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REFERENCIAS HISTÓRICAS.
ESTÉTICA Y ASOCIACIÓN CREATIVA
Juan Carlos Robles
Introducción
-Tecnología y objetualidad
- Constructivismo
- Dadaísmo
- Dominante cultural actual
- Materialidad y objetualidad
- De la liberación a la atracción objetual
- Citacionismo
Objeto / sujeto
- Velocidad
- Fragmentación
- Praxis
Introducción
El término tecnología puede servir como forma adecuada para designar ese poder,
propiamente humano, de trabajo almacenado en nuestra maquinaria.
Para Sartre no es más que un poder alienado que se vuelve contra nosotros. Sin
duda estamos obligados a sopesar los efectos que el desarrollo tecnológico ha tenido
para con la nueva concepción del arte, la nueva categoría objetual, así como para el
diseño del nuevo sujeto.
Según el punto de vista marxista, la tecnología es el resultado del desarrollo del
capitalismo. Convendría distinguir varias generaciones del poder de las máquinas,
varios estados de la revolución tecnológica dentro del propio capitalismo. Ernest
Mandel describe tres rupturas o saltos cuantitativos en la evolución de la maquinaria
dentro del capitalismo:
“Las revoluciones fundamentales en el poder tecnológico -o tecnología de la
producción de máquinas de motor por máquinas- se presentan como el momento
determinante en las revoluciones tecnológicas en su conjunto. La producción por
máquinas de vapór desde 1848; la producción por máquinas de motores eléctricos y de
combustión desde la última década del siglo XIX; la produción por máquinas de
aparatos electrónicos y energía nuclear desde los años cuarenta del siglo XX. Son las
tres revoluciones tecnológicas generales, engendradas por el modo de producción
capitalista, desde la revolución industrial “original” del final del siglo XVIII
(capitalismo tardío).”
que debe ser considerado como el punto de partida teórico e ideológico del que
arrancan las construcciones de Vladimir Tatlin.
Hoy en día, existe la tendencia a redescubrir el misterio de la máquina técnica, se la
aprehende menos como un objeto de consumo deseable o desechable que como
compañía que desata las representaciones del Yo.
La velocidad debía llegar a ser una cultura individual al servicio de la cultura colectiva.
“Lo que llega posee tal adelanto sobre lo que pensamos, sobre nuestras
intenciones, que jamás podemos alcanzarlo, ni jamás conocer su verdadera
apariencia”.
Por otro lado Schwitter buscaba una renovación de las fuentes de creación
artística fuera de los medios convencionales. Clavaba o pegaba en sus pinturas trozos
de material, hilo, madera, billetes de autobús, alambre, tejido y objetos que recogía en
la calle.
Las consecuencias y conclusiones que se deriban de este nuevo objeto,
constituyen las claves en las que radica su significación: desmitificación de la obra y
de la práctica artística; revelación de lo “gratuito” y “casual”, integración selectiva de
la máquina en un espacio reservado a la actividad artística. Actividad que con ironía
Duchamp entendía como orientada a la producción de objetos Ready-Made:
“Desde el momento –nos dice- que los tubos de pintura usados por un artista
son productos manufacturados y ready-made, tenemos que llegar a la
conclusión de que todas las pinturas del mundo son objetos ready-made”.
Así vemos como en los años veinte se produce una ruptura radical con respecto a la
tradición artística moderna. Sus intenciones eran claras: establecer una unidad entre la
vida cotidiana y la producción artística.
Este posicionamiento se agrupó entorno a los nombres constructivismo y
funcionalismo; en la medida de que la función y la construcción se acercaban a la
programación de producción social que perseguía el nuevo arte.
Por otro lado, las obras Dada adquieren un grado más coherente de existencia en
los gestos y declaraciones públicas de provocación. Son auténticos animadores
culturales. La distinción entre exposición Dada y manifestación pública Dada, se
hallaba deliberadamente borroneada, actitud que marca la clara intención de situar la
actividad artística dentro de los mecanismos sociales de comunicación.
El populismo que subyace en este posicionamiento, se ve empañado por el
inevitable factor combativo de aquellos que como vanguardia tenían que descomponer
los valores del puritanismo anquilosado.
Eran los primeros intentos de hacer desaparecer la antigua frontera entre la
cultura superior y la cultura de a pie.
A finales del siglo XX, vemos como se articulan mecanismos para hacer real esta
persecución en lo que es la cultura de masas o comercial.
Constructivismo, Dada y su derivación surrealista podríamos considerarlos como
precursores de la dominante cultural actual. La distancia se halla en que la postura
social de la burguesía postvictoriana, que repudió sus formas como algo disonante,
escandaloso y subversivo, ahora una mutación en la esfera de la cultura ha hecho que
estas actitudes se vuelvan arcaicas.
En efecto, el fin de la moral universal, el relativismo moral que se observa de
una manera empírica en la actualidad, y la eclosión de formas de vida alternativas, han
configurado una multitud de marginalidades centrales.
Ya no resulta posible reducir el arte solamente a las grandes obras, a las que se
califica generalmente como culturales. La historia del arte alemana ha formulado esta
nueva situación mediante la expresión “Kunstwollen”. Extrapolando esta noción al
conjunto de la vida social, consideraríamos la totalidad de la vida cotidiana como obra
de arte.
Así, el objeto autónomo que ha conquistado su espacio, se configura como
producto que reproduce la multiplicidad de la cultura desde su seno.
La autonomía de las “formas” vanales de la existencia, no tienen una finalidad
desde una perspectiva utilitaria o racionalista pero no dejan de estar llenas de sentido
incluso cuando este se agote “in actu”.
El ser general moral o político, tal como ha prevalecido en la modernidad, no es
más que la forma profana de la religión. Como muestra bien la historia de la salvación,
primero cristiana: espera de la parusía, más tarde progresista: mito del desarrollo en el
siglo XIX. Desde el momento en el que el progreso ya no es considerado como un
imperativo categórico, entonces la existencia social se devuelve a sí misma. Ladeidad
se disuelve en el conjunto colectivo para convertirse en el “divino social”. Desde el
momento que el mundo se devuelve a sí mismo, tomo importancia aquello que me liga
al otro, con lo que observamos un cierto cumplimiento de las pretensiones dadaístas
para con la función social del arte.
La producción estética actual, incluyendo sus formas residuales, se halla
institucionalizada en la cultura general con su condición de artículos de consumo,
constituyendose en componentes de la cartografía social.
Analizando esta situación, podemos entender que se articulan multitud de
códigos y que es un espejismo la liberación del objeto y su afirmación. El objeto sería
un signo con sus leyes establecidas en la moda. Mas la nueva baza social que se
bosqueja con su hambre comunicacional, desata una ola instintiva en que priva la
utilización indiscriminada de estos signos; y en los choques, interferencias,
fluctuaciones, roces y atracciones, el objeto adquiere una naturaleza simbólica, se
convierte en símbolo de lo particular.
Dada se afirma como activador social en la medida que vincula sentimientos e
impulsos revolucionarios y anula la autonomía del arte, estableciendo una relación
entre el monismo que integra cada objeto, natural o artificial (legación del hombre en
la máquina) y el pluralismo que decreta la incomprensibilidad racional del todo,
fijando la igualdad entre objeto y sujeto, el nacimiento de una nueva relación en el
terreno estético y su articulación social.
Otra proyección hacia la configuración del espacio actual, la hallamos en las
postulados constructivistas soviéticos y alemanes que conciben la creación artística
como una producción social en su sentido económico, para la superación del divorcio
del arte con la sociedad antes citado. Malevitch definía esta actitud:
Así vemos como a principios de los años veinte muchos creadores modernos
descubren la similitud de sus aspiraciones. Sacados de su aislamiento no desean sino la
expansión ampliamente social del nuevo arte cuya inserción en la vida constituye su
verdadera realización.
Descubrimos una solidaridad conceptual entre constructivistas y dadaístas que no
se limita a los postulados teóricos sobre aspectos de actividad social sino que conocen
desarrollos artísticos fructíferos y paralelos como los de Arp con Sophie Teaube y Van
Desburg. Además durante los años veinte y treinta los temas Dada y constructivistas
están entrelazados y marcan la evolución de Molí-Nagy y de Tatlin, y toda la obra de
Schwiters, Hausmann o Marcel Duamp.
Un cambio en la relación viva del ser humano con el inmenso cuerpo que le
circulaba, provocó un desplazamiento de la inquietud temática hacia la condición
existencial del objeto, que es la que puede explicarnos el sentido de nuestra cultura,
lanzada a la multiplicación de objetos físicos, en la fase inicial del capitalismo , en la
medida que pierde la unidad interior, mientras que el tiempo de intimidad se traduce en
una actividad subracional.
Hugo Ball, en un ensayo titulado “Estoy cada vez más lejos de la estética”
escribió:
OBJETO / SUJETO
En una cultura cada vez más dominada por el espacio y la lógica espacial, el sujeto
organiza y construye la percepción del mundo atendiendo a unas leyes
particularizadas. La celeridad configura obstensiblemente el orden ilusorio de la
percepción ordinaria, el orden de llegada de la información y afecta a la duración de la
conciencia individual.
Así, no es extraño que la producción cultural sea un “montón de fragmentos”, una
práctica heterogénea, fragmentaria y aleatoria que acentua la autonomía objetual.
En 1960 el pintor Magritte expresó al responder un cuestionario:
P. –Por qué en ciertos cuadros suyos aparecen objetos insólitos, como los
bolos?
Magritte. –No creo que un bolo sea un objeto insólito. Por el contrario, es algo
muy banal, tanto como lo son un cortapluma, una llave o la pata de una mesa.
Nunca muestro objetos raros o extravagantes. Pero esas cosas familiares están
agrupadas y transformadas de manera tal que al verla pensemos que hay otra
cosa que no pertenece al ámbito familiar y que aparece al mismo tiempo que las
cosas familiares.