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Título de la obra: “Hamlet”

Autor de la obra: Manuel Martinez

Lista de 6 personajes que intervienen en la obra:

1. CARLOS. – Joven de 14 años, vive apenado por la reciente muerte de su


padre, rechaza la inminente boda de su tío con su madre. Protagonista de la obra.

2. TÍO DE CARLOS.- Hombre de 46 años, hermano del padre de Carlos, va a


casarse con la madre de este. Antagonista de la obra.

3. MADRE DE CARLOS.- Mujer de 40 años, apenada por la muerte de su


reciente esposo, quiere volver a tener una familia y darle un padre a su hijo Carlos.

4. LUIS.- Joven de 15 años, mejor amigo de Carlos. Invitado a la boda.

5. EVA.- Chica de 14 años, novia de Carlos. Invitada a la boda.

6. PARROCO- Hombre de 55 años, encargado de oficiar la boda entre el Tío


de Carlos y la Madre de este.

ACTO I

(Personajes que intervienen en este acto: Carlos, Luis, Eva, y Tío de Carlos.)

Carlos un chico de 14 años, espera sentado en la sacristía de la Iglesia donde va a


casarse su madre. Su amigo Luis intenta animarle.

LUIS: Vamos Carlos, ahora tienes que animarte. Aunque sea hazlo por tu madre,
piensa que ella por lo menos ahora está acompañada.

CARLOS: Ya. Pero hace tan poco tiempo que murió mi padre, que me parece que
estuviéramos faltando a su memoria.

LUIS: Bueno, tu padre seguro que estaría contento. Ahora vuestro tío va a cuidar
de vosotros. Que mejor hombre que su propio hermano.
CARLOS: ¿Su hermano?, ¿mi tío?, si yo hubiera tenido un hermano, jamás se me
habría ocurrido ponerle una mano encima a su mujer, jamás.

LUIS: Tu tío está enamorado de tu madre Carlos, eso puede pasarle a cualquiera.

CARLOS: No te engañes Luis, mi tío quería esto, quería a mi madre, quería lo que
tenía mi padre. Fíjate como me mira, cuando lo hace a quien ve es a mi padre. No
me soporta.

LUIS: Dale una oportunidad Carlos. Espera a ver qué pasa… Parece que la gente
está entrando en la Iglesia, deberíamos volver a nuestros sitios Carlos.

Eva asoma por la puerta.

EVA: Venga chicos tenéis que volver ya. Carlos tu deberías estar ya en tu sitio.

Eva sale de la habitación, Luis se levanta de su sitio y le sigue. Carlos se queda


solo en la habitación.

ACTO II

(Personajes que intervienen en este acto Carlos, Tío de Carlos, Madre de Carlos y
Párroco)

La madre de Carlos y el tío de Carlos están frente al altar, unidos por sus manos.
Carlos detrás de ellos los observa desde su banco sentado solo. El bullicio de los
demás invitados a la boda inunda la Iglesia.

PARROCO: El amor es fruto de la unión y el respeto, y es la más gozosa de las


fiestas que podemos celebrar. Es por ello que hoy estamos aquí reunidos…

CARLOS: (Soliloquio) Pues habrá engañado a todo el mundo, pero a mí no me


engaña, yo sé muy bien la clase de persona que es. Si mi tío hubiera ayudado a mi
padre cuando el banco le quito el taller, seguro que ahora estaría aquí con nosotros.
Tenía que haber estado más pendiente. Pobre papá, ojalá te hubiera ayudado más,
seguro que estarás revolviéndote en tu propia tumba, viendo como tu propio hijo es
testigo de esta farsa. Lo siento tanto. Pero tranquilo, que pronto podré
desenmascarar a este villano.
PARROCO: Tú Marta (madre de Carlos) ¿aceptas a Andrés (Tío de Carlos) como
tu legítimo esposo?

MARTA: Sí, acepto.

PARROCO: Y tu Andrés, ¿aceptas a Marta como tu legítima esposa?

ANDRÉS: Sí, sí, sí. Sí, y mil veces sí.

PARROCO: Yo os decl…

Tío de Carlos interrumpe al párroco agarrando a Marta para besarla.

ACTO III

(Personajes que intervienen en este acto Carlos, Tío de Carlos, Madre de Carlos,
Luis y Eva)

La madre de Carlos espera con Eva fuera del salón de fiestas, donde el bullicio de
todos los invitados se oye al otro lado de la puerta.

EVA: Ha sido una ceremonia muy bonita y el sitio es precioso.

La madre de Carlos camina de un lugar a otro inquieta.

EVA: ¿Estás bien?, pareces inquieta.

MADRE DE CARLOS: Carlos… conozco esa mirada… igual que su padre…


exactamente igual que su padre.

EVA: ¿Qué pasa con Carlos?, no me asustes.

MADRE DE CARLOS: Va a hacer algo contra su tío, lo sé. Hay que encontrarle.

EVA: Voy a buscar a Luis, seguro que él sabe dónde está Carlos.

Eva entra por la puerta y sale de la escena. Al momento entra el tío de Carlos por
la puerta.
TÍO DE CARLOS: ¿Qué haces aquí sola?, entra y divierte en tu fiesta.

MADRE DE CARLOS: Es Carlos.

TÍO DE CARLOS: Por supuesto, ya faltaba Carlos. Siempre Carlos.

MADRE DE CARLOS: Déjalo, creo que está afectado todavía por nuestra boda.
Te dije que era demasiado pronto.

TÍO DE CARLOS: Me da igual, si le afecta o no. Y a tí también te debería dar


igual si le afecta o no. Céntrate en ser feliz conmigo y deja de amargarte por tu hijo.
Pronto irá a estudiar fuera y se acostumbrará a que estemos juntos.

MADRE DE CARLOS: No digas eso, ya sabes que no quiero separarme de él, es


todavía muy joven.

TÍO DE CARLOS: Ya está, dejemos el tema, entra en la fiesta y distráete. Y ya


hablaremos de cuando se irá tu hijo.

La Madre de Carlos entra por la puerta y sale de la escena. Carlos se acerca a la


entrada de la sala, donde espera el Tío de Carlos solo.

CARLOS: (Serio y callado, guarda una pistola antigua en la parte trasera de su


cinturón) Tú.

El Tío de Carlos se gira sorprendido.

TÍO DE CARLOS: Ah, Carlos, ¿qué pasa? Deja ya de preocupar a tu madre y


diviértete en la fiesta, ¿no ves que nos estás aguando la fiesta a todos?

Carlos saca el arma y la empuña contra su Tío. Este se sorprende pero después
empieza a reírse.

TÍO DE CARLOS: ¿Dónde has sacado eso?, ¿Qué es la reliquia de tu padre?, yo


también tenía una antigualla así, pero la tiré a la basura.

El Tío de Carlos se acerca a este para quitarle la pistola.

CARLOS: No te acerques, soy el único al que no has engañado, pero créeme que
voy a honrar la memoria de mi padre, vas a recibir tu merecido.
TÍO DE CARLOS: No me hagas reír niñato y dame el arma.

Carlos y su Tío forcejean, hasta que el sonido de un disparo los detiene.

Entran en escena Luis, Eva y la Madre de Carlos. Carlos está tumbado en el suelo,
a su lado el Tío sujeta la pistola. La madre de Carlos grita al ver a su hijo y se
arrodilla a su lado para abrazarlo.

TÍO DE CARLOS: Yo no quería, no quería… ha sido un accidente.

LUIS: Que alguien llame a una ambulancia, rápido.

EVA: ¡Policía, policía!

MADRE DE CARLOS: (Entre lágrimas) Malnacido, asesino, sólo espero que te


pudras en el infierno miserable. Mi pobre hijo, mi pobre y dulce hijo.

FIN
Título: “Romeo y Julieta” (Adaptación)
Autor: Manuel Martínez

6 personajes:

1. JULIO- Joven de 18 años, enamorado de Ramona. Vive en el barrio rico de


la ciudad con sus padres. Protagonista de la obra

2. RAMONA- Chica de 17 años, de ascendencia africana. Nació en el país, sus


padres son inmigrantes. Enamorada de Julio, vive en un barrio obrero de la ciudad.
Protagonista de la obra.

3. LEÓN.- Joven de 18 años, mejor amigo de Julio.

4. PADRE DE JULIO.- Hombre de 45 años. Hombre adinerado.

5. PADRE DE RAMONA.- Hombre de 48 años, de origen africano.

6. MADRE DE RAMONA.- Mujer de 41 años, de origen africano.

ACTO I

(Personajes que intervienen en este acto Julio y León.)

Noche cerrada, Julio espera frente a la casa de su amigo León. Ataviado con una
mochila de viaje, tira una pequeña piedra a una de las ventanas. Al impactar en
esta, una luz al otro lado de la habitación se enciende. León se asoma por su
ventana.

JULIO: ¡León!

LEÓN:¿Qué pasa? Ah, Julio, ¿qué pasa?, ¿qué haces aquí?.


JULIO: Baja León, por favor, necesito hablar contigo.

LEÓN: De acuerdo, bajo.

La ventana de León se apaga. Julio se quita la mochila y la deja en el suelo a su


lado. León entra en escena.

LEÓN: ¿Qué pasa Julio?

JULIO: Necesito que me ayudes León.

LEÓN: Claro Julio, dime que necesitas.

JULIO: Tienes que ir y hablar con Ramona. Necesito que vayas y le digas que la
esperaré en la estación de autobuses a las 7 de la mañana. Sus padres le han
quitado el móvil, cuando ella les contó que éramos novios. Y en mi casa las cosas no
están mejor, mi padre leyó los mensajes que me había mandado con ella y me ha
amenazado con echarme de la casa si sigo con ella.

LEÓN: Que fuerte Julio, pero a lo mejor lo de tu padre fue un calentón y no lo


piensa.

JULIO: Que va León, créeme. Él jamás aceptaría que yo saliera con una chica así.

LEÓN: Bueno, yo hablo con ella.

JULIO: Pero tienes que ir ahora León.

LEÓN: ¿Ahora?

JULIO: Sí, tiene que ser ahora. Ella no se asustará cuando te vea. Tienes que ir
ahora y decirle que la espero a las siete en la estación. Yo no voy a dejar que mi
padre se interponga entre ella y yo, si ella me quiere nos iremos juntos, sino se
presenta sabré que estoy solo, me iré y no le guardaré rencor alguno.

LEÓN: Te precipitas Julio.


JULIO: Tengo que irme León, por favor no me falles, ve y habla con ella. Y dile
que la quiero.

Julio coge la mochila y sale de la escena.

ACTO II

(Personajes que intervienen en este acto León, Ramona, Padre de Ramona y Madre
de Ramona.)

Habitación de Ramona. Ésta sentada en la cama frente a su Madre y su Padre.

PADRE DE RAMONA: ¿Con ese chico Ramona?

RAMONA: Ese chico tiene nombre y se llama Julio.

PADRE DE RAMONA: Sí, y vive en un barrio donde nos miran con asco y miedo
a la gente como nosotros.

MADRE DE RAMONA: Seguro que ese chico es un chico estupendo Ramona,


pero sois muy jóvenes. Muy jóvenes y de verdad que la vida va a llevaros por
distintos caminos.

RAMONA: Bueno, pero eso es una decisión mía. Tampoco creo que sea tan grave.

PADRE DE RAMONA: Como no va a ser grave, ese niñito te ve como un juguete,


una novedad, cuando se cansé de ti te desechará. Desean todo lo que quiere hasta
que lo tiene, entonces dejan de quererlo. Ya lo sabes Ramona, y el móvil no te lo
pensamos devolver, hasta que no razones. NO QUIERO QUE VEAS A ESE
NIÑITO. Ya lo sabes, ¡TE LO PROHÍBO!

Padre de Ramona sale de la habitación, dando un portazo.

MADRE DE RAMONA: Disculpa a tu padre Ramona. Él todo lo dice porque se


preocupa por ti.

RAMONA: Pues podría medir sus palabras un poco más. Yo quiero estar con Julio
y ni vosotros ni nadie va a hacerme cambiar lo que siento por él.
MADRE DE RAMONA: Piénsalo hija, nosotros no queremos nada malo para…

RAMONA: Déjame sola.

MADRE DE RAMONA: Cómo quieras.

La Madre de Ramona sale de la habitación entristecida. Ramona se queda sola


llorando en la cama. León aparece por la ventana del dormitorio de Ramona.
Esta se levanta de la cama y le abre la ventana.

RAMONA: ¿Qué haces aquí León?

LEÓN: Ramona tengo que hablar contigo, me manda Julio. Te espera mañana a
las 7 en la estación de autobuses. Me ha pedido que te dijera que te quiere, y que si
tú lo quieres él está dispuesto a irse contigo, donde no os impidan estar juntos.

RAMONA: Está loco.

LEÓN: Sí, loco por ti Ramona. Ya sabes como es. Tengo que irme Ramona, no
quiero que tus padres me vean aquí contigo.

León sale por la ventana. Ramona se queda sentada en la cama, mientras mira la
ventana abierta por la que acaba de salir León.

ACTO III

(Personajes que intervienen en este acto Julio, Ramona, Padre de Julio, León y
Padre de Ramona)

Estación de autobuses. Julio espera sentado junto a León mientras el reloj marca
las siete en punto. Está amaneciendo.

JULIO: Seguro que le diste bien el recado, ¿no?

León asiente con la cabeza.

JULIO: ¿Y no te dijo nada?


LEÓN : Nada de nada, tampoco le di tiempo Julio me fui de allí enseguida,
imagínate si me pillan sus padres con ella en la habitación.

JULIO: Me temo que no va a venir.

LEÓN: Aunque así fuera, eso no significa nada Julio. No habrá podido llegar.
Espera un poco, quédate y búscala.

JULIO: Me temo que no León, voy un momento al baño y me cojo el autobús.

Julio sale de escena. León espera sentado a su amigo, mientras Ramona llega a la
estación corriendo.

RAMONA: ¡León!, ¿Dónde está Julio?

LEÓN: Tranquila Ramona, ha ido un momento al baño.

El Padre de Julio se acerca desde lejos.

RAMONA: (asustada)¡El padre de Julio!, tengo que esconderme León. Si me ve


no sé qué es capaz de hacer.

Ramona se aleja de ellos, el Padre de Julio se acerca a León.

PADRE DE JULIO: ¡León!, ¿Dónde está mi hijo?

LEÓN: No lo sé, sé que iba a venir aquí esta mañana, pero no lo he visto.

PADRE DE JULIO: Ven, ayúdame a encontrarlo.

LEÓN: Pero…

PADRE DE JULIO: Pero nada, además creo haber visto a la niñita esa que le ha
comido la cabeza a mi hijo.

El padre de Julio sale con decisión. León lo sigue detrás. Julio aparece con su
mochila, se encuentra con el Padre de Ramona.

PADRE DE RAMONA: ¡Tú!.


JULIO: No se preocupe, su hija no ha venido. No tiene de qué preocuparse.

PADRE DE RAMONA: Pues claro que no ha venido, vengo a decirte que no


quiero que te acerques más a mi hija.

JULIO: No se preocupe, me voy y no voy a volver a molestarles más.

Julio se da media vuelta y se marcha. El padre de Ramona se marcha en


dirección contraria. Ramona aparece en escena.

Megafonía de la estación

El tren con salida a las siete acaba de efectuar su salida.

RAMONA: Se ha ido. Y con él se va una parte de mi corazón. Fue bonito mientras


duró.

FIN
Título: “El Avaro” de Molière
Autor: Manuel Martínez

4 personajes:

1. FERNANDO- Hombre de 60 años adinerado, vive en una gran casa con su


mayordomo y su ama de llaves de la cual está enamorado. Protagonista de la obra

2. MAYORDOMO- Hombre de 35 años, amigo de Fernando, enamorado de la


Ama de llaves. No encuentra la manera de contarle a su jefe que sale con ella.

3. AMA DE LLAVES.- Mujer de 30 años, trabaja para Fernando y conoce su


amor hacia ella. Ella está enamorada del Mayordomo con el que tiene un idilio.

4. VICTOR- Hombre de 33 años, hijo de Fernando. Enamorado de una joven


humilde, Víctor no sabe cómo devolverle a su padre el dinero que le ha robado para
comprar una sortija.

ACTO I

Una gran casa Despacho de Fernando. Es el día del cumpleaños de Fernando, en su


casa se han reunido sus amigos, su hijo, un ama de llaves, un mayordomo y el resto
de invitados.

(Personajes que intervienen en este acto Fernando y el Mayordomo)

Fernando apesadumbrado habla con el mayordomo, mientras la música desde el


otro lado de la puerta suena lejana.
FERNANDO: Mi querido Manuel (Mayordomo), hoy he vuelto a soñar con ella.

MAYORDOMO: ¿Otra vez?

FERNANDO: Como lo oye, otra vez soñaba con su cálida piel, con que volvía a
acariciar su pelo, casi puedo notarlo en mis dedos con sólo recordarlo.

MAYORDOMO: Señor, debería salir y distraerse. Han venido muchos amigos a


verle, es su fiesta de cumpleaños.

FERNANDO: ¿Amigos? Todos han venido porque han sido invitados a una fiesta.
Fiesta que doy yo y que ha costado mis buenos billetes. Así que de amigos, hay
poco, más bien interesados.

MAYORDOMO: Bueno, pero también ha venido su hijo a verle. Salga y aproveche


que viene para charlar con él.

FERNANDO: Mi hijo sólo ha venido para presentarme a su novieta, una chica sin
clase y de familia desconocida. No descartes que acabe la noche pidiéndome
dinero.

MAYORDOMO: No se enfade Fernando. Discúlpeme pero yo debería salir y


atender la puerta y los invitados.

El Mayordomo sale del despacho. Fernando pensativo, se levanta y busca detrás


de un cuadro en una caja fuerte, donde al abrirla no hay nada.

FERNANDO: ¿Mi dinero?, ¿dónde está mi dinero?, ¡Ladrones, ladrones! Tengo


un ladrón en mi propia casa.

ACTO II

(Personajes que intervienen en este acto Ama de llaves, Mayordomo y Víctor)

Habitación del Mayordomo. La ama de llaves espera nerviosa sentada en la


cama. La puerta se abre y entra el Mayordomo. Ella al verlo, se abalanza para
abrazarlo.
AMA DE LLAVES: Amor mío. ¿Se lo has dicho ya?

El Mayordomo niega con la cabeza.

MAYORDOMO: No era el momento. Hoy está de un humor de perros, ni en su


cumpleaños está animado.

AMA DE LLAVES: Bueno ya habrá otro momento.

MAYORDOMO: Ya, pero no puedo dejarlo mucho más, me ha dicho que ha


vuelto a soñar contigo. No puedo soportarlo.

Ella lo abraza.

AMA DE LLAVES: Tienes que aguantar, amor mío. Sabes que yo solo tengo ojos
para ti. Si no se lo cuentas tú y se entera por otros, nos echará a patadas de la casa y
no podemos los dos perder el empleo.

MAYORDOMO: Llevas razón.

AMA DE LLAVES: Tengo que irme. En la cocina seguro que están esperándome.

La Ama de llaves sale de la habitación. El Mayordomo se sienta en una silla,


cuando alguien llama a la puerta. Se levanta y la abre. En el umbral de la puerta
aparece Víctor el hijo de Fernando.

MAYORDOMO: Dígame, señor Víctor, ¿qué desea?

VICTOR: Necesito hablar con usted.

Víctor entra en la habitación.

VICTOR: Es usted el mejor amigo de mi padre, bueno, su único amigo, aparte de


su empleado. Y necesito que hable usted con él.

MAYORDOMO: Tanto como amigo. Pero dígame, si cree que puedo ayudarle,
¿qué quiere que le diga?
VICTOR: He hecho algo terrible y no sé cómo decírselo. Víctor alza una bolsa,
dentro lleva varios fajos de billetes.

MAYORDOMO: Pero, ¿ese es el dinero de su padre?

Víctor asiente con la cabeza.

VICTOR: Necesito que se lo cuentes a él, le quité el dinero, porque quería


comprarle un buen anillo a Elsa con el que pedirle matrimonio. Pero me arrepentí.

El mayordomo, se derrumba y se sienta en la cama.

VICTOR: ¿Qué le ocurre?

MAYORDOMO: Pues que yo también necesito contarle una cosa a su padre y no


sé cómo hacerlo.

ACTO III

(Personajes que intervienen en este acto Fernando, Mayordomo, Ama de llaves y


Víctor)

Fernando entra en el salón de la fiesta, las voces de los invitados se oyen


alrededor de él.

FERNANDO: ¿Quién ha sido?, ¿quién?, mi dinero. Todo mi dinero. De aquí no


va a salir nadie hasta que aparezca el dinero. Sé que ha sido alguien de aquí.

El Mayordomo se acerca a Fernando.

MAYORDOMO: Señor, tengo que hablar con usted.

FERNANDO: Dime Fernando, tú sabes algo del robo. Dime quien ha sido, aquí
delante de todo el mundo. Que se sepa quién lo hizo.

MAYORDOMO: Señor, es que creo que deberíamos hablar antes en privado.

FERNANDO: Manuel, no me digas que tú tienes algo que ver, sino es así, dime
rápido quién ha sido, si no sabré que tú tienes algo que ver.
MAYORDOMO: Señor no es nada de eso.

FERNANDO: ¡Dime!

MAYORDOMO: Sé dónde está su dinero.

Fernando se abalanza sobre el Mayordomo.

FERNANDO: Pues dime ahora mismo donde está y quien lo tiene.

MAYORDOMO: Es por eso que tengo que hablar con usted en privado.

FERNANDO: Si no me lo dices inmediatamente estás despedido, y llamaré a la


policía para que te detengan por el robo.

El Ama de llaves entra en escena hasta acercarse al Mayordomo.

AMA DE LLAVES: ¡No!, señor Fernando él no tiene nada que ver, se lo aseguro.
Él no robaría nunca nada.

FERNANDO: Vosotros, tú, mi amor.

Víctor entra en la sala.

VICTOR: Un momento papá. Ellos no tienen nada que ver.

FERNANDO: Alguien me va a decir que pasa aquí.

VICTOR: El dinero lo cogí yo y le pedí a Manuel, que hablara contigo porque yo no


me atrevía.

FERNANDO: Entonces…

Víctor alza la bolsa con el dinero en una mano.

VICTOR: Yo sólo quería comprar un buen anillo con el que pedirle matrimonio a
Elsa. Pero no debí coger el dinero. Ellos no tienen nada que ver.
Fernando agarra rápidamente la bolsa con el dinero para abrazarla.

FERNANDO: Ni se te ocurra volver a acercarte a mi dinero, hijo mío. En cuanto al


resto ¡La fiesta ha terminado! Manuel, Inés (Ama de llaves) recójanlo todo y
acompañen a los invitados, yo voy a contar mi dinero y a esperar que esté todo. Por
cierto mañana quiero el desayuno a las 8 de la mañana y no me molesten más. FIN

Título de la obra: “Fuenteovejuna” de Lope de


Vega (Adaptación)
Autor: Manuel Martínez

8 personajes:

1. PROFESOR RUIZ.-Hombre de 55 años, un profesor tirano y déspota con


sus alumnos.

2. RAÚL.- Chico de 15 años, alumno del último curso del instituto.

3. LUISA- Chica de 15 años, estudiante del último curso del instituto. Víctima
de la tiranía del Profesor Ruiz.

4. AMANDA- Chica de 15 años, estudiante del último curso del instituto.

5. CANDIDA- Chica de 15 años, estudiante del último curso del instituto.

6. MANOLO- Chico de 15 años, alumno del último curso del instituto.

7. CESAR- Chico de 15 años, alumno del último curso del instituto.

8. DIRECTOR- Hombre de 50 años, director del instituto, permanece


ignorante de los abusos del Profesor Ruiz.

ACTO I

La sala de profesores del Instituto Velázquez está vacía. Raúl un chico de 15 años
del último curso se ha colado en la sala para robar un examen de Matemáticas.
(Personajes que intervienen en este acto Raúl, Profesor Ruiz y Luisa)

Raúl entra de forma sigilosa en la sala, se pone a rebuscar en los archivadores.

RAÚL: Tiene que estar por aquí, lo sé. Ramírez, Renato, ¡Ruiz! Aquí está el
archivador. A ver donde tiene el examen. Aquí está.

Raúl saca del archivador unas hojas grapadas. Se pone a revisarlo.

RAÚL

Que tío, ha incluido toda la materia del semestre que viene, pero si no lo hemos
visto todavía. Desde luego cuando dice que quiere suspendernos a todos no le falta
razón.

Raúl se apoya en una mesa, saca su móvil y se dispone a fotografiar las páginas,
cuando un ruido fuera de la habitación lo interrumpe. Raúl se esconde en un
armario.

Entra en la sala El profesor Ruiz y Luisa.

PROFESOR RUIZ: Adelante Alumna. Y dígame que es eso tan importante que
tiene que decirme.

LUISA: Pues mire Profesor…

PROFESOR RUIZ: Profesor Ruiz, no se olvide.

LUISA: Disculpe Profesor Ruiz. Como le iba diciendo, en el último examen, pensé
que obtendría más nota, porque he estado estudiando muchísimo y creo que
contesté bastante bien a sus preguntas.

PROFESOR RUIZ: Ah, así que cree que respondió bastante bien a mis preguntas.
Entonces, usted me está diciendo que me he equivocado corrigiendo su examen,
¿no?
LUISA: No pretendía, señor.

PROFESOR RUIZ: ¿No?, entonces si no me he equivocado quiere usted que le dé


más nota por su cara bonita, por lo que veo.

LUISA: No señor, sólo quería saber en qué había fallado, para poder estar más
atenta en el próximo examen y hacerlo mejor. Así que si pudiera enseñarme el
examen…

PROFESOR RUIZ: (El Profesor Ruiz da un golpe sonoro en la mesa) Que le


enseñe mi examen, pero cómo se le ocurre. Está usted poniendo en duda mi trabajo
como profesor. Jamás me habían insultado tanto. Sepa usted que está expulsada
dos días del instituto.

LUISA: Pero señor, déjeme que le explique.

PROFESOR RUIZ: ¡Fuera!

LUISA: Déjeme por lo menos que hable con el director.

PROFESOR RUIZ: No me obligue a llamar a sus padres, váyase y piense en su


insolencia.

Luisa sale llorando de la sala.

ACTO II

(Personajes que intervienen en este acto Manolo, Cándida, Cesar y Amanda)

Reunidos de pie alrededor de unos pupitres, en una clase sin profesor charlan
cuatro compañeros del último curso.

CANDIDA: Es muy injusto.

CESAR: Y que lo digas.

CANDIDA: La pobre, con lo estudiosa que es.


MANOLO: Desde luego, ese hombre no tiene corazón, es un tirano.

AMANDA: Si la hubierais visto, se fue llorando amargamente todo el camino.

CANDIDA: No es para menos. Pero sigo sin entender, ¿Por qué a ella?

CESAR: Pues porque era la que fue al despacho. Si llegas a ir tu Cándida o tú


Cesar os toca a vosotros. Es un hombre que odia la enseñanza.

MANOLO: Es cierto, no hay más que ver con que desgana llega a clase todos los
días. Si ya ni se molesta en dar las clases, al más mínimo ruido corta todo y a
castigar.

CANDIDA: Pues no es justo, porque hoy es Luisa, pero mañana podemos ser
cualquiera.

CESAR: Tenemos que hacer algo.

AMANDA: Sí, pero ¿qué podemos hacer? Porque hablando con él no vamos a
conseguir nada de nada.

MANOLO: Tenemos que enseñarle al director, cómo es en realidad. Sólo así


podríamos librarnos de él.

CANDIDA: Y eso, ¿cómo lo vamos a hacer?

CESAR: En la próxima clase, alguno tiene que salir del aula y llamar al director y
traerlo con una excusa. Mientras nosotros sacaremos lo peor de él.

ACTO III

(Personajes que intervienen en este acto Manolo, Cesar, Amanda, Cándida, El


Profesor Ruiz, Raúl y el Director.)

En el aula el Profesor Ruiz, imparte su clase de matemáticas.

CESAR: Amanda, tienes que hacerlo ya. A ti no te dirá nada por ir al baño.
PROFESOR RUIZ: Por Dios, porque no os calláis, tan difícil es dar una clase
entera en silencio. Cómo vuelva a oír una voz, daré la clase por finalizada y todo
esto irá para examen.

Amanda temerosa, alza su mano.

PROFESOR RUIZ: ¿Qué pasa ahora señorita Amanda?, ¿qué tripa se le ha roto?

AMANDA: Perdona profesor Ruiz, tengo que ir al baño.

PROFESOR RUIZ: Bromea usted, ¿no?

AMANDA: Señor no se lo pediría sino fuera necesario, pero tengo que ir.

PROFESOR RUIZ: Mujeres, siempre débiles y con problemas. Adelante vaya al


baño y otórguenos el regalo de su ausencia.

Amanda sale de la clase. El profesor continúa impartiendo la clase.

MANOLO: Profesor, tengo una duda.

PROFESOR RUIZ: ¿Una?, visto su último examen tiene que tener usted más de
una.

MANOLO: ¿Por qué mandó expulsar a Luisa?

PROFESOR RUIZ: ¿Para esas tonterías me molesta? La expulsé por insolencia,


insolencia que veo que comparten más de uno con ella.

CESAR: Pero no le ha contestado al compañero. ¿Cuál fue el motivo exacto?

PROFESOR RUIZ: Un motín, un motín en mi propia clase. Que insolencia,


todos sois unos maleducados. ¡Todos seréis castigados por vuestra insolencia, esto
no va quedar así!

El director junto con Amanda entra en clase alarmado.

DIRECTOR: ¿Qué sucede señor Ruiz?, ¿a qué vienen esos gritos?


PROFESOR RUIZ: Menos mal que está aquí, señor director. Todos estos jóvenes
son unos insolentes. Todos merecen un castigo.

DIRECTOR: Señorita Amanda, me ha mentido. Me dijo que había un joven en


mal estado que requería mi ayuda.

AMANDA: Pero señor…

DIRECTOR: Nada, empiezo a creer que el Profesor Ruiz, lleva razón.

Raúl se levanta desde el fondo de la clase con el móvil en la mano y se acerca al


director.

PROFESOR RUIZ: Raúl, ¿a dónde se cree que va? Que insolencia, que
barbaridad.

Raúl se acerca al director y le da el móvil para enseñarle un video. Los gritos del
Profesor Ruiz a Luisa se oyen desde el móvil.

PROFESOR RUIZ: No haga caso señor Director. Está claro, que tienen algo en
mi contra…

DIRECTOR: No se moleste Profesor, venga conmigo. Y despídase de la clase. Y en


cuanto a usted, Raúl ya hablaremos de cómo grabó ese video, pero bueno por ahora
puede estar tranquilo.

El Profesor Ruiz sale de la clase con el Director detrás, los alumnos aplauden.

FIN
Título de la obra: “Una herencia caprichosa”
Adaptación teatral, libre, de la obra literaria EL HOMBRE QUE CALCULABA de
Malba Tahan.

Adaptación: Leonor Gurría

9 Personajes:

1. Mohamed, 40 años.

2. Brenís, 35 años.

3. Hombre 1: 29 años.

4. Hombre 2: 27 años.

5. Hombre 3: 25 años.

6. Camello 1 (dos personas).

7. Camello 2 (dos personas).


Los camellos deben ser diseñados y construidos a modo de botarga, su expresión es
de bienestar y placidez; los hacen caminar dos personas, una al frente y el otro
detrás. Cuando Mohamed y Brenís lo conducen deben parecer también montados
en él.

Vestuario

Se recomienda buscar ilustraciones que muestren las vestimentas masculinas del


siglo XIV. Sencillas, no ostentosas.

Escenografía

el telón de fondo es una pintura rústica de un paisaje desértico, en donde hacia el


horizonte se vislumbra una ciudad de bellos edificios monumentales. Se
recomienda buscar ilustraciones de Bagdad del siglo XIV.

Flora propia del desierto, no abundante, algunas palmas reunidas como fragmento
de un oasis.

“Una herencia caprichosa”

Escena única.

Abre el telón. Oscuridad, inicia música árabe. Fade in, una luz de fondo ilumina
telón pintado con un hermoso paisaje desértico en donde al fondo y a lo lejos se
aprecian las magníficas torres de algunos edificios árabes antiguos. Algunas
palmas, como las que crecen en los oasis se distribuyen en el escenario.

Enciende una luz cenital dirigida al proscenio, ilumina a MOHAMED quien se


dirige al público, sale música:

MOHAMED: Cierto día, montaba en mi camello por el camino que me llevaría


hacia Bagdad, cuando vi, sentado en una piedra, a un viajero modestamente
vestido. Su nombre, Beremís Samir.

Mientras Mohamed inicia su narración, se ilumina discretamente a un hombre


sentado en una piedra, realiza una cuenta; usa dedos y nudillos de ambas manos,
musita cifras.
MOHAMED: La presencia de ese hombre llamó tanto mi atención que no pude
evitar acercarme, saludarlo en nombre de Allah, bajo pretexto de invitarle un trago
de agua.

Mohamed se acerca al hombre con cierta discreción, se descuelga una


cantimplora de cuero y se la ofrece. Beremis la toma y agradece con una discreta
reverencia

MOHAMED: He de suponer que hace usted muchas y complicadas cuentas


¿trabaja para un rico y poderoso señor?

BEREMÍS: No censuro la curiosidad que te lleva a distraer la marcha de mis


cálculos y la serenidad de mis pensamientos. Y ya que supiste ser delicado al hablar
y al pedir, voy a satisfacer tu curiosidad. Para eso necesito, sin embargo, contarte
un poco de mi vida.

Mohamed rebosante de curiosidad se sienta junto a Beremís.

BEREMÍS: Todos los días, al salir el Sol, llevaba un enorme rebaño al campo. Por
temor de extraviar alguna oveja y ser castigado, contábalas varias veces durante el
día. Fui, así, adquiriendo poco a poco tal habilidad para contar que poco tiempo
después, calculaba instantáneamente y sin error el rebaño entero. No contento con
eso, pasé a ejercitarme contando además los cientos de pájaros cuando, en
bandadas, volaban por el cielo y me volví habilísimo en ese arte.

MOHAMED (exclama atónito) ¡Qué maravilla! Tal habilidad puede proporcionar


a cualquier persona un medio seguro de ganar envidiables riquezas.

BREMÍS: ¿Cómo es eso? (Pregunta sorprendido).

MOHAMED:(explica entusiasmado) Vuestra admirable habilidad podría ser


empleada en veinte mil casos diferentes. En una gran capital como Constantinopla,
o aún en Bagdad, seríais útil auxiliar para el Gobierno, (aumenta su entusiasmo)
Podríais calcular poblaciones, ejércitos y rebaños Fácil os sería evaluar las riquezas
del país, el valor de las colectas, los impuestos, las mercaderías y todos los recursos
del Estado (dibuja con los brazos un enorme espacio).

Bremís sorprendido se yergue ante las palabras de Mohamed.


MOHAMED: Sin duda podríais, tal vez, ejercer el cargo de visir – tesorero o
desempeñar las funciones de Finanzas musulmanas

BREMÍS: Si es así, joven (responde convencido el calculista) no dudo más, y os


acompaño hacia Bagdad.

Mohamed con un silbido hace venir a su feliz camello. Los nuevos amigos,
entusiasmados montan rumbo a Bagdad. A galope, dan dos vueltas al escenario,
después Mohamed cuenta con entusiasmo en dirección al público.

MOHAMED: A pocas horas de viajar sin interrupción, nos ocurrió una aventura
digna de ser referida, en la cual mi compañero Beremís puso en práctica, con gran
talento, sus habilidades de ilustre algebrista.

Mohamed y Bremís detienen intempestivamente el galope de su camello cuando


entran a escena tres hombres que discuten exaltadamente.

MOHAMED: (dirigiéndose al público). Encontramos a tres hombres que furiosos


se gritaban improperios y discutían acaloradamente al lado de un lote de camellos.

HOMBRE 1: ¡No puede ser!

HOMBRE 2: ¡Esto es un robo!

HOMBRE 3: ¡No lo acepto!

Beremís y Mohamed descienden del camello. Beremís con prudencia se acerca


hacia ellos.

BEREMÍS: Os pido su disculpa por la intromisión ¿Podemos servir en algo para


alcanzar su sosiego?

HOMBRE 1 (el más viejo): Somos hermanos y recibimos, como herencia, esos 35
camellos (señala hacia afuera, en un extremo del escenario). Según la expresa
voluntad de nuestro padre, debo yo recibir la mitad, mi hermano Hamed Namir
una tercera parte, y Harim, el más joven, una novena parte.

HOMBRE 3: (interviene con enfado) No sabemos sin embargo, como dividir de


esa manera 35 camellos, y a cada división que uno propone protestan los otros dos,
pues la mitad de 35 es 17 y medio. ¿Cómo hallar la tercera parte y la novena parte
de 35, si tampoco son exactas las divisiones?
El hombre 2 extiende los brazos como reafirmando la pregunta de su hermano.

BREMÍS: Es muy simple (responde con total seguridad).

Los tres hermanos se quedan helados. Bremís va en busca del camello de


Mohamed y lo acerca al lugar del pelito.

BREMÍS: Me encargaré de hacer con justicia esa división… (acaricia la trompa del
camello) si me permitís que junte a los 35 camellos de la herencia, este hermoso
animal que hasta aquí nos trajo en buena hora.

MOHAMED (embravecido): ¡No puedo consentir semejante locura! ¿Cómo


podríamos dar término a nuestro viaje si nos quedáramos sin nuestro camello?

BEREMÍS (replica en voz baja): No te preocupes del resultado “bagdalí”. Sé muy


bien lo que estoy haciendo. Dame tu camello y verás, al fin, a que conclusión quiero
llegar.

MOHAMED (dirigiéndose al público): Fue tal la fe y la seguridad con que me


habló, que no dudé más y le entregué mi hermoso “jamal” que inmediatamente
sumó a los 35 camellos que allí estaban para ser repartidos entre los tres herederos.

BEREMÍS (dirigiéndose a los tres hermanos): Voy, amigos míos a hacer una
división exacta de los camellos, que ahora son 36.

BEREMÍS (Dirigiéndose al hombre 1, el más viejo de los hermanos): Debías


recibir, amigo mío, la mitad de 35, o sea 17 y medio. Recibirás en cambio la mitad
de 36, o sea, 18. Nada tienes que reclamar, pues es bien claro que sales ganando
con esta división.

El hombre 1 se muestra sorprendido.

BEREMÍS (Dirigiéndose al Hombre 2): Tú, Hamed Namir, debías recibir un tercio
de 35, o sea, 11 camellos y pico… Vas a recibir un tercio de 36, o sea 12. No podrás
protestar, porque también es evidente que ganas en el cambio.

El hombre 2 quiere preguntar pero Bremís continúa con su operación magistral y


no le da la oportunidad de hablar.

BEREMÍS (Dirigiéndose al Hombre 3): A ti, joven Harim Namir, que según
voluntad de tu padre debías recibir una novena parte de 35, o sea, 3 camellos
y parte de otro… te daré una novena parte de 36, es decir, 4, y tu ganancia será
también evidente, por lo cual sólo te resta agradecerme el resultado.

Al hombre tres lo invade una enorme sonrisa

BEREMÍS: (en tono magistral) Por esta ventajosa división que ha favorecido a
todos vosotros, (se dirige al hombre 1)…tocarán 18 camellos al primero, (voltea y
toma del hombro al hombre 2) …12 al segundo y (señala al hombre 3) …4 al
tercero… 18 + 12 + 4 lo que da un resultado… de 34 camellos.

BEREMÍS: De los 36 camellos sobran, por lo tanto, dos. Uno pertenece, como
saben, a mi amigo el “bagdalí” … y el otro me toca a mí, por derecho, y por haber
resuelto a satisfacción de todos, el difícil problema de la herencia.

Mohamed quién ha seguido a detalle la operación, no se repone de la sorpresa.

HOMBRE 1 (exclama satisfecho el más viejo de los tres hermanos): ¡Sois


inteligente, extranjero! Aceptamos vuestro reparto en la seguridad de que fue
hecho con justicia y equidad.

Entre carcajadas, bromas y abrazos hacen mutis los tres hermanos. El más viejo
regresa con un camello y lo entrega con una reverencia al matemático.

Mohamed completamente asombrado y regocijante, en silencio observa con


admiración no disimulada a Brenís.

Brenís acaricia con alegría a su nuevo camello.

Entra música árabe. Salen luces, se cierra el telón.


Título de la obra: “La Leyenda del Mago
Merlín”
Autor: Draziel Roen

5 Personajes:

Merlín: Mago, consejero Del legendario Rey Arturo, viste con túnica negra y
sombrero de punta, siempre acompañado de su bastón y con una barba blanca
como la nieve. Amante de Viviana la Dama del Lago, de ojos negros y con voz
fuerte, un hombre sabio, generoso y estoico.

Viviana/Dama del lago: Entidad de género femenino que aprecia al rey Arturo,
amante del poderoso mago Merlín, protectora de los objetos extraordinarios, viste
con vestido blanco y tiara del mismo color, de ojos verdes y de cabello negro.
Rencorosa, cariñosa y solitaria.

Nimue: Parte de la Dama del lago, es una de sus personalidades, amiga cercana
del rey Arturo y del Mago Merlín, aunque éste no sabe que Nimue es su amada
Viviana, entrenada como soldado por el mismo Arturo en persona. De ojos verdes y
cabello castaño. Alegre, alerta y siempre contenta, leal y fuerte.
Sir Marcus: Exmiembro de la mesa redonda, que lleno de avaricia intenta
usurpar el trono y reclamarlo como suyo durante la enfermedad del rey Arturo.
Posee diversas tierras por todo el reino. De cabello negro largo, ojos café, arrogante
y orgulloso.

Rey Arturo: Rey de Camelot, portador de la Excalibur, fundador de la mesa


redonda y amigo del poderoso mago Merlín, enfermo y debilitado a causa de tantas
batallas por el bien de su reino, de cabello rubio largo y ojos marrones claros, piel
blanca y de cuerpo fuerte. Poderoso, valiente, sabio, paciente, bondadoso y
comprensivo.

ACTO I

El lago de la Dama del Lago. Un lago que nadie suele visitar, con un nombre
redundante, rodeado de arboles tan grandes que sus hojas formaban un techo
sobre él, un lago extenso, temido y habitado por la entidad por la que tiene ese
nombre, la Dama del Lago.

ESCENA I

Está atardeciendo, los animales empiezan a buscar refugio y los pueblerinos a


terminar sus labores y entrar a sus casas, la figura de un hombre con bastón y
sombrero se adentra en el bosque. Merlín el mago iba a su encuentro con la Dama
del Lago.

Merlín: ¡Viviane! ¡Atiende mi llamado! (levantando el bastón)

Dama del Lago: Te he dicho Merlín, que no me llames de esa manera.

La Dama del Lago emerge del agua con una expresión molesta.

Merlín: No tengo tiempo para discusiones sin sentido, en 10 días cuando el sol se
esconda vendré a entregarte los objetos que nadie debe encontrar.

Merlín estaba estresado pues su rey se encontraba enfermo y su preocupación no le


dejaba razonar (Merlín se acerca a la Dama del Lago tratando de tomar su mano,
pero ésta retrocede)
Dama del Lago: ¡No me ordenes ni trates de acercarte! Esconderé lo que me
traigas pero tú y yo ya no somos nada. (Enojada y con movimientos bruscos señala
al mago)

Merlín toma su bastón y orgulloso dice.

Merlín: Como desees Dama del Lago ¡sin embargo! Podrías decirme por favor
¿Por qué tanto odio a mi persona?

Al escuchar estas palabras la Dama del lago llena de furia y dándole la espalda al
mago dice.

Dama del Lago: ¡Si no lo sabes no mereces una respuesta!

Merlín con una expresión de derrota se retira del lugar mientras escucha llantos a
su espalda.

ACTO II

Los aposentos del Rey Arturo, una habitación con una ventana con vista al patio
central del castillo, con muebles de cuero y una decoración digna de la presencia
del rey, una cama rodeada con cortinas rojo sangre y un rey enfermo sobre ella.

ESCENA I

Las personas cercanas al rey se hallaban dentro observando su estado cuando


Merlín y Nimue entran, todos conversaban en voz baja para no perturbar al
cansado Rey Arturo, quien al escuchar la puerta exige ver a su consejero.

Rey Arturo: (en voz baja y en un tono tembloroso) M-Merlín ¿Estás ahí? Acércate

Merlín: ¡Mi Rey! (Merlín se acerca rápidamente al Rey Arturo, tomando su mano
y mirándolo preocupado)

Nimue se acerca a Merlín, todos la miran de arriba abajo, vestía un vestido


turquesa que resaltaba sus ojos verdes, su cabello desprendía un aroma cautivante
que atontó a todos en la habitación.
Rey Arturo: ¿Has hablado con ella? (dijo mientras tosía)

Merlín: Sí, mi rey, he hablado con ella, en 10 días todo estará listo.

Rey Arturo: M-me alegro (tose) Mi reino debe estar a salvo, merece estar a salvo.

Todos estaban conmovidos, el rey en tal mal estado de salud solo pensaba en su
gente.

Nimue: Oh mi rey, disculpe que lo moleste ahora, pero Sir Marcus me preocupa.

Todos se miran las caras, sabían a qué se refería Nimue, Sir Marcus estaba
aprovechando la enfermedad del rey para tratar de tomar el trono.

Merlín: ¡Despreciable! Mi rey, déjeme encargarme de Sir Marcus yo mismo, usted


no tiene de que preocuparse (Baja la mano del rey y espera su respuesta)

Rey Arturo: Merlín, mi consejero, mi amigo, mi benefactor, me alegra escuchar tu


voz y me satisface saber que te harás cargo de ese asunto ahora que me encuentro
en tan deplorable estado, sin embargo he de pedir perdón, por ser (tose) una carga
para el pueblo.

Nimue rompe en llanto y acercándose al rey dice.

Nimue: ¡Oh mi rey! ¡Tan bondadoso y tan maltratado! Nos aseguraremos mi rey
de que Sir Marcus el traidor pague por consternar a su alteza.

ACTO III

El reino de Camelot, un lugar lleno de vida y vegetación, el sol se escondía detrás de


las montañas y los pueblerinos trabajaban con fervor, se escuchaba el canto de los
pájaros y el sonido de los ríos.

ESCENA I

Merlín y Nimue se encontraban junto con varios soldados del reino, preparándose
para frenar a Sir Marcus, el traidor, se encontraban en un campo, cerca del bosque
que lleva a la Dama del lago, en el campo habían muñecos de paja desgastados y
carretas abandonadas pues, cuando la Dama del Lago aún era humana y ofreció a
Excalibur a su rey, esa zona se usaban como practica para los soldados novatos.

Merlín: (Con voz fuerte y levantando sus brazos) ¡Preparados soldados! ¡Está será
una batalla corta pero que determinará el futuro de Camelot!

Los soldados gritaban motivados, preparados para dar su vida por el reino, y por su
rey.

Nimue se acerca a Merlín para susurrarle.

Nimue: No olvides nuestro trato mago.

Merlín: Y tú no olvides tu parte.

ESCENA II

En la lejanía se veía al traidor a caballo liderando sus tropas quien al ver a Merlín
acelerar el paso, cuando se encontraba lo suficientemente cerca y ambas fuerzas se
tenían al frente éste dice:

Sir Marcus: ¡El tan poderoso Rey Arturo ha de estar bastante mal para enviar a su
inútil consejero a hacer su trabajo!

Merlín: (Enojado y von una voz furiosa grita) ¡Cuida tus palabras Marcus! ¡Seré
viejo pero todavía cuanto con el favor de la diosa!

Los soldados enemigos retrocedieron pues, eso significaba que Merlín, el temido y
poderoso mago Merlín aún podía usar magia.

Sir Marcus: ¡Espabilad! ¡Si lo que dice fuera cierto no estaríamos hablando justo
ahora!

Merlín alza su bastón y los soldados a favor del rey inician su ataque. Un combate
fiero entre ambas fuerzas se lleva a cabo, Nimue se limita a apoyar a los soldados
con sus dagas y Merlín enfrenta a Sir Marcus, quien se encontraba sorprendido
pues a pesar de que Merlín era un anciano, sus movimientos eran rápidos y su
bastón lo suficientemente duro como para parar su espada.
Merlín: (Durante el combate y con las respiración acelerada) ¡Ríndete Marcus,
mancillas tu nombre en vano!

Sir Marcus: Oh no mago inútil, tú haces un esfuerzo en vano, para esta hora ya su
tan amado rey ¡Debe de estar muerto!

Merlín retrocede un momento y piensa en todos esos rumores de que habían espías
dentro del castillo, aterrado mira a Sir Marcus y abandona el campo de batalla.

Nimue: (Luego de derrotar a un enemigo Nimue voltea a ver a un Merlín que trata
de retirarse) ¡Merlín! ¿A dónde vas?

Merlín: El rey Arturo está en peligro, debo protegerlo.

Nimue Asiente y alienta a sus soldados a combatir.

ACTO III

La fortaleza de Camelot, un lugar impenetrable desde fuera, pero vulnerable desde


adentro, las cosas estaban desordenadas y rotas.

ESCENA I

Merlín llega a la fortaleza, los guardias se hallaban heridos y agonizando en el


suelo, los muebles y objetos estaban rotos o desordenados y al acercarse a los
aposentos del rey el terror lo invade pues, la puerta se encontraba abierta.

Merlín entra a la habitación del rey de manera abrupta.

Merlín: ¡Mi rey!

Dentro se encontraban dos hombres con ropas de guardia, uno sostenía una daga y
el otro una espada. Merlín enfurecido apunta al espía que sostenía la espada con su
bastón, pronuncia unas palabras inaudibles para estos y el espía sale disparado por
la ventana.

Merlín se notaba cansado, hacer magia a su edad era agotador y se quedaba sin
fuerzas, sin embargo reunió la suficiente y enfrentó al espía de la daga, hubieron
golpes, y empujones pero el mago logró apartar al enemigo de su rey que se
encontraba debilitado.

Merlín: ¡Se atreven a atentar contra la vida de su propio rey! ¡Malditos! ¡Infames!

El espía saca de su bolsillo un objeto redondo y lo lanza hacía Merlín, objeto que al
chocar con el bastón del mago explota y una nube de humo llena la habitación, sin
embargo Merlín ve las intenciones de su enemigo que planeaba apuñalar al rey,
pero en su lugar atraviesa la piel del mismo Merlín quien se interpuso en el camino.
El rey despierta y entre gritos llama el nombre de su amigo y consejero, el espía
trata de huir pero es detenido por guardias que aún estaban ilesos.

Un estruendo resuena por todo Camelot y Nimue aparece en la habitación junto a


los guardias.

Merlín: (Con voz quebrada y con dificultad para hablar) Nimue, creí que estabas
con Marcus.

Nimue: (Llorando pero con una expresión de enojo) Lo estaba, pero sentí tu dolor
y supe qué había pasado. La diosa me hizo un último favor.

Rey Arturo: (Mientras sostiene a Merlín en sus brazos) Dejen de hablar ¡Merlín!
Mi querido Merlín, haré lo posible por salvarte.

El mago lleva su mano al hombro de su rey y le dice.

Merlín: Mi rey, mi hora ha llegado, solo soy un viejo mago, usted debe proteger a
su reino, debe mejorarse y resguardar todo por lo que ha luchado tantas décadas.
Tome, la esencia de la naturaleza, lo curará.

Merlín le da un frasco a su rey, un frasco que solo se llena al momento de morir y


que la diosa de la naturaleza llena con vida.

Nimue: (Con lagrimas y tomando la mano de Merlín) Es hora querido mío,


debemos irnos.

Merlín: Los objetos estarán a salvo mi rey, morirán conmigo y Camelot estará
fuera de peligro. Viva, viva mi rey ¡larga vida al rey!

La voz de Merlín se escucha en todo el reino, los pueblerinos no pueden evitar


repetir esas palabras al unisonó.
Camelot: ¡Larga vida al rey! ¡Larga vida al rey!

La voz del reino se escucha de fondo y el rey Arturo mira con tristeza a su amigo.

Rey Arturo: Adiós mi amigo, adiós mi consejero, te veré después de la muerte


para reinar el paraíso.

Nimue y Merlín desaparecen en un gran resplendor.

ACTO IV

El lago de la Dama del Lago se encontraba cubierto de las hojas que antes lo
escondían pues los arboles empezaban a morir.

ESCENA I

La figura de dos personas se ve desde la entrada, un Merlín moribundo y a Nimue


llorando, la Dama del Lago rompe en llanto al ver a Merlín su amado, herido.

Nimue: Aquí nos unimos, y aquí es donde nos vamos.

Nimue mira a la Dama del Lago, la cual asiente abriendo sus brazos, Nimue se
acerca a ella hasta ser absorbida.

Merlín: ¿Aún me amas Viviana?

Dama del Lago: Lamentablemente, hijo de la diosa.

La Dama del lago toma a Merlín y lo arrastra al agua, éste empieza a flotar y la
sangre comienza a manchar el lago.

Merlín: Lo siento, ensuciaré tu hogar.

Dama del Lago: Nuestro hogar. Le has servido bien al niño, le has servido bien al
reino, es hora de descansar.

Los objetos emergen del lago, pues acudieron a la muerte del mago que los halló.
Merlín: Nos vemos, Camelot…

Dos personas se hunden en el lago y 7 objetos se sumergen, la niña que ve todo


decide contar lo que vio, pero nadie le cree. Y de esa manera la historia de Merlín
llega a su fin.

Título de la obra: “Pedro Desorientado”


Autora: Nathalie Marin

8 Personajes:

1. Narrador (Voz en off)

2. Pedro (Niño inocente y desorientado)

3. Raúl (Joven adicto)

4. José (Amigo de Raúl)

5. Anthony (Amigo de Raúl)

6. Esteban (Niño astuto)

7. Karen (Madre de Pedro-voz en off)

8. Isaías (Hombre sabio y consejero)

Acto I

Narrador: Pedro, un niño de tan solo 10 años de edad, se encontraba un día


andando por las calles de su barrio, desorientado en el mundo, sin nada que comer,
sin amigos, sin nadie que entendiera la situación por la que estaba pasando. Pues,
recientemente acaba de perder a su madre, su gran tesoro irreemplazable, debido a
una grave enfermedad que la había acogido durante más de siete años.

(Pedro caminando por la calle, con las manos en el bolsillo mirando en todas las
direcciones)

Pedro: ¡Madre!, cómo no he de extrañarte, si fuiste quien me dio la vida. ¡Mi única
familia!.

Narrador: Con una gran tristeza en su rostro, y muy pensativo, Pedro observó con
detenimiento a tres jóvenes sentados en una de las aceras de la calle, quienes no
paraban de fumar exageradamente.

Raúl: ¡Oye tú!

Pedro: ¿Quién, yo?

Raúl: Sí, tu. ¿No quieres un poco?, mira que te quitará ese pesar que tienes en tus
ojos.

Narrador: Pedro muy inocente ante las realidades existentes en la vida, se acercó
a ellos, sin saber lo que le habría de acontecer.

(Pedro camina hacia Raúl y sus dos amigos)

Pedro: Dime, ¿tienes algo de comer?, tengo mucha hambre no he comido nada en
todo el día.

Raúl: Tranquilo, en un rato conseguimos algo por ahí, pero…¡ven! siéntate con
nosotros.

(Pedro se sienta al lado de Raúl)

Raúl: Cuéntanos que te paso.

(Pedro mira al suelo con una gran tristeza en su rostro)


Pedro: ¡Estoy muy triste!, porque el día de ayer falleció mi madre, y era la única
persona que tenía en el mundo.

Raúl: ¡Que mal amigo!, pero ven fuma un poco nada te pasará, al contrario te
aliviará la pena.

(Los amigos de Raúl hacen señas a Pedro a modo de invitación)

José y Anthony: ¡Ven niño!, no te pasará nada.

Narrador: Pedro, ante la insistencia de Raúl y la vociferación de sus amigos,


decide aceptar la propuesta.

(Pedro comienza a reírse sin medida)

Raúl: ¿Cómo te sientes ahora?

Pedro: Siento como si me hicieran mil cosquillas en la pansa (Risas)

Raúl: ¡Ja ja ja!, bien amigo, bien.

(Raúl y su grupo de amigos comienzan a reír al unísono)

Narrador: Al pasar los días, meses y años, Pedro todo un joven ya quinceañero, se
situaba sumergido en una adicción que a lo lejos parecía irreversible.

Acto II

(Pedro sentado con dos amigos en la acera, mientras por la calle pasaba un niño
desorientado como él hace unos años)

Pedro: ¡Hey amigo!, ven y comparte con nosotros, para que te relajes un poco.

Esteban: No amigo, pero gracias.

Pedro: ¿Qué, me vas a decir que no quieres reírte un poco?, se nota a leguas que
has pasado una pena.
Esteban: Sí amigo, mi madre acaba de fallecer

Pedro: Con mayor razón, ven aquí muchacho, siéntate un rato.

Esteban: Gracias amigo, es muy tentativa tu oferta, pero sé que a mi madre le


hubiese gustado que luchase por mis sueños, y así lo haré; aunque tenga que
esforzarme y trabajar, pero no me rendiré.

(Esteban sigue caminando sin mirar atrás, mientras Pedro se queda pensativo)

Narrador: Ante las profundas palabras de aquel muchacho, inmediatamente


Pedro recordó la imagen de su bella madre, quien le dijo estas palabras minutos
antes de su muerte.

Karen: Hijo mío, prométeme que nunca dejarás de luchar por tus sueños.
Recuerda que aunque yo no este físicamente en este mundo ¡jamás te abandonaré!,
siempre morare allí en tu hermoso corazón. No mires atrás, más si adelante,
recorriendo cada día el camino correcto hacia la meta.

(Pedro cae en un profundo llanto)

Pedro: ¡Madre!, como fue que olvidé tus últimas palabras y tu mayor deseo.
¡Perdóname!

Narrador: Aquel llanto de Pedro fue tan sincero, que al pasar por ahí un hombre
sabio de edad ya avanzada, se detuvo a reconfortarlo.

Isaías: Joven, no sé lo que te ha pasado, pero lo que hoy mi corazón te dice: es que
nunca es tarde para volver a empezar.

Narrador: Al oír esas palabras, un gran gozo recorrió el cuerpo de aquel joven,
que un día siendo niño, tomo la decisión equivocada.

(Pedro se levanta y abraza al caballero en agradecimiento)

Pedro: En mi inocencia, hace años caí en un gran vicio, pero hoy decido
levantarme con mucho fervor, y animar aquellos niños como yo o como Raúl, para
que nunca permitan que la situación los lleve a caer en una irreparable adicción.

FIN.
Título de la obra: “Mi Espejo”
Autora: María Gabriela Méndez

Tema: Obra de teatro pequeña, especialmente dirigida a estudiantes de


Secundaria. Acerca de una chica que se siente insegura con su cuerpo. Quiere estar
más delgada y ser más hermosa, por lo que tiene una conversación con su espejo.

Género: Comedia – Ficción

3 Personajes:

1. Narrador (Voz Masculina)

2. Sofía (Chica insegura)

3. Espejo (Debe ser una voz de un jovencito)

Nota: Entre paréntesis () se encuentran sugerencias de expresiones no verbales,


(Acotaciones)

Ambiente

Una habitación de una chica moderna pero contiene básicamente una peinadora
con una silla que se pueda mover en el espacio, un espejo de cuerpo entero, muchas
prendas de ropa y zapatos regados por el lugar, y bastante maquillaje, secador de
cabello, plancha, y otros accesorios de mujer.

Narrador: – Sofía ha sido invitada a una fiesta de cumpleaños de una amiga, debe
arreglarse para salir y está bastante preocupada. En la fiesta estará el chico que le
ha gustado desde el primer día de Secundaria, nunca ha logrado llamar su atención.

Sofía cree que es demasiado simple, y es por eso que no ha logrado captar la
atención del apuesto chico que tanto ha ocupado sus pensamientos.

Sofía está en problemas, el tiempo se agota, debe estar perfecta en solo unas horas
y no logra conseguir la combinación de vestuario, maquillaje y peinado que le
quiten su simplicidad y la hagan realmente atractiva para la ocasión.
Acto Único

Sofía: (Entra en el cuarto bastante molesta consigo misma, tiene un conflicto, se


sienta con fuerza en una silla frente a su espejo) -No sé qué hacer, me molesta mi
cuerpo, mi estatura, mi cabello, mi ropa… toooooodo!!!! (pausa, mientras se mira
con inconformidad, luego se pone una chaqueta de jean y se mira al espejo, se
recoge el cabello, se lo vuelve a soltar, posa delante del espejo, trata de encontrar
un ángulo que le guste) – No voy a encontrar nada que me guste, no hay remedio:
soy gorda (Pausa: se pone la mano en la cintura una y otra vez como quien
quisiera reducir centímetros de diámetro de forma mágica e inmediata), -chiquita
(Pausa: se para de puntilla, intenta saltar, se prueba unos tacones, los observa en
el espejo, se los quita y los lanza con una leve violencia de molestia consigo
misma. Luego se sienta en la silla de nuevo y se recuesta haciendo un gesto de
cansancio).

Narrador: – Sofía cree que nadie la escucha, ella está sola en la habitación, quién
pudiera estar escuchando sus fuertes críticas y su arranque de inseguridad e
inconformidad con su aspecto físico. Pero de pronto escucha una voz que pareciera
salir de la nada.

Sofía: Un fantasma!!!???? Un espíritu!!!??? Qué voz pudiera ser esta?

Espejo: – Por qué eres tan dura contigo misma, viéndolo bien, y vaya! que he visto
desfilar gente por aquí. Y no eres lo peor que he visto… (Pausa), -Perdón, quise
decir que no estás tan mal como dices.

Sofía: (Se asusta al escuchar esta voz pero tiene curiosidad de saber de dónde
viene, por lo que comienza buscar en toda la habitación) – Quién habla?, Sea
quien sea debe salir de una vez? (Toma el secador para usarlo como arma y
vuelve a buscar en la habitación) – A ver, basta de escondites, quién está donde
quiera que esté? (Quiere parecer segura, dispuesta a enfrentar a quien sea pero a
la vez la delata un aspecto y una voz de algo de pánico, no tanto, pero sí, está un
poco asustada)

Espejo: – Soy yo chica, deja el show de policía asustado, soy el espejo, ¿la gente
cree que uno va a estar aquí calándose sus peores fachas, o cuando están en sus
“mejores” momentos, aquí, hablando frente a mí sin yo poder contestar ni una vez?
pues me cansé, ahora me vas a tener que oír. (Esto debe sonar con un ligero
fastidio pero con seguridad. El espejo es un personaje masculino, un poco irónico
en su forma de hablar)

(Sofía voltea a ver el espejo y pone el secador a un lado)


Sofía: – Ah eres tú, ya, está bien. (Pausa: se sienta en su silla frente al espejo y se
relaja y mira hacia el suelo un poco desarreglada en su forma de sentarse, pero
de pronto vuelve a mirar el espejo con rapidez) -Ya va, de cuando a acá los espejos
hablan, aquí hay algo muy extraño. (Dirigiéndose al espejo le dice) – Desde cuándo
hablas, y por qué no lo habías hecho hasta ahora… Yo te he hecho tantas preguntas,
tú jamás me respondes. He necesitado tantas veces tú opinión, por qué no has
estado cuando te he necesitado?

Espejo: – Demasiadas preguntas para ser la primera vez que hablamos, no te


parece?.

Sofía: – No me parece, tantas preguntas que te he hecho sin respuesta, siempre sin
respuesta, y te he perdonado porque creía que no hablabas pero hablas!!!

Espejo: – Pero no me cambies de tema, te decía que eres hasta bonita chica,
deberías ponerte cualquier cosa, creo que casi todo lo que te has puesto te queda
bien. Ah bueno, No… Jamás te pongas de nuevo esos pantalones de pepitas
negras… Quémalo por favor, me aturde solo ver que te lo estás poniendo. (Pausa)
Pero… en líneas generales creo que estás muy bien.

Sofía: – No estoy de acuerdo. Estoy gorda (y se vuelve a tomar la cintura).

Espejo: – No, no lo estás… Creo que el vestido rojo te queda muy bien.

Sofía: – Y mi cabello?.. Es un desastre, está seco y sin brillo (se intenta hacer
peinados y se lo vuelve a soltar).

Espejo: – A mí me gusta tu cabello, hasta antes de que te lo quemes con esos


aparatos que tanto te gustan.

Sofía: – Pues no, no tengo ni tamaño… No te has dado cuenta de que uso estos
tacones (toma unos tacones del suelo y los vuelve a tirar), – y estos (toma otros
del suelo y los vuelve a poner en su lugar), – y estos (toma otros que están tirados
en el suelo a sus espaldas, los ve y los vuelve a colocar en su lugar), -aunque son
incomodísimos, pero intento verme como Carla, Jessica, María Joaquina. Ellas sí
que son altas, esbeltas, y siempre saben qué ponerse.

Espejo: – Ah no, chica! tú lo que eres es tremenda envidiosa. Ya me estás


cansando.
Sofía: – es que es así, tengo que dejar de comer y hacer ejercicios hasta morir. (se
acuesta en el suelo a mirar el techo, con expresión de pensamiento)

Espejo: – Sabes qué? Pues sí, si lo que quieres es escuchar tus defectos te ayudaré.
Creo que ciertamente necesitas entrar al GYM porque tu trasero es, (pausa) –
digamos, (pausa) – siiiiimple.

Sofía: (Se sienta con molestia y lo mira) – Qué? Tampoco así, a mí me gusta mi
trasero (Y se mira en el espejo con agrado)

Espejo: – Y viéndolo bien, creo que necesitas unas extensiones de cabello porque
siempre lo usas corto y eso no está de moda.

Sofía: -Ay no, a mí me luce el cabello así. (Y se peina con agrado)

Espejo: – Y… Creo que unos implantes de senos serían digamos que… necesarios,
porque tú eres como una nadadora: Nada por delante y nada por detrás.

Sofía: (se pone la mano en la cintura y se molesta) – Pues no chico, si supieras


que me han observado en las calles y me han dicho que son lindos. Ay espejito, tú
como que necesitas anteojos. Ya me estás cansando con tus críticas. Deberías
enmudecerte otra vez.

Espejo: – Y ni se te ocurra ponerte el vestido azul, ese que hace que se te vean las
piernas como una garza, porque las garzas y tú, (pausa), – perdón, creo que le
ganas a las garzas con esas piernas flacas.

Sofía: (Se mira las piernas sorprendida y comienza a mirarlas en el espejo con
agrado y empatía) – Yo amo mis piernas, y ahora que lo dices, ya encontré que me
pondré esta noche. El vestido azul… y (Pausa: lo busca entre toda la ropa regada)
– Y… Ya sé los zapatos que combinan con este vestido. (Busca entre todos sus
zapatos y consigue los que le gustan)… – Bueno, mi cabello, lo llevaré suelto, creo
que me está gustando como se ve – (refunfuña) – y que largo, este espejo no tiene
buen gusto, la verdad. (corre a la peinadora y vuelve al espejo) – Me pondré estos
sarcillos. Y listo. (Se sale de escena a cambiarse de ropa)

Narrador: – Parece que Sofía le halló sentido a su figura, ya no le parecía que era
tan gorda, tan simple, ni tan chiquita, como le creía antes de su conversación con el
espejo. Sofía tuvo un encuentro con su realidad, creo que todo lo que veía como
defectos comenzaron a ser virtudes para ella.
Sofía: (Entra en escena pero no habla, solo trae su vestido azul, sus tacones, se
sienta en la peinadora y comienza a maquillarse, mientras el narrador sigue
hablando)

Narrador: – curiosamente, nuestro querido espejo no volvió a hablar con Sofía, y


ella no lo extraña, quizá fueron sus pensamientos quienes hablaron todo el tiempo.
No lo sé, pero quien quiera que haya sido ha logrado un verdadero cambio en ella.

Sofía: (Termina de maquillarse, busca un perfume en la peinadora, se pone un


poco frente al espejo, luego busca su cartera y regresa al espejo) – ¿Con que sin
trasero, con senos pequeños y piernas de garza?. Pues mira espejo, avísame cuando
alguien pase por aquí y me supere. (Sonríe con picardía y sale de escena, segura
de sí misma y rumbo a la fiesta)

Narrador: – Creo que muchos necesitamos a un personaje como “El Espejo” en


nuestras vidas, que nos permita ver lo que tenemos ante nuestros ojos acerca de
nosotros mismos. Lo prototipos sociales nos engañan respeto al hecho de que la
singularidad y originalidad en la que fuimos elaborados nos hace todo lo atractivos
que queramos ver y reconocer con nuestra propia percepción.

Título: “Los caminos son individuales”


Autora: Silvina Carrasco

7 Personajes:

1. Joven: Es una joven mujer de unos 25 años, tiene una actitud alegre y
relajada.

2. Hombre: Es un hombre de unos 30 años. De actitud antipática, arrastra


con dificultad un equipaje pesado.
3. Mujer: Mujer de unos 35 años. Camina con unos tacones muy altos que le
hacen difícil avanzar.

4. Adolescente 1: Es un adolescente de unos 15 años.

5. Adolescente 2: Es una adolescente de unos 15 años.

6. Hombre mayor

7. Narrador: Voz en off que explica en qué consiste el juego de la vida.

ACTO ÚNICO

Personajes que intervienen en este acto: Joven, Hombre, Mujer, Adolescente


1, Adolescente 2, Hombre Mayor y Narrador.

Escenario: En el centro del escenario hay un círculo; todos los que llegan allí se
comportan felices. Desde distintos puntos del escenario nacen caminos -que
pueden estar marcados con cinta adhesiva de color en el piso-que confluyen en el
círculo central. Los caminos son seis y cada uno tiene sus características: Camino 1,
está lleno de flores y tiene un cómodo sofá y una mesita con una copa y un libro
.Camino 2, tiene obstáculos que correr para poder pasar. Camino 3, está despejado.
Camino 4 y Camino 5 se unen en un punto y luego vuelven a separarse. Camino 6,
empieza en un punto, forma un círculo y luego desemboca en el círculo central.

Cada personaje está parado donde comienza su camino: Joven en Camino 1,


Hombre en Camino 2, Mujer en Camino 3, Adolescente 1 en Camino 4,
Adolescente 2 en Camino 5 y Hombre mayor en camino
6. A
medida que Narrador vaya refiriéndose a cada uno, los actores desarrollaran su
actuación mientras los demás permanecen quietos.

–Narrador: Hoy vamos a ver de qué se trata el juego de la vida. En este juego,
todos los participantes intentan llegar a un mismo punto: el círculo central, el
estado de felicidad. Aún así, no hay ganadores ni perdedores, solo personas
intentando llegar a un mismo estado (Pequeña pausa) Para algunos, el camino es
placentero…

(Joven camina alegre por su camino)

–Narrador: Estos participantes van disfrutando de todo el trayecto.


(Joven se sienta un momento en el sofá y bebe de la copa y mira el libro. Se para,
avanza unos pasos más, toma una flor, la huele sonriente y sigue hasta el círculo
central.)

–Narrador: Para otros, llegar al círculo es más difícil pues cargan con pesos
pesados…

(Hombre empieza a arrastrar con dificultad su equipaje hasta toparse con el


primer obstáculo de su camino. Se queda parado frente al obstáculo.)

–Narrador:… y a veces necesitan parar y descansar un tiempo hasta descubrir


cómo seguir adelante. (Pequeña pausa) Hay personas que caminan con zapatos
muy incómodos y aún así lo siguen intentando.

(Mujer avanza con dificultad intentando mantener el equilibrio en sus tacones)

–Narrador: Si no puedes ponerte en los zapatos de los otros, no los critiques,


solo ellos saben las dificultades que padecen.

(Mujer se queda quieta antes de llegar al círculo.)

–Narrador: Algunos caminos se unen…

(Adolescente 1 y Adolescente 2 caminan hasta el punto en el que se juntan sus


caminos. Se abrazan.)

–Narrador:… y luego vuelven a separarse.

(Los adolescentes siguen sus caminos por separado. Adolescente 1 se queda quieto
unos pasos más adelante del punto de encuentro y Adolescente 2 continúa hasta el
círculo central)

–Narrador: Si prestamos atención, podemos aprender cosas buenas de todos los


que se cruzan en nuestro camino.

(Hombre Mayor camina en círculo sin poder salirse de éste para llegar al círculo
central.)
–Narrador: Otros participantes se han pasado gran parte de su vida repitiendo
los mismos actos; pisando constantemente sobre sus viejas pisadas y sin poder
encontrar una salida que los lleve al objetivo.

–Narrador: Al igual que estos personajes, todos buscamos llegar al círculo


central, al punto de la felicidad, pero las condiciones son distintas para todos. Si
una persona está de mal humor o no es amable, no la juzgues; quizás sus zapatos le
molestan, quizás está muy cansada de cargar su equipaje, quizás no sabe cómo
superar sus obstáculos o quizás no sabe cómo salir de sus viejas rutinas… Transita
tu propio camino, decóralo como quieras, quita los obstáculos que no te sirvan,
lleva el peso que decidas y lo más importante: recuerda que no puedes esperar que
otras personas actúen como tú lo harías, pues cada una tiene que transitar su
propio camino.

FIN

Título: “Prefiero ser saludable”


Autora: Silvina Carrasco

4 Personajes:

1. Ornella: Adolescente de unos 14 años que, como muchas otras, está


obsesionada con su peso y su imagen corporal. Quiere verse como las chicas de las
revistas de moda y deja de comer al punto de enfermarse. Es delgada. Durante los
Actos I y II, su rostro es pálido, tiene un poco de ojeras y su actitud general es
enfermiza y sin energía. Durante el Acto III su aspecto es más saludable.

2. Pamela: Amiga de Ornella. Está preocupada porque su amiga no come.

3. Katy: amiga de Ornella.

4. Liliana: Madre de Ornella.

5. Ariel: Padre de Ornella.

6. Carlos: Es el director del centro especializado en trastornos alimenticios.

7. 8.9. 10. 11. y 12. Adolescentes: Son seis adolescentes (varones y mujeres)
que han ingresado recientemente al centro. Tienen el aspecto enfermizo de Ornella
en los primeros Actos. No tienen texto de diálogo pero a ellos está dirigido el
testimonio final de la protagonista.

ACTO I

Personajes que intervienen en este acto: Ornella, Pamela y Katy.

Escenario: Espacio de estudio de la casa de Pamela.

(Pamela, Katy y Ornella están estudiando en la mesa.)

–Pamela: (Con voz de cansada) ¿Paramos un rato para comer algo?, ya se me


cruzan las letras tanto leer.

–Katy: ¿Hace cuanto empezamos?

–Pamela: (Mira su teléfono celular) Más de tres horas. Ya me suena la pancita del
hambre.

–Ornella: (Nerviosa) Hay chicas, que exageradas. Yo no tengo hambre, almorcé


muy pesado.

–Pamela: Pero almorzaste hace mucho tiempo. Al menos hace cuatro horas,
desde que estas aquí, que no comes nada.
–Ornella: Pero no tengo hambre. Mientras ustedes comen algo, yo voy a un
negocio de acá cerca donde ví un regalo que me gustó para mi mamá. Cuando
vuelva, seguimos estudiando.

(Ornella sale de escena. Pamela y Katy se quedan hablando.)

–Pamela: Cada vez inventa una excusa más tonta para no comer. Me preocupa,
¡está muy flaca!.

–Katy: Yo no me atrevo a decirle nada. Además de estar muy flaca está muy
irritable… ha cambiado mucho.

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Liliana, Ariel y Ornella.

Escenario: Cocina de la casa de Ornella.

(La mesa está dispuesta para cenar. Liliana y Ariel ya están sentados. Ornella
entra a escena)

–Ornella: Hola mamá, hola papá.

–Liliana: Hola hija, te estábamos esperando para comer.

–Ornella: No, pero yo me voy a mi habitación, tengo que estudiar. Además ya


comí en la casa de Pamela.

(Ornella sale de escena y sus papás se quedan hablando.)

–Ariel: Tenemos que hacer algo, no puede seguir así. ¿Hace cuánto tiempo no
come con nosotros?

–Liliana: Hoy me llamo Pamela, me dijo que no comió nada en toda la tarde. No
tenemos opción, se nos está yendo de las manos.

–Ariel: Necesitamos ayuda profesional.


ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Ornella, Liliana, Ariel, Carlos y los
seis adolescentes ingresados al Centro.

Escenario: Una sala de reuniones del Centro Especializado en Trastornos


Alimenticios.

(Carlos, Liliana y Ornella están en la sala. Entra Ariel.)

–Ariel: Ya puse tus valijas en el auto. ¿Lista para volver a casa?

–Ornella: Sí, ya estoy lista.

–Carlos: Después de tu testimonio, ya puedes ir con tus padres.

–Ornella: Me dá un poco de nervios.

–Carlos: No estás obligada a hacerlo, pero puedes ayudar mucho a estos jóvenes
con tu historia. Piensa que están tan asustados como tú el día que llegaste aquí.

–Ornella: Ya lo sé. Me pone nerviosa, pero quiero hacerlo.

(Los adolescentes ingresan a la sala y todos se van acomodando, Ornella queda


adelante de todos.)

–Ornella: Hola…Me pidieron que les cuente por qué llegué aquí y todo lo que
logré en estos meses.

(Pequeña pausa.)

–Ornella: Cuando llegué aquí estaba tan asustada como ustedes. Lo que más
miedo me daba era que me obligaran a comer. Me daba terror engordar.

(Los adolescentes la escuchan con atención.)

Ornella: Lo que
quería lograr era verme como las chicas de las revistas y la televisión, flacas y
lindas… sobre todo flacas. Pensaba que era la única manera de ser popular y que
me acepten y me quieran. Entonces me prometí hacer dieta hasta verme así de
flaca. Pero, entre menos comía, más gorda me veía cuando me miraba al espejo.
Entonces, me metí en un camino del que no pude salir más.

-Empecé a comer cada vez menos, me sentía culpable cada vez que comía por no
tener fuerza de voluntad y me sentía una mala persona cuando no comía, por
mentirle a mi familia y a mis amigas. Inventaba excusas para no sentarme a
almorzar con los demás y escondía comida para no comerla.

(Mira avergonzada a su mamá que la mira sonriente y orgullosa por su fuerza.


Liliana le hace un gesto asintiendo con la cabeza para que continúe su relato.)

–Ornella: Después de muchos meses, el tratamiento y las terapias, veo todo de


otra forma. Mis amigas, mis compañeras de la escuela y la mayoría de las chicas de
mi edad que conozco no tienen los cuerpos de las chicas de las revistas, pero igual
salen, se divierten, tienen amigos, hacen las cosas que les gustan y son felices. No es
necesario ser flaca o tener una determinada imagen. Hoy, yo prefiero ser saludable,
sentirme una buena persona y estar rodeada de las mis seres queridos.

FIN

Título: “El gordito”


Autor: Manuel Martínez
6 personajes:

1. ALFREDO.- 14 años, tímido y reservado. Vive amenazado por unos


compañeros del colegio, que se ríen de él por ser gordo.

2. QUINO.- 17 años, repetidor, es un mal estudiante que abusa de los


compañeros aunque tiene especial fijación con Alfredo.

3. JUAN GABRIEL.- 16 años, amigo y vasallo de Quino.

4. MADRE DE ALFREDO.- 36 años, madre de Alfredo, tiene que criarlo a él,


ella sola.

5. LIDIA.- 46 años, profesora de Alfredo. Mujer preocupada por sus alumnos.

6. POLICIA.

ACTO I

Colegio Santo Tomás, cinco de la tarde, un grupo de cinco niños apelotonados en


el pasillo no pierden detalle de la acción.

Quino tiene agarrado por las solapas de una camisa a Alfredo, este lo zarandea
de un lado a otro mientras Alfredo suplica entre sollozos.

QUINO: Venga, hazlo y te suelto.

ALFREDO: Por favor Quino, suéltame ya.

QUINO: Venga

ALFREDO: Por favor, hace un rato que tendría que estar en mi casa.

QUINO: Sino lo haces no te vas a ir a ninguna parte.

Los otros cinco niños en el pasillo no dejan de reírse viendo la situación.

JUAN GABRIEL: Quino humíllalo de una vez.


Quino vuelve a zarandear a Alfredo con violencia

QUINO (Con una sonrisa socarrona en los labios): Tranquilo querido público,
tranquilo. Parece que no tenía también domada a la morsa como yo pensaba.
Pero…

Quino le suelta un bofetón a Alfredo que los enmudece a todos. Alfredo empieza a
llorar desconsoladamente.

QUINO: ¿Ves? Si es que me obligas a ser malo contigo, ¿te crees que no me duele
pegarte?, pero claro no me obedeces y tengo que hacerlo.

Todos en el pasillo permanecen en silencio.

QUINO: Venga Alfredo, voy a darte una última oportunidad sino…

Quino alza la mano en señal de amenaza.

ALFREDO (sin dejar de llorar): Está bien, Quino, no me pegues.

Alfredo se tira al suelo, se alza sobre sus rodillas y empieza a chocar los brazos
imitando a una foca mientras imita el sonido. El pasillo vuelve a inundarse de
carcajadas.

JUAN GABRIEL: Jajaja, muy bueno Quino, muy bueno.

La profesora Lidia entra en el pasillo.

LIDIA: ¡Eh!, ¿qué estáis haciendo?

El grupo de niños y Quino salen corriendo y desaparecen. Alfredo intenta


incorporarse torpemente y Lidia lo alcanza.

LIDIA: Ey, Alfredo, ¿qué estabais haciendo?

Ésta sujeta la cara de Alfredo para mirar más de cerca la marca enrojecida, de la
mano de Quino, que Alfredo tiene sobre su rostro.
LIDIA: ¿Quién te ha hecho eso Alfredo?, dímelo.

ALFREDO: Nada, no ha sido nadie. Déjeme que me vaya por favor, mi madre me
está esperando.

Alfredo se desengancha de Lidia y sale corriendo torpemente entre lágrimas del


colegio.

ACTO II

Casa de Alfredo, es un salón humilde donde una pequeña y solitaria bombilla


ilumina con dificultad la habitación.

La Madre de Alfredo plancha la ropa mientras Alfredo juega con un perro en el


salón. Llaman al timbre. La Madre sale a atender la puerta y entra en la
habitación la profesora Lidia.

MADRE DE ALFREDO: Buenas, no la esperaba. Alfredo, ¿cómo no me dijiste


que tu profesora iba a venir?

ALFREDO: No lo sabía

LIDIA: No se preocupe señora, Alfredo no lo sabía. He venido para hablar con


usted. Alfredo podrías dejarnos a solas a tu madre y a mí un momento.

MADRE DE ALFREDO: Ya has oído Alfredo, ve a tu habitación con Cobo y


ahora vienes cuando te llame.

ALFREDO: Sí, mamá.

Alfredo sale de la habitación con el perro siguiéndolo.

LIDIA: Mire he venido rápidamente después del colegio porque he visto algo que
me ha asustado mucho.

MADRE DE ALFREDO (con el rostro sorprendido): ¿Qué sucede?

LIDIA: Mire, sabe usted si su hijo está bien en el colegio o si tiene algún problema
con un compañero.
MADRE DE ALFREDO: Pues no la verdad, que yo sepa está bien.

LIDIA: ¿Entonces no ha notado nada raro en él?

MADRE DE ALFREDO: No. Aunque bueno ahora que lo dice, la verdad es que
está un poco encerrado en la casa, yo le animo a salir a la calle a jugar, pero nada no
hay quien lo saque de aquí.

LIDIA: Si fuera otro niño, no sería raro, ya sabe hoy en día con las consolas y los
ordenadores los niños no salen a la calle, pero de Alfredo me extraña.

MADRE DE ALFREDO: ¿Usted sabe si le ha pasado algo en el colegio a Alfredo?

LIDIA: Pues mire hoy he presenciado una situación rara en el colegio. Ya habían
terminado las clases, y se oía mucho algarabío en el pasillo. Al principio pensé que
serían unos chicos que se había quedado jugando en el pasillo después de las clases,
pero después cuando me acerqué todos salieron corriendo. Alfredo se estaba
levantando del suelo con los ojos enrojecidos como si hubiera estado llorando y
tenía la marca de un guantazo en la cara.

MADRE DE ALFREDO: ¿A mi niño?, ¿Quiénes eran los otros niños? A lo mejor


era parte de un juego.

LIDIA: ¿Qué le parece si llamamos a Alfredo y entre las dos le sacamos alguna
información?

MADRE DE ALFREDO: Sí, será lo mejor. ¡Alfredo ven!

Alfredo entra en la habitación.

LIDIA: Alfredo, por qué no nos cuentas a tu madre y a mí, qué te ha pasado esta
tarde en el colegio.

ALFREDO (con la cabeza agachada): Será mejor que no.

MADRE DE ALFREDO: Y eso ¿por qué lo dices? No estamos enfadadas contigo.

LIDIA: Si nos dices que todo era un juego, no va a pasar nada, no nos vamos a
enfadar, ¿era un juego?
Alfredo niega con la cabeza

ALFREDO: Es que se va a enfadar.

MADRE DE ALFREDO: ¿Quién?

ALFREDO: Quino y va a ser peor.

La madre de Alfredo se acerca a su hijo para ponerle la mano en el hombro, pero


este la aparta corriendo dolorido.

MADRE DE ALFREDO: ¿Qué te sucede? A ver levántate la camiseta.

Alfredo se levanta la camiseta y su torso está lleno de moratones. La Madre de


Alfredo y Lidia miran horrorizadas.

ACTO III

Entrada del colegio. Los niños se agolpan, suena el timbre y todos suben. Quino y
su amigo Juan Gabriel se detienen en la entrada. Mientras todos entran hasta
quedarse solos.

JUAN GABRIEL: Vamos Quino, que nos van a cerrar la puerta.

QUINO: ¿Y qué más da? Pues se entra después

JUAN GABRIEL: También es verdad. Por cierto, ¿qué le tienes preparado hoy a
la foquita?, ¿vas a hacer algún número nuevo con él?.

QUINO: No lo sé, puede que hoy simplemente le pegue y ya está, no estoy hoy
motivado.

Lidia está escuchándolos sin ser vista detrás de ellos.

LIDIA: ¿Cómo podéis ser tan animales?

Quino y Juan Gabriel se giran sorprendidos


LIDIA: Ahora atrévete a negarlo.

QUINO: ¿El qué?

LIDIA: Todo lo que estabas hablando de Alfredo.

QUINO: No sé de lo que me habla.

LIDIA: Ah, ¿no? Tranquilo igual estos señores te ayudan a recuperar la memoria.
Adelante.

De la puerta del colegio salen un policía.

POLICIA: ¿Quino?

QUINO (con voz temblorosa): ¿Sí?

POLICIA: Nos vas a acompañar

LIDIA: Tú Juan Gabriel te has librado por hoy, así que márchate antes de que me
arrepienta.

Juan Gabriel entra en el colegio rápidamente.

POLICIA: Así que te gusta pegarle a los compañeros.

Quino empieza a llorar desconsoladamente, por las ventanas del colegio


empiezan a asomarse todos los niños para ver cómo se llevan a Quino.

LIDIA: Espero que ahora te lo pienses mejor antes de pegarle a un compañero por
ser diferente.

FIN
Título: “En los zapatos del otro”
Autora: Silvina Carrasco

4 Personajes:

1. Mateo: Adolescente de 17 años. Apasionado por el fútbol. Tiene una gran


necesidad de recibir atención de su padre, pero no lo consigue.

2. Horacio: Padre de Mateo. Trabaja todo el tiempo y siente que Mateo no


valora su esfuerzo.

3. Viviana: Madre de Mateo y esposa de Horacio. Trata de intervenir para


suavizar la relación entre Mateo y Horacio.

4. Nené: Abuela de Mateo, mamá de Horacio. Es determinante en la


resolución del conflicto.

ACTO I

Personajes que intervienen en este acto: Mateo, Horacio y Viviana.

Escenario: Cocina de una casa con la mesa dispuesta para desayunar. Es


importante que haya comida o algo que simule comida en la mesa.

(Mateo desayuna con su mamá Viviana.)

Mateo está por jugar la final del campeonato interzonal con el equipo de su ciudad.
Es muy importante para él que su padre este ese día pero nunca tiene la posibilidad
de hablar con él.

–Mateo: (muy entusiasmado) El domingo arranco de titular. Estamos listos. ¡Este


año el campeonato es nuestro! (se frota las manos enérgicamente).

(Entra Horacio a la cocina. Se sienta. Le suena el celular. Lo mira, lee, se para y


se vuelve a ir).

(El entusiasmo de Mateo se desvanece. Su cara se pone seria)


– Viviana: (lo mira con ternura) ¿Ya le preguntaste?

– Mateo: ¿Para qué, si no va a ir?

–Viviana: ¿cómo no va a ir, si sabe lo importante que es este campeonato para


vos?

–Mateo: No, no sabe. No sabe nada de mí.

(trata de disimular su tristeza tras un rostro de dureza). Pero no importa, me


alcanza con que estés vos, la abuela y los chicos.

(Horacio vuelve a entrar en escena. Se sienta y empieza a desayunar)

–Horacio: ¡Qué linda quedó la casa de Estela!, no la habìa visto.

–Mateo: (irónico) Si en algún momento levantaras la vista del celular o tu


computadora, ¡verías tantas cosas!.

–Horacio: Si tengo que mirar tanto el celular o la computadora es porque tengo


que trabajar para comprar eso que estás comiendo.

–Mateo: Solo digo que es increíble las cosas de las que se entera uno cuando deja
de mirarse el ombligo. (Irónico) El hombre llegó a la Luna, ¿te enteraste?

–Viviana: (con tono conciliador) Bueno, bueno, ¿desayunamos en paz?.

(a Horacio) Amor, ¿el domingo…?

(Horacio se acuerda de algo súbitamente. Se lleva la mano a la frente


preocupado)

–Horacio: (hablando para sí mismo) ¡Huy!, me olvide de mandarle el mail a este


muchacho…

(Agarra su computadora y empieza a escribir)


–Mateo: (muy enojado y tratando de esconder su malestar, se para y se va
hablando con ironía. Su voz se va haciendo cada vez más baja hasta que
desaparece de escena y no se escucha más) El hombre llegó a la Luna, derribaron
las torres gemelas, Uruguay le ganó a Brasil en el Maracaná, Trump fue elegido
presidente…

(Después de un momento, Horacio termina de escribir)

–Horacio: (a Viviana) ¡¿Qué le pasa a este chico?! ¿Cómo espera que pague las
comodidades con las que vive?

– Viviana: (le toma la mano con ternura) Es que quizás no necesita tantas
comodidades…

(la cara de Horacio se pone triste, pero inmediatamente pone el mismo rostro
orgulloso de dureza que pone Mateo cuando quiere ocultar sus sentimientos).

–Horacio: Me voy amor, se me hace tarde

(le da un beso y sale de escena)

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Mateo y Nené

Escenario: Sala de estar de una señora anciana. Tejidos de crochet sobre las
mesas y adornos antiguos.

(Mateo y Nené sentados en un sofá)

–Nené: Que bueno que viniste a verme, ya te estaba extrañando.

–Mateo: Pasé un ratito nomás. Vine a invitarte para el domingo….

–Nené: ¡A la gran final del campeonato!

–Mateo: ¡Ha!, ¿Ya te avisó mamá?. No me dijo nada.


–Nené: No. Me avisó tu padre. Hace un mes que no habla de otra cosa que del
campeonato. Anda como un loco tratando de terminar no sé qué proyecto el
sábado, para poder ir tranquilo el domingo a verte.

(Mateo asombrado mira para abajo como tratando de entender)

Nené sabe muy bien lo que está pensando su nieto.

–Nené: Tu padre está muy orgulloso de vos. ¿De dónde pensás que sacaste esa
pasión por el fútbol?

Desde que eras un bebito miraba los partidos con vos.

–Mateo: (conteniendo la emoción) Pero…entonces… ¿Por qué hay días en los que
ni siquiera me habla?

–Nené: Porque quiere que tengas la vida que él no tuvo y piensa que trabajando
todo el día puede darte lo que necesitas. ¡Son tan parecidos ustedes dos!

(Mateo se queda pensativo…)

ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Mateo y Horacio

Escenario: la misma cocina del Acto I, esta vez, sin nada sobre la mesa.

(Mateo y Horacio están sentados a la mesa)

–Mateo: Quería pedirte disculpas por mi comportamiento. Me di cuenta de que no


valoro las cosas buenas que hacés por mí.

–Horacio: Perdoname hijo, pensé que con plata podía darte el amor que no sé
demostrar de otra manera.

–Mateo: Te quiero papá.

–Horacio: Yo también te quiero hijo.


Título: “En los zapatos del otro”
Autora: Silvina Carrasco

4 Personajes:

1. Mateo: Adolescente de 17 años. Apasionado por el fútbol. Tiene una gran


necesidad de recibir atención de su padre, pero no lo consigue.

2. Horacio: Padre de Mateo. Trabaja todo el tiempo y siente que Mateo no


valora su esfuerzo.

3. Viviana: Madre de Mateo y esposa de Horacio. Trata de intervenir para


suavizar la relación entre Mateo y Horacio.

4. Nené: Abuela de Mateo, mamá de Horacio. Es determinante en la


resolución del conflicto.

ACTO I

Personajes que intervienen en este acto: Mateo, Horacio y Viviana.

Escenario: Cocina de una casa con la mesa dispuesta para desayunar. Es


importante que haya comida o algo que simule comida en la mesa.

(Mateo desayuna con su mamá Viviana.)

Mateo está por jugar la final del campeonato interzonal con el equipo de su ciudad.
Es muy importante para él que su padre este ese día pero nunca tiene la posibilidad
de hablar con él.

–Mateo: (muy entusiasmado) El domingo arranco de titular. Estamos listos. ¡Este


año el campeonato es nuestro! (se frota las manos enérgicamente).

(Entra Horacio a la cocina. Se sienta. Le suena el celular. Lo mira, lee, se para y


se vuelve a ir).
(El entusiasmo de Mateo se desvanece. Su cara se pone seria)

– Viviana: (lo mira con ternura) ¿Ya le preguntaste?

– Mateo: ¿Para qué, si no va a ir?

–Viviana: ¿cómo no va a ir, si sabe lo importante que es este campeonato para


vos?

–Mateo: No, no sabe. No sabe nada de mí.

(trata de disimular su tristeza tras un rostro de dureza). Pero no importa, me


alcanza con que estés vos, la abuela y los chicos.

(Horacio vuelve a entrar en escena. Se sienta y empieza a desayunar)

–Horacio: ¡Qué linda quedó la casa de Estela!, no la habìa visto.

–Mateo: (irónico) Si en algún momento levantaras la vista del celular o tu


computadora, ¡verías tantas cosas!.

–Horacio: Si tengo que mirar tanto el celular o la computadora es porque tengo


que trabajar para comprar eso que estás comiendo.

–Mateo: Solo digo que es increíble las cosas de las que se entera uno cuando deja
de mirarse el ombligo. (Irónico) El hombre llegó a la Luna, ¿te enteraste?

–Viviana: (con tono conciliador) Bueno, bueno, ¿desayunamos en paz?.

(a Horacio) Amor, ¿el domingo…?

(Horacio se acuerda de algo súbitamente. Se lleva la mano a la frente


preocupado)

–Horacio: (hablando para sí mismo) ¡Huy!, me olvide de mandarle el mail a este


muchacho…
(Agarra su computadora y empieza a escribir)

–Mateo: (muy enojado y tratando de esconder su malestar, se para y se va


hablando con ironía. Su voz se va haciendo cada vez más baja hasta que
desaparece de escena y no se escucha más) El hombre llegó a la Luna, derribaron
las torres gemelas, Uruguay le ganó a Brasil en el Maracaná, Trump fue elegido
presidente…

(Después de un momento, Horacio termina de escribir)

–Horacio: (a Viviana) ¡¿Qué le pasa a este chico?! ¿Cómo espera que pague las
comodidades con las que vive?

– Viviana: (le toma la mano con ternura) Es que quizás no necesita tantas
comodidades…

(la cara de Horacio se pone triste, pero inmediatamente pone el mismo rostro
orgulloso de dureza que pone Mateo cuando quiere ocultar sus sentimientos).

–Horacio: Me voy amor, se me hace tarde

(le da un beso y sale de escena)

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Mateo y Nené

Escenario: Sala de estar de una señora anciana. Tejidos de crochet sobre las
mesas y adornos antiguos.

(Mateo y Nené sentados en un sofá)

–Nené: Que bueno que viniste a verme, ya te estaba extrañando.

–Mateo: Pasé un ratito nomás. Vine a invitarte para el domingo….

–Nené: ¡A la gran final del campeonato!

–Mateo: ¡Ha!, ¿Ya te avisó mamá?. No me dijo nada.


–Nené: No. Me avisó tu padre. Hace un mes que no habla de otra cosa que del
campeonato. Anda como un loco tratando de terminar no sé qué proyecto el
sábado, para poder ir tranquilo el domingo a verte.

(Mateo asombrado mira para abajo como tratando de entender)

Nené sabe muy bien lo que está pensando su nieto.

–Nené: Tu padre está muy orgulloso de vos. ¿De dónde pensás que sacaste esa
pasión por el fútbol?

Desde que eras un bebito miraba los partidos con vos.

–Mateo: (conteniendo la emoción) Pero…entonces… ¿Por qué hay días en los que
ni siquiera me habla?

–Nené: Porque quiere que tengas la vida que él no tuvo y piensa que trabajando
todo el día puede darte lo que necesitas. ¡Son tan parecidos ustedes dos!

(Mateo se queda pensativo…)

ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Mateo y Horacio

Escenario: la misma cocina del Acto I, esta vez, sin nada sobre la mesa.

(Mateo y Horacio están sentados a la mesa)

–Mateo: Quería pedirte disculpas por mi comportamiento. Me di cuenta de que no


valoro las cosas buenas que hacés por mí.

–Horacio: Perdoname hijo, pensé que con plata podía darte el amor que no sé
demostrar de otra manera.

–Mateo: Te quiero papá.

–Horacio: Yo también te quiero hijo.


Título: “Amor on line”
Autora: Clara Pérez

2 personajes:

1. Karina: Chica que se enamora a través de una página en internet de


manera prudente.

2. Sofía: Chica imprudente.

ACTO I

Ambientación: Habitación de Karina, sentada frente a su computador.

Introducción: Dos chicas hablan en la habitación de una de ellas sobre su


experiencia en una página de internet donde se inscribieron para conocer chicos,
una de ellas es muy centrada y la otra muy relajada.

Sofía (Entrando a la habitación de Karina): ¡Hola! Ayer te mandé un mensaje


para que fueras a mi casa y no me respondiste.

Karina (concentrada en el monitor de su computador): Hola, disculpa, cuando


me escribiste estaba chateando con Francisco.

Sofía (con una sonrisa pícara en los labios): ¿Y quién es Francisco, no me digas
que ya conociste a alguien en la página?

Karina (Devolviendo la sonrisa y levantando la mirada hacia su amiga): Así es y


es un chico maravilloso, respetuoso, con muy buena conversación, muy agradable,
¡Me encanta!

Sofía (acercándose a su amiga entusiasmada): ¿Y ya lo viste, como es, le


mandaste fotos, te envió alguna?
Karina (riendo de buena gana): Cálmate Sofía, estas sobresaltada, hablas como
un loro, nada de fotos, solo estamos conociéndonos, no puedo mandar información
a alguien que no sé quién es.

Sofía (mirando a su amiga con cara de desaprobación): ¿Pero no dices que te


encanta? ¿Entonces? Yo conocí a un chico lindo, parece un galán de telenovelas, ya
nos intercambiamos fotos, números de teléfono y pronto nos vamos a conocer.

Karina (asombrada): ¡Sofía estás loca! ¿Cómo le das tanta información a alguien
que no sabes si realmente es quien dice ser? No debiste hacer eso amiga.

Sofía (molesta): Ay tu siempre con esa moral tan estricta. Relájate amiga, son
chicos y lo único que va a pasar es una historia de amor muy emocionante

Sofía sale de la habitación de su amiga sin despedirse, y Karina se queda


pensativa pero luego vuelve a distraerse en su computador.

ACTO II

Ambientación: Patio de la casa de Sofía

Karina llega alarmada respondiendo al llamado de su amiga, Sofía se encuentra


sentada en el piso, llorando disimuladamente.

Karina (Asustada por el llanto de su amiga): ¡Sofía! ¿Qué pasa amiga? ¿Por qué
lloras?

Sofía (poniéndose la mano en la boca para indicar a Karina que baje la voz y
hablando en un tono apenas audible): Ay amiga, es horrible, no sabes lo que ha
pasado. El chico que conocí por internet me dijo que quería verme, estuvo
preguntándome sobre mi casa, la ventana de mi cuarto, la entrada al jardín, mi
dirección, y yo pensé que realmente quería conocerme. Le conté todo lo que
preguntó y ayer debía venir en la tarde, nunca llegó, pero anoche entraron por el
jardín y forzaron una ventana, se llevaron cosas de valor de mis padres y yo
sospecho que él tiene que ver con eso. ¿Ahora como se lo cuento a mi mamá y mi
papá?

Karina (boquiabierta): Odio decir esto, pero te lo dije Sofía, y ahora voy a odiar lo
que te voy a decir, pero no puedes callártelo, tienes que decírselo a tus padres,
cuéntale todo.
Sofía (negando con la cabeza): Me van a castigar, no puedo decírselo, nunca más
voy a encender esa computadora, es horrible lo que puede pasar ahí.

Karina (acercándose a su amiga y tomando su mano): No es horrible amiga, si se


toma con precaución y responsabilidad. Yo sigo chateando con el chico que conocí
y todo va bien, no hablamos de cosas personales, cuido mis datos y pasamos el
tiempo muy bien, pueden pasar cosas buenas y malas, todo depende de cómo
manejes tú la información. Ya pasó, espero que hayas aprendido la lección y ahora
levántate del piso que debemos ir a contarle a tus papás, asume la responsabilidad
de lo que hiciste.

Sofía (Levantándose del piso): Tienes razón amiga, merezco el castigo por
imprudente, si aprendí la lección, no debo dar mi información personal a nadie por
internet, ni enviar fotos a desconocidos, vamos a hablar con mis padres.

Karina toma del brazo a Sofía en señal de apoyo y juntas salen de escena
caminando a contar todo a los padres de Sofía.

FIN
Título de la obra: “Sin Mirar”
Autor: Manuel Martínez

7 personajes:

1. NACHO- Joven de 28 años, nació invisible lo que le dificulta mucho


a la hora de encontrar el amor, pero las redes sociales le abren una puerta para
participar. Tiene que vestir con el cuerpo cubierto de vendas y una gabardina que le
oculte de los demás.

2. IVÁN- Joven de 28 años, amigo de la infancia de Nacho, es el único


que cree a Nacho y lo trata.

3. MARISA- 24 años, es una de las chicas con las que chatea Nacho.

4. ELENA- 25 años, es una de las chicas que chatea Nacho.

5. EVA- 26 años, es una de las chicas que chatea Nacho.

6. JULIA- 28 años, chica ciega con la que Nacho encuentra a su media


naranja.

7. CHICO 1.- Hombre de 30 años que se sienta al lado de Julia en el


cine.

ACTO I

Nacho de 26 años es un chico invisible, ataviado con vendas, una gabardina y unas
gafas de sol, está cubierto totalmente de ropa para no asustar a la gente.

(Personajes que intervienen en este acto Nacho, Iván y Marisa)

Nacho y su amigo Iván esperan sentados en una mesa esquinada de una


cafetería, apartados del resto de los clientes.
NACHO: No va a venir. Estoy seguro y casi mejor que no venga, no quiero que
otra escena en la que se ríen de mí o salen corriendo asustadas.

IVÁN: Relájate Nacho, eso solo ha pasado una vez.

NACHO: Una vez detrás de otra, querrás decir, ¿no?

IVÁN: Pero no te pongas en lo peor, además ¿por qué iba a reírse de ti?

NACHO: ¿Perdona?, Mírame, si no me pongo estas vendas y este ropaje no


podrías verme. ¿Cuantas chicas crees que me toman en serio?

IVÁN: Yo te tomo en serio Nacho.

NACHO: Ya, pero eres el único. Y porque te conozco desde que eramos niños.

Marisa entra en la cafetería, busca con la mirada y se sienta sola en otra mesa.
Nacho se esconde tras la carta de la cafetería.

NACHO: Mírala, acaba de entrar.

IVÁN: Pues es guapa. Bueno, ¿te acercas?

Nacho niega con la cabeza.

NACHO: Mejor acércate tú, y habla con ella.

IVÁN: ¿Yo?, pero si él que tiene que hablar con ella eres tú

NACHO: Por favor.

IVÁN: De acuerdo. Voy a tantear el terreno.

Iván se levanta y se acerca a la mesa de Marisa, esta sonríe al verlo. Él se sienta


al lado de ella y se ponen a hablar.
NACHO: Qué envidia, él no tiene que esconderse ni nada, así yo también podría
conocer gente.

(Nacho los observa desde su mesa, ve como se ríen.)

Va a salir mal, lo sé, cuando me presento nunca sale bien. Nadie se cree que sea
invisible. Seguro que ahora se acerca y se ríe de mí, eso si no sale corriendo
asustada, o se enfada porque cree que es una broma.

(Iván señala a Nacho y ambos le miran.)

Tengo que salir de aquí.

Nacho sale corriendo de la cafetería, mientras todos le siguen con la mirada.

ACTO II

(Personajes que intervienen en este acto Nacho, Elena, Eva y Julia)

Nacho en su habitación, escribe frente a un ordenador. Un foco en mitad de la


escena va a ir iluminando a las chicas que chatearán con él.

NACHO: Siempre he estado solo, un chico invisible, imposible acercarme a la


gente sin asustarla. Pero las redes sociales me han dado la oportunidad de poder
acercarme a las chicas. Primero fue Elena.

(Se da media vuelta y se pone a escribir en un ordenador)

Jajaja, tienes razón. Estaría muy bien que nos conociéramos, pero tienes que saber
una cosa de mí.

Elena entra en escena, un foco la ilumina, con un móvil en la mano. Chatea con
Nacho

ELENA: Y ¿qué cosa es? No me irás a decir que eres un hombre de 50 años que
me ha estado engañando todo este tiempo.

NACHO: Que va, que va. Mira no te asustes, pero soy invisible, nací así.
ELENA: Ya claro, y yo soy wonder woman. Jajaja, venga ya.

NACHO: No, va, en serio Elena. Estoy siendo sincero contigo.

ELENA: Es decir, que eres un graciosillo. Mira chico vete a reírte de otra.

Elena sale de escena. Nacho se da media vuelta y deja el ordenador.

NACHO: Elena fue de las que se enfadaron, también las había que se reían de mí.

Nacho vuelve a ponerse al ordenador. Entra en escena Eva.

EVA: ¿Invisible?, pero ¿no se te ve nada de nada?

NACHO: Nada en absoluto.

EVA: Que chulo, ¿no? Y aprovechas para robar todo lo que quieras o asustar a la
gente, jajaja.

NACHO: Bueno, no siempre, es como todo.

EVA: Y tu ropa también es invisible.

NACHO: Obviamente no. Voy casi siempre con unas vendas para no asustar a la
gente.

EVA: ¿Vendas? Qué ridículo más grande. Jajaja.

Eva sale de la escena. Nacho se da media vuelta y vuelve a dejar el ordenador.

NACHO: Y así muchas otras. Yo pensaba que iba a estar solo siempre, hasta que
encontré a Julia.

Julia entra en escena. Nacho vuelve al ordenador.

NACHO: ¿En el cine?, ¿ahí quieres que nos conozcamos?, pero si no nos vamos a
poder ver.
JULIA: Bueno, tú eres invisible, ¿no? Tampoco iba a poder verte entonces.

NACHO: Y ¿no te molesta?

JULIA: ¿El qué?

NACHO: Lo de ser invisible.

JULIA: Todos tenemos algo Nacho.

NACHO: Pero que es verdad, eh. No estoy de broma.

JULIA: Y te creo.

ACTO III

(Personajes que intervienen en este acto Nacho, Julia y Chico 1)

Una sala de cine a oscuras. Julia sentada en una butaca mira la pantalla. Nacho
entra en escena la busca con la mirada hasta encontrarla y sentarse a su lado.

NACHO: (Susurrando) Hola.

JULIA: (Sin despegar la mirada de la pantalla, susurra hacía el lado de Nacho)


Hola.

NACHO: Y ¿qué tal?, ¿Qué te parece?

JULIA: Muy bien, la película es muy bonita.

NACHO: Me refería a mí.

JULIA: Pues no sé, dímelo tú. ¿Estás bien?

NACHO: Digo con lo mío, lo de ser invisible, que si te parezco bien, si no vas a
salir corriendo asustada.
JULIA: Tú sí que sabes venderte bien, jeje. Relájate Nacho, ya te dije que todos
tenemos nuestras cosas. A lo mejor soy yo la que tiene algo que te hace huir de mí.

Una pareja se acerca al asiento de Julia.

CHICO 1: Perdona, ¿está ocupada?

JULIA: No, no, está libre.

Julia agarra su bolso y un bastón de invidente que está encima del asiento libre
de su lado y se lo pasa a Nacho.

JULIA: Por favor, Nacho, ¿puedes ponerlo por ahí?

NACHO: Claro.

(Nacho agarra el bolso y observa con detenimiento el bastón de invidente. Sonríe)

JULIA: Bueno, ¿por dónde íbamos?

NACHO: Estaba a punto de invitarte a cenar después de la película. Si quieres


claro.

JULIA: Me encantaría.

Julia sonríe.

FIN.
Título de la obra: ¡Entendido!
Autora: Ángeles Spinoza

3 Personajes:

1. Xavier

2. Jorge

3. Felipe

Parte uno

Dos hombres están esperando sentados en el piso afuera de una tienda.


Mantienen una conversación banal.

Xavier: ¿Y luego?

Jorge: ¿Qué?

Xavier: ¿Qué pasa luego?

Jorge: Nada, ahí se acaba la historia.


Xavier: No tiene sentido.

Jorge: ¿qué cosa?

Xavier: ¡la historia!

Jorge: no tienen que tenerlo, nada más es una anécdota

Xavier: normalmente las anécdotas son graciosas ¿no? O por lo menos


interesantes, eso que me contaste no tiene sentido

Jorge: da igual (pausa) mmm, mejor mañana

Xavier: ¿mañana qué?

Jorge: ¿cómo? (pausa) No, no es a ti…

Otro hombre entra, visiblemente apresurado.

Felipe: Hola, lo siento, se me hizo tarde

Xavier: (entre dientes) claramente

Felipe: ¿perdón?

Xavier: no, nada, que está bien. No te preocupes

Felipe abre la puerta y entra a la tienda. Jorge sigue sentado en el piso; ni


siquiera se ha percatado de que Felipe está ahí

Xavier: (a Jorge) ¿pasas o te quedas ahí a ver si viene alguien?

Jorge: ¿cómo?

Xavier: que ya abrieron, ya llegó Felipe


Jorge: (poniéndose de pie de un salto. Es la primera vez que le quita la vista del
celular) ¡y por qué no me avisas!

Xavier: pensé que lo habías visto

Los dos entran a la tienda

Jorge: ¿cómo, si estaba ocupado? (vuelve al celular)

Xavier: no estabas haciendo nada…

Jorge sigue en el teléfono y Xavier se dispone a hacerse un café, mientras que


Felipe prepara las cosas del mostrador y empieza a dar instrucciones. Ni Jorge,
ni Xavier parecen prestarle mucha atención

Felipe: va a ver un cambio en el registro de los productos en el sistema…

Jorge: …

Xavier: está bien

Felipe: … parece que hay errores con las comandas…

Jorge y Xavier ignoran por completo a Felipe, quien sigue acomodando cosas sin
importarle si lo escuchan o no

Xavier: (a Jorge) ya deja eso

Jorge: Espera, que me están contando algo que sí te parecerá gracioso o al menos
interesante

Xavier: sí claro, viniendo de ti todas las historias son buenas ¿no?

Jorge: shhh

Felipe: …entonces dejaron el sistema medio abierto o algo así y hay que estar
haciéndolo todo el tiempo…

Jorge: oye, ¿ya tienes auto otra vez?


Xavier: ¿por?

Felipe: … si no lo hacen…

Jorge: para ver si salimos mañana; es que el taxi sale muy caro

Xavier: no, me lo entregan la otra semana, pero igual podemos hacer algo en casa

Jorge: en la tuya, la mía es muy pequeña

Xavier: ¿Qué piensas invitar a mucha gente?

Jorge: la suficiente…. (leyendo el celular) ¡No te lo creo!

Felipe: … si lo hacen así no habrá problema; puede resultar tedioso, pero al


parecer sólo será hoy, según me dijo el dueño ya mañana queda…

Jorge: (incrédulo, a Xavier) lee esto…

Xavier: (lee. También sorprendido) no, entonces no habrá nada mañana…

Felipe: ¿Quedó claro?

Jorge y Xavier voltean a ver a Felipe sorprendidos

Jorge y Xavier: ¡Claro!

Parte dos

La tienda ha cerrado. Xavier está cerrando la puerta y Jorge recoge algunas


cosas del mostrador

Jorge: Como se nota cuando es quincena

Xavier: y que además hay rebajas: parece que estaban regalando el almacén

Jorge: (empezando a revisar las notas) sí, sí… (pausa) ¿y? ¿cómo ves? ¿crees que
se haga algo este fin?
Xavier: (recogiendo algunas cosas) lo veo complicado, entre que no tengo carro y
que Sebastián se rompió el brazo

Jorge: bueno, pero podemos ir nosotros… o no lo llevamos manco (ríe) da igual

Xavier: ¡se va a romper el otro brazo!

Xavier sigue limpiando mientras Jorge intenta hacer el corte de caja. Pasan unos
instantes

Jorge: oye, no sale nada

Xavier: nada de que

Jorge: nada de nada

Xavier: ¿nada dónde?

Jorge: (desesperado) aquí, en la registradora. No aparece nada de las ventas

Xavier: fíjate bien, seguro estás haciendo algo mal

Jorge: no, estoy haciendo lo de siempre y no aparece nada. Ya van tres veces que
lo intento

Xavier: (acercándose) a ver, déjame a mí (pausa) oye sí, es cierto (intrigado)no


aparecen las ventas de hoy. Voy por Felipe

Jorge: no, espérate ¿y si se enoja?

Xavier: ¿por qué? No fuiste tú; es la máquina…

Xavier sale y Jorge se queda pensativo. Vuelve Xavier seguido de Felipe

Felipe: ¿qué pasa?

Xavier: que no aparecen los registros


Felipe revisa la máquina

Felipe: es porque no lo guardaron

Xavier: ¿cómo no? Si lo estuvimos haciendo todo el día

Felipe: cada que pasaban un artículo, ¿lo guardaban dos veces?

Jorge: ¿por qué haríamos eso? Sería muy tedioso y poco práctico. Le dábamos
guardar al final como siempre

Felipe: (exaltado) porque yo les dije que tenían que guardar dos veces cada vez
que pasarán un artículo, sino, no se registraría la compra

Xavier: ¿En qué momento nos dijiste eso?

Felipe: hoy en la mañana, cuando abrimos….

Xavier: (apenadísimo) no me acuerdo…

Jorge: yo estaba ocupado…

Xavier: ¿y ahora?

Felipe: a contar lo que falta y registrarlo a mano. El lunes hay inventario (pausa)
Cierran cuando acaben

Felipe deja las llaves en el mostrador y sale

Oscuro final

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