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Carrera:
Ingeniería Agroindustrial
Integrante:
Materia:
Aceites y grasas
Ciclo:
Séptimo ciclo
Profesor:
Guayaquil – Ecuador
Semestre A-2018
INTRODUCCIÓN
Desde la antigüedad, los aceites de origen vegetal son consumidos por los seres
humanos con fines muy diversos, que van desde la cosme-tología hasta la
alimentación. En los últimos tiempos, aproximadamente a partir de la década del
sesenta, los aceites vegetales han cobrado importancia renovada, debido a que
los requerimientos alimentarios de las personas comenzaron a variar en su
enfoque al poner en su prisma la búsqueda de una nutri-ción saludable, que
satisfciera las necesidades energéticas de los seres humanos sin provocar
acumulaciones dañinas que conllevaran la apa-rición de enfermedades de alta
incidencia en la actualidad, tales como la diabetes y las enfer-medades
cardiovasculares. Se ha demostrado que las grasas animales resultan más
dañinas para la salud humana que las de origen vegetal, debido,
fundamentalmente, a la presencia de colesterol en sus estructuras y al contenido
de ácidos grasos saturados. Sin embargo, los procesos productivos empleados
actualmente para la obtención de aceites de semillas oleaginosas implican
fuertes agresiones al medioambiente, principalmente dadas por la emisión de
solventes orgánicos a la atmósfera, siendo el hexano el más empleado en esta
industria que es mediante químicos y también se lo emplea de forma mecánica
mediante prensas Mingorance (2004).
1. ORIGEN.
2. TAXONOMÍA Y MORFOLOGÍA.
- Familia: Arecaceae.
- Especie: Elaeis Guineensis Jacq.
- Porte: palmera monoica con tronco erecto solitario que puede alcanzar más
de 40 m de altura en estado natural. En cultivos industriales para la obtención
de aceite su altura se limita a los 10-15 m, con un diámetro de 30-60 cm
cubierto de cicatrices de hojas viejas.
- Hojas: hojas verdes pinnadas (con foliolos dispuestos como pluma, a cada lado
del peciolo) de 5-8 m de longitud que constan de dos partes, el raquis y el pecíolo.
A uno y otro lado del raquis existen de 100 a 160 pares de foliolos dispuestos en
diferentes planos, correspondiendo el tercio central de la hoja a los más largos
(1,20 m). El pecíolo muy sólido en su base y provisto de espinas en los bordes,
las cuales se transforman en foliolos rudimentarios a medida que se alejan del
tallo, presenta una sección transversal asimétrica, con tendencia triangular o de
letra “D” y a medida que se proyecta hacia el raquis se va adelgazando,
manteniendo siempre muy sólida la nervadura central.
4. REQUERIMIENTOS EDAFOCLIMÁTICOS.
4.1. Clima.
La palma africana es una planta propia de la región tropical calurosa, por ello se
ubica en aquella zonas que presentan temperaturas medias mensuales que
oscilan entre 26 ˚C y 28 ˚C, siempre que las mínimas mensuales no sean
inferiores a 21 ˚C. Temperaturas inferiores a 17 ˚C durante varios días provocan
una reducción del desarrollo de plantas adultas y en vivero detienen el
crecimiento de las plántulas. No soporta heladas.
En relación a la luz, la palma africana se identifica como planta heliófila, por sus
altos requerimientos de luz. Para lograr altas producciones se requieren 1500
horas de luz al año, aproximadamente, siendo importante la distribución de las
mismas. Por ello, las zonas que presentan valores medios mensuales superiores
a las 125 horas de luz, se consideran adecuadas para el cultivo de esta planta.
La insolación afecta, además, a la emisión de las inflorescencias, fotosíntesis,
maduración de los racimos y contenido de aceite del mesocarpio.
4.2. Suelo.
Los suelos óptimos son los de textura franco-arcillosa. En los suelos ligeros, de
textura arenosa a franco-arenosa, se presentan problemas de lavado y lixiviación
de nutrientes, por lo que su consistencia es insuficiente para el soporte de la
planta. Los suelos pesados, de textura arcillosa, presentan limitaciones para su
manejo, por la dificultad para drenarlos y por la facilidad con la que se
compactan.
Por tanto, los suelos óptimos para el cultivo de la palma africana, son suelos
profundos con buen drenaje, de textura ligeramente arcillosa, con buen
contenido en materia orgánica, topografía de plana a ligeramente ondulada con
pendientes inferiores al 2% y con un nivel de fertilidad de medio a alto.
Secado. Una vez obtenida la materia prima para el aná-lisis, la misma se somete
a un secado ambiental por 5 días, a condiciones controladas de temperatura y
humedad, 25 ºC y 60% respectivamente. Este trata-miento se realiza con la
finalidad de lograr eliminar con mayor facilidad el epicarpo y mesocarpo del fruto
corozo, y por tanto extraer la almendra rápidamente y en forma adecuada.
Realizado el secado, se fractura el epicarpo con la ayuda de un martillo,
separando el mismo del resto del fruto. El resto de las partes del fruto
conformado por el mesocarpo, endocarpo y al-mendra, se somete a una segunda
extracción mecáni-ca para facilitar la extracción manual de la almendra
Hernández, C., & Mieres Pitre, A. (2005).
7. Acondicionamiento
Para lograr láminas estables con bajo contenido de finos (tapan el drenaje del
lecho en el extractor) se acondiciona la soja molida antes del proceso de
laminado (Fetzer, 1998). El acondicionamiento consiste en calentamiento hasta
65 -70 ºC y 11 -13 % de humedad para lograr la plasticidad requerida en el
laminado, en chimeneas de tipo vertical o secadoras giratorias (Mustakas, 2015).
8. Métodos de extracción.