You are on page 1of 4

EL PODER DE LOS PENSAMIENTOS

En nuestro día a día el cerebro interpreta de forma automática todo lo que nos rodea y,
aunque en la mayoría de los casos los mensajes que nos ofrece son positivos y útiles,
también puede confundirnos. Los psicólogos han estudiado en profundidad lo que se conoce
como “pensamientos negativos automáticos (PNA)”: ideas perniciosas que aparecen en
nuestra cabeza sin que las busquemos y constituyen una peligrosa fuente de emociones
perturbadoras.

Estos pensamientos negativos sabotean lo mejor de nosotros mismos y, si no sabemos


controlarnos, acaban creando una situación de inseguridad, ansiedad e ira que, a su vez,
genera nuevos PNA. Un círculo vicioso del que no es fácil salir, en el que los pensamientos
negativos se repiten una y otra vez.

Estos pensamientos negativos sabotean lo mejor de nosotros mismos y, si no sabemos


controlarnos, acaban creando por ejemplo una situación de infidelidad, ansiedad e ira etc.

Por suerte, hay técnicas para escapar de este peligroso entramado cerebral. La plasticidad
neuronal, que cada vez conocemos mejor, demuestra que el cerebro es voluble: todos
podemos acabar con los PNA y poner en su lugar pensamientos positivos (PPA). Pero para
ello, lo primero que tenemos que hacer es identificar estos y entender que se trata de
pensamientos de los que no somos responsables (al menos no de forma consciente).

DESENMASCARANDO A NUESTRO CRÍTICO INTERIOR

Detrás de la mayoría de sensaciones de malestar se encuentran uno o varios PNA, de los que
no siempre es fácil percatarse. Para identificarlos, primero debemos saber qué tres
características principales cumplen estos pensamientos:

1. Son mensajes específicos

Los PNA suelen tener una forma específica y recurrente, fácilmente identificable en nuestro
discurso interior. Dado que nuestro Pepe Grillo Maligno siempre habla de la misma forma,
es fácil desenmascararle. En general se trata de mensajes que parecen taquigrafiados,
compuestos por una frase corta que aparece en nuestra cabeza una y otra vez, en forma de
recuerdos, suposiciones o autorreproches, como la reconstrucción de un suceso pasado (“si
hubiera hecho x, no habría pasado x”), la creación ficticia de un suceso futuro (“siempre

1
hago mal x, y en futuro volverá a ocurrir lo mismo”), o una exigencia culpabilizadora
(“tendría que haber hecho x, debería hacer x…”).

2. Son mensajes creíbles

Los PNA surgen de forma automática, espontánea: entran de forma brusca en la mente, sin
que hayamos hecho ningún juicio previo de la situación. Pero, pese a lo poco sólido de sus
argumentos, los percibimos como verdades absolutas, como ideas que llevamos
reflexionando mucho tiempo; y es ahí donde reside su peligrosidad: damos por cierto algo
que no lo es.

Si logramos identificar estos pensamientos, para analizarlos en frío y con cautela, lograremos
darnos cuenta de que lo ridículos que resultan en la mayoría de ocasiones

Aunque desde fuera los PNA puedan parecer ridículos, la persona que los sufre los considera
muy reales y creíbles, precisamente porque no se para a analizarlos (de ahí lo positivo que
resulta compartir estos con terceras personas). Los damos por válidos, sin cuestionarlos,
pues se viven como verdades absolutas espontáneas, algo que se puede solucionar si
aprendemos a analizarlos con lógica para comprobar que sus conclusiones son exageradas.

3. Son mensajes irreflexivos

Para saber mantener a raya estos pensamientos negativos (acabar con ellos por completo es
imposible), debemos darnos cuenta de que nuestra voz interior sólo nos ofrece un punto de
vista: los PNA responden a una automatización del cerebro, que no incluye una reflexión
previa del juicio emitido, pero que parece de lo más lógica. Si logramos identificar estos
pensamientos, para analizarlos en frío y con cautela, lograremos darnos cuenta de lo
ridículos que resultan en la mayoría de ocasiones, y conseguiremos neutralizarlos.

Si dejamos que los pensamientos negativos se apoderen de nuestra mente podemos


desarrollar una depresión.

LOS 10 PENSAMIENTOS NEGATIVOS MÁS COMUNES

Aunque los PNA pueden ser de muchos tipos, y varían enormemente en función de cada
persona, lo cierto es que suelen encajar en determinadas categorías. Al final, como ocurre
siempre en estos casos, los seres humanos no somos tan distintos y nuestras
preocupaciones se parecen.

2
Nuestro bienestar depende en gran medida de que aprendamos a identificar estos
pensamientos perniciosos y logremos relativizar su importancia

Existen 10 PNA principales, que todos sufrimos en un momento dado, y las ha compartido en
The Guardian. Nuestro bienestar depende en gran medida de que aprendamos a identificar
estos pensamientos perniciosos y logremos relativizar su importancia.

1. Pensar sólo en blanco y negro

Estas PNA no dejan lugar a los grises, si algo malo ha ocurrido es sólo por tu culpa, y no hay
solución: “He fallado por completo”, “cualquier otro podría hacerlo”, “esto sólo me pasa a
mí”…

2. Leer la mente de otras personas

Estamos acostumbrados a castigarnos por lo que piensan otras personas de nosotros o


nuestros actos, cuando en realidad es imposible que sepamos lo que piensan. Pensamientos
tan comunes como “creen que soy aburrido” o “piensan que soy un torpe” son PNA en toda
regla.

3. Adivinar el futuro

El complejo de adivino está detrás de numerosas PNA. Pensamos que el futuro va a


desarrollarse de tal o cual manera, cuando en realidad no tenemos ni idea. “No tiene sentido
intentarlo”, nos decimos. “No va a funcionar”. Un pensamiento negativo muy frecuente y
que lleva al inmovilismo.

4. Generalizar

Otro de los pensamientos negativos que todos hemos experimentado en una ocasión. Sin
pararnos a pensar, pensamos que, si algo ha pasado una vez, volverá a repetirse. “Siempre
pierdo las gafas de sol, así que las volveré a perder”, decimos. Puede ser, pero también
puede que nos duren toda la vida.

5. Minimizar las cosas positivas

Ni cuando nos ocurre algo bueno estamos contentos. “Sí, me ha salido bien el examen, pero
cualquiera puede hacerlo mejor”. Vale, es cierto, siempre hay alguien mejor que nosotros,
pero no hay razón para minusvalorar las cosas que hacemos bien.

3
6. Dramatizar

Hacerse la víctima, y crear melodramas innecesarios, es también algo muy propio de los
pensamientos automáticos. “No encuentro mi bolso. Me estoy haciendo vieja”. ¿Cuántas
veces hemos oído una frase como ésta a nuestras madres o abuelas? No existe una relación
causal en esa afirmación, pero aun así nos lo creemos.

7. Tener expectativas poco realistas

Todos tenemos un límite, y aunque pensar que no lo tenemos puede ser positivo para
alcanzar determinadas metas, también puede ser contraproducente. ¿Cuántos deportistas o
conductores han pensado “tengo que seguir, aunque esté agotado” y han acabado
lesionándose o en la cuneta?

8. Insultar, a nosotros mismos y al resto

Dado que los PNA son mensajes telegráficos y específicos muchas veces, demasiadas,
aparecen en nuestra mente en forma de insultos: “soy un inútil”, “mi compañero es
imbécil”, “mi jefe es tonto”… Todos caemos en este juego día sí y día también, el problema
es que, en muchas ocasiones, nos creemos lo que pensamos, y acabamos tratándonos a
nosotros mismos o a los que nos rodean de forma acorde al insulto que les estamos
dedicando.

9. Autoculparse

Aunque la mayoría de nosotros tendemos a culpar al resto de nuestros errores, hay


personas que se culpan de todo, incluyendo cosas sobre las que no han tenido ninguna
responsabilidad. “Parece enfadada, seguro que es por mi culpa” es una frase que ha acabado
con numerosas relaciones.

10. Ser catastrofista

Una de las ANT más extremas, y más propias de las personas que acaban padeciendo
depresión, se caracteriza por pensar que todo lo que nos rodea va acabar mal. Lo triste es
que, si entramos en ese círculo vicioso, pensaremos realmente que todo nos va mal, y al
final, tendremos razón.

You might also like