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Juan Carlos Maldonadq
Gerardo M á x i m o García

L A METAMORFOSIS D E L OBJETO
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© Alción Editora, 2004


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Hecho el depósito que marca la ley 11723


A l d ó n Editora
I.S.B.N.: 950-9402-283-9 s:
1

I
t
algo del duelo que se insinúa y estimo ejemplar. Los dio-
ses, que hemos anudado al inconsciente, emiten un mensa-
je que se muestra en sueños. Es en el interior del mismo
donde se desencadena el duelo, a partir de un mensaje que ;• ' VIH I
viene del Otro.
L a posibilidad de unir la pérdida de objeto, el duelo y la E L P E S O D E UNA SOMBRA ANTIGUA

castración, es lo que intentaremos la próxima reunión.

Al inicio de la reunión anterior examiné cuestiones rela-


tivas a la transmisión tomando apoyo en el texto de
Anthony Grañon, Falsarios y Críticos. '• . • i-
Traté de remarcar cómo en la evolución de la crítica ha
estado presente una aceptación progresiva del registro fíc-
cional, lo que ha llevado a un debate complejo y profundo
sobre la valoración de las fuentes y el estalTito del testimo-
nio. ;
Asimismo, destaqué que el ideal clásico de un regreso a
las fuentes no es lo que desempeñó un papel esencial en el
Retorno a Freud propuesto por Lacan. Nó se trata de vol-
ver al punto de partida, sino de repensar a Freud.
En el final, luego de escoger en Ovidio la penosa histo-
ria de Ceix y Alción, ammcié que en la reimión de hoy
abordaría la temática del duelo. • ,
Para ello decidí recurrir a dos textos muy distantes entre
sí, no solo en el tiempo sino en su concepción y estilo, que
quizás causen extrañeza. De todas maneras, si así fuera, es
un afecto que puede orientamos, no obstante espero que en •
la medida que avancemos en los textos, ellos mismos jus-
tifiquen la elección, i .
Uno de ellos es la Divina Comedia, de! Dante Alighieri
y el otro Una temporada con Lacan, de Fierre Rey.
Ambos tienen carácter testimonial; el de Rey, respecto

ll-.p
del análisié que realizara durante diez años con Lacan y el Por una parte la referencia a lo pesado con relación al
de Dante sobre el peregrinaje en busca de la fuente divina. objeto, por otra la ecuación casi imnediata de que ese obje-
A la vez, son recorridos que se inician en la mitad del to no es sino el propio sujeto.
camino de ja vida arrastrando el peso de una sombra anti- Asimismo el sufrimiento ligado a la demasía edípica, al
gua. \. , ; exceso de amor. ., r
L a dispíiridad del testimonio reside en la modalidad de
tratamiento de ese pesar, ya sea a través del registro poéti- "La felicidad- nos dice Fierre Rey- nunca ha
co o bien en la necesidad de escribir y reconsiderar el reco- hecho feliz a nadie.
rrido de su análisis. . i Muy poco antes de pasar a la acción, la mayoría
de mis amigos suicidas proclamaban que todo iba
•• • . b ^ \ L % A F L , o : ' ' ' T';-Ó.' i óT
bien. Hasta que se mataron nadie hubiera podido
• d •": í. ., ..• - J . L ' L.„.:',•:
sospechar el peso de la sombra antigua que ensom-
brecía sus vidas."
1 . .... :
5 •-••,..) „•• ^ .; L ; . ;; . • • . .:
Tengan presente Duelo y Melancolía en Freud, la som-
Comencemos con Una temporada con Lacan: bra del objeto cayó sobre el yo.

"Me illamo Fierre. Y no por casualidad. Durante "Aquella sombra había movilizado la fuerza de
toda miivida, la misma frase me ha silbado los oídos los suicidas para un combate perdido de antemano
-Si tienes un poco de dinero inviértelo en la piedra contra un adversario sin rostro."
(pierre)' Y así fue como sobre e.sta piedra mi madre
edificó su iglesia. | E l combate con el adversario sin rostro va a eneontrar
En sus comienzos, yo también quería a Fierre. un personaje, no sabemos si construido en la ficción, al que
Hasta qúe el exceso de amor que le ahogaba me obli- nombra como el Gordo, donde se renueva lo que marca-
gó a tenerle ojeriza, haciéndomelo ver como algo tan mos como lo pesado.
p.."'sado como una piedra alrededor del cuello.
Pobre piedra-Fierre, que sufría por el exceso de "A veces, para olvidar mis preocupaciones volvía
amor que se le daba." a hacer deportes en la Ciudad Universitaria. Adoraba
el boxeo y lo practicaba sin elegir los contrincantes.
Retomarnos en definitiva, lo que abordamos las prime- Uno de ellos me repelía de modo particular. Sus
ras reuniones siguiendo a Calvino, la oposición levedad- ciento treinta y cinco kilos y su fuerza animal hizo
peso. I ; • .. í : .. ,. que lo apodara el Gordo. Con toda la mala intención.

•".i -124 125


aunque salvando las apariencias, nos dábamos gol- análisis que el Gordo desestima. . ,
• 1 • .
pes suficientemente fuertes como para tumbamos."
"Acerca de las fuentes de su saber me dijo cjue era
E l combate contra la sombra pasa entonces al dominio lacaniano y que asistía a los seminarios de Lacan.
imaginario con relación a ese espejo que es el Gordo. Me precipité a una librería para comprar los
E l objeto prosigue oculto, pero como en Hamlet en su Escritos. Aunque estuve leyéndolos durante toda la
enfrentamiento con Laertes el duelo comienza a insinuarse noche, no comprendí absolutamente nadtj. .
con la doble resonancia de combate y de pérdida. La altemaliva era sencilla: o yo era eshíipido o ac^ue-
A la vez, el registro de la rivalidad especular se traslada llos textos eran un puro delirio.
al dominio.de la palabra: . , A l día siguiente le dije al Gordo que los Escritos no
eran más que un galimatías.
"Yo no sabía nada de él, aparte de que era médi- Yo ignoraba aún lafirasede su autor -No hablo para
co. Pronto nuestro enfrentamiento se trasladó del los idiotas." i ,• • --^ • ' ! '
terreno del ring al plano dialéctico. Yo estaba seguro
de llevar las de ganar. Me creía agudo y rápido y le Pasan varios meses en que la inquietud fue en aumento
juzgaba torpe y vulgar. hasta que decide preguntarle a su amigo si lo tomaría en
Un día en que le pregunté cual era su especialidad análisis y ante la negativa se ve envuelto en un estado de
en medicina, me contestó como a pesar suyo que era perplejidad. Regresa a su piso y se sienta en el suelo. Es un
psicoanalista. - • momento singular, de un cierto patetismo, donde se respi-
¡Podía darse por perdido, yo iba a poder explicar- ra la atmósfera no sólo de soledad, sino fundamentalmen-
le Freud!. te de vacío. Se tiene la impresión que puede desencadenar-
Descubrí su existencia a la edad de doce años en se un pasaje al acto si no estuviera de por medio el estatu-
la biblioteca de mi padre. to de la pregunta que se iba formulando: ¿Qué es un obje-
Bastarían unas pocas frases para que el Gordo to, e incluso, que es un objeto valioso? [
comprendiese que yo no sabía mucho más que los Vayamos a su relato: ; i
especialistas de las revistas ilustradas, es decir, nada.
En lugar de aplastarme, dejó que las preguntas "Me senté en el suelo delante de mis cajas. Se
demasiado pueriles volvieran a mi por una especie de amontonaban hasta el techo y contenían lo que tiempo
espejo." atrás había sido para mi un tesoro, libros, manuscritos,
objetos, ropa.; No las había abierto desde hacia tres
Comienza a ponerse en juego la idea del saber, que años, pero me gustaba contemplarlas cuando tropeza-
Pierre Rey articula a la fuente y que deriva en un pedido de ba con un problema. . .
Un día, en la época en que jugaba, me avisaron Luego, de pronto, la voz monocorde, lánguida,
que se presentarían unos alguaciles para embargarme desdoblando la vocal de cada fonema...
,. y que pusiera fuera de su alcance los objetos más -¿Sí?_ .•...••..va.,:,.,

valiosos. Cuando a la mañana siguiente no se pre- -Quisiera verle. ,; _


sentaron, casi me decepcionó que no me libraran de Afronté un largo silencio.
; todo eso. -¿Por qué? -preguntó Lacan.
Ahora estaba meditando nuevamente ante ellas, L a única idea que acudió a mi mente fue la de que
pensando que eran una perfecta alegoría de mi situa- tenía las manos sudorosas. A l menos durante un
ción. minuto no salió ningún sonido de mi garganta.
Estaba encerrado, clavado, ignorando lo que se Finalmente me oí decir:
escondía en el interior." ' : ' ]' . ' " -Algo no funciona."
Para concluir: " * ' :•
Entonces la pregunta que se formula en tomo al objeto
"Una escalerilla en espiral, un rellano, dos alfom-
lo incluyej dado que se presenta como un bulto más en
brillas, dos puertas negras. Llamé a la de la derecha:
medio de esas cajas. Se desencadena, entonces, la deman-
era allí. Lacan.
da de análisis:
Era también allí donde durante diez años me
"Al amanecer lo llamé al Gordo -Ya que no pue- jugué la vida.
des hacerlo tú, indícame un nombre. Cuando me des- Allí hice el más largo de mis viajes. Allí me juré que,
perté, a primera hora de la tarde llamé a Lacan: tarde o temprano, daría testimonio." ^ ^
-Quisiera pedir hora para que me visite el Dr. E n los próximos encuentros proseguiré con el análisis
Lacan. : • • ' ^ • " • de este texto en el que está de por medio la idea de un viaje,
-En este momento no puedo molestarle -me dijo la un recorrido, tanto como la intención de dar testimonio de
mujer (era Gloria). ese trazado.
¿Podría volver a telefonear a la seis?
Me instalé ante la montaña de cajas y esperé.
Las seis. Otra vez Gloria.
-No se retire, por favor. ' '
-Oiga, ¿puede visitarme o no?
-No se retire, el doctor Lacan quiere hablar con Abordaré ahora la Divina Comedia, como así también
• usted. • en las reimiones venideras.
¿Hablarme? Yo sólo quería que me recibiera.

I
128 129
Dante también manifiesta al comienzo que se trata de ta que no tiene posibilidádes de ser respondida.
un recorrido: Sin embargo, cuando inmediatamente remarca que se
valora a Lucía como gracia iluminadora cuyo nombre sig-
"En mitad del camino de la vida nifica luz, nos aproxima nuevamente a la temática de la
. me hallé en medio de una selva oscura mirada.
después de dar mi senda por perdida" Si en Rey la temática del duelo se resuelve en la pérdi-
da, en Dante la lógica de su relato lleva a la sustitución de
Dante había nacido en 1265 y en 1300, probable fecha la mirada de Beatriz por la mirada de Dios, en un desliza-
de la gestación de la Divina Comedia, contaba con 35 años. miento donde ambas se equivalen, lo que nos llevará a con-
• Pierre Rey también inicia.su análisis con Lacan a esa siderar la noción de fuente.
edad y hay ciertos paralelismos que, sin necesidad de evi- He elegido un recorte de la Divina Comedia donde está
denciarlos los encontrarán estructuralmente. Pero quisiera presente la temática de la fuente.
señalarles que la condición de testimonio de una y otra Lo he extraído del Octavo Círculo del "Infierno" donde
experiencia me parece esencial para considerar la temática residen justamente los falsarios, los simuladores de perso^
del pesar, • '• •• c'-v-u^ ñas, los monederos falsos y los embusteros.
E n la doctrina jurídica de la Edad Media, un solo testi- De ese canto, el X X X , escogí el diálogo prodigioso
monio se estimaba nulo aunque fuera verdadero. E l testi- entre Maese Adamo, falsificador de mone.das, y Sinón de
monio era valedero si existía otro sobre el mismo aconte- Troya, el griego que con su falsedad indqjo a introducir
cimiento. No importaba que este último fuera contradicto-, en la ciudad el caballo de madera atiborrado de soldados
rio con el primero sino que se acomodara a la estructura. griegos. I
En Pierre Rey puntuaré la relación con un objeto parti- Dice Maese Adamo: ; • -
cular que nombra sucesivamente la piedra, el dinero, la
caja, el tesoro hasta situar luego el objeto excrementicio. i "Lo tuve todo en mi mortal destino
Dante recorta un objeto privilegiado, la mirada, singu- ; y una gota no más ahora reclamo.
larmente la mirada de Beatriz. Los arroyuelos que del Casentino
Sabemos que como viajero, en su peregrinar, es condu-; . bajan verdes frescores hasta el Arno,
cido por distintos guías; Virgilio al inicio, Beatriz que I los tengo ante los ojos dei continuo.
adviene en el canto 20 del "Purgatorio", San Bernardo en ! Allí está Romena, donde ¡acuñado
la última etapa. I falsifiqué yo el busto del:Bautista,
Harold Bloom, en El canon occidental, se interroga por- I por lo que el cuerpo dejé; allí abrasado."
qué Lucía, una santa siciliana casi desconocida, envía a
Beatriz como guía de Dante. Añade que esa es un pregun-;

130 131
A la pregunta de Dante con relación a la sombra que encuentra Fuente Branda, que es nombrada por Maese
yace a su derecha, Maese Adamo le responde que es Sinón, Adamo y que nos conduce al tema de la fuente y de lo que
el griego de Troya, que tomando a mal ser nombrado de de ella fluye.
modo tan bscuro golpea a Maese Adamo y se inicia el
siguiente contrapunto.

Sinón: "Cuando ibas a la hoguera no andabas así de presto:


sí, en cambio, al acuñar con manos vivas.
Maese: Verdad dices en esto: ''[[ En la disputa que se suscita entre Maese Adamo y
ma'5 no diste tan claro testimonio Sinón, llama entonces la atención que es Maese Adamo el
en Troya cuando el dar te fue propuesto. más penado a pesar que sólo falsificó florines. L a referen-
Sinón: Verdad falsifiqué, y tu moneda: cia a la efigie de San Juan Bautista es lo que nos orienta,
aquí estoy por un fallo y tu por muchos más que el dado que lo que se adultera es el orden divino, la relación
peor demonio. a la fuente que preside el orden de los valores.
Maese: ;¡ Acuérdate, perjuro, del caballo, E n el seminario X I I I , El objeto del psicoanálisis, en la
qué el mundo te halla reo cual yo te hallo! reunión cerrada del 19 de Enero de 1966, es tomado este
Sipón: ¡Calla, que tú eres el más penado pasaje a propósito de un texto de Roger Dragonetti, Los
' con la panza inflada y con la lengua seca monederos falsos de la imagen. L a Sra. Parisot, que comen-
el mirarte y el beber te están vedados! ta el texto señala muy atinadamente que el fraude falsifica la
Maese: T u mentir te obceca, verdad de la moneda y al mismo tiempo falsifica la moneda
qué si padezco sed y tengo humores, de la verdad. Concluye entonces, que lo que afecta al hidro-
a ti,la fiebre maligna te reseca. pésico, esa enfennedad del agua, es una perversión del hom-
Es tu cabeza presa de dolores, bre en la fuente.
y lamer el espejo de Narciso A l mismo tiempo es una enfermedad pesada -"si tan
bien quisieras en medio de tus ardores". sólo me hallara tan ligero que avanzara en un siglo una pul-
gada", dice Maese Adamo, recordándonos el tema de lo
Como advertimos, Maese Adamo, es un hidropésico, de grave y lo pesado del cual partí en el comentario de Pietre
vientre prominente, quien fabricó florines falsos y por esa Rey.
razón está en el infierno. Se le presenta reiteradamente la E l altercado con Sinón implica que uno y otro están
obsesiva imagen de los arroyos del Casentino que no hace apegados de manera muy estrecha, en una relación de
más que aumentar lo intolerable de su sed. vecindad a la manera de Pierre P.ey y el Gordo intercam-
Cercano a Romena, donde falsificó los florines, se biando golpes.

132 133

i-
Los golpes van y vienen, de la misma manera que la yf -Culpa mayor menor vergüenza lava
referencia a la verdad que se reitera una y otra vez en el ii Dijo el maestro y siendo leve tu pecado,
diálogo. Parece que estar triste te lo agrava."; j
Lacan retoma el comentario al fmal de esa sesión y las
precisiones que hace son de suma importancia. Remarca L a tristeza, como el mayor de los pecados, se puede leer
que no es por casualidad que estén juntos en ese singular en este último verso.
altercado aquel que ha mentido y aquel que ha defraudado, Para romper la fascinación por estas imágenes h izo falta
engañado, la confianza del Otro. L a conjunción, en defini- la intervención de la voz de Virgilio, quienidice que aque--
tiva, de la mentira como ataque a la fe y la referencia de ese lio que pesa sobre Dante es un residuo de rnal deseo:
algo que no es verdad, sino valor de verdad.
Lacan se pregunta -¿Qué quiere decir una pieza de "querer oír lo vil es vil deseo." \
moneda falsa?
'• .[ • 'L • ,
"Ella no es falsa más que en relación a esta función que
une a la verdad el valor. Aquello de lo que se trata es esta
función del valor de verdad alrededor del objeto a.
Precisamente el Monedero falso se dirige al traidor, para Los dejo con él relato que cuenta Boccaccio, en Vida de
decirle que seguramente estaría muy contento de acceder a Dante y que remite a un sueño que sobreviho en la madre
esta forma de desconocimiento, que sería lamer el espejo de Dante, poco antes que éste naciera:
de Narciso, creerse al menos ser él mismo." "Le pareció que estaba bajo un altísimo laurel, en un
En las líneas finales del Canto se despeja aquello que verde prado, junto a una clarísima/wen/e y; allí daba a luz
afecta a Dante y que él mismo destaca, el estar completa- a un hijo. E n muy poco tiempo se convertía en un pastor
mente atrapado por el altercado, fascinado por el espectá- que se esforzaba en atraer las ramas del árbol de cuyo fruto
culo: se había alimentado. De pronto lo veía caer y cuando se
levantaba, ya no era un hombre, sino que se había conver-
"Atento yo escuchaba, cuando quiso tido enim pavo real". • \
el maestro interrumpirme -¡Mira y mira!
Ya me estás enfadando por remiso.

A l oír que me hablaba con enojo.


Hacia él me volví con tal vergüenza,
1
Que todavía gira en mi memoria. . .

134
I 135
IX

,: , . E S E OBJETO Q U E Y O E R A Y U.-vt

Hoy retomaré el texto Una temporada con Lacan de


Pierre Rey. L a reunión anterior hice un recorte del mismo
que luego anudé con Dante y la Divina Comedia.
Brevemente les recuerdo como, en ese recorrido, se des-
plegaba el tema de lo pesado, del exceso, bajo la forma de
la piedra.
Pierre Rey decía :
"Me llamo Pierre y no por casualidad".
Una frase insistía "Si tienes un poco de dinero inviérte-
lo en la piedra (pierre)".
" Y así sobre esta piedra mi madre edificó su iglesia. "
Luego de subrayar el exceso de amor que su madre le
había proporcionado, señalé el tránsito de lo pesado hacia
la idea del suicidio. Por otra parte, indicaba que en ese
doble registro construye, no importa si ficcionalmente, un
personaje que nombra el Gordo.
Asimismo intenté complejizar la pregunta: ¿Qué es un
objeto valioso?, interrogante presente en el texto.
Quería recordarles algunos de los recortes realizados
dado que en esta reunión intentaré dar continuidad a lo
remarcado, ligado esencialmente a la clínica y la práctica.
Limitaré mi función a la puntuación del texto y a la disci-
plina del comentario.

137
segundo. Me vi. Como v i la ineluctable trayectoria
que iba a tener mi vida. Tenía 35 años. Treinta años
después iba a tener 65..."
Dice el protagonista: " A los cinco años yo pintaba. A los
catorce soñaba con envejecer. L a vejez iba a ser para mí muy Verse, en una fracción de segundo, aparece en el relato
grata. E l paso de cada día me acercaría a la maestría total". a los veintiocho años y se reitera luego |a los treinta y
cinco...La misma edad, como mencioné con anterioridad,
Más adelante nos relata: en que Dante sitúa el inicio de su tránsito en la Divina
Comedia. ;
" A los veintiocho años de pronto me convertí en E l recorrido en Pierre Rey, comienza cuando consulta a
espectador de mí mismo. Y me vi con una colilla en Lacan, luego de la negativa de su amigo ajque iniciara un
los labios, una espantosa montaña de papeles sobre análisis con él. : i •, Y . ;j •
mi mesa, un teléfono en cada oreja para escuchar sin Reseñemos, entonces, la primera entrevista con Lacan:
oírlas a personas cuya identidad ignoraba. Una pre-
gunta me taladró: ¿Dónde estaba? "Me vestí para seducirle. Tweed, pana, cachemi-
En las oficinas de un periódico. ¿Para qué? Para ra. Me tomé como cuestión de honor llegar a la hora
escribir crónicas de las llamadas parisienses. exacta en que me había citado. E l correspondió no
Que absurdo. Yo era pintor. ¿Qué ocurría? haciéndome esperar ni un segundo. Era evidente que
Mi padre, para enriquecer lo que él llamaba mi a pesar de los pacientes que vi en la sala de espera
"bagaje" soñaba para mí con un saber universal. sólo me esperaba a mí. Cerró tras de mil la puerta de
Cierta mañana me soltó esta extraña frase: su consulta. Situó su silla paralelamente a la mesa.
. -Tal vez tendrías que aprender taquigrafía. Y': Yo me instalé en la mía. Cara a cara". ;
-¿Por qué? Soy pintor. • i - i -;
-Nunca se sabe. Si un día quisieras hacer perio- Ustedes aprecian como, sin que haya ninguna disconti-
dismo..". nuidad, pasa del doble especular que era el:Gordo a Lacan
Acentuamos el me vi, de la misma manera que en el con relación al tema de la imagen. Quizás ¡por esta razón,
siguiente recorte: - -. el análisis se sostuvo cara a cara durante diez años.
,1 : • ' •• •. .
' : • ! • •
^. "...Eran las ocho de la tarde, en invierno. Con mis "Yo encendía un cigarrillo tras otro. E l seguía
periódicos bajo el brazo bajé de mi oficina y salí a la alargándome el cenicero. Finalmente, tras una última
calle donde mi chofer me esperaba con la portezuela sonrisa, se levantó. L a entrevista había terminado. ••
abierta. Entonces, todo pasó en una fracción de Cuánto tiempo había transcurrido? ¿Una hora? Tal Y
' i !
138 . i 139 .
vez más. L e pregunté cuánto le debía. Aunque nadie respecto al dinero y el objeto excrementicio. Pero antes de
me lo había dicho yo ya conocía la cifra que me ir a ese con'elato me interesa situar una continuidad con lo
disparó.: Yo había decidido que sería exorbitante. Lo que remarqué la reunión anterior en tomo al tema del sui-
. fue (...) Le tendí, pues, mis tres billetes, sin sorpresa. cidio.
Desaparecieron instantáneamente en el bolsillo de su
pantalón. Me estrechó la mano con una amplia
,: sonrisa y me dijo: "Hasta mañana". Le respondí que
por desjp-acia era imposible porque no tenía con qué
pagarle.' (...) Abrió la puerta como si no me hubiese
oído y repitió: "Hasta mañana." "Circulaban rumores...Dicen que hay muchos sui-
(...)¿De dónde iba a sacar el dinero? cidas entre los pacientes de Lacan. E n su casa me
(...)La tarde de nuestro quinto encuentro, cuando, había llamado la atención una chica morena más bien
según su costumbre, me estrechaba la mano después regordeta, risueña, que solía vestir telas ajadas que
de haberse embolsado mis billetes, me espetó brus- no debían de costar mucho dinero. Mentalmente le
• camente; atribuí el nombre de Marcelline. E n varias ocasiones
-He decidido aceptarle para un análisis. ' " habíamos coincidido en la biblioteca del fondo en la
Le iriiré sin comprender. • que se ocultaba, en medio de las sombras de un ana-
-Yo creía que ya habíamos comenzado. quel, una obra de Ania Teilhard sobre la interpreta-
Sepuso de pie. ,: ' • ción de los sueños. Más tarde, en la calle, en el
-Hasta el lunes-dijo." ; Y I - .. umbral de la puerta, esperé a Marcelline. Cuando
apareció la abordé.
Un momento de pasaje, una posición con respecto al in- -¿En qué dirección va? *
consciente! sin la instrumentación del diván. Yo tenía el coche estacionado sobre la acera.
Estaba lloviendo.
"Lo intuí enseguida. Para mí el dinero era mierda. -Montparnasse.
(...) Era preciso que la suma exigida, sea cual fuese -Yo también (ora mentira), si quiere puedo dejar-
la magnitud de los recursos del paciente, traspusiese la allí.
el umbral, más allá del cual, dejaudo.de ser desdeña- -¿Hace mucho que la trata Lacan?
ble, molestara, privase de algo". \ ' ' : ' : Y -Seis meses.
Limpiaparabrisas y lluvia. Me maldigo a mí
E n es ortsige v a a lpsed esrag el odatr pa euq Rey mismo por la rudeza de la pregunta. Pero quería
llama " A n e c d ó t i c o " , en le e u q lboder a su luceps senoica saber.

140 141
... -¿Era grave? ^j^y,.,;^, Y.,;,,,:; rctrrcnfc^A -rF. "Un día estábamos en su casa de Cadaqués..."
: -¿El qué? " " L ' Y YAYY,AYY!Y YYY
-Lo que hizo que acudiera a él. •. \n realidad no es un día sino aquél día., donde el
Risa desengañada. ' y- •, ; -v, ^• encuentro involucra la temática del objeto y la del nombre
-Saltar por una ventana. propio. Entonces, es aquel día en que Dalí recortaba en
-¿Accidente? • . . letras enormes su nombre propio. ( L a próxima reunión
Volvió a oírse la risa. I haré el trazado en torno al nombre propio de Pierre Rey y
-No. Me tiré. me detendré en ésta a formular algunas cuestiones respec-
E n tono de broma, para disimular mi desazón, pregun- to del objeto). ' í
té: • •' • • ,
-¿Desde que piso? "Como de costumbre, me pregtmtó si le había Ue-
-Un octavo. . . vado un regalo. Del regalo pasamos a las dádivas en
Por poco arremeto contra otro coche. general, y desde luego al primer regalo qüe hace el
-¿Y sobrevivió? niño a su madre, sus propios excrementos. Eso dará
-A causa del niño. Lo llevaba en brazos. Él fue quien idea de hasta qué punto estábamos ya metidos en la
recibió todo el golpe." mierda. \ ;
-Tengo un amigo -dijo Dalí- un pintor de Niza,
Ubicamos, por una parte, la referencia al peso (la men- que se propone exponer sus propias mierdas en una
ción de una chica más bien regordeta) y por otra, a la ven- galería. i
tana y el pasaje al acto. Y lo que hemos desarrollado, -Buena idea. ¿Y usted piensa exponer las propias?
siguiendo a Freud, la sombra del objeto cayó sobre el yo, -Lo estoy pensando. E l Louvre es; digno de la
en la escena construida en el relato: es el niño quien reci- mierda de Dalí. i
bió todo el peso. Dalí me recordó escuetamente que era autor de im
Luego de este recorte donde nuevamente se va dibujan- librillo sobre los pedos diptongos... le; recordé que
do el tema de la ventana y la caída, la sombra del objeto y Platón, en el joven Hipias, dijo que la cosa más bella
lo pesado, nos dirigimos al apartado donde se relata el vín- del mundo es una mierda. I
culo con Dalí. , . -Es usted asqueroso-protestó Gala. | f ;Y
Mitad bofetón, mitad caricia, proyectó el dorso de
su mano hacia mi cara. V i como se iniciaba el movi-
miento y por reflejo lo detuve cogiéndole la muñeca.
Ella la acercó a sus labios y besó mi mano que apre-
taha la suya. | Y j

142
A l díii siguiente estaba de vuelta en París. "(...) Ahí estriba, sino su clave, el enigma mismo
Conté a Lacan que, al querer abofeteanne, Gala, de la creación.
canrbian(do de parecer en pleno movimiento, me había (...) Unos años atrás yo había hecho un álbum de
besado la punta de los dedos. L a historia de la mierda dibujos humorísticos cuyo tema central era el falo.
y del beí;o le fascinó hasta el punto de hacénnela con- Solamente poseía un único ejemplar original. Se lo
tar de cabo a rabo, con sus menores detalles." mostré. Mientras lo examinaba con todo detalle -el
tema del detalle que reaparece- yo espiaba la recom-
Adviertíin que en esta detención del movimiento, Gala pensa de mi trabajo que se traslucía en su rostro con
no cancela! el golpe, sino que es Pierre Rey quien lo hace una permanente sonrisa. Después de habérmelo elo-
tomándola de la muñeca. Y Lacan le solicita que le relate giado mucho, me rogó que se lo dejara conservar,
esta historia con todo detalle. • unos días. Tres semanas después al ver que no volvía
a mencionarlo, quise recuperar mis dibujos. Volvió a
"Otros problemas de estética me inquietaban. L a decinne hasta que punto los apreciaba, y me preguntó :
primera vez que hice alusión a ellos, el nombre de con aire goloso y una frase enrevesada si por casuali-
Vinci ac;udió a mis labios. Lacan vaciló un momen- dad -me lo agradecería tanto- yo no aceptaría regalár-
to, hizo un visaje y por fin me soltó: selo."
-De lo único que estamos seguros es de que no era
pintor. Si el punto de partida era el diálogo con Dalí (el regalo,
(...) ¿De dónde procedía el enigma de la crea- la mierda, la dádiva), Lacan le pregunta ahora si no acep-
ción?" f _ ; , taría regalarle sus preciados dibujos.

Más adelante: "Yo estaba dispuesto a darle gustosamente mi san-


gre. Pero no mis dibujos... Fue la única vez que le dije
"Pero ¿Cómo analiz;ir lo qué nos conmueve? -y que no."
por qué, que es lo que toma nuestra sensibilidad por
ejemplo- en Personaje asomado a una ventana de
Dalí, del que lo menos que puede decirse es que está
condenadamente mal hecho, torpemente dibujado,
mal pintado? ¿En qué nos emociona esa silueta vista
de espaldas, rechoncha, espesa?" "Sin ninguna relación con lo precedente, (de lo
cual suponemos que si la tiene) una tarde me metió
Nuevamente el tema de la imagen y la ventana, el peso
el miedo en el cuerpo. Era un viernes. Yo era el últi-
y la gordura.

144 145
mo de sus pacientes. O sea que iba a cerrar el tende-
rete. Se dirige entonces hacia un recuerdo que reedita la
-Hasta el lunes-le dije. ' ' temática del cajón. Precisamente del cajón de la memoria
E n el momento en que abría la puerta, después de surge una imagen con su nombre seguido del comentario
haberle estrechado la mano, me retuvo un instEmte." niño prodigio, y él mismo vestido de marinero.
Con relación a esa caja y al exceso de amor de la madre,
De la retención del golpe, a la retención de los dibujos que hace del niño prodigio un objeto precioso, aflora ahora
y luego a retenerlo un instante. otro recuerdo: una noche, durante un crucero por las islas
griegas, los miembros de la tripulación arrojaban las basu-
•' ' . "Voy a dejarle un teléfono donde puede encon-. ras al mar diciendo: Catharsis... Catharsis...
trarme durante el fin de semana en caso de necesi-
dad, -le dice Lacan-. Tanta solicitud me alarmó. (...) .' "...E.sta vez era yo: como el contenido de un cubo
Me encontré de nuevo en la calle. Por alguna razón • de basura recibí en plena cara el insípido choque de
que ya he olvidado, aquel día no había cogido mi mis triunfos pasados..." '
coche. Tampoco llevaba impermeable. Llovía." •
Luego, prosigue relatando el momento^ en que sale de la
Como lo hemos dicho en reuniones anteriores llueve, consulta donde, decía, Lacan le metió el miedo en el cuerpo.
cae mierda, en este caso por supuesto.
"Eran las ocho de la tarde. Poco antes de ci uzar el
' " E l lo sabía: yo iba a desmoronarme". ' ' bulevar Montparnasse (si ustedes recuerdan se trata
del bulevar adónde llevó a Marcelíine, la mujer
Nuevamente el tema de la caída y lo que hemos situado morena y regordeta), a mi derecha me llamó la aten-
como la lluvia de mierda, él mismo derrumbándose en . ción una cortina corrida sobre una especie de nicho
tanto objeto. de donde surgían resplandores de neón. L a aparté y
me encontré ante un taburete negro fijíido en el suelo
"Las sesiones precedentes habían sido muy duras. delante de m a cámara de Fotomatón. >
Yo no tem'a dinero.(...) Me sorprendí desviando Comprendí que había llegado un momento único,
rápidamente los ojos de un escaparate que me devol- el de mirarme por fin. Cada vez llovía más. Penetré
vía mi imagen. Para lo que va a seguir este reflejo tiene en la cabina, volví a correr la cortina (...) para impo-
su importancia: a modo de preámbulo me obliga a pre- , nerme la terrible prueba de ofrecer al aparato mi cara
cisar que nunca me ha gustado ni ser visto ni mirarme. de ahogado. /-¡x^-'.r-. .J:oo-i-"
Por desgracia, era demasiado visible para mi gusto." Tal cual iba a tener que afrontarla, por primera

146 , .: : 147 •
. vez quijíás, .con mis-.propios ojos...Unos segundos
más tarde la máquina entregaba sus clises. Me obli- E l dolor y la exasperación, en el marco de la transfere-
gué a mi mismo a mirarlos fijamente. Así pues, aquel cia, ante la no respuesta de Lacan respecto de la posibidi-
hombre joven, desconocido, con la cara pálida cho- dad de la ausencia. .
rreante de lluvia, los mechones negros pegados a la
frente y con una mirada que parecía querer huir era "De pronto, como alguien que está harto de escu-
yo. char tonterías, me miró de frente, desafilándome con
¡Mierda!" . i la mirada y me escupió en el mismo tono de cólera
• ' fría: .Y-A? YYf-<YíYYYt«jy:Y'--.'-í'- .-¿•¡.'.••vY . Y'
Esta exclamación ¡mierda!, se muestra como una reve- -¿Qué otra cosa quería usted que hiciera?" <
lación sin lünguna relación consciente a lo que está dicien-
do. Era yo,- mierda, ese objeto que yo era. Tomen en cuenta lo equívoco de la frase. ¿Que hiciera
quién? Lacan, el Gordo... O bien, ¿ Acaso quería usted qué
hiciera otra cosa? . • <. "
Más adelante:

"Como de costumbre yo no había previsto nada.


Para finalizar, el momento de la sesión en que relata el
Sin embargo cuando estuve en su presencia le anun-
suicidio del Gordo. ... . j , ,,. .
cié que volvería a verle al día siguiente pero que
"Aquella misma tarde entré en la consulta de luego ya no volvería más. Pareció tan sorprendido de
Lacan. i ' ! i ¡i - oírmelo decir como yo mismo de haberlo formulado.
Estoy seguro de que estábamos tristes. Nos miramos
-¿Sabe lo que ha ocurrido?... Se ha suicidado.
largamente. Yo no tenía nada más que añadir. Él no
Silencio de Lacan.
hizo m'ngún comentario. L a Itistoria de amor tocaba
-¿Ha oído lo que le he dicho?
a su fin. A l día siguiente era el día de la última vez.
Me .Sorprendió la agresividad de mi voz. A l
Lacan me estrechó la mano. L a pueida se cerró.
mismo tiempo inundaba mi cuerpo una oleada de
Nunca más volví a verle."
sangre llena de hielo. u
-Le he dicho que se ha suicidado. Dos balas en la
cabeza..; Dos. E l análisis termina allí, pero a posteriori reseña la noti-
cia de la muerte de Lacan:
Lacan seguía imperturbable. Estallé.
-¿Esto es todo el efecto que le hace?-grité rabio-
samente." , ; "Pasaron varias estaciones. Una mañana en mi casa

. i 148 ; 149
!' :
de Irlanda me despertó la que compartía mi vida. ' .
Acabo de oír la radio, me dijo. Lacan ha muerto."

ÉL D U E L O Y E L NOMBRE PROPIO

Ahora, más allá de la conclusión del análisis y de la ; '. . i


muerte de Lacan, quizás pueda situarse el fmal de análisis
L a reunión anterior les había anunciado que hoy procu-
en la secuencia que se inicia al localizar su condición de
raría hacer un trazado en tomo al nombre propio en Pierre
objeto y la posibilidad de faltarle al Otro en el marco de la
Rey. Asimismo presenté una lectura posible de fin de aná-
transferencia y que prosigue en estas líneas: .•'
lisis articulado al tema del objeto y la transferencia.
E l estatuto del objeto, el nombre propio y el trabajo de
"Recientemente al enterarse de que yo escribía
duelo en la dirección de la cura, es lo que intentaré desa-
este libro, un periodista me contaba que en sus
rrollar en esta reunión. I :
comienzos, sus jefes le pidieron que registraran los .
Freud, en Inhibición, Síntoma y Angustia, anuda la pér-
cubos de basura de algunos hombres célebres, inclui-
dida de objeto con la angustia y se formula una pregunta:
do el de Lacan.
¿Qué distingue al duelo?
•MY - Y qué descubrió Ud.? ¡.YY Y > / Y :p Y:.}
Con relación a la temática del duelo hay una relbrmula-
-Las cáscaras de los huevos pasados por agua,
ción que va más allá del falo, que Lacan comienza a despe-
siempre las cascaba por el lado más grueso.
jar en el semiríario "La transferencia", cuando interroga al
- Y qué más?
analista y su duelo. E n esa ocasión Laca|n se maneja con
-Cartas. Paquetes de cartas de amor que tiraba a la
basura sin abrirlas siquiera.(Recnerrien que ¡a extrema prudencia para diferenciar el duelo de la melancolía.
demanda de análisis se inicia en relación a las cajas Respecto al malestar en el duelo y la prolongación del
cerradas). mismo, lo explícita con la estmctura del narcisismo y a la
-¿Y cómo sabe qué eran cartas de amor? necesidad de agotar en un trabajo metafórico los rasgos
-Porque las abrí." . conferidos al objeto de amor. Lo que se pone en juego en
el duelo es autentificar la pérdida signo! a signo, lo que
Como señala Lacan, las cartas siempre llegan a destino. Y otorga privilegio al registro de lo simbólico. Asimismo, en
suponemos que lo que Rey lee en ese episodio, es la caduci- la melancolía, en sus autorreproches, en las acusaciones
dad que arrastra en un mismo golpe el exceso de amor y el que se hace, en las catástrofes que dicej causar, estamos
objeto excrementicio. también en el dominio de lo simbólico, j

150 I 151 /
mía... Pero no solamente está de por medio la ausencia de
• * duelo del lado materno, también debemios considerar la
actitud del padre.
El fanta.sma del padre cuando se manifiesta, a pesar de su
¿Pero qué ocurre más allá de lo simbólico, del trabajo condición de rey supremo a la par que muerto, se inclina
pieza por pieza, si detrás de los atributos narcisistas el para rendirle homenaje a su mujer. L a reverencia toma la
objeto del deseo se encuentra oculto, enmascarado? : fomia de una coartada, que es la del juramento amoroso, un
E l sujeto no tiene posibilidades de identificar los rasgos amor mítico que se puede empaientar con lo que Lacan
del objeto inaprehensible, pero como analistas siguiendo el desarrolla en el Seminario V i l respecto del amor cortés. Esa
decir del sujeto, podemos marcar algunas de sus característi- exaltación rehuye el acceso a un cimor ven'dico y ese es un
cas: soy una basui-a, no valgo nada. punto a interrogar : la diferencia e.ntre la demanda de amor
Tanto en el duelo como en la melancolía un objeto que y el amor en tanto verídico. O bien como Lacan lo indica en
de alguna manera entró en el campo del deseo ha desapa- el Seminario El Saber del Analista, donde el verdadero amor
recido, se ha escabullido. Freud nos da la indicación en es aquel que conduce a la castración.
Duelo y Melancolía, señalando que los dramáticos remor- Dentro de esas coordenadas, el Ideal de Hamlet cae
dimientos del sujeto, podrían estar originados en una pul- debido a la actitud de su padre.
sión agresiva hacia el objeto: no valía la pena haberse des- E l movimiento reverencial y de retroceso, se exteriori-
viado, no tendría que haber tenido para con él tantos mira- za también cuando Hamlet reprocha a su madre la ausen-
mientos. cia de duelo y haber sustituido a su padre por un rey de
Lacan al final del seminario La Angustia, en la reunión harapos y remiendos y cuando suponemos que va a avan-
del 3 de Julio de 1963, retoma las relaciones de la angustia zar en esa vía, se detiene.
con la pérdida de objeto y la distinción entre el duelo y la En torno a los interrogantes que el duelo suscita, hay
melancolía. YVYY Y ima escena ñmdamental, que tiene como actores a Hamlet
En esta última reunión del Seminario lo que va a seña- y a Laertes, hermano de Ofelia. A l borde del foso que ha
lar es que en Hamlet se ha hundido el Ideal y que ese hun- sido excavado para inhumar a Ofelia se expresa el lamen-
dimiento del Ideal, conlleva la desaparición del poder del to de Laertes y luego de escuchar ese duelo verdadero,
deseo y el rechazo, que inmediatamente sobreviene res- Hamlet pregunta: "...¿ quién es el que se lamenta de esa
pecto de Ofelia. manera?"... Inmediatamente se precipita al foso y añade...
¿Porqué el Ideal queda contradicho? Uno de los ele- "Yo, Hamlet, el danés..." . ;
mentos que Lacan había remarcado en el análisis de Frase que nos introduce en la vía que había anunciado,
Hamlet, es la ausencia de duelo por parte de la madre, lo se la temática del nombre propio en Pierre Ptey.
expresaba bajo la forma de la ironía: ...economía, econo- ¿En qué consiste, entonces, el duelo ligado al amor y

152
más precisamente el duelo por el objeto amado?.. Cuando el duelo habitual se consuma, lo perdido en
definitiva, es el objeto amado. Pero hay algo que persiste,
Y V. A /:Y;yp,VíríCY-:.- •, • A :•.
que se conserva, que se trata de mantener. Y por lo tanto,
habría en el trabajo de duelo, en esos lazos del detalle, una
luz que por una parte sería idéntica y por otra sería contra-
En Psicoterapia de la Histeria, Freud señalaba que ria. Uno de los trabajos del duelo está destinado a perder al
había que retomar una segunda vez cada elemento del objeto amado y en el mismo movimiento, pero con una luz
duelo. A la vez, encontramos en esa indicación, una articu- contraria, lo que se propone es conservar lo vivido del vín-
lación con lo que Lacan proponía como necesario respecto culo. Lo vivido del vínculo se refiere a la relación de goce
de la castración, hacer.una segunda vez la misma vuelta. con el objeto amado.
Entonces, ¿De qué manera el duelo lleva a la castra- Lacan no lo presenta de una manera tan despejada, pero
ción?, ¿De jqué forma la pérdida del objeto amado se arti- a mi criterio, se lo puede leer de esta forma: el vínculo de
cula con el duelo?, ¿Cómo se consuma, si seguimos a detalle como un vínculo de goce.
Freud, esa Segunda vez la misma pérdida, aquella provo- Lo que entonces afirmamos es que el objeto oculto, el
cada por ebaccidente del destino, la mala ventura del obje- objeto que está por detrás de la imagen, es el verdadero
to amado? E n esas coordenadas está planteada la temática objeto de la relación.
tan dificultosa del duelo.' ?• - i Y por lo tanto es este vínculo el que se trata de recupe-
En la reunión mencionada del Seminario La Angustia, rar, es este vínculo el que se trata de restaurar, el vínculo
Lacan deja'las cosas en suspenso y hay que volver a leer- con el objeto a, con el objeto oculto.
las una y olía vez para hacer la distinción entre el duelo y De esa forma se puede entender que luego del trabajo de
la melancolía. Asimismo, tenemos que considerar las dife- duelo que, como trato de trasmitirles es doble -pérdida del
rencias del; duelo fuera del contexto del análisis y dentro objeto amado y por otra parte, conservación del objeto ñm-
del marco y la operatoria analítica, i ;.• damental- es que se le podrá dar un sustituto que está en
A Lacan; le llama la atención el trabajo en detalle, minu- relación a aquél que ocupó primero su lugar.
cioso, elaborado, que el que realiza el duelo hace en tomo
a los sucesivos momentos que ha vivido con el objeto
amado. Me interesa sobre todo enfatizar ese punto, lo
minucioso,!lo detallado del recuerdo, de la rememoración
de lo vivido respecto del vínculo. Hasta que de pronto llega
una suerte ide revelación en lo que Lacan dice y que nos Lacan se divierte con una suerte de ironía respecto de
permite subrayar cierta condición del duelo habitual fuera un film de la época, Hiroshima MonAmour, señalando que
del contexto analítico. alguien le ha recordado, le ha hecho el comentario, que

! • ' 154
cualquier alemán irreemplazable puede encontrar a la vuel- OS completamente desconocido y esto limplica que el
ta de la esquina un sustituto inmediato con el primer japo- melancólico ataque su propia imagen. E l proceso de duelo
nés que aparezca. E l objeto a, la ligazón a este objeto es lo no culmina y hay coincidencia cuando hay pasaje al acto,
que se trata de restaurar. entre el objeto y el sujeto. De tal forma podrá alcanzar el
Desde esta perspectiva hay, a mi entender, dos tipos de objeto que en definitiva desconoce. i
•i . / , '
duelo. Uno es el duelo habitual ante la pérdida del ser que-
; ' " • ': • : . j • .
rido, la pérdida de este ser y la restauración y sustitución
del (a) en otra persona. ••••-•'^•.í,--:*:.YVY:L-:A;.Y.k:; ' „ ., • . j '
E l otro, aquel que ocurre en el interior del campo del
i
análisis.
Dentro del dispositivo analítico, lo hemos constatado Ahora, retomando el análisis de Pierre Rey, más allá de
con Pierre Rey, no se trata de la sustitución del (a) en otra la temática del suicidio, tan presente, el objeto que llama-
persona sino de aislar el objeto y su pérdida posterior. mos objeto a, es localizado en el campo del Otro y esto es
Lo cual llevaría no a la repetición sino a un orden de lo lo que posibilita la transferencia. ;
nuevo, lo que Lacan al fmal del Seminario X I presenta de En las líneas finales del seminario que hemos citado. La
una manera un tanto enigmática: que el sujeto vaya a vivir Angustia, Lacan remarca que la angustia es superada cuan-
su pulsión. do el Otro es nombrado. Agrega que no hay amor sino por
En definitiva, no es algo de lo cual tengamos testimonio ' un nombre y que el momento en que el nombre de aquel o,
y es la experiencia del pase el que podría quizás darlo. Una . de aquella es pronunciado constituye un umbral sumamen-.
Temporada con Lacan puede inscribirse en esa intenciona- te importante. Se trata de una huella en la aventura parti-
lidad. cular de cada análisis, trazado que va de la existencia del
Si consideramos el campo, ya no del duelo sino de la objeto a y su ligazón a la historia singular.;
melancolía, nos encontramos con una dificultad mayor. E n L a historia o, el mito individual del neurótico, como lo
este dominio el proceso de duelo no culmina y es el obje- ; llamó Lacan, tiene en Pierre Rey ima resonancia particular
to el que triunfa. Este triunfo del objeto desencadena efec- i respecto de su nombre propio en su relación al significan-
tos catastróficos y el sujeto deja de estar amarrado a la j te y la letra.
vida. Con un carácter alienado y automático, el suicidio del i Recuerden la frase que le silbó en los oídos durante
melancólico frecuentemente se consuma aiTojándose a tra- largo tiempo: "Si tienes un poco de dinero,! inviértelo en la '
vés del marco de la ventana. piedra (pierre)", convirtiéndose su nombre en un nombre
¿Qué se pone en juego en la melancolía? Lo que está de goce. De allí su pregunta respecto de hasta dónde nos
presente es el desconocimiento del objeto a. Si bien locali- i determina el peso del nombre. "¿Cuándo uno se llama
zamos el (a) oculto detrás del narcisismo, en la melancolía Littré, puede hacer otra cosa que dedicar toda su vida a la

156 ,.; 157


elaboración ;de un diccionario?" ^ • -¿Qué paciente? l'T- . . -v .r -v
Ahora, si sobre esa piedra, como lo reitera, su madre - E l petimetre de la capa negra. ' -• •
edificó su "iglesia", es con relación a su madre y lo sagra- . ' -¿Qué objeto?
do que podeimos ligar el nombre de goce. Y temiendo que no me hubiera entendido bien,
Pero, tenemos que señalar, que el significante iglesia añadí:
también está presente respecto del apellido paterno. Rey. , 'A -Han robado el bastón (la canne).
i
Y Y cuidé de casi no pronunciar la vocal final, de
"Mis antepasados corrían mucho. E n los siglos manera que mi frase sonara así: Han robado a
X I I I y X I V los peregrinos se dirigían desde Francia Lacan."
a Santiago de Compostela y apenas se perfilaban en
el horizonte las torres de la basílica, todos echaban a
correr. E l primero que tocaba con.la mano la efigie
del santo; era declarado Rey por las autoridades espa-
ñolas, ce:remonial que se repetía todos los años. Así Después de ocurrido este hecho, Pierre Rey intenta teo-
es como jlos nombres propios, a fuerza de difundirse rizarlo, pero podemos considerar a sus palabras como una
demasiado, se convierten en comunes". asociación más, dado que desde el tema del objeto se diri-
I . . • • i ,Y¡,Yy Y... ge a La caria robada donde indica que la carta es dueña del
En el curso del análisis el nombre de goce en dónde se ser, con lo cual queda a la vez abolido el ser convertido en
anudaba la piedra, el dinero y el objeto excrementicio con carta. Esta carta, nos dice, abierta a todos, sólo puede ser
relación a su ser, va perdiendo peso en la operación que lla- leída por uno solo. Operación de lectura que conjeturamos
mamos castración, es decir pérdida de goce. Lo señalamos realizó con relación al episodio relatado en el que recibe la
en la reunión anterior, cuando a partir de una intervención noticia de las cartas de amor tiradas al cubo de basura.
se ve confróntado a su imagen y pronuncia la frase, "ese ¿De qué otra manera? Circulando por el desfiladero de
era yo, mierda." f , y í , ; ,., .
los significantes, recortando, aislando, el conjunto de com-
binaciones inagotables de la historia singular.
Asimismo, en el marco de la transferencia hace ingresar Sigamos entonces su relato, en el que su apellido, Rey,
el apellido de Lacan a la condición de objeto: transita en sus asociaciones hacia un registro diferente al
que anuncia al inicio, el de un nombre ligado a lo sacro y
"Aquélla tarde como era su último paciente, bajé a la piedra: YÍ.............a •= „

, con él. A propósito, le dije en tono ligero y burlón,


tengo un mensaje para usted. E n esa tienda de "Una mañana me despierto. Una frase soñada se
enfrente uno de sus pacientes ha robado un objeto. impone a mi memoria: Anthony Quinn se asomó a la
ventana."
i i
\ • 158 159
I
i

• • dedicatoria decía a Jacques Lacan que me ha devuelto


L a ventana, entonces, que reaparece en su decir pero el uso de los ojos y la posibilidad de la palabra."
ahora en el interior del sueño y no con el imperativo de
arrojarse, aunque la frase tenga la condición de aquello que La secuencia siguiente va anudando tiempo y palabra al
se impone. título de un libro donde se anuncia la muerte del rey y los
recuerdos respecto del padre. \
" Me viene a la mente una primera interpretación, ' '' I '
leo <An two, ni Quinn> A n , año en francés, two, dos "Mi libro acababa de salir. Me encontraba cerca
en inglés, que me remiten al poema El año dos de de París en un stand para dedicar la obra a unos libre-
Víctor Hugo. ¿Aludiría a mi yo victorioso? ros que habían invitado a diversos autores a su con-
A pesar mío entiendo que la sílaba ni, es la prime- greso anual. Mi vecino de stand era loncsco. Lo
ra parte del diminutivo del nombre de mi madre, y admiraba por haber escrito El rey se muere, que me
Quinn, si se lee Queen, en inglés significa la reina, la había impresionado hondamente. i
, reina madre. Pero esta reina también puede articularse Me viene el recuerdo de mi padre atable y gene-
en tomo al Rey de mi nombre. Hecho que según lo roso. Las mañanas de invierno en la guerra, las ame-
acepte o lo rechace, modificai-á el sentido general de tralladoras en las zanjas a ambos lados de la carrete-
la letra, y en consecuencia de la totalidad de mi sueño" ra, y mi padre, al que llevaban en una camilla con la
nariz llena de tubos." i .
• .-.
L a Reina Madre es lo que articulamos respecto de su ' ' • )
t
nombre de goce y como lo advierte con relación a su ape- • ! .

llido Rey si lo acepta o lo rechaza tendrá consecuencias,


pero no sólo en la significación del sueño.
L a ventana como marco que se atraviesa en el suicidio
del objeto, se liga a la inercia del fantasma, pero en el curso Para concluir, los dejo con una intervención de Lacan
del relato comienza a incluirse en la temporalidad, en lo en consonancia con la secuencia que hemos recortado y,
que podemos nombrar la metamorfosis de las ventanas: que luego de años siguió teniendo la condición de enigma
para Pierre Rey. \
''M\a ventanas daban a un parque. Durante trece'
meses, hasta redactar 1200 páginas hasta terminar mi "¿Ha leído usted a Lytton Strachey? -me pregun-
novela, seguí el desarrollo de las estaciones en la tó Lacan. ; . ;
metamorfosis de los castaños centenarios. Cuando se Nunca había oído hablar de él. ;
publicó el libro le regalé im ejemplar a Lacan. E n la -Escribió una cosa formidable, Queen Victoria.

160
.'.-..1 \ ..-vu • \ •
Busqué en todos los lugares posibles para encon-
trar el libro. E n vano, la edición estaba agotada. Años
después'cuando ya casi había olvidado el título de la
obra y el nombre de su autor, estando en el extranje- XI
ro en casa de una amiga, en un anaquel que contenía
E L LUGAR D E L AMOR ! •„
otros libros viejos acababa de descubrir Queen
Victoria. ;
Nada ni nadie hubiera podido impedir que lo roba-
En una de las últimas reuniones situé en el testimonio
ra. Lo leí. Todavía lo conservo. Y nunca he compren-
de Pierre Rey, un posible final de análisis, con relación a la
dido el entusiasmo de Lacan. Y si; él deseaba que yo transferencia y la caducidad. Precisé en esa caída, la com-
viese por analogía una respuesta indirecta a un proble- binatoria del residuo con lo que Rey llamaba el exceso de
ma planteado en aquel instante por el trabajo que yo amor.
efectuaba con él, aún lo ignoro." Hoy intentaré retomar la temática del amor.
Roland B aribes en el texto Fragmentos de un discurso
amoroso, señala un punto decisivo: el discurso amoroso
está afectado en la vida contemporánea de una extrema
soledad. Lo comparten miles de personas pero ningún dis-
curso constituido lo sostiene. Incluso los lenguajes habi-
tuales lo desprecian. Está separado del poder y de sus
mecanismos, ignorado, ligado a lo inactual, arrastrado a la
deriva.
Entonces quizá, respecto de lo amoroso lo que tenemos
como posibilidad es un lugar.
Ahora, ¿cómo localizar ese lugar, ese topos indetermi-
nado? Podemos intentar una respuesta señalando que el
psicoanálisis lo sitúa con relación al discurso del análisis.
P\.especto de ese lugar y su articulación con el amor, en
la reunión de hoy interrogaré el vínculo entre Dante y
-I Beatriz. E n la próxima abordaré la "Multiplicidad", una de
las propuestas de Calvino y el abismo del amor intentaré
desplegarlo en tomo a Ulises, el viajero.

162 ' 163

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