿qué
parecen valorar?, ¿cuáles son sus intereses?
Si quieres que te estimen de verdad (ser popular y ser apreciado
no son lo mismo), es tu día de suerte: por lo general, a todos los
seres humanos les gustan las mismas cualidades. Y no, la
riqueza y el atractivo no están en lo más alto de la lista. Según
un estudio reciente, la confianza, la honestidad, la cordialidad y
la amabilidad son las cualidades con la máxima calificación y son
las más valoradas (en todas las relaciones), seguidas de cerca
por la extraversión, la inteligencia y el sentido del humor.
8. Reconoce la reciprocidad.
Puedes hacer todas las preguntas que quieras, ser muy educado,
decir siempre las cosas adecuadas y a veces, las personas
seguirán sin entenderlo. Si cada vez que te acercas a Johnny
milagrosamente recibe una llamada, capta la indirecta. Dirige tu
energía a otra parte. Cosas como esta pasarán, no puedes
agradarle a todos. Si bien es importante hacer un esfuerzo, hazlo
donde valga la pena.
Las relaciones se tratan de dar y recibir. Si eres el que siempre
hace el esfuerzo, el que envía mensajes de texto, el que se
complica la vida para ser amable y amistoso, examina la
situación. Si hay una explicación (la otra persona atraviesa un
difícil momento, trabaja 60 horas a la semana, etc.), es posible
que tengas que hacer la mayor parte del trabajo. Pero si no se
comporta de la misma manera con los demás y parece nunca
tener tiempo para ti, entonces cambia de rumbo. No puedes ser
amigo de todo el mundo.
Parte 2
Dominar el lenguaje corporal agradable
1. ¡No olvides sonreír!
Puedes emanar una buena vibra con este sencillo gesto además
de mejorar el humor de todos a tu alrededor. Incluso si no te
sientes lo suficientemente feliz o no estás de muy buen humor, a
veces la acción voluntaria de tus músculos dibujando una sonrisa
en tu rostro puede desencadenar sentimientos de regocijo y
felicidad.
Piensa en cosas felices o en momentos pasados que te hayan
hecho reír con el fin de generar una sonrisa auténtica. ¡Por lo
menos, la gente se preguntará de qué te ríes!
Fruncir el ceño requiere más músculos que sonreír y es por una
buena razón. Todo el mundo debería sonreír más a menudo en
lugar de fruncir el ceño.
2. Sincérate.
La verdad es que a todos quieren ser apreciados. Todos. Es simple
lógica, mientras más te quieran, más fácil es tu vida. Dado que
todos pelean la misma batalla que tú, ayúdales un poco. Sé
accesible (cuando no seas tú quien se esté acercando, cosa que
deberías hacer). Sonríe, no cruces los brazos y deja tu teléfono a
un lado. El mundo está frente a ti. ¿Qué cosas vendrán a ti si lo
permites?
Piensa en las personas con las que quieres entablar una
amistad. Lo más probable es que para describirlas no utilices un
adjetivo como “malhumoradas”. Si quieres poner de tu parte para
hacer un amigo, asegúrate de que tu vibra sea acogedora.
Relaja tu cuerpo, muéstrate comprometido con el medio
ambiente y observa a las personas. Tendrás ganada la mitad de
la batalla, de veras.
5. Muestra deferencia.
Es probable que en un determinado punto de tu vida alguien te
haya hecho hincapié en la importancia de mantener los hombros
hacia atrás, la cabeza en alto y tener un fuerte apretón de manos.
Si bien todas estas normas son apropiadas en una determinada
situación (como en una entrevista de trabajo), esta no se aplica al
momento de hacer amigos y agradarle a la gente. Tu cuerpo debe
estar relajado, no tenso. Demuéstrale a la otra persona que no la
estás desafiando con tu postura.
Piensa en saludar a alguien. En ese video en el que Bill Clinton
y Nelson Mandela se encuentran (dos personas que tienen
derecho a pensar que son importantes), ambos muestran
deferencia, una ligera inclinación y un paso al frente, empleando
el brazo libre para darse un toque extra, mientras sonríen.[5] Ellos
expresan su respecto y agrado mutuo, lo que hace que el aprecio
sea recíproco.
Parte 3
Pensar en lo que debes hacer
1. Aprecia a la gente.
Sin duda, la forma más fácil para agradarle a una persona es
apreciándola. No hace falta ser un genio para saberlo, ¿no?
Seguro has estado cerca de alguien a quien no parecía importarle
si estabas allí o no. Y probablemente has estado cerca del otro tipo
de personas, las que te hacen sentir apreciado y están claramente
felices de tenerte allí. ¿A cuál prefieres más?, aun cuando no
puedas explicarlo.
No puedes esperar el aprecio de las personas si no eres capaz
de sentir lo mismo por ellas. Lo más probable es que te agrade
la gente que a la quieras agradar (¿por qué más te importaría?),
¡así que déjalo en claro! Sonríe cuando los veas entrar en la
habitación, conversa con ellos, comenta sobre un detalle que
hayan mencionado el miércoles pasado para demostrarles que
sí estabas escuchando. Las pequeñas cosas harán que los
demás vean que eres una persona auténtica.
2. Sé positivo.
Todo el mundo quiere estar cerca de esa persona con esa alegre
disposición que ilumina todo el ambiente. Y lo opuesto también se
aplica, nadie quiere estar cerca de alguien negativo. Para hacer
que los demás te aprecien, sé positivo. Eso significa sonreír, ser
entusiasta, feliz y mirar las cosas por el lado bueno. Quizás
conozcas a alguien así que te sirva de modelo.
Esto es algo que debes hacer todo el tiempo. Será difícil
demostrar tu positivismo frente de los demás cuando eres
negativo a solas. Debes entrenar tu cerebro para que adopte
ciertos hábitos, el positivismo debe ser uno de ellos. Siempre
trata de pensar positivamente cuando estés solo; de esa manera
se volverá una costumbre en muy poco tiempo.
Conoce el momento adecuado para simpatizar con alguien.
Existe un determinado nivel de vinculación en el cual puede
haber quejas. Hablar con tus compañeros de trabajo acerca de
lo terrible que es el nuevo jefe fomentará la amistad, pero si es
lo único que haces, se te asociará con la negatividad. Quéjate
con moderación y hazlo sólo para relacionarte, no para
comenzar una conversación ni para cambiar el curso de esta.
Parte4
3. No seas un adulador.
A las personas les gusta la gente agradable, no aquellos que se
mueren por serlo. Si todo el tiempo halagas a los demás y los
sigues a todas partes como si fueras un cachorro, no conseguirás
lo que quieres. Por más que seas agradable, te verán como un
mosquito molesto que necesita que alguien lo aplaste. Evita ser
una persona dependiente de los demás.
Si permaneces atento, podrás ver las pistas. Si alguien no te
devuelve las llamadas, sólo te habla por cortesía, no hace
muchos esfuerzos por verte mientras que tú siempre lo invitas a
salir, es posible que seas un adulador. Si bien tus intenciones
son buenas, mostrar desesperación no es atractivo. Retrocede y
ve si esa persona viene a ti.
4. Pide favores.
Si alguna vez has escuchado del efecto Benjamín Franklin, sabrás
a donde va esto, Resulta que a menudo nos basamos en nuestro
propio comportamiento para determinar la manera en que
pensamos. Si haces algo bueno por alguien, te agradará más esa
persona. Si le haces daño a alguien, te agradará menos. Todo se
trata de la disonancia cognitiva.[6] Así que pide un favor, si la otra
persona acepta, es posible que termines agradándole más.
La idea aquí es que inconscientemente observamos nuestro
comportamiento y nos preguntamos a nosotros mismos por qué
lo hicimos. ¿Por qué le presté mi taza de café favorita a esa
persona que apenas conozco? Bueno, caramba… debe ser
porque me agrada. ¡Esa es la idea! Curiosamente, decidir que
una persona nos agrada no es diferente de en verdad sentir
aprecio por ella.
Consejos
Un consejo muy sencillo para agradarle a una persona en
particular es pedirle que te ayude con algo. Trata de encontrar
una tarea que involucre sus habilidades o intereses. No sólo le
demostrará que le prestas atención, sino que también respetas
su autoridad en el tema de su interés.
Las personas agradables son aquellas que aprecian a los
demás. Los demás se darán cuenta si te agradan. Si quieres que
alguien te aprecie, concéntrate en algo que te guste de esa
persona. Si en verdad no encuentras nada interesante en ella…
quizás no sea tan importante agradarle.
Sé abierto. Si luces triste o molesto, los demás lo notarán de
alguna manera y no querrán hablarte. Aun cuando te sientas de
esa manera, piensa en todas las razones por las que deberías
estar contento en una situación pública y trata de guardar esas
emociones fuertes para un momento más privado con amigos
cercanos y familia.
Vístete adecuadamente. No te escondas detrás de tu atuendo o
de tu cabello. Utiliza ropa que te quede bien y, si es posible,
agrega algo de color a tu guardarropa. Prestarle algo de atención
a tu apariencia exterior te ayudará a sentirte mejor por dentro.
No presumas. Los fanfarrones son desagradables. No te hace
lucir mejor; te hace ver como si buscaras atención. Eso no es
atractivo.
Advertencias
No seas falso. Las personas notarán las fallas en tu
comportamiento y sabrán que estás fingiendo. Debes creer en lo
que haces, de lo contrario, se reflejará peor en ti. Sin embargo,
la primera impresión es importante y se vería “falso” que te
comportes como si te interesara esta nueva persona en tu vida
cuando en realidad no es así. Una buena regla general: trata a
los demás como quisieras que te traten a ti.
No trates explícitamente de convencer a los demás para que te
aprecien. Enumerar tus atributos positivos te hará ver arrogante.
Deja que los demás vean tu grandeza a su debido tiempo.
¡Recuerda que no es ni posible ni deseable agradarle a todo el
mundo! Siempre hay gente a la que molestarás y que te
molestará, con razón o sin ella. Debes saber cuándo dejar pasar
las cosas y ser respetuoso y maduro durante una discusión. No
te mortifiques por estos incidentes y permanece seguro de ti
mismo.
Aun cuando notes que hay cosas que deberías cambiar en tu
forma de ser, sigue estando orgulloso de ti mismo. Tu
personalidad es increíble y es algo que debes mostrar sin
vergüenza, además, todos tienen pequeñas cosas que pueden
mejorar.
No seas un escalador social o hagas obvia tu desesperación por
hacer amigos. Los demás podrían darse cuenta y sería una gran
desilusión.
Referencias
1. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1647299/
2. ↑ 2,02,1http://www.huffingtonpost.ca/roger-
covin/likeable_b_901191.html
3. http://lifehacker.com/5846505/embarrassing-yourself-will-gain-
more-trust-with-people
4. http://www.psychologytoday.com/blog/beyond-
words/201209/mimicry-and-mirroring-can-be-good-or-bad
5. http://www.youtube.com/watch?v=jzmkt7MtL64
6. http://youarenotsosmart.com/2011/10/05/the-benjamin-franklin-
effect/