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Capítulo 2

UN ESTILO PASTORAL LATINOAMERICANO

En el capítulo anterior, dijimos que el modelo pastoral provisto por Jesús debía
estar presente, sin importar la forma que tomare nuestra acción pastoral. Este
modelo de pastoral nos enseña la lucha por el prójimo e ir hasta la muerte por él.

También hemos tratado de demostrar que a lo largo de la historia de la cristiandad


los estilos de la actividad pastoral han sido variados y que han ido cambiando en
función de las distintas circunstancias históricas, en las cuales la iglesia ha estado
involucrada condicionado. Lógicamente por la época y las circunstancias del
momentos.

En las actividades pastorales hay dones carismas, hay condiciones personales


que debemos discernir, reconocer y utilizar inteligentemente. A cada uno le será
demandado de acuerdo con lo que le fue entregado, tenemos que pensar en la
pastoral total que A.L. necesita, no solo en función de un estilo global, sino
también en función de la capacidades particulares que Dios nos ha dado a cada
uno de nosotros.

En A.L el primer modelo pastoral es el provisto por el misionero. El no viene a


educar o formar una congregación, sino a crearla. Él es el portador del mensaje
cristiano. él es la tradición cristiana encarnada, él es núcleo de la congregación
que se va creando, solo él sabe cómo se ordena la vida de una congregación, por
lo menos según la cultura de donde el procede, siendo esta el único modelo para
comenzar, él es único que conoce la tradición cristiana y solo, él puede
interpretarla para beneficio de quienes comienzan a integrar la congregaciones
cristianas, todo se centra en torno a su persona y ser cristiano viene a ser una
imitación de las actitudes del misionero. Esto inevitablemente produce una ruptura
cultural, significa romper con el medio circundante del nuevo cristiano y el peor de
los casos con la misma familia.

La segunda generación de cristianos compuestas por hijos de protestantes, han


surgido de un ambiente más estabilizado y su relación con la comunidad
circundante ya no es hostil, el efecto conocido del ahorro y del hambre de ascenso
cultural que se produce en nuestras congregaciones, trae como consecuencia que
esta generación tenga un nivel de preparación intelectual superior a la anterior.
Esto provoca una mayor relación con la comunidad circundante a través de los
colegios y universidades. En consecuencia la iglesia ya no es el único centro de
interés, ahora existen otros, la congregación se heterogeniza.
Se produce un fenómeno curioso, jóvenes que se casan en la iglesia y luego la
abandonan por un tiempo, por encontrarse ocupados en otra cosa. Luego vuelven
cuando empiezan a nacer los hijos, porque quieren que los hijos tengan una
educación religiosa, y la formación que ellos también tuvieron hay todo un ciclo. La
iglesia es respetada y querida, si la iglesia hace un llamado para una campaña
para construir un templo contribuyen con gusto, pero ya el pastor ha dejado de ser
la figura central, ahora la visita del pastor se limita a diferentes circunstancias
como: muerte o enfermedad, nacimiento, casamiento. En lo general el pastor
pasa a funcionar como un capellán. Una labor de terapia y auxilio.

La iglesia institucional se organiza, asume sus propias decisiones con su grupo de


diáconos, y se contrata al profesional religioso para que atienda los aspectos
religiosos de la vida de los miembros de esa iglesia. La iglesia no es más que el
centro de la vida social de los miembros y un complemento espiritual.

En la primera etapa mencionábamos, el laico se reclutaba para lo único que


importaba la evangelización, en la segunda etapa la iglesia ayuda y sostiene a
hombres y mujeres que agregan una dimensión de religiosidad a su vida. En la
primera el pastor era el caudillo en la segunda el pastor es el profesional.

Hoy nos encontramos con una situación completamente diferente, la sociedad


está en constante cambio, nuestro feligreses actúan en distintos ambientes
sociales, donde actúan y los ven como lugares en donde se enfrenta a decisiones
éticas, para las cuales no alcanza la tradicional moral individualista que
aprendieron en la escuela dominical o que llevan por inercia de la educación
familiar.

Ahora viene la lucha política y se nos dice que hay que tomar decisiones en el
plano político, porque es la única forma inteligente de afectar las condiciones de
vida de nuestro prójimo. El miembro de la iglesia penetra y es penetrado por una
serie de situaciones, de etapas de confortamientos para los cuales no está
preparado. Hay nuevos problemas globales, los que nosotros llamamos
estructurales, y exigen repuesta dentro de la fe y viene a la iglesia preguntándose
qué luz habrá aquí. Las huelgas, la represión, el desempleo, las reformas
legislativas, los procesos electorales y todos problemas de la sociedad. Todo esto
demanda una explicación. El hombre que se sienta en el banco de la iglesia no es
el hombre que tiene problemas solo con su fe, con su familia, es un hombre que
viene perturbado con todo lo que sucede en la sociedad a la cual muchas veces
no entiende pero ya no puede escapar.
La nueva tarea pastoral asume una doble importancia. Tiene que capacitar al laico
cristiano para participar en la construcción de la ciudad terrenal en medio una
sociedad pluralista donde se encontrara con marxista, liberales, conservadores o
con católicos de la más diversa estirpe, y deberá saber cuál será su aporte en
esas circunstancias. Y tiene que capacitar a toda la comunidad eclesial para que
vea a la iglesia al servicio de esa visión liberadora de Dios que tratamos de
describir el día de ayer, y como puede adecuarse para acompañar la dimensión de
libertad que Dios quiere traer.

El pastor (aquí empezamos a describir el estilo pastoral latinoamericano) es


alguien que tiene una mente teológica, la mente de Cristo, una mente impregnada
de auténtico conocimiento de la biblia. Para poder reflexionar teológicamente y
buscar la integración de la fe en la vida de toda la comunidad. Ya no podemos
hacer de la iglesia el centro único de la existencia de todos los miembros, ya no
podemos reducir el papel de la iglesia al de una capellanía. Ahora tenemos que
habilitar a todos los miembros a contribuir en el quehacer secular en todos los
ambientes comunitarios.

Pero también hay una segunda reflexión teológica: entrar en dialogo con las
afirmaciones circundante en procura de contribuir a crear un “ethos”, una
atmosfera cultural nacional de la cual salgan las vías, las visiones que guiaran el
proceso hacia el cambio social en nuestros respectivos países. La teología se
afirmara en su vocación liberadora en la medida en que no vacile en hacer razonar
todas sus convicciones cristianas en el contexto de las otras afirmaciones
humanistas a las cuales se ofrece y a las cuales se expone. De ahí que decimos
que nuestra reflexión teológica se va tras juntar lógicamente en la predicación, en
el estudio, y en la reflexión hecha en comunidad.

El pastor latinoamericano tiene que comprender que la iglesia no es competidora


de otras actividades sociales sino animadora e inspiradora, y que la tarea pastoral
es de aquel que provee la alimentación que permite que los santos congregados
en la iglesia cumplir con su ministerio en todas las áreas de la sociedad. Y provea
a la comunidad secular que necesita, exige una militancia personal de su parte en
lo que acontece en la comunidad.
Conclusión

Decimos que la labor pastoral tiene un único exponente en Jesucristo, él nos


enseña la lucha por el prójimo e ir hasta la muerte por él.

En las actividades pastorales hay dones carismas, hay condiciones personales


que debemos discernir, reconocer y utilizar inteligentemente.

En A.L el primer modelo pastoral es el provisto por el misionero. El no viene a


educar o formar una congregación, sino a crearla.

En la primera etapa mencionábamos, el laico se reclutaba para lo único que


importaba la evangelización, en la segunda etapa la iglesia ayuda y sostiene a
hombres y mujeres que agregan una dimensión de religiosidad a su vida. En la
primera el pastor era el caudillo en la segunda el pastor es el profesional.

El pastor latinoamericano tiene que comprender que la iglesia no es competidora


de otras actividades sociales sino animadora e inspiradora,

El pastor es alguien que tiene una mente teológica, la mente de Cristo, una mente
impregnada de auténtico conocimiento de la biblia.
CENTRO INTERECLESIAL DE ESTUDIOS TEOLOGICOS Y SOCIALES

(CIEETS)
Facultad Evangélica de Estudios Teológicos
(FEET)
Managua, Nicaragua

Licenciatura en Teología
Trabajo; Cap.2 Un estilo pastoral latinoamericano
Nombre: Álvaro José Blandino

Prof. Marcelino Basset

29 de junio del 2013


CAPITULO 3

LECTURA PROFETICA DEL TIEMPO LATINOAMERICANO

Hay una misión de Dios a lo largo de la historia, y como creemos en un Dios vivo,
reconocemos esa misión con faceta, estilos y énfasis cambiantes. Hay una tarea
que le corresponde a la iglesia de Jesucristo en aras de esa misión de Dios al
reconocerla, proclamarla, acompañarla y servirla. Y hay una tarea pastoral que
tiene como responsabilidad fundamental la habilitación de todo el pueblo de Dios
para el cumplimiento de su tarea. Por eso importante plantearnos la pregunta:
¿Cuál es el tiempo y la acción de Dios que se realizan hoy en nuestra A.L?
descubriendo ese actuar divino en la historia de nuestro pueblo, podamos
descubrir la misión de la iglesia que debe acompañar ese actuar. Y poder describir
las características de la labor pastoral que mejor habilitaran a la comunidad
eclesial para cumplir su responsabilidad. Por eso llamamos a esta conversación
“lectura profética”.

Podríamos tomar varias categorías. Una de ellas, sin duda la más importante, la
categoría del pobre o de los pobres. A lo largo de toda la biblia Dios tiene una
particular inclinación por el pobre, el desheredado, el sometido. En la biblia la
justicia es redención, es elevación, es liberación; es al pobre a quien se le promete
justicia, no porque el pobre sea más bueno que el rico, sino porque el pobre sufre
opresión que el Dios padre, el Dios redentor, no puede tolerar. Y busca por medio
de su justicia levantar al huérfano, a la viuda, al extranjero, al pobre, al
menesteroso, como objetos particulares de su atención. ”Bienaventurados los
pobres”, nos dirá la versión de Lucas de las bienaventuranzas. Y los profetas una
y otra vez nos describen a Dios como aquel que es la verdadera fortaleza del
pobre. Así Isaías en su cap. 25 nos dice: “porque fuiste fortaleza al pobre,
fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el
calor”. Si queremos comprender algo del actuar de Dios en nuestra A.L.
comencemos a mirar que está aconteciendo entre los pobres del continente.

Pero en lugar de conceptos (los pobres, los niños, la justicia), y para comprender
la situación de latinoamericanos, también podríamos tomar episodios bíblicos
como paradigmas de aproximación. Así, por ejemplo ¿Qué es la salida de
Abraham con los suyos, atreviéndose a cruzar el desierto en busca de una tierra
que se le promete? ¿es simplemente un movimiento de las tantas tribus semitas
que iban nómadas por el desierto en busca de mejores posibilidades para sus
rebaños y para ellos? ¿Cuál es la diferencia? y, ¿Por qué Abraham le pone un
nombre a esa búsqueda humana normal de mejores perspectivas de vida? Y le
llama invitación, convocatoria divina, llamado de Dios a una nueva posibilidad de
vida para su pueblo que a su vez sería una nueva posibilidad para la humanidad.”
Hare de ti una nación grande; te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás
bendición”. “La salida de Abraham con los suyos es un hecho puramente secular,
“o estas tribus están en buscas de mejores horizonte, o se deba a una epidemia
del ganado, o hay sequía, o hay presión de otros pueblos, o llegaron noticias de
mejores pastos, las razones y argumentos socioeconómicos del sociólogo podrían
ser las mencionadas, pero lo que no conocen los sociólogos, ni los historiadores,
lo conoce el hombre de fe.

En Éxodo cap. 5 encontramos al pueblo diciéndole a Moisés: “mire Jehová sobre


vosotros y juzgue”. Casi diciéndole que “Dios te castigue por venir acá a
complicarnos la vida, pues nos habéis hecho abominables delante del faraón y de
sus siervos poniéndoles la espada en la mano para que nos maten”. Con los
rumores que el pueblo quiere irse la represión, la opresión se hace más difícil, y
más dura, el pueblo se amansa, se achica; se precisa de toda la capacidad
dialéctica de Aarón y toda la fuerza de convicción de Moisés, para ´poder movilizar
al pueblo. En la marcha por el desierto, el pueblo protesta: ¿acaso no había
sepulcro en Egipto, para eso nos sacaste para morir en el desierto? ¿no es esto lo
que te hablamos en Egipto diciendo: “déjanos servir a los egipcios, porque mejor
nos fuera servir a los egipcios que morir nosotros en el desierto”? Moisés entonces
tiene que ponerle nombre al hambre de pan, de tierra, de libertad, de vida nueva,
de vida nacional de independencia que subyace en el pueblo domesticado. Y es
así de una manera tímida que el pueblo sin comprenderlo todo, marcha por el
desierto en busca de la tierra prometida y cumplir así la voluntad de Dios.

La Biblia es un libro muy realista, donde hay que tener todo el panorama completo
antes de entusiasmarse. El paradigma del cautiverio babilónico y la carta de
Jeremías escrita a los cautivos, pareciera contradecir lo que venimos insinuando.
El cap. 29 de Jeremías tenemos esa carta que el profeta escribe a los cautivos, en
la que le da una serie de consejos que no son nada revolucionarios. En estos días
se le llamaría traidor, colaboracionista, etc. Les manda edificar casas, a plantar
huertos, a casarse y engendrar hijos e hijas y a multiplicarse, y a procurar la paz
de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová, porque en su
paz tendréis vosotros paz. Porque así a dicho Jehová de los ejércitos. Cuando en
babilonia se cumplan los setenta años yo os visitare y despertare sobre vosotros
mi buena palabra para haceros volver a este lugar. Porque yo se los pensamientos
que tengo acerca de vosotros, pensamientos de paz y no de mal para daros el fin
que esperáis.
Hay momentos en los cuales la paciencia es prueba de fidelidad. Y hay momentos
en los cuales la marcha, la salida, la búsqueda de la libertad es la acción que
corresponde. En la lectura de los tiempos latinoamericanos a nosotros nos parece
que nos encontramos ya en el cap. 40 de Isaías donde se nos dice “habla al
corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo ya se ha cumplido, que los
setenta años ya han pasados, que su pecado ha sido perdonado, que doble ha
recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. y ahora preparad el camino
a Jehová, enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Porque se
manifestara la gloria de Jehová y toda carne juntamente le vera. Isaías está
diciendo: Dios se mueve, que el pueblo no se atreva a quedarse quieto. Hay
enemigos, pero ¿quiénes son si Dios es el que convoca? ¿Habrá sufrimiento?
claro que sí, pero Dios está presente con vara de juicio, con mano paterna para
cuidar de los que sufren, para los que esperan familia, de los que son débiles para
la marcha.

En la vida de Jesucristo, podemos leer los tiempos actuales, y encontrar un


paradigma. ¿Qué hay ahí sino una marcha de la humanidad rebelde, en busca de
perdón y esperanza? ¿Qué hay sino es una humanidad frente a la promesa, al
fracaso, a la redención y la esperanza, buscando siempre los cielos nuevos y la
tierra nueva, la nueva oportunidad, el nuevo comienzo y la vida nueva que Dios
coloca como promesa y meta de los afanes humanos? Es decir, tenemos una
historia del pueblo, de la humanidad y tenemos historias individuales y personales
que se conjugan dentro de esa historia del pueblo. Relacionadas con el plan de
Dios, con el sueño de Dios para la toda la humanidad.

CAPÍTULO 4

ADORANDO DESDE LO MÁS PROFUNDO

Para aclarar donde nos encontramos en nuestra línea de pensamiento,


permítanme utilizar un ejemplo de lo que acontece en el seno de la comunidad
católico romana. Allí se vive con intensidad el debate en torno al celibato del
clero. Se discutió en el último sínodo en Roma y no se cambió absolutamente
nada, pero la materia está viva, presente, latente. Nosotros los protestante,
miramos desde afuera, pensaríamos que lo que está en juego es algo relacionado
con la vida sexual del sacerdote o relacionado específicamente con lo material.
Pero en realidad el tema es simbólico y tiene mucho más contenido que el mero
deseo de algunos sacerdotes de formalizar una vida de hogar. Lo que está en
juego es el rechazo a un estilo de vida de trabajo sacerdotal que muchos creen ya
nos es pertinente. Se quiere ser un hombre normal con una vocación particular:
supeditada a la vida humana a los propósitos y la voluntad salvadora de Dios.

La actividad pastoral, no se trata de ser un capellán que sirve a un aspecto


particular de la vida; se trata de ser un hombre que, viviendo la plenitud de los
acontecimientos seculares, lleva sobre sus corazón la carga vocacional de buscar
permanentemente la relación entre lo que acontece en la vida cotidiana y el
propósito eterno de Dios que conocemos en la escritura y fundamentalmente en la
vida de Jesucristo.

Decimos que el culto es el momento comunitario consciente. Acá puede haber un


elemento polémico. Toda tradición reformada nos habla de un culto en el cual la
palabra de Dios llega en forma inteligible, en forma consciente a cada uno de los
que participan. Hay un viejo libro traducido al español: El protestantismo de
Bertrand, donde precisamente se destaca la distinción entre el culto católico y el
culto protestante. Bertrand insiste en que mientras en el culto católico hay una
especie de encanto místico, nos invita a sumirnos en el misterio y a perder
conciencia, en el culto protestante hay una actitud despiadada en la cual se exige
que la persona participe con la plenitud de su intelecto en la adoración de su
Señor, tomando literalmente la formula neo testamentaria del primer
mandamiento” amaras al Señor tu Dios con toda tu mente”

Se dice que hay un elemento polémico porque atreves de movimientos


carismáticos o pentecostales conocemos de experiencias culticas en las cuales
unos hermanos pierden la noción de su persona, y entran en un estado de trance
espiritual en el cual pueden danzar o hablar en lenguas, o pueden estar en una
contemplación de lo misterioso que no pueden transmitir en palabras. Estamos
hablando del momento en el cual la comunidad adora. Y hay manifestaciones
distintas según el Espíritu se mueve y utiliza los carismas y las situaciones
sociales, pero la experiencia en su conjunto debe ser inteligible a fin de que pueda
darse testimonio en ella, y a fin de que pueda aplicarse al resto de nuestra vida. Si
de los discípulos se decía que era notorio que habían estado con el Señor, tiene
que decirse lo mismo de los que hoy participan en la experiencia cultica

Llamamos al culto un momento, un acontecimiento, una apertura al misterio de


Dios, una espera que ya ha sido suscitada por el Espíritu Santo, un momento
comunitario. Es un acontecimiento totalmente humano en el cual vamos al
encuentro del milagro de lo divino con todo lo que nosotros somos, con todo lo que
representamos, trayendo con nosotros la comunidad en medio de la cual vivimos
porque en ella Dios nos ha llamado. Y ¿Cómo comenzamos nuestro culto? Don
Manuel Mello, un dirigente pentecostal brasileño, dice: “los hombres deben venir
al culto y sentarse y hablar de todo lo que se les ocurra. Que hablen del precio de
la gallina, de la enfermedad que tienen los cerdos, si tiene gusanos en el árbol de
la casa, cuanto le pagaron por el último par de zapatos que ha podido vender.
Para que cuando comience el acto de Adoración todo lo que somos en la vida
cotidiana esté presente en el templo delante del Señor.”

Venimos tal cual somos y comenzamos a adorar, pues también se adora a través
de la alabanza. Ah pero aquí empieza la primera tentación. ¿Dónde va a estar el
diablo más presente sino precisamente en el momento del culto? ¿a cuál Dios
vamos a alabar?, al Dios al cual tenemos algo que agradecer, del cual podemos
decir, que ha hecho algo digno de agradecer, y que está haciendo algo; al Dios
que actúa, al Dios que está vivo, al Dios que está presente en la historia.

Vamos alabar al Dios que renueva la iglesia, al Dios que mantiene viva la vida de
la familia, al Dios que despierta a los humildes de nuestra comunidad en la cual
vivimos. En suma nuestra alabanza tiene que ser al Dios de la historia, al Cristo
que se humilla, al decir de Filipense 2, en medio de una historia de acción, al
Cristo que es revelación de Dios en la historia.

Para una iglesia que lee la historia latinoamericana, y ve en ella la mano de Dios
convocando a los pueblos a una nueva etapa de humanización, de libertad; para
una iglesia que quiere colaborar con el amanecer de ese nuevo día en los pueblos
latinoamericanos, la adoración es el momento en el cual se trae toda esa
expectativa, toda esa esperanza y toda esa preocupación para colocarla delante
de Dios. Es entonces cuando se contempla al Dios que se preocupa por la vida
humana y vemos la preocupación servicial de Dios, caemos de rodillas
confesando nuestros pecados.

Es interesante aquel ejemplo de Isaías cuando, perturbado por la muerte del rey,
el profeta va al templo a buscar consejo del Señor y el Señor le habla. Isaías tiene
clara conciencia de que él es el pecador, pero que junto con sus pecados están
presentes los pecados de todo el pueblo. “¡ay de mí que soy muerto”.¡ porque
siendo hombre inmundo de labios y habitando en medio de pueblos que tienen
labios inmundos, han visto mis ojos al rey Jehová de los ejércitos.” La confesión
de pecados no solo es la presencia de nuestros pecados personales, ni solo la
conciencia de nuestros fracasos, sino la intercesión por los pecados de toda la
comunidad, donde por acción u omisión, somos igualmente culpables.

Pero la oración intercesora es el momento más hermoso del culto en el cual


cumplimos nuestra función sacerdotal, precisamente porque creemos que Dios
responde a la oración, y porque esos problemas se juntan en nuestro interior con
la visión del Dios en el cual creemos, y con el conocimiento de su voluntad que ya
tenemos, a fin que el milagro de su gracia vaya formando en nosotros una
personalidad capaz de comenzar a luchar, lidiar y trabajar con estos problemas.

En suma, el culto, la experiencia central de la iglesia, tiene que convertirse en una


experiencia liberadora y no una situación escapista. A veces los miembros de la
iglesia se quejan porque se les cuenta las desgracias que han pasado durante la
semana y ellos están cansados de esas desgracias. Pero el culto debe hablar de
la desgracias, de las alegrías de la semana, de las penas y las esperanza de la
semana que viene. Porque si el culto no es una apuesta esperanzada no cuenta
con la presencia real de Dios. Si el culto no es una experiencia gozosa, pero llena
de un gozo que no ignora la tragedia de la vida, desconoce que detrás de cada
cruz hay una mañana de resurrección.

El culto es también una acción política, pues es un centro de información, de


transmisión de preocupaciones y de formación de conciencia. Es muy interesante
comprobar que en el momento actual a muchos gobiernos latinoamericanos son
las misas y los cultos lo que les está preocupando, la iglesia es el único lugar en
el cual se reúne la masa del pueblo a adorar a luz de una autoridad del estado o la
autoridad de las ideologías circundante. Es el único lugar en el cual se puede
desafiar sin temor y con alguna medida de libertad, por relativa que esta sea, la
situación imperante.
CAPITULO 5

UNA EVANGELIZACION MILITANTE

La comunicación del mensaje de las buenas nuevas de Dios, corresponde al ser y


la esencia misma de la iglesia. “Toda potestad me he dada en el cielo y en la
tierra; por tanto id y haced discípulos a todas la naciones, bautizándolos en el
nombre del padre, del hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado”. El mandato es claro, ¿Cómo podríamos impedir
que nuestro amor se manifestara participando a los demás la excelencia de la vida
abundante que Dios nos trae en Cristo? Cuando amamos queremos lo mejor para
el ser amado. ¿Qué cosa mejor podríamos darle que el conocimiento de esa
Historia salvadora que transformo nuestra vida y que movilizo toda nuestra
existencia? Permanece pues, la responsabilidad, el privilegio y la alegría de
evangelizar

La tesis que pretendemos defender es; Una teología que nos invite a descubrir la
acción de Dios en el hoy de A.L. y que nos invite a colocar la iglesia al servicio de
esa acción liberadora no implica el fin de la evangelización; muy por el contrario,
implica si el fin del proselitismo, el fin de todo lo que sea el mero adjuntar gente en
términos o con propósitos egoístas, en términos de una huida de la
responsabilidad que Dios nos encomienda en el mundo. Este planteamiento
significa, una preocupación por sumarnos todos a la humanizadora tarea de
explicarle a la sociedad de A.L. cuál es la meta de sus afanes, cual es la
humanización ultima hacia la cual Dios nos invita. No termina el crecimiento de la
comunidad eclesial si comprendemos a esta comunidad como el cuerpo de los
servidores de Jesucristo que están a su servicio, que están entregando su vida, y
no como aquella comunidad que se aísla del mundo para gozar de una situación
privilegiada y de esta manera traiciona implícita y explícitamente el evangelio.

Evangelización es, en primer lugar, el anuncio liberador, la comunicación de los


grandes hechos de Dios. En la versión popular, Dios llega al hombre, cuando
traduce las palabras “arrepentíos y creed en el evangelio”, dice: “cambiad vuestra
manera de ser y aceptad el mensaje de la salvación”. Es decir el evangelio y el
acto salvador son una misma cosa. Jesús llama evangelio también a los hechos
salvadores de Dios en el A.T y al hecho salvador que comenzó a operarse con su
presencia: “El reino de los cielos se ha acercado”. O sea que la evangelización, la
comunicación de las buenas nuevas, es la trasmisión de nuestra fe en un Dios que
ha efectuado actos salvadores en la historia de la humanidad.
En segundo lugar, la evangelización es una invitación al discipulado. No es
simplemente una siembra al boleo, no es simplemente la comunicación de un
mensaje para que alguien tome nota y lo apunte en su agenda y no tenga
mayores consecuencias. En la evangelización está implícita una invitación a
sumarse a los actos salvadores de Dios. La evangelización es el reclutamiento de
los soldados de Dios para el cumplimiento de sus propósitos en el mundo, y como
invitación al discipulado y post discipulado, tenemos que entender la relación con
Jesucristo. Quien nos va permitiendo andar con él en todas las áreas de nuestra
vida. “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”.

En tercer lugar, la evangelización es una invitación a integrarse a la comunidad


liberadora, no a la comunidad refrigeradora. ¿Qué queremos decir con esto? Que
la invitación implícita en la evangelización a sumarse a la iglesia es en el
entendido de que la iglesia ha comprendido su vocación servicial a los propósitos
de Dios en la historia latinoamericana.

Después de esta definición de evangelización como el anuncio liberador que invita


a los hombres al discipulado con Jesucristo, integrándolos a una comunidad
liberadora, tenemos que hacer algunas precisiones de carácter práctico, a la luz
de la experiencia de A.L. Como protestantismo latinoamericano.

Primero, tengamos siempre presente que la comunidad cristiana provee el


contexto que explicita el contenido de nuestro mensaje evangelizador. Se ha
predicado en muchos sectores de EE.UU, el evangelio de la paternidad de Dios y
de la igualdad de los hijos suyos sin ninguna referencia al factor racial, por muchas
decenas de años los que se han ido convirtiendo por la predicación evangélica
han aceptado la discriminación racial sin ninguna discusión, por el mero hecho de
que el contexto de interpretación de aquel evangelio predicado es dado por
iglesias que practican la discriminación. Dándose por sentado que esa predicación
no contradice el contenido de aquel evangelio.

Las iglesias deben ofrecer otra imagen a la comunidad secular he incorporar los
problemas nacionales, las necesidades de la comunidad y no dar por sentada la
situación imperante sin aprovechar la oportunidad para cuestionarla desde el
evangelio.

En segundo lugar, recordemos que al entrar a militar en los campos seculares,


situaciones sindicales, cooperativas, juntas vecinales, políticas, etc.., estamos
entrando en nuevas situaciones evangelizadoras donde normalmente la pregunta
que da la oportunidad para el testimonio hablado la pronunciara el otro. Es decir,
entramos en situaciones donde debemos ganar el derecho a la credibilidad del
evangelio.
El obispo Wickam de Inglaterra, trabajador de las áreas industriales, decía que
han sido tantas las generaciones que los obreros ingleses han estado alienados
del mensaje del evangelio y han visto en la iglesia a una aliada del statu quo y de
los factores de opresión, que tendríamos que pasar toda una generación
simplemente mostrándoles nuestra participación en sus problemas. Es decir, se
hace necesario un silencio que permita ganar el derecho de hablar. En un
continente como el nuestro, en el cual se ha humillado tanto al ser humano en
nombre de la fe cristiana, y se ha santificado, aceptado y bendecido el statu quo
en nombre de la fe cristiana.

En tercer lugar, me parece que es fundamental que desde un primer momento el


anuncio evangelistico sea el anuncio de un evangelio total, en el cual mi prójimo
está presente en Dios y Dios está presente en mi prójimo. No puedo invitar a nadie
aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador si esa persona a la que invito no
ha entendido bien que Jesucristo se ha hecho suya la suerte de su prójimo y que
en consecuencia al aceptarle estamos aceptando a nuestros semejantes.

En cuarto lugar, la predicación evangelistica, entendida como un anuncio del


evangelio a la comunidad en su conjunto. Preguntémonos si en el evangelio que
tenemos escrito en la Biblia no hay un mandato a una proclamación evangelistica
que no está dirigida solo a las personas, individualmente hablando, sino a la
comunidades en su conjunto. “haced discípulos a todas las naciones”. Se puede
discutir exegéticamente cual es el sentido de nación que se utiliza aquí, pero
evidentemente se refiere a una realidad que trasciende la mera realidad individual.

En quinto lugar, recordemos que evangelizar, entendido como un llamado a


vincularse a la persona y enseñanza de Jesucristo, es una importante forma de
servir al proceso liberador en A.L. es una invitación a sumarse a las filas de
quienes hacen suya la suerte del prójimo y procuran cambiarla para ofrecerle
mejores posibilidades. En consecuencia, la evangelización es importante servicio
revolucionario, porque entrega a la lucha por los cambios sociales a personas
llamadas cuya motivación interior no depende puramente de consideraciones
ideológicas, sino que responde a la conciencia de que su militancia humanizadora
está de acuerdo, coordina, combina, corresponde y expresa la marcha misma de
los siglos, la marcha misma de la historia guiada por Dios.

Conclusión.
CAPITULO 6

CUIDADO PASTORAL DEL HOMBRE

Las reflexiones que hemos hecho en estos días sobre el enfoque del trabajo
pastoral latinoamericano al problema del individuo, de la persona concreta que se
sienta en los bancos de nuestras iglesias. Hemos hablado de liberación,
revolución, humanización.

Nos hemos referido a estadísticas que hablan de la situación de los movimientos


humanos a nivel continental, de la participación militante que se espera de los
cristianos en el proceso de liberación.

A todo esto debemos ponerle un nombre propio, debemos referirnos a la persona


que se sienta en el banco de la iglesia, y en particular a aquellas personas, la
inmensa mayoría de ellas que, desde un punto de vista humano, no tienen mayor
posibilidad de influir en forma determinante en el destino de sus naciones, y
muchas veces ni siquiera en su propio destino personal. ¿Podremos tener tiempo
para visitar ancianos y enfermos, o escuchar señoras en sus lamentos, cuando
estamos preocupados por los grandes movimientos de renovación, reforma y
revolución en A.L.? ¿Cuál es la responsabilidad pastoral para con el hombre
común y corriente?

Recordemos que quienes están en la iglesia son precisamente los que están
también en el mundo y que el hombre que hoy concurre a nuestra iglesia, lo sepa
o no, viene condicionado, por todo eso que llamamos proceso revolucionario de
nuestra situación latinoamericana, que vienen a nosotros con preguntas que
surgen en un contexto de ebullición, de fermento, de inseguridad.

Aun las mismas preguntas religiosas, ético-personales, vienen teñidas con otro
contenido y contexto social. Anteriormente reflexionaba sobre el tema “relaciones
entre padre e hijos políticos” era uno de los grandes temas que llegaban a la
consulta pastoral. Hoy si tuviéramos que escribir los temas serian, “como vivir con
la permanente inseguridad de nuestra ciudad”, “como vivir con el miedo a la
muerte”, “como convivir con aquellos que discrepan ideológicamente con
nosotros”. “como entender el deber cristiano de obedecer la ley y al mismo tiempo
proclamar y reclamar la justicia”. Hay una problemática que nos envuelve, nos
atrapa y se nos hace difícil mantenernos neutrales. Helder Gamara, el arzobispo
de Olin y Recife de Brasil dice: “en mi trabajo de animar a gente subdesarrollada
que vive en condiciones infrahumanas. Estos seres tienen que encontrar en el
evangelio razones para vivir”
Es decir, el hombre común, el que pareciera, cuando le hablamos de liberación y
revolución, estar muy lejos del campo de lucha en el cual se toma decisiones
importantes, es, sin embargo, una persona teñida, marcada, influida por todo lo
que está aconteciendo en el continente. En nuestro cuidado pastoral lo primero
que se requiere de nosotros, sin duda alguna, es que comprendamos al hombre
en su contexto, que veamos como las circunstancias de la vida de la comunidad lo
condicionan y determinan. El hombre que viene a nosotros o el que vamos a
buscar para conversar está viviendo por presión o reacción a los miedos que
imperan en la comunidad, está viviendo por acción o reacción en relación con los
grandes temas que se discuten y se luchan en la comunidad. La dificultad para el
que cree venir con un problema de relación con su esposo, esposa o el hijo, es
descubrir cuáles son las verdaderas razones sociales que le están llevando a vivir
esa crisis que incluso puede asumir característica de crisis religiosa.

En el segundo movimiento de la acción pastoral personal es lo que llamaremos


clarificación de motivación, o clarificación de actitud. El consejero, el pastor en
este caso, opera como una especie de espejo que devuelve hecho pregunta el
material que se le va dando en la conversación. Tenemos que encontrar, llegar a
saber, no solo nosotros sino la persona que nos consulta, en qué medida su
confusión obedece a la falta de claridad en los motivos que están operando en su
subconsciente. ¿Por qué esta aquella madre dispuesta a enojarse tanto con su
hijo como para retirarle la ayuda económica que lo mantiene en la universidad?
¿Será porque el muchacho es un haragán y no estudia? ¿O será porque se ha
dejado el pelo largo y desafía un estilo, una tradición que para la madre es
normativa? ¿Sera porque se atreve a discrepar y a opinar de acuerdo a su propia
generación y no de acuerdo a la generación de los mayores? Tendremos que
ayudar a la persona a ver en qué medida lo que está en juego es en verdad
espiritual, o es una actitud superprotectora y dominante. ¿Es el miedo lo que nos
motiva? ¿Reaccionamos en contra de lo nuevo porque en lo viejo sabíamos cómo
defendernos en lo nuevo se nos obliga a un ajuste de nuestro pensamiento?

En tercer lugar, tenemos que entrar en un momento de explicación de la acción


liberadora de Dios en la historia y de las posibilidades concretas que cada uno de
los que nos consultan tienen de sumarse a un nivel de acción posible. Vemos
como en el evangelio distintos episodios de conversaciones con Jesús y notar
que implica luego un grado de compromiso, de participación hacia el prójimo. El
caso típico de Zaqueo. Este hombre pequeño de estatura no podía ir a la guerrilla
porque ni siquiera podía llevar una lanza; sin embargo, después de la
conversación con Jesús se inscribe en las fuerzas liberadoras, cambia su actitud
en cuanto a su trabajo y va al encuentro de su prójimo con una actitud de justicia.
“he aquí la mitad de mis bienes doy a los pobres y si algo he defraudado lo
devuelvo cuadruplicado” después de la conversación con Jesús brota la
consecuencia directa de que este hombre se incorpore al nivel de actividad que a
él le es posible.

Es decir, hay una tarea de iluminación del entendimiento para poder ver los
acontecimientos de la vida personal, familiar y comunitaria a la luz del gran plan
liberador de Dios. Y hay una segunda tarea de ayudar a cada persona a ver la
gama de posibilidades que están a su disposición, para que luego pueda hacer
una opción inteligente y relacionada con sus posibilidades de edad, salud,
conocimiento, etc.

En cuarto lugar, llega el momento en que tenemos que guardar silencio para
respetar la decisión que asumen las personas que vienen a la consulta pastoral.
Es a ellos a quienes le corresponde hacer una opción y a nosotros respetarla. No
podríamos, en nombre de la eficacia en la acción liberadora, comenzar por
llevarnos por delante la conciencia de los miembros de la iglesia y esclavizarlos a
una acción aparentemente eficaz pero que en el camino no está preparando a
esas personas para que cuando les aparezca el caudillo, más o menos
carismático, puedan seguir actuando en función de una personalidad que se
ejercita en la toma de decisiones. Debemos recordar a nuestros miembros que a
la luz de nuestra fe contamos con los recursos de un Dios que teje aun los
fracasos humanos para alcanzar el cumplimiento de su voluntad.

En el refrán popular se dice que mientras hay esperanza hay vida. Mientras hay
una posibilidad de soñar y un mañana nuevo para construir, hay vida genuina
digna de ser vivida.

En resumen diríamos que no hay nadie que sea tan humilde o tan insignificante en
nuestra congregación que no esté influido por el caldo de cultivo de la convulsión
social en la cual nos encontramos en A.L. hasta “el ultimo” se encontrara influido
por determinadas acciones económicas, pues los precios suben y eso le afecta;
por las invitaciones de los diversos sectores ideológicos, o por alguna otra razón,
pero de una u otra manera el miembro que llega a la iglesia no viene con una
problemática estrictamente religiosa; viene una persona hija de su tiempo y como
tal debemos considerarla. No hay nadie que sea tan humilde o tan insignificante,
que no pueda influir en cambiar las coordenadas históricas de su propia vida y
contribuir también a cambiar en alguna medida, mayor o menor, la situación global
de su sociedad. “de la boca de los pequeños y de los que maman fundaste la
sabiduría”. “Te alabo padre porque escondiste estas cosas a los sabios y a los
entendidos y las revelaste a estos pequeños”.
La oración no debe ser; un escape, sino la forma importante inteligente de
sumarnos al movimiento del espíritu de Dios en pro de la liberación. De esta
manera nos sumamos a la fuerza espiritual que Dios libera sobre la humanidad
como bendición, colocando como meta, grande o pequeña, delante de nosotros,
diferentes posibilidades de acción que nos están esperando. Siendo protagonista
con Dios del mensaje y en una aventura de liberación para este mundo.
Incluyendo el mundo de doña Juana, de don Pepe y de Arturito sin olvidar el
mundo de nuestro prójimo.

CAPITULO 7

CUIDADO PASTORAL DE LA COMUNIDAD SECULAR

En términos generales, está claro que la comunidad eclesial en su conjunto es la


responsable de prestar el servicio cristiano a la comunidad secular, y que la tarea
pastoral está al servicio de la edificación de los santos para la obra de su
ministerio. Mientras hay un plan de Dios que cubra todas las áreas de la vida de
los hombres, ese plan busca la liberación en esta hora latinoamericana. Hay una
misión de la iglesia y esta es colocarse al servicio de ese plan, es convocar a los
hombres a reconocer lo que está sucediendo y a colaborar con ello. La actividad
pastoral es capacitar a la iglesia para el cumplimiento de esa misión de
acompañar los propósitos liberadores de Dios.

La comunidad viene a golpear la puerta del sacerdote y del pastor. A la prensa le


interesa la opinión del pastor sobre las diferentes situaciones que acontecen en la
comunidad. Todos los días vamos ver en la prensa la opinión de un sacerdote o
de un grupo cristiano, porque la comunidad secular nos ha descubierto y quieren
conocer la posición de la iglesia. Es decir, se ha descubierto que el pastor o el
sacerdote son personajes simbólicos y detrás de ellos hay una comunidad que lo
respalda y lo acompaña. Y hay un interés de obtener el apoyo de esa persona
para la posición ideológica, política y social del que viene a buscarlo.

Puede ser una táctica, política, para poder tener acceso a las masas unidas de la
iglesia, acompañada de otra dimensión personal, una razón más profunda, en
medio de la incertidumbre de nuestro continente, en medio de la caída de tantos
valores que se creían fijos, se busca y se desea tener la compañía de una persona
que tenga convicciones profundas, que pueda trasmitir seguridad, la búsqueda no
será siempre para tratar temas religiosos, pero al relacionarse con los niveles
sindicales o políticos, descubre, para su sorpresa que hay un interés de escuchar
al pastor en función de las convicciones que se supone él tiene. Es decir, tácticas
estrategas políticos hay muchos, pero personas que estén pensando en
dimensiones más profundas, que puedan considerar al otro no como una
herramienta para la lucha política sino como un ser humano con problemas,
sueños fracasos y esperanza no hay tantas. Entonces se presenta una
oportunidad para la acción pastoral que no buscamos sino que esta provista por el
mundo.

Debemos recordar que todo lo que es servicio debe estar pensado y realizado a la
luz de la lectura histórica y el reconocimiento del Kairos liberador de Dios.
Digamos, primero, que en todos los campos de la vida humana hay siempre una
dimensión de profundidad, de humildad, de humanidad a descubrir, a mantener y
alentar. La presencia pastoral en el campo político debe mantenerse con el
reconocimiento de esta dimensión.es una dimensión personalizante, que toma al
otro como político, sino que integra lo político a un hombre que tiene sus propias
tentaciones, sus propias debilidades, sus propios sueños, sus propias ansias. Por
lo general el campo político es el campo de la pretensión, de la apariencia. El
pastor debe estar atento, a las preocupaciones que el político no se atreve a
formular en público, para no demostrar debilidad y se niegan el derecho afrentarla
con normalidad.

Una primera dimensión, es la aproximación al hombre y el ser pastor lo facilita, se


van aproximar en esa dirección, y en nuestro entusiasmo por la política nos
olvidaremos de esa aproximación. Pero esta dimensión solo se adquiere a través
de círculos de encuentros, de la creación de lazos de amistad, de estudio de
temas relacionados con las otras dimensiones de la vida del arte y de la cultura.
Complementando una visión integral de la existencia centrada en el evangelio.

Una segunda área de servicio pastoral es atender el servicio teológico. Nunca


como hoy precisamos reflexionar en el contenido de nuestra fe y como ella se
vincula a las dimensiones totales del hombre, a fin de ser útiles para participar en
el dialogo ideológico que se da con tremenda potencia en todos los círculos
políticos de A.L. durante mucho tiempo se ha dado por sentada la sociedad
existente. En consecuencia, el problema cristiano era únicamente como insuflar,
como colocar algo de honestidad, de decencia en el plano político.

Sera nuestra exigencia que el hombre tenga plena libertad para buscar una
respuesta a los enigmas de su destino personal, lo que hará posible exigir de la
comunidad secular que sea pluralista, abierta a multiforme posiciones ideológicas
y filosóficas a partir de las cuales podamos unirnos en un proyecto de comunidad.
Pero es fundamental que haya una generación de teólogos capaces de
embarcarse en este proceso y decidido a usar las herramientas que puedan
proveer otras ciencias humanas y otras tendencias ideológicas sin perder de vista
contribución del evangelio y que la comunidad precisa si es que va crear un tipo
de sociedad más humana.

Una tercera área de servicio pastoral es lo que podríamos llamar la acción


reconciliadora del pastor. La mayoría dirá que no se puede hablar de
reconciliación en un momento donde hay opresor y oprimido esto significa dejar
las cosas como están. Primero que desaparezca el opresor y luego hablamos de
reconciliación. Una línea influida por el marxismo donde es necesario que
desaparezca la clase opresora para dar paso a una sociedad sin clase. Todo este
proceso nos pondrá en una situación de crítica por parte de ambos bandos, es
decir hay consideraciones de tipo política que nos invitaran de un lado o del otro,
por lo general del lado que cree que va a ganar, a no hacer ningún esfuerzo de
reconciliación.

Reconocemos que existe una problemática que no ´podemos elaborar en términos


generales que tiene que aplicarse a cada caso concreto y particular, sin embargo
hay lugar a una actitud reconciliadora en el estilo de la cruz de Jesucristo.
Jesucristo reconcilia de manera integral haciendo suya la suerte del hombre. Dios
estaba en Cristo reconciliando el mundo, pero era necesario que su hijo
encarnara en una de las partes, en este caso en la parte pecadora, y desde ahí
comenzar la lucha por la reconciliación. Para evitar o reducir los costos sociales, el
dolor de un lado y el otro.

En cuarto lugar, hay una presencia simbólica, una presencia casi sacramental del
pastor en la acción sindical o en la acción política. Cuando el pastor o el sacerdote
son reconocidos como tales, y se les invita a una asamblea sindical o una
asamblea de vecinos de un barrio no invita a Juan Pérez, invitan a una imagen
que trasciende a una persona. Esto podría ser tema de investigación para los
sociólogos. Pero debemos reconocer que en el plano de la comunicación de
masas las imágenes juegan un papel importante. Entonces, la imagen de una
presencia pastoral trasmite en determinados momentos la convicción de que el
pastor está apoyando la línea general de alguna circunstancia. Este apoyo se
mide por todo un halo de fuerzas moral y espiritual que se cree encarnado en
nosotros, el cual significa un apoyo que levanta el ánimo, que sostiene y fortalece
a la gente.

Por último, recordemos la intersección permanente de la iglesia como función


pastoral en beneficio de toda la comunidad. Solo la iglesia que vive orando por los
hechos concretos de la comunidad secular podrá comprender el compromiso
político del pastor como ciudadano o la presencia pastoral en áreas críticas de la
comunidad.
La presencia pastoral debe estar presente en todas las áreas de la vida a
mantener permanentemente delante de los hombres la dimensión de la
esperanza, el llamado hacia el futuro, la convicción de que Dios todavía reina, todo
lo cual brota del evangelio y puede movilizar a las masas de nuestra A. L a la
búsqueda de un destino mejor.
.

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