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q 4 Introduccién belleza de un poema, es necesario contar silabas y acentos, inves- tigar y estudiar el esquema de Ja rima, detenerse en palabras aisla- das, cuya aparente facilidad de comprensién se ve complicada por la paciente investigacién de la época de su aparicién y de Ja fre- cuencia de su uso en otras obras del mismo autor o en Jas de sus contempordneos. En vez de entregamos sin reserva a Ia fuerza y a Ja violencia de un drama, se hace necesatio analizarlo y disecarlo hasta que aparentemente ya no queda en él rastro de vide, Entonces ocurre con frecuencia que Ja desilusidn se transforma en acusacién contra las ciencias del arte, que debilitan la sensibili- a ¢ incluso Megan a destruirla. Solo més tarde, conti- nuando este estudio, se reconoce cémo realmente se hace més pro- funda la receptividad y Ja comprensién de las cosas literarias. Del mismo modo que un entendido en musica “comprende” una fuga mejor que un profano, para el cual no es mas que una serie de so- nidos, asf también quien tiene un conocimiento profundo de Ja li- teratura entiende la obra de un poeta mejor que aquel para quien no pasa de ser una atraccién pasajera. Esta atraccién tiene, en general, un marcado carécter subjetivo, mientras que el otro ca- mino intenta penetrar en la indole de Ja obra. misma, Trétase, ciertamente, de una tentativa. El intérprete literatio, aunque procure ser lo més objetivo posible, nunca podré prescin- dir de su individualidad, ni de su época, ni de su nacionalidad. La historia de las interpretaciones de 1a obra de Shakespeare es uno de Jos capitulos més ilustrativos de la historia espiritual de Euro- pa. Todo esto, sin embargo, no se opone a la licitud y a Ja necesidad de una comprensién lo més adecuada posible de los textos lite- rarios. Todo el estudio tedrico de la obra pottica est mente al servicio del importante y dificil arte de saber leer. S6lo quien sabe leer bien una obra estd en condiciones de hacer que los demés la entiendan, es decir, de interpretarla con acierto. Y es capaz de leer bien una obra puede satisfacer Jas exigencias inherentes a la ciencia de Ja obra poética. Por otra parte, para estar en condicio- nes de responder a todas Jas cuestiones acerca de Ia esencia y sig- rio, se impone el riguroso conocimiento de ivos que deseamos alcanzar y de los métodos adecuados. Other Wkewooe El objeto. de Ia ciencia de Ia literatura 15 ‘EL OBIETO DE LA CIENCIA DE LA LITERATURA Hay clencias que son correlativas a un determinado cfrculo de objetos. Por ejemplo: todo Jo que pertenece al mundo de los sonie dos esté incluido en Ja ciencia aciistica, Hay, en cambio, objetos que caen dentro del campo de accién de diversas ciencias. Un bosque puede ser objeto de Ia boténica, de Ja geografia, de la eco- nomia nacional, etc. La unidad de cada ciencia esté, pues, consti- tuida por una perspectiva especial. La ciencia de la literatura parece: indicar su propio objeto con el término literatura, Pero jqué quiere decir “literatura”? De acuerdo con el significado de Ja palabra, abarca todo el len; escrito. Es innegable, sin embargo, que hay también otras ciencias len por objeto, en su totalidad o en gran pai tarios”. Mas atin: un texto juridico o religioso, un carta comercial, etc., no pertenecen, evidentemente, al mimero de Jos objetos de Ja ciencia de la literatura, Por otra parte, si esta cie cia posee objetos propics y no esté constituida sélo por perspecti- vas especiales y homogéneas, estos grupo més restringido dentro de Ja mit claramente uno de estos citculos, el-verso marcaba Ia llamaba al autor de novelas “medio her- mano” del poeta. Pero en el siglo xvmt se acumulaban también du- das acerca de si el verso era un verdadero criterio, si serfa capaz de distinguir Ta produiccién poética de Ta no poética, Para los ro- manticos alemanes, las Jeyendas y las novelas son los géneros “poé- ticos por excelenvia”, y Shelley formula esta frase: “The distinction between poets and prose-writers is a vulgar error’, Realmente, en Ja actualidad, para nosotros, prosistas como Flaubert, Dickens, Keller, Gabri Bea de Queiroz, etc, se emparejan con los autores de versos. Que. un drama esté escrito en verso 0 en prosa nos parece, con raz6n, indiferente para su esencia como obra poé- ica. Seria absurdo reconocer cualidades de obra postica s6lo a la versign de Iphigenie, de Goethe, escrita en verso, negando para 16 Introduccién siempre el titulo de poema al Frei Luiz de Sousa, porque su autor, después de algunas dudas, se decidié por Ia prosa; 0 dividir Jas comedias de Molitre en un grupo poético y otto apoético, o también, en el caso de Shakespeare, eliminar parte de las escenas, Gran parte del puiblico dé un teatro ni siquiera nota si un drama se re- presenta en verso 0 en prosa (esto ocurre tanto por culpa de quien considerar auténticos poemas obras eruditas versificadas, como De rerum natura, de Lucrecio, las crénicas rimadas de Ia Edad Media © Ios ensayos en verso. A partir del Romantici “poesia” (Dichtung) y “poeta” (Dichterj han sufrido una gran evo- lucién en su significado intrinseco, por un proceso mucho més répido en las Jenguas germénicas que en las roménicas. Las obtas poéticas en prosa o en verso estén muy préximas entre sf, micn- tras que, para nuestra manera de sentir, se hallan totalmente ale- jadas de un texto juridico o cientifico. Para marcar la linea divi- soria no basta que unas obras sean producto de la fantasia y otras no. También el hombre de ciencia necesita fantasia, y zquiéa osard afirmar que Ja fantasfa de un historiador es verdaderamente inferior a la de un poeta que escribié una novela histérica 0 reela- boré un tema literario ya muchas veces tratado? Por este camino es imposible formular un criteri Ia delimitacién de un cfrsulo més conseguir esto, hay que partir del si literario (en el sentido més amplio de Ja palabra) es un conjunto estructurado de frases, fijado por unas tras otras en el texto de los ej el estudio de cualquier regla, no forman un conjunto estructurado ; por Jo tanto, no constituyen un texto literario. EI conjunto estructurado de frases es portador de un conjunto estructurado de significados. En Ja naturaleza de Ia lengua reside Ja posibilidad de que las palabras y frases “ Hegamos al punto en que st revela Je particul rario-pottico. “Es una tarde serena”... esta frase, podriamos considerarla, tal vez, como parte de una conversacién banal entre dos personas que hablan del tiempo y de Jo que van a hacer. Los significados que permita *, Para EL objeto de la ciencia de la literatura v7 se refieren, en este caso, a realidades que existen independiente mente del que habla. (Realidad, aquf, mo indica sélo objetos perceptibles sensorialmente, sino también nociones abstractas y obje- {os ideales del Ienguaje matemético, como punto, linea, triéngu- Jo, etc). En nuestro ejemplo se trata de hechos absolutamente rea les: hoy; en este dia, la tarde esté serena, Sin embargo; si leemos estas palabras en el punto en que estén insertas, es decir, como primer verso de una poesia de Zorrilla, debemos intorpretarlas de forma totalmente diferente, so. pena de falsear su sentido. Los significados'de las palabras no se refieren a hechos reales. Al con- trario, Jos hechos adquieren aquf un no sé qué de extrafiamente imal; al menos, ‘una existencia pei de a realidad. Los hechos 0, mejor dit existe s6lo como realidad evocada por estas frases poéticas. Las frases del poema tienen la capacidad de provocar su propia obje- tividad, Acerca de la tarde del dia tal 0 cual podemos hacer innu- merables observaciones. La objetividad en aquel verso esté cons- tituida por las frases que la producen, y Ia ligazén en este caso ¢s tan estrecha que el mundo del poema seria totalmente diverso si alterésemos Io mas minimo en el lenguaje, por ejemplo Ia. colo- la medida del. verso. dentro de Ja “itera~ do cuanto en aguella poesia de Zorrilla ha de surgir atin queda dentro el horizonte trazado por el primer verso. arse con una expresién (Belles Lettres). En cier- uusada desde hace mucho: tos casos es dificil trazar Ia linea divisoria. Aunque reconozca- mos francamente esta dificultad y admitamos que es facil Ja inva- siéa de una zona por Ja otra (gcudntas veces no sustituimos la imagen que conservamos de un Ge una ciudad, por Ja imagen que nos sugiere Ja obra?, y zquién no ha Iefdo alguna vez ‘una poesia como si fuese escrita expresamente para su situacién IvTERPREEACION. — 2 18 Introduccién en aquel moménto?) esto no quiere decir que sea ilicito hablar de las Bellas Letras como de un circulo especial. En cuanto al verso, que hubo de ser destronado como criterio exterior, se Je hha restituido toda su dignidad. Sus innegables afinidades con Tas Bellas Letras se expli cenergias peculiares del verso, que ayudan a provocar una objetividad especial. En el primer verso del poema de Zorrilla vemos cémo el ritmo, la medida y la cadencia colaboran en Ja construccién y caracterizacién del mundo poético. Es, pues, legitimo afirmar que las Bellas Letras son el objeto especial de Ja ciencia de la literatura, y que, frente a Jos otros tex- tos, este objeto se presenta como algo suficientemente Contra este punto de vista han surgido algunas ol més apasionado defensor de una delimitaci objeto es el fildsofo it gran clatidad sus ideas en Ja obra La Poesia, Introduzione alla Critica e Storia della Poesia e della Letteratura. Croce separ rosamente Ja poesia de Ja un fendmeno de Ja civilizacién y de Ja sociedad, Jo mismo que, Ia te en la armonizacién de las “espressioni non poe- iche e oratorie o eccitanti”) con ratura no posee, pues, sustancia idas pot Croce. Podrfamos aceptar in embargo, quedamos sorprendidos al conocer todo lo que, segtin Croce, no pertenece a la Poesfa y est separado de ella por un abismo. Entre los excluidos no figuran sélo orado- icos, y, sobre todo, historiadores; aparecen también Ho- , Scott, Manzoni, Victor Hugo, Schiller con su Gui- lermo Tell, Os Lusiadas, Byron, Musset, Moliére. En ninguno de ellos se manifiesta, segin Croce, el fenémeno poético (0 sélo se manifiesta parcialmente), y, por Jo tanto, son ignorados por Ia Critica e Storia della Poesi Pruébase asf que las manifestaciones de Croce sobré Io literario por uh lado y lo pottico por ot forma, expresién de Ja completa h Jar en Jo universal y viceversa, sumi EL objeto de Ia ciencia de la literatura 19 sible) no son suficientes para determinar infaliblemente a qué clase pertenece una obra, En Croce parece ser su receptividad especial para el lirismo.ta determinante de sus juicios. Y asi, todos los pa- sajes de una obra que sean puntos bdsicos de Ja estructura, por esto mismo incurren, a priori, en Ja sospecha de apotticos. (En cambio, para nosotros Ja estructura es una cualidad esencial de las s letras) ‘Sea como fuere, no nos parece legitimo excluir de entre los ob- jetos de Ta ciencia de Ja poesia a. Molitre, Os Lusiadas, Fielding, Horacio, etc. Y, para. separat Jas producciones escritas por histo- riadores, cientificos y oradores, ‘basta el ya mencionado criterio: que Jas bellas letras producen su propia objetividad. Es vasto el dmbito de Jas bellas letras. Asi se evita Jn situaci6n a que leg6 Croce, movido por su actitud. P decirse que, después de escritos Tos libros sobre Dante, Ariosto, Goethe, la poe- sfa espaiiola, ete., la Critica e Storia della Poesia ha Wegado a su vérmino y tiene que esperar Ja aparicién de nuevos poctas. Por otra parte, atribuir tan vasto Ambito- a las bellas Ietras no implica el que toda Ta'materia que comprenden pertenezca a la misma cate- gorfa. Persiste una diferencia entre Poesia y Literatura, y la orién- tacidn de Croce y su clasificacién de la literatura nos parece exce- Jente como base para una diferenciacién més rigurosa. Si, ademds, hemos comprobada. ya que los términos de “poe- sia” y “poeta” no estén delimitados en su significacién por el “verso”, tenemos que afiadir ahora, como conclusién positiva, que su nueva significacién est4 determinada por el horizonte de su ca- tegorfa. Poeta y poesfa se han’ convertido en nociones valorativas. Es indiscutible que en In poes‘a surge la esencia poética en su mas intrinseca pureza. No es pos sin embargo, trazar con nitidez Jas Kineas“que separan la Poesfa y Jas bellas letras y no podemos indicar ninguna particularidad ‘ontolégica que nos permita deli- mitar la Poesia como Area lada. ‘Algunas historias de Ja literatura parecen estar en contradiceién con muestra determinacién del objeto de Ia ciencia de la literatura. En Ja Histoire de la littérature francaise de Langon encontramos los sobre fildsofos, oradores, inclusién fue Ja calidad artistica de los textos tratados, que se apro- 20 Introduccion ximaban a las “bellas letras”. La Cambridge History of English Literature va todavia més Iejos. Abarca conscientemente “the li- domestic , the newspaper and magazine... admitido Ia nocién de “literatura” en su sentido més amp! penetrados de Ia conviccién de que Jas bellas letras son un fend- meno social e histérico, dan también indicaciones sobre la tierra en que hunde sus rafces, es cuestién que dejaremos en suspenso, ‘Trétase aqui, en primer Iugar, de cémo debe ser escrita la historia de la literatura, problema que podemos reservar para otra ocasiéa. Ademés, la contradiccién al determinar el objeto es sélo aparente. Estos autores no tocan el étea particular de las bellas letras, y jente pondrdn en duda que sean éstas el objeto propio de Ia ademas del objeto propiamente dicho de Ia ciencia de Ia literatu- a, existen ciertos problemas histérico-literarios que Mevan necesa- tiamente a la inclusién de otros objetos. ‘ncipio debemos subrayar que el pocta no cs inmanente al texto literario; que, para comprender Ia obra, no es imprescindible co- nocer bien al autor. El poeta no esté incluido en el objeto de la ciencia de la literatura, Esta no necesita desistir de su trabajo, ni debe Ja historia de 1a literaturé. abandonar Ja pluma, cuando se trata de cuentos de hadas, canciones populares y otras obras de origen anénimo 0 colectivo. Debemos aéentuar esta separaciéa con toda nitidez, en oposicién a una teorfa ya en desuso que unia al poeta con el texto de modo inaceptable. Habla casos extremos en ratura, s¢ dejaba a un Jado Ja obra real para apreciar “la obra en el alma del autor”: era ésta Ja que el lec- tor debia reproducir en si, y la ct raria estaba llamada a reconstruirla en su méxima pureza, Esta teoria, divulgada a fines del siglo pasado, atin tiene adeptos en trabajos de fecha més re- ciente. Por ejemplo, en su obra La Biographie de Voeuvre litte fe. Esquisse d'une méthode critique, Pierre Audiat nos di “Ble (Vocuvre) représente une période dans Ja vie de 'écrivain, Concepto e historia de la ciencia de Ia literatura 2 période .qu‘on pourrait & la rigueur chronométrer... L’oeuvre. est essenticllement un acte de la vie mentale...” (Pags, 39 y ss.). La liberacién de esta intefpretacién psicologista se la debemos también a Ja fenomenologia. Los dos trabajos més importantes de estos Jaco Roman Ingarden, discipulo rische Kunstwerk, y él otto, a al fin del libro.) Si Ta obra postice como tal constituye indudablemente el obje- to central de Ja ciencia de Ia literatura, no podemos, sin embargo, dejar de admitir en una zona més vasta en torno a ‘ese centro las cuestiones referentes al origen, fuentes, génesis, actuacién, inffuen- cias y significado con relacién a corrientes, épocas, ete. ; especial- ‘mente Jas cuestiones que nos levan al poeta y que de él se ocupan. Asi nos aproximamos al concepto de Ia ciencia de Ia literatura y sus ramificaciones. ‘CONCEPTO E HISTORIA DE LA CIENCIA DE LA LITERATURA minada o un determinado poeta, ni una época o un género literario idades. Aunque no falten ejemplos préct sirven solamente para ilustrar una forma de trabajo o det nociones basicas, generales. El conjunto de Jas cuestiones tesri cas 0, si nos es dado emplear una palabra de mayor responsal ded, su sistema, es Jo que constituye la ciencia de la literatura, viva, su sistema no conoce limites; bien lo demues- tran Jas modificaciones que ha sufrido en los ti Ademés, toda obra reciente de importancia trae consigo una mo- dificacién, Quien quiera penetrar en Ja ciencia de Ia espere ser‘conducido de Ja mano por un guia experto, por cami- 00087124 en sus pec

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