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¿Como lo h
cieron? ¿Por qué lo hicieron?
ASTILLAS: Mariano Palacios era el seudónimo que en las sociedades secretas ultraco
nservadoras usaba
José Garibi Rivera cuando era secretario particular del arzobispo de Guadalajara,
durante la
Cristiada (Garibi, a quien también llamaban Pepe Dinamita, sería el primer cardenal
mexicano).
El dato, tomado de la Enciclopedia de México dirigida por Rogelio Alvarez, está en
Los nuevos
beatos cristeros, crónica de una guerra santa en México, una pequeña obra de la histo
riadora
jalisciense Laura Campos Jiménez, que difícilmente será encontrada en las librerías (la
editorial
se llama Las tablas de Moisés, pero se puede entrar en contacto con la autora en
camposjimenez@gmail.com) y que da una mirada fresca sobre el proceso de desobedi
encia religiosa
que con las armas en la mano enfrentó al Estado a partir de 1926 y sobre la reivin
dicación
histórica que el clero hace de ese episodio al darles rango de beatos a jefes e id
eólogos de esa
revuelta que provocó la muerte de decenas de miles de mexicanos y momentos de barb
arie como el
asalto a un tren de pasajeros en Ocotlán, cerca de Guadalajara, el 19 de abril de
1927,
en que decenas de civiles fueron asesinados y el convoy saqueado e incendiado po
r esos nada
piadosos cristeros. En el prólogo de la obra sobre cristeros beatificados, Armando
Hernández
Mora advierte la estrategia de la jerarquía católica para "contrarrestar simbólicament
e las
fechas seculares": el 5 de febrero fue declarado día del primer santo mexicano, Sa
n Felipe de
Jesús; el 25 de septiembre, día del nacimiento de Plutarco Elías Calles, fue beatifica
do el s
acerdote Miguel Agustín Pro, y ahora el 20 de noviembre acaba de ser declarado día d
e los
beatos cristeros... Y mientras el presunto jefe, el notario C. de V. (Cabeza de
Vaca),
desmiente a su presunto subordinado, el verdadero jefe S.V. (Santiago Vasconcelo
s), hasta
mañana, ya en espera de la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara, cuy
a edición
19 ayer terminó -snif- y viendo a los Tigres de Oswaldo Batocletti quitar del cam
ino de la
final
el ataque al tren de pasajeros en el kilometro 162 de la via de ferrocarril de i
rapuato empezo con una balasera
entre los cristeros y la escolta del tren, la cual fue sarificada en vano pues u
nos 500 rebeldes tomaron el tren
y lo incendiaron, pereciendo asi cerca de 50 personas. Es considerada una de las
peores si no es que la peor hecatombe del estado.
La macrolimosna fue de 90 millones de pesos.
Las atrocidades principales de los cristeros eran la persecucion de maestros (es
pecialmente rurales) quienes promovian la educacion
laica para darles muerte, teniendo como marca principal el mutilamiento de cadav
eres y a veces hasta el mutilameinto en vida de
sus opositores, sienod las orejas y lenguas sus principales trofeos.
La Guerra Cristera (también conocida como Guerra de los Cristeros o Cristiada) en
México consistió en un conflicto armado que
se prolongó desde 1926 a 1929, entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y milicias
de laicos, presbíteros católicos que resintieron
la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a restringir la autonomía de
la Iglesia católica.
Aunque sus apologistas lo presentan como un pacifista a ultranza, González Flores,
uno de cuyos hijos sería dirigente del grupo ultraderechista
de los Tecos, fue un partidario convencido de la lucha armada, como se señala en
el capítulo III de Los Nuevos Beatos Cristeros, donde leemos también
que ya en la década de 1910, en Tepatitlán, Anacleto fundó un grupo militarizado que s
e llamaba Falange de la Patria; que el hoy beato usaba los seudónimos
de Eleuterio Martínez, José Camacho y José Anguiano en organizaciones secretas precurs
oras lejanas del actual Yunque; ya siendo jefe de la organización
católica Unión Popular, fue partidario decidido de la lucha armada para derrocar al
gobierno; Laura Campos cita también testimonios que indican la
presencia de Anacleto en "más de un combate" y "con las armas en la mano".
Lo mismo se aplica a Miguel Gómez Loza, con el agravante de que se le ha señalado co
mo "activo participante en el descarrilamiento, asalto e incendio del
tren de la Barca", uno de los episodios más crueles de la guerra cristera.
Citando a Laura Campos Jimenez "No es válido, ni ético, que individuos que practicar
on y apoyaron la violencia e intelectualmente indujeron, alentaron
y acaudillaron a gavillas enteras a una guerra sangrienta, a un virtual sacrific
io colectivo,
ahora décadas después, sean "alabados" y aparezcan como "mártires" de una "persecución r
eligiosa"
La rebelión terminó por medios diplomáticos con la ayuda de el embajador estadounidens
e Dwight Whitney Morrow. Algunas estimaciones[cita requerida] ubican
un número máximo de doscientos cincuenta mil personas muertas, entre civiles, efect
ivos de las fuerzas cristeras y del Ejército Mexicano.
1926 plutarco busca la reglamentacion del articulo 130 donde se trataba de limit
ar la infleuncia religiosa mediante grandes impuestos para clerigos o requerimen
tos
exigentes como el que los sacerdotes tuvieranque casarse, un maximo de clerigos
de 1 por cada 2000 habitantes o la prohibicion a los extranjeros
las primeras gerrillas comienzan en enero de 1927. El grito de guadalaara remarc
a la derrota del catolisismo.