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Alumna: Dorotea Milke M.

Profesor: Mtra. Nora Gurrola


Materia: Modelos de Psicoterapia de Grupo I

ELEMENTOS DEL PROCESO GRUPAL: Capítulo 8


EL TERAPEUTA

 El terapeuta grupal está expuesto a una gran diversidad de estímulos que reducen su
habilidad para observar las dinámicas individuales, reacciones transferenciales y
contratransferenciales, sus propios actings y los de los miembros.
 Necesita observar y tolerar los intensos intercambios emocionales que se producen
durante las relaciones interpersonales en el “aquí” y “ahora” del grupo, que incluyen
transferencias y contratransferencias de cada uno y del grupo.
 Debe estar dispuesto para “la escucha analítica del grupo”, que consiste en considerar el
discurso y la acción manifiestos del grupo, como expresión y a la vez ocultamiento de su
discurso latente.
 los efectos del inconsciente se expresan a través de los mecanismos de defensa, son
síntoma de los “conflictos defensivos” y se elaboran en resistencias, que se actualizan en
la transferencia, con las formas específicas que asumen ambas en los grupos.
 Las bases del ejercicio de la función analítica son: la observación de las configuraciones
grupales, el reconocimiento de la particular modalidad de cada integrante, la captación de
los cambios y la capacidad de discriminar y tolerar la ansiedad.
 La atención flotante en la escucha del paciente individual se reemplaza por una atención
seleccionadora de estímulos en el grupo
 Cualidades del terapeuta para hacer una psicoterapia efectiva: honestidad, interés,
capacidad de aceptación incondicional genuina, calidez no posesiva, auténtica motivación
de ayudar a los demás, empatía adecuada, curiosidad y espíritu de investigación sin
abandonar el lugar de miembro participante por el de “observador parásito”. Que respete
la individualidad de sus pacientes y se despoje de todo vestigio de omnipotencia, para
poder así reafirmar el valor esencial de la interacción, percepciones de insight de los
miembros del grupo.
 Un terapeuta empeñado en ser siempre la figura central, priva a sus pacientes de la
oportunidad de superar su desconfianza pregenital a favor de una agresividad
responsable.
 Una parte de la honestidad y transparencia del terapeuta se expresa en el contrato porque
se compromete a realizar un trabajo y espera recibir el pago correspondiente, debe ser
cuidadoso en la honestidad y la transparencia, antes está la responsabilidad.
 El entrenamiento enfatiza la habilidad para funcionar como un igual, el tener la humildad
suficiente para considerarse un simple humano.
 Es el único responsable de la creación y reunión del grupo, establecer las metas sobre
bases científicas, no dogmáticas; el tiempo y lugar para los encuentros; hacer el contrato

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con los miembros. Su selección y preparación de los futuros integrantes influye
decisivamente en el destino del grupo.
 Debe estar alerta a los posibles significados emocionales ocultos de las comunicaciones,
interacciones, postura, gestos y demás manifestaciones físicas de los miembros y prestar
atención a las discusiones del grupo.
 Evalúar la disponibilidad de los pacientes para la interpretación y el insight, dependiendo
del trabajo previo que ha realizado sobre las defensas de los miembros del grupo, para
evitar que al profundizar la exploración de los conflictos se genere tanta angustia que se
incremente la resistencia. También señala e interpreta las tensiones grupales.
 Ver no sólo el contenido de las comunicaciones, sino el cómo y el por qué (aspecto
metacomunicacional del mensaje). La comunicación de estas observaciones y, de ser
conveniente, su exploración, enseña al grupo que, descubrir el significado oculto de la
conducta implica primero registrar lo que acontece en la interacción, para después
interrogarse sobre su posible sentido.
 Las intervenciones deben tender a lograr que continúe el curso de los aportes de los
pacientes, si son fructíferos o prometen serlo, y a facilitar la catarsis, por lo que participa
lo menos posible mientras la asociación libre fluya sin obstáculos
 Transmitir un interés silencioso a través de su actitud, gestos, observaciones breves,
monosílabos.
 Escucha empática y acrítica que favorece la revelación y catarsis de los contenidos más
profundos de la personalidad
 Para la mayor parte de los terapeutas seguidores de la psicología del self, la tarea del
terapeuta es proveer (o ayudar a que el grupo responda en forma óptima) a lo que el
paciente necesita y busca en el tratamiento, a través del suministro de espejeo, empatía y
objetos idealizados y alterego, para llevar a cabo la internalización transmutadora que
requiere.
 Su rol implica tolerar, en ciertos momentos, ser colocado en el lugar del “chivo
expiatorio”, no en el del ideal del yo, y adoptar una conducta que facilita el que los
miembros del grupo tomen iniciativas
 El terapeuta de grupo no es inmune a los deseos destructivos hacia sus grupos
 El proceso terapéutico se ve interferido por la existencia de “puntos ciegos” en el
terapeuta, los cuales pueden llevarlo a insistir sobre determinados temas, con lo que
impide la libre interacción. Si pierde la empatía, manifestará impaciencia o enojo
 El terapeuta hostil puede activar esta tendencia en sus pacientes, o inhibirla como
resultado de una formación reactiva
 El narcisismo patológico lleva al terapeuta a actitudes de dominio y exhibicionismo que
incluyen la necesidad de demostrar brillantez intelectual, amplia cultura y otros dones
excepcionales, o puede producir una pasividad excesiva como defensa contra la culpa que
le produce el deseo de dirigir.

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 Otra fuente inconsciente de pasividad es el voyeurismo clínico, que sirve como defensa
contra la abrumadora necesidad, por parte del terapeuta, en lugar de sobrellevar las
responsabilidades del liderazgo apropiado.
 Algunos terapeutas rehuyen la agresión adoptando una actitud de extrema amabilidad,
simpatía y paternalismo, o rebajan su status al de un miembro más del grupo, inclusive al
punto de discutir sus problemas personales. Ambas actitudes reducen los resultados
terapéuticos a una simple mejoría sintomática.
 Si tolera la confrontación, puede resolver las contratransferencias que limitan la
efectividad del grupo y madurar a través de los años, junto con sus pacientes.
 El terapeuta debería haber superado sus conflictos neuróticos, sin residuos de amargura o
cinismo, sentimientos cuya existencia puede reforzar los de los pacientes.
 La resistencia de muchos terapeutas individuales a analizarse en grupo se justifica tras un
análisis personal llega a racionalizarse con la referencia a la falta de análisis grupal de los
pioneros del movimiento. Esta situación, le impide ceder el liderazgo interpretativo a los
pacientes, con lo que se retrasa o anula la posibilidad de que rompan su dependencia de
figuras omnipotentes idealizadas.
 Negarse a la experiencia de salir del cálido refugio materno que brinda el análisis
individual, al mundo más real del grupo terapéutico, incluyendo con su amenaza a la
identidad que con tanto trabajo se ha logrado construir, es un reto que no todo mundo es
capaz de tolerar.
 La falta de reconocimiento del terapeuta respecto a sus motivaciones inconscientes,
debido a la carencia de análisis grupal, puede llevarlo: a) evitar conflictos en el grupo, b)
estimular indebidamente confrontaciones y retos para vivir a través de los pacientes; c)
hacer interpretaciones “tan brillantes” que inhiben al grupo; d) su temor a la intimidad
puede coartar la expresión abierta de sentimientos, a través de interpretaciones
prematuras; e) verse arrastrado por las situaciones grupales al grado de perder la
capacidad de distinguir lo real de lo transferencial.

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