Professional Documents
Culture Documents
dirección; ;
Juan Carlos Maldonadq
Gerardo M á x i m o García
L A METAMORFOSIS D E L OBJETO
. A L A . - . , iLri;i7n3 l^^^^A] XBo^dv, {:
Impreso en Argentina _ ; ,
Prinled iii Argentina " • •
I
t
algo del duelo que se insinúa y estimo ejemplar. Los dio-
ses, que hemos anudado al inconsciente, emiten un mensa-
je que se muestra en sueños. Es en el interior del mismo
donde se desencadena el duelo, a partir de un mensaje que ;• ' VIH I
viene del Otro.
L a posibilidad de unir la pérdida de objeto, el duelo y la E L P E S O D E UNA SOMBRA ANTIGUA
ll-.p
del análisié que realizara durante diez años con Lacan y el Por una parte la referencia a lo pesado con relación al
de Dante sobre el peregrinaje en busca de la fuente divina. objeto, por otra la ecuación casi imnediata de que ese obje-
A la vez, son recorridos que se inician en la mitad del to no es sino el propio sujeto.
camino de ja vida arrastrando el peso de una sombra anti- Asimismo el sufrimiento ligado a la demasía edípica, al
gua. \. , ; exceso de amor. ., r
L a dispíiridad del testimonio reside en la modalidad de
tratamiento de ese pesar, ya sea a través del registro poéti- "La felicidad- nos dice Fierre Rey- nunca ha
co o bien en la necesidad de escribir y reconsiderar el reco- hecho feliz a nadie.
rrido de su análisis. . i Muy poco antes de pasar a la acción, la mayoría
de mis amigos suicidas proclamaban que todo iba
•• • . b ^ \ L % A F L , o : ' ' ' T';-Ó.' i óT
bien. Hasta que se mataron nadie hubiera podido
• d •": í. ., ..• - J . L ' L.„.:',•:
sospechar el peso de la sombra antigua que ensom-
brecía sus vidas."
1 . .... :
5 •-••,..) „•• ^ .; L ; . ;; . • • . .:
Tengan presente Duelo y Melancolía en Freud, la som-
Comencemos con Una temporada con Lacan: bra del objeto cayó sobre el yo.
"Me illamo Fierre. Y no por casualidad. Durante "Aquella sombra había movilizado la fuerza de
toda miivida, la misma frase me ha silbado los oídos los suicidas para un combate perdido de antemano
-Si tienes un poco de dinero inviértelo en la piedra contra un adversario sin rostro."
(pierre)' Y así fue como sobre e.sta piedra mi madre
edificó su iglesia. | E l combate con el adversario sin rostro va a eneontrar
En sus comienzos, yo también quería a Fierre. un personaje, no sabemos si construido en la ficción, al que
Hasta qúe el exceso de amor que le ahogaba me obli- nombra como el Gordo, donde se renueva lo que marca-
gó a tenerle ojeriza, haciéndomelo ver como algo tan mos como lo pesado.
p.."'sado como una piedra alrededor del cuello.
Pobre piedra-Fierre, que sufría por el exceso de "A veces, para olvidar mis preocupaciones volvía
amor que se le daba." a hacer deportes en la Ciudad Universitaria. Adoraba
el boxeo y lo practicaba sin elegir los contrincantes.
Retomarnos en definitiva, lo que abordamos las prime- Uno de ellos me repelía de modo particular. Sus
ras reuniones siguiendo a Calvino, la oposición levedad- ciento treinta y cinco kilos y su fuerza animal hizo
peso. I ; • .. í : .. ,. que lo apodara el Gordo. Con toda la mala intención.
I
128 129
Dante también manifiesta al comienzo que se trata de ta que no tiene posibilidádes de ser respondida.
un recorrido: Sin embargo, cuando inmediatamente remarca que se
valora a Lucía como gracia iluminadora cuyo nombre sig-
"En mitad del camino de la vida nifica luz, nos aproxima nuevamente a la temática de la
. me hallé en medio de una selva oscura mirada.
después de dar mi senda por perdida" Si en Rey la temática del duelo se resuelve en la pérdi-
da, en Dante la lógica de su relato lleva a la sustitución de
Dante había nacido en 1265 y en 1300, probable fecha la mirada de Beatriz por la mirada de Dios, en un desliza-
de la gestación de la Divina Comedia, contaba con 35 años. miento donde ambas se equivalen, lo que nos llevará a con-
• Pierre Rey también inicia.su análisis con Lacan a esa siderar la noción de fuente.
edad y hay ciertos paralelismos que, sin necesidad de evi- He elegido un recorte de la Divina Comedia donde está
denciarlos los encontrarán estructuralmente. Pero quisiera presente la temática de la fuente.
señalarles que la condición de testimonio de una y otra Lo he extraído del Octavo Círculo del "Infierno" donde
experiencia me parece esencial para considerar la temática residen justamente los falsarios, los simuladores de perso^
del pesar, • '• •• c'-v-u^ ñas, los monederos falsos y los embusteros.
E n la doctrina jurídica de la Edad Media, un solo testi- De ese canto, el X X X , escogí el diálogo prodigioso
monio se estimaba nulo aunque fuera verdadero. E l testi- entre Maese Adamo, falsificador de mone.das, y Sinón de
monio era valedero si existía otro sobre el mismo aconte- Troya, el griego que con su falsedad indqjo a introducir
cimiento. No importaba que este último fuera contradicto-, en la ciudad el caballo de madera atiborrado de soldados
rio con el primero sino que se acomodara a la estructura. griegos. I
En Pierre Rey puntuaré la relación con un objeto parti- Dice Maese Adamo: ; • -
cular que nombra sucesivamente la piedra, el dinero, la
caja, el tesoro hasta situar luego el objeto excrementicio. i "Lo tuve todo en mi mortal destino
Dante recorta un objeto privilegiado, la mirada, singu- ; y una gota no más ahora reclamo.
larmente la mirada de Beatriz. Los arroyuelos que del Casentino
Sabemos que como viajero, en su peregrinar, es condu-; . bajan verdes frescores hasta el Arno,
cido por distintos guías; Virgilio al inicio, Beatriz que I los tengo ante los ojos dei continuo.
adviene en el canto 20 del "Purgatorio", San Bernardo en ! Allí está Romena, donde ¡acuñado
la última etapa. I falsifiqué yo el busto del:Bautista,
Harold Bloom, en El canon occidental, se interroga por- I por lo que el cuerpo dejé; allí abrasado."
qué Lucía, una santa siciliana casi desconocida, envía a
Beatriz como guía de Dante. Añade que esa es un pregun-;
130 131
A la pregunta de Dante con relación a la sombra que encuentra Fuente Branda, que es nombrada por Maese
yace a su derecha, Maese Adamo le responde que es Sinón, Adamo y que nos conduce al tema de la fuente y de lo que
el griego de Troya, que tomando a mal ser nombrado de de ella fluye.
modo tan bscuro golpea a Maese Adamo y se inicia el
siguiente contrapunto.
132 133
i-
Los golpes van y vienen, de la misma manera que la yf -Culpa mayor menor vergüenza lava
referencia a la verdad que se reitera una y otra vez en el ii Dijo el maestro y siendo leve tu pecado,
diálogo. Parece que estar triste te lo agrava."; j
Lacan retoma el comentario al fmal de esa sesión y las
precisiones que hace son de suma importancia. Remarca L a tristeza, como el mayor de los pecados, se puede leer
que no es por casualidad que estén juntos en ese singular en este último verso.
altercado aquel que ha mentido y aquel que ha defraudado, Para romper la fascinación por estas imágenes h izo falta
engañado, la confianza del Otro. L a conjunción, en defini- la intervención de la voz de Virgilio, quienidice que aque--
tiva, de la mentira como ataque a la fe y la referencia de ese lio que pesa sobre Dante es un residuo de rnal deseo:
algo que no es verdad, sino valor de verdad.
Lacan se pregunta -¿Qué quiere decir una pieza de "querer oír lo vil es vil deseo." \
moneda falsa?
'• .[ • 'L • ,
"Ella no es falsa más que en relación a esta función que
une a la verdad el valor. Aquello de lo que se trata es esta
función del valor de verdad alrededor del objeto a.
Precisamente el Monedero falso se dirige al traidor, para Los dejo con él relato que cuenta Boccaccio, en Vida de
decirle que seguramente estaría muy contento de acceder a Dante y que remite a un sueño que sobreviho en la madre
esta forma de desconocimiento, que sería lamer el espejo de Dante, poco antes que éste naciera:
de Narciso, creerse al menos ser él mismo." "Le pareció que estaba bajo un altísimo laurel, en un
En las líneas finales del Canto se despeja aquello que verde prado, junto a una clarísima/wen/e y; allí daba a luz
afecta a Dante y que él mismo destaca, el estar completa- a un hijo. E n muy poco tiempo se convertía en un pastor
mente atrapado por el altercado, fascinado por el espectá- que se esforzaba en atraer las ramas del árbol de cuyo fruto
culo: se había alimentado. De pronto lo veía caer y cuando se
levantaba, ya no era un hombre, sino que se había conver-
"Atento yo escuchaba, cuando quiso tido enim pavo real". • \
el maestro interrumpirme -¡Mira y mira!
Ya me estás enfadando por remiso.
134
I 135
IX
,: , . E S E OBJETO Q U E Y O E R A Y U.-vt
137
segundo. Me vi. Como v i la ineluctable trayectoria
que iba a tener mi vida. Tenía 35 años. Treinta años
después iba a tener 65..."
Dice el protagonista: " A los cinco años yo pintaba. A los
catorce soñaba con envejecer. L a vejez iba a ser para mí muy Verse, en una fracción de segundo, aparece en el relato
grata. E l paso de cada día me acercaría a la maestría total". a los veintiocho años y se reitera luego |a los treinta y
cinco...La misma edad, como mencioné con anterioridad,
Más adelante nos relata: en que Dante sitúa el inicio de su tránsito en la Divina
Comedia. ;
" A los veintiocho años de pronto me convertí en E l recorrido en Pierre Rey, comienza cuando consulta a
espectador de mí mismo. Y me vi con una colilla en Lacan, luego de la negativa de su amigo ajque iniciara un
los labios, una espantosa montaña de papeles sobre análisis con él. : i •, Y . ;j •
mi mesa, un teléfono en cada oreja para escuchar sin Reseñemos, entonces, la primera entrevista con Lacan:
oírlas a personas cuya identidad ignoraba. Una pre-
gunta me taladró: ¿Dónde estaba? "Me vestí para seducirle. Tweed, pana, cachemi-
En las oficinas de un periódico. ¿Para qué? Para ra. Me tomé como cuestión de honor llegar a la hora
escribir crónicas de las llamadas parisienses. exacta en que me había citado. E l correspondió no
Que absurdo. Yo era pintor. ¿Qué ocurría? haciéndome esperar ni un segundo. Era evidente que
Mi padre, para enriquecer lo que él llamaba mi a pesar de los pacientes que vi en la sala de espera
"bagaje" soñaba para mí con un saber universal. sólo me esperaba a mí. Cerró tras de mil la puerta de
Cierta mañana me soltó esta extraña frase: su consulta. Situó su silla paralelamente a la mesa.
. -Tal vez tendrías que aprender taquigrafía. Y': Yo me instalé en la mía. Cara a cara". ;
-¿Por qué? Soy pintor. • i - i -;
-Nunca se sabe. Si un día quisieras hacer perio- Ustedes aprecian como, sin que haya ninguna disconti-
dismo..". nuidad, pasa del doble especular que era el:Gordo a Lacan
Acentuamos el me vi, de la misma manera que en el con relación al tema de la imagen. Quizás ¡por esta razón,
siguiente recorte: - -. el análisis se sostuvo cara a cara durante diez años.
,1 : • ' •• •. .
' : • ! • •
^. "...Eran las ocho de la tarde, en invierno. Con mis "Yo encendía un cigarrillo tras otro. E l seguía
periódicos bajo el brazo bajé de mi oficina y salí a la alargándome el cenicero. Finalmente, tras una última
calle donde mi chofer me esperaba con la portezuela sonrisa, se levantó. L a entrevista había terminado. ••
abierta. Entonces, todo pasó en una fracción de Cuánto tiempo había transcurrido? ¿Una hora? Tal Y
' i !
138 . i 139 .
vez más. L e pregunté cuánto le debía. Aunque nadie respecto al dinero y el objeto excrementicio. Pero antes de
me lo había dicho yo ya conocía la cifra que me ir a ese con'elato me interesa situar una continuidad con lo
disparó.: Yo había decidido que sería exorbitante. Lo que remarqué la reunión anterior en tomo al tema del sui-
. fue (...) Le tendí, pues, mis tres billetes, sin sorpresa. cidio.
Desaparecieron instantáneamente en el bolsillo de su
pantalón. Me estrechó la mano con una amplia
,: sonrisa y me dijo: "Hasta mañana". Le respondí que
por desjp-acia era imposible porque no tenía con qué
pagarle.' (...) Abrió la puerta como si no me hubiese
oído y repitió: "Hasta mañana." "Circulaban rumores...Dicen que hay muchos sui-
(...)¿De dónde iba a sacar el dinero? cidas entre los pacientes de Lacan. E n su casa me
(...)La tarde de nuestro quinto encuentro, cuando, había llamado la atención una chica morena más bien
según su costumbre, me estrechaba la mano después regordeta, risueña, que solía vestir telas ajadas que
de haberse embolsado mis billetes, me espetó brus- no debían de costar mucho dinero. Mentalmente le
• camente; atribuí el nombre de Marcelline. E n varias ocasiones
-He decidido aceptarle para un análisis. ' " habíamos coincidido en la biblioteca del fondo en la
Le iriiré sin comprender. • que se ocultaba, en medio de las sombras de un ana-
-Yo creía que ya habíamos comenzado. quel, una obra de Ania Teilhard sobre la interpreta-
Sepuso de pie. ,: ' • ción de los sueños. Más tarde, en la calle, en el
-Hasta el lunes-dijo." ; Y I - .. umbral de la puerta, esperé a Marcelline. Cuando
apareció la abordé.
Un momento de pasaje, una posición con respecto al in- -¿En qué dirección va? *
consciente! sin la instrumentación del diván. Yo tenía el coche estacionado sobre la acera.
Estaba lloviendo.
"Lo intuí enseguida. Para mí el dinero era mierda. -Montparnasse.
(...) Era preciso que la suma exigida, sea cual fuese -Yo también (ora mentira), si quiere puedo dejar-
la magnitud de los recursos del paciente, traspusiese la allí.
el umbral, más allá del cual, dejaudo.de ser desdeña- -¿Hace mucho que la trata Lacan?
ble, molestara, privase de algo". \ ' ' : ' : Y -Seis meses.
Limpiaparabrisas y lluvia. Me maldigo a mí
E n es ortsige v a a lpsed esrag el odatr pa euq Rey mismo por la rudeza de la pregunta. Pero quería
llama " A n e c d ó t i c o " , en le e u q lboder a su luceps senoica saber.
140 141
... -¿Era grave? ^j^y,.,;^, Y.,;,,,:; rctrrcnfc^A -rF. "Un día estábamos en su casa de Cadaqués..."
: -¿El qué? " " L ' Y YAYY,AYY!Y YYY
-Lo que hizo que acudiera a él. •. \n realidad no es un día sino aquél día., donde el
Risa desengañada. ' y- •, ; -v, ^• encuentro involucra la temática del objeto y la del nombre
-Saltar por una ventana. propio. Entonces, es aquel día en que Dalí recortaba en
-¿Accidente? • . . letras enormes su nombre propio. ( L a próxima reunión
Volvió a oírse la risa. I haré el trazado en torno al nombre propio de Pierre Rey y
-No. Me tiré. me detendré en ésta a formular algunas cuestiones respec-
E n tono de broma, para disimular mi desazón, pregun- to del objeto). ' í
té: • •' • • ,
-¿Desde que piso? "Como de costumbre, me pregtmtó si le había Ue-
-Un octavo. . . vado un regalo. Del regalo pasamos a las dádivas en
Por poco arremeto contra otro coche. general, y desde luego al primer regalo qüe hace el
-¿Y sobrevivió? niño a su madre, sus propios excrementos. Eso dará
-A causa del niño. Lo llevaba en brazos. Él fue quien idea de hasta qué punto estábamos ya metidos en la
recibió todo el golpe." mierda. \ ;
-Tengo un amigo -dijo Dalí- un pintor de Niza,
Ubicamos, por una parte, la referencia al peso (la men- que se propone exponer sus propias mierdas en una
ción de una chica más bien regordeta) y por otra, a la ven- galería. i
tana y el pasaje al acto. Y lo que hemos desarrollado, -Buena idea. ¿Y usted piensa exponer las propias?
siguiendo a Freud, la sombra del objeto cayó sobre el yo, -Lo estoy pensando. E l Louvre es; digno de la
en la escena construida en el relato: es el niño quien reci- mierda de Dalí. i
bió todo el peso. Dalí me recordó escuetamente que era autor de im
Luego de este recorte donde nuevamente se va dibujan- librillo sobre los pedos diptongos... le; recordé que
do el tema de la ventana y la caída, la sombra del objeto y Platón, en el joven Hipias, dijo que la cosa más bella
lo pesado, nos dirigimos al apartado donde se relata el vín- del mundo es una mierda. I
culo con Dalí. , . -Es usted asqueroso-protestó Gala. | f ;Y
Mitad bofetón, mitad caricia, proyectó el dorso de
su mano hacia mi cara. V i como se iniciaba el movi-
miento y por reflejo lo detuve cogiéndole la muñeca.
Ella la acercó a sus labios y besó mi mano que apre-
taha la suya. | Y j
142
A l díii siguiente estaba de vuelta en París. "(...) Ahí estriba, sino su clave, el enigma mismo
Conté a Lacan que, al querer abofeteanne, Gala, de la creación.
canrbian(do de parecer en pleno movimiento, me había (...) Unos años atrás yo había hecho un álbum de
besado la punta de los dedos. L a historia de la mierda dibujos humorísticos cuyo tema central era el falo.
y del beí;o le fascinó hasta el punto de hacénnela con- Solamente poseía un único ejemplar original. Se lo
tar de cabo a rabo, con sus menores detalles." mostré. Mientras lo examinaba con todo detalle -el
tema del detalle que reaparece- yo espiaba la recom-
Adviertíin que en esta detención del movimiento, Gala pensa de mi trabajo que se traslucía en su rostro con
no cancela! el golpe, sino que es Pierre Rey quien lo hace una permanente sonrisa. Después de habérmelo elo-
tomándola de la muñeca. Y Lacan le solicita que le relate giado mucho, me rogó que se lo dejara conservar,
esta historia con todo detalle. • unos días. Tres semanas después al ver que no volvía
a mencionarlo, quise recuperar mis dibujos. Volvió a
"Otros problemas de estética me inquietaban. L a decinne hasta que punto los apreciaba, y me preguntó :
primera vez que hice alusión a ellos, el nombre de con aire goloso y una frase enrevesada si por casuali-
Vinci ac;udió a mis labios. Lacan vaciló un momen- dad -me lo agradecería tanto- yo no aceptaría regalár-
to, hizo un visaje y por fin me soltó: selo."
-De lo único que estamos seguros es de que no era
pintor. Si el punto de partida era el diálogo con Dalí (el regalo,
(...) ¿De dónde procedía el enigma de la crea- la mierda, la dádiva), Lacan le pregunta ahora si no acep-
ción?" f _ ; , taría regalarle sus preciados dibujos.
144 145
mo de sus pacientes. O sea que iba a cerrar el tende-
rete. Se dirige entonces hacia un recuerdo que reedita la
-Hasta el lunes-le dije. ' ' temática del cajón. Precisamente del cajón de la memoria
E n el momento en que abría la puerta, después de surge una imagen con su nombre seguido del comentario
haberle estrechado la mano, me retuvo un instEmte." niño prodigio, y él mismo vestido de marinero.
Con relación a esa caja y al exceso de amor de la madre,
De la retención del golpe, a la retención de los dibujos que hace del niño prodigio un objeto precioso, aflora ahora
y luego a retenerlo un instante. otro recuerdo: una noche, durante un crucero por las islas
griegas, los miembros de la tripulación arrojaban las basu-
•' ' . "Voy a dejarle un teléfono donde puede encon-. ras al mar diciendo: Catharsis... Catharsis...
trarme durante el fin de semana en caso de necesi-
dad, -le dice Lacan-. Tanta solicitud me alarmó. (...) .' "...E.sta vez era yo: como el contenido de un cubo
Me encontré de nuevo en la calle. Por alguna razón • de basura recibí en plena cara el insípido choque de
que ya he olvidado, aquel día no había cogido mi mis triunfos pasados..." '
coche. Tampoco llevaba impermeable. Llovía." •
Luego, prosigue relatando el momento^ en que sale de la
Como lo hemos dicho en reuniones anteriores llueve, consulta donde, decía, Lacan le metió el miedo en el cuerpo.
cae mierda, en este caso por supuesto.
"Eran las ocho de la tarde. Poco antes de ci uzar el
' " E l lo sabía: yo iba a desmoronarme". ' ' bulevar Montparnasse (si ustedes recuerdan se trata
del bulevar adónde llevó a Marcelíine, la mujer
Nuevamente el tema de la caída y lo que hemos situado morena y regordeta), a mi derecha me llamó la aten-
como la lluvia de mierda, él mismo derrumbándose en . ción una cortina corrida sobre una especie de nicho
tanto objeto. de donde surgían resplandores de neón. L a aparté y
me encontré ante un taburete negro fijíido en el suelo
"Las sesiones precedentes habían sido muy duras. delante de m a cámara de Fotomatón. >
Yo no tem'a dinero.(...) Me sorprendí desviando Comprendí que había llegado un momento único,
rápidamente los ojos de un escaparate que me devol- el de mirarme por fin. Cada vez llovía más. Penetré
vía mi imagen. Para lo que va a seguir este reflejo tiene en la cabina, volví a correr la cortina (...) para impo-
su importancia: a modo de preámbulo me obliga a pre- , nerme la terrible prueba de ofrecer al aparato mi cara
cisar que nunca me ha gustado ni ser visto ni mirarme. de ahogado. /-¡x^-'.r-. .J:oo-i-"
Por desgracia, era demasiado visible para mi gusto." Tal cual iba a tener que afrontarla, por primera
146 , .: : 147 •
. vez quijíás, .con mis-.propios ojos...Unos segundos
más tarde la máquina entregaba sus clises. Me obli- E l dolor y la exasperación, en el marco de la transfere-
gué a mi mismo a mirarlos fijamente. Así pues, aquel cia, ante la no respuesta de Lacan respecto de la posibidi-
hombre joven, desconocido, con la cara pálida cho- dad de la ausencia. .
rreante de lluvia, los mechones negros pegados a la
frente y con una mirada que parecía querer huir era "De pronto, como alguien que está harto de escu-
yo. char tonterías, me miró de frente, desafilándome con
¡Mierda!" . i la mirada y me escupió en el mismo tono de cólera
• ' fría: .Y-A? YYf-<YíYYYt«jy:Y'--.'-í'- .-¿•¡.'.••vY . Y'
Esta exclamación ¡mierda!, se muestra como una reve- -¿Qué otra cosa quería usted que hiciera?" <
lación sin lünguna relación consciente a lo que está dicien-
do. Era yo,- mierda, ese objeto que yo era. Tomen en cuenta lo equívoco de la frase. ¿Que hiciera
quién? Lacan, el Gordo... O bien, ¿ Acaso quería usted qué
hiciera otra cosa? . • <. "
Más adelante:
. i 148 ; 149
!' :
de Irlanda me despertó la que compartía mi vida. ' .
Acabo de oír la radio, me dijo. Lacan ha muerto."
ÉL D U E L O Y E L NOMBRE PROPIO
150 I 151 /
mía... Pero no solamente está de por medio la ausencia de
• * duelo del lado materno, también debemios considerar la
actitud del padre.
El fanta.sma del padre cuando se manifiesta, a pesar de su
¿Pero qué ocurre más allá de lo simbólico, del trabajo condición de rey supremo a la par que muerto, se inclina
pieza por pieza, si detrás de los atributos narcisistas el para rendirle homenaje a su mujer. L a reverencia toma la
objeto del deseo se encuentra oculto, enmascarado? : fomia de una coartada, que es la del juramento amoroso, un
E l sujeto no tiene posibilidades de identificar los rasgos amor mítico que se puede empaientar con lo que Lacan
del objeto inaprehensible, pero como analistas siguiendo el desarrolla en el Seminario V i l respecto del amor cortés. Esa
decir del sujeto, podemos marcar algunas de sus característi- exaltación rehuye el acceso a un cimor ven'dico y ese es un
cas: soy una basui-a, no valgo nada. punto a interrogar : la diferencia e.ntre la demanda de amor
Tanto en el duelo como en la melancolía un objeto que y el amor en tanto verídico. O bien como Lacan lo indica en
de alguna manera entró en el campo del deseo ha desapa- el Seminario El Saber del Analista, donde el verdadero amor
recido, se ha escabullido. Freud nos da la indicación en es aquel que conduce a la castración.
Duelo y Melancolía, señalando que los dramáticos remor- Dentro de esas coordenadas, el Ideal de Hamlet cae
dimientos del sujeto, podrían estar originados en una pul- debido a la actitud de su padre.
sión agresiva hacia el objeto: no valía la pena haberse des- E l movimiento reverencial y de retroceso, se exteriori-
viado, no tendría que haber tenido para con él tantos mira- za también cuando Hamlet reprocha a su madre la ausen-
mientos. cia de duelo y haber sustituido a su padre por un rey de
Lacan al final del seminario La Angustia, en la reunión harapos y remiendos y cuando suponemos que va a avan-
del 3 de Julio de 1963, retoma las relaciones de la angustia zar en esa vía, se detiene.
con la pérdida de objeto y la distinción entre el duelo y la En torno a los interrogantes que el duelo suscita, hay
melancolía. YVYY Y ima escena ñmdamental, que tiene como actores a Hamlet
En esta última reunión del Seminario lo que va a seña- y a Laertes, hermano de Ofelia. A l borde del foso que ha
lar es que en Hamlet se ha hundido el Ideal y que ese hun- sido excavado para inhumar a Ofelia se expresa el lamen-
dimiento del Ideal, conlleva la desaparición del poder del to de Laertes y luego de escuchar ese duelo verdadero,
deseo y el rechazo, que inmediatamente sobreviene res- Hamlet pregunta: "...¿ quién es el que se lamenta de esa
pecto de Ofelia. manera?"... Inmediatamente se precipita al foso y añade...
¿Porqué el Ideal queda contradicho? Uno de los ele- "Yo, Hamlet, el danés..." . ;
mentos que Lacan había remarcado en el análisis de Frase que nos introduce en la vía que había anunciado,
Hamlet, es la ausencia de duelo por parte de la madre, lo se la temática del nombre propio en Pierre Ptey.
expresaba bajo la forma de la ironía: ...economía, econo- ¿En qué consiste, entonces, el duelo ligado al amor y
152
más precisamente el duelo por el objeto amado?.. Cuando el duelo habitual se consuma, lo perdido en
definitiva, es el objeto amado. Pero hay algo que persiste,
Y V. A /:Y;yp,VíríCY-:.- •, • A :•.
que se conserva, que se trata de mantener. Y por lo tanto,
habría en el trabajo de duelo, en esos lazos del detalle, una
luz que por una parte sería idéntica y por otra sería contra-
En Psicoterapia de la Histeria, Freud señalaba que ria. Uno de los trabajos del duelo está destinado a perder al
había que retomar una segunda vez cada elemento del objeto amado y en el mismo movimiento, pero con una luz
duelo. A la vez, encontramos en esa indicación, una articu- contraria, lo que se propone es conservar lo vivido del vín-
lación con lo que Lacan proponía como necesario respecto culo. Lo vivido del vínculo se refiere a la relación de goce
de la castración, hacer.una segunda vez la misma vuelta. con el objeto amado.
Entonces, ¿De qué manera el duelo lleva a la castra- Lacan no lo presenta de una manera tan despejada, pero
ción?, ¿De jqué forma la pérdida del objeto amado se arti- a mi criterio, se lo puede leer de esta forma: el vínculo de
cula con el duelo?, ¿Cómo se consuma, si seguimos a detalle como un vínculo de goce.
Freud, esa Segunda vez la misma pérdida, aquella provo- Lo que entonces afirmamos es que el objeto oculto, el
cada por ebaccidente del destino, la mala ventura del obje- objeto que está por detrás de la imagen, es el verdadero
to amado? E n esas coordenadas está planteada la temática objeto de la relación.
tan dificultosa del duelo.' ?• - i Y por lo tanto es este vínculo el que se trata de recupe-
En la reunión mencionada del Seminario La Angustia, rar, es este vínculo el que se trata de restaurar, el vínculo
Lacan deja'las cosas en suspenso y hay que volver a leer- con el objeto a, con el objeto oculto.
las una y olía vez para hacer la distinción entre el duelo y De esa forma se puede entender que luego del trabajo de
la melancolía. Asimismo, tenemos que considerar las dife- duelo que, como trato de trasmitirles es doble -pérdida del
rencias del; duelo fuera del contexto del análisis y dentro objeto amado y por otra parte, conservación del objeto ñm-
del marco y la operatoria analítica, i ;.• damental- es que se le podrá dar un sustituto que está en
A Lacan; le llama la atención el trabajo en detalle, minu- relación a aquél que ocupó primero su lugar.
cioso, elaborado, que el que realiza el duelo hace en tomo
a los sucesivos momentos que ha vivido con el objeto
amado. Me interesa sobre todo enfatizar ese punto, lo
minucioso,!lo detallado del recuerdo, de la rememoración
de lo vivido respecto del vínculo. Hasta que de pronto llega
una suerte ide revelación en lo que Lacan dice y que nos Lacan se divierte con una suerte de ironía respecto de
permite subrayar cierta condición del duelo habitual fuera un film de la época, Hiroshima MonAmour, señalando que
del contexto analítico. alguien le ha recordado, le ha hecho el comentario, que
! • ' 154
cualquier alemán irreemplazable puede encontrar a la vuel- OS completamente desconocido y esto limplica que el
ta de la esquina un sustituto inmediato con el primer japo- melancólico ataque su propia imagen. E l proceso de duelo
nés que aparezca. E l objeto a, la ligazón a este objeto es lo no culmina y hay coincidencia cuando hay pasaje al acto,
que se trata de restaurar. entre el objeto y el sujeto. De tal forma podrá alcanzar el
Desde esta perspectiva hay, a mi entender, dos tipos de objeto que en definitiva desconoce. i
•i . / , '
duelo. Uno es el duelo habitual ante la pérdida del ser que-
; ' " • ': • : . j • .
rido, la pérdida de este ser y la restauración y sustitución
del (a) en otra persona. ••••-•'^•.í,--:*:.YVY:L-:A;.Y.k:; ' „ ., • . j '
E l otro, aquel que ocurre en el interior del campo del
i
análisis.
Dentro del dispositivo analítico, lo hemos constatado Ahora, retomando el análisis de Pierre Rey, más allá de
con Pierre Rey, no se trata de la sustitución del (a) en otra la temática del suicidio, tan presente, el objeto que llama-
persona sino de aislar el objeto y su pérdida posterior. mos objeto a, es localizado en el campo del Otro y esto es
Lo cual llevaría no a la repetición sino a un orden de lo lo que posibilita la transferencia. ;
nuevo, lo que Lacan al fmal del Seminario X I presenta de En las líneas finales del seminario que hemos citado. La
una manera un tanto enigmática: que el sujeto vaya a vivir Angustia, Lacan remarca que la angustia es superada cuan-
su pulsión. do el Otro es nombrado. Agrega que no hay amor sino por
En definitiva, no es algo de lo cual tengamos testimonio ' un nombre y que el momento en que el nombre de aquel o,
y es la experiencia del pase el que podría quizás darlo. Una . de aquella es pronunciado constituye un umbral sumamen-.
Temporada con Lacan puede inscribirse en esa intenciona- te importante. Se trata de una huella en la aventura parti-
lidad. cular de cada análisis, trazado que va de la existencia del
Si consideramos el campo, ya no del duelo sino de la objeto a y su ligazón a la historia singular.;
melancolía, nos encontramos con una dificultad mayor. E n L a historia o, el mito individual del neurótico, como lo
este dominio el proceso de duelo no culmina y es el obje- ; llamó Lacan, tiene en Pierre Rey ima resonancia particular
to el que triunfa. Este triunfo del objeto desencadena efec- i respecto de su nombre propio en su relación al significan-
tos catastróficos y el sujeto deja de estar amarrado a la j te y la letra.
vida. Con un carácter alienado y automático, el suicidio del i Recuerden la frase que le silbó en los oídos durante
melancólico frecuentemente se consuma aiTojándose a tra- largo tiempo: "Si tienes un poco de dinero,! inviértelo en la '
vés del marco de la ventana. piedra (pierre)", convirtiéndose su nombre en un nombre
¿Qué se pone en juego en la melancolía? Lo que está de goce. De allí su pregunta respecto de hasta dónde nos
presente es el desconocimiento del objeto a. Si bien locali- i determina el peso del nombre. "¿Cuándo uno se llama
zamos el (a) oculto detrás del narcisismo, en la melancolía Littré, puede hacer otra cosa que dedicar toda su vida a la
160
.'.-..1 \ ..-vu • \ •
Busqué en todos los lugares posibles para encon-
trar el libro. E n vano, la edición estaba agotada. Años
después'cuando ya casi había olvidado el título de la
obra y el nombre de su autor, estando en el extranje- XI
ro en casa de una amiga, en un anaquel que contenía
E L LUGAR D E L AMOR ! •„
otros libros viejos acababa de descubrir Queen
Victoria. ;
Nada ni nadie hubiera podido impedir que lo roba-
En una de las últimas reuniones situé en el testimonio
ra. Lo leí. Todavía lo conservo. Y nunca he compren-
de Pierre Rey, un posible final de análisis, con relación a la
dido el entusiasmo de Lacan. Y si; él deseaba que yo transferencia y la caducidad. Precisé en esa caída, la com-
viese por analogía una respuesta indirecta a un proble- binatoria del residuo con lo que Rey llamaba el exceso de
ma planteado en aquel instante por el trabajo que yo amor.
efectuaba con él, aún lo ignoro." Hoy intentaré retomar la temática del amor.
Roland B aribes en el texto Fragmentos de un discurso
amoroso, señala un punto decisivo: el discurso amoroso
está afectado en la vida contemporánea de una extrema
soledad. Lo comparten miles de personas pero ningún dis-
curso constituido lo sostiene. Incluso los lenguajes habi-
tuales lo desprecian. Está separado del poder y de sus
mecanismos, ignorado, ligado a lo inactual, arrastrado a la
deriva.
Entonces quizá, respecto de lo amoroso lo que tenemos
como posibilidad es un lugar.
Ahora, ¿cómo localizar ese lugar, ese topos indetermi-
nado? Podemos intentar una respuesta señalando que el
psicoanálisis lo sitúa con relación al discurso del análisis.
P\.especto de ese lugar y su articulación con el amor, en
la reunión de hoy interrogaré el vínculo entre Dante y
-I Beatriz. E n la próxima abordaré la "Multiplicidad", una de
las propuestas de Calvino y el abismo del amor intentaré
desplegarlo en tomo a Ulises, el viajero.