Professional Documents
Culture Documents
Tema I
I.- GENERALIDADES
149
Tema I: Impuesto a la Renta - Dividendos
En efecto, todos recordamos que, desde los tiempos del Decreto Supremo Nº 287-
68-HC, hasta el Decreto Ley Nº 25751, pasando por el Decreto Legislativo Nº 200 y
la Ley Nº 25381, con las modificaciones introducidas, sucesivamente, por la Ley Nº
23337 (vigente desde 1982), Decreto Legislativo Nº 298 (vigente desde 1985),
Decreto Legislativo Nº 362 (vigente desde 1986), Decreto Legislativo Nº 399
(vigente desde 1987) y Decreto Legislativo Nº 618 (desde 1991); recogidos en los
sucesivos Textos Únicos Ordenados aprobados por los Decretos Supremos Nºs.
300-85-EF y 185-87-EF; vale decir, entre 1968 y 1993, los dividendos habían sido
renta gravada de la segunda categoría.
Ahora bien, con el objeto de estar a tono con las distintas legislaciones extranjeras
sobre la materia, que no consideran renta gravada a los dividendos en sus respec-
tivos países, mediante el Decreto Legislativo Nº 774, como hemos visto, se hizo lo
propio en el Perú desde el 1 de enero de 1994.
Aunque quien esto escribe no está de acuerdo con que se haya gravado nuevamente
con el Impuesto a la Renta a los dividendos, en la medida en que entraña un nada
deseable cambio en las reglas de juego para los contribuyentes y muy especialmente
para los inversionistas (moneda corriente en nuestro país), no es propósito del pre-
sente trabajo emitir juicios de valor sobre este tema.
En tal virtud, la presente ponencia individual, como su título lo sugiere, está desti-
nado a proponer lineamientos generales para futuros criterios jurisprudenciales en lo
concerniente a los dividendos presuntos, sobre la base del texto de los artículos
24º-A y 24º-B, del Texto Único Ordenado de la Ley del Impuesto a la renta
aprobado por Decreto Supremo Nº 54-99-EF, incorporados por el artículo 9º de la
Ley Nº 27804 y el nuevo texto del artículo 55º, según la modificación introducida
por la referida ley a partir del 1 de enero del año en curso, cuyos antecedentes más
próximos en el tiempo son los artículos 24º y 62º del Decreto Ley Nº 25751, Ley del
Impuesto a la Renta vigente durante 1993 y la última que gravaba los dividendos
con el impuesto y cuyos textos han sido más o menos los mismos desde 1968.
150
Eduardo Pflucker de los Ríos
Para tal finalidad, hemos revisado y analizado una muestra significativa de resolucio-
nes del Tribunal Fiscal, en donde hemos advertido que el tema de los dividendos
presuntos no es un tema independiente de la renta de la tercera categoría. En efecto,
no existe, entre la jurisprudencia analizada una sola resolución del Tribunal Fiscal que
trate exclusivamente sobre dividendos presuntos: siempre va acompañado de resolu-
ciones de determinación relativos al Impuesto a la Renta de la tercera categoría y al
Impuesto General a las Ventas. En otras palabras, el tema de los dividendos presuntos
nunca se presenta químicamente puro. No obstante, es pertinente advertir desde
ahora que una renta de la tercera categoría, no necesariamente califica como dividendo
presunto (aunque sí al contrario), como veremos en breve.
Acto seguido, se han contrastado dichas resoluciones con el vigente texto de la Ley
del Impuesto a la Renta, con el objeto de ver si los criterios expresados en las mis-
mas le resultarían de aplicación.
Finalmente, cabe observar que existe una diferencia sustancial entre el tratamiento
tributario a los dividendos vigente entre 1968 y 1993 y el vigente desde el año en
curso, que está referida al universo de las sociedades y empresas que son (o han
sido) sujetos del Impuesto a la Renta y, por ende, pueden (o podían) otorgar divi-
dendos para efectos de dicho impuesto en la medida que eran (o son) contri-
buyentes del mismo; diferencia que, sin la menor duda, ha sido tenida en cuenta por
el legislador de la Ley Nº 27804 y que tiene muchísimo que ver con el “efecto multi-
plicador” al que me he referido líneas arriba.
Nos explicamos. Todos recordamos que, en términos generales, para efectos del
Impuesto a la Renta, sólo eran consideradas personas jurídicas (y, por ende, contri-
buyentes del impuesto), entre otras, las sociedades anónimas y las sociedades en
comandita por acciones (esta última, forma societaria prácticamente inexistente);
mientras que las demás formas societarias y empresariales (como las sociedades
comerciales de responsabilidad limitada y las empresas individuales de responsa-
bilidad limitada) eran consideradas “transparentes”; es decir, que al término del ejer-
cicio, las utilidades generadas por estas otras formas se consideraban atribuidas au-
tomáticamente a sus socios o titulares, por lo que tributaban en cabeza de éstos.
151
Tema I: Impuesto a la Renta - Dividendos
Por ello, no había dividendo para efectos del Impuesto a la Renta y, mucho menos,
dividendo presunto. Además, el ejercicio asociado de cualquier profesión (por ejem-
plo, a través de una sociedad civil) estaba considerado entonces como renta de cuar-
ta categoría. Consecuentemente, tampoco en este caso había dividendos para
efectos del Impuesto a la Renta y, menos aún, dividendos presuntos.
Decimos en términos generales, dado que esta regla conoció, en el transcurso del
tiempo, más de una variante o excepción. Así, mediante Decreto Legislativo Nº
298, fue modificado el Decreto Legislativo Nº 200, y durante 1985 y 1986 se consi-
deró a las sociedades comerciales de responsabilidad limitada sujetos del impuesto
y, por ende, podían otorgar dividendos y ser pasibles de generar dividendos presun-
tos. Posteriormente, mediante Decreto Legislativo Nº 399, vigente desde 1987, este
tipo de sociedades dejó de ser contribuyente del impuesto y, en cambio, se permitió
que las sociedades anónimas que no tuviesen más de 10 accionistas y cuyas accio-
nes no cotizasen en bolsa, pudiesen acogerse al régimen que se llamó entonces “de
transparencia”, consistente en que las rentas que obtuviesen fuesen atribuidas au-
tomáticamente a sus accionistas, de manera que las mismas tributaban en cabeza
de éstos, dejando por ello la sociedad “transparente” de ser sujeto del impuesto.
Por cierto, la sociedad anónima que se acogía a este régimen ya no otorgaba divi-
dendos para efectos de dicho impuesto y, por lo mismo, tampoco generaba dividen-
dos presuntos. Este régimen “de transparencia” se mantuvo hasta 1993 inclusive.
Todo ello cambió radicalmente desde el 1 de enero de 1994, con la entrada en vi-
gencia del Decreto Legislativo Nº 774. En efecto, dicha ley, base del actualmente
vigente Texto Único Ordenado aprobado por Decreto Supremo Nº 54-99-EF, consi-
dera como personas jurídicas (y, por consiguiente, contribuyentes del impuesto), a
las demás formas societarias y empresariales diferentes de la sociedad anónima
(artículo 14º) y ha incorporado como rentas de la tercera categoría (y ya no de la
cuarta) a las obtenidas por el ejercicio asociado de una profesión (en nuestro ejem-
plo, a través de una sociedad civil); de manera que dichas formas societarias y em-
presariales están desde entonces en aptitud de repartir dividendos a sus socios o
titulares, no afectos hasta el año pasado y gravados desde el año en curso y, por
ende, de generar desde entonces dividendos presuntos. Todo ello, en la medida en
que dichas formas societarias y empresariales son, para efectos del Impuesto a la
Renta, contribuyentes del mismo, diferentes de sus socios o titulares.
152
Eduardo Pflucker de los Ríos
La norma anterior hacía alusión sólo a sumas de dinero, mientras que la actual alude
también a entrega en especie. Ello, empero, no ha sido óbice para que el Tribunal
Fiscal considerase como dividendo presunto la entrega en especie, aun cuando no
hubiese estado expresamente mencionada en la norma. Así, según la R.T.F. Nº
1236-3-96, la entrega de mercaderías (especie) sin la debida sustentación, que
153
Tema I: Impuesto a la Renta - Dividendos
Ambas normas disponen que dichas sumas o entregas en especie deben aparecer
como consecuencia de una fiscalización practicada por la Administración Tributaria,
de manera que si el contribuyente corrige o rectifica sus declaraciones juradas sin
intervención de aquélla, considerando ahora las rentas que debió considerar
desde un principio como gravadas, ya no cabe considerarlas como dividendo
presunto, máxime si ahora sí serán susceptibles de posterior control tributario,
como veremos próximamente. Es el caso, por ejemplo, de los ingresos no declarados
(R.T.F. Nº 1509-3-96, 1060-5-96, 1810-3-96, 2078-4-96 y 400-1-96) y las ventas
no contabilizadas (R.T.F. Nº 559-5-96 y 1057-4-99). No así en el caso de ingresos
diferidos de un ejercicio a otro (R.T.F. Nº 259-2-98).
La renta gravada detectada debe ser, obviamente, de la tercera categoría; por lo que
se descarta de plano la posibilidad de que rentas de las demás categorías puedan
originar dividendos presuntos; y debe ser de la empresa fiscalizada, no de sus
accionistas o socios (R.T.F. Nº 1947-4-96).
En esto último (la imposibilidad de un posterior control tributario) sí existe una variedad
154
Eduardo Pflucker de los Ríos
155
Tema I: Impuesto a la Renta - Dividendos
Finalmente, analicemos el último párrafo del artículo 62º del derogado Decreto Ley
Nº 25751 y el último párrafo del artículo 55º de la vigente Ley del Impuesto a la
Renta, con la modificación introducida por la Ley Nº 27804:
156
Eduardo Pflucker de los Ríos
Una reflexión final, referida a la filosofía o razón de ser de los dividendos presuntos, en
un contexto normativo que los grava con el Impuesto a la Renta: la existencia de
sumas de dinero o entregas en especie cuyo destino no pueda estar sujeto a posterior
control tributario, por mandato legal se presume que han ido a manos de los
accionistas, socios o titulares, de allí la denominación de “dividendos presuntos”.
157
Tema I: Impuesto a la Renta - Dividendos
En primer lugar, nuevamente nos encontramos con que la norma vigente alude a
personas jurídicas (para efectos del Impuesto a la Renta, se entiende), mientras que la
norma derogada aludía a sociedades, pese a que para ella no todas calificaban como
persona jurídica y, por ende sujeto del impuesto, lo cual resultaba menos técnico que
la actual redacción. Nuevamente, viene a colación las reflexiones anteriormente ex-
presadas en relación con la ampliación del universo de personas jurídicas, introducida
por el Decreto Legislativo Nº 774, que se mantiene hasta la actualidad.
La alusión que la norma actual hace a los “socios, asociados, titulares o personas
que las integran”, guarda relación con la ampliación del universo de personas jurídi-
cas sujetos del impuesto, sobre la que se ha reflexionado anteriormente, lo que nos
releva de mayores comentarios.
158
Eduardo Pflucker de los Ríos
Sí resulta congruente, en cambio, el que se haya establecido que el plazo para devolver
lo prestado no exceda de doce meses; y, si se excede de dicho plazo, el crédito deviene
en dividendo. Ahora bien, el que el reembolso no se produzca en dicho plazo puede
perfectamente no deberse a un acuerdo entre persona jurídica y socio o a una inacción
de ambos. En efecto, podría darse el caso que, habiendo vencido el plazo para
devolver, la persona jurídica requiera e incluso demande judicialmente la devolución y,
pese a ello, la devolución no se produzca, lo cual no es necesariamente atribuible a la
persona jurídica que otorgó el préstamo. En este caso, sugerimos que, en vía regla-
mentaria, se precise que en caso como el propuesto, para que no opere la presunción
materia de comentario se exija, cuando menos, el inicio de las acciones judiciales de
cobranza o se acredite que resulta inútil proseguirlas (es decir, un tratamiento tributa-
rio parecido al del castigo de las deudas incobrables).
Finalmente, una reflexión sobre las operaciones de crédito a favor de los trabajadores
de la empresa. La ley exige que sólo sean propietarios de acciones de inversión de la
misma. Del enunciado de la norma, se infiere que si el trabajador es propietario de
acciones comunes o participaciones en el capital de la misma, e inclusive de bonos u
obligaciones, no le será de aplicación esta excepción. En el primer caso, porque es
accionista, socio o titular de la sociedad o empresa. No vemos esto tan claro en el
segundo caso, esto es, el que no pueda ser propietario de bonos u obligaciones. Esto
también debería ser precisado en el Reglamento.
No podemos terminar esta ponencia sin referirnos a dos Resoluciones del Tribunal
159
Tema I: Impuesto a la Renta - Dividendos
Fiscal referidas al tema de los préstamos que, aunque referidas a las normas
derogadas, su criterio resulta perfectamente aplicable a la vigente: las R.T.F. Nº 821-
4-97 y 2400-2-98. Es una verdad de Perogrullo: para que un préstamo no reembol-
sado califique como dividendo presunto, debe ser otorgado por la empresa a sus
accionistas y no al revés. Tampoco en estos casos el tema de los préstamos no
reembolsados se presenta químicamente puro, sino siempre en combinación con
reparos al Impuesto a la Renta de la tercera categoría.
Tampoco sin concluir que la filosofía o razón de ser de esta norma, en un contexto
normativo que grava los dividendos con el Impuesto a la Renta: la existencia de
préstamos a los accionistas, socios o titulares de las sociedades o empresas no
reembolsados por aquéllos permite, por mandato legal, inferir a la Administración
Tributaria que se trata de dividendos disfrazados o encubiertos.
160