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En el siglo XV, la Iglesia Católica tenía tal autoridad, que se le reconocía al Papa un dominio
temporal de carácter universal que le facultaba para donar tierras y fijar límites de jurisdicción o
hegemonía a las distintas monarquías.
Es por esta razón que los reyes de España reciben del Pontificado Romano, la donación de las
nuevas tierras a cambio de la obligación de misionar en ellas.
Ni los Reyes Católicos ni Colón imaginaron jamás la trascendencia de este acto. Fue la
historia quien se encargó de situarlo en su real dimensión, mostrando que no sólo trastocaba el
devenir de Europa y América, sino que modificaba también la historia del hombre.
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Almagro, el primero en explorar territorio chileno
Almagro no tuvo dificultad para organizar la expedición a Chile y en un corto plazo había
reunido 500 españoles, más de 100 negros y entre 10.000 y 15.000 indígenas, además de
armas, pertrechos, herramientas y animales como caballos, llamas, guanacos y perros. El viaje
se inició en junio de 1535, siguiendo el camino altiplánico de los incas. (Ver Mapa abajo)
Luego de múltiples dificultades al cruzar la cordillera nevada por el paso de San Francisco
(4.700 m) y de la gran pérdida de vidas humanas, descendieron al valle de Copiapó en marzo
de 1536. Después de un descanso se reinició el avance hasta el valle de Chile, o Aconcagua,
casi sin indígenas de servicio, pues muchos habían desertado y otros habían muerto.
Mientras él exploraba este valle, mandó al capitán Gómez de Alvarado con cien hombres de a
caballo, junto a los yanaconas de servicio, para que «siguiere descubriendo la tierra de más
adentro y si fuese posible, entrase en la famosa tierra de Arauco y Tucapel, que son dos
provincias las más nombradas y sus gentes la más fogosa y belicosa … de todo el reino …»
(Crónica de Mariño de Lobera, (1580), 1960).
El maestre de campo don Pedro de Córdova y Figueroa, relata el primer encuentro acaecido
entre españoles y habitantes de nuestra región, llamados por los incas purum aucas. «...Tuvo
el adelantado noticia que se juntaban considerables tropas para reunirse con los
promaucaes (purum aucas). Componíanse éstos de los isleños, cauquenes, pervines,
lafquenes y costinos… cuyo número era de (24.000)… audaces e insolentes con la
repulsa que hicieron al formidable poder de los incas…(que) allí las retuvo su valor… El
adelantado pidió al Inca algunas tropas de la guarnición de sus fronteras y adjuntas a las
nuestras vino a buscar al enemigo que ocupaba un ventajoso terreno en la inmediación
del río Claro…mas el fuego y los caballos causaron terribles estragos…y aunque
quedaron batidas sus tropas, no fue con mucha confusión su retiro…y de allí se retiró el
adelantado» (en Cabeza y Stehberg, 1984).
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Confirmada la ausencia de oro y habiendo recibido noticias que los españoles estaban sitiados
en el Cuzco por un levantamiento de los incas, decidieron apresurar el regreso. Llegaron a
Copiapó y en septiembre de 1536, emprendieron el camino hacia el Perú, tomando la ruta del
desierto a fin de evitar las penurias y dificultades de su viaje inicial.
Avanzaron en medio de las ciénagas incrementadas por temporales de viento y lluvia que se
dejaron sentir con especial crudeza en ese invierno. De acuerdo al testimonio del cronista
Fernández de Oviedo (1557) murieron cien yanaconas, pasaron grandes privaciones debiendo
alimentarse de raíces y bulbos tanto los soldados como sus cabalgaduras. De esa expedición
preliminar volvieron con la imagen de una tierra «pobre e fría y estéril e despoblada e de
grandes ríos, ciénagas e tremedales… e más falta de bastimentos. …Sin huellas de
arenas auríferas, únicamente» «…caseríos de bárbaros vestidos de pellejos…. Que no
comen sino raíces del campo» (ibid., 1557).
Confirmada la ausencia de oro y habiendo recibido noticias que los españoles estaban sitiados
en el Cuzco por un levantamiento de los incas, decidieron apresurar el regreso. Llegaron a
Copiapó y en septiembre de 1536, emprendieron el camino hacia el Perú, tomando la ruta del
desierto a fin de evitar las penurias y dificultades de su viaje inicial.
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Pocos años después del regreso de Almagro, el capitán Pedro de Valdivia decide conquistar y
colonizar las tierras de Chile, para incrementar las posesiones de la Corona española, ganando
con esto fama y prestigio. También a causa del oro que creía había en abundancia
especialmente al sur del río Bío-Bío y para alejarse de la tutela del gobernador del Perú y
depender directamente del rey.
En 1539, junto con rehusar los privilegios que se le ofrecen en Perú, Valdivia solicita
autorización para conquistar los territorios de Chile.
“Pedí al Marqués Pizarro que me diese autoridad de parte de su Majestad para venir con
la gente de pie e caballo que yo pudiese hacer a la conquistar e poblar [la provincia de
Chile] e descobrir más provincias adelante…, porque sabía que se hacía muy grande
servicio a su Majestad en ellos” (Valdivia, 1550).
En enero de 1540 inicia el viaje hacia Chile, después de haber superado las dificultades para
organizar esta expedición, carente de atractivo, debido a la información proporcionada por
quienes sobrevivieron a la campaña de Almagro: “Quedó la tierra mas mal infamada de
cuantas hay en las Indias” (ibid.,1550). Logró reunir sólo 10 españoles, una mujer -Inés
Suárez-, y algunos indígenas auxiliares para el transporte del equipo, endeudándose para
realizar la empresa en más de setenta mil castellanos, ya que nadie contribuyó a su
financiamiento
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Este hecho de fundar una ciudad, no sólo implicaba conquistar territorios y ejercer en ellos
dominio, tenía una connotación aún mucho más profunda: la decisión hispana de establecerse
y perpetuarse en nuestro territorio, adoptándolo como su patria. Para tal efecto debió
conformarse un cuerpo administrativo encargado del gobierno de este nuevo reino de Chile.
Una de las primeras medidas tomadas por Valdivia fue designar a los miembros del Cabildo de
Santiago, quienes debían velar por el orden de la ciudad, y administrar justicia en primera
instancia. Los cargos correspondían a corregidores, regidores, alféreces reales y alcaldes
ordinarios, además de funcionarios menores como alarife, mayordomo, escribanos, alguacil
mayor, pregón y fiel ejecutor. Los vecinos eran representados por el Procurador de la ciudad.
El cabildo era una de las instituciones administrativas españolas que rigieron en América, junto
a la Real Audiencia, Real Hacienda, Tribunal del Consulado, Gobernador y Capitanía General.
En España en cambio, el Rey representaba la máxima autoridad junto al Consejo de Indias, del
cual dependían la Casa de la Contratación y el Consejo de Guerra de Indias.
Chile pasó a ser una Capitanía General conocida también como Reino de Chile, esta
última denominación usada oficial y extraoficialmente desde el reinado de Felipe II hasta
aproximadamente 1820. Dependía del virreinato del Perú establecido en 1542 (Ed.
Hernández- Blanco, 1985).
En la primavera de 1541, una columna de españoles al mando del Capitán don Pedro de
Valdivia, cruzaba el río Maipo para ingresar a «territorio promaucae».El contacto se había
producido. Alonso de Ercilla y Zúñiga en el poema «La Araucana», Canto I, destaca la valentía
de los aborígenes de nuestra zona, en el siguiente verso:
En 1541, Valdivia inicia la conquista de los territorios al sur de Santiago que se encontraban en
completa rebelión. Los primeros combates en nuestra región se libraron con «... el cacique
Cachapoal y su heredero Elesoca». Pacificados los indios del valle del Cachapoal (Vi Región
actual) llegó a la región de los tagua taguas que comprendía las tierras de Pelequén, Malloa,
San Vicente de Tagua Tagua y sectores adyacentes. A su vez, el conquistador Santiago de
Azócar en su probanza de méritos y servicios señala que en 1542 «...en las provincias de los
promaucaes, cerca del pueblo que se llama Palta (Apalta) los naturales de las dichas
provincias en el asiento de Tipanande se recogían y juntaban con intención y
llamamiento general y para lo mejor hacer hicieron un fuerte muy fortalecido de
aguamonte y pantanales... y que el Gobernador “fue con ochenta hombres de a pie y de
a Caballo” y que después de muchos combates derrotaron a los indios y se puso gran
quietud en toda la tierra.» (en Santa Cruz, 1986)
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los fuertes de Arauco, Tucapel y Purén, junto con enviar a Francisco de Ulloa a una
expedición marítima hasta el Estrecho de Magallanes .
Luego de una desesperada resistencia, las fuerzas indígenas fueron sobrepasadas. Los
tumbados y rancheríos dispersos son reemplazados por las encomiendas, los traslados de
indios, las mercedes de tierra, los pueblos y las ciudades.
Los indígenas de esta zona fueron entregados por Pedro de Valdivia a los vecinos fundadores
de Santiago y repartidos en pueblos considerados pueblos de indios: de Rencahue, de Peomo,
de Tagua-Tagua, de Malloa, de Rapel, de Pichidegua, de Colchagua, de Copequén, de
Ligüeimo (o Lihueimo) y de Nancagua.
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Juan Bautista Pastene, encomendero de
Francisco de Aguirre, encomendero de los
los indios de Tagua Tagua.
indios del Valle del Cachapoal
Col. Museo Histórico Nacional.
Entre los años 1541 y 1553, se hace referencia a los caciques principales y parcialidades
indígenas que habitaban nuestra región y que entraron en contacto con los españoles:
- Cacique Caloande o Moyande en territorio promaucae, 1542.
- Topocalma y Gualauquén en la costa del territorio promaucae, 1544.
- Quinellanga, Itinguillanga en Cailloa (Cailloma) entre los ríos Cachapoal y Tinguiririca, 1549.
- Maluenpangue en territorios TaguaTagua, en 1549
- Tabón y Culimaulén en Rapel (León, 1990).
Los abusos cometidos por los encomenderos en las personas de los indígenas encomendados
influyeron en la decisión de crear los corregimientos o partidos bajo la autoridad del
corregidor -cargo que corresponde a lo que actualmente es un intendente- y en el
nombramiento de administradores de pueblos de indios, quienes debían proteger y mejorar
las condiciones de vida de los indígenas.
El primer administrador de pueblos de indios fue Jerónimo de Pando del que sólo se sabe que
concluyó su función el 30 de junio de 1593.
La creación del partido de Colchagua fue obra del gobernador Martín García Oñez de Loyola,
por decreto fechado en Concepción el 30 de mayo de 1593.
«... He sido informado de los muchos agravios que los soldados y otras personas hacen
a los indios en sus haciendas y dejan de acudir a pedir su justicia y reparo al Corregidor
de la ciudad de Santiago por ser muy lejos y además para juntar los bastimentos,
pertrechos y municiones que son necesarios para la guerra de este reino, conviene
nombrar Corregidor de los pueblos de Teno, Rauco, Colchagua, Peomo (sic), Liguimo
(sic), Pichidegua, Rapel, Mallogua (sic), Tagua Tagua y Copequén que están en el
territorio y jurisdicción de la dicha ciudad de Santiago y por Alcalde Mayor de Minas del
distrito y de los dichos pueblos» (en Valenzuela, 1998).
El primer corregidor fue don Alvaro Villagra bajo cuya jurisdicción se designaron los pueblos
indígenas antes mencionados.
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De esta manera y pese a las protestas del Cabildo de Santiago, la región comprendida entre
los ríos Cachapoal y Maule quedó dividida en el partido de Colchagua y el partido del Maule.
Sin embargo, los territorios al norte del Cachapoal, siguieron perteneciendo al partido de
Rancagua, que se extendía desde el río Maipo por el norte, hasta limitar con el partido de
Colchagua por el sur, comprendiendo las localidades de: El Principal, Maipo, Chocalán,
Bucalemu, Loyca, Idagüe, Rancagua, Codegua, Aculeo y Peumo.
El Partido de Colchagua abarcaba los territorios entre los ríos Cachapoal, Rapel por el norte y
Teno, Mataquito por el sur, con una superficie estimada de 14.500 kms.2, de los cuales dos
tercios corresponden a las cordilleras de Los Andes y de la Costa (Celis, 1988).
Nuestra actual región, comprende una parte de los territorios que pertenecieron a los partidos
de Rancagua y de Colchagua, a excepción de las tierras que hoy conocemos como provincia
de Curicó.
Otra forma de remunerar los servicios prestados por los conquistadores a la Corona, fue la
merced de tierra, por la que se entregaba el dominio de cierto territorio a perpetuidad,
pudiendo el agraciado transmitirlas a sus descendientes, donarlas o enajenarlas.
En el momento en que el propietario tomaba posesión física de ellas, se levantaba un acta que
era firmada por él, por el representante de la autoridad y los testigos presenciales.
Con el tiempo estas mercedes originaron las grandes haciendas.
El total de mercedes de tierra otorgadas en el partido de Colchagua, desde 1575 a 1706 fue de
346, otorgadas a 232 beneficiados. La mayoría de ellos fueron soldados o funcionarios de la
conquista, salvo un indígena, tres sacerdotes y once mujeres. El cacique agraciado fue don
Alonso Pichicoque del pueblo de Malloa, quien en 1602 obtuvo 200 cuadras de parte del
gobernador Alonso de Rivera (ibid., 1988).
El primer hacendado de Colchagua fue don Pedro de Miranda, quien en 1575 recibió tierras en
Copequén. Jerónimo de Miranda en 1579 recibió tierras en Coquén, doña María de Mendoza y
don Pedro de Escobar en 1585 recibieron en Pudimávida, Nancagua. Melchor Jufré del Aguila
en 1590 en Maquegua. Don Diego de Córdoba y Morales en Peralillo. Don Pedro de Miranda
en 1603 recibió tierras en Gultro a orillas del Cachapoal, el sacerdote Martín de Montenegro en
1604 en Tilcoco, Melchor de Sanabria en 1604 en los contornos de la laguna de Tagua Tagua.
El capitán Bernabé Montero en 1604 en Chimbarongo (ibid., 1988).
Alonso de Córdoba el Moço, obtuvo una merced en 1579 en el valle de Rancagua. La cacica
Elvira de Talagante, figura en 1546 con una merced de tierra que comprendía desde Codegua
hasta los desfiladeros de las tierras de Cauquenes, que fue heredada en gran parte por doña
Catalina de los Ríos, quien sumó además la de su hermana Águeda y aquella que le concedió
el gobernador don Luis Fernández de Córdoba y Arce, constituyéndose con ellas la gran
hacienda de La Compañía, cuyo nombre lo debe a la Compañía de Jesús, agraciada con la
donación de estas tierras hecha por el capitán don Alonso Campofrío y Carvajal y su mujer
doña Catalina, en el año 1628 (Gálvez, 1944, ms.).
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LOS SUCESORES DE VALDIVIA EN EL SIGLO XVI.
• García Hurtado de Mendoza. 1557-1561: Contando con una hueste de más de 440
personas y abundantes recursos materiales desembarcó en 1557 en la isla Quiriquina, pasó al
continente y resistió con éxito el ataque de los indígenas comandados por Caupolicán, tuvo
éxito en Lagunillas y avanzó más tarde hacia el sur hasta seno de Reloncaví, desde donde
envió hombres a explorar la isla de Chiloé, entre éstos viajaba el poeta Alonso de Ercilla que
empezaba a componer su famoso poema épico, La Araucana.
García Hurtado de Mendoza, en consecuencia, repobló fuertes, fundó ciudades (Osorno,
Cañete) y envió a explorar el Estrecho de Magallanes.
En su gobierno el Licenciado Hernando de Santillán impuso en Chile la Tasa que lleva su
nombre, y que pretendía regular el trabajo de los indios de encomienda en un momento en que
la situación de abuso de los encomenderos había llegado a un punto crítico. La Tasa disponía
limitaciones en las edades de trabajo de los indígenas, la mita o trabajo por turnos y el sesmo
de oro que consistía en la sexta parte del oro extraído que debía ser para el indígena que
trabajara en su obtención.
• Francisco de Villagra 1561-1562: En su breve gobernación se vive una relativa paz con los
indígenas, pero pierde a su hijo en la guerra de Arauco, golpe que según dicen las crónicas no
pudo soportar.
Los mayores problemas los tuvo al querer implantar la Tasa de Santillán que incluso debió
reformar y junto a ello un ejército indisciplinado y un agravamiento de las contiendas entre los
beneficiados seguidores de don García y los viejos conquistadores a quienes Villagra devuelve
muchas encomiendas que les habían sido arrebatadas.
• Pedro de Villagra 1563-1565: Primo del anterior, tuvo algunos éxitos militares con los
indígenas, pero tan malas relaciones con los habitantes de Santiago que éstos terminaron por
deponerlo y nombrar en su lugar al también viejo conquistador, Rodrigo de Quiroga.
• Rodrigo de Quiroga 1565-1567: Nombrado en forma temporal, goza de la amistad de los
vecinos de Santiago, procede a la abolición de la ordenanza de trabajo de Villagra, se dedica a
explorar el sur y uno de sus capitanes Martín Ruiz de Gamboa funda la ciudad de Castro en
Chiloé. Destaca en este tiempo la figura militar de Lorenzo Bernal del Mercado en las luchas
contra los naturales.
• Rodrigo de Quiroga 1575-1580: No tuvo suerte esta vez. Los problemas con los seguidores
de San Miguel que exigía un mejor trato a los Indígenas, la rebelión Indígena dirigida por el
mestizo Alonso Días, el terremoto de 1575 que destruyo La Imperial, Villarrica, Valdivia, Osorno
y Castro y las incursiones de
El accionar del pirata Francis Drake en 1578, quien saqueó Valparaíso, complicaron en forma
seria su acción gubernativa.
Rodrigo de Quiroga
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• Martín García Oñez de Loyola.1592-1598.
Sobrino de San Ignacio de Loyola, vivió una gobernación muy accidentada; en esos tiempos
por ejemplo, Richard Hawkins, pirata inglés que atacó Valparaíso apoderándose de varios
barcos uno de los cuales venía con refuerzos desde el Perú. El Gobernador solicitó
reiteradamente refuerzos los que demoraron en llegar, de tal modo que la situación en Chile se
volvió desesperada. Puso en libertad a indígenas rebeldes lo que se percibió como signo de
debilidad. En Curalaba, a orillas del río Lumaco entre La Imperial y Angol, el cacique
Pelantaro atacó al gobernador y le dio muerte junto a 48 de los 50 soldados que le
acompañaban. Curalaba, verdadero desastre para el español dejó en evidencia las deficiencias
del ejército vecinal y como consecuencia produjo el término de la economía del oro, la
destrucción de las ciudades al sur del Bíobío y la necesidad de evaluar por parte de los
españoles toda la conducción de la conquista en términos militares junto con la adopción de las
actividades ganaderas y agrícolas en la zona que se podía considerar más pacificada, es decir
de Bíobío al norte.
La importancia de este hecho hace que se considere con él terminada la Conquista e iniciado
el período colonial español en Chile y América.
ACTIVIDADES
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