You are on page 1of 6

PROGRAMA PARA LA SOCIEDAD DE JOVENES

«ALGUN DIA LA ENCONTRARE»

NOTA: Este programa puede ser utilizado para el día de las madres. Damos algunas ideas como
preámbulo; luego comenzará el programa en sí.

Se colocan en la cortina tres corazones: una mayor en el centro que dice: Dios, uno más pequeño
en cada lado que dicen respectivamente: padre y madre y en cima de los tres las palabras
HOGAR FELIZ.
En el centro de la plataforma un trono, muchas flores.
Con una suave y dulce música desfila por el pasillo de la iglesia una madre que ostenta una bella
corona en su cabeza, en el pecho un letrero que dice: «Madre». Delante de ella irán dos niñas
regando flores o pétalos. Detrás le seguirá un séquito de varios niños. La madre llevará en sus
manos una Biblia grande y los niños Biblia pequeñas junto a sus corazones. Mientras entran por
el pasillo alguien recita la poesía «La más bella reina».
Al llegar a la plataforma la reina madre se sienta y los niños la rodean. Allí se le brinda un
homenaje a las madres: cantos, poesías, etc., de acuerdo con las posibilidades del lugar. Al final
todos los niños que están en la plataforma cantarán un canto especial a las madres, luego salen
todos hacia atrás mientras se escucha la música.
La introducción al programa se puede hacer con la madre sentada en el trono, antes de que se
retiren.

INTRODUCCION: Sí, mis amados, la madre es la más bella de las reinas. Es la reina del hogar,
del corazón de su esposo y de sus hijos.
Si la presencia de la madre el hogar se torna solitario, mustio y frío como un desierto. Es ella la
que imparte calor, bondad, dulzura, amor...
Su misión en este mundo es más grande que la de un ángel y más delicada que la de un artista y
artífice; es ella la que forma, pule y modela... educa a sus hijos para que ocupen un lugar digno
en este mundo y los prepara para habitar en el cielo. Quizá nadie la comprenda, quizá nadie la
consuele en sus horas trises, quizá nadie en este mundo la sostenga cuando está cansada, pero, oh
madre, oh reina suprema del amor. !Cuántas veces tus hijos te han visto de rodillas, cuántas con
la Biblia entre tus manos, cuántas veces se ha sentado a tu lado y has llorado con ellos, cuán a
menudo has compartido sus tristezas, sus alegrías, sus enojos... cuántas veces te has desvelado
por ellos!... Tus palabras y el bello ejemplo de tu vida abnegada están grabados en el alma de los
tuyos con cincel de oro y fuego. Tu influencia, madre, en nuestras vidas es imperecedera, eterna.
?Y sabes una cosa madre? ?Sabes por qué has resistido en tus luchas sin desmayar? ?Sabes cómo
es que has podido seguir adelante cuando te faltaban ya las fuerzas? Porque no has estado sola.
Hay uno que te ama y comprende más que todos, uno que no te ha abandonado nunca, uno que
es todo amor, bondad, misericordia y sacrificio. Uno que ama con amor eterno, como tú, madre
querida. Sí, tú lo conoces muy bien, es tu compañero inseparable: Es Jesús, aquel que te cuida, te
sostiene y te acompaña en tus horas de soledad y tristeza. Cuando tu corazón sufre y gime por tus
hijos, cuando por las noches velas y oras por ellos, Jesús te repite con voz dulce y amorosa:
«Madre, duerme tranquila, yo velare por ellos, yo te los traeré de regreso, yo los ampararé vojo
mis alas, «MADRE, YO SALVARE A TUS HIJOS».
Dios te bendiga madre, Dios te conceda el gozo de trasladar tu hogar al cielo.

PRIMERA ESCENA

NARRADOR: Presenciaremos a continuación la historia verídica de un niño que fue arrebatado


de su hogar, pero la influencia y el amor de su madre le siguieron a través de su vida, de tal
manera que se propuso encontrar a su madre y que cuando estuviera de nuevo frente a ella, ésta
se sintiera orgullosa de su hijo.
Este niño pertenecía al pueblo africano de los Yorubas. Un día, mientras jugabaen la playa
observó alguo extraño. Muy cerca de allí había anclado un barco, del cual descendió un bote. Al
llegar a la playa varios hombres descendieron de él y ... Veamos lo que sucedió.
(Varios hombres vienen por el pasillo, el niño los recibe al llegar alante).

HAMBRE 1: Buenos días, pequeño, venimos a visitarte.

NIÑO: ?Quiénes son Uds. y a qué han venido.

HOMBRE 2: Somos gente buena, no temas, somos tus amigos y hemos venido a buscarte para
darte un paseíto.

HOMBRE 3: Sí, irás a conocer nuestras tierras que son tan hermosas como las tuyas. (Lo agarra
fuertemente por una mano, el niño trata de huir, otro saca una soga y le amarra las manos.)

NIÑO: !Suéltenme, suéltenme, yo no quiero hir con Uds.! !Sueltenme! !Mamá, papá! (Le tapan
la boca y se lo llevan)

HOMBRE 2: Vamos, vamos, ya eres nuestro esclavo.

HOMBRE 3: Sí, te venderemos junto con los otros que tenemos en el barco. Verás que hay
muchos iguales que tú. Todos son nuestros esclavos y los venderemos al llegar a Portugal. Estate
tranquilo y no forsajees más para que no tenga que pegarte, nadie, nadie va a venir a librarte,
vamos muchachos...

SEGUNDA ESCENA

NARRADOR: El niño fue llevado a Portugal y vendido como esclavo. Cuánto sufrió esta infeliz
criatura, cuánto lloraba y pensaba en su hogar, en sus padres, en sus hermanos. Por las noches, en
medio de su llanto recordaba a su dulce y buena madre, recordaba aquellos cantos que ella le
cantaba para que se durmiera (Se puede escuchar de atrás un canto de cuna aparente).
Pasó el tiempo y el niño ya era un jovencito, trabajaba como esclavo en una plantación y a
menudo le mandaban a hacer mandados a un pueblecito cercano. El observaba detenidamente el
rostro de cada mujer que se encontraba en su camino, no había olvidado el rostro de su madre a
quien tanto amaba.

(Aparecen varias mujeres con cestas y mantas. El niño se detiene a mirarlas).

MUJER 1: Niño, ?a quién buscas? ?Andas perdido?

NIÑO: Busco a mi madre.

MUJER 2: ?A tu madre? ?Dónde la perdiste? Ah, ya veo, eres un esclavo. ?De donde te
trajeron?

NIÑO: Soy un Yoruba.

MUJER 3: Qué tiempo hace que saliste de tu hogar?

NIÑO: No sé, hace mucho tiempo.

MUJER 1: ?Y crees que vas a encontrar a tu madre? Seguramente nunca más la volverás a ver,
es mejor que te olvides de eso.

NIÑO: Olvidarme de mi madre? !Jamás la olvidaré! Es más, estoy seguro de que «algún día la
encontraré». (Se aleja).

MUJER 2: !Pobre niño esclavo, ojalá encuentre de nuevo a su madre!


PARTE ESPECIAL: «Hogar de mis recuerdos».

TERCERA ESCENA

NARRADOR: Pasó el tiempo y el niño trabajó, luchó, ahorró hasta el último centavo, y así un
día pudo comprar su libertad. Su primer deceo fue regresar a su pueblo y reunirse con los suyos,
sobre todo le obsesionaba la idea de volver a su madre.(Aparece ya como un jóven; se encuentra
a un señor por el pasillo).

JOVEN: Dígame señor, ?cómo puedo llegar hasta la tierra de Yoruba?

HOMBRE: ?Yoruba? Nunca he ido a ese lugar, pero precisamente oí anoche de dos hombres
que trabajan cerca de aquí y me dijeron que son de ese lugar, de Yoruba.

JOVEN: Dígame, por favor, dónde puedo encontrar esos hombres.

HOMBRE: Allá, en aquel cuarto que está al lado del manglar. Allí los encontrarás (el muchacho
se aleja presuroso por el sendero) (Aparecen varios hombres conversando, mientras hacen como
que tejen sogas).

JOVEN: Buenas terdes, amigos.

HOMBRE A: Llégate chico y ayúdanos un poco, hay trabajo para tí también.

JOVEN: Busco a unos hombres de Yoruba.

HOMBRE B: Nosotros dos somos de Yoruba (Señalando a otro) ?Para qué quieres vernos? ?
Eres acaso de Yoruba también?

JOVEN: Sí, soy de Yoruba y quiero regresar a mis tierras.

HOMBRE C: ?Acaso no eres esclavo? ?Piensas escapar? No es fácil, Yoruba está muy lejos de
aquí, tienes que crusar el mar y viajar mucho, te atraparán antes de llegar.

JOVEN: Yo, ya no soy esclavo, tengo los papeles de mi libertad, ahora que soy libre quiero
regresar a los míos, solo quiero que me indiquen la forma de llegar hasta allá.

HOMBRE A: ?A que familia perteneces? Quizás nosotros los conozcamos. Nosotros vinimos de
allá hace poco. ?A qué aldea pertenece tu familia? (Continúan hablando quedamente mientras el
narrador explica).

NARRADOR: El jovencito le dio todos los detalles de su aldea y su familia. Tenía esperanzas
de volver a su tirra, encontrarse de nuevo con su hogar, con sus seres queridos, con su madre...
pero fue mucha su tristeza y su insertidumbre cuando aquellos hombres le dijeron que su madre,
ya viuda y solitaria, pensando que jamás su hijo ausente volvería, se marchó de aquel lugar y
nadie más habia sabido de ella. El joven entonces exclamó:

JOVEN: No importa que nadie sepa donde está mi madre, yo sé que algún día la encontraré y
quiero que cuando la encuentre no se avergüence de que yo ea su hijo. Seré un hombre honrado y
trabajador y seguiré buscando a mi madre hasta encontrarla. Cuando me vea ella se sentirá
orgullosa de que yo sea su hijo.

HOMBRE A: Dios te ayude a encontrar a tu madre.

PARTE ESPECIAL:
CUARTA ESCENA
NARRADOR: ?Cómo podría este jovencito vagabundo cumplir su ambición? Ante todo se
propuso aprender a leer y a escribir, con los pocos sentavos que tenía compró una cartilla de
alfabeto y comenzó a estudiar. Poco después una familia lo recogió. (Aparece hablando con los
esposos Crowter)

SR.CROWTER: Pareces un muchacho noble y bueno, nos has demostrado que eres trabajador y
honrrado; en el tiempo que has trabajado con nosotros te has ganado nuestro cariño, nos has
contado tu historia y no quisiéramos que continuaras vagando de un lugar a otro y pasando
trabajos, por lo tanto te proponemos que quedes con nosotros, serás un miembro más de nuestra
familia.

JOVEN: Les agradezco lo buenos que han sido ustedes cunmigo, nunca nadie ma había tratado
como a una persona y no me siento digno de pertenacer a su distinguida familia, me conformo
con quedar como uno de sus trabajadores y serles útil en todo lo que esté a mi alcance.

SR.CROWTER: Mi esposa y yo te hemos tomado cariño, quedarás aquí en la casa con nosotro,
tenemos comfianza en que siempre te comportarás correctamente.

SRA.COWTER: Sí, yo también quiero que quedes con nosotros, para mí eres ya como un hijo,
queremos que lleves también nuestro apellido, ya que no tienes ninguno, pero para eso debemos
buscarte un nombre. ?Cuál te gustaría?

JOVEN: Cualquiera me queda bien... escoja usted el que más le guste.

SRA.CROWTER: Este... déjame pensar un momento... ya sé, qué te parece el nombre de


Samuel... sí, Samuel fue un gran hombre de Dios, fue un profeta y nunca se le conoció pecado, es
decir, cosas malas en su vida. Qué te parece ese nombre... Samuel.

JOVEN: Sí perteneció a un hombre así, me gusta. Les agradesco que me adopten como
miembro de la familia, y les prometo que no les pesará, pero sobre todo quiero que me ayuden a
encontrar a mi madre.

SR.CROWTER: Te lo prometo, te ayudaremos en todo lo que está a nuestro alcance; ahora


bamos a buscar tus cosas, desde hoy dormirás aquí en la casa.

SRA.CROWTER: Ah, y también asistirás con nosotros a la iglesia, quiero que seas un
verdadero cristiano; que conoscas a Jesús y le ames de todo corazón.

JOVEN: ?Conocer a Jesús? ?Quién es el? Nunca he oído hablar de él.

SRA.CROWTER: Jesús es un amigo bueno, que nos ama mucho y siempre está dispuesto a
ayudarnos. El nos concede todo lo que le pedimos de corazón.

JOVEN: Si es como usted dice, seré su amigo también, quizás me ayude a encontrar a mi madre.

SR.CROWTER: Vamos, vamos ahora que ya es tarde y debemos terminar el trabajo y recoger
tus cosas.

QUINTA ESCENA
NARRADOR: Samuel, que ahora era el nombre del joven de nuestra historia, se comportó
correctamente, trabajó, estudió y entregó su vida a Jesús. Al poco tiempo pudo comenzar sus
estudios superiores y llegó a ser un Maestro, por varios años se dedicó a la enseñanza. En cada
lugar que visitaba y cada mujer que encontraba buscaba siempre aquel rostro querido que nunca
había olvidado: El rostro de su madre. Escuchemos su oración a Dios. (Se escucha desde atrás
su voz).
SAMUEL: Amado Dios, te doy gracias por tu amor y tu sacrificio por mí. Te entrego una vez
más mi corazón y mi vida y te suplico que me ayudes a encontrar a mi madre. Señor, no permitas
que ninguno de los dos muera sin habernos encontrado antes. Mi corazón ma dice que vive aún y
que la voy a encontrar. Yo sé que un día la encontraré con tu ayuda, Señor. Gracias por el
sacrificio de Cristo por mí,
Amén.

NARRADOR: Después de servir varios años de Maestro, Samuel se dedicó por entero al
ministerio cristiano y en 1864 fue ordenado al rango de pastor. Fue el primer pastor africano. Su
utilidad aumentaba cada día. Además de oficiar como pastor de iglesia se dedicó también a
explorar y decubrir nuevas tierras. Viajaba por selvas, valles y montañas, cruzaba y descubría
nuevas regiones y ríos hasta entonces desconocidos, todo en su afán de «Encontrar a su madre».
La Sociedad Geográfica Real Británica le obsequió una vez con un reloj de oro como presente de
reconosimiento por sus exploraciones y descubrimientos.
También ayudó a traducir la Biblia y otros libros a la lengua Yoruba, su lengua nativa.
Así pasaron los años, ya el pastor Samuel Crowter comienza a encanecer y todavía no había
encontrado a su madre, a veces dudaba un poco y pensaba:

SAMUEL: Ya mi madre estará muy anciana, quizás haya muerto, pero no, mi corazón me dice
que vive y que «algún día la encontraré».

NATIVO: Pastor, he venido a verle porque la niña mía está muy enferma, venga para que ore
por ella y le dé algún remedio para que se sane.

SAMUEL: Vamos, ?donde está tu niña?

NATIVO: Alla, alla lejos en la selva, hay que caminar mucho y cruzar el río.

SAMUEL: No importa, vamos enseguida. No te aflijas, Dios sanará a tu niña.

NARRADOR: El servicio del Pastor no hera fácil, a menudo, como vemos, lo llamaban a la
selva, donde la fiebre asolaba. Se lo llamaba a menudo para visitar a los enfermos y a todos
consolaba y guiaba al Médico Divino, al Salvador.
Cierta mañana, cuando regresaba cansado de hacer esas visitas sintió que una mujer
desconocida le puso la mano sobre el hombro. Vamos... (Aparece una anciana con aspecto
humilde).

SAMUEL: ?Qué deseas, buena mujer?

ANCIANA: Deseo bautizarme.

NARRADOR: Al volverse y mirar aquel rostro, Samuel sintió un gran estremecimiento en su


corazón, aquel rostro envejecido, marcado por las arrugas, aquellos ojos dulces y tristes le
recordaban otros ojos, otro rostro joven y querido, que nunca había podido olvidar. Ahogado casi
por la emoción le preguntó:

SAMUEL: Dime mujer, ?quién eres y de dónde has venido? ?Cómo conoces a Jesús?

ANCIANA: He venido de muy lejos, soy de otras tierras, conocí a Jesús y le amo porque él ha
sido bueno conmigo. Me he quedado sola en la vida y él me ha ayudado. He sufrido mucho, hace
años perdí un hijo. Jesús me ha consolado y por eso quiero que me bautices para ser una
verdadera cristiana.

SAMUEL: Dima mujer, ?cuál es tu país y tu tierra natal? ?Cómo fue que perdiste a tu hijo? ?
Qué edad tenía cuando lo perdiste?
ANCIANA: Era un niñito, jugaba cerca del mar y vinieron unos hombres malos en un barco y
me lo robaron (Sollosa)... No sé qué ha sido de mi hijo, salí de Yoruba para ver si algún día lo
encontraba...

SAMUEL: Madre, madre querida, yo soy, yo soy tu hijo (La abraza y la besa).

ANCIANA: !Pero, cómo, cómo va a ser usted mi hijo...usted es el pastor...!

SAMUEL: Sí madre, yo soy tu hijo, aquel niñito que robaron de la playa de Yoruba. Nunca te he
olvidado, madre mía, he dedicado mi vida al bien para que cuando me encontraras te sintieras
orgullosa de mí. Soy tu hijo (la abrasa)

ANCIANA: Hijo mío, gracias doy a Dios por haberte encontrado. Ya no vagaré sola por el
mundo, ahora tengo a mi hijo querido, casi no puedo creerlo, mi hijo...mi hijo...

SAMUEL: Sí madre, Dios ha sido bueno con nosotros, yo sabía que con su ayuda «algun día te
encontraría», ahora vamos, vivirás conmigo, cuidaré de ti y juntos serviremos a nuestro amado
Dios. Gracias Señor por haber encontrado a mi madre.

HIMNO FINAL

CONCLUSIÓN

ORACIÓN

FIN

You might also like