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ALICIA FRISCHKNECHT (COORD.)

DE OPINIONES Y ÁMBITOS DEL HACER SOCIAL

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ALICIA FRISCHKNECHT (Coord.) ACORDE - MOS - NOS. De opiniones y ámbitos del
hacer social.

1° Edición, Cipolletti, Río Negro. Edición en rústica

120 p.; 29x21cm

ISBN 978-987-33-4466-4

Enseñanza de la Lengua. Alicia Frischknecht, coord.

Diseño de Tapa y revisión general: Matías Sigot (texto) y Jorge Carrión (gráficos).

Colaboradores: Matías Sigot (5. Un acercamiento al arte retórica y su relación con la escritura y la
literatura), Cecilia Balladini (6. Argumentar para mover a otro a una respuesta activa: la
publicidad); Jorge Carrión (7. Humor, argumentación y falacias) y María de los Ángeles Mare (8. El
discurso científico. La argumentación en gramática)

Edición en rústica
© 2014 – Alicia Frischknecht y colaboradores
Río Negro – Argentina
Volumen de distribución académica gratuita

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Índice

Introducción: Por qué el discurso argumentativo 4


1. Conceptos fundamentales 7
La compleja noción de discurso y las disciplinas que de ella se ocupan
2. Exponer la propia opinión 16
Primer paso: explorar el tema, lugares del discurso
Ante la multiplicación de la información en la red
Segundo paso: construir la opinión
3° paso: prever la posición del destinatario
Para seguir pensando…
3. La argumentación oral: el debate 27
La dinámica del debate
La selección de los argumentos
4. Argumentar para logra la adhesión del auditorio: la argumentación en política 34
La construcción de la realidad en la prensa
La enunciación política
Algo más que decir de los auditorios
5. Un acercamiento al arte retórica y su relación con la escritura y la literatura 50
La producción poética y las técnicas argumentativas
6. Argumentar para mover a otro a una respuesta activa: la publicidad 64
Características generales de la publicidad
La imagen
Cómo reacciona el lector ante la imagen publicitaria
Retórica de la imagen
A modo de cierre
7. Humor, argumentación y falacias 72
Reglas de argumentación y falacias
8. El discurso científico. La argumentación en gramática 91
Introducción
La gramática como ciencia
El arte de la argumentación en gramática
La economía de la explicación
La elegancia
La justificación independiente
La organización de la argumentación gramatical
Consideraciones finales
La construcción del discurso científico: Lectura complementaria 102
9. Epílogo: La formación del joven orador según los maestros de la antigüedad 105

5
Introducción: por qué el discurso argumentativo
Existe un enorme tesoro en el lenguaje y poder encontrarlo es en cierto
modo una tarea que nos relaciona no solo con el futuro sino, sobre todo,
también con el pasado. Más allá de toda discusión sobre lo nuevo, lo novedoso,
lo actual y lo contemporáneo en el lenguaje, las preguntas esenciales siguen
insistiendo con un temblor siempre presente: ¿podremos tomar la palabra,
nuestra palabra? ¿Hay algo para decir? ¿Hay algo para escribir? Y en relación a
esa tentación al expresionismo y la productividad de la palabra: ¿Hay alguien
allí, por dentro de lo que dice, por dentro de lo que escribe? Y aún más: si la
cuestión es apenas un problema de quién y qué es lo que emite ¿hay alguien del
otro lado que escuchará y leerá? ¿Alguien que, simplemente, desee una
detención, una pausa?
Carlos Skliar, muro personal de Facebook, 7/2/14

En nuestro primer curso tratamos de orientar una reflexión sobre las formas del hacer comunicativo y
recuperar algunas nociones estudiadas en el ámbito escolar, así como algunos saberes lingüísticos básicos
y los razonamientos con los que operamos de manera más o menos consciente. El recorrido consistió en
una invitación a hacerlos más conscientes, de manera de lograr mayor autonomía en la producción escrita
en el ámbito de la universidad. Cuanto mejor sabemos hacer, es decir cuanto mayor dominio instrumental
logramos de nuestra lengua, más eficaz se hace nuestra producción.

La consideración particular de los discursos que circulan en el ámbito académico reconoció el objetivo de
allanar el procesamiento –obligado- de esas clases que pretenden representar un discurso autónomo, que
presenta/comunica una verdad única. Sin embargo, el curso nos llevó al reconocimiento de que el hacer
lingüístico se inscribe en un momento histórico particular, es producto de la actividad social y cultural,
está calculado por cada uno de nosotros y que los valores, presuposiciones y compromisos que
caracterizan a las culturas inciden en dicha producción. Es por ello que no tiene sentido elaborar una lista
más o menos numerosa de características, ya que los discursos no son universalmente clasificables, son
cambiantes, dialécticos, se inscriben en el tiempo y en la interacción, la historia social y cultural.

Como también hemos visto en IGE, esa condición variable es extensiva a otros niveles del análisis
lingüístico. Por ejemplo, un mismo significado puede ser mentado por un elemento léxico mientras que en
otros puede reconocer matices de diferenciación, varios modelos de composición morfológica. Cada
comunidad cultural, por otra parte, reconoce estructuras sintácticas diferentes para resolver actos de
habla idénticos (por ejemplo, la posición del pronombre nominativo en interrogativas, del tipo “¿Qué
sabés vos de eso?”, “¿qué tú sabes de eso?” o “¿Qué sabes de eso ∅?”). Es por esto que podemos afirmar
que el objetivo del estudio del lenguaje no tiene sentido si no concedemos relevancia a esta variabilidad:
no se trata de un campo normativo sino reflexivo.

Volviendo a nuestro campo de problemas, el hacer discursivo, en ILE estudiamos dos formas prototípicas
que organizan las actividades del lenguaje, el narrar y el exponer. Reconocimos que, además, la relación
del sujeto que produce con su propio discurso puede revelar una mayor implicación o bien un
borramiento intencional, en el discurso expositivo autónomo. En todo momento, subrayamos que ese
gesto solamente describe el hacer de la divulgación que nos afecta particularmente, porque es el modelo
en que se sostiene la defensa de un determinado paradigma explicativo, el que define los modos de hacer
característicos del ámbito académico.

Reconocimos que esa orientación característica de los discursos académicos se distingue notablemente de
otros discursos, los que circulan en otras esferas y que regulan sus prácticas. También, que esa aparente
autonomía revela su objetivo de construir una realidad. Todo discurso involucra un sistema de ideas y
creencias que lo avalan. Dado que la responsabilidad del futuro traductor no será solo trasladar un
mensaje de una lengua a otra, sino recuperar todos los sentidos que aparecen, y también sugerir los

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implícitos, es preciso que reponga la inscripción de un discurso en variables sociales, culturales e
ideológicas compatibles a aquellas que le dieron lugar en otra esfera diferente.
Toda traducción implica una interpretación, donde lo que se busca es el sentido del texto, para lo cual es
necesario conocer el espíritu de su época, su contexto histórico, es decir su tradición cultural. Lo que nos lleva
a entender a la traducción como una vía de relación entre las culturas en sí mismas, a través de los sentidos
transmitidos en la transferencia de una lengua a otra. Y esta transferencia de sentidos nos lleva a reconocer
que la traducción es posible.1

Para ello, es preciso avanzar hacia una consideración más amplia, que nos permita no solamente
reconocer la organización y el enunciador en un texto sino también evaluar las condiciones en que el
hacer lingüístico se inscribe. El discurso es mucho más que forma y enunciación. También involucra
aportes que se relacionan con nuestro conocimiento del mundo, de la sociedad, del universo de los textos.
El discurso es expresión de esos conocimientos, de las opiniones involucradas: es argumentación. La
propuesta para el presente curso partirá, también, de la consideración del modo en que un/a locutor/a
enuncia su discurso en una trama social, histórica y cultural compleja, a partir de la recuperación de los
valores que en esa trama están implícitos, así como de los mecanismos de la lengua que sirven a
determinado objetivo.

Una de las estrategias que pondremos en juego para lograr este trayecto, será la interacción permanente
entre oralidad, lectura y escritura (Dolz, 1995). Consideramos que las actividades de escritura fortalecen
la conciencia del potencial de las propiedades lingüístico discursivas, y que solamente se logra su
reconocimiento a través de la consulta de un sostenido ejercicio de investigación y de lectura. Algunos de
estos recorridos serán teóricos y dirigidos, otros promoverán la autonomía de los/as estudiantes y
propiciarán sus elecciones tópicas.

La evaluación reconocerá dos tramos, orientados ambos al logro de la argumentación. El primero se


resolverá en dos momentos, uno virtual y otro presencial, de realización de un debate oral sobre alguno
de los temas propuestos. El segundo, la escritura y exposición de un artículo de investigación
breve/ponencia, a elección de los estudiantes. Esta presentación será individual.

El proyecto de escritura para este curso tomará en cuenta las variables que nos permiten el recorrido por
los temas y los problemas enunciados: la historia y las formas de comunicación; la prensa y el discurso de
los políticos; las artes (buenas o malas) de la publicidad, el humor y la literatura o la retórica del discurso
científico. Como en el curso anterior, se sostendrá un acompañamiento tutorial del recorrido de cada
grupo/estudiante, para llegar a la resolución de la exposición del propio trabajo de argumentación a fin
del curso presente.

Cada uno de los trayectos de este curso recuperará una secuencia constante, aunque también se
propondrá avanzar puntualmente a partir del reconocimiento del potencial explicativo de los contenidos
teóricos. La secuencia para las actividades prácticas de producción será la siguiente:

a) Anticipar globalmente la posición del destinatario;


b) justificar y desarrollar su punto de vista con un conjunto de argumentos;
c) refutar eventuales argumentos en contra;
d) planificar la sucesión de los argumentos y su articulación;
e) negociar una posición aceptable para todos

1 Mónica Ruffino (2010), “El concepto de traducción como posibilidad de comunicación entre culturas diferentes”, en
II Seminario Internacional de Políticas de la Memoria, Recordando a W. Benjamin, Justicia, Historia y Verdad. Escrituras
de la Memoria. Buenos Aires, C. C. Haroldo Conti. Versión digital en
http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2010/10/mesa-04/ruffino_mesa_4.pdf
7
A partir de las actividades propuestas para cada uno de los apartados avanzaremos hacia un conocimiento más
complejo de la producción social de discursos. En relación con la noción de discurso, propondremos un recorrido
rápido por las tradiciones teóricas que sirven a la caracterización general de la noción, que sirve como punto de
partida para los presupuestos que la sociedad en general aprovecha para evaluar las actividades en las diferentes
esferas, aunque sin detenerse puntualmente en un recorrido explicativo. La semiótica, la retórica, la lingüística del
discurso, el análisis crítico, nos brindarán algunas aproximaciones sobre la complejidad de abordaje que supone. Así,
recortaremos los aspectos del tema que podemos abordar sin involucrar una aproximación impresionista, esto es, el
saber sobre el logro de la coherencia temática e ideológica (la selección de los argumentos), la planificación de
segmentos textuales que sirven a objetivos precisos (la dinámica del debate oral y de la argumentación en general),
la enunciación (la política y la publicitaria), el estilo y el registro adecuados al auditorio previsto (las artes retóricas),
los diferentes recursos argumentativos para mover la respuesta de dicho auditorio (desde la producción publicitaria
y humorística) y la relación entre la selecciones del argumentante y el respaldo que la teoría o una visión del mundo
ofrecen para lograr es consentimiento de la comunidad científica y de los interesados en profundizar en el
conocimiento del tema.

El trayecto final nos invita a pensarnos como argumentantes, a recuperar las bases que orientaron la formación de
los oradores en la antigüedad, prácticas que la modernidad fue borrando para ceder a prácticas que alentaron la
reproducción irreflexiva antes que la invención apoyada en decisiones e ideas claras.

8
Bibliografía

Camps, A. y J. Dolz (1995) “Enseñar a argumentar: un desafío para la escuela actual” en En Rev. Comunicación,
Lenguaje y Educación, 1995, 25: 5-8.

Cotteron, J. (1995) “¿Secuencias did|cticas para de enseñar a argumentar en 1°?” En Rev. Comunicación, Lenguaje y
Educación, 1995, 25: 79-94.

Dolz, J. (1995) “Escribir textos argumentativos para mejorar su comprensión”. En Rev. Comunicación, Lenguaje y
Educación, 1995, 25: 65-77.

VVAA (1988) “Contributions { la Pédagogie du Texte II”, en Pratiques et Théorie, n° 52, Lausanne UNIGE.

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1. Conceptos fundamentales

El curso introductorio se centró en el producto del hacer lingüístico, para lo cual indagamos las formas
textuales que se refieren a los dos modos de hacer: la narración y la exposición. La pregunta por la noción
de género nos llevó a relativizar su valor normativo y a propiciar su revisión a través del hacer reflexivo,
que tuviera en cuenta las características del narrar y del exponer, para lograr progresivamente una
producción autónoma y, sobre todo, a partir de la gestión comprometida del sujeto productor.

Ahora bien, nuestro curso se vinculó con el quehacer académico, actividad discursiva que presentamos
como algo artificial. Es preciso avanzar hacia una consideración más amplia del hacer discursivo; para
esto, analizaremos las razones, los factores que caracterizan el hacer lingüístico en la vida cotidiana. Tales
son los objetivos del trabajo del traductor/a, conocer las formas, producto de una cultura, para poder
acercarlas a las otras, la de llegada, no solo a través del conocimiento de la lengua sino, sobre todo, a
través de la comprensión de qué es lo que justifica el hacer en cada comunidad discursiva.

La compleja noción de discurso y las disciplinas que de ella se ocupan

Para iniciar nuestro recorrido, debemos tomar como punto de partida la noción de discurso. En nuestro
hacer cotidiano, se trata de una noción demasiado amplia. Tomemos los siguientes enunciados y
evaluemos su valor:

El presidente no se hace responsable del discurso de sus asesores.

La gente ya está cansada de los discursos de los políticos.

Uno de los objetivos de la escuela es que los estudiantes produzcan sus propios discursos eficientemente.

Eso no es ciencia, ni verdad: no es más que discurso.

El primero se refiere al contenido del hacer; el segundo establece una generalización que refiere al modo
de hacer de una comunidad en particular, la de los políticos; el tercero, a la práctica propiamente dicha y,
finalmente, el último, a la condición de verdad del producto de la actividad. Si tuviéramos que anticipar un
modo de abordar esta complejidad, podríamos anticipar que hablar de ‘discurso’ nos obliga a
preguntarnos por su objeto, la responsabilidad del enunciador, las convenciones que rigen su producción
(más cerca de la noción de texto) y, finalmente, su razonabilidad.

Según la vulgarización más difundida, el discurso es ‘el texto en su contexto’. Cuando se hace referencia al
contexto se consideran variables que van mucho más allá de la reflexión lingüística, se relacionan con la
historia social, la cultura, las tradiciones de una comunidad discursiva dada, las visiones del mundo en
juego en la interacción social, así como las restricciones a la actividad que las mismas comunidades han
construido en su historia compartida, respecto de cuáles temas/asuntos se han de referir y cuáles no, qué
tipo de relación entre los participantes puede aceptarse y entre quiénes. Es por esto que los teóricos que
se han ocupado del concepto, suelen asociar la noción a lo social.

Dominique Maingueneau2 anota que, en los últimos años, el término discurso ha proliferado tanto en la
vida cotidiana como en las ciencias del lenguaje, con valores diversos. Para las ciencias del lenguaje
implica “una modificación en nuestra manera de concebir el lenguaje” que supone que no puede
estudiarse sin considerar el modo en que se actualiza su recepción3. Estudiar el discurso es ir más allá de

2 D. Maingueneau (2007) Análisis de textos de comunicación. Buenos Aires, Nueva Visión: Cap. 2 “Discurso, enunciado,
texto”, pp. 41-47.
3 Id. 42.

10
la frase, considerar unidades que dependen de la producción en un grupo social determinado. Además de
que el discurso está orientado por la intención del locutor, está anclado en una temporalidad y demanda
una respuesta de su interlocutor, es dialogal. Pero, como forma de acción, el anclaje reconoce su
adecuación a determinadas esferas de la actividad humana no verbal, las delimitadas por una tradición en
el modo en que han producido los discursos, la que conforma el interdiscurso4. Estas condiciones
justifican, en gran medida, que orientemos nuestro recorrido en relación con ámbitos de producción
específicos, como la institución política, la publicitaria, la científica, etc.

Las orientaciones que desde 1960 a la fecha se han dado a los estudios del discurso son variadísimas y se
vinculan con disciplinas sociales deferentes. Por un lado, tienen en cuenta las condiciones materiales
concretas de la producción, por otro, las condiciones sociales, psíquicas, neurológicas que se reconocen en
la base de la producción discursiva. Estos estudios son orientados por historiadores, sociólogos, filósofos,
semiólogos, psicólogos, neurólogos, entre otros. No escapan a la incumbencia de los comunicadores
sociales, quienes se detienen, en particular, en la caracterización de la prensa y en la producción de
conocimientos sobre la difusión de información así como en medios masivos de comunicación.

Otras comunidades científicas se han interesado también en el discurso, centrados en lo lingüístico,


conformando por lo tanto comunidades de estudio interdisciplinarias: la antropología lingüística, la
etnografía de la comunicación, la etnometodología, la sociología y la filosofía. Delimitan cuáles son los
planos y los niveles en que se detendrá su estudio, respectivamente, la relación entre lenguaje,
pensamiento y cultura; la competencia comunicativa; las regularidades que se verifican en los ámbitos de
interacción; el papel de las interacciones en la vida social y/o el origen y desarrollo del lenguaje y su
relación con la producción de sentido. Hay varios centros, conformados por investigadores de lingüística y
de los campos mencionados, que se ocupan del análisis de todos estos aspectos. Incluso los hay que se
proponen ir más allá e indagar cómo los sistemas ideológicos operan sobre la gente modificando su
percepción del mundo y de los hechos. Consideran que este recorrido es necesario para ‘liberar’ a los
ciudadanos de los efectos de la persuasión político-ideológica: se reconoce como Análisis Crítico del
Discurso. Según su fundador, Teun Van Dijk
El análisis crítico del discurso es un tipo de investigación analítica sobre el discurso que estudia
primariamente el modo en que el abuso del poder social, el dominio y la desigualdad son practicados,
reproducidos, y ocasionalmente, combatidos, por los textos y el habla en el contexto social. El análisis crítico
del discurso, con tan peculiar investigación, toma explícitamente partido, y espera contribuir de manera
efectiva a la resistencia contra la desigualdad social.5

Los investigadores que reconocen presupuestos vinculados con la lingüística consideran unidades de
análisis diferentes, a saber, la enunciación, el sentido y la organización del texto, el hecho comunicativo,
las condiciones en que se realiza y las normas por las cuales se llega a realizar, las marcas o indicadores de
la situación, los recursos seleccionados para la construcción del sentido, entre otros. Así, delimitan
también cuáles son los planos y los niveles en que se detendrá su estudio. Se ocupan de las características
del discurso oral –en el Análisis de la conversación-, del cálculo y de la respuesta a la producción del

4 Se trata de la relación de un discurso con los otros, a partir de las particularidades que lo constituyen como parte de
la producción de una esfera dada. Es un conjunto histórica y lingüísticamente definido. Un discurso no es gestado de
la nada, sino a partir de una transformación que los individuos proponen en diversas situaciones, que retoma lo ya
dicho. La noción de interdiscurso sugiere que no hay un punto de partida ni un punto de llegada para el discurso. Un
sujeto que se inscribe en una comunidad de actividad lingüística particular reconoce ese interdiscurso como parte de
la caracterización de la misma. Se representa por un conjunto de formulaciones hechas y olvidadas que determinan
lo que decimos. “É preciso que o que foi dito por um sujeito especifico, em um momento particular, separe na
memória para que, passando para o “anonimato”, possa fazer sentidos “minhas” palavras””. (E. P. Orlandi (2001),
Análise do Discurso: princípios e procedimentos, Campinas, Pontes. 2001:33).
5 T. Van Dijk (1999) “El an|lisis crítico del discurso” en Revista Anthropos, n° 186, Barcelona, septiembre-octubre de

1999: 23-36. Disponible en línea en http://cmap.upb.edu.co/rid=1J59CGKZN-84T0XK-


C2/analisisCriticodelDiscurso.pdf.
11
discurso –la Pragmática y la Retórica. Un análisis exhaustivo de esta noción nos obligará a recuperar cada
uno de estos planos de análisis, como si estuviéramos deshojando el hojaldre textual, además de
recuperando las variables que describen la actividad del lenguaje en el contexto material en que se
produce. Jean-Paul Bronckart propone la siguiente definición para el término:

El término discurso designa la puesta en acto del lenguaje por individuos en situaciones concretas: designa las
prácticas lingüísticas, por oposición al sistema de la lengua. Pero como hemos visto, este sistema no constituye
sino una abstracción teórica secundaria, la realidad lingüística constituida enteramente de prácticas situadas;
a partir de esto, hemos sostenido que para designar esta realidad, conviene ajustarse a la expresión de actuar
lingüístico –actuar languajero6- m|s que utilizar ‘actividad discursiva’, por una parte, porque el uso de esta
última expresión podría dar a pensar que el lenguaje se manifiesta de otro modo que como práctica; por otro,
porque es posible dar al término discurso un sentido a la vez más preciso y más profundo. Realizado a partir
del aprovechamiento de las fuentes de una lengua natural, el actuar lingüístico se traduce por un texto, al
que se puede definir como toda unidad de producción verbal que vehiculiza un mensaje organizado y
tendiente a producir sobre su destinatario un efecto de coherencia, o también como la unidad
comunicativa de rango superior, correspondiente a una unidad de actuar lingüístico dada. 7

Y agrega que, en principio, el analista deberá considerar los géneros y la formas puestas en juego en la
organización del discurso, evaluar la condiciones de la puesta en texto, esto es, la arquitectura textual, en
su totalidad (los conocimientos sobre el tema, sobre la infraestructura, sobre la planificación global y el
compromiso enunciativo). Así, nos propondremos, a lo largo de este curso, recorrer cada uno de estos
planos de análisis, a la vez que tentar la producción a partir del cálculo de la respuesta que un recurso, un
modo o estilo particular funcionan socialmente en la producción de sentido.

Volviendo a la tradición lingüística, para Jean-Michel Adam8, la consideración del discurso obliga al
lingüista a preguntarse por otros factores, como la competencia lingüística de las personas. Según el autor,
esta parece reglada, de manera compleja, por un haz de limitaciones: locales y globales, textuales y
discursivas. Las limitaciones discursivas (las de los géneros) están vinculadas a las prácticas, a la vez
siempre históricas y socialmente reguladas. Las limitaciones textuales se relacionan con los diversos
planos de organización y, finalmente, las de la lengua con sus planos fónico, ortográficos, léxico,
gramatical, semántico-lógico. Propone el siguiente esquema para representarlo:

6 Autores de habla española prefieren el neologismo para dar cuenta de la frase francés ‘agir langagière’ (Dora
Riestra, entre otros).
7 Traducción y subrayado es nuestro, tomado de J.-P. Bronckart (2004) Le langage comme agir et l’analyse des

discours” en VVAA, Agir et discours en situation de travail. Génève, Cahier n° 103, Juin 2004: 67-81.
8 Conocemos al autor por la noción de secuencia textual, sabemos que la perspectiva en la que se inscribe es la del

estudio de la discursividad. Sin embargo, en este fragmente, se ocupa de reflexionar acerca del aprendizaje del hacer
lingüístico. Anota la necesidad de un estudio de factores pragmáticos, además de los textuales.
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Discurso
Interacción social

Géneros y secuencias discursivas

Finalidad Localizaciones Cohesión Conectividad Secuencialidad


Ilocucionaria enunciativas semántica

______________________________________________________________ __________________________________

CONFIGURACIÓN PRAGMÁTICA SERIE DE PROPOSICIONES


________________________________________________________________________________

Texto
Jean-Michel Adam (1993) “Le texte et ses composantes. Théorie d’ensemble des plans d’organisation”, en
Semen. Revue sémio-linguistique des textes et discours. N° 8, 1993 Configurations discursives.

Cada uno de esos haces están, en el hacer cotidiano, en constante interacción. Pensar en el discurso exige,
por lo tanto, un abordaje también complejo, que parta de la consideración de los planos que organizan el
hacer textual, de las tradiciones que han servido a la regulación de la producción discursiva y de los planos
de organización de la lengua misma.
En el plano más superficial, reconocemos las secuencias discursivas y las formas que en una comunidad
dada definen el modo de hacer de una esfera social dada. Estos constituyentes se reconocen como
enunciados, es decir, piezas o “partes de discurso pronunciadas por una sola persona” (v. Z. S. Harris,
“Discouse analysis: a sample text” en Languages, 28, 1952: 427-494). Se trata de unidades de
comunicación, una secuencia verbal dotada de sentido y completa, a lo que Adam agrega, que solo se
reconoce como parte de una interacción que define una finalidad ilocucionaria, manifiesta
responsabilidad enunciativa que habilita el reconocimiento de la localización enunciativa, que es parte
de una trama o plan fácilmente reconocible –cohesión semántica-; además de esta configuración
pragmática, las proposiciones que configuran series ya que están conectadas entre sí y responden a
determinado plan secuencial. No olvidemos que la noción de enunciado se diferencia de la oración por
otros datos, no solo por su modo de composición.

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Por su parte, Marc Angenot9, teórico de la tradición conocida como socio-semiótica, considera otros
aspectos y subraya la distinción entre los conceptos acuñados por científicos y las entidades empíricas. El
abordaje científico del discurso resulta más complejo. Propone la siguiente introducción a su estudio
sobre el discurso social:
El discurso social: todo lo que se dice y se escribe en un estado de sociedad, todo o que se imprime, todo lo que
se habla públicamente o se representa hoy en los medios electrónicos. Todo lo que se narra y argumenta, si se
considerar que narrar y argumentar10 son los dos grandes modos de puesta en discurso.

O m|s bien podemos llamar “discurso social” no a ese todo empírico, cacofónico y redundante, sino a los
sistemas genéricos, los repertorios tópicos, las reglas de encadenamiento de enunciados que, en una sociedad
dada, organizan lo decible –lo narrable y opinable- y aseguran la división del trabajo discursivo. Se trata
entonces de hacer aparecer un sistema regulador global cuya naturaleza no se ofrece inmediatamente a la
observación, reglas de producción y circulación, así como un cuadro de productos.

Lo que yo propongo es tomar en su totalidad la producción social del sentido y de la representación del
mundo, producción que presupone el “sistema completo de los intereses de los cuales una sociedad está
cargada" (Fossaert, 1983a: 331). Así pienso en una operación radical de desclausuramiento que sumerja los
campos discursivos tradicionalmente investigados como si existieran aislados y fueran autónomos (la
literatura, la filosofía, los escritos científicos) en la totalidad de lo que se imprime y se enuncia
institucionalmente. (…)

Hablar de discurso social es abordar los discursos como hechos sociales y, a partir de allí, como hechos
históricos. También es ver, en aquello que se escribe y se dice en una sociedad, hechos que “funcionan
independientemente” de los usos que cada individuo les atribuye, que existen “fuera de las conciencias
individuales” y que tienen una “potencia” en virtud de la cual se imponen. (…) El discurso social –si acaso tiene
una relación con la lengua normativa, la “lengua literaria” de una sociedad- no tiene relación con la “lengua” de
los lingüistas. Si bien el discurso social es la mediación necesaria para que el código lingüístico se concrete en
enunciados aceptables e inteligibles, la perspectiva sociodiscursiva permanece heurísticamente alejada del
ámbito de la lingüística. Ambas perspectivas parecen irreconciliables, y el análisis de los lenguajes sociales es
antagonista de la descripción de la “lengua” como un sistema cuyas funciones sociales deben ser, en cierto
modo, neutralizadas, escotomizadas. Sin embargo, el discurso social, al igual que el “código” lingüístico, es
aquello que ya está allí, aquello que in-forma el enunciado particular y le confiere un estatus inteligible.

Porque todo discurso concreto (enunciado) descubre siempre el objeto de su orientación como algo ya
especificado, cuestionado, evaluado, envuelto, si así pudiera decirse, por una bruma ligera que lo oscurece o, al
contrario, como algo esclarecido por palabras ajenas a su propósito. Está envuelto, penetrado por las ideas
generales, las perspectivas, las apreciaciones y las definiciones de otros (Bajtín, 1978: 100).

Una interacción generalizada

A primera vista, el vasto rumor de los discursos sociales da la impresión de barullo, de cacofonía, de una
extrema diversidad de temas, opiniones, lenguajes, jergas y estilos; es en esa multiplicidad, en esa
“heteroglosia” o “heterología” donde se ha detenido fundamentalmente el pensamiento de Bajtín. Este autor
acentúa unilateralmente la fluidez, la desviación creativa hacia una representación de lo social como un lugar
donde las conciencias (“respondientes” y dialogizadas) est|n en constante interacción, un lugar en el que las
legitimidades, las jerarquías, las restricciones y las dominantes sólo se consideran en la medida en que
proporcionan material a la heteroglosia y, en el orden estético, al texto polifónico. Nosotros no podemos
seguir a Bajtín en este “mito democr|tico” (Bessière): lo que trataremos de hacer es exponer las
contradicciones y las funciones, no para describir un sistema estático, sino aquello que llamaremos una
hegemonía, entendida como un conjunto complejo de reglas prescriptivas de diversificación de lo decible y de
cohesión, de coalescencia, de integración. El discurso social no es ni un espacio indeterminado donde las
diversas tematizaciones se producen de manera aleatoria, ni una yuxtaposición de sociolectos, géneros y
estilos encerrados en sus propias tradiciones, que evolucionan según sus propias pautas internas. Por eso,

9El discurso social Los límites históricos de lo pensable y lo decible. México, Siglo XXI, 2010.
10Bronckart prefiere, como vimos en el curso introductorio, las nociones de narrar y exponer, teniendo en cuenta
que el exponer considera la puesta en discurso de la voz en relación con un tema u opinión.
14
hablar del discurso social será describir un objeto compuesto, formado por una serie de subconjuntos
interactivos, de migrantes elementos metafóricos, donde operan tendencias hegemónicas y leyes tácitas.

Sin embargo, retendremos la tesis de Bajtín que sostiene una interacción generalizada. Los géneros y los
discursos no forman complejos recíprocamente impermeables. Los enunciados no deben tratarse como
“cosas”, como mónadas, sino como “eslabones” de cadenas dialógicas, no se bastan a sí mismos, son reflejos
unos de otros, est|n “llenos de ecos y de recuerdos”, penetrados por “visiones del mundo, tendencias, teorías”
de una época. Aquí se esbozan las nociones de intertextualidad (como circulación y transformación de
ideologemas, es decir, de pequeñas unidades significantes dotadas de aceptabilidad difusa en una doxa dada)
y de interdiscursividad (como interacción e influencia mutua de las axiomáticas del discurso). Estas nociones
convocan a la investigación de reglas o de tendencias, en absoluto universales, pero capaces de definir e
identificar un estado determinado del discurso social. Ellas invitan a ver de qué manera, por ejemplo, ciertos
ideologemas deben su aceptabilidad a una gran capacidad de mutación y reactivación, al pasar de la prensa de
actualidad a la novela, o al discurso médico y científico, o al ensayo de “filosofía social”, etc.

Estos son los problemas que surgen cuando se nos demanda estudiar factores extralingüísticos:
difícilmente podríamos asumir el papel de un historiador, de un sociólogo, de un psicólogo. Sin embargo,
veremos, a partir de los módulos que siguen, que tampoco es posible avanzar en un estudio del discurso si
no tenemos en cuenta nociones que son estrictamente lingüísticas, como las que estudiamos en el curso
anterior. Tales son los casos de la noción de género, de texto, de secuencia, de coherencia, así como el
análisis de la enunciación y las elecciones que define el enunciador del material disponible en su lengua en
particular y los saberes que se relacionan con la constitución oracional. Pero hay un factor que no
llegamos sino a prever al revisar la noción de registro, que es la relación entre nuestras elecciones
lingüísticas y la previsión que de la reacción que nuestro hacer logra en nuestros destinatarios.

Hay tradiciones que se ocupan de la previsión de estas relaciones. Una propuesta la construye Dominique
Maingueneau11, cuando refiere a la noción de contexto aunque aclara que es intuitiva y cómoda. El
contexto se refiere a la dimensión lingüística –llamada habitualmente cotexto – y a las condiciones físicas
de la enunciación, los saberes compartidos por los interactuantes en la comunicación. Esta noción de
contexto ha sido fundamental para las tradiciones pragmáticas que proponen que el alocutario construye
su interpretación de un enunciado/discurso gracias a las instrucciones que reconoce en los componentes
del contexto. Reconoce, sin embargo, que la noción de contexto es polivalente y exige ir más allá de las
unidades lingüísticas. Por ello, propone recuperar otras tradiciones:
Durante los años 1960 y 1970 varios modelos han sido propuestos desde el célebre acrónimo SPEAKING de Dell
Hymes (1972) para describir la situación de comunicación. En general estos modelos postulan un conjunto de
parámetros. Una situación de comunicación implica:
1. Una finalidad: todo género discursivo apunta a realizar un cierto tipo de modificación de la situación de la cual
forma parte. El establecimiento correcto de la finalidad es indispensable para que el destinatario pueda tener
un comportamiento acorde con el género discursivo en cuestión.
2. Estatus de los participantes: la palabra en un género discursivo no pasa de un participante a otro de manera
aleatoria y 'libre', sino que pasa de un individuo que ocupa un cierto estatus a otro individuo que también
tiene un estatus. Un curso en la universidad debe ser dictado por un profesor que debe poseer ciertos saberes
y estar debidamente legitimado por la institución. Al mismo tiempo, el curso debe estar dirigido a un público
de estudiantes que no poseen el mismo saber que el profesor. Una transacción comercial pone en relación un
comprador y un vendedor, etc. A cada uno de estos estatus se les atribuyen derechos y deberes al igual que un
conjunto de saberes: resulta lógico suponer que el lector de una revista científica de medicina no tiene el
mismo conjunto de saberes que el público general al cual se dirige un programa de televisión que trata alguna
cuestión de medicina.
Circunstancias apropiadas: todo género discursivo implica un cierto lugar y circunstancias apropiadas para
lograr su objetivo. No se trata de restricciones "exteriores" sino de algo constitutivo. En realidad las nociones
de "momento" o de "lugar" requeridos por un género discursivo tienen un alcance diferente según los géneros

11D. Maingueneau (2004) “¿Situación de enunciación o situación de comunicación” en Discurso.org, año 3, núm. 5,
2004. Versión disponible en línea en www.slideshare.net/.../98809453-maingueneaud2004s. Traducción L. Miñones
(UBA)
15
discursivos: un texto escrito, por ejemplo, presenta problemas completamente distintos a los que presenta un
texto oral que se relacione con un ámbito institucional altamente controlado.
3. Un modo de inscripción en la dimensión temporal: esta inscripción puede realizarse según diferentes ejes.
§ (1) La periodicidad: una clase, una misa, un noticiero emitido por televisión se producen a intervalos regulares;
el discurso de un presidente o un panfleto, por el contrario, no están sometidos a la misma dimensión de
periodicidad.
§ (2) La duración: la competencia de género discursivo que poseen los locutores de una comunidad lingüística
señala de un modo aproximativo cuál es la duración apropiada de (la puesta en acto de) un género discursivo.
Ciertos géneros implican incluso la posibilidad de duraciones variadas. Así, por ejemplo, un diario distingue al
menos dos duraciones de lectura para sus artículos: la simple identificación de los títulos y subtítulos, que se
presentan ‘aislados’ de la totalidad del artículo por su tipografía, seguida eventualmente de la lectura
completa (de algunos de) los artículos.
§ (3) Una continuidad: una historia cómica debe ser contada integralmente, sin interrupciones mientras que una
novela se presenta como algo que puede ser leído en una cantidad indeterminada de sesiones de lectura.
§ (4) Una caducidad: una publicación semanal se concibe como v|lida por ese período de tiempo y un diario ‘tiene
vida’ durante el espacio de 24 horas. Un texto religioso fundacional (la Biblia o el Corán), en cambio, se
presenta como eternamente legible.
4. Un medio: abordamos aquí la dimensión ‘mediológica’, dimensión que goza actualmente de gran importancia.
Lo que llamamos “texto” no es un ‘contenido’ que se transmitiría a través de un medio o de otro; un texto está
constituido por ese contenido en relación indisoluble con su modo de existencia material: se trata de un
soporte, de un medio de traspaso y de acumulación y por ende de memorización. Un texto puede circular a
través de ondas sonoras exclusivamente (en la interacción oral inmediata), ondas que pueden ser procesadas
y restituidas luego por un decodificador (radio, teléfono, etc.); puede ser también un manuscrito, constituir un
libro; puede ser un ejemplar único de impresión individual y personal; puede permanecer en la memoria de
una computadora, en un disquete, etc. Un cambio de soporte material modifica radicalmente un género
discursivo: un debate político televisado resulta sustancialmente diferente de un debate político que se realiza
en un comité y que contempla como público únicamente al que se encuentra presente en la sala.
5. Un plan de texto: un género discursivo suele estar asociado a una cierta organización, objeto de estudio
privilegiado de la lingüística textual. Dominar un género discursivo implica tener un conocimiento
relativamente preciso del modo en el que se encadenan sus constituyentes en diversos niveles. Estos ‘modos
de organización’ pueden ser objeto de enseñanza-aprendizaje (la monografía; la reseña de lectura; el
resumen; etc.); la organización de otros géneros –en realidad la de la mayoría de ellos- parece adquirirse por
frecuentación. Además de los géneros monologales que cuentan con un plan de texto rígido tales como la
disertación o los escritos legales, existen otros géneros, del orden de lo conversacional, que se ajustan a un
‘libreto’, altamente flexible por cierto, y que son ‘co-gestionados’ por los participantes del intercambio.
6. Un cierto uso de la lengua: todo locutor, a priori, se encuentra frente a un vasto repertorio de variedades
lingüísticas: diversidad de las lenguas, diversidad dentro de una misma lengua: niveles de lengua, variedades
geográficas (patois, dialectos), sociales (usos propios a diversas clases o categorías sociales) profesionales
(discurso jurídico, administrativo, científico, periodístico, etc.). A cada género discursivo se le asocian, de un
modo también ‘apriorístico’, ciertas normas. Debe señalarse no obstante el hecho de que existen algunos tipos
de discurso cuyos géneros no imponen a priori un uso lingüístico: tal es el caso de la mayor parte de los
géneros literarios contemporáneos.

Por este motivo, es que nos detendremos, además de la revisión de los conceptos ya estudiados, en un
recorrido por las tradiciones que se han ocupado de explicar los que se conoció como el ‘arte’ de hacer
cosas con palabras, la Retórica y la Pragmática.

De todo lo estudiado, podemos arribar a la conclusión de que no hay producción discursiva que no ponga
en juego la posición del enunciador respecto de un tema, en un contexto y en un marco interaccional dado.
Esa producción no tiene sino el objeto de consensuar para garantizar lo mejor para los integrantes de una
comunidad, para comprender, para compartir saberes, para mover a otros a tomar decisiones diversas,
etc. Por este motivo, es que podemos anticipar que el estudio del discurso nos obliga a emprender un
estudio de lo que conocimos como la argumentación. A pesar de considerarse un modo vinculado con la
opinión, difícilmente se puede pensar la producción de discursos –tal como hemos definido la noción–

16
como ajena a opinión alguna. Todo discurso, incluso el que implique la mayor autonomía, traduce una
intencionalidad debida a una necesidad de posicionarse en el contexto social.

Hay discursos que se orientan a la multiplicación de la opinión o del favor hacia una determinada esfera
de la actividad humana social, como el de los ámbitos políticos o publicitarios; hay otros que resumen
concepciones del mundo y de sus actores y, así, nos provocan a veces una sonrisa o una carcajada, porque
nos mueven a la reflexión sobre nuestra vida; finalmente, hay también discursos que no nos dejan
demasiado para discurrir y que, sin embargo, no hacen sino construir una versión de la verdad también
apoyada en un sistema de ideas. Estos serán nuestro objeto en el recorrido que proponemos: el modo en
que cada opción promueve determinadas elecciones lingüísticodiscursivas; el acuerdo, la interacción y el
compromiso con la preocupación por la búsqueda de lo compartido.

Para resolver a partir de la lectura de este parágrafo

Recuperá las nociones enunciadas. Volvé a las notas del curso anterior y recuperá los conceptos que
interesan a Adam, Maingueneau, Bronckart, Van Dijk y Angenot ¿Qué diferencia notás entre estas
afirmaciones y los sentidos construidos a partir de la noción vulgarizada? Ahora bien, es preciso subrayar
que tales notas nos ubican frente a una dificultad explicativa, tanto como analítica. ¿Qué aspectos hemos
de tener en cuenta cuando nos proponemos considerar la discursividad? En la historia de las disciplinas
asociadas12, analizaremos aspectos que ya han sido objeto de nuestro curso previo que sirven a la
comprensión de la producción social de discursos.

Lingüística funcional, cohesión, registro; lingüística del texto, secuencias, teoría de la enunciación,
profundizaremos los aportes de estas tradiciones a medida que avancemos en nuestro recorrido. Además,
revisaremos las nociones vinculadas con la retórica, los presupuestos construidos por la pragmática
para alentar la producción reflexiva de discursos que reconozcan bases y estrategias argumentativas
claras.

12Cabe, en este punto, aclarar que no se trata de una sola disciplina. El estudio del discurso es, desde el último cuarto
del siglo XX, objeto de comunidades científicas variadas, cada una de las cuales identifica como foco uno de los
aspectos que Angenot señala. La filosofía del lenguaje se ocupa de recuperar su condición de producto único, su
relación con el sentido y con la interpretación. Los lingüistas han preferido, alternativamente, reconocer la trama de
relaciones que posibilitan que una sucesión de oraciones se constituya en unidad; así, han avanzado distintas
tradiciones en el análisis de lo que se reconoce como gramática del discurso o lingüística textual (ya que reconoce
como unidad ese todo empírico que es el texto, para distinguirlo de la noción histórico-comunicativa que es el
discurso que, como tal, excedería el ámbito de análisis del lingüista). Para orientar estos estudios, los investigadores
toman en cuenta diversos aspectos, según los presupuestos teórico-filosóficos (concepción del lenguaje y del
significado) que los sostienen. Puede sintetizarse que estas posiciones se detienen en el discurso y las reglas de
organización transoracional determinadas por una comunidad determinada (en relación con estos presupuestos
hemos referido en el curso anterior a las discusiones acerca de la noción de género, por tomar un ejemplos); hay
otras que reconocen como foco la relación lengua-discurso en relación con orientación de un discurso (Anscombre y
Ducrot) o la manera en que unidades mayores –secuencias, microactos de habla) se organizan para configurar
procesos psicosociológicos variados (Bronckart). La atención a los contextos y los modos en los que se realizan los
discursos integra a las comunidades de los sociólogos, antropólogos e historiadores. Finalmente, tradiciones
psicológicas vinculadas a la realización social de la comunicación se ocupan de estudiar el impacto que los discursos
producen en su recepción, para lo cual tienen en cuenta, por ejemplo, la recurrencia de ciertos temas o ideas en una
comunidad de hablantes (insisten en la importancia de centrar la atención en la ‘reproducción’, Van Dijk y otros).
17
Lectura complementaria

Jean-Michel Adam (1995) “Hacia una definición de la secuencia argumentativa” en Rev. Comunicación, Lenguaje y
Educación, año 1995, n° 26: 9-22. (Disponible en: dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2941558.pdf )

Actividad domiciliaria

Te proponemos un primer ejercicio de investigación en línea: ¿qué relación podemos reconocer entre las
tradiciones Retórica y Pragmática? Es probable que en un primer nivel de búsqueda encuentres
respuestas que integren otros conceptos. Deberás ir más allá y analizar el contenido de tus búsquedas, la
respuesta no podrá ser otra que la que resulte de tu trabajo de construcción. Construí tu respuesta como
para llenar una entrada de una enciclopedia (recordá las nociones que revisamos sobre la explicación, el
registro y la enunciación que la caracterizan).

18
2. Exponer la propia opinión

Muchas veces he dudado si trae mayores males que bienes, a los hombres y a
las ciudades, la facilidad de hablar y el estudio excesivo de la elocuencia.
Cuando considero el detrimento de nuestra República y traigo a la memoria las
antiguas calamidades de otros estados, no puedo menos que pensar que parte
no exigua de estos daños se deben a los oradores. Mas veo, por otra parte, en
las historias, tantas ciudades constituidas, tantas guerras acabadas, tantas
alianzas firmísimas y santas amistades adquiridas por la fuerza de la razón y
aún más por la elocuencia, que al cabo de todas mis meditaciones he llegado a
sentar el principio de que poco vale a las ciudades la sabiduría sin elocuencia,
al paso que la elocuencia sin sabiduría las más veces daña, y no aprovecha
nunca. Por lo cual, si alguno, dejados los rectos y honestísimos estudios de la
Razón y de la Moral, gasta su tiempo en los estudios retóricos, será un pésimo
ciudadano; pero el que se arma con la elocuencia para defender los intereses
de la patria en vez de menoscabarlos y combatirlos es, en mi sentir, un varón
utilísimo para los suyos y para la república y un verdadero ciudadano.
Marco Tulio Cicerón, De la invención retórica (LI)

Desde la antigüedad, las nociones de elocuencia y de razón han estado estrechamente relacionadas, como
bases del hacer lingüístico. Es más, han estado ancladas en la vida social y política de occidente. Discutir,
discurrir, exponer la opinión no son –aunque en nuestros tiempos pueda aparecer algo desprestigiada–
sino la base misma de la organización de la sociedad. Cada vez que enunciamos nuestra opinión lo
hacemos en busca de una respuesta por parte de nuestros interlocutores. Si le escuchamos a alguien un
enunciado del tipo “sentado al borde de una silla desfondada casi vivo13” reconocemos una intención, m|s
allá del sentimiento que lo anima, de provocar en el interlocutor un acuerdo, aunque sea emotivo, una
reacción. Es probable que alguno reconozca el débil grado de aceptabilidad de una idea como ‘casi vivo’ y
le asigne razones que lo justifican; otros relativizarán la idea, proponiendo que la ciencia niega esa
posibilidad, “se está vivo o no; no puede estarse ‘casi’ vivo”; habrá quienes tal vez se pregunten quién es el
enunciador y busquen en su biografía datos para explicar la ocurrencia. Será inevitable que, ante la
enunciación de una proposición, los interlocutores sean interpelados y, así, se construyan posiciones que

13No puedo sino aprovechar para incluir el poema completo de donde he tomado el enunciado. Se trata de un poema
aparecido en el libro Gotán, de Juan Gelman, quien falleciera en México el 14/1/14.

Mi Buenos Aires querido – Gotán (1963)


Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.
Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos te endulzan bellamente.
que entre tanto castigo Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.

19
adhieran o discutan la postura; también habrá quienes opten por no tomar posición, sea por falta de
comprensión o de interés.

También es frecuente escuchar intervenciones en los que una persona, después de aclarar su
desconocimiento de un tema, introduce las fórmulas ‘me parece’, ‘creo’, ‘a mi entender’. Es una operación
frecuente en los medios de comunicación masiva: “–¿Qué opina acerca de quién debe recibir la fortuna de
Fort? –Y… no sé, pero creo que…” o “–¿Qué le parece la decisión del gobierno de…? –Ni idea, pero seguro
que est| mal”. Los ejemplos nos hablan de una cultura comunicativa que ha ido relativizando el valor de
estas nociones, razón y elocuencia, en la producción del discurso. Hemos llegado, así, a una cultura de la
opinión, pero de la opinión infundada. Es cierto que la vida social nos reclama posicionamientos, pero
también es cierto que no pueden ser fundados en la suposición, en el prejuicio o en la desconfianza
insensata en cualquiera que asume una función social.

A pesar de esta evidencia, en los últimos tiempos asistimos a una preocupación educativa generalizada:
alentar la formación discursiva de los/as niños/as y jóvenes, de manera de brindar a la ciudadanía las
‘herramientas’ que le permitan hacer discursivamente en distintas esferas. Esta orientación de la
formación lingüística es reclamada desde una nueva percepción de la actividad social y política, entre
otras. Surge de la aceptación de que los discursos de las ciencias positivas alentaron una comprensión
disciplinada incapaz de cuestionar las supuestas ‘verdades’ que ofrecían. Tal orientación de la enseñanza
de las ciencias puede asociarse a una vocación reproductora de las ciencias del lenguaje: en la vieja
escuela se enseñó la norma, que daría lugar a una producción correcta, a la imagen de los modelos
ofrecidos. Sin embargo, previamente, desde el surgimiento de la escuela en la modernidad, la
preocupación por los estudios del discurso corrieron paralelamente a la de la enseñanza de la gramática.
Así, se organizaba la lógica del trivium14.

No parece caprichoso que se renueve la preocupación por esta orientación de la educación. Según M.
Meyer15, “La retórica siempre renace cuando las ideologías se hunden. Lo que era objeto de certidumbre
se vuelve problemático y es sometido a debate”. Nuestros tiempos se caracterizan por el ‘hundimiento’ de
los sistemas de ideas que sostuvieron durante décadas, e incluso siglos, la vida cotidiana. Vivimos, además,
en una era en que la comunicación y la información han eclosionado, la ciencia y las tecnologías están
progresivamente al alcance de todos, y ofrecen nuevas promesas para luchar contra la pobreza, la
inequidad, las guerras, la destrucción del medio ambiente, entre muchos otros factores que fueran
producto de la modernidad. El acceso a toda esta comunicación y a la información nos demanda un
compromiso activo y productivo, tomar decisiones, a partir del conocimiento, producto de la
investigación. Por un lado, exige de la educación actual un nuevo modelo de alfabetización científica, que
derive en un compromiso activo y creativo de los jóvenes, lo que incrementará las vocaciones científicas.
Por otro, una formación igualmente activa y creativa en relación con el lenguaje, el reconocimiento de los
sistemas de ideas, develar los modos en que se logra la adhesión a un sistema de ideas.

En este proceso nos comprometimos desde el curso anterior. El primer paso –insistimos– es fortalecer el
compromiso enunciativo. Para ello revisamos la noción de enunciación y concluimos en que como
hablantes tomamos decisiones diversas en lo relativo al lenguaje, desde la elección de un registro, de un
estilo particular, de ciertas valoraciones y ciertas modalizaciones particulares. Siempre seleccionamos en
relación con el contexto comunicativo en que nos inscribimos. Analizamos también las características del

14 La educación antigua y medieval era estructurada alrededor del Trivium - los tres caminos o rutas – que consistía
de las siguientes materias: gramática o la habilidad de comprender hechos, la lógica o la habilidad de razonar la
relación entre hechos y la retórica o la habilidad de la expresión sabia y efectiva, la aplicación de hechos y la relación
entre ellos.
15 M. Meyer, Cuestiones de retórica. Lenguaje, razón y seducción. París, Le Livre de poche, 1993. (Traducción Roberto

Marafioti). Disponible en www.robertomarafioti.com/meyer.doc. Lectura sugerida para profundizar el tema de la


historia de la retórica y las definiciones construidas desde diferentes tradiciones.
20
discurso explicativo académico, como aquel que se encarga de enmascarar, tras artificios del lenguaje, las
verdades sobre las que se apoya un discurso. Ante ese modelo de organizar la enunciación, se hace preciso
oponer la pregunta por las razones, las bases o las justificaciones de lo dicho. Comencemos el análisis de
nuestros recursos actuales.

Cuando nos proponemos construir nuestro discurso concienzudamente, seguimos una serie de pasos; a
saber:

Primer paso: explorar el tema, lugares del discurso16

Antes de asumir una posición infundada, antes de aparecer como un/a orador/a débil, es necesario
explorar el tema sobre el que se va a discurrir. La exploración no debe ser ‘turística’, debe partir de la
comprensión cabal del tema, los datos, así como de las bases que sirven de apoyo a una posición respecto
del mismo. Volviendo al artículo sobre la secuencia argumentativa, podemos buscar la regla de
inferencia que sirve al enunciador, sus garantías así como los soportes que sirven a la organización
completa de la secuencia. La recuperación de un esquema de este tipo nos devuelve a una propuesta
apoyada en la lógica más que en el prejuicio, en los sentimientos o, mucho peor, en un juicio acerca de
nuestro interlocutor.

Para la retórica clásica, este primer momento es el de la invención, cuando encontramos lo que debemos
decir o hacer (de ‘inventio’˂ ‘invenire’, encontrar). Una serie de preguntas básicas, a las que recurría el
propio Cicerón, proponían la orientación para la búsqueda:

Quis, quid, ubi, quibus auxiliis, cur, quomodo, quando?17

La búsqueda estaba, para la antigüedad, restringida por las convenciones históricamente construidas. Se
delimitaban, así, ciertos ‘lugares’ (topoi) que se consideraban adecuados al uso oratorio. Se distinguen los
lugares/tópicos comunes y los especiales. Los lugares comunes son aptos para cualquier tema o campo,
a la vez, que parte de la experiencia colectiva, ya que representan un llamado al sentido común. Logran su
eficiencia gracias a su relación con lo verosímil, un valor que se configura conforme al espacio-tiempo
histórico que cambia, producto de la mediación social y cultural. Su vigor se debe a las percepciones de la
realidad que una sociedad concreta tiene para un período temporal específico. Por esta razón los lugares
comunes funcionan como motivos de argumentación.

De dichos lugares, el orador podía seleccionar tanto el asunto como los argumentos válidos para sostener
su posición. La primera pregunta se refiere a la determinación de los lugares: los comunes eran los lugares
de persona (género/especie/nacimiento/nombre/actividad, entre otros) y los de la cosa (división
parte/todo, los de relación causa/efecto, los de circunstancia posible/imposible; pasado/futuro y los de
autoridad). A partir de ellos, nos posicionamos respecto de lo que está bien o mal, lo que es bello o feo,
justo o injusto, lo propio y lo impropio, las variables que establecen principio y fines, causa y efecto, etc. A
pesar de que son las bases que organizan nuestro sistema de ideas, es una noción que, también, se ha
vulgarizado, llevando a asociar la idea de lugar común a la de clisé, dichos, que todavía están vigentes y
animan a menudo las discusiones. Es cierto que los dichos y los refrenes encuentran en ellos su
justificación; pero no podemos desconocer que toda nuestra actividad lingüística se debe a los mismos.

16 En este parágrafo aprovechamos el aporte del profesor Jorge Carrión sobre la investigación en las fuentes
digitales; su presentación y la bibliografía aportada sobre ‘búsqueda responsable’ fueron bien aprovechados.
17 En Latín, ¿Quién, qué, donde, con la ayuda de quién, por qué, cómo y cuándo?

21
Veamos algunos ejemplos:

Los "sin corbata": el look informal de Axel Kicillof y su equipo económico


El ministro de Economía siempre se ha mostrado con el cuello abierto de la camisa, y esa parece ser
la norma en su equipo de trabajo (La Nación, 6/12/2013)18

Podemos reconocer que se hace referencia a la persona, a su investidura y se establece un juicio


implícitamente, referido a la inconveniencia de que un funcionario comparta un estilo con los comunes.
¿Cuál es la posición del argumentante? ¿Cuál la contraria? ¿Qué argumentos la sostienen? ¿Cuáles son las
pruebas?

Como segundo ejemplo, consideremos la publicidad que reza “Cada gota cuenta…”

En la combinación de recursos lingüísticos y gráficos logramos una interpretación. La banda con el lema
abraza ‘la gota’ que incluye la imagen de las cataratas, el cielo que promete una lluvia reparadora, el mar…
Está apelando a una relación de causa/efecto. Si no cuido la gota, agoto las fuentes naturales.

Nuestro tercer ejemplo, se relaciona también con la cosa, pero en este caso con el modo, la manera: el
trabajador y la señora que disfruta del espacio fundan la ‘nueva anarquía’:

18Para leer la nota completa, remitite a http://www.lanacion.com.ar/1644261-los-sin-corbata-el-look-informal-de-


axel-kicillof-y-su-equipo-economico.
22
Recuperá el razonamiento completo. ¿En qué otros discursos aparece o se reconoce el mismo lugar?

Existen también tópicos especiales para ámbitos específicos, como los discursos judicial, político y
epidíctico. Estos tópicos o lugares fundan aquellas prácticas discursivas que se reconocen como técnicas o
estrategias argumentativas: la explicación (el saber), la narración (el recurso al pasado), la comparación o
analogía (los iguales o diferentes) y el contraste, el ejemplo (la ilustración), la cita de autoridad (la voz
autorizada). Su elección, a pesar de la propuesta de mecanizar la composición de la argumentación, no
puede ser caprichosa, debe colaborar con la coherencia de nuestro discurso. Por ello, la elección de un
ejemplo, de una cita, de una comparación, debe ser parte de nuestras previsiones.

Ante la multiplicación de la información en la red

En nuestros días, emprender la exploración de un tema difícilmente se relaciona con la tópica, aunque es
preciso convenir que las prácticas de lenguaje siguen reconociendo su inscripción en la dimensión
histórico-social. Pero si nos demanda explorar un tema, probablemente apelemos en primer lugar a una
navegación virtual inicial. La búsqueda de información es una práctica que está casi absolutamente
referida a la exploración en la World Wide Web, una referencia a una serie más o menos extensa de
documentos hipertextuales a los que accedemos a través de la Internet.

La referencia al hipertexto no es casual, el modo en que ‘leemos’ en el recorrido exploratorio es bien


diferente de aquel que propone el acceso a un texto único, estático, de un soporte materialmente
identificable. ‘Leer’, propone Jesús Martín Barbero19, hoy sugiere prácticas que van más allá de las
operaciones que la escuela promueve –resumir, extraer información, ordenarla, reconocer las partes del
discurso y los recursos que el autor pone en juego–, es hacer muchas cosas al mismo tiempo; es, incluso,
una práctica que activa la escritura. Nuestra escuela alentó el análisis, la reproducción: la
lectura/escritura en la red promueve la creatividad. Muchos/as afirmarán que leen poco o no leen, aunque
están permanentemente revisando sus mensajes en un teléfono celular, en Facebook o bien negociando
sentidos con los seguidores de un Blog. Incluso los juegos habilitan formas de leer que involucran otros
datos, las imágenes. Agrega el autor que esta difusión ha sido tan efectiva que va comprometiendo cada
vez más a los medios que reconocen otros soportes.

A pesar de este compromiso, muchos hemos resuelto esta actividad –a diferencia de la lectura y la
escritura escolares– sin mayor conciencia de lo que involucra. Sin considerar siquiera que tras esa voz
aparentemente colectiva que construye el caudal informativo hay también enunciadores. Si vamos a
investigar un tema, debemos recuperar frente a la pantalla una din|mica m|s lineal, evitar el ‘vistazo
r|pido’, el ‘pantallazo’ o el ‘scanning’. Nuestra memoria, un factor que está algo fuera de onda, no nos
permite seleccionar datos, saberes o reconocer recursos si solo obramos con una lectura fragmentaria o
salteada. Bien puede ser el punto de partida para una búsqueda, pero no la única manera de abordaje.

Albarello (2011: 158)20 alerta acerca de la potencial desorientación que genera la pérdida de la linealidad,
por lo que muchos de los recursos a los que accedemos ‘apurados’ suelen convertirse antes en un
obstáculo que en una ayuda para nuestra búsqueda. La reacción suele ser el abandono y la búsqueda de un
recorrido ya explorado –rincondelvago.com, taringa.net, monografías.com. Hay que aclarar que estas
opciones pueden ser válidas, aunque muchas veces no reconocen evaluación y, consecuentemente,
validez. Por esto, siempre es preferible, si nuestra búsqueda aspira a mayor grado de legitimidad, apelar a
sitios que reconozcan una inscripción académica –referencia a revistas, páginas oficiales, etc. Incluso, a

19 En “Los modos de leer”, entrevista realizada por O. Rincón en la Semana de la Lectura, CCCAL, Bogotá, 2005.
Disponible en línea.
20 Albarello Francisco (2011) Leer-Navegar en internet, las formas de lectura en la computadora, Bs. As., La Crujía.

23
veces, un primer acercamiento puede darse a través de las wikis.21 Es conveniente tener en cuenta que
dado su formato limitado no da lugar a contenido avanzado. La intervención abierta de editores suele dar
lugar a vandalismo informático. Por ello, es conveniente verificar la fiabilidad de la información que allí es
ofrecida.

Segundo paso: construir la opinión

Antes de proceder a la escritura, es preciso definir nuestra opinión. Ya definido el campo, podemos
reconocer su naturaleza polémica, es decir, que admite, al menos, dos posiciones opuestas al respecto. Por
ejemplo, si deliberáramos acerca del fútbol podríamos sugerir que no es un tema político, al mismo
tiempo que reconocer que para otros, efectivamente, sí lo es. Es frecuente aceptar que una afirmación
científica no sugiere discusión. Veamos un ejemplo: tradiciones que estudian el desarrollo de las personas
afirman que el nivel de vida, la educación y la salud son factores que garantizan un desarrollo óptimo; por
otro lado, ejemplos que otros sectores proveen, son prueba de que otros factores, como la organización
familiar, las tradiciones religiosas y culturales, influyen sobre él modificando las posibilidad de algunos
pueblos y culturas. ¿Puede haber una opinión tras la explicación científica? Sí, aunque no reconozcamos
las huellas de su construcción, se apoyan sobre una red de creencias, valores y lugares.

A partir de la formulación, debemos determinar claramente y de una vez con qué postura acordamos. Una
vez definida, es preciso que la formulemos como la proposición. Esta es la afirmación a favor de la cual se
construirán las razones, o premisas. Es aquello que se intenta probar, de lo que se puede predicar verdad
o falsedad. Por ejemplo:

El suelo es una de los recursos naturales más importantes de la tierra.

Además de la escuela y los libros, hay otros medios por los que la sociedad aprende.

La práctica de un lenguaje hueco, sin información, conduce a la charlatanería

En un segundo momento, comenzaremos a seleccionar las premisas, los datos, las garantías y los soportes
que servirán a nuestro razonamiento. Es preciso que partamos de premisas fiables, ya que si no estamos
seguros corremos el riesgo de que nuestra opinión sea descalificada. Es conveniente usar términos
consistentes, evitar las figuras del lenguaje, las comparaciones, en esta etapa. Una buena manera de evitar
la ambigüedad es definir cuidadosamente cualquier término clave.

Tercer paso: prever la posición del destinatario

Propone Adam que una argumentación se dirige siempre a un oyente, a un público específico. Este
presupuesto nos obliga a recuperar algunas de las bases para un funcionamiento efectivo de la
comunicación que proponen los pragmáticos. Por un lado, vale la pena revisar el principio de cooperación
y las máximas que formulara inicialmente el filósofo Paul Grice22, en segundo lugar, nos detendremos en
otros factores, como lo no dicho pero que el interlocutor puede inferir, definido como implicaturas por
Sperber y Wilson.

21
Las wikis nacen a mediados de los ’90 y toman su nombre del hawaiano (‘wiki=r|pido). Se trata de un software para la creación
de una forma colaborativa, un sistema de creación, intercambio y revisión de la información disponible en la www. Se denomina
así al conjunto de páginas web con enlaces, texto o imágenes y todo tipo de contenido que puede ser visitado y editado por todos.
Hoy se reconoce a Wikipedia como la enciclopedia de acceso libre más amplia del mundo en el mayor número de idiomas.
22 El autor forma parte de la tradición que se ocupa de la pragmática conversacional.
24
Grice acuña las máximas comunicativas para orientar una caracterización general de los principios que
rigen la conversación en contextos de uso. Presuponen un principio general, el de cooperación, que
consiste en que quienes intervienen en una interacción comunicativa acuerdan hacerlo para lograr, en
principio, información, con lo cual gran parte del objeto de dicha interacción es pasible de ser cumplido.
Estas máximas son cuatro: la de cantidad, la de calidad, la de relevancia y la de manera. La primera se
relaciona con la cantidad de información que debe proveerse, e incluye dos submáximas:

 Haga que su contribución sea todo lo informativa que el intercambio requiera.


 No haga que su contribución sea más informativa de lo que el intercambio requiera.

La de calidad se detiene en el carácter de la contribución, es decir su grado de verdad, que se especifica


también en dos submáximas:

 No diga lo que crea que es falso.


 No diga nada de lo que no tenga pruebas adecuadas.

La máxima de relevancia reza «Haga su contribución relevante», la que podría sintetizarse como “no
divague” o “vaya al punto”. Finalmente, la m|xima de manera o modo invoca la necesidad de una
expresión clara y comprende cuatro submáximas:

 Sea claro/Evite la oscuridad.


 Sea preciso/Evite la ambigüedad.
 Sea escueto/no diga más que lo necesario.
 Sea ordenado.

No obstante, con frecuencia estas máximas no se cumplen. De hecho, se rompen a menudo de forma
intencionada, para transmitir información que no puede ser interpretada literalmente (mediante la ironía,
por ejemplo) y para generar inferencias pragmáticas, conocidas como implicaturas conversacionales
(mecanismos de interpretación que van más allá de lo manifestado en los enunciados). Porque, de hecho,
no todo el acto se resuelve en el cálculo de su resolución23.

En la comunicación, interviene activamente el interpretante o destinatario, no para descodificar el


mensaje recibido, debe actualizar datos no explícitos, reconocer intenciones y calcularlas. Para ello infiere,
deduce a través de procesos variados, no solo lógicos, también puede apelar a datos contextuales, a
marcas –como los marcadores del discurso, que operan como guías para la inferencia. Dichas referencias
contextuales sirven al establecimiento de la relevancia de un acto de habla. “Una información resulta
relevante en un contexto si da lugar a efectos contextuales”, vale decir que o bien la información nueva
interactúa con la información previa, que no se trata de información conocida o, finalmente, que guarda
poca o ninguna relación con el desarrollo previamente expuesto. La relevancia es gradual y deriva de la
relación entre un supuesto que nos viene dado y un contexto.

Estos supuestos, las implicaturas, son representaciones de algún hecho o fenómeno del mundo ‘real’ que
anima la interacción, que es seleccionado por el emisor para sugerir un sentido, aunque no explícitamente,
a su receptor. Tanto las máximas, como el cálculo de las implicaturas son una buena previsión para
calcular la reacción de nuestro adversario.

Para seguir pensando

23 La teoría de la relevancia fue acuñada por Sperber y Wilson.


25
La retórica clásica identificaba, como paso siguiente, después de definir el campo, la posición del
argumentante y los argumentos que apoyarán la opinión, la necesidad de disponer cuáles serían las partes
del discurso. Si bien es cierto que las tradiciones compositivas han ido cambiando, así como los modos de
hacer en cada esfera de la actividad lingüística, lo es que el logro de la adhesión a una tesis tiene mucho
que ver con el ‘orden’ que demos a nuestro discurso. Si bien en la antigüedad colaboraba con la
intervención en contextos orales, sirve para no perder de vista el objeto mismo de la producción
discursiva, esto es, para lograr la adhesión de un determinado auditorio. Por ello, la primera parte, el
exordio, se reconocía como el momento de un discurso en que se preparaba su ánimo. En segundo lugar, la
narración o relación de los hechos, establece las bases explicativas de mi argumentación, que aparecerá en
tercer lugar, seguida de las justificaciones correspondientes. La última, la conclusión o epílogo, vuelve a
apelar tanto a las emociones como a la razón, según el caso.
Además de estos segmentos del discurso a considerar para la planificación de la argumentación, la
retórica previó el cálculo de la elocutio, o elocución, es decir de qué recursos poner en juego para el logro
de la adhesión. Dejaremos para el último tramo de este cuaderno algunas afirmaciones clásicas acerca de
lo que la retórica clásica reconoció como actio es decir, la puesta en acto del discurso.

Actividades de revisión
Los discursos que siguen a esta introducción fueron seleccionados de una enorme lista de propuestas que
nos llegan habitualmente a través de la web. Algunos replican las formas del discurso periodístico gráfico,
otros se acercan más a las formas de la oralidad. Todos comparten una característica: el enunciador
asume una posición respecto de un tema propuesto, sin embargo, no siempre encontramos que se trata de
una argumentación convincente. Veamos ahora las propuestas. Te proponemos el siguiente recorrido:
1. Leé uno por uno los textos que siguen. Formulá, para cada uno de ellos, un sintagma que reseñe el
tema que se propone tratar. Identificá las frases y los enunciados que delimitan el campo o tema.
2. A continuación, reescribí la opinión que el autor propone respecto de ese tema. Deberás tener en
cuenta las recomendaciones sobre la estructura de la proposición. Señalá las valoraciones que
señalan el acuerdo respecto del mismo.
3. ¿Con quiénes debate? ¿Están identificadas las posiciones contrarias en el discurso? Repetí el
ejercicio propuesto en 2 para la contraargumentación.
4. ¿Qué argumentos/justificaciones aprovecha?
5. ¿Logra el enunciador su objetivo? ¿Cuál es? Si tu respuesta fuera negativa, explicá brevemente en
qué considerás que radica su debilidad.
6. Formulá una opinión respecto de alguno de los temas propuestos por las notas y seleccioná otros
argumentos diferentes a los del autor.

A) Los pasos de Francisco Por Washington Uranga (Página 12, 16/01/14)


Motivo de festejo para algunos, de indignación para otros, sorpresa para la mayoría, lo cierto es que la
designación del argentino Jorge Mario Bergoglio como papa de la Iglesia Católica, el pasado 13 de marzo,
terminó por convertirse en un acontecimiento no sólo religioso sino político de primer nivel. Sobre todo
cuando, con el correr de los meses, el ahora papa Francisco se instaló como una referencia de autoridad más
all| de las creencias religiosas. La revista Time lo declaró persona del año “por haber trasladado el
pontificado del palacio a las calles, por comprometer a la mayor religión del mundo a enfrentar sus
necesidades más profundas y equilibrar el juicio con la misericordia”. Ahora Jorge Bergoglio cambió la agenda
de la Iglesia Católica y la manera de concebir el papado. Su estilo, que contrasta con el de sus antecesores,
despierta entusiasmo y también resistencias. En la Argentina hay quienes todavía se siguen haciendo
preguntas sobre este papa Francisco en relación con el cardenal Bergoglio que habitó entre nosotros.
El brasileño Leonardo Boff, ex sacerdote católico y uno de los principales referentes de la Teología de la
Liberación latinoamericana, se entusiasma con el Papa y sostiene que sus “formulaciones (...) recuerdan el
magisterio de los obispos latinoamericanos en Medellín (1968), Puebla (1979) y Aparecida (2005) así como

26
el pensamiento común de la Teología de la Liberación. Esta tiene como eje central la opción por los pobres,
contra su pobreza y en favor de la vida y de la justicia social” (31.12.2013,
http://leonardoboff.wordpress.com/2013/12/31/el-papa-francisco-y-la-economia-politica-de-la-
exclusion/).
El lenguaje sencillo y directo, dicen sus seguidores, es una de las armas más contundentes usadas por el Papa
argentino, que se aparta del lenguaje complejo utilizado habitualmente por el Episcopado católico. En ese
sentido, Boff sostiene que “su discurso es directo, explícito, sin met|foras encubridoras como suele ser el
discurso oficial y equilibrista del Vaticano, que pone el acento más en la seguridad y en la equidistancia que
en la verdad y en la claridad de la propia posición”.
¿En qué cambió el adusto y hasta por momentos triste Bergoglio que también usaba un lenguaje poco menos
que indescifrable para transformarse en este Francisco directo y alegre? Un primer elemento que habría que
tener en cuenta es lo dicho por el propio Papa en relación con la “alegría” que le produce ejercer el papado.
Aun para los que estamos lejos, se lo nota a gusto en la función y también en el papel de “romper” los moldes,
acabar con las formalidades e impulsar un cambio en el rol de la Iglesia Católica de cara a la sociedad que,
entiende el propio Bergoglio, comienza por generar modificaciones en la propia vida eclesiástica católica. Ese
parece ser el lugar que eligió pero también el que los distintos cardenales de todo el mundo, tomando
conciencia de la crisis de la institución, fueron marcando a través de las 161 intervenciones que realizaron en
el cónclave previo a la elección que se celebró entre el 4 y el 11 de marzo del año anterior. Francisco también
ejecuta un mandato.
Más allá de la mudanza en el lenguaje y en la estrategia de comunicación, ¿cuáles fueron los principales pasos
dados hasta el momento por Francisco?
Sin la pretensión de agotar los temas se pueden señalar algunos que alcanzan relevancia.
En lo interno comenzó a implementar un modo “sinodal”, podría decirse m|s asambleario, de conducción de
la Iglesia, que se inauguró el mismo día que salió al balcón de la plaza San Pedro en su primera aparición
como papa. Allí se autodefinió como “obispo de Roma”. En la jerga eclesi|stica esto equivale a decir “primero
entre iguales”, pero igual al resto de los obispos. Luego vino la elección de la comisión internacional de
cardenales que preside el hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga para que lo asesore. Y siguió la consulta
lanzada para la preparación del sínodo sobre la familia (un encuentro internacional de obispos) que se
celebrará en Roma este año. También los pedidos a los obispos para no sólo atiendan a los pobres sino que
ellos mismos sean austeros y la actitud de firme condena a los pedófilos, seguida de instrucciones para
reparar los daños causados. A ello deben agregarse las medidas adoptadas para el saneamiento de las
finanzas vaticanas y la regularización del Instituto para las Obras de la Religión (IOR), el banco vaticano.
Hace pocos días se anunció la creación de nuevos cardenales, entre ellos el arzobispo de Buenos Aires, Mario
Polti. A los elegidos les advirtió que no se trata ni de un honor ni de un ascenso, sino de un servicio. Pero
además la designación privilegió a obispos que provienen de distintos lugares del mundo, dejando de lado el
eurocentrismo predominante por años.
Los más optimistas aseguran que el papel de Bergoglio bien podría compararse con el jugado por Juan XXIII
(1958-1963) y Pablo VI (1963-1978) y que no sería extraño que se estén estableciendo las bases para un
concilio, una gran asamblea de los obispos de todo el mundo, para discutir todos los temas sin agenda previa.
Los escépticos insisten en señalar que, por lo menos hasta el momento, solo hay cambios de maquillaje. Los
más conservadores, entre los que se cuentan los seguidores del ultraconservador Marcel Lefevbre, no se
ahorran calificativos para condenar a Francisco.
De cara a la sociedad, el Papa ha manifestado su rechazo a una “iglesia autorreferencial”. Prefiere, ha dicho,
una iglesia que corra riesgos, que se equivoque, pero que esté abierta, en diálogo y al servicio de la sociedad.
Y ha insistido en la necesidad de la “opción por los pobres”, la versión latinoamericana de la lectura del
Evangelio. El mismo, además de su conocida austeridad personal, hace gestos para remarcar esa opción. Fue a
Lampedusa a encontrarse con los inmigrantes ilegales y en su visita a Brasil privilegió a los pobres y a las
expresiones de religiosidad popular. “La Iglesia est| llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no
sólo geogr|ficas, sino también las periferias existenciales”, dijo. A los obispos les pide que construyan una
“iglesia pobre y para los pobres”.
En cuanto a la doctrina, Bergoglio no se ha movido un centímetro de las cuestiones fundamentales y básicas.
Como ejemplo basta corroborar su prédica en favor de la familia tradicional, en contra del aborto y su

27
oposición al sacerdocio femenino, entre otros temas. Cambió sí su “actitud pastoral”. Dialoga con todos,
aceptando la diferencia, atendiendo a otros puntos de vista. Dentro y fuera de la Iglesia. Pero no resigna sus
posiciones.
Y habla con la sociedad y está dispuesto a intervenir en cuestiones de política internacional en las que pueda
tener posibilidades de influir, como ha sido el caso de Siria. En esta materia está convencido no sólo de su
papel y el de la Iglesia Católica, sino de la importancia de las grandes religiones y de la incidencia que las
mismas pueden y deben tener en el escenario mundial. Francisco embarcó a la diplomacia vaticana en una
gran estrategia para la acción conjunta de las religiones tradicionales en favor de la paz y la justicia en el
mundo.
Son algunos de los pasos dados por este papa argentino que en menos de un año de gestión sorprende
(¿desconcierta?) y al mismo tiempo abre expectativas en el mundo y en la Argentina.
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B) Foro de lectores (Diario El universo de Ecuador, 18/08/13)

¿Qué opina del anuncio de que el Gobierno estudia reubicar el puerto de Guayaquil entre Posorja y
Chanduy (límite de Guayas con Santa Elena)?

Planificólogos piensan que la historia y geografía de Guayaquil son concesiones de gobierno. Desde sus
escritorios declaran cambiar por “decreto” nuestra condición portuaria. Por decreto también redujeron la
libertad de expresión a “servicio público” (como el agua, la luz y el teléfono) para cortarla desde sus
escritorios. Ahora, tecnócratas deciden retirarle a Guayaquil su condición de puerto, para reducirlo a muelle
turístico. La arrogancia burocrática parece ignorar que la ciudad del golfo se ganó el mérito de Puerto
Principal con sangre, sudor y lágrimas, por historia gloriosa, y no por decreto ni nombramiento de alguna
secretaría.
Paúl Tapia Goya,Guayaquil

¡Animosidad para Guayaquil!, es la propuesta del gobierno de Correa para la construcción de un puerto de
aguas profundas en Chanduy, provincia de Santa Elena, porque las instalaciones del Puerto Marítimo de
Guayaquil no son las adecuadas para el desarrollo del comercio exterior a corto plazo. Desconocen el
crecimiento, evolución, gestación de prosperar, el proceso al que tiene derecho Guayaquil de seguir
aumentando su productividad económica de todos los tiempos. La oferta que debería proponer el Estado es la
construcción del puerto de aguas profundas en nuestra parroquia Posorja, que está al comienzo y entrada al
golfo de Guayaquil, para tranquilizar a la opinión pública de que no es que quieren excluir a Guayaquil de su
desarrollo económico.
Xavier Euclides Menoscal Menoscal, Guayaquil

La obra de trascendental importancia, el puerto de aguas profundas en Posorja, abrirá fuentes de trabajo a
millares de compatriotas. Esta magna obra en el periodo constitucional del Dr. Alfredo Palacio fue inaugurada
y puesta la primera piedra donde se levantarán las instalaciones, y se dijo que Posorja cuenta con un calado
natural único en el mundo; buques de última generación podrán operar sin dificultad, a esto se suma la isla
Puná, a pocas millas de la orilla de Posorja, con unos 100 kilómetros de longitud y constituye un rompeolas
natural que calma la fortaleza de las corrientes del Pacífico cuando forman oleajes de gran altura. De
materializarse la obra del puerto en Posorja, Guayaquil tendría incontables beneficios por cuanto Posorja es
parroquia rural de este cantón. En tal virtud, el Gobierno Nacional que preside el economista Rafael Correa
tomará una decisión histórica.
Luis Eduardo Rodríguez Jordán, parroquia Posorja, Guayaquil

C) BODAS TWITEADAS (tomado de http://misacuerdosydesacuerdos.blogspot.com.ar/ apuntado el


10/07/2012) La pseudo intelectualidad no es un camino de rosas, se llora bastante y se sufre con el mal gusto
ajeno. La diferencia entre una boda elegante y una ordinaria es que el protagonista de la segunda suele luchar
denodadamente por adquirir el protagonismo de la ceremonia. A veces es la novia quién urde un plan para
sorprender a todo el mundo y rompe a cantar en plena Iglesia. Si la familia política de la espontánea tiene dos
dedos de frente la odiaran para siempre. Todas estas individuas llevan una Carla Bruni dentro y fantasean con
quedarse en pelotas con una guitarra encima en el altar mayor, posibilidad, en opinión de la APIA, mucho más
28
digna que twitear el evento y convertir la Iglesia de la Concepción en un hashtag bloguero. Ver a un hombre
de la Iglesia participar de este baile de twiter, con una novia insustancial, un marido escaneado, da mucha
pena, incluso ganas de apostatar de este twit sacramento

D) El caso que sigue es de humor gráfico (no pierdas de vista el hecho de que la ausencia de palabras exige su
reposición completa, entonces, antes de proceder a dar respuesta a las consignas ‘convertí’ la imagen en
palabras).

Cuenta de Facebook de Majofa: “Desidia: Esta es una historieta vieja pero lamentablemente actual.
¿Cuándo va a ser el día en que los funcionarios, sean del partido que sean, se pongan a trabajar que
para eso les pagamos?”

(El fondo de la imagen es amarillo)

Lecturas complementarias

Meyer, M. Cuestiones de retórica. Lenguaje, razón y seducción. París, Le Livre de poche, 1993. (Traducción Roberto
Marafioti). Disponible en www.robertomarafioti.com/meyer.doc..

Meyer, M. (2004) La Rethorique. Paris, Que sais-je, “Qué es la retórica” traducción de M. E. Bitonte con fines
didácticos disponible en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/delcoto/textos/Meyer-2004.pdf.

Pérez, M. y otros (2003) “Pragm|tica y traducción. Una propuesta para el tratamiento de las inferencias
conversacionales” en Tonos. Revista electrónica de estudios filológicos. Universidad Autónoma de Madrid, N° 6,
diciembre de 2003. Disponible en http://www.um.es/tonosdigital/znum6/estudios/PerezGarayMadkouri.htm

29
3. La argumentación oral: el debate
El debate es, básicamente, una argumentación, no una contienda indisciplinada y ruidosa entre partes que
creen apasionadamente en un punto de vista en particular; es más, implica todo lo contrario. Debatir es
una actividad normada por ciertas reglas y técnicas que a menudo ponemos en práctica cuando
pretendemos defender nuestra opinión o creencia sobre un tema. Es preciso aclarar que el objetivo del
debate, a diferencia de los enfrentamientos que se proponen como ejercicios, es lograr la adhesión de
aquel grupo portador de la opinión más débil a la posición del más razonable. Sin embargo, hemos visto en
los últimos años cómo esta práctica ha ido perdiendo su sentido, sobre todo en la esfera pública mediática
antes de las elecciones, que parece más una justa donde lo que se evalúa es quién puede elevar más la voz
o proferir el insulto más denigrante, en la disputa entre dos estrellas acerca de la legitimidad de alguna de
las razones de su experiencia. A pesar de estas expresiones, el debate es la vía para lograr el acuerdo; no
es una práctica deportiva o publicitaria, la victoria no supone la derrota del adversario, no se espera ganar
sino convencer o persuadir a un interlocutor.

En las culturas anglosajonas, la práctica del debate forma parte del curriculum educativo24. Los jóvenes
que acceden a la educación secundaria deben ‘pasar’ las pruebas de debate; para alentarlas, se organizan
en y entre instituciones certámenes de debate, para los que se eligen equipos, se establecen grupos de
soporte informativo, se elaboran técnicas y se estudian detenidamente las estrategias para logar la
victoria. A pesar de cuestionar este objetivo, no podemos sino acordar en que se trata de una práctica
digna de ser reproducida en ámbitos educativos con cierto cuidado. Si partimos de la distinción de nuestro
sistema educativo –reproductivista, normalista, disciplinado– es probable que la inscripción de
actividades semejantes solamente sedimente aquello que parece ser la garantía del resultado, lo
estratégico de la argumentación. Y así se ha incluido, se ha evaluado la necesidad de que la argumentación
integre los créditos formativos de la escuela; para ello se leen textos argumentativos, se analizan sus
estrategias para, a partir de ese recorrido investigativo, reproducirlas en otro contexto. Sin embargo, poco
se promueve la construcción del discurso que defiende una tesis personal.

Para prever nuestro debate, debemos reconocer que los pasos previos para la práctica, los
acompañamientos que sirven al orador y las bases que orientan sus elecciones son tan relevantes como
las metáforas, las citas de autoridad, las narraciones o los ejemplos. No puede pretenderse que la
argumentación se trate de un desarrollo textual de ciertos recursos, se debe conocer ampliamente el tema
e identificar las bases sobre las que se apoya, para poder construir la coherencia entre el estilo y la
temática, sin perder de vista quiénes son los destinatarios de la argumentación, de modo que se pueda
buscar las formas más certeras para lograr su consentimiento, su convencimiento o la declinación de la
posición previamente asumida.

Aunque parezca innecesario, lo primero a revisar es si efectivamente hemos seleccionado un tema de


argumentación. Ocurre a menudo que aquel que sirve de punto de partida a un debate entre grupos o
sectores no es en realidad un tema opinable, ya que no ofrece puntos de vista diversos. En esos casos,
suele suceder que la comunicación se vea interrumpida, porque los objetivos de la argumentación no
pueden resolverse.

Ejemplo:

–Me gusta Justin Bieber. / –A mí no me gusta. Debate resuelto, el tema no es opinable.

24 Además de los cursos destinados a la formación en debate, se reconocen créditos destinados a la formación
general en oratoria, ya que se reconoce la exposición oral pública como uno de los requisitos de formación de la
ciudadanía. El crédito académico se identifica como “Speech”. La orientación est| m|s relacionada con el
pragmatismo que con la retórica. Sin embargo, vale la pena dejar que evalúes esas diferencias. Te proponemos un
ejercicio más placentero. Mirá la película Larry Crowne (Hanks y Vardalos, 2011) y evaluá las fortalezas y debilidades
de la propuesta de formación oratoria.
30
A partir del primer análisis, se delimitan las posiciones en debate, la que acuerda con la opinión enunciada
por el tema y aquella que se opone, afirmativa y negativa respectivamente. Es preciso tener en cuenta
también que ambas partes han realizado un recorrido investigativo por el mismo campo de interés, ya que
si no hay acuerdo previo sobre aquello que el tema supone, será imposible llevar adelante el debate. Por
eso será necesario que el primer orador explique claramente en qué consiste el tema seleccionado. Para
delimitar esa explicación será necesario tener en cuenta los principios de la relevancia, así como evitar la
extrema opacidad de la propuesta. La aceptación de este tópico común será la garantía de que la elección
propone un marco debatible, que son claros los puntos de vista que se oponen. En el curso de esta
evaluación del tema, el bando opositor debe acordar con o modificar la definición presentada. Debe ser
bien cuidadoso en la evaluación del desafío, si es difícil continuar el debate sosteniendo una misma
posición, así como definir el por qué de tal evaluación. Es frecuente que el carácter polémico de un tema
sea indiscutible, pero también que es muy difícil sostener los argumentos que una de las partes promueve.

Algunos temas controvertidos:

El desarrollo económico no puede apoyarse sino en una mejor distribución de la riqueza.

Para este tema, la noción misma de ‘desarrollo económico’ tiene diferente connotación según el grupo que
la enuncie, uno podrá referirse al desarrollo del sujeto o de la empresa, otro al de la sociedad toda. Si el
acuerdo acerca de la noción no se logra, no será viable el debate.

El hombre/la mujer es libre de decidir su futuro.

La idea de libertad distingue la noción de libre albedrío en el contexto del cristianismo y la de libertad
política en la modernidad. Si no se establece el acuerdo respecto de la noción, cada posición estará
versando sobre un tópico diferente, por lo que el acuerdo, objetivo fundamental del debate, no será
posible.

La dinámica de nuestro debate25


El equipo de argumentantes: en principio, sería deseable que cada equipo tuviera tres oradores. El punto
de partida será delimitar por qué la opinión sostenida es verdadera y por qué la posición contraria errada.
Cada orador tendrá roles específicos, que serán previamente definidos por el equipo. Los objetivos de
cada grupo serán los siguientes:

El primer grupo de la afirmación inicia el debate: define el tema, presenta la realidad de su posición,
sintetiza qué propondrá cada uno de los integrantes y, finalmente, detalla la primera parte del caso –los
primeros argumentos que surgen de las indagaciones.

El grupo de la negativa introduce su réplica inicial: acepta o rechaza la definición. Si no lo hiciera, se


asumiría que la definición es compartida. A continuación, procede a presentar su posición, sintetiza el
papel de cada uno de los integrantes, discute brevemente algunos de los principales puntos que sostienen
la afirmativa –deberá tener en cuenta que inicialmente es necesario exhibir sus puntos de apoyo y no
puede centrase en este momento en discutir los del contendiente.

A partir de este primer ciclo, los contrincantes tendrán un turno más para reafirmar su posición, discutir
los puntos sobre los que se apoya el adversario, agregar argumentos para rebatirlos y presentar los
argumentos todavía no esgrimidos. El ciclo final, deberá incluir, después de una contraargumentación
nueva, una breve conclusión que recoja los puntos fuertes –propios– y los débiles –del adversario– en
relación la propia posición respecto del tema seleccionado.

25 Las fechas serán acordadas oportunamente en clases.


31
Para discutir las posiciones del oponente no es suficiente sugerir que se equivoca, es preciso analizar la
fuerza lógica de las propuestas, para lo cual se puede examinar detalladamente toda la sugerencia, las
relaciones que se han establecido entre las premisas enunciadas. Se debe evitar la crítica a los oradores,
centrar la crítica en el discurso enunciado.

Una vez que el debate en el foro sea completado, se propondrá una exposición oral en la que se pueda,
adem|s, explorar la importancia del ‘modo’, de la elocución, de la presentación del orador ante el público.
Para ello, hay varios aspectos sobre los que prestar atención. No existe una sola manera, también en la
presentación del enunciador ante su auditorio hay que atender a los estilos personales. Sin embargo, es
necesario tener en cuenta algunas recomendaciones –que sirven también para orientar los exámenes
orales–:

 Elaborar fichas con apuntes orientadores –evitar escribir el discurso completo–; debatir es una
práctica interactiva, que reconoce al menos dos actuantes además de una audiencia, que no espera
que se lea el discurso. Las fichas sirven de referencia para no perderse, conviene anotar aquello
que puede volvernos al camino previsto.
 Hacer contacto visual con la audiencia, permitir| ‘medir’ la atención y el asentimiento. Si notamos
que hemos perdido la atención podemos buscar recursos que sirvan para recuperarla –introducir
una narración, destacar la referencia a un autor, etc.–; si notamos que la concurrencia no acuerda
con los argumentos seleccionados, será conveniente revisar nuestra lista en busca de otros más
efectivos.
 Controlar la voz de la misma manera: es preciso evitar la monotonía, tanto en un tono amable y
bajo como en uno alto y exageradamente asertivo. Se debe atender también al ritmo del desarrollo,
detenerse y destacar aquellos aspectos que son relevantes y que se espera sean recordados por el
auditorio.
 El cuerpo es otra de las herramientas de las que se vale el orador, debe ser entonces también parte
del plan de argumentación. Será conveniente evitar los gestos que den cuenta de un estado
nervioso –jugar con las fichas, hacer rollos con los papeles, tirarse del cabello, etc.
 Cuidar el registro: será conveniente prever evitar todas las formas de la oralidad que usamos
habitualmente. Solamente la distancia respecto del registro formal académico será parte de los
recursos para recuperar la atención del auditorio, aunque será preciso calcular el efecto que ese
cambio produzca. No se espera un alto grado de formalidad, aunque sí de respeto. Puede apelarse
a un registro informal y oral, a pesar del soporte. Se deberán tener en cuenta las máximas
sugeridas –cantidad, calidad, manera, relevancia.

La selección de los argumentos

En el capítulo anterior, recuperamos una caracterización general de la noción de ‘lugar’, como aquel
reservorio de temas y de argumentos para promover la adhesión y la contienda en el ámbito social. Ahora
bien, a pesar de proponer una serie de lugares especiales –comparación, contraste, parte, consecuencia,
autoridad– que pueden originar nuestra selección de argumentos, es precisa un detalle pormenorizado de
cuáles son esos tipos. Para sintetizar esta caracterización, partiremos de los presupuestos de la Nueva
Retórica de Perelman y Olbrechts-Tyteca26. Estos autores se propusieron superar los aspectos débiles de
la antigua retórica y de la lógica, y trataron de fundar una especie de lógica práctica que diera cuenta de
los aspectos más complejos de la argumentación en la vida cotidiana –la justicia, el foro, la literatura, entre
otros. Desde el comienzo de su Tratado ponen atención a la noción de auditorio –la desarrollaremos más

26Chaim Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca (1989) Tratado de la Argumentación. La Nueva Retórica. Madrid, Gredos.
En adelante TA.LNR.
32
adelante–, al que otorgan valor fundamental, dado que el no reconocimiento del auditorio puede llevar al
desacierto en las elecciones del argumentador.

Respecto del contacto que se espera lograr con ese público, recomiendan ciertos movimientos, como el
uso de un lenguaje común. Según la caracterización de ese auditorio, podemos establecer la fuerza de
nuestros argumentos. Así se verificará el logro o no del objetivo del discurso. Al respecto, distinguen
aquellos que pretenden una demostración, de los otros –más frecuentes en la vida cotidiana– que son
organizados para convencer o persuadir. Las diferencias se encuentran tanto en los objetivos como en el
conjunto de procedimientos y los recursos que el orador selecciona para lograr la adhesión, ya sea de un
auditorio universal –convencer–, ya sea la de uno particular –persuadir. Estas dos orientaciones
establecen el origen del acuerdo posible; la primera se relaciona con la lógica; la segunda, con la vía
afectiva o psicológica. En el momento de establecer nuestras selecciones, debemos distinguir los lugares
de acuerdo que aportarán nuestros argumentos/premisas de las técnicas de las que podremos valernos
para lograr nuestros objetivos.

Los lugares se agrupan en dos categorías, los lugares de lo real y los de lo preferible. Los primeros
agrupan los hechos, las verdades y las presunciones. Veamos algunos ejemplos:
Siempre que llovió, paró (hecho observable).

A nadie le gusta que se asesine en la calle (acuerdos generales de una comunidad, presunción)27.

Todo lo que sube tiene que bajar (es verdad, referencia a la ley de gravedad o figurados)

Las referencias a la voz autorizada, la cita de autoridad, la letra de las Escrituras o de la ley, reclaman la
dimensión de lo real.

Las premisas de lo preferible se refieren a paquetes más complejos: los valores, las jerarquías y los
lugares. Los valores se relacionan con los estándares de conducta que nos permiten reconocer la calidad
de una acción. Conviene aclarar que pueden presentarse tanto valores concretos como abstractos:
El hecho se produjo cuando un camión cargado con ajos, que presuntamente circulaba de contramano, chocó
de frente a un colectivo de larga distancia. (Río Negro, 8/2/14) El caso presenta la referencia a un valor,
que es el respeto por la norma (concreto).

¿Deberían quitarse los subsidios a quienes compren dólares? Encuesta D’Alessio Irol. Refiere a la igualdad de
oportunidades y beneficios (abstracto).

Las jerarquías ubican las posiciones de los sujetos, acciones y premisas en relación con la evaluación de lo
mejor, lo preferible, lo existente, lo útil, lo bello, la cantidad/calidad, la tradición/novedad. Estos pares
definen los lugares que establecen un sistema o red de valores a partir de los cuales se trazan los acuerdos
generales y/o particulares.
PROGRESAR es un nuevo derecho que tienen los jóvenes entre los 18 y 24 años que no trabajan, trabajan
informalmente o tienen un salario menor al mínimo vital y móvil y su grupo familiar posee iguales condiciones,
para iniciar o completar sus estudios en cualquier nivel educativo. Página oficial de ANSES. En este caso, se
propone como lugar, el de lo necesario y viene a fortalecer un valor individual –igualdad de acceso–,
sugerido por la noción misma de ‘derecho’. En el polo opuesto, lo ‘no necesario’ estará referido a
aquellos que no reúnan los requisitos formulados.

27La presunción es el tipo de inferencia que permite arribar a una conclusión provisional que reclama posterior
constatación.
33
¿Cómo puede ser que un policía gane más que un docente? Razonamiento de un docente neuquino ante el
aumento salarial del fin de 2013 a los policías. La jerarquía se refiere a la relevancia de la tarea que cada
uno desempeña –si es mejor, más importante para el bien común. Noten que, en este caso, el sistema
que organiza la temática tan frecuente de la inseguridad es postergado por otra que revela que los
valores abstractos, de lo ideológico social o político, suelen anteponerse a los concretos de lo
individual –valor de la propiedad contra la que se podría atentar.

En lo relativo a las técnicas de argumentación, en el Tratado se analiza la interacción entre los distintos
tipos de argumentos. Algunos se ponen al servicio de la asociación, que los autores definen como
procedimientos de enlace entendemos aquellos esquemas que unen elementos distintos y permiten establecer
entre estos elementos una solidaridad que pretenda, bien estructurarlos, bien valorarlos positiva o
negativamente. (TA. LNR: 299-300)

y otros a la disociación –movimiento por el que una unión puede ser removida para tratar los elementos
de a uno.

Por procedimiento de disociación comprendemos aquellas técnicas de ruptura cuyo objetivo es disociar,
separar, desolidarizar, elementos considerados componentes de un todo o, al menos, de un conjunto solidario
en el seno de un mismo sistema de pensamiento; la disociación tendrá por resultado modificar semejante
sistema variando ciertas nociones que constituyen sus piezas maestras. De ahí que estos procedimientos de
disociación sean característicos de todo pensamiento filosófico original (Ídem)

Los argumentos asociativos, también conocidos como cuasilógicos –a la vez se aproximan al


pensamiento formal, de ahí su fuerza argumentativa–, son los que se basan en la estructura de lo real –se
presentan conforme a la naturaleza de las cosas, los lazos de causalidad determinan su fuerza– y los que
fundamentan la estructura de lo real toman en cuenta situaciones particulares, como la analogía o el
ejemplo.
Los amigos de mis amigos son mis amigos (cuasilógico, propone la recuperación de una propiedad transitiva)

Tuve que comerme mi orgullo para… (asociación medios-fines, basado en la estructura de lo real)

Cepo al dólar (la restricción opera como un instrumento de limitación de las libertades, analogía)

Las operaciones de disociación fuerzan a presentar por separado y en orden no esperado los
componentes de un razonamiento. Generalmente, la invitación suele introducirse con fórmulas como
Vayamos por partes…

Finalmente, es preciso aclarar que otros recursos se reconocen más bien como pseudoargumentos. Los
pseudoargumentos no son verdaderos argumentos sino recursos o figuras que promueven la adhesión a
una tesis o a su contratesis. Algunos de ellos son la ironía, la tautología y la reducción al absurdo. Veremos
más adelante que este tipo de recursos se ubica en el orden de las falacias y más que promover la
adhesión obligan a declinar la posición del adversario a través de artes no lógicas. Algunos ejemplos:
Alguien como usted, señor ministro, que tiene todo controlado… (descalificación hecha por un periodista ante
la crisis educativa en CABA)

Un perro es un perro. (No se puede esperar que haga más que lo que se pretende defender/justificar,
tautología)

No por discutir el sentido de la Justicia vamos a tomarla por mano propia (reducción al absurdo).

34
Para la calificación se tendrán en cuenta los siguientes aspectos: 40 puntos para la delimitación
del tema, 40 para las exposiciones escritas (en el foro) y oral de cada equipo, y 20 para la fortaleza
de los equipos (si han logrado o no un desempeño equilibrado, en lo relativo a la presentación, así
como al cumplimiento de los pasos asignados a cada uno de los integrantes de cada equipo).

Proponemos el siguiente pretexto para iniciar el foro de debate

‘Blackberry’ por Fabián Casas en La supremacía Tolstoi y otros ensayos al tuntún. Buenos Aires, Emecé, 2013.

Hay algo que no sé si es cierto pero que me gustó mucho cuando lo escuché: el origen de la palabra Blackberry. Dicen
que viene de las bolas negras e irregulares que usaban los esclavos en las plantaciones de algodón en los estados
Unidos. Irregulares –con la forma granulada de la cereza– para que los muchachos no se pudieran desplazar
fácilmente. ¿Será verdad? Tal vez como sucede en el ensayo de Borges, Kafka y sus precursores, la idea de esclavitud
que conlleva ser adicto a los blackberrys hizo que se creara la historia de los esclavos a posteriori.

De todas formas es imposible que uno no quede como un conservador cuando arremete contra las tecnologías
virtuales, las redes sociales y la mar en coche. Estás viendo el cielo estrellado y sabés que es probable que alguna de
esas estrellas ya no esté funcionando, sólo te llega la luz. ¿Pero qué importa? Cuando te mandan un mail, te dicen que
es imposible que no te llegue. Salvo, aclaran, que se caiga el sistema. Desde hace años uno está esperando que se
caiga el sistema. Me pregunto cuándo sucederá eso. Ya hemos visto civilizaciones sofisticadas hechas polvo y es
evidente que la nuestra va por el mismo camino. Veo el rap, el hip hop, y donde muchos ven rebeldía, intensidad, yo
veo fascismo, gente reaccionaria, personas repitiendo el mantra letal del capitalismo. Soy el número uno, soy el dos,
etc. Todo es tan evidente como Plaza Sésamo: el sistema da premios televisados para todos. Una de las preguntas que
se le hacen muy seguido a un escritor es ¿Por qué escribís? Yo hace poco se la hice a un amigo que se la pasa
escribiendo tweets en su blackberry. Escribe este tipo de cosas: “Estoy con mi hijo, cenando y mirando fútbol. Un
momento glorioso”. Le pregunté por qué, si realmente le estaba pasando eso tan increíble, tenía la necesidad de
poner distancia de ese momento y escribirlo. ¿Qué ambiciona una persona que necesita escribir en una red social lo
que le pasa a cada minuto? Es todo lo contrario de una estética de la desaparición en la vida privada. Lo que se
intenta todo el tiempo es aparecer, estar, como si un parpadeo de Steve Jobs fuera suficiente para sacarnos de stock.

Howard Hughes era un tipo extraño. Multimillonario, llevó una vida excéntrica y dedicada, en una primera parte, a
mostrarse: batiendo récords piloteando aviones, saliendo con mujeres hermosas, comprando diarios, etc. A eso le
siguió una etapa de reclusión total hasta su muerte. En un libro de Paul Virilio, éste cita al periodista James Phelan, el
biógrafo de Hughes, relatando una anécdota genial: Un día un hombre disfrazado de ratón Mickey se presentó en las
oficinas de Hughes y dijo que tenía un regalo para él. Era el miembro del circo Disney y quería ofrecerle un reloj con
esta dedicatoria: “Los héroes legendarios deben jugar sin cesar al gato y al ratón con el público, para que éste
continúe creyendo en ellos, y no dudo que usted querr| saber de vez en cuando qué hora es”. Pero al bueno de
Howard no le importaba el tiempo convencional de los humanos. Como bien apunta Virilio, para él ser no era habitar:
“No es nadie porque no quiere ser alguien, y para ser nadie, hay que estar a la vez en todas partes y en ninguna”.

A lo largo de mi vida, salvo por imposiciones de la mortalidad, nunca he dejado de ver a mis seres queridos. Sin
embargo Facebook trabaja con la idea de reactualizar los contenidos de tus relaciones. De golpe se te puede aparecer
ese compañero de secundaria o esa amiga de la facultad a la que habías perdido de vista hace mucho. Algo así le pasa
al capitán John Black, en el relato de Ray Bradbury de Crónicas Marcianas llamado La Tercera Expedición. Resumo:
Llega Black con su cohete y su tripulación a Marte y antes de descender le dice a sus muchachos: ojo que no sabemos
qué fue de la primera ni de la segunda expedición, no sabemos qué vamos a encontrar en Marte, así que cuando
bajemos no se separen ni dejen sus armas. Cuando pisan el polvo de ladrillo de Marte quedan de piedra: el planeta es
como un pueblito americano de los años cincuenta y en ese lugar viven los seres queridos de los tripulantes, que
estaban muertos en la Tierra. El efecto es encantatorio y John Black –con quien se va la narración– se encuentra con
sus padres y su hermano muerto y termina cenando en una réplica exacta de su casa de la infancia. Cuando le
pregunta a su padre cómo puede estar pasando esto, él le contesta que no se hace muchas preguntas al respecto, que
tienen una segunda oportunidad en Marte y que está bien. Black asiente y después de comer se va al cuarto
compartido con su hermano y se ponen a dormir. Pero Black no duerme: se le ocurre que tal vez los marcianos tienen
una forma de meterse en su psiquis y de esta manera crear un mundo ideal y doblegarlos. Se dice entonces que tal
vez ese joven que duerme en la otra cama no es su hermano muerto hace mucho, y los que están en el otro cuarto no
35
son sus padres fallecidos sino marcianos que han conseguido, mediante esta treta genial, que él incumpla lo que le
pidió a su tripulación: que no se separen y que no dejen las armas. Su arma, de hecho, está con su ropa. Cuando se
para en la cama, el hermano le pregunta a dónde va. Tengo sed, dice Black. No, no tenés sed, dice el hermano.

También disponible junto con otros ensayos en http://bonk.com.ar/tp/daily/1890/blackberry (4/01/13). Refiere a


una serie de textos publicados en Los Trabajos Prácticos, nombre poco práctico de este sitio, conocido también como
TP y a veces, en un error conceptual que sugerimos revisar, como “Bonk”, que como puede verse ahí arriba en el URL
no es este sitio sino uno que lo contiene. Sus responsables escriben: “Siempre dijimos que TP no era un blog, y el
tiempo nos dio la razón. No porque la tuviéramos entonces (era un blog) sino porque algo tenía que hacer el tiempo
para compensar todas las otras instancias en las que no nos dio ni la hora. Muchos escribimos en TP entre 2004 y
2010, a veces bien, a veces más o menos. También hicimos el Podcast, cubrimos elecciones, inventamos todo tipo de
conflictos para que la escena pública de la Argentina no nos aburriera tanto, la pasamos bien, la pasamos mal, nos
peleamos entre nosotros y con otra gente con la que cuesta más reconciliarse, aunque todo es posible. Y ahora, como
entoces, no sabemos bien qué hacer pero sabemos que algo hay que hacer, y por eso acá estamos de nuevo,
improvisando, como siempre. Esta tercera vuelta somos menos que nunca, pero contamos con el auspicio físico y
espiritual de Garrincha Club, una institución misteriosa que se dispone a publicar un libro de y sobre TP. En
cualquier momento. Pronto. En las librerías de —por lo menos— Buenos Aires. Mientras tanto, and| a saber.”

Puede encontrarse información sobre el promotor de TP en una nota publicada en un diario de circulación nacional.
Disponible en http://www.lanacion.com.ar/1442116-el-creador-del-blog-los-trabajos-practicos-un-outsider.

36
4. Argumentar para lograr adhesión del auditorio: la argumentación en política

“Los políticos mienten”. He aquí un enunciado que escuchamos hasta el cansancio y nunca nos
preguntamos en realidad si su objeto es dar cuenta de la verdad o no28. Sabemos en cambio que las
tradiciones científicas construyen su discurso poniendo como primer objeto la construcción de la verdad.
¿Podemos decir que mintieron los antiguos astrónomos cuando afirmaron que la tierra era el centro del
sistema planetario que conocíamos? ¿O podemos decir hoy que nos mienten cuando afirman que el origen
de una enfermedad es otro que aquel que definieron durante años? ¿Qué podríamos decir de la
convivencia histórica de tradiciones como la que afirma que el lenguaje es una capacidad biológica o una
habilidad que solo se desarrolla en sociedad? ¿Nos mienten también?

La referencia a la mentira no hace sino remitirnos a las nociones de realidad y de verdad. Sabemos que no
son equivalentes, sabemos también que la realidad se refiere a las percepciones y la verdad a la expresión.
Debemos también tener en cuenta que la percepción de un todo no es única y depende de múltiples
factores –punto de vista, bases culturales y/o psicológicas, factores emotivos, prejuicios, etc. –. Aunque
pudiéramos comunicar aquello que percibimos como real, las imágenes que de ello diéramos serían
construcciones de acuerdo con un punto de vista. En la enunciación de ‘la verdad’ entra en juego el
lenguaje mismo, al que no podemos sino reconocerle un valor instrumental – “la palabra perro no
muerde”, solemos decir para dar una breve justificación–, que responde a variables no solo históricas sino
también culturales y filológicas –evolución de una lengua. Para poner un ejemplo, podemos recuperar
aquel ejemplo que nos habla de la noción de ‘blanco’, una categoría que, podemos decir, no admite
discusión. ¿Cuántos blancos existen? Por definición, el blanco es –según Wikipedia– es un

color acromático, de claridad máxima y de oscuridad nula, que se percibe como consecuencia de la
fotorrecepción de una luz intensa constituida por todas las longitudes de onda del espectro visible, por tres
longitudes de onda (larga, media y corta) o por dos longitudes de onda complementarias. Se asemeja al color
de la nieve, aunque otras sustancias de máxima reflectancia, como la magnesia y la baritina (sulfato de bario),
resultan ejemplos más específicos del color blanco (http://es.wikipedia.org/wiki/Blanco_%28color%29,
fecha de consulta 14/1/14: 11.19).

En nuestro entorno, ‘blanco’ est| asociado a esa sola cualidad. Se trata de un ejemplo recurrente en
evaluaciones de variaciones semánticas; para un habitante del círculo polar, es probable que la percepción
de blanco sea más amplia, así como podemos imaginar que la noción refiere sentidos diversos según se
asocie a expresiones diferentes29.

Ejercicio: Profundiz| la lectura de la entrada de Wikipedia, ¿qué otros usos otorgamos a ‘blanco’ en
nuestra cultura y qué sentidos reponen? ¿Cuál es el grado de realidad de cada expresión?

Podemos aventurar una idea: cuando hablamos de la verdad nos estamos refiriendo a un hecho
discursivo, cultural, representacional o ligado a la experiencia de alguien que la percibe o no como tal.
Puede, por lo tanto, predicarse la condición de verdadero o falso de un enunciado y el modo en que se
justifica esa condición es lo que hará que tal enunciado logre la adhesión de aquellos que aceptan tales
justificaciones. Por eso es que podríamos sugerir que en realidad esos discursos que nos parecen
mentirosos no son otra cosa que discursos que no logran que aceptemos su caracterización de la realidad.

28Que llevaría al caso de poner en cuestión si dicen o no mentiras.


29Más precisamente, la variación se refiere a entidades de color blanco como lo es la nieve, que dada la condición de
lengua polisintética habilita construcciones que constituyen sintagmas, como puede ser ‘blanco como la nieve antes
de caer al suelo’, ‘blanco como la nieve cuando est| en el suelo’, ‘blanco como la nieve derritiéndose al sol’, ‘blanco
como la nieve cuando est| congelada’, entre muchas m|s.
37
Aquí también nos hallamos frente a un problema de definición. ¿Percibimos todos lo mismo como
realidad? Pongamos uno de nuestros habituales ejemplos: ‘Hace calor’ –estoy haciendo una evaluación de
la realidad. Pero podríamos aventurar que las variables desde las que propongo esa conclusión no son las
mismas que las que anotaría un compañero que estuviera cansado o enfermo. ¿De qué podemos predicar
que es real? Estas son preguntas que interesan a los lógicos. No vamos a detenernos mucho más en este
asunto, simplemente podemos acordar que en adelante trataremos de no cuestionar el carácter veraz más
que de un enunciador, al que reconocemos pasible de alguna diferencia en las apreciaciones que haga de
un tema o asunto. Anotaremos como mentira a aquellos enunciados que intencionalmente pretenden
torcer la argumentación respecto de una situación que se proponga a través de ese medio como
verdadera. Mientras que, por otro lado, identificaremos el par ‘realidad’/’apariencia’ para comprender que
tanto una como la otra son categorías que nos exigen un ejercicio de razonamiento más complejo.

Siguiendo a Toulmin30, en nuestra vida cotidiana evaluamos la validez, la solidez, la firmeza y el carácter
concluyente de los argumentos que nuestros interlocutores nos ofrecen. Inicia su capítulo sobre los
“Campos de argumentación y términos modales” de la siguiente manera:

Quien formula una aseveración está formulando una pretensión: reclama nuestra atención o que le creamos. A
diferencia de quien habla frívolamente, en broma o sólo de manera hipotética (bajo la rúbrica de “supongamos
que…”), de quien desempeña un papel o habla únicamente para impresionar, o de quien compone
inscripciones lapidarias, quien asevera algo quiere que lo que dice se tome en serio; y si su enunciado es
tomado como una afirmación, así sucederá. Cuán en serio será tomado depende, por supuesto, de muchas
circunstancias: del tipo de persona que sea, por ejemplo, y de la confianza general que despierte. Se confía en
las palabras de algunos hombres sólo por la reputación de que disfruten como hombres prudentes, de buen
juicio y veraces. Sin embargo, eso no significa que la cuestión del derecho que tienen a gozar de nuestra
confianza no pueda surgir en el caso de todas sus aseveraciones significa sólo que estamos seguros de que se
probará que cualquier afirmación que hagan sopesada y seriamente tendrá un caso sólido detrás de ella y que
merece nuestra atención por mérito propio, que tiene derecho a ello (29).

Con este enunciado, nos invita a comenzar a pensar la formulación de la opinión a partir de una
construcción que se relaciona con nuestro saber acerca de un tema o problema y los datos o las pruebas
de las que cada argumentante se sirve para dar esa condición de verdad a su construcción. Así, podrá
seleccionar informes de sucesos presentes y pasados, anticipaciones del futuro, fallos acerca de
determinados personajes, sean elogios o condenas, axiomas cuasicientíficos, etc. “Los argumentos que se
esgrimen y los pasos que se dan en ellos serán análogamente diversos; dependiendo de los tipos lógicos
de los hechos aducidos y las conclusiones extraídas de ellos, los pasos que adoptaremos serán también
diferentes31”. Volvamos entonces a nuestra afirmación inicial: ‘los políticos mienten’ podr| traducirse en
un enunciado más preciso, dependiendo de nuestro conocimiento de mundo. Veamos la opción:

‘Muchos políticos argentinos actuales mienten’

La diferencia entre las dos proposiciones no supone la discusión completa de la primera: la segunda
introduce ‘muchos’ que precisa la determinación anterior, y ‘argentinos’ que nos sitúa, y evita así una
generalización que podría ser cuestionada. Admite una regla que sugiere que pueden pronunciarse
enunciados verdaderos o falsos y que quien produce estos últimos es aceptado como mentiros; además, de
que los políticos son personas y, por tanto, pueden merecer dicho apelativo. Solamente un pronombre nos
sirvió para lograr que nuestro auditorio estuviera más dispuesto a aceptar tal aseveración.
Inevitablemente, nuestro auditorio nos solicitará mayores precisiones aún, datos y casos específicos que
lleven o no a aceptar tal proposición.

30 En Los usos de la argumentación. Barcelona, Península, 2007: 17-67. Para saber más sobre el modelo, los invitamos
a escuchar la síntesis “The Toulmin Model of Argumentatios” en http://www.youtube.com/watch?v=D-YPPQztuOY.
31 Ídem, 32.

38
Para seguir pensando el tema: A partir de la exposición sobre el modelo de Toulmin (en Adam, 1995),
analizá la relación entre el modelo de Toulmin y el esquema de la secuencia argumentativa de Adam. Hacé
el ejercicio de reponer todo el esquema argumentativo para “Muchos políticos…”.

A simple vista, las recomendaciones que orientaron el primer ejercicio de debate, tienen una estrecha
relación con la propuesta de la lógica en Toulmin. Nuestro hacer comunicativo es casi siempre portador de
opiniones, sin embargo, no siempre de razones que las justifiquen. Por este motivo, es que iniciamos
afirmando que el estudio de la argumentación es una responsabilidad no sólo académica, involucra el
modo en que actuamos como ciudadanos. En este punto, es preciso aclarar que desde su origen, hay otro
factor que opera en la escena –o escenografía– política moderna de occidente: la prensa.

La construcción de la realidad por la prensa

El paso a la empresa productiva capitalista nunca se dio desde la nada o desde el


artesanado, sino a través de la presencia del Estado que la estabilizó como práctica
económica y social, organizó sus agendas temáticas y originó géneros, instauró la
regularidad y le dio uso sistemático como instrumento de afirmación de autoridad
ante el “público”, como instrumento de combate y como instrumento de interacción
social durante procesos de constitución brusca de poblaciones de grandes ciudades
(como París, por ejemplo). Es pues, tanto un instrumento necesario para la existencia
del Estado moderno, un instrumento para uso del Estado, y un instrumento que
requiere ser ampliamente controlado por el Estado. Esta tensión fue vivida desde el
primer Estado absolutista, pasando por la época de las Revoluciones burguesas, el
Estado parlamentario clásico e incluso el Estado de bienestar, el cual estableció toda
una nueva doctrina de interacción con la prensa periódica. Moyano, 2008. 32

Es precisa una aclaración: cuando nos proponemos establecer una base para la caracterización del
discurso político, a pesar de las consideraciones de los semiólogos y politólogos, no es lo mismo referir a
un comunicado de prensa, un boletín oficial, una declaración o la participación en un debate, que al discurso
de campaña de un político. Si reconocemos la diferencia de los objetivos de unos y otros, así como la
inscripción en contexto de acción particular, veremos que la organización de su discurso merece
consideraciones particulares.

A esta primera aclaración, debemos agregar que no siempre –históricamente hablando– el discurso de los
políticos interesó al público amplio. Sus recursos fueron variando a partir del grado de publicidad que
requirieron. Así, en el principio de la actividad parlamentaria inglesa, en el siglo XVII, ya comienza a
incidir en la configuración del discurso de los políticos otro factor, que colaboró con la caracterización de
la realidad: la prensa. Con el tiempo, lo político fue pasando a formar parte de la información disponible
para la sociedad, con lo que la ‘opinión pública’ quedaría conformada. El potencial político de la prensa fue
inicialmente aprovechado por los mismos referentes de las agrupaciones y partidos que comenzaron a
alentar la producción de medios diversos.

En el Río de la Plata, en particular, circularon cientos de medios en algunos períodos de gran actividad
política en Buenos Aires, cuando la población era todavía muy reducida y no se reconocía todavía la
universalidad del sistema educativo. Las condiciones gracias a las que lograron el sostenimiento de una
relación con lo político, lo económico y lo social fueron el control, la periodicidad y la desindividuación del
público, en primer lugar: cada grupo recibía un cuerpo particular de noticias, delineando el perfil de las
secciones que todavía hoy reconocemos. A pesar de toda previsión política estatal, la prensa logró
homogeneizar más aún que cualquier otro dispositivo puesto al servicio de este objetivo. Contribuyó, además,

32 Prensa, modernidad y transición: problemas del periodismo argentino en el siglo XIX. 1a ed. – Buenos Aires, 2008.
39
a fortalecer el ambiente para la polémica, para la escenificación de las estrategias bélicas, como para la
deslegitimación y la autoafirmación, la motivación y la ridiculización, la siembra del terror, la
desmoralización, la ironía, etc. Estas formas serían la antesala para la difusión de la opinión pública, cuando
todavía las calles no clamaban por un espacio de interlocución y esa opinión era a menudo solapada por el
carácter supuestamente público de los actos de poder, así como su crítica. El capital fundamental de la prensa
sería la amplitud del público lector, por ello los contenidos que le ofrecía se diversifican y el consenso tenía
otros sentidos que los imaginados para el foro. Su potencial educativo quizá mucho mayor que el calculado
por el estado.

La revolución de las comunicaciones en este período incluye aspectos políticos, tecnológicos e ideológicos,
además por supuesto de los económicos. Entre los políticos destacan la elevación de la "opinión pública" a
principio organizador del consenso que sostiene al gobierno, eliminación de la censura y fundamentalmente
de los impuestos que gravaban la prensa, alfabetización acelerada de las masas; en lo tecnológico, la mejora en
los transportes, la incorporación masiva de la máquina a la producción, luego el invento del telégrafo, la
prensa a cilindro, las plegadoras automáticas de papel, etc. En lo ideológico la preponderancia de la palabra
escrita en la construcción del consenso y el poder obliga a todo actor político a dominar las reglas de su
producción, lo cual refuerza el mecanismo. Se realizan búsquedas temáticas acordes a la necesidad de
supervivencia del escritor, de consumo del público, etc. dando lugar al artículo de folletín, a las series
continuadas, al género policial, etc.33

El siglo XX, sobre todo a partir de la segunda mitad, en que operan también a través de otros medios, como
la radio y la TV, la prensa logra convertirse en un agente de producción de sentido que polemiza con el
poder político, incluso con potencial “patológico34”. Así, es como se llega a proponer la identificación de los
medios de comunicación, ya masivos, como el cuarto poder, capaz de una contienda con el ejecutivo, el
judicial y el legislativo. Sin embargo, este cuarto poder solo opera sobre la ciudadanía para la construcción
de una opinión sobre el hacer en la esfera de la política estatal, de la justicia y de la producción de pautas
comunes del actuar. Este cuarto poder tiene un alto poder persuasivo. Varios semiólogos otorgan a este
nuevo sector productor de sentido la capacidad de construir el acontecimiento

La eficacia de las invariables del discurso termina por producir una unificación imaginaria y valiéndose del
poder de su designación, el acontecimiento se impone en la intersubjetividad de los agentes sociales. Los
medios informativos son el lugar en donde las sociedades industriales producen nuestra realidad. 35

Por su parte, Patrick Chareaudeau –desde un abordaje transdisciplinario, que involucra a la sociología, la
lingüística y la semiótica– advierte la necesidad de reconocer que los medios no son en sí una instancia de
poder sino operan con medios de coacción, y que manipulan tácticamente la realidad para intervenir
sobre los valores compartidos por un grupo social. Agrega que “no transmiten lo que ocurre en la realidad
social, sino que imponen lo que construyen del espacio público”, son el “espect|culo” de la democracia. La
ciudadanía debería aprender a reconocer el lugar de las diversas esferas, la de la práctica, la de los
intercambios, la de la vida civil y la de los medios, para poder orientar su interpretación de la lógica que
organiza cada una de ellas. La prensa tiende a construir representaciones que tienen una triple función

de organización colectiva de los conocimientos y los sistemas de valores, de exhibición-visibilidad de estos


frente a la comunidad, mediante rituales, estilizaciones de vida y producción de signos emblemáticos, de
encarnación de esos conocimientos y esos valores dominantes en un representante-delegado del grupo
identitario. Este concepto asociado al de sujeto, permite que se elabore una “conciencia de identidad
colectiva”. Así, la significación social se construye según un proceso de “normativización” que da testimonio al
mismo tiempo de lo que son las conductas en su ritualización y de los discursos que circulan en las
comunidades sociales como portadores de las descripciones del mundo y de los valores con que se dota al

33 Id.
34 James Petras, http://www.contrainjerencia.com/?p=82567, 7/2/14).
35 E. Verón (1983) Construir el acontecimiento. Los medios de comunicación masiva y el accidente en la central nuclear de Three Mile

Island. Barcelona, Gedisa: 11.


40
grupo. Así se construyen “imaginarios sociales”, en espacios de intercambios cuyas fronteras son lugares de
exclusión/inclusión a raíz de una relación dialéctica entre prácticas y representaciones. Desde esta
perspectiva puede explicarse el papel de los medios al mismo tiempo como “presencia ubicuitaria” que tiende
a confundir los espacios, y como factor de multiplicación de los lugares m|s específicos de la “autopercepción
social”. 36

Dicen ofrecer la difusión de la verdad cuando lo que multiplican es un discurso que construye un sentido
que ya opera con determinadas trasformaciones. Es preciso reconocer que estas transformaciones, que
llevan a reconocer las operaciones –describir, narrar, explicar– como acciones intencionales, proponen
una calificación, una valoración, más que un reflejo de lo real. El desafío del lector, del intérprete de estos
discursos es, por ello, no confundir la ‘verdad’ con el ‘efecto de verdad’ que construye el discurso. A
menudo, el efecto de verdad es producto del apoyo en un sistema de creencias, valores o, incluso,
prejuicios. Tal efecto surge de la subjetividad del lector/televidente en su relación con el mundo y
promueve, así, la adhesión a la explicación dada. Se construye entonces un ‘saber de opinión’ que es
preciso distinguir del ‘saber de evidencias’, que es el que mueve a la cultura de la opinión reproducida y
no crítica.

Leamos el siguiente artículo y evaluemos el análisis del autor:

El cuarto poder y los crímenes


Por Lucas Crisafulli *
La tradición teórica del periodismo norteamericano que construye a los medios de comunicación social
como el cuarto poder, es decir, como contralor de la gestión gubernamental en una democracia equilibrada, ha
sido la visión que han intentado imponer los medios argentinos a su labor como comunicadores. Sin embargo,
desde la sanción de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, esta visión ha estallado por los
aires. Sin necesidad de ser un especialista, con el solo ojo atento del observador, los intereses corporativos de
los medios de comunicación salen por doquier. Más que un cuarto poder, muchos medios hegemónicos han
actuado como un portavoz privilegiado de intereses ideológicos, políticos y económicos.
Lo que el periodismo dice sobre la cuestión criminal no es simplemente una forma de informar, sino que
los medios adquieren un lugar privilegiado para dar cuenta de los procesos de generación, circulación y
legitimación de capital simbólico, tal como lo ha mencionado Bourdieu en el siglo pasado. Legitiman,
satanizan, naturalizan o invisibilizan determinadas situaciones. Tienen el poder de estigmatizar a jóvenes que
no han cumplido 18 años como peligrosos, rotular a barrios como “tierra de nadie”, y el magnífico poder de
construir una definición hegemónica de la “inseguridad”. A veces se erigen como representantes de la
sociedad (“la gente en la calle dice tal o cual cosa”, o “a la gente le interesa este o aquel tema”). Sin embargo,
una cosa es tener audiencia, y otra muy distinta es representar al pueblo, como nos enseña la profesora Mata.
En los últimos días hemos sido espectadores de la transmisión en tiempo real –el “vivo” tiene la particularidad
de construir una falsa idea de realidad– de cada paso de la investigación criminal por la muerte de una
jovencita. Primicias apresuradas que rápidamente son desmentidas, datos biográficos de la una familia
sobreexpuesta mediáticamente, pronóstico de culpabilidad del entrevistado según su rostro, tal como lo hacía
Lombroso en el siglo XIX.
¿Qué hace que a algunos periodistas y editores les resulte tan atractiva la muerte espantosa de una
jovencita? ¿Será la identificación de clase social de víctima-comunicador? ¿Por qué algunas muertes son
televisadas y otras ni siquiera nombradas? ¿Será la falta de noticias y, como dicen algunos, la noticia criminal
ocupa un lugar residual para poder llenar noticieros que cada vez más ocupan una centralidad en la vida de
los argentinos? ¿Será la fascinación por lo morboso, por querer jugar a Sherlock Holmes y tirar hipótesis sobre
las llaves, las zapatillas o la mochila, para decir luego ante la c|mara “elemental, mi querido televidente”?
¿Será la necesidad de un crimen que los arengadores de la mano dura y la pena de muerte necesitan para
enunciar sus diatribas? La sobreexposición mediática de un crimen actúa como un complejo artefacto de
censura invisible de todos aquellos muertos que el periodismo naturaliza, cuando invisibiliza o muchas veces
legitima. Narrar que el muerto tenía “frondosos antecedentes” o que murió en “enfrentamiento con la policía”
son formas sutiles de naturalizar y legitimar.

36 P. Charaudeau (2003) El discurso de la información. La construcción del espejo social. Barcelona, Gedisa.
41
El tratamiento mediático que le damos a una muerte se relaciona con el tratamiento social que les damos
a las vidas. Que haya muertos de primera y muertos de segunda da cuenta de que existen vivos de primera y
vivos de segunda, que hay muertes que merecen ser lloradas, y otras olvidadas sin siquiera ser nombradas.
Si no es la ética periodística, será entonces la ciudadanía que actúe como un cuarto poder del periodismo,
y ejerza, no sólo a través del control remoto, el tan necesario control de los medios de comunicación.
* Abogado y docente. Miembro del Observatorio de Prácticas en Derechos Humanos, UNCórdoba.
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¿Cuáles son, según el autor, las estrategias para construir ese caso? ¿Podemos hablar de construcción de
esa realidad? ¿Con qué objetivo operan los productores de las noticias? Tomá una de esas figuras, desandá
el recorrido del periodista de la siguiente manera:

a) ¿En qué contexto aparece el artículo? ¿Quién es el autor? ¿Qué lo legitima a tratar este tema en
particular? Delimitá cuál es el tema.
b) ¿Quién es el destinatario de esta nota? ¿Qué saberes le reconoce el autor a sus lectores?
Subray| las palabras o frases que ‘sugieren’ dichos saberes.
c) ¿Qué sistema de ideas le resulta aceptable? Sintetizá cuál es su posición respecto del tema.
d) Seleccioná por lo menos cuatro palabras o frases que reconozcas como figuras del discurso.
¿Qué sugiere cada una? ¿Podés reconocer una red de sentidos tras la elección de un estilo
figurado por parte del autor?

En este movimiento de construcción discursiva de lo real, el discurso político reconoce la necesidad de


reconstruir toda la escena que ancla su compromiso activo. La identificación de los lugares del decir, los
recursos para lograr captar la adhesión de esa opinión pública ‘instruida’ por los medios proponen a los
políticos el desafío de promover el uso de estrategias variadas en la instancia de promoción de su
compromiso futuro.

La enunciación política

A los recursos que se relacionan con las figuras del lenguaje es preciso agregar las operaciones que se
identifican como huellas de la enunciación. Leé el Artículo de Beatriz Lavandera “Decir y aludir: una
propuesta metodológica”37. Delimitá cuáles de estas operaciones sirven para dar cuenta de la realidad y
cuáles inciden también en la construcción de una figura de enunciador.

También con el objeto de deslindar las características del discurso político, el sociólogo y semiólogo
argentino Eliseo Verón38. A pesar de que propone que el discurso es un objeto prácticamente imposible
de analizar en todas sus dimensiones, “un discurso es imposible de analizar. Lo único que puedo hacer es
poner a su lado otro discurso (razonablemente comparable) y estudiar sus diferencias”39. Al hacerlo, pone
en evidencia que las elecciones de los enunciadores políticos entrañan una explícita relación construyen
de modo diferente su discurso según se inscriba en las diferentes áreas del actuar político. Nos interesa

37 Lavandera, Beatriz: "Decir y aludir: una propuesta metodológica. Cuadernos del Instituto de Lingüística Año I,
Nro 1.Publicado en Filología, 1985, 19/2, pp 21-31. Disponible en PEDCO.
38 Eliseo Verón tuvo como carrera original la sociología. El estudio de la comunicación lo llevó a estudiar a De

Saussure y a Peirce, en relación con lo que llamó la semiosis social. Este tema lo ha llevado a estudiar fenómenos
como el discurso de los medios –en Construir el acontecimiento y El cuerpo de las imágenes – y de la política – en
Perón o muerte y en el compilado El discurso político. Su biografía reconoce también el asesoramiento discursivo a
políticos, así como el compromiso con el cuestionamiento a la Ley de medios, a través de su representación en favor
del grupo Clarín en la audiencia convocada por la CSJ. En su página web personal, se pueden consultar artículos de
prensa más o menos recientes.
39 En Revista Ñ, La soledad y la tristeza del saber. Revista Ñ, pág. 51. Buenos Aires, edición aniversario del 28 de

septiembre de 2013.
42
aquel discurso que va dirigido a nosotros como ciudadanos, votantes. En esos contextos lo que los/as
políticos/as buscan es nuestra adhesión a una propuesta dada. Sin embargo, no escapa a ellos que, en un
auditorio, puede reconocer diferente grado de simpatía, habrá quienes ofrezcan incondicionalmente su
apoyo, habrá quienes no lo harán tanto, habr|, incluso, opositores. Según Verón, “el discurso político se
dirige a ambos al mismo tiempo”40. Y agrega:

Al construir su destinatario positivo y su destinatario negativo, el enunciador político entra en relación con
ambos. El lazo con el primero reposa en lo que podemos llamar la creencia presupuesta. El destinatario
positivo es esa posición que corresponde a un receptor que participa de las mismas ideas , que adhiere a los
mismos valores y persigue los mismos objetivos que el enunciador: el destinatario positivo es antes que nada
el partidario. Hablaremos, en su caso, de prodestinatario. La relación entre el enunciador y el prodestinatario
cobra, en el discurso político, la forma característica de una entidad que llamaremos colectivo de identificación.
El colectivo de identificación se expresa en el ‘nosotros’ inclusivo.

El destinatario negativo está, por supuesto, excluido del colectivo de identificación: esta exclusión es la
definición misma del destinatario negativo. Al destinatario negativo lo llamaremos contradestinatario. El lazo
con éste reposa, por parte del enunciador, en la hipótesis de una inversión de la creencia: lo que es verdadero
para el enunciador es falso para el contradestinatario e inversamente; o bien: lo que es bueno para el
enunciador es malo para el contradestinatario; o bien: lo que es sinceridad para el enunciador es mala fe para
el contradestinatario, etc. En verdad, ese “otro” discurso que habita todo discurso político no es otra cosa que
la presencia, siempre latente, de la lectura destructiva que define la posición del adversario.

Pero el análisis del discurso político en un contexto democrático revela la presencia de un tercer tipo de
destinatario. Este “tercer hombre” resulta de una característica estructural del campo político en las
democracias parlamentarias occidentales, a saber, la presencia de sectores de la ciudadanía que se mantienen,
en cierto modo, “fuera del juego” y que, en los procesos electorales, son identificados habitualmente como los
“indecisos”; si votan, deciden su voto a último momento. Si la “figura” del prodestinatario est| asociada a la
presuposición de creencia y la del contradestinatario a una inversión de la creencia, la posición de los
“indecisos” tiene, en el discurso político, el car|cter de una hipótesis de suspensión de la creencia.
Designaremos esta posición como la posición del paradestinatario. Al paradestinatario va dirigido todo lo que
en el discurso político es del orden de la persuasión.41

En términos lingüísticos, podríamos aclarar que Verón se ocupa de reconstruir la situación de


enunciación42, aquella construida por ‘coordenada abstractas’ que son puramente lingüísticas y que hacen
posible que reconozcamos en todo enunciado una actividad enunciativa. La entidad de no-persona es la
que corresponde a las entidades que no son susceptibles de asumir el compromiso enunciativo pero
ocupa el espacio del enunciado como referencia que establece la posición del enunciador y del
enunciatario. Es preciso añadir que, para Benveniste, los pronombres que refieren colectivos son
‘personas ampliadas o extendidas’, transparenta la relación de ‘yo+los que me acompañan’ y no de una
enunciación plural, invitan a comprender la relación en una referencia más compleja –la historia, la
posición política, las simpatías, el sistema de ideas que me sustenta. También para Benveniste, los lugares
de la enunciación son tres: el que enuncia, aquel a quien se dirige la palabra y aquello de lo que se
ocupa el intercambio.

Las formas que sirven para apoyar la construcción enunciativa amplían las posibilidades de los
pronombres y de las designaciones ostensivas. Verón las agrupa en cinco: los colectivos, las entidades que
designan ampliamente al auditorio, los metacolectivos singulares –según Verón– que son habitualmente
mucho más abarcadores que los anteriores, las nominalizaciones que sirven como fórmulas de valor
figurado y, finalmente, aquellas que sirven de clave para la interpretación del auditorio.

40 En “La palabra adversativa. Observaciones sobre la enunciación política” en VVAA (1987) El discurso político.
Lenguajes y acontecimientos. Buenos Aires, Hachette: 16.
41 Idem: 17.
42 E. Benveniste (1974) Problemas de Lingüística general. Buenos Aires, Siglo XXI

43
Colectivos de Entidades que Metacolectivos Nominalizaciones de Formas nominales que
identificación designan singulares apoyo argumentativo funcionan como operadores
colectivos de interpretación
(auditorio)
Nosotros, los Ciudadanos El país La cooperación Crisis
comunistas
Compañeros Trabajadores La gente La inseguridad Devaluación
peronistas
Muchos Argentinos El estado Riesgo país Inflación
socialistas…
(V. en 1° pl)
Todos los Vecinos La ciudad La corporación empresaria Dólar blue
sindicalistas…
(V. en 1° pl)

Agrega que, a estas huellas, la modalidad elegida por el enunciador sirve para constituir la red de
relaciones con las entidades del escenario político. Las modalidades se relacionan, a la vez, con la
selección de componentes que se reconocen en el discurso del foro político. Recordemos que la modalidad
es parte de la enunciación, se refiere a la elección de cómo decir algo a alguien, lo que supone una
evaluación del contenido así como una predicción de la recepción. Las modalidades pueden estar
codificadas gramaticalmente o apoyarse en expresiones. Las primeras se reconocen en las asertivas,
imperativas, interrogativas y exclamativas, así como en el recurso al modo verbal. Por el otro lado, los
adverbios, algunos conectivos, las formas no personales del verbo, así como la disposición de los
constituyentes de la oración –énfasis y tematización– operan para la expresión de certidumbre,
probabilidad, necesidad, obligatoriedad, prohibición, etc. El núcleo central de la modalidad está
constituido por el orden del saber o del deber, ambos fundamentales en la apelación política. Pero
recordemos que de estos dos polos derivan otros. Puede sintetizarse que las que operan en el discurso
político son las que siguen:

Epistémicas (certeza, probabilidad, duda, improbabilidad)


Apreciativas (gusto/disgusto, positivo/negativo, bueno/malo)
Deónticas (deber/no deber ser, deber/no deber hacer)

Las primeras dos se verifican en los componentes habitualmente introductorios de un discurso político,
aquellos destinados a dar cuenta de la “lectura del pasado y la lectura del presente 43”, muchas veces puede
confundirse con un trayecto informativo. La diferencia, aclara Verón,

reside en el hecho de que en el primero el enunciador aparece como mediador-testigo, mientras que el
enunciador político se construye a sí mismo como fuente privilegiada de la inteligibilidad de la descripción y
de las numerosas modalizaciones apreciativas que articulan la descripción (21)

El autor identifica este componente como “descriptivo”. El segundo componente –el “did|ctico”– apela
únicamente a la modalidad del saber: enuncia principios, evita el compromiso y opta por metacolectivos.
La modalidad deóntica en el componente “prescriptivo” elude también el compromiso del ‘yo’ del
discurso y opta por fórmulas impersonales (lo necesario, lo que hay que hacer). En las últimas campañas
políticas la prescripción era muy clara. Sin embargo, cualquier lector más o menos avezado podía
reconocer que lo que demandaba tanto ‘deber hacer’ era la expresión clara del último componente que
enuncia Verón: el componente “program|tico”. A través de este último, el enunciador político establece un
compromiso con su deber hacer, que apunta a resolver el estado de cosas expresado en la descripción.

43 Idem: 20.
44
A continuación, te proponemos la siguiente lectura para comenzar a operar con los modelos –Lavandera y
Verón. Elegimos un discurso originalmente pronunciado en otra lengua, no por otra razón que la de
establecer algo de distancia respecto de la enunciación política argentina. De todos modos, la traducción
nos permite reconocer las decisiones del enunciador. Subrayá qué aspecto te parece sobresaliente en una
primera lectura:

Discurso de Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva en el Congreso Nacional durante la toma de posesión (Brasilia,
2 de enero de 2003).44*

Señoras y señores presentes en este acto de toma de posesión. “Mudanza”; esta es la palabra clave, este fue
el gran mensaje de la sociedad brasileña en las elecciones de octubre. La esperanza finalmente venció al
miedo y la sociedad brasileña decidió que era la hora de andar nuevos caminos. Más allá del agotamiento de
un modelo que, en vez de generar crecimiento, produjo estancamiento, desempleo y hambre; más allá del
fracaso de la cultura del individualismo, del egoísmo, de la indiferencia ante lo próximo, de la desintegración
de las familias y de las comunidades. Más allá de las amenazas a la soberanía nacional, de la precariedad
avasalladora de la seguridad pública, de la falta de respeto a los más viejos y del desaliento de los más
jóvenes; más allá del impasse económico, social y moral del país, la sociedad brasileña eligió cambiar y
comenzar, ella misma, a promover la mudanza necesaria.

Fue para esto que el pueblo brasileño me eligió Presidente de la República: para mudar1. Este fue el sentido
de cada uno de los votos que nos fueron otorgados a mí y a mi valiente compañero José Alencar 45. Y estoy
aquí, en este día soñado por tantas generaciones de luchadores que nos precedieron, para reafirmar mis
compromisos más profundos y esenciales, para reiterarles a todos los ciudadanos de mi país el significado de
cada palabra dicha en campaña, para imprimirle a la mudanza el carácter de intensidad práctica, para decir
que llegó la hora de transformar a Brasil en aquella nación con la que la gente siempre soñó: una nación
soberana, digna, consciente de la importancia propia en el escenario internacional y al mismo tiempo, capaz
de abrigar, acoger y tratar con justicia a todos sus hijos.

Vamos a mudar, sí. Mudar con coraje y con cuidado, con humildad y con osadía, mudar con la conciencia de
que una mudanza es un proceso gradual y continuo, no un simple acto de voluntad, no un simple arrojo
voluntarista. Mudanza por medio del dialogo y de la negociación, sin atropellos ni precipitaciones para que el
resultado sea consistente y duradero.

Mudar significa cambiar, pero también transformar, reinventar.

Brasil es un país inmenso, un continente de alta complejidad humana, ecológica y social con casi 175
millones de habitantes. No podemos dejarlo seguir a la deriva, al gusto de los vientos, carente de un
verdadero proyecto de desarrollo nacional y de planeación estratégica. Si queremos transformarlo, con el fin
de vivir en una nación en que todos podamos andar con la cabeza erguida, tenemos que ejercer
cotidianamente dos virtudes: la paciencia y la perseverancia. Tenemos que mantener el control sobre
nuestras muchas y legítimas ansiedades sociales, para que puedan ser atendidas al ritmo adecuado y en el
momento justo; tenemos que pisar el camino con los ojos abiertos y caminar con los pasos pensados,
precisos y sólidos, por la simple razón de que nadie puede recoger los frutos antes de plantar los árboles.

Pero comenzaremos a mudar ya, pues como dice la sabiduría popular, una larga caminata comienza por los
primeros pasos. Este es un país extraordinario. Desde la Amazonia a Río Grande do Sul, en las poblaciones
costeras, ribereñas y serranas, lo que veo es un pueblo maduro, encallecido y optimista. Un pueblo que nunca
deja de ser nuevo y joven, un pueblo que sabe lo que es sufrir, pero que también sabe lo que es la alegría, que
confía en sí mismo y en sus fortalezas. Creo en un futuro grandioso para Brasil, porque nuestra alegría es
mayor que nuestro dolor, nuestra fuerza es mayor que nuestra miseria y nuestra esperanza es mayor que
nuestro miedo.

El pueblo brasileño, tanto en su historia más antigua como en la más reciente, ha dado pruebas incontables
de su grandeza y generosidad, pruebas de su capacidad para movilizar la energía nacional en grandes

44
Destacamos, previendo el ulterior análisis, algunas palabras y frases.
45 Fue parte de la fórmula que llevó a Lula da Silva a la presidencia, como candidato a vicepresidente en 2003.
45
momentos cívicos; y yo deseo, antes que cualquier otra cosa, convocar a mi pueblo, precisamente para una
movilización cívica, para una cruzada nacional contra el hambre.

En un país que cuenta con tantas tierras fértiles y con tanta gente que quiere trabajar, no debería de haber
razón alguna para que se hablara de hambre. Sin embargo, millones de brasileños, en el campo y en la
ciudad, en las zonas rurales más desamparadas y en las periferias urbanas, se encuentran en este momento
sin tener que comer. Sobreviven por debajo de la línea de la pobreza, cuando no mueren de miseria,
mendingando un pedazo de pan. Esta es una historia antigua. El Brasil conoció la riqueza de los ingenios y de
las plantaciones de caña de azúcar en los primeros tiempos coloniales, pero no venció al hambre;
proclamamos la independencia nacional y abolimos la esclavitud, pero no vencimos al hambre; conocimos la
riqueza de los yacimientos de oro en Minas Gerais y de la producción del café en el Valle do Paraíba, pero no
vencimos el hambre. Esto no puede continuar así. Mientras haya un hermano brasileño o una hermana
brasileña pasando hambre, tenemos motivo de sobra para cubrirnos de vergüenza.

Por eso, he definido entre las prioridades de mi gobierno un programa de seguridad alimentaria que lleva el
nombre de “Hambre Cero”. Como dije en mi primer pronunciamiento tras la elección, sí, al final de mi
mandato, todos los brasileños tienen la posibilidad de tomar café por la mañana, almorzar y comer, habré
cumplido con la misión de mi vida. Es por esto que hoy proclamo: Vamos a acabar con el hambre en nuestro
país. Transformemos el fin del hambre en una gran causa nacional, como lo fueran en el pasado la creación
de PETROBRAS y la memorable lucha por la redemocratización del país. Esta es una causa que puede y debe
de ser todos, sin distinción de clase, partido o ideología. Al atender el clamor de los que padecen el flagelo del
hambre, debe prevalecer el imperativo ético de sumar fuerzas, capacidades e instrumentos para defender lo
que es más sagrado: la dignidad humana.

Para esto, será también imprescindible realizar una reforma agraria pacífica, organizada y planeada. Vamos a
garantizar el acceso a la tierra para quien quiera trabajar, no solamente por una cuestión de justicia social,
sino para que los campos de Brasil produzcan más y traigan más alimentos a las mesas de todos, traigan
trigo, traigan soya, traigan harina, traigan frutos, traigan nuestros frijoles con arroz. Para que los hombres
del campo recuperen su dignidad sabiendo que, al levantarse con el nacimiento del sol, cada movimiento de
su azadón o de su tractor contribuirá para el bienestar de los brasileños del campo y de la ciudad, vamos a
incrementar también la agricultura familiar, el cooperativismo, las formas de economía solidaria. Estas son
perfectamente compatibles con nuestro vigoroso apoyo a la agricultura y la pecuaria empresariales, la
agroindustria y el agronegocio, son, en verdad, complementarios tanto en su dimensión económica como
social. Tenemos que estar orgullosos de todos los bienes que producimos y comercializamos.

La reforma agraria será realizada en tierras ociosas, en las millones de hectáreas hoy disponibles para la
llegada de familias y de semillas que brotarán vigorosas con líneas de crédito y asistencia técnica y científica.
Haremos esto sin afectar de modo alguno las tierras que producen, porque las tierras productivas se
justifican por sí mismas y serán estimuladas para que produzcan siempre más, por ejemplo la gigantesca
montaña de granos que cosechamos cada año.

Hoy, muchísimas áreas del país están debidamente ocupadas, las plantaciones se extienden hasta perderse
de la vista, existen localidades en las que alcanzamos una productividad mayor que la de Australia y los
Estados Unidos. Tenemos que cuidar bien – muy bien – este inmenso patrimonio productivo brasileño. Por
otro lado es absolutamente necesario que el país vuelva a crecer, generando empleos y distribuyendo
ingresos. Quiero aquí reafirmar mi compromiso con la producción, con los brasileños y las brasileñas, que
quieren trabajar y vivir dignamente del fruto de su trabajo. Lo dije y lo repito: la creación de empleos será mi
obsesión. Vamos a dar especial énfasis al Proyecto Primer Empleo, para generar oportunidades para los
jóvenes que hoy encuentran tremendas dificultades para insertarse en el mercado laboral. En este sentido,
trabajaremos para superar nuestras vulnerabilidades actuales y crear las condiciones macroeconómicas
favorables para el crecimiento sustentable para lo cual la estabilidad y la gestión responsable de las finanzas
públicas son valores esenciales.

Para avanzar en esa dirección, habremos de librar un combate implacable contra la inflación, necesitamos
exportar más, agregando valor a nuestros productos y actuando, con energía y creatividad en los suelos
internacionales del comercio globalizado. De igual forma, es necesario incrementar – y mucho – el mercado
interno, fortaleciendo a las pequeñas y micro empresas. Es necesario también invertir en capacitación
tecnológica e infraestructura enfocadas en la producción. Para reposicionar a Brasil en el camino del
46
crecimiento, que genere los puestos de trabajo tan necesarios, requerimos de un autentico pacto social para
la mudanza y de una alianza que entrelace objetivamente al trabajo y al capital productivo, generadores de la
riqueza fundamental de la nación, de modo que Brasil supere el estancamiento actual y para que el país
vuelva a navegar en el mar abierto del desarrollo económico y social.

El pacto social será, igualmente, decisivo para viabilizar las reformas que la sociedad brasileña reclama y
que yo me comprometí a realizar: la reforma de la previsión, la reforma tributaria, la reforma política y la de
la legislación laboral, así como la propia reforma agraria. Este conjunto de reformas va a impulsar un nuevo
ciclo de desarrollo nacional. Instrumento fundamental del pacto para la mudanza será el Consejo Nacional
para elDesarrollo Económico y Social que pretendo instalar ya a partir de enero, reuniendo a los
empresarios, trabajadores y a los líderes de los diferentes sectores de la sociedad civil.

Nos encontramos en un momento particularmente propicio para esto. Un momento raro en la historia de un
pueblo. Un momento en que el Presidente de la República tiene consigo, a su lado, la voluntad nacional. El
empresariado, los partidos políticos, las fuerzas armadas y los trabajadores están unidos. Los hombres, las
mujeres, los más viejos, los más jóvenes, están hermanados en un mismo propósito de contribuir para que el
país cumpla su destino histórico de prosperidad y justicia. Además del apoyo de la inmensa mayoría de las
organizaciones y de los movimientos sociales, contamos también con la adhesión entusiasta de millones de
brasileños y brasileñas que quieren participar en esta cruzada para retomar el crecimiento, contra el
hambre, el desempleo y la desigualdad social. Se trata de una poderosa energía solidaria que nuestra
campaña despertó y que no podemos y no vamos a desperdiciar. Una energía ético-política extraordinaria
que nos empeñaremos para que encuentre canales de expresión en nuestro gobierno.

Por todo esto, creo en el pacto social. Con este mismo espíritu constituí mi gabinete con algunos de los
mejores líderes de cada segmento económico y social brasileño. Trabajaremos en equipo, sin personalismo,
por el bien de Brasil y vamos a adoptar un nuevo estilo de gobierno con absoluta transparencia y un
permanente estímulo a la participación popular. El combate a la corrupción y la defensa de la ética en el trato
de la materia pública serán objetivos centrales y permanentes de mi gobierno. Es preciso enfrentar con
determinación y derrotar la verdadera cultura de la impunidad que prevalece en ciertos sectores de la vida
pública.

No permitiremos que la corrupción, malversación y el desperdicio continúen privando a la población de


recursos que le pertenecen y que tanto podrían ayudarles en su dura lucha por la supervivencia. Ser honesto
es mucho más que simplemente no robar y no dejar robar. Es también aplicar con eficiencia y transparencia,
sin desperdicio, los recursos públicos y enfocarlos en resultados sociales concretos. Estoy convencido de que
de esta forma, tenemos una oportunidad única de superar los principales obstáculos para el desarrollo
sustentable del país. Y créanlo, créanlo con exactitud, no pienso desperdiciar esta oportunidad conquistada
con la lucha de millones y millones de brasileños y brasileñas.

Bajo mi liderazgo, el Poder Ejecutivo mantendrá una relación constructiva y fraternal con los otros poderes
de la República, respetando ejemplarmente su independencia y el ejercicio de sus altas funciones
constitucionales. Yo, que tuve la honra de ser parlamentario de esta casa, espero contar con la contribución
del Congreso Nacional en el debate juicioso y en la viabilización de las reformas estructurales que el país
demanda de todos nosotros. En mi gobierno, Brasil va a estar en el centro de todas las atenciones. Brasil
necesitar realizar en todos las áreas una introspección para crear las fuerzas que le permitan ampliar su
horizonte. Realizar esta introspección no significa cerrar las puertas y ventanas al mundo. Brasil puede y
debe tener un proyecto de desarrollo que sea al mismo tiempo nacionalista e universalista, significa,
simplemente, adquirir confianza en nosotros mismos, en la capacidad de fijar objetivos a corto, mediano y
largo plazo y de buscar su realización.

El punto principal del modelo por el cual queremos transitar es la ampliación de la pujanza interna y de
nuestra capacidad propia de inversión, así mismo, Brasil necesita valorizar su capital humano invirtiendo en
el conocimiento y la tecnología. Sobre todo vamos a producir. La riqueza que cuenta es aquella generada por
nuestras propias manos, producida por nuestras máquinas, por nuestra inteligencia y por nuestro sudor.

Brasil es grande. A pesar de todas las crueldades y discriminaciones, especialmente contra las comunidades
indígenas y negras, y de todas las desigualdades y dolores que no debemos olvidar jamás, el pueblo brasileño
realizó una obra de resistencia y construcción nacional admirable. Construyó, a lo largo del siglo, una nación
47
plural, diversificada, incluso contradictoria, pero que se extiende de punta a punta del territorio. De los
magos del Amazonas a los orixás de Bahía; del frevo pernambucano a las escuelas de samba de Rio de
Janeiro; de los tambores de Maranhão al barroco mineiro; de la arquitectura de Brasilia a la música serrana.
Extendiendo el arco de su multiplicidad en las culturas de San Paulo, de Paraná, de Santa Catarina, de Rio
Grande do Sul y de la Región Centro-oeste. Esta es una nación que habla la misma lengua, que comparte los
mismos valores fundamentales, que siente que es brasileña. Donde el mestizaje y el sincretismo se
impusieron aportando una contribución original al mundo. Donde los judíos y árabes conversan sin miedo,
donde toda la migración es bienvenida, porque sabemos que en poco tiempo, por nuestra propia capacidad
de asimilación y de bien querer, cada emigrante se transforma en un brasileño más.Esta nación que fue
creada bajo el cielo tropical tiene que decir a dónde ha llegado; internamente, haciendo justicia en la lucha
por la supervivencia en la que sus hijos se hayan enganchados; externamente, afirmando su presencia
soberana y creativa en el mundo.

Nuestra política exterior reflejará también los anhelos de mudanza que se expresaron en las calles. En mi
gobierno, la acción diplomática de Brasil estará orientada por una perspectiva humanista y será, antes que
todo, un instrumento para el desarrollo nacional. Por medio del comercio exterior, de la capacitación en las
tecnologías avanzadas, y de la búsqueda de inversión productiva, las relaciones exteriores de Brasil deberán
contribuir para la mejoría de las condiciones de vida de la mujer y del hombre brasileños, elevando los
niveles de ingreso y generando empleos dignos. Las negociaciones comerciales son hoy de importancia vital.
En relación con el ALCA, los acuerdos entre MERCOSUR y la Unión Europea y en la OMC, Brasil combatirá el
proteccionismo, luchará por la eliminación e intentará obtener reglas más justas y adecuadas con nuestra
condición de país en desarrollo, Buscaremos eliminar los escandalosos subsidios agrícolas de los países
desarrollados que perjudican a nuestros productores privándolos de sus ventajas comparativas. Con igual
empeño, nos esforzaremos para remover los injustificables obstáculos a las exportaciones de productos
industriales. Esencial en todos estos foros es preservar los espacios de flexibilidad para nuestras políticas de
desarrollo en los campos sociales y regionales, de medio ambiente, agrícola, industrial y tecnológico. No
perderemos de vista que el ser humano es el destinatario último del resultado de las negociaciones. De poco
valdrá participar de esfuerzos tan amplios y en tantos frentes si no obtenemos beneficios directos para
nuestro pueblo. Estaremos atentos también para que estas negociaciones, que hoy en día van mucho más allá
de meras reducciones tarifarías y engloban un amplio espectro normativo, no creen restricciones
inaceptables al derecho soberano del pueblo brasileño de decidir sobre su modelo de desarrollo.

La gran prioridad de la política exterior durante mi gobierno será la construcción de una América del Sur
políticamente estable, prospera y unida, con base en ideales democráticos y de justicia social. Para esto es
esencial una acción decidida de revitalización del MERCOSUR, enflaquecido por las crisis de cada uno de sus
miembros y por visiones muchas veces estrechas y egoístas del significado de la integración. El MERCOSUR,
así como la integración de América del Sur en su conjunto, es sobre todo un proyecto político. Más este
proyecto reposa sobre cimientos económico - comerciales que necesitan ser urgentemente reparados y
reforzados. Cuidaremos también de las dimensiones social, cultural y científico - tecnológica del proceso de
integración. Estimularemos empresas conjuntas y fomentaremos un vivo intercambio intelectual y artístico
entre los países sudamericanos. Apoyaremos los arreglos institucionales necesarios, para que pueda florecer
una verdadera identidad del MERCOSUR y de América del Sur. Varios de nuestros vecinos viven hoy
situaciones difíciles. Contribuiremos, cuando seamos convocados y en la medida de nuestras posibilidades,
para encontrar soluciones pacíficas para tales crisis, con base en el dialogo, en los preceptos democráticos y
en las normas constitucionales de cada país. El mismo empeño de cooperación concreta y de diálogos
substantivos lo tendremos con todos los países de América Latina. Procuraremos tener con los Estados
Unidos de América una asociación madura, con base en los intereses recíprocos y en el respeto mutuo.
Trataremos de fortalecer el entendimiento y la cooperación con la Unión Europea y sus estados miembros,
así como con otros países desarrollados, por ejemplo Japón. Profundizaremos las relaciones con grandes
naciones en desarrollo: China, India, Rusia, Sudáfrica, entre otros. Reafirmaremos los lazos profundos que
nos unen con todo el continente africano y nuestra disposición para contribuir activamente para que este
desenvuelva sus enormes potenciales. Vamos no solo a explorar los beneficios potenciales de un mayor
intercambio económico y de una presencia mayor de Brasil en el mercado internacional, sino también a
estimular los incipientes elementos de multipolaridad de la vida internacional contemporánea.

La democratización de las relaciones internacionales sin hegemonías de cualquier especie es tan importante
para el futuro de la humanidad como la consolidación y el desarrollo de la democracia al interior de cada

48
estado. Vamos a valorizar a las organizaciones multilaterales, en especial a las Naciones Unidas, a quien le
corresponde la primacía en la preservación de la paz y la seguridad internacionales. Las resoluciones del
Consejo de Seguridad deben de ser fielmente cumplidas. Las crisis internacionales como la de Oriente Medio
deben de ser resueltas por medios pacíficos y por la negociación. Defenderemos un Consejo de Seguridad
reformado, representativo de la realidad contemporánea con países desarrollados y en desarrollo de
diversas regiones del mundo entre sus miembros permanentes. Enfrentaremos los desafíos actuales como el
terrorismo y el crimen organizado, valiéndonos de la cooperación internacional y con base en los principios
del multilateralismo y del derecho internacional.

Apoyaremos los esfuerzos para convertir a la ONU y sus agencias en instrumentos ágiles y eficaces de
promoción al desarrollo social y económico, de combate a la pobreza, a las desigualdades y a todas las
formas de discriminación, de defensa de los derechos humanos y de preservación del medio ambiente. Sí,
tenemos un mensaje que dar al mundo: tenemos que colocar nuestro proyecto nacional democráticamente
en diálogo abierto, como las demás naciones del planeta, porque nosotros somos lo nuevo, somos la novedad
de una civilización que se diseñó sin temor, porque se diseñó en el cuerpo, en el alma y en el corazón del
pueblo, muchas veces, en rebeldía contra las elites, las instituciones e incluso el mismo estado.

Es verdad que el deterioro de los lazos sociales en el Brasil de las últimas dos décadas, como resultado de
políticas económicas que no favorecieron el crecimiento, trajo una nube amenazadora al patrón tolerante de
la cultura nacional. Crímenes horrorosos, masacres y linchamientos crisparon el país e hicieron de lo
cotidiano, sobre todo en las grandes ciudades, una experiencia próxima a una guerra de todos contra todos.
Por esto, inicio este mandato con la firme decisión de colocar al gobierno federal, en asociación con los
estados, al servicio de una política de seguridad pública mucho más vigorosa y eficiente. Una política que,
combinada con acciones de salud, educación, entre otras, sea capaz de prevenir la violencia, reprimir la
criminalidad y restablecer la seguridad de los ciudadanos y ciudadanas.

Si conseguimos volver a andar en paz por nuestras calles y plazas, daremos un extraordinario impulso al
proyecto nacional de construir, en este rincón de América, un bastión mundial de tolerancia, de pluralismo
democrático y de convivencia respetuosa con la diferencia. Brasil puede dar mucho de sí mismo al mundo.
Por esto debemos exigir mucho de nosotros mismos. Debemos exigir aun más de lo que pensamos, porque
todavía no nos expresamos por entero en nuestra historia, porque todavía no cumplimos la gran misión
planetaria que nos espera. Brasil, en esta nueva tarea histórica, social, cultural y económica, habrá de contar,
sobretodo, consigo mismo; habrá de pensar con su cabeza; andar con sus propias piernas; escuchar lo que
dice su corazón. Y todos vamos a tener que aprender a amar con intensidad aun mayor a nuestro país, amar
a nuestra bandera, amar a nuestra lucha y amar a nuestro pueblo.

Cada uno de nosotros, brasileños, sabe que lo que hemos hecho hasta hoy no ha sido poco, pero sabe también
que podemos hacer mucho más. Cuando miro mi propia vida de inmigrante del nordeste, de niño que vendía
cacachuates y naranjas en los muelles de Santos, que se hizo tornero mecánico y líder sindical, que un día
fundó el Partido de los Trabajadores y creyó en lo que estaba haciendo, que ahora asume el puesto de
Supremo Mandatario de la Nación, veo y se, con toda claridad y con toda convicción, que nosotros podemos
mucho más.

Y, para esto, basta creer en nosotros mismos, en nuestra fuerza, en nuestra capacidad de crear y en nuestra
disposición para hacer. Estamos comenzando hoy un nuevo capítulo en la historia de Brasil, no como nación
sumisa, abriendo la mano de su soberanía, no como nación injusta, asistiendo pasivamente al sufrimiento de
los más pobres, sino como nación altiva, noble, afirmándose valientemente en el mundo como nación de
todos, sin distinción de clase, etnia, sexo o creencias.

Este es un país que puede dar, y va a dar, un verdadero salto cualitativo. Este es un país del nuevo milenio,
por su potencia agrícola, por su estructura urbana e industrial, por su fantástica biodiversidad, por su
riqueza cultural, por su amor a la naturaleza, por su creatividad, por su competencia intelectual y científica,
por su calor humano, por su amor a lo nuevo y a la invención, pero sobre todo, por los dones y poderes de su
pueblo. Lo que estamos viviendo hoy en este momento, compañeros y compañeras, hermanos y hermanas de
todo Brasil, puede ser resumido en pocas palabras: hoy es el día del reencuentro de Brasil consigo mismo.

Agradezco a dios por haber llegado hasta donde llegué. Soy ahora el servidor número uno de mi país. Pido a
dios sabiduría para gobernar, discernimiento para juzgar, serenidad para administrar, coraje para decidir y
49
un corazón del tamaño de Brasil para sentirme unido a cada ciudadano y ciudadana de este país en el día a
día los próximos cuatro años. ¡Viva el pueblo brasileño!

* Traducción: Arturo Martínez Núñez

Algo más que decir de los auditorios

Como revisamos, cuando nos proponemos el cálculo de la audiencia, partimos del reconocimiento de un
espacio temático polémico. Si así no lo fuera, nos limitaríamos a explicar, sin dejar espacio a cualquier
diferencia de opiniones. En política, aclara Verón, también existía otra posición, la de un tercero no
decidido, aquel grupo cuya opinión no conocemos y se convierte potencialmente en seguidor si logramos
los recursos argumentativos necesarios para convencerlo. Esta síntesis nos obligaría a pensar que una vía
para construir la argumentación es evitar la polémica y usar todas nuestras armas y artes para ‘seducir’ a
aquel tercero.

Es preciso distinguir la diferencia entre los conceptos de persuadir y convencer. Cuando comenzamos a
preguntarnos por los objetivos, notamos que hay discursos orientados a lograr un cambio en la actitud del
auditorio –en el político, el cántico, la reproducción de un gesto que implica a un colectivo, en un partido
de fútbol o en recital de música, tal vez acciones semejantes– o bien lograr una convicción. Así, en
principio, es preciso distinguir la orientación persuasiva de la orientación convincente. Sabemos que la
persuasión es transitoria, puntual, emotiva; el convencer supone una adhesión más amplia, consistente
con un saber. Estas son, según Perelman y Olbrechts Tyteca, las dos finalidades de la argumentación,
persuadir y convencer, y se relacionan estrechamente con los tipos de auditorio:
A pesar de que la prueba demostrativa formal es tanto más admirable cuanto más simple y breve, parecería que
teóricamente no hay límite para el número de argumentos que podrían resultar útil acumular; de hecho, dado que
la argumentación se ocupa no de la transferencia de la verdad de las premisas a una conclusión sino del refuerzo
de la adhesión a una tesis, parecería eficaz agregar más y más argumentos y ampliar el auditorio. Ya que la
argumentación que ha persuadido a algunos puede no resultar convincente para otros, podría ser necesario
continuar la búsqueda de argumentos mejor adaptados para ampliar el auditorio o la franja del auditorio que
hasta ahora no se ha tenido en cuenta.

En la práctica, sin embargo, tres razones diferentes señalan la necesidad de limitar el alcance de una
argumentación. En primer lugar, la capacidad y la voluntad de un auditorio para prestar atención es limitada. Un
orador no sólo debe hablar o escribir; tiene que ser escuchado o leído. Poca gente está preparada para escuchar
un discurso de diez horas de duración o leer un libro de mil páginas. En ese caso, o bien el tema debe ser
suficientemente interesante o bien el destinatario debe sentir algún tipo de obligación hacia el tema o hacia el
orador. Normalmente cuando existe una costumbre o una obligación, se aplica al orador antes que al auditorio, y
le impone límites al espacio o tiempo dedicado a la presentación de una tesis. En segundo lugar, se considera
poco cortés que un orador extienda un discurso más allá del tiempo normalmente asignado. En tercer lugar, por
el solo hecho de estar ocupando el estrado, un orador impide que otras personas expresen su punto de vista. En
consecuencia, en casi todas las circunstancias en las que se puede desarrollar una argumentación. Existen límites
que no deben ser traspasados.

Así, entonces, se vuelve necesario elegir entre los argumentos disponibles, tomando en cuenta las
consideraciones siguientes: primero, los argumentos no tienen todos la misma fuerza persuasiva ni actúan de la
misma manera sobre un auditorio. Deben ser considerados pertinentes para la tesis que sostiene el orador y
deben proveer apoyo valioso para ella. Es esencial que no pongan en cuestión la tesis −a menos que esto sirva
para reforzar la adhesión− planteando dudas que no se le habrían ocurrido al auditorio si no hubiesen sido
mencionadas. Así, las pruebas de la existencia de Dios han conmovido a los creyentes que jamás habrían pensado
en cuestionar su fe si tales pruebas no les hubieran sido presentadas. Segundo, existe una interacción constante
entre el orador y su discurso; el prestigio del orador intensifica el efecto de su discurso, pero, inversamente, si sus
argumentos son débiles, se ve afectada la opinión del auditorio acerca de su capacidad intelectual, su
competencia o sinceridad. Por lo tanto es conveniente evitar el empleo de argumentos débiles ya que pueden
inducir la creencia de que el orador no tiene otros mejores para fundamentar su tesis. Tercero, ciertos
50
argumentos, especialmente en el caso de un auditorio heterogéneo cuyas creencias y aspiraciones son bien
diversas, pueden persuadir sólo a una parte de este auditorio. En este caso, deben elegirse los argumentos
teniendo cuidado de que no resulten contrarios a las creencias y aspiraciones de algún sector del auditorio. De
este modo, si se pone énfasis sobre el efecto revolucionario de alguna medida particular, por ejemplo, se corre el
riesgo de endurecer la oposición a esa medida por parte de aquellos que están en contra de la revolución, aunque
seguramente conseguirá el apoyo de los que están esperando que la revolución se produzca. Por esta razón, los
argumentos que son valiosos para todos los individuos, son superiores a aquellos que tienen una convocatoria
más limitada; son capaces de convencer a todos los miembros de lo que podría llamarse el auditorio universal,
que se compone de todos los hombres normalmente razonables y competentes. Una argumentación que se
propone convencer a un auditorio universal es considerada filosóficamente superior que otra que se propone
solamente persuadir a un auditorio particular sin preocuparse por el efecto que podría tener sobre otro auditorio
en algún otro contexto o circunstancias.
Más aún, para que un discurso sea persuasivo, los argumentos presentados deben organizarse de acuerdo con un
orden particular. Si no, pierden eficacia, porque un argumento no es débil ni fuerte en un sentido absoluto y para
todos los auditorios sino sólo en relación con un auditorio particular que está preparado para aceptarlo o no. En
primer lugar, un orador debe tener una cierta cuota de prestigio y el problema en cuestión debe despertar cierto
interés. Si el orador fuera un niño, una persona de mala reputación o alguien supuestamente hostil al auditorio o
si la cuestión discutida careciera de interés para el auditorio hay muy pocas probabilidades de que el orador sea
autorizado a tomar la palabra o de que sea escuchado. Así entonces, un orador es generalmente presentado por
alguien que cuenta con la atención del público y el orador usará el exordio, la parte inicial de su discurso, no para
hablar sobre su tema sino para ganar la simpatía del auditorio.

Los argumentos eficaces pueden modificar las opiniones o las disposiciones de un auditorio. Un argumento que
es débil porque no se adecua al auditorio, puede ser fuerte y eficaz cuando el auditorio ha sido modificado por un
argumento anterior. Del mismo modo, un argumento que es ineficaz porque no es comprendido puede volverse
pertinente una vez que el auditorio ha sido bien informado. La investigación acerca de la eficacia del discurso
puede determinar el orden en el que los argumentos deben ser presentados. El mejor orden, sin embargo, con
frecuencia será aquél que se ajusta a las expectativas, ya sea un orden cronológico, convencional o el orden
seguido por un oponente cuya argumentación debe ser refutada punto por punto.

Chaïm Perelman, “Naturaleza de la Nueva Retórica”


Encyclopædia Britannica CD 99 Multimedia Edition
[Traducción y adaptación: Analía Reale]

Las aclaraciones de Perelman nos llevan a concluir que no solo es preciso revisar las estrategias y la
disposición de los argumentos sino también distinguir la relación entre unas y otros con los tipos de
auditorio al que nos dirigimos. Así un auditorio universal será aquel para el que los argumentos no
constituyen un llamado a la acción, ya que busca principios o verdades más generales. Por el contrario, los
auditorios particulares son destinatarios prioritarios del discurso persuasivo, por lo que más que los
medios, le interesan las facultades de quienes los componen. Este auditorio no es, como para Verón un
número contado de adherentes, es “una construcción m|s o menos sistematizada (p. 55)”. Los autores
remiten a Kant, quien afirmaba que la persuasión es solo apariencia, ya que los juicios de que se vale son
subjetivos.

A partir de estas aclaraciones, podemos afirmar que Verón piensa el discurso político como una de las
formas de la persuasión, por ello aclarábamos más adelante que es preciso distinguir los momentos en los
que se produce la enunciación política. El discurso de campaña, la arenga por la adhesión a un proyecto,
pueden velar las razones; el discurso que explica las gestiones, necesariamente, reclama ser demostrativo.
La ciudadanía no reclama que lo persuadan de conceder que toda acción política es ‘seguible’. Necesita
comprender, necesita saber, para lo que debe demandar explicaciones, razones, explicitación de bases y
puntos de partida de la argumentación política. Aun cuando se haya acostumbrado a escuchar a políticos
que solo comprometían felicidad y fortuna a cambio de votos y dejar hacer sin cuestionar, una nueva
ciudadanía debe reclamar menos apelación a los sentires y más información para comprender cómo se
pone en juego la vida de cada uno.

51
Después de esta digresión, debemos aclarar que para los autores, también se reconoce otras vías de la
argumentación según se trate de un auditorio individual, incluso aquel que consiste en argumentar con
uno mismo. Pudimos evaluar las condiciones del primer caso, al proponer el ejercicio del debate. El
cálculo de la respuesta del otro, las máximas que rigen el actuar para el logro de una posición aceptada
ampliamente, son bases para este logro (claridad, especificidad, elegancia, respeto, etc.). En relación con
este último caso, yo como único auditorio, la deliberación aspira a reunir todos los datos acerca de un
tema para someter a juicio aquellos que serán usados en una argumentación.

Lecturas complementarias

Cuenca, M. J. (1995) “Mecanismos lingüísticos y discursivos de la argumentación” en En Rev.


Comunicación, Lenguaje y Educación, 1995, 25: 23-40. Disponible en línea
(dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2941559.pdf)

Perelman, Ch. y L. Olbrechts Tyteca (1989) “Los límites de la argumentación” en Tratado de la


argumentación. La nueva retórica. Madrid, Gredos: 45-116. Disponible en PEDCO.

52
5. Un acercamiento al arte retórica y su relación con la escritura y la literatura
Prof. Matías Sigot

Los seres humanos vivimos en un mundo netamente lingüístico. La necesidad de comunicación implica, de
manera inherente, la necesidad de convencer, persuadir, hacer que otro u otros acuerden con
determinada idea o posicionamiento. En esta situación, la literatura no se encuentra ajena, ya sea porque
se argumenta sobre ella, o bien porque el mismo texto literario presenta en su desarrollo una serie de
argumentos.

Desde sus orígenes, la literatura se encontró en una estrecha relación con los procedimientos y técnicas
del lenguaje argumentativo, que los griegos denominaron retórica. Aristóteles, uno de los filósofos más
importantes de la antigüedad, elaboró en el Siglo IV a.C. dos obras capitales en este sentido: la Retórica, en
la que organizó los modos de comunicar y persuadir de acuerdo con los auditorios propios de la época –
allí llamó a estos tres tipos de retórica deliberativa, para hablar en las asambleas; epidíctica, para los
actos públicos; y forense, para los tribunales–; y la Poética, donde se ocupó de estudiar las
manifestaciones literarias –que dividió, también, en tres: las formas épicas, las líricas y las dramáticas–.

En la Grecia Clásica, se entendía la retórica como el “arte del bien decir”, una técnica para expresarse de
manera adecuada y de ese modo lograr la adopción de una idea por parte de un interlocutor o un
auditorio. Para que los futuros oradores pudieran prepararse y perfeccionar su arte, los antiguos griegos
desarrollaron una serie de catorce progymnasmata –literalmente, “ejercicios previos”– mediante los que el
estudiante se valía de distintas estrategias para su progreso; es importante destacar que muchos de estos
ejercicios utilizaban la literatura como modo de desarrollar y potenciar las habilidades del lenguaje.

Los catorce ejercicios, en orden ascendente de complejidad, que integraban los progymnasmata clásicos
eran:

1. Fábula: se escoge una fábula breve y se amplifica, o se condensa. Puede ser también cualquier
apólogo o parábola.
2. Narración: se cuenta un hecho real o ficticio, mencionando quién, qué, cuándo, dónde, cómo, por
qué; para qué. Se continúa con la idea de la ampliación y/o reducción del propio texto. Es el
principio de la educación del orador según Quintiliano.
3. Anécdota: breve relación concreta y edificante de algún hecho o dicho de una persona. Para ello se
menciona brevemente al autor del hecho o dicho, se prueba con la razón, se apunta lo que es
contrario a la razón, se añade una semejanza o comparación, un ejemplo y un testimonio u opinión
de otro y se termina con un epílogo o conclusión.
4. Proverbio: se amplía una declaración condensada y abstracta, una moraleja, una sentencia, un
proverbio o un refrán.
5. Refutación: se ataca a la credibilidad de una narración; por ejemplo, una leyenda o anécdota.
Primero se resume brevemente y luego se contemplan seis cosas: su oscuridad, improbabilidad,
imposibilidad, contrariedad, indecorosidad e inutilidad. A estos argumentos les precede un
exordio que vitupera al autor de la narración y un epílogo que lo reprende.
6. Confirmación: se argumenta para demostrar la credibilidad de una narración –hecho o dicho– con
pruebas. Un exordio puede alabar al autor, un epílogo ponerlo de ejemplo. Para ello se ven seis
cosas: lo manifiesto, lo probable, lo posible, lo conforme, lo decoroso y lo útil.
7. Tópico o lugar común: se relaciona con el encomio y el vituperio. Consta de un exordio en que se
dice el castigo o recompensa que merece el hombre malvado o virtuoso, se sigue lo contrario del
delito o virtud que se persigue, la explicación del crimen o del mérito por amplificación, la
comparación con otros crímenes o virtudes, se manifiesta la intención del hombre malvado o
virtuoso y se hace una digresión sobre la vida anterior. Se aparta la compasión y se termina con un

53
epílogo compuesto con los fines de lo legítimo, lo conforme, la equidad, lo útil, lo factible, lo
glorioso u honorable y el suceso.
8. Encomio: se exponen las virtudes de un individuo: linaje, país, instrucción, mente cuerpo y fortuna
de una persona; se le compara favorablemente y se termina exhortando a los demás a emularle. Es
propio del género epidíctico.
9. Vituperio: se presentan los vicios y aspectos negativos de un individuo. Es exactamente lo opuesto
del encomio.
10. Comparación: se relacionan dos encomios o un encomio y un vituperio para hacer prevalecer a
uno sobre el otro.
11. Etopeya: se imita el carácter de una persona, como lo haría el monólogo dramático moderno. El
carácter puede ser histórico, legendario o literario y enteramente ficticio, en cuyo caso se
denomina prosopopeya. Si se hace imitando a algún fallecido se denomina idolopeya.
12. Descripción: se presenta, de modo ordenado y detallado, un tema a un auditorio concreto, de
modo que éste pueda imaginar la idea, la persona, el lugar o el objeto detallado.
13. Tesis o tema: se realiza un examen lógico de un tema sometido a investigación, pero sin una
referencia concreta. Por ejemplo, si se debe elegir mujer, pero no si Sócrates debe elegir mujer. Se
diferencia del lugar común en que en éste se amplifica una cosa cierta, y en la tesis una dudosa: se
trata de convencer, no de buscar la verdad. Sus partes son exordio –que aprecia el tema–,
argumentación –de los artículos que tocan al tema y de los lugares de la exposición–, oposiciones –
de las cosas contrarias a las que pertenecen al fin–, soluciones –por concesión, por negación o por
lo contrario– y epílogo –que contiene una breve amplificación, una breve repetición de los
argumentos y una exhortación breve–. También puede abreviarse con un exordio, una exposición
o narración y una peroración final. Han de tenerse en cuenta argumentos fundados en la
legalidad, la justicia, la experiencia, los antecedentes, la decencia y las consecuencias.
14. Defensa / acusación: se organiza como una tesis, a favor o en contra de leyes, por lo que incurre en
el género deliberativo.

Algunos siglos después, durante la Edad Media, el arte de la retórica comenzó a trasladarse al ámbito
literario. De acuerdo con el teórico Roland Barthes, la Retórica y la Poética aristotélicas comenzaron a
confundirse, a mezclarse durante el Imperio Romano, para consolidarse luego. Barthes explica:
esta fusión es capital porque está en el origen mismo de la idea de literatura: la Retórica
aristotélica pone el acento sobre el razonamiento; la elocutio (o departamento de las
figuras) es sólo una parte de aquél (menor en Aristóteles mismo); más tarde se da lo
contrario: la Retórica se identifica con los problemas, no de «prueba», sino de
composición y de estilo: la literatura (acto total de la escritura) se define por el «escribir
bien»46.

A causa de esta fusión entre literatura y retórica por las vías del uso “bello” del lenguaje, motivó el
desarrollo de distintos tópicos, hoy considerados clásicos. Los tópicos son repeticiones, con leves
variaciones, de temas, expresiones y elementos estructurales que se han mantenido a lo largo de la
historia de la literatura. Suelen ser reconocidos por una sentencia en latín, concisa, con precisión lapidaria.
Desde ya que los tópicos no constituyen el único motivo de la literatura, aunque su difusión durante el
Medioevo supone las bases de ciertas temáticas recurrentes. Se pueden rastrear repeticiones de los
tópicos clásicos hasta la actualidad, y no solamente en el ámbito artístico, sino también en otras esferas
como la música o el cine. Resultará inevitable pensar en la película de Jerry Zucker Ghost –conocida en
Latinoamérica como La sombra del amor– sin relacionarla con el tópico Amor post mortem, o en Carpe
diem y los simpáticos personajes de Timón y Pumba con su Hakuna Matata, sólo por mencionar algunos
casos mundialmente famosos.

46 Barthes, R. La antigua retórica. Buenos Aires: Comunicación, 1970, p. 17.


54
Estos son algunos ejemplos de tópicos literarios clásicos, con textos que los ilustran. No se pretende aquí
elaborar una lista que agote las posibilidades, sino realizar una pequeña muestra:

 Amor post mortem (Amor más allá de la muerte): hace referencia a un carácter eterno del amor,
que perdura aún luego del fallecimiento del amante.
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;

Mas no, de esotra parte, en la ribera,


Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,


Venas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas que han gloriosamente ardido:

Su cuerpo dejará no su cuidado;


Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580 – 1645)

 Locus amoenus (Lugar agradable): consiste en una descripción idealizada de la naturaleza, con
elementos que suelen repetirse –prado verde, arroyo cristalino, aves que cantan– y que pretende
crear un ambiente perfecto.
Corrientes aguas, puras, cristalinas,
árboles que os estáis mirando en ellas,
verde prado, de fresca sombra lleno,
aves que aquí sembráis vuestras querellas,
hiedra que por los árboles caminas,
torciendo el paso por su verde seno
Garcilaso de la Vega (1501? – 1536)

 Collige, virgo, rosas (Recoge, doncella, las rosas): advierte que la juventud y la belleza son
pasajeras, casi efímeras, por lo que se debe disfrutar de ellas antes de que el tiempo las tome.
Verdor nuevo los espinos
tienen ya por la colina,
toda de púrpura y nieve
en el aire estremecida.

Cuántos cielos florecidos


les has visto; aunque a la cita
ellos serán siempre fieles,
tú no lo serás un día.

Antes que la sombra caiga,


aprende cómo es la dicha
ante los espinos blancos
y rojos en flor. Vé. Mira.
Luis Cernuda (1902 – 1963)

55
 Homo viator (El hombre como viajero): la vida es un camino y el ser humano un viajero que debe
transitarlo. La ruta de la existencia es, para cada persona, única.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Antonio Machado (1875 – 1939)

 Beatus ille (Dichoso aquel): este tópico se constituye como un elogio a la vida campesina, frente al
ajetreo y las presiones de la vida urbana.
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;
Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!
Fray Luis de León (1527 – 1591)

 Ubi sunt (¿Dónde están?): el poeta interroga retóricamente acerca del destino o paradero de
grandes hombres que han muerto, en tanto reflexiona acerca de lo desconocido de la muerte.
¿Qué se hizo el rey don Juan?
Los Infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué fue de tanta invención
como trajeron?
Las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras,
¿fueron sino devaneos?
¿qué fueron sino verduras
de las eras?
Jorge Manrique (1440 - 1479)

 Descriptio puellae (Descripción de la joven): consiste en la descripción gradativa de una joven,


siguiendo un orden físico-topogr|fico descendente: cabello, rostro, cuello, pecho…

1¡Qué hermosa eres, amor mío!


¡Qué hermosa eres!
Tus ojos son palomas entre el velo,
y tu pelo, un rebaño de cabras
que baja las laderas de Galaad.
2 Tus dientes, un rebaño esquilado

56
recién salido del baño;
cada oveja con mellizos,
no hay ni una estéril.
3 Una cinta carmesí son tus labios,

deliciosos cuando hablas;


dos mitades de granada
tus mejillas tras tu velo.
4 Tu cuello es la torre de David

destinada a museo de armas:


mil escudos penden de ella,
las adargas de los héroes.
5 Tus dos pechos,

dos crías mellizas de gacela


paciendo entre azucenas.
6 Mientras despunta el día

y se esfuman las sombras,


iré al monte de la mirra,
al otero del incienso.
7 ¡Tú eres toda hermosa, amor mío!

¡No hay en ti ningún defecto!


Cantar de los Cantares 4, 1-7

 Carpe diem (Aprovecha el día): este tópico, acuñado por el poeta latino Horacio, hace referencia a
la necesidad de no malgastar el día, de hacer que cada jornada sea fructífera. Durante la Edad
Media, y luego en la época del Barroco, este tópico se entendió como la necesidad de aprovechar
los momentos ante la inminencia de la muerte.
Dum loquimur, fugerit invida aetas:
carpe diem, quam minimum credula postero.

Mientras hablamos, huye el envidioso tiempo:


aprovecha el día, y no confíes ni un poco en el mañana.
Horacio (65 a.C. – 8 a.C.)

 Vanitas vanitatis (Vanidad de vanidades): hace referencia al carácter engañoso de las apariencias,
por lo que se exige el rechazo de las vanas necesidades humanas.
2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.
3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.
5 Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo.
7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de

nuevo.
8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de

oír.
9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo

debajo del sol.


10 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.

Eclesiastés 1, 2-11

57
Ejercitación I

1. Revisá las historias que hayas leído, que conozcas a través de películas: ¿en qué otros contextos son
todavía vigentes estos ‘lugares’? (por poner un caso: Amor sin barreras para ‘amor post mortem’). Anot|
un ejemplo para cada uno de ellos.

2. Del mismo modo que un estudiante de retórica de la Antigüedad, vamos a poner en práctica los
progymnasmata, en el mismo orden en que ellos lo hacían, con los siguientes ejercicios:

Fábula:

a) Ampliá la siguiente fábula, agregando todo lo que te parezca conveniente. Se puede modificar el
estilo de directo a indirecto:
El tordo (Esopo – S. VI a. C)

Picoteaba un tordo los granos de un bosquecillo de mirlos, y complacido por el placer de sus pepitas no se
decidía a abandonarlo.
Un cazador de pájaros observó que el tordo se acostumbraba al lugar y lo cazó.
Viendo el tordo su próximo fin, dijo:
–¡Oh desgraciado! Por el placer de comer, me he privado de la vida.

Nunca te excedas en lo placentero.

b) Inventá una moraleja para la siguiente fábula:

La cabra y el asno (Esopo – S. VI a. C)


Una cabra y un asno comían juntos en el establo.
La cabra empezó a envidiar al asno porque creía que él estaba mejor alimentado. Le dijo:
– Entre la noria y la carga, tu vida sí que es un tormento inacabable. Finge un ataque y déjate caer en un foso
para que te den unas vacaciones.
Tomó el asno el consejo y dejándose caer se lastimó todo el cuerpo. Viéndolo el amo, llamó al veterinario y le
pidió un remedio para el pobre. Prescribió el curandero que necesitaba una infusión con el pulmón de una cabra,
pues era muy efectivo para devolver el vigor. Para ello entonces degollaron a la cabra.

c) Desarrollá una fábula a partir de la siguiente moraleja:

Toda maldad se paga. (Esopo)

Narración

a) Elaborá una narración que desarrolle lo ocurrido en alguna situación real o ficticia. No olvides
mencionar el lugar y el momento en que ocurren los hechos, los personajes, el evento en sí y las
implicaciones del mismo.

Anécdota

a) Ampliá la siguiente anécdota. Para ello, podés hablar brevemente del autor del hecho, del
personaje, realizar una paráfrasis de la anécdota, realizar una comparación o contraste con otra
situación, por mencionar algunas opciones:

El historiador Suetonio cuenta que Julio César, a los 33 años, rompió en llanto al pasar por el templo de
Hércules, donde se encontraba la estatua de Alejandro Magno. El motivo era que, a esa edad, Alejandro ya
había conquistado muchas naciones mientras él no había logrado nada memorable.

58
b) Elegí el que más te guste de entre los siguientes proverbios, y desarrollá los motivos de tu
elección:

 El clavo que sobresale siempre recibe un martillazo (proverbio chino).


 La más larga caminata comienza con un paso (proverbio hindú).
 Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación (proverbio árabe).
 Añorar el pasado es correr tras el viento (proverbio ruso).
 El amor y la tos no pueden ocultarse (proverbio italiano).
 Los ojos se fían de ellos mismos, las orejas se fían de los demás (proverbio alemán).

c) Escribí un proverbio, aforismo o refrán sobre la amistad. Si no es de tu autoría, debés explicitar la


fuente.

Refutación

a) Elegí una película de terror que hayas visto –y que preferentemente no te haya gustado. Elaborá
una refutación de aquellas escenas que te hayan parecido fuera de lugar por algún motivo. Para
ello, tendrás que relatarlas brevemente primero y luego exponer tus razones. Revisá los criterios
que propone la retórica.

Confirmación

a) Seleccioná una sección de opinión de un diario o periódico. Escribí una confirmación del artículo.
Los criterios a observar son los opuestos que en la refutación.

b) Imaginá que uno de tus mejores amigos, gran jugador de fútbol desde siempre, comenta que una
tarde hizo veintisiete goles, doce asistencias y atajó cinco penales en un solo partido. Realizá un
discurso de modo que no quede como un mentiroso.

Tópico

a) Los lugares comunes, en el ámbito de la literatura, provienen en su mayoría de la Antigüedad


clásica. En el siguiente texto, se puede observar un diálogo entre Babieca –corcel del Cid
Campeador– y Rocinante –el caballo del Quijote–, donde aparece el tópico de Primum vivere,
deinde philosophari –“primero vivir, luego filosofar”, que supone delegar las búsquedas
espirituales o filosóficas y satisfacer en primera instancia las necesidades inmediatas o materiales.
Justificá la relación de la poesía con el tópico mencionado.

Diálogo entre Babieca y Rocinante

Miguel de Cervantes Saavedra – El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (1605)

B – ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?


R – Porque nunca se come, y se trabaja.
B – Pues ¿qué es de la cebada y de la paja?
R – No me deja mi amo ni un bocado.

59
B – Anda, señor que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R – Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Queréislo ver? Miradlo enamorado.
B – ¿Es necedad amar?
R – No es gran prudencia.
B – Metafísico estáis.
R – Es que no como.
B – Quejaos del escudero.
R – No es bastante.
¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante?

b) Elegí uno de los siguientes tópicos literarios, investigá de qué trata y escribí una composición que
lo desarrolle:
 La pluma es más poderosa que la espada.
 El amor es ciego.
 El fin justifica los medios.
 La edad de la inocencia.

Encomio

a) Elegí un personaje o persona conocidos, y escribí un encomio destacando al menos cinco virtudes
que le sean distintivas; desarrollá cada una de ellas.

b) Escribí un encomio de la adolescencia como época.

Vituperación

a) Leé el siguiente texto e indicá los pasajes que operan como vituperios, y argumentá su adscripción
a esta forma retórica:

“Members of the Senate, of the House of Representatives:

Yesterday, December 7th, 1941, a date which will live in infamy, the United States of America was suddenly and
deliberately attacked by naval and air forces of the Empire of Japan.

The United States was at peace with that Nation and, at the solicitation of Japan, was still in conversation with its
Government and its Emperor looking toward the maintenance of peace in the Pacific. Indeed, one hour after Japanese
air squadrons had commenced bombing in Oahu, the Japanese Ambassador to the United States and his colleague
delivered to the Secretary of State a form reply to a recent American message. While this reply stated that it seemed
useless to continue the existing diplomatic negotiations, it contained no threat or hit of war or armed attack.

It will be recorded, that the distance of Hawaii from Japan makes it obvious that the attack was deliberately planned
many days or even weeks ago. During the intervening time the Japanese Government had deliberately sought to deceive
the United States by false statements and expressions of hope for continued peace.

The attack yesterday on the Hawaiian Islands has caused severe damage to American naval and military forces. Very
many American lives have been lost. In addition American ships have been reported torpedoed on the high seas between
San Francisco and Honolulu.

Yesterday the Japanese Government also launched an attack against Malaya.


60
Last night Japanese forces attacked Hong Kong.

Last night Japanese forces attacked Guam.

Last night Japanese forces attacked the Philippine Islands.

Last night the Japanese attacked Midway Island.

Japan has, therefore, undertaken a surprise offensive extending through- out the Pacific area. The facts of yesterday
speak for themselves. The people of the United States have already formed their opinions and well understand the
implications to the very life and safety of our Nation.

As Commander-in-Chief of the Army and Navy I have directed that all measures be taken for our defense. Always will we
remember the character of the onslaught against us. No matter how long it may take us to overcome this premeditated
invasion, the American people in their righteous might will win through to absolute victory.

I believe I interpret the will of the Congress and of the people when I assert that we will not only defend ourselves to the
uttermost but will make very certain that this form of treachery shall never endanger us again. Hostilities exist. There is
no blinking at the fact that our people, our territory, and our interests are in grave danger.

With confidence in our armed forces – with the unbounded determination of our people - we will gain the inevitable
triumph – so help us God.

I ask that the Congress declare that since the unprovoked and dastardly attack by Japan on Sunday, December seventh,
a state of war has existed between the United States and the Japanese Empire.”

Franklin D. Roosevelt, The White House, December 7th, 1941

b) Elegí un personaje o persona conocidos, y escribí un vituperio destacando como mínimo cinco
aspectos negativos que lo identifiquen; desarrollá cada uno de ellos.

Comparación

a) Elegí dos superhéroes y realizá una comparación entre ellos. Podés utilizar un vituperio y un
encomio, para hacer prevalecer a uno sobre otro, o bien dos encomios, que destaquen sus
características. Seguí el modelo de los ejercicios anteriores.

Etopeya

a) Imaginá un monólogo realizado por tu mascota –si no tenés mascota, imaginá que tenés una–, en el
que desarrolle todos los aspectos de su personalidad, sus reacciones, sus actividades cotidianas y
su relación con su amo.

Descripción

a) Describí tu vivienda, de la forma más detallada posible. Indicá dónde se encuentra, cómo es, qué
hay en ella, quién la habita y todos los aspectos que creas relevantes.

b) Elegí un objeto de uso cotidiano y describilo, pero sin mencionar en ningún punto de la
descripción el nombre del objeto descripto. El objetivo es que, al compartir tu producción, los
lectores deban inferir de qué cosa se trata.

61
Tesis

a) Elegí una de las siguientes tesis y escribí un texto de entre seis y ocho párrafos que argumente a su
favor o en contra:
 Es necesario impulsar la lectura en los jóvenes.
 Debemos respetar y cuidar la naturaleza.
 Muchas horas de televisión por día son perjudiciales para la salud.

Defensa/Acusación

a) Elegí uno de los siguientes temas y elaborá un texto de entre seis y ocho párrafos en el que
muestres tu postura y los argumentos para sostenerla:
 Ley de fertilización asistida.
 Legalización de la marihuana.
 Matrimonio igualitario.

La producción poética y las estrategias argumentativas

Desde el Medioevo hasta la actualidad, los escritores se han valido de la escritura poética, de la producción
literaria, para exponer sus opiniones, sus pensamientos, sus puntos de vista, ya sea en materia de política,
de arte, de religión o de cualquier otro tema.

La relación entre literatura y retórica está dada por la posición argumentativa de la invención frente a una
situación histórica, social y cultural determinada. Las relaciones entre la palabra y el mundo no son de
ninguna manera un ámbito exclusivo del arte, sino que implican a todos los tipos de discurso. Sin
embargo, la imaginación poética propone el posicionamiento de un sujeto frente a su entorno, y los
argumentos se hacen necesarios. Por ejemplo, en El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel
de Cervantes Saavedra, el personaje protagonista se presenta como la encarnación paródica de un
caballero a la manera de las novelas de caballería –muy difundidas en la época–, pero al mismo tiempo
interactúa y discute con distintos aspectos de la vida del Siglo XVII. El autor desarrolla críticas a la justicia,
la moral y las costumbres de los seres humanos –los episodios de Andresillo, o los galeotes, por citar
algunos casos–; al ideal del amor, los celos, los deseos –desde la creación de Dulcinea y su vituperio por
parte de los demás a las historias afortunadas o desafortunadas–; a la política –Sancho y su gobernación,
los duques, entre otros.

En otro ejemplo, en este caso a partir de una poesía de Octavio Paz, puede observarse cómo se utiliza el
lenguaje poético para desarrollar una argumentación en relación con el orden de mundo.

Viento, agua, piedra – Octavio Paz (1914 – 1998)

El agua horada la piedra,


el viento dispersa el agua,
la piedra detiene al viento.
Agua, viento, piedra.

El viento esculpe la piedra,


la piedra es copa del agua,
el agua escapa y es viento.
Piedra, viento, agua.
62
El viento en sus giros canta,
el agua al andar murmura,
la piedra inmóvil se calla.
Viento, agua, piedra.

Uno es otro y es ninguno:


entre sus nombres vacíos
pasan y se desvanecen
agua, piedra, viento.

La naturaleza establece una condición circular en los tres componentes que dan título al poema: el viento,
el agua y la piedra. El texto está organizado en cuatro estrofas de cuatro versos octosílabos, a partir de la
repetición y variación de los tres elementos. De acuerdo con Alejandro Tapia, “Paz no está sólo hablando
de la naturaleza. Su hallazgo formal y temático parte de una lectura filosófica del debate político y cultural,
en los que él ve una circularidad de los opuestos y una imposibilidad de cambio, o una inutilidad de la
dialéctica y por tanto una imposibilidad de la transformación”.47

Para Octavio Paz, la analogía y la metáfora –dos figuras retóricas– son los modos que posee el ser humano
para ordenar el mundo y volverlo inteligible. Cuando, en el poema, la piedra, el agua y el viento se vuelven
uno, está denunciando un estatismo, una suerte de presente eterno que trasciende esos tres elementos y
se traslada al mundo.

Las intenciones que se desarrollan, tal vez de modo solapado, en una producción literaria –no sólo en
estos ejemplos, sino en cualquiera que los lectores puedan hallar– son importantes para la retórica, ya que
la forma en que los seres humanos conciben el mundo se encuentra en estrecha relación con los discursos
que se producen sobre él.

Ejercitación II

1. A partir de la lectura del cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges, analizá a partir de las
consignas que siguen:
a) Recuperá la tesis y los argumentos que selecciona del narrador, y cómo construye su punto de
vista.
b) En el texto hay una intervención de un “editor” ficticio, repetida dos veces, que aclara entre
corchetes la acepción que considera m|s adecuada cuando Asterión dice “catorce”. ¿Cu|l ser|
el motivo de estas aclaraciones? Desarrollá tu respuesta en no más de 20 líneas.
c) Investigá cuál es el mito al que se refiere este cuento. Una vez resuelto esta tarea, escribí un
texto en el que desarrolles una justificación, desde otro punto de vista, el de Teseo (aprovechá
la información para esclarecer datos del contexto).

La casa de Asterión, Jorge Luis Borges (1899 – 1986), en El Aleph (1949)

Y la reina dio a luz un hijo que se llamó Asterión.


APOLODORO: Biblioteca, III, I.

47
Tapia, A. “Retórica y poesía” en http://elarboldelaretorica.blogspot.com.ar/2007/02/seminario-que-impartir-el-dr-
romn_26.html
63
Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a
su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo
número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No
hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará
una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta
mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un
prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún
atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe,
caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y
las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se
encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No
en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.
El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo,
pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Loas enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi
espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia
generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra
hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me
buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar
dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el
color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene
a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada
anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna
que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado eso juegos, también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas
veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos]
los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes, la casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a
fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo
de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son
infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que
parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la
enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en
el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro
caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería
de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría
mi redentor, Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el
polvo. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos
galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro
con cara de hombre? ¿O será como yo?

El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.


– ¿Lo creerás, Ariadna? – dijo Teseo –. El minotauro apenas se defendió.

2. En este poema de Pedro Bonifacio Palacios, quien escribía bajo el seudónimo de Almafuerte,
podemos reconocer una interesante visión del mundo. Analizá:
a) ¿Qué opina el poeta sobre los seres humanos? ¿Qué figuras retóricas utiliza para manifestar
sus ideas?
b) ¿Por qué dará estos consejos?
c) Imaginá y desarrollá por escrito una respuesta –a favor o en contra– en relación con la
posición de Almafuerte en este soneto. Podés usar el formato que te parezca más efectivo,
incluso podés desarrollar tu posicionamiento en forma de poesía.

64
¡Molto piú avanti ancora! Pedro Bonifacio Palacios, “Almafuerte” (1854 – 1917) – Siete
sonetos medicinales (1907)

El mundo miserable es un estrado


Donde todo es estólido y fingido,
Donde cada anfitrión guarda escondido
Su verdadero ser, tras el tocado.

No digas tu verdad ni al más amado;


No demuestres temor ni al más temido;
No creas que jamás te hayan querido
Por más besos de amor que te hayan dado.

Mira cómo la nieve se deslíe


Sin que apostrofe al sol su labio yerto,
Cómo ansía las nubes el desierto
Sin que a ninguno su ansiedad confíe...

¡Trema como el Infierno; pero ríe!


¡Vive la vida plena, pero muerto!

3. A partir de la lectura del siguiente texto de carácter ensayístico, se proponen los siguientes
ejercicios:
a) ¿Cuál es la postura de Borges en este texto? Enumerá los argumentos que utiliza para sostener
su posición.
b) Escribí un ensayo breve, de alrededor de ocho párrafos, en los que expreses tu propio punto de
vista acerca de los argentinos como nación. Podés desarrollar cualquier aspecto que creas
necesario.

Nuestro pobre individualismo Jorge Luis Borges (1899 – 1986) – Otras inquisiciones (1952)

Las ilusiones del patriotismo no tienen término. En el primer siglo de nuestra era, Plutarco se burló de quienes
declaran que la luna de Atenas es mejor que la luna de Corinto; Milton, en el XVII, notó que Dios tenía la costumbre
de revelarse primero a Sus ingleses; Fichte, a principio del XIX, declaró que tener carácter y ser alemán es,
evidentemente, lo mismo. Aquí, los nacionalistas pululan; los mueve, según ellos, el atendible o inocente propósito de
fomentar los mejores rasgos argentinos. Ignoran, sin embargo, a los argentinos; en la polémica, prefieren definirlos
en función de algún hecho externo; de los conquistadores españoles (digamos) o de una imaginaria tradición católica
o del “imperialismo sajón”.
El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado.
Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser pésimos o al hecho general de
que el Estado es una inconcebible abstracción 48; lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano.
Aforismos como el de Hégel “El Estado es la realidad de la idea moral” le parecen bromas siniestras. Los films
elaborados en Hollywood repetidamente proponen a la admiración el caso de un hombre (generalmente, un
periodista) que busca la amistad de un criminal para entregarlo a la policía; el argentino, para quien la amistad es
una pasión y la policía una maffia, siente que ese “héroe” es un incompresible canalla. Siente con D. Quijote que “all|
se lo haya cada uno con su pecado” y que “no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres,
no yéndoles nada en ello” (Quijote, I, XXII). Más de una vez, ante las vanas simetrías del estilo español, he sospechado
que diferimos insalvablemente de España; esas dos líneas del Quijote han bastado para convencerme de error; son
como el símbolo tranquilo y secreto de nuestra afinidad. Profundamente lo confirma una noche de la literatura
argentina: esa desesperada noche en la que un sargento de la policía rural gritó que no iba a consentir el delito de
que se matara a un valiente y se puso a pelear contra sus soldados, junto al desertor Martín Fierro.

48 El Estado es impersonal: el argentino sólo concibe una relación personal. Por eso, para él, robar dineros públicos no es un
crimen. Compruebo un hecho; no lo justifico o excuso.
65
El mundo, para el europeo, es un cosmos, en el que cada cual íntimamente corresponde a la función que ejerce;
para el argentino, es un caos. El europeo y el americano del Norte juzgan que ha de ser bueno un libro que ha
merecido un premio cualquiera, el argentino admite la posibilidad de que no sea malo, a pesar del premio. En
general, el argentino descree de las circunstancias. Puede ignorar la fábula de que la humanidad siempre incluye
treinta y seis hombres justos —los Lamed Wufniks— que no se conocen entre ellos pero que secretamente sostienen
el universo; si la oye, no le extrañara que esos beneméritos sean oscuros y anónimos… Su héroe popular es el
hombre solo que pelea con la partida, ya en acto (Fierro, Moreira, Hormiga Negra), ya en potencia o en el pasado
(Segundo Sombra). Otras literaturas no registran hechos análogos. Consideremos, por ejemplo, dos grandes
escritores europeos: Kipling y Franz Kafka. Nada, a primera vista, hay entre los dos en común, pero el tema del uno
es la vindicación del orden, de un orden (la carretera en Kim, el puente en The Bridge-Builders, la muralla romana en
Puck of Pook’s Hill); el del otro, la insoportable y trágica soledad de quien carece de un lugar, siquiera humildísimo,
en el orden del universo.
Se dirá que los rasgos que he señalado son meramente negativos o anárquicos; se añadirá que no son capaces de
explicación política. Me atrevo a sugerir lo contrario. El más urgente de los problemas de nuestra época (ya
denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del
individuo; en la lucha con ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso
inútil o perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes.
Sin esperanza y con nostalgia, pienso en la abstracta posibilidad de un partido que tuviera alguna afinidad con los
argentinos; un partido que nos prometiera (digamos) un severo mínimo de gobierno.
El nacionalismo quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto; esa utopía, una vez
lograda en la tierra, tendría la virtud providencial de hacer que todos anhelaran, y finalmente construyeran, su
antítesis.
Buenos Aires, 1946.

Bibliografía consultada

Aristóteles. Poética. México: Bibliotheca scriptorum graecorum et romanorum mexicana, 1946.

Aristóteles. Retórica. Madrid: Gredos, 1990.

Barthes, R. La antigua retórica. Buenos Aires: Comunicación, 1970.

Borges, J. L. El Aleph. Madrid: Alianza, 1999.

Borges, J. L. Otras inquisiciones. Buenos Aires: Emecé, 2005.

Jakobson, R. “Lingüística y poética”, en Estilo del lenguaje. Madrid: Cátedra, 1974

Paz, O. Los hijos del limo. Barcelona: Seix Barral, 1974.

Tapia, A. “Retórica y poesía” en <http://elarboldelaretorica.blogspot.com.ar/2007/02/seminario-que-


impartir-el-dr-romn_26.html>. Consultada 04/02/2014

66
6. Argumentar para mover a otro a una respuesta activa: la publicidad

Mgter. Cecilia A. Balladini,


Carrera de Comunicación Social - UNCo

Vivimos rodeados de imágenes atractivas, coloridas y sugerentes que llaman nuestra atención en los
afiches, volantes, carteles, medios gráficos y audiovisuales, páginas de internet, etc. La publicidad genera
necesidades, expectativas, prejuicios, valoraciones, porque los productos que pretende vender lo hacen a
través de promesas de renovación, transformación, comodidad, soluciones de todo tipo, pero siempre
dentro de los límites del sistema de valores, normas y representaciones aceptadas por la sociedad. El
discurso publicitario propone al consumidor crearse y recrearse en un espectro de posibilidades limitado
socialmente: presenta una identificación y a la vez una diferenciación social que repercute en su modo de
vida.

Según Marafioti (1988:152-156), la publicidad “relaciona objetos con situaciones, personajes, cuando
construye narraciones, lo que realiza es una especie de ordenamiento de los deseos circulantes”. Por eso,
continúa con que “no son los objetos como tales los que se consumen sino los signos de que ellos son
portadores y que la publicidad se encarga de consolidar”. La publicidad crea la ilusión entre el cómo se
vive y siente en el mundo sin el producto que se publicita o, a la inversa, cómo se vive y siente gracias a la
posesión del producto.

Dos sucesos históricos que establecieron las condiciones para el desarrollo de lo que actualmente
conocemos como publicidad: la Revolución Industrial –en especial la segunda entre 1880 y 1914–
establece las coordenadas económicas y la Revolución Francesa –de 1789–, las ideológicas, sociales y
políticas. La publicista A. Vilches (2012:1) agrega que “la publicidad moderna surgió con el nacimiento de
las agencias de publicidad en el siglo XIX, aunque los orígenes de la publicidad son casi tan antiguos como
la historia de la humanidad”.

La particularidad está en la manera de construir el mensaje publicitario, factor que ha ido modificándose
según “los cambios sociales, políticos, económicos, tecnológico-productivos y tecnológico-comunicativos.
En los años 70 a la publicidad le bastaba con describir la utilidad del producto para ser efectiva. Los 80
destacaron como años de grandes inversiones y producciones publicitarias (Vilches, 2012:1)”. Pero, a
comienzos de los 90, “comenzaron a surgir serias dificultades para garantizar la eficacia del mensaje”
debido a la competencia cualitativa y cuantitativa de los productos ofertados. A partir de allí, según la
autora, “la naturaleza industrial de los productos mercantiles ha necesitado construir una identidad que
camuflara su atributo prefabricado y que, al mismo tiempo, resultara singular frente a la competencia
(2012:7)”. Por ello, la estrategia fue comenzar a destacar las particularidades, tanto tangibles como
intangibles, del producto para que se distinguiera entre la competencia. Asimismo se debió innovar en el
uso de los canales y la construcción de los mensajes.

Es precisamente la construcción del mensaje publicitario una de los factores que contribuye al objetivo,
persuadir, seducir al consumidor. Los dos recursos fundamentales que activa son la palabra y la imagen.
Analizaremos, principalmente, cómo se logra la argumentación en la publicidad gráfica por medio de la
imagen como elemento esencial en el juego de la seducción. Tomaremos como ejemplo algunas
sugerencias gráficas.

Características generales de la publicidad

La lingüista francesa Catherine Kerbrat Orecchioni (1998:293) una de las características del discurso
publicitario es la preferencia por la enunciación implícita, es decir que enmascara “al verdadero
enunciador” –el anunciante– que es asumido por la “agencia publicitaria”. A nivel superficial, se presenta
67
el anuncio como anónimo, “sin que ninguna marca permita atribuirle un enunciador particular”, o a través
de la asunción de una voz impersonal que pretende representar la opinión pública o del público, una de
las expresiones m|s poderosas para el sentido común. También puede presentarse “un enunciador
postizo, un personaje postizo” que actúe como experto en el producto y aconseja su uso, o como un
consumidor que quiere compartir su satisfacción por los beneficios del producto. En la imagen del postre
Sublime la joven que aparece no representa ni el papel del experto, ni la voz popular. Sugiere sin emitir
palabras. Tampoco está comiendo del postre por lo que juega con quién es el postre… Asimismo, tanto en
la publicidad de Persil, como en la de Nivea no existe un enunciador explícito que enuncie las condiciones
benéficas del producto.

Siguiendo con la propuesta de Kerbrat–Orecchioni (1998: 294), el discurso publicitario también esconde
al “objetivo ilocutivo principal” pues la verdadera función del mensaje es incitar al consumo, función
apelativa que a menudo se disfraza de función informativa, como en el caso del aviso publicitario del jabón
para la ropa Ala:

Ala con el poder de las Partículas de Extra-Limpieza. Imbatible en la remoción de manchas difíciles, como
aceite y tierra”,

típicas en la ropa de los chicos; o también puede enmascararse como función expresiva: “Ala, porque
ensuciarse hace bien”. La autora señala que el discurso publicitario “se apoya generalmente en actos de
habla indirectos” es decir, en “tropo ilocutorio”. Este tropo, a nivel del texto global, es un “macroacto de
apariencia asertiva (mensaje descriptivo o narrativo) que equivale […] a un macroacto de tipo incitativo,
pues el fin es estimular, movilizar al consumidor a comprar el producto. Asimismo, “a nivel de ciertos
enunciados concretos” como Ala líquido es ‘imbatible en la remoción de manchas’ parece tener “un valor
ilocutivo constatativo”, ya que en el aviso se intenta ofrecer evidencia de la eficiencia del producto, y a la
vez se agrega un “valor derivado que sustituye al literal y transforma al enunciado en un acto directivo”:
en este caso ‘Compre/Use Ala’.

Con respecto al significado esencial de la publicidad, según Kerbrat–Orecchioni (1998: 294) también está
escondido, pues el contenido semántico del mensaje publicitario tiene un valor implícito presupuesto o
sobrentendido. En el caso del jabón, los enunciados nos permiten recuperar un razonamiento completo:

68
Todas las mamás quieren niños limpios,
Los chicos se manchan cuando juegan con la tierra (durante el juego), el aceite (en comidas).
Ala limpia las manchas.
Por lo tanto, las mamás prefieren Ala porque no hay mancha en la ropa de los chicos que no pueda
removerse con ese jabón.

El sobrentendido es que las manchas deben sacarse de la ropa. La eficacia del discurso publicitario está en
conseguir los objetivos: crear la demanda/necesidad del producto y venderlo. Para alcanzar esos objetivos
este discurso debe responder a las expectativas sociales. “De la interrelación de discursos y pr|cticas
surgen valores, apreciaciones acerca de la realidad. Se delimitan así las ideas de bien y de mal, de lindo y
de feo, de agradable y desagradable”, según explica Esther Díaz (1998:17). Los sujetos que conforman una
sociedad conocen y comparten “el sistema social de valores”. En general, esos “valores se dan por
supuestos sin analizarlos demasiado”. Como sabemos, las prácticas son históricas y van tejiendo
coordenadas particulares: podemos afirmar que cada época dispone cierto número de temas y estilos, así
como prácticas que se pueden sostener, es decir, qué se puede hacer y decir, qué conductas adoptar, así
como qué expectativas se pueden generar. Del mismo modo, el discurso publicitario adopta estos datos y
siempre innova dentro del espectro de posibilidades delimitado socialmente.

Para terminar con su caracterización de la enunciación publicitaria, Kerbratt-Orecchioni agrega que el


funcionamiento lógico del texto publicitario tiende “a silenciar un buen número de eslabones de la cadena
argumentativa”, de allí su car|cter en parte difícil de discutir. A esto lo considera como “el car|cter quasi-
argumentativo del discurso publicitario (297)”.

La mayoría de los eslogans publicitarios se presentan como la premisa mayor de un silogismo cuya premisa
menor y conclusión se sobreentienden; pues la menor debe extraerse del almacén de lugares comunes que
forman nuestro conocimiento del mundo para llevarnos directamente, con la ayuda del contexto, a la
conclusión ineludible (Kerbrat-Orecchioni, 1998:298).

Volviendo al ejemplo de la publicidad del jabón se indica que es: “Imbatible en la remoción de manchas
difíciles”; sin embargo, poco o nada afirma acerca del proceso de lavado en sí. Por otro lado, en la
publicidad de Nivea se señala: “Tu piel m|s firme y con menos arrugas”: se sobreentiende que las mujeres
quieren tener la piel joven, fresca, radiante y, por eso, deben usar “crema Nivea facial de día”.

La imagen

No solo lo dicho orienta la argumentación publicitaria. La imagen desempeña un papel fundamental. Un


mensaje publicitario “es semiológicamente mixto”: tiene tanto constituyentes lingüísticos como icónicos,
“el poder persuasivo de un anuncio se basa en la acción conjugada del texto y de la imagen”49. Adam y
Bonhomme (2000:243-244) proponen que mientras “el lenguaje posee una sintaxis, limitadora y lineal”, y
posee “unidades léxicas, clasificables y codificadas […] la imagen posee una topografía, abierta y
especializada”, una “pl|stica, con sus componentes crom|ticos (los colores), y geométricos (las formas)”
así como “unidades figurativas, multiformes y difíciles de clasificar”.

La imagen publicitaria busca la seducción a través de “estrategias afectivas”, que tienen el fin de movilizar
más que convencer al consumidor; es decir, que intentan conmover y se basan en “procedimientos laxos
basados en creencias y en juicios de valor” (Adam y Bonhomme, 2000: 244). Estas estrategias están más
ligadas a la “visualización de la imagen que a la producción visual”.

49 Kerbrat–Orecchioni (1998:304).
69
La publicidad del chocolate Idéal, obra del genial Alphonse
Mucha, ícono del Art Nouveau, es una muestra clara de la
apelación a la imagen para reponer un sentido que no está
explícito en el mensaje verbal: “¡Mamá, dame un poco!
Chocolate Idéal, en polvo soluble”. Con la excepción de la
imagen recortada de los empaques del producto en el extremo
inferior izquierdo –a agregar que es el costado que no
demanda la atención inmediata– la imagen central es la de
una señora algo exuberante, rodeada por la filigrana del vapor
de un objeto de deseo, casi desesperado, de las dos criaturas
que demandan la atención de la señora. Todos los personajes
calzan zapatillas de noche y estás ataviadas como si
estuvieran escapando al sueño nocturno, además de estar
rodeados de un telón de fondo oscuro. La taza humeante
añade en la suma de datos provistos la idea de garantizar un
sueño reparador.

Según los autores (2000: 245), “la ausencia de metalenguaje y de marcadores explícitamente
argumentativos en el campo de la imagen” hace que la publicidad necesite de una imagen que ocupe “la
totalidad del campo de la percepción”. Pero la imagen no puede crear estructuras argumentativas
autónomas como el texto, por eso, necesita del apoyo lingüístico: nombre de la marca del producto o
servicio, eslogan, para así poder desencadenar un desarrollo argumentativo. Son pocas las publicidades
enteramente icónicas, necesitan el apoyo lingüístico. Asimismo, “el ícono publicitario sólo puede ser
interpretado digitalmente, por medio de una conversión intersemiológica que va del Percepto al
Concepto”. Es decir que la argumentación icónica sólo puede ser “explicitada o formulada mediante el
lenguaje en el momento de su recepción, ya sea bajo la forma de una reflexión rápida, ya bajo la de un
an|lisis m|s profundo”. Pero, esta “conversión interpretativa es siempre parcial, ya que la imagen
desborda inevitablemente su paso a lenguaje terminal” (Adam y Bonhomme, 2000: 245). La publicidad del
chocolate no tendría sentido en nuestro contexto, en el que probablemente entenderíamos como poco
feliz la sugerencia del consumo de una bebida energizante antes de dormir, además de encontrarnos con
dificultades para valorar la originalidad del mensaje icónico en su totalidad.

Por este motivo es que Adam y Bonhomme (2000: 246) proponen un modelo general para el estudio de la
argumentación de la imagen publicitaria. Afirman que sus elementos “funcionan como índices que
provocan, o no, efectos interpretativos en el receptor interpretante”. De esta forma, la imagen genera
“pistas contextuales de lectura”, a veces esbozadas, otras, enérgicamente marcadas.

Estos datos materiales, según los autores (2000:247), son de dos clases: formantes elementales y
unidades figurativas. Con respecto al primero, la imagen se compone de elementos de naturaleza
geométrica como, por ejemplo, “el grafismo de las líneas y de las superficies (nuestras filigranas)”, que
pueden tener una “dimensión” larga o corta; un “perfil” recto o curvo; “una determinada “compacidad”
estrecha o ancha; un “aspecto” continuo o discontinuo. También hay elementos de esencia cromática
según su “estructura (colores primarios, secundarios y complementarios); tonalidad” (nuestro fondo
oscuro), es decir, colores vivos y fríos; “valor” que puede ser opaco o luminoso; “contraste” en claro –
oscuro. Y est| la “textura que define el grano (liso/tornasolado/plumeado) de la superficie icónica”. La
combinación de estos formantes en la imagen genera “unidades figurativas que remiten, o no, a referentes
mundanos” y se basan en técnicas como: “encuadre; localización, distribución de planos (primer
70
plano/plano general); perspectiva (efectos de profundidad); ángulo de visión
(picado/contrapicado/panor|mica)” (Adam y Bonhomme, 2000: 247).

Asimismo, explican que el creador de la imagen publicitaria utiliza “esquemas icónicos” que “consisten en
estructuras visuales calculadas con vistas a provocar efectos perceptivos” semejantes. Esto se logra por
medio de la puesta en relieve de determinados formantes o figuras de las estructuras visuales, o por la
recurrencia a determinados colores o grafismos, o por contrastes que rodean a esas estructuras visuales.
Estas estructuras o esquemas icónicos funcionan como soportes visuales de “topos conceptuales” que son
proyectados en la imagen para influir en la recepción. Estos topos conforman “unidades argumentativas
bastante estereotipadas como para ser fácilmente reconocidas, basadas en las creencias comunes que
rodean a la pr|ctica publicitaria”. Y son principalmente topos conceptuales “arquetípicos” (“explotan las
estructuras psicológicas y fantasm|ticas”) y “socioculturales” (traspasan a la imagen representaciones
vinculadas a una civilización o grupo) (2000: 247-248).

Cómo reacciona el lector ante la imagen publicitaria

La imagen publicitaria, según Adam y Bonhomme (2000: 249), es modelada argumentativamente por su
creador para que funcione como un “desencadenante de inferencias, tras las cuales la interpretación
desemboca en un cierto número de conclusiones”. Estas inferencias se pueden hacer por medio de
cálculos interpretativos que se distinguen de la siguiente manera:

a) C|lculos referenciales: hacen referencia al “reconocimiento del objeto publicitario y su universo”,


de la localización de la situación espacio-temporal del objeto publicitario, de la identificación de
sus propiedades objetivas y de su posicionamiento comercial. Estos cálculos referenciales que
conducen a la identificación del producto publicitado varían según las competencias
enciclopédicas de los interpretantes. Por ejemplo, los conocedores de la marca de jabón la
identifican rápidamente e infieren que puesto que el jabón es para limpiar la ropa –inferencia
metonímica Producto-Propósito–; puesto que la ropa quedará sin manchas como antes del juego
de los niños –inferencia analógica–; por lo tanto, ese jabón es el que debe usarse para quitar
manchas cuando los niños juegan –valoración asertiva de la marca–. La publicidad gráfica de este
jabón muestra niños jugando y ensuciándose, pero la madre no se enoja porque usa jabón.
b) Cálculos tópicos: en este nivel, la interpretación “reactiva los topos arquetípicos o socioculturales
inyectados por el creador, gracias al universo enciclopédico que comparten” el creador y el lector.
“Esta reactualización se hace en dos estratos: por anamnesis (tal esquema icónico recuerda tal
concepto) o por valoraciones (tal esquema icónico marca tal concepto)”. Se reconocen
estereotipos por medio de indicios inferenciales que están distribuidas en la imagen:
“redundancias, recorridos de lectura dirigidos o convergentes, marcadores evidentes”. Pero la
experiencia muestra que no es simétrica la producción de los topos conceptuales y su recepción–
interpretación: por lo general, el interpretante sólo reactualiza una parte de los topos transferidos
a la imagen por el creador. Asimismo, dada la riqueza de la imagen, el interpretante puede calcular
topos no previstos por el creador y esta “activación subjetiva” puede cambiar el sentido de la
argumentación icónica que el creador había programado.
c) Por ejemplo, continuando con la publicidad del jabón Ala, la imagen del niño jugando y
aprendiendo y sin que la madre lo reprenda por ensuciarse, porque está tranquila que tiene el
jabón para quitar las manchas, desarrolla una argumentación epidíctica, basada en la persuasión
del mérito del jabón en una sociedad donde se exalta la “limpieza en profundidad” no sólo del
cuerpo humano por fuera –cremas, jabones…– y por dentro –infusiones, medicamentos que
rejuvenecen–, sino de la materia que nos envuelve y rodea –ropa, accesorios, muebles, platos, casa,
autos, animales, plantas, etc. –. Todo debe quedar limpio y en lo posible resplandeciente. Por eso,
el niño de la publicidad del jabón muestra la mitad del cuerpo sucio de tierra y la otra limpia
donde destaca el blanco de la remera.
71
d) C|lculos axiológicos: “consisten en el descubrimiento en el interior de la imagen de los indicios de
valoración y de positivización del producto que ésta promueve”, como por ejemplo, valores
estéticos, éticos, etc. – “alabanza de la tradición/crítica del modernismo industrial…”–. En la
publicidad del jabón vemos cómo se pondera el valor de la limpieza y el orden contra la suciedad y
el desorden.
e) C|lculos entimem|ticos: “ponen en marcha deducciones desarrolladas de manera desigual, que
conducen globalmente desde el estar-ahí de la imagen a estar-para el público”. Sin embargo, en la
imagen se encuentran simples puntos de anclaje lo que hace que los entinemas con base icónica
dependan casi totalmente “de la trayectoria interpretativa del receptor”.
f) En la publicidad del jabón el niño dice: “Yo intenté andar en bici al igual que la gente grande: sin
rueditas”. Luego se especifica que el jabón tiene “partículas de Extra-limpieza” una pizca de
cientificismo para reforzar por qué debe comprarse ese y no otro jabón. Pero en ningún momento
dice que las madres deben dejar jugar a sus niños y ensuciarse y no preocuparse porque el jabón
es el “mejor” para remover manchas. Eso lo deduce, lo interpreta el lector a partir del eslogan que
se presenta como la premisa mayor: “ensuciarse hace bien”, la premisa menor la extrae de lugares
comunes que conforman su conocimiento del mundo, para llevarlo directamente, con la ayuda del
contexto, a la conclusión.

Retórica de la imagen

Como discurso construido para cumplir con el objeto de causar un fuerte efecto en su auditorio, el
discurso publicitario, la imagen publicitaria, está formado por un entramado de signos codificados que
proponen una lectura plural, es decir que esta lectura no se agota en lo que muestra la imagen, en lo
denotado, sino que detrás de lo aparente hay una serie de elementos, de significantes que no se muestran
directamente y que integran una verdadera retórica de la imagen. Entre los recursos o figuras que la
retórica de lo visual toma de la escritura podemos encontrar:

a) La hipérbole supone una exageración verbal o visual. Se emplea de una manera generalizada en
imágenes muy codificadas y de gran eficacia sobre el lector-interpretante. Por ejemplo, en las
propagandas de educación vial se utilizan imágenes alusivas a la violencia de tránsito, tanto
automovilístico como de peatones, que son utilizadas en este sentido.
b) La metáfora o comparación entre dos contenidos, utilizada, por ejemplo, en la publicidad de
detergentes o líquidos de limpieza donde se los compara con la fuerza de un señor musculoso
llamado Mr. Músculo, el hombre-líquido que ayuda a las mujeres a remover la grasa y suciedad de
cocinas y baños de la casa. Las metáforas forman parte del lenguaje que utilizamos cuando
necesitamos explicar, designar algo que percibimos, “dan expresión a realidades más abstractas en
términos de otras m|s concretas del universo de acción y experiencias humanas” (Lakoff y
Johnson, 2009: 24), por medio de ellas se intenta entender una cosa en términos de otra. Y dan
cuenta de la manera de interpretar, de percibir la realidad de aquellos que la comparten.
c) La metonimia –la parte por el todo– es un recurso argumentativo por el cual, en las propagandas,
problemáticas sociales tales como la pobreza, la drogadicción, en vez de ser abordadas en
términos abstractos se abordan a partir de casos que las ilustran, es decir, desde la individualidad
de sujetos concretos. Asimismo, en un folleto de una agencia de viajes la imagen publicitaria de la
torre Eiffel sugiere la visita turística a París.
d) La intertextualidad como cruce de textos, como mosaico de citas, de absorción y transformación de
otro texto. La intertextualidad en imágenes en las que se perciben al menos otras imágenes. Una
imagen se construye a partir de esquemas icónicos, topos conceptuales “arquetípicos” y
“socioculturales”. La alusión es un recurso textual y visual que apela a la competencia cultural e
ideológica de los receptores-interpretantes. En la imagen publicitaria del postre Sublime hay
indicios como el capuz rojo que lleva la joven y el fondo rocoso detrás de ella, no hay texto que
señale cuál es la fuente de procedencia de esa imagen que se crea a partir de otra, por lo tanto, en
72
las alusiones, por prescindir de marcas concretas, se corre el riesgo de malograr su efectividad si
el receptor ignora la imagen y el texto aludido.

A modo de cierre

Tanto la imagen como el texto colaboran en la configuración del sentido que la publicidad pretende que
interprete el lector: en general, el texto describe y la imagen muestra. Para Kerbrat–Orecchioni,
(1998:320) “el discurso publicitario tiene un car|cter m|s persuasivo que argumentativo, pretende
seducir, m|s que convencer”. La seducción se basa principalmente en la función poética-lúdica pues “el
trabajo sobre el significante puede servir para la mejora estética del mensaje” y a veces “se pone al
servicio del humor”, lo que crea en el receptor de la publicidad un cierto “placer (del texto)”. La publicidad
utiliza casi todas las funciones: conativa, básica en este tipo de discurso; fática, que busca que la imagen
sea percibida y leída; referencial, describiendo los beneficios del producto o servicio, otorgando
información sobre ellos; expresiva, a partir de la imagen que se utiliza.

La imagen publicitaria recurre al “encantamiento” del receptor, según Kerbrat–Orecchioni (1998:323), y


es “fetichizadora” para Adam y Bonhomme (2000: 269), esto remite a cómo la imagen juega con el poder
de la seducción y hace creer que su contemplación “significa la posesión y el disfrute del producto del que
ella no es más que un sustituto ilusorio”. El discurso publicitario se basa en el modo del “pseudo” para dar
credibilidad a su producto o anuncio y así persuadir al potencial consumidor, por eso Kerbrat–Orecchioni
(1998:324) señala como pseudos: “pseudo-enunciadores, pseudoactos de habla, pseudoargumentación,
etc., algo que el destinatario conoce”, sin embargo, “no puede dejar de creer que en algún momento le
est|n diciendo la verdad”. Y es que justamente la publicidad sólo tiene éxito si logra que el potencial
consumidor compre el producto o servicio y no se conforme con el simulacro del anuncio.

El consumo publicitario no se relaciona con satisfacción de necesidades, ni siquiera de aquellas


artificialmente creadas por una sociedad. No es preciso revisar muchos casos para comprender que, por
medio de ella, consumimos status, moda, poder, identificación o distinción social. No sólo se publicitan y
consumen productos o servicios, sino que también se insta al consumo de práctica como el deporte,
espectáculos variados, los viajes, determinadas comidas, el amor, la amistad… Porque, como indica López
Gil (1996: 24), “el consumismo, esa revolución de lo cotidiano que se produce en el siglo XX […] es una
manera de vivir la realidad, y también un encubierto control social e ideológico”.

Para seguir pensando:

 Seleccioná varios ejemplos de discurso gráfico o televisivo publicitario que reconozcan un mismo
grupo social como destinatarios/consumidores, o bien un tipo particular de objeto a ‘vender’.
 Identificá las variables que constituyen la serie como corpus a analizar –en qué contexto aparece,
en qué momento, con qué otros productos se relaciona–.
 Describí cómo se configuran los destinatarios, qué sistema de valores opera para la selección del
razonamiento, reponga el razonamiento que aparece enunciado y las premisas implícitas.
 ¿Qué tipo de información recortan/solapan?
 ¿Por qué te parece que los publicistas operan con esta selección?
 Escribí un breve ensayo –una o dos páginas– que recupere tu opinión sobre la publicidad actual.

73
Bibliografía

Adam, J.M. y Bonhomme, M. (2000) “La argumentación icónica”. En La argumentación publicitaria.


Retórica del elogio y la persuasión, Madrid, Cátedra. Traductores María Pérez Harguindey y Manuel
Talens. Cap. 8, pp. 243-269
Díaz, Esther (1998) “¿Qué es el Imaginario Social?”. En Díaz, Esther (Dir.) La Ciencia y el Imaginario Social,
Buenos Aires, Biblos. Cap. 1, pp.13-21
Kerbrat –Orecchioni, Catherine (1998) “La argumentación en la publicidad”, en Revista del Centro del
Lenguaje, N°17-18, enero-diciembre de 1998, pp. 291-326
Lakoff, G. y Johnson, M. (2009) Metáforas de la vida cotidiana, 8° edición, Cátedra, Colección Teorema,
Madrid. Traducción de Carmen González Marín.
López Gil, Marta (1996) Filosofía, modernidad y posmodernidad, Buenos Aires, Biblos.
Marafioti, Roberto (1988) Los significantes del consumo, Buenos Aires, Biblos, 1988
Vilches, Alejandra (2012) “Publicidad y cultura”, en Revista Universitaria de Treballs Academics RUTA
(2012), Nº4, Universidad Autónoma de Barcelona, pp. 1-15. Recuperada el 23 de enero de 2013 de
http:// ddd.uab.cat/pub/ruta/ruta_a2012n4/ruta_a2012n4a9.pdf

74
7. Humor, argumentación y falacias
El término ‘humor’ se originó en el lenguaje empleado por la fisiología y la medicina de la antigüedad. Éste
ganó mucha trascendencia durante el Renacimiento y significaba inicialmente “fluido”. Se creía que había
cuatro fluidos principales que circulaban por el cuerpo humano: la sangre –vinculada con la vivacidad o
animosidad–, la flema –asociada a la calma y la lentitud–, la bilis –o la cólera–, la bilis negra –la melancolía
y la tristeza–. Según cuál de estos prevaleciera en un individuo indicaría las formas de comportamiento y
el temperamento del mismo.

Esta acepción del término prevaleció hasta mediados del siglo XVIII, momento en el que pasó a designar
“la vis cómica o disposición espont|neamente jocunda, por contraste con las actitudes corrosivas e
irónicas que revelan una intención deliberadamente burlona y agresiva” (Rest, 1979: 74). Por
consiguiente la palabra “humorismo” designó la propuesta artística en la que prevalece un impulso hacia
el regocijo originado en la evocación o descripción de situaciones que mueven a la risa.

A partir de allí se han originado numerosas teorías –por ejemplo La risa de Henri Bergson, El humorismo
de Luigi Pirandello o Ensayo sobre la comedia de George Meredith– que buscan establecer o caracterizar la
estética del humorismo. En ellas se advierte que la comicidad admite múltiples variedades y algunas de
ellas se encuentran cargadas de ironía, sarcasmo e incluso el grotesco –como forma que exalta
hiperbólicamente hasta el ridículo un tema o asunto de modo tal que la risa a veces se transforma en una
mueca sutil–. Aun así, citando a G. K. Chesterton “intentar definir el humor demuestra falta de humor” y
por ello en este capítulo no nos interesa clasificar las formas de humorismo sino más bien reflexionar
sobre las implicancias que tiene este en nuestra vida cotidiana y cómo se vincula estrechamente con las
formas de argumentar y tal como lo anticipa el título: entender que el humor sirve para construir falacias.

Antes de proseguir hay que realizar dos salvedades pertinentes al tema: la primera, el humorismo no debe
ser tomado estrictamente como un género literario ni como uno discursivo (forma relativamente estable
en términos bajtinianos). La segunda: humorismo no siempre es sinónimo de buen humor o alegría.
Veamos algunos ejemplos:

Quino 50

50
Joaquín Salvador Lavado Tejón (Guaymallén, Provincia de Mendoza, Argentina, 17 de julio de 1932) más conocido como
Quino. La tira fue tomada de www.facebook.com: https://fbcdn-sphotos-b-a.akamaihd.net/hphotos-ak-
ash3/t1/45124_10151866844340168_444320876_n.jpg
75
Anónimo51

52
Alberto Montt

 ¿En qué consistiría lo humorístico en los ejemplos precedentes? ¿Qué diferencias desde la
construcción del efecto cómico hallamos entre unos y otros?

Siguiendo la postura de Eduardo Stilman (1967), fundamentalmente el acto humorístico es la expresión


de una contradicción entre un sujeto y una condición que lo supera. El actor del conflicto humorístico
asume el control intelectual de los fundamentos que sustentan esa condición que lo abruma y busca
ubicarlo en un plano racional y otorgarle un sentido. La respuesta a esa situación no es necesariamente la
risa sino más bien una sonrisa y a veces ni siquiera eso. Sólo la sensación incómoda, lacerante de que algo
no encaja en su esquema de valores y representaciones.

En este sentido, el humorismo se constituye en una forma discursiva argumentativa en tanto que “busca
concretamente la resolución de una diferencia” (Van Eemeren F. y Grotendorst R., 2002: 33) incluso
aunque el resultado pueda ser engañoso o falaz: “Argumentar es haber elegido el discurso en lugar de la
fuerza, incluso si es para seducir o maniobrar para hacer actuar. Los regímenes totalitarios practican un
tipo de retórica propia, pero al fin, es para excusarse de permitir un libre curso a la real discusión” (M.
Mayer, 1993: 1).

 ¿Qué tesis proponen los ejemplos señalados más arriba? ¿Qué argumentos emplean para sustentar
dichas tesis? ¿Les parecen aceptables? Revisemos, ahora, ejemplos un poco más extensos.

51 Extraído de la p|gina “La gente anda diciendo en www.facebook.com: https://scontent-b.xx.fbcdn.net/hphotos-


frc1/t1/s403x403/602344_477536988957570_417743221_n.png
52 Tomado de su Blog www.dosisdiarias.com: http://2.bp.blogspot.com/-
sa5MPFPlfqg/UUZdszTY6DI/AAAAAAAAGP8/StqGsj9d3NA/s400/Cenizas+copy.jpg
76
Anónimo53

53Extraído del sitio web : https://scontent-b-dfw.xx.fbcdn.net/hphotos-


rn1/75930_681406818561361_2002712744_n.jpg
77
54
Alberto Montt

“Las películas de terror deben darte un miedo incontenible. Las ratas te impresionan y no soportás las
cucarachas. Te gustan los niños y te mareás en los juegos mecánicos. De lo contrario ningún argentino creerá
que eres una mujer”.

Birmajer, Marcelo (2003) Me gustaba más cuando era hijo. Confesiones de un padre, Ed Sudamericana (p. 80).

“En última instancia, el humorista enfrenta al mal, representado por lo racionalmente inexplicable. El mal
puede ser la muerte, el absurdo de la vida, el inmenso vacío del universo o provenir del hombre mismo: la
crueldad, la estupidez, la hipocresía, el mundo asfixiante de las convenciones, son la fábrica permanente
del humorismo…” (Stilman, E.,1967: 10). La mera expresión de un conflicto constituye una declaración de
principios y una manifestación de disconformidad respecto a la realidad. Por estas razones es posible
aseverar que toda forma humorística es en mayor o menor grado un discurso argumentativo. En algunos
casos la tesis presentada se encuentra claramente explicitada, en otras circunstancias la proposición se
encuentra tácita. Por ello, la construcción del humor implica entonces la manifestación de un acto de habla
complejo.

Todo acto de habla crea compromisos particulares para quien lo realiza (Van Eemeren F., Grootendorst R.,
2002). Dentro del mismo se expresan una o más proposiciones que hacen referencia a algo y que le
asignan un predicado particular a ese referente. En la realización de un acto de habla a la proposición se le
otorga una “fuerza ilocucionaria” particular, la que dota a dicho acto de habla su función comunicacional.
La comprensión de un acto de habla es el efecto comunicacional al que apunta el hablante. Al mismo
tiempo, el mismo enunciador esperará un efecto interactivo: que el que escucha (o lee) acepte el acto de
habla realizado o que responda de cierta manera (en el caso del humorismo con al menos una sonrisa o la
apatía).

Además, El humor se manifiesta principalmente a través del lenguaje y los juegos que se puedan realizar
con él: metáforas, hipérboles, metonimias, sinécdoques, alegorías, símbolos, alegorías, juegos polisémicos
o de ambigüedad, cambios ortográficos, etc. Por lo tanto, a nivel comunicacional demanda a quien lo

54Tomado de su Blog www.dosisdiarias.com: http://2.bp.blogspot.com/-


sINBEpHiUws/Ug2n_5BJkUI/AAAAAAAAGxU/e4_fZepXGEk/s400/Periodismo+moderno+copy.jpg
78
interprete un proceso complejo en el que debe poner en funcionamiento todos los recursos y
conocimientos de mundo que le sean posibles para reponer el sentido y por lo tanto conseguir el efecto
interactivo mencionado más arriba. Tomemos los siguientes ejemplos: ¿qué operaciones debe realizar el
lector para comprenderlos?

A55

B56

C57

 ¿Se advierte el uso de algún tipo tropo o figuras


retóricas? ¿Qué conocimientos de mundo son necesarios para
interpretar lo “gracioso” cada caso? ¿En ellos se est|
realizando algún tipo de argumentación? ¿De qué manera?

Prosiguiendo con la idea de que todo acto humorístico es un modo de argumentar sobre la realidad
cotidiana, leamos el siguiente texto de Marcelo Birmajer:

A PIE

A menudo me preguntan por qué no tengo auto. No es una pregunta inocente. Ni siquiera es una pregunta
asombrada. Es como si me preguntaran:-¿Por qué no querés pertenecer a la raza humana?

Los motivos por los cuales no poseo un automóvil son variados. Pero quizás el más importante se remonta a mi
infancia: siempre me llamó la atención que los conductores, cuando sus autos chocaban, en lugar de agradecer
haber salido ilesos, se trenzaran a trompadas para ocasionarse las heridas de las que el destino los había librado.

55Extraído de http://images.memegenerator.net/instances/280x280/9275954.jpg
56 Tomado de la página web de Alberto Montt: www.dosisdiarias.diarias http://4.bp.blogspot.com/-
W4nvxhfSl5c/UkQkqocG8dI/AAAAAAAAG7k/d2SENtNR7wU/s400/Desierto+granito+de+arena+copy.jpg
57 Tomado de https://www.facebook.com/LaGenteAndaDiciendo?ref=ts&fref=ts : https://fbcdn-sphotos-a-
a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash2/t1/484323_485007724877163_572480782_n.png
79
En pocas actividades como en el manejo de autos se practica con semejante pericia el arte de injuriar. Sospecho
que en el registro nacional del conductor, antes de entregarle el carnet, le requieren la cantidad de insultos
conocidos. Quizá los insultos pudieran ser más aceptables si se tratara de una sublimación, si los automovilistas
comprendieran que apenas son tonterías que se dicen para calmar los nervios por un día agitado. Pero los
automovilistas se toman muy en serio los insultos, y bajan de sus vehículos para molerse a golpes.

-¿A quién le dijiste cornudo? -pregunta el noble camionero bajando con un matafuegos en la mano.

-¿Pero vos viste cómo te me cruzaste? -responde el amable colectivero, alargando su brazo de por sí largo con
una barra de metal.

Lo curioso es que el colectivero le dice "cornudo" al camionero por causas que no tienen ninguna relación con lo
que este término pretende significar. Viceversa, ser engañado por la esposa tampoco implica que uno sea mal
conductor. Por el contrario, es muy probable que, precisamente por el carácter impredecible demostrado en su
manera de cruzársele al colectivero, el camionero no sea una persona a la que su mujer piense con facilidad
ponerle los cuernos, en la acepción del término que todos conocemos.

Otro ítem que me separa definitivamente de la conducción de autos es el idioma de los "tuercas". -Se me ahogó el
cigüeñal, pasame un buje que destrampo la fechoría.

Prefiero no tener auto a escuchar algo semejante. Mucho menos dicho por un mecánico que a la vez me cobre
cifras horrorosas por frases que no entiendo. Por otra parte, ¿por qué se supone que manejar un auto es una
tarea técnicamente al alcance de todo el mundo? Como en casi todos los desafíos tecnológicos, existen quienes
poseen el don y quiénes no. No se me ocurre ser astronauta ni capitán de barco, ¿por qué habría de resultarme
tan fácil el automovilismo? Como los viajes interestelares y marinos, el tránsito automovilístico también requiere
de vocación para practicarlo. Ni hablar de las grandes distancias, como el consabido viaje a Mar del Plata o a
Brasil. ¿Cómo se les ocurre a cuatro, cinco o seis personas, que no huyen de un peligro mortal, pasar 14 o 20 horas
dentro de un auto para llegar a Brasil? El colectivo permite una distancia prudencial, la posibilidad de
permanecer en silencio, de mirar por la ventanilla. Compartir un mismo auto, en cambio, manejado por un
conocido, es como usar dos personas el mismo pantalón. El aire se envicia, la conversación se entorpece, en el
kilómetro 20 todos odian a todos. Es una convivencia rodante: en lugar de disfrutar la renovación del paisaje por
la ventanilla, se padece la repetición de la cara de los acompañantes. El viaje a Mar del Plata en auto ofrece
algunos estímulos: esas medialunas que sólo pueden comprarse en viaje a Mar del Plata. El dueño del local
pregunta: -¿Adónde viaja usted?" Si no es a Mar del Plata, no vende.

Pero a cambio de este pequeño beneficio, se padece el resto del camino. Habitualmente, el jefe de familia lleva en
el asiento de atrás a la suegra. Ya habrán notado que a las suegras, incluso a los suegros, no les gusta cómo
manejan sus yernos. Se quejan del exceso de velocidad, temen que se quede dormido. En fin, trasladan al acto de
manejar su convicción de que su hija se ha casado con un inútil.

Los reyes y emperadores no tiraban de sus propios carruajes. Pero los tiempos han cambiado y ahora uno de los
símbolos de poder es precisamente conducir el auto propio. Yo prefiero ser llevado por alguien que conozca el
oficio. Del mismo modo que no le pediría a un abogado que construya un edificio, no veo por qué un discreto
narrador de historias debería desarrollar el oficio de chofer. Prefiero fraguar historias levemente recostado en el
asiento de atrás, antes que dedicar mi imaginación a encontrar calenturientos insultos en el asiento de
conductor.

Birmajer, Marcelo (2003) Me gustaba más cuando era hijo. Confesiones de un padre, Ed Sudamericana (pp 162-165).

 ¿Se puede identificar la tesis en el texto? Señale los enunciados que le parezcan argumentos válidos
para adherir a la opinión del autor. ¿En qué considera que radica su valor o sustentabilidad? ¿Qué
otros recursos emplea?

 Ahora pongámonos desde la vereda opuesta ¿qué argumentos utilizarían para rebatir la tesis y los
argumentos esbozados?

80
Reglas de argumentación y falacias58
Hay muchas y diversas maneras en que las partes con diferencias de opinión pueden tornar su resolución
dificultosa o aun imposible. Esto puede ocurrir en cualquier etapa de la discusión. Las partes no siempre
hacen esto deliberadamente. Pero cada forma de impedir el desarrollo de la discusión constituye una
violación de las reglas de la discusión que deben seguirse para resolver exitosamente una diferencia de
opinión. Tales violaciones a las reglas de la discusión son falacias59.

El sustantivo falacia, como el adjetivo fallacieux, provienen del latín fallacia, que designa un “engaño” o
ardid, incluso hasta un “sortilegio”. En resumidas cuentas el verbo correspondiente es fallo, fallere que
puede ser interpretado como “engañar a alguien” o “defraudar las expectativas, traicionar la palabra dada
o faltar a las promesas” (Plantin, Ch., 2008). Por lo tanto una falacia es un razonamiento no válido o
incorrecto pero con apariencia de razonamiento correcto que pretende ser convincente o persuasivo.
Todas las falacias son razonamientos que violan alguna regla lógica.

Las violaciones son, con frecuencia, difíciles de reconocer. Esto es lo que resulta tramposo acerca de las
falacias. Estrictamente hablando, puede suceder una falacia en el discurso sólo si el discurso es
argumentativo en su naturaleza, esto es, si tiene como intención la resolución de una diferencia de
opinión. Pero no todos los debates son argumentativos; una discusión puede ser meramente informativa o
puede tratar de ser un entretenimiento –como suele suceder con aquellas en las que el humor prepondera
por sobre el resto de los elementos–. En caso de duda, es recomendable tratar un discurso como una
discusión argumentativa y suponer que ambas partes desean trabajar para resolver sus diferencias de
opinión y desean seguir las reglas para lograrlo.

Cuando se evalúa un discurso argumentativo, se deben detectar las falacias. Éstas son violaciones de las
reglas de una discusión crítica que falsean o impiden la resolución de una diferencia de opinión. Pueden
ocurrir en cualquiera de los pasos de un debate y pueden ser cometidas por ambas partes –protagonista o
antagonista–.

En la fase inicial de una argumentación, es decir durante la presentación de los puntos de vista y en los
argumentos es frecuente que aparezcan falacias que alteran las reglas que conforman el proceso
argumentativo. A continuación exponemos las formas falaces más habituales durante esa etapa:

1) Poniendo al oponente bajo presión o ataque personal (violación de la regla de libertad): Las
partes no deben impedirse unas a otras el presentar puntos de vista o ponerlos en duda.

Las violaciones de esta regla por lo general se dan durante la etapa de confrontación y el resultado es que
la diferencia de opinión no llega a la luz o por lo menos no lo hace completamente y por lo tanto no hay
posibilidad de que se resuelva.

Esta regla puede ser violada de dos formas: A) poniendo límites a los puntos de vista o dudas que puedan
ser expresados o B) Restringiendo la libertad de acción de una de las partes.

Cualquier amenaza que trata de restringir a la otra parte de la propuesta libre de su punto de vista o la
crítica se llama falacia del garrote (argumentum ad baculum). La amenaza puede ser directa o más
comúnmente velada o indirecta.

58Se toman las diez reglas propuestas por Frans Van Eemeren, Rob Grootendorst y Francisca Snoeck Henkemans en
los capítulos 7 y 8 de Argumentación. Análisis, evaluación, presentación.
59 Los sofistas fueron maestros del arte de destruir al oponente en un debate a través de las falacias. La retórica a

partir de Aristóteles discute tales artes y propone el respeto por el oponente y por el auditorio, además del apoyo de
la lógica para el fortalecimiento de la argumentación.
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Otro modo de falacia es aquella que apela a los sentimientos del orador. Esta falacia es conocida como
apelación a la piedad argumentum ad misericordiam. Con ella se pretende elaborar un chantaje emocional
y por lo tanto una presión sobre la opinión de los interlocutores.

Anónimo60

La otra forma común de falacias que violan las reglas de libertad, además de las amenazas o la influencia
sobre las emociones, es la de desacreditar al oponente. El nombre tradicional latino de esta falacia es el de
argumentum ad personam y radica en un ataque a las características personales de la otra parte. En esta
variante se pueden encontrar formas que consisten en ataques directos donde se desestima las
capacidades del otro, es decir se da la impresión de que alguien estúpido o malo no puede tener un punto
de vista correcto o una duda razonable sobre la tesis en discusión. También existen formas indirectas en la
desacreditación se lanza sobre los motivos de la otra parte, sugiriendo que se tiene una opinión personal
sobre el asunto tratado y por lo tanto es una posición sesgada. Una tercera forma de argumento ad
personam, deviene del intento de socavar la credibilidad de la otra parte señalando una contradicción en
los dichos o en los hechos. Este tipo de
variante es conocido con el nombre de tu
quoque (Tú también). El razonamiento que
se esconde tras el empleo de esta variante
es: “si alguien que no es consistente en sus
dichos y su propuesta no puede ser justo y
por lo tanto est| errado”.

2) Evadiendo o alterando la carga de la


prueba (violación de la regla de la carga
de la prueba): Una parte que presenta
un punto de vista está obligada a
defenderlo si la otra facción le solicita
hacerlo.

Esta regla es violada cada vez que alguien


evita cumplir con dicha obligación. Si esto se
logra, la discusión quedará estancada en la
etapa inicial de la argumentación, es decir, la
etapa en la que una de las partes se
constituye en protagonista y la otra
antagonista. La forma más abrupta de falacia
en es la llamada Inversión de la carga de la
prueba. El protagonista le solicitará a al otro
que demuestre que lo propuesto no es así. De
esta manera se fuerza innecesariamente al
antagonista a asumir un rol que no estaba
previsto. Se alimenta con la idea de que “si
no puedes defender la tesis contraria,
entonces tampoco puedes refutar la mía”.
Quino (2012), ¿Quién anda ahí?, Lumen, Barcelona.p.68

60 Extraído de la página https://www.facebook.com/LaGenteAndaDiciendo?ref=ts&fref=ts


82
Otra forma más sutil de evitar defender la proposición en discusión es el uso de la falacia conocida como
evasión de la carga de prueba que consiste en presentar el punto de vista como algo que por su propio
peso, obviedad, importancia, etc. no requiere mayores explicaciones. Expresiones tales como “es conocido
por todos que…”, “nadie en su sano juicio propondría…”, “es innegable que…” suelen emplearse como
introductorias a este tipo de recurso falaz.

La formulación de un punto de vista inmune a las críticas por medio de enunciados que no pueden ser
examinados o evaluados con claridad por la imprecisión en su formulación: “Las mujeres son de
naturaleza perezosa” o “Los franceses son esencialmente nacionalistas”. En ellos, los elementos léxicos
que los componen, carentes de cuantificadores precisos o con cualificadores intangibles –“esencialmente”.
Por lo tanto no es claro el punto de vista en cuestión y de ese modo no puede ser defendido ni refutado
satisfactoriamente.

3) Estableciendo un espantapájaros (violación de la regla del punto de vista): El ataque de una


parte en contra de un punto de vista debe referirse al punto de vista que realmente ha sido
presentado por la otra parte.

Esta regla es violada cuando el punto de vista atacado no es el que originalmente propuso el protagonista.
Cuando ocurre esto se dice que se comete la falacia del espantapájaros. Este cambio de punto de vista
puede suceder a lo largo de toda la argumentación pero si especialmente se produce al inicio, esto podría
devenir en una diferencia de opinión múltiple que como mucho culminaría con una resolución espuria.

Hay varias formas de aplicar el espantapájaros: A) distorsionar el punto de vista del oponente o B)
atribuirle un punto de vista ficticio. En ambos casos, aumenta el éxito de esta estrategia cuando hay una
audiencia que desconoce con claridad cuál es el punto de vista original. El grado de diferencia entre el
punto original y el distorsionado a veces puede ser mínimo y en los casos más extremos pueden no
mostrar parecido alguno. El modo en el que se hace esto es enfatizar la propuesta del punto de vista
opuesto. De esta manera el antagonista pareciera que no adhiere tan fervientemente a esa postura que es
la suya.

Otro modo de emplear el espantapájaros es el de referirse al grupo de pertenencia del oponente y


relacionarlo con un punto de vista ficticio provocando presunciones erróneas especialmente cuando hay
un auditorio o jurado.

Una tercera forma es en la que el punto de vista del oponente se distorsiona es cuando es presentado
erróneamente: esto se puede hacer por medio de simplificaciones, exageraciones o imprecisiones.
También se logra a través de la descontextualización o la generalización. Esto puede llevar a la
ridiculización de la postura a defender y por lo tanto aumentaría la dificultad del defensor en sostener
argumentos para sustentar su punto de vista.

4) Usando una argumentación irrelevante o de trampas retóricas (violación de la regla de


relevancia)

Una parte solo puede defender su punto de vista presentando una argumentación que esté
relacionada con ese punto de vista.

Las violaciones a esta regla se dan a lo largo del proceso de argumentación y hay dos tipos: la primera es
cuando la argumentación no tiene relación con el punto de vista que fue adelantado en la etapa de
confrontación. Este es un caso de argumentación irrelevante. La falacia que se comete es la de proponer
una argumentación relevante sólo para un punto de vista que no es el que se está debatiendo. Esta forma
se conoce como ignoratio elenchi.

83
Anónimo61

La segunda es cuando un punto de vista es defendido con otros medios diferentes a la argumentación
mientras que al mismo tiempo el protagonista actúa como si estuviera argumentando. A esto se lo
denomina No argumentación. Cuando se usa esta modalidad en realidad no se busca convencer a la otra
parte si no que se trata de ganar a una tercera parte –conmover a un público diferente al antagonista con
el que se da el debate–. En este proceso en vez de proponer una argumentación se busca conmover y por
esta razón se alude a las categorías clásicas vinculadas con la persuasión –Logos, Ethos, Pathos–.

El pathos es el uso de los sentimientos humanos para afectar el juicio de un jurado. Un uso típico sería
intentar transmitir a la audiencia un sentimiento de rechazo hacia el sujeto de un juicio para intentar con
eso influir en su sentencia. En este sentido se puede decir que crea en la audiencia un sentimiento de
rechazo hacia el sujeto juzgado, al margen del hecho que se está juzgando.Esta estrategia se conoce como
falacia patética. Las apelaciones a los prejuicios y a las emociones no son presentadas por lo general como
argumentos. A menudo basta enfatizar en la forma emotiva de significar algunos intereses o valores. La
audiencia realizar| la conexión “errada” entre aquellos y el punto de vista en discusión.

Además de los recursos vinculados al pathos, un argumentador puede emplear elementos propios del
ethos. Aristóteles creía que este era el medio más efectivo. Los hablantes emplean el ethos cuando tratan
de fortalecer la buena opinión sobre su persona, ganando la confianza del público. Por lo general se trata
de los casos en los que el protagonista tiene una reputación de confiabilidad que le precede ante el
auditorio –o logra construir una discursivamente– y esto lo exime de presentar defensa alguna respecto a
su punto de vista.

En otros casos, la autoridad construida en torno a la figura del argumentador se sostiene en principios
que son irrelevantes para la discusión que se está llevando a cabo. Aquí se comete lo que se llama falacia
ética del abuso de autoridad –conocido también como argumentum ad verecundiam–. Esto se da cuando
alguien aduce experiencia y experticia dada supuestamente por un cargo, reputación o profesión y eso le
da carta blanca para hacer juicios sobre temas que no son realmente de su competencia o campo de
especialización. También se da cuando se cita a una autoridad pero la relevancia de sus dichos no
constituye un argumento válido.

5) Negando o magnificando una premisa implícita (violación de la regla de la premisa


implícita).

Una parte no puede presentar algo falsamente como si fuera una premisa dejada implícita por la otra parte,
ni puede negar una premisa que él mismo ha dejado implícita.

Las violaciones a esta regla se vinculan con el hecho de que el lenguaje cotidiano todo tipo de cosas son
implicadas o los mismos juegos del lenguaje posibilitan una serie de interpretaciones que distan de ser
unívocas en su comprensión –piénsese por ejemplo en la interpretación de las metáforas o el uso de la
ironía o el sarcasmo combinados con hipérboles–. Lo honesto sería que las partes intervinientes no
debieran sacar ventajas impropias de los usos del lenguaje. Las violaciones de esta regla suelen darse en la
etapa argumentativa. El resultado es que la diferencia de opinión no puede lograr una resolución porque
las partes rechazan sus compromisos y ponen palabras en la boca de otros.

61Extraído de la página https://www.facebook.com/LaGenteAndaDiciendo?ref=ts&fref=ts: https://fbcdn-sphotos-b-


a.akamaihd.net/hphotos-ak-prn1/63132_471351156242820_405112544_n.jpg
84
Esto ocurre a menudo cuando el antagonista ataca al protagonista produciendo una reconstrucción de la
premisa implícita que va más allá de los que lo que el protagonista quiere sostener. Cuando esto sucede se
incurre en una falacia conocida como magnificar una premisa implícita. También el protagonista puede
caer en una falacia si rechaza una premisa implícita implicada por su propia defensa. A esto se lo conoce
como falacia de negar una premisa implícita.

Entre las falacias que pueden suceder en el momento de la presentación de los argumentos se encuentran
las que siguen:

6) Ninguna parte puede presentar falsamente una premisa como si fuera un punto de partida
aceptado, ni puede negar una premisa que representa un punto de partida aceptado (violación de
la regla del punto de partida).

Así como es inútil mantener un debate con


alguien que rechaza respetar las reglas de
una discusión, tampoco tiene sentido tener
una discusión con alguien que no se
comprometerá con las premisas de partida.
Para resolver una discusión los
participantes deben tener un mínimo de
cosas en común –hechos, creencias, normas
y jerarquías de valores. Si no pueden
acordar en cualquiera de estos puntos,
nunca tendrán éxito en tratar de
convencerse mutuamente acerca de la
aceptabilidad de cualquier punto.

El protagonista y el antagonista deben


creer realmente que las proposiciones de
punto de partida comunes son verdaderas
o al menos aceptables. Es frecuente que en
el ámbito humorístico esta base no se
cumpla y que automáticamente una de las
partes intervinientes presente de una
manera falsa una premisa como si
perteneciese a los puntos de partida
comunes dando así el inicio a una discusión
cuyo objetivo excede el de un discurso
argumentativo.

62
Alberto Montt

Otra forma en la que se viola esta regla es aquella en la que el antagonista pone en cuestionamiento toda
proposición que se le haga. Del mismo modo ocurre cuando éste comienza repentinamente a cuestionar
una proposición acordada con anterioridad por razones oportunistas.

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De la dirección web: http://4.bp.blogspot.com/-N2eXIAwvN4U/UPdKuW_RxvI/AAAAAAAAF7g/0xYMcICbk-
A/s1600/Tiempo.jpg
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El protagonista viola la regla 6 si actúa como si una proposición fuera acordada como punto de partida
pero no lo es. Un truco común para evitar que esa proposición sea atacada es formular algo polémico de
una manera tan discreta que no se note. Esto puede realizarse presentando una proposición polémica
como una presuposición –una presunción tácitamente supuesta por el orador– de otro enunciado; por
ejemplo, en vez de decir directamente: "Federico es un adicto al juego", decir una frase como: "No puedo
comprender por qué Federico no hace algo con esa adicción al juego que tiene". En la segunda
formulación, la adicción de Federico al juego es supuesta, por lo tanto da la impresión de manera falsa que
la adicción es algo ya consumado.

El protagonista puede hacer un uso inapropiado de las presuposiciones no lo formulando aserciones sino
también preguntando: "¿Con quién te peleaste hoy?". Si no se estableció que haya ocurrido alguna pelea,
entonces la formulación de esta pregunta es engañosa porque crea la impresión de que es un punto de
partida común el hecho de que haya habido una pelea. Para tratarlo con propiedad, la pregunta necesitaría
dividirse en dos: "¿Te peleaste hoy con alguien?" y "¿Con quién te peleaste hoy?". Formulando la
interrogación en su forma original, es un ejemplo de falacia con preguntas múltiples.

Otra manera en que los protagonistas suponen de manera incorrecta que una proposición pertenece a los
puntos de partida comunes es cuando, defienden sus puntos de vista y para ello usan un argumento que
equivale al punto de vista. Dado que el punto de vista es precisamente aquel que se está debatiendo, saben
muy bien que un enunciado que es idéntico o sinónimo a eso que defienden no puede pertenecer a los
puntos de partida comunes. Si, sin embargo, actúan como si lo fuera, están cometiendo la falacia del
razonamiento circular –también llamada pregunta mendicante o petitio principii–. Un ejemplo simple: “La
discriminación racial es una ofensa punible porque está en contra de la ley”.

7) una parte no puede considerar que un punto de vista ha sido defendido concluyentemente si la
defensa no se ha llevado a cabo por medio de un esquema argumentativo apropiado y aplicado
correctamente (violación de la regla del esquema argumentativo)

Incluso si todos los enunciados formulados por la argumentación son aceptados por ambas partes, la
defensa no puede ser considerada exitosa si estos enunciados no apoyan adecuadamente el punto de vista
–o cualquier otra parte de la argumentación que traten de sostener–. Solamente si el protagonista emplea
un esquema apropiado para su defensa y aplica ese esquema correctamente, la defensa puede ser juzgada
exitosa. Si el protagonista utiliza un esquema argumentativo inapropiado o aplica un esquema de una
manera incorrecta, entonces viola la regla 7. Tales violaciones suceden durante la etapa de la
argumentación.

Algunos esquemas de la discusión son raramente reconocidos para ser consistentes. Las desventajas están
en que el oponente no aceptará estos esquemas, de modo que ocurre una violación de la regla 7. Un
esquema tal –una variante de la argumentación basada en una relación sintomática– es la falacia populista
–argumentum ad populum–. En la falacia populista, la opinión de un cierto número de personas se utiliza
en la discusión para admitir un punto de vista: se concluye que dicho punto de vista debería aceptarse
porque mucha gente concuerda con él.

Otra manera bien reconocida de emplear una forma no consistente de argumentar es apelar a una relación
inapropiada en cuanto a la relación causal. El error de confundir hechos con juicios de valor es una falacia
que tradicionalmente se llama argumentum ad consequentiam. Como soporte de un punto de vista con una
proposición fáctica se adelanta un argumento que es normativo porque señala efectos indeseables del
punto de vista: "No es verdad porque no quiero que sea verdad" o "Es verdad, porque quiero que sea
verdad". Un ejemplo de ad consequentiam es: “No puede llover, porque eso significaría que tendríamos
que cancelar nuestro picnic”.

86
Si un esquema argumentativo se aplica correctamente, entonces todas las preguntas críticas que
corresponden a este esquema pueden contestarse satisfactoriamente. Por ejemplo, cometiendo la falacia
de abuso de autoridad (argumentum ad
verecundiam), una proposición se presenta
como aceptable porque cierta persona o
fuente escrita que se presenta
inadecuadamente como una autoridad dice
que algo es de esa manera: Esta es una
aplicación incorrecta de una clase particular
de argumentación basada en una relación
sintomática.

Otro ejemplo del uso incorrecto de un


esquema argumentativo basado en una
relación sintomática es la falacia de la
generalización apresurada (secundum quid).
La falacia aquí surge de la generalización de
la evidencia a partir de un número escaso
de observaciones que son tomadas como
determinantes para sustentar una opinión.
63
Alberto Montt

Si la argumentación se basa en una relación de analogía, entonces la analogía debe ser consistente. Las dos
cosas comparadas deben ser realmente comparables y no debe haber circunstancias especiales que
invaliden la comparación. Si estos requisitos no se resuelven, entonces se da la falacia de la falsa analogía.

También sucede a menudo que al establecer las relaciones causales el razonamiento puede también
extraviarse. A veces una relación de causa y efecto se basa en no más que el hecho de que una cosa
precedió a la otra y se desarrolla una serie de presunciones que concluyen de un modo que no es
verdadero o genuino. Esta es la falacia de post hoc ergo propter hoc –"después de esto, por lo tanto, debido
a esto"–.

Otra manera común de usar un esquema argumentativo causal de manera incorrecta tiene que ver con la
argumentación pragmática. El error aquí es el de sugerir de forma incorrecta que realizar una acción o
tomar una decisión particular desencadenará más problemas a futuro, cuando en realidad no hay
evidencia genuina de que esto vaya a ocurrir. Esta es conocida como la falacia de la pendiente resbaladiza.
Por ejemplo “Si empiezas a fumar, empezar|n problemas en las vías respiratorias y tendr|s c|ncer de
pulmón”.

8) en su argumentación las partes sólo pueden usar argumentos que sean lógicamente válidos o
que sean susceptibles de ser validados explicitando una o más premisas implícitas (violación de la
regla de validez).

Las violaciones de esta regla han sido consideradas largamente como las más importantes de las falacias.
Sin embargo, un razonamiento inválido no es ciertamente la más importante causa de fracaso para
alcanzar la resolución de una diferencia de opinión, si no hay ninguna otra razón por la cual esos
argumentos del lenguaje cotidiano, que son tan a menudo incompletos, puedan fácilmente convertirse en
válidos agregando una o más premisas.

http://3.bp.blogspot.com/-
63

wnSGj0BqTrQ/UnhJj1T3aHI/AAAAAAAAHBQ/pOJeumbiZHY/s400/Servicio+tecnico+violencia+copy.jpg
87
La regla 8 es violada sólo si el razonamiento, después de haberse hecho explícito todo lo que había sido
dejado implícito, es aún inválido. Las violaciones tienen que ver con la forma lógica de razonamiento que
subyace en el argumento.

Existen algunas formas de razonamiento falso que ocurren con alguna regularidad a lo largo de la etapa de
la argumentación. Las dos más conocidas son la afirmación del consecuente y la negación del antecedente;
éstas son las contrapartidas inválidas de los tipos de razonamiento del modus ponens (modo que afirma) y
el modus tollens (modo que niega). El error que se realiza en ambas formas de razonamiento inválido es
que una condición suficiente es tratada como si fuera una condición necesaria. Las líneas de razonamiento
que toman la forma de la afirmación del consecuente o la negación del antecedente tienen la siguiente
estructura:

Si comes pescado podrido (antecedente)

te enfermarás (consecuente).

Ana está enferma (afirmación del consecuente),

Por lo tanto, Ana comió pescado podrido.

Anónimo64

Otro caso:

Si comes pescado podrido (antecedente)

te enfermarás (consecuente).

Ana no comió pescado podrido (negación del antecedente).

Por lo tanto, Ana no está enferma.

Anónimo65

Es fácil advertir que ambos usos del razonamiento son inválidos


cuando uno se detiene a pensar que Ana puede haberse
enfermado debido a muchas otras causas y no sólo por haber
comido pescado podrido.

Otra violación de la regla 8 está vinculada estrechamente con el uso de la sinécdoque, que consiste en
atribuir una propiedad del todo a las partes o viceversa. Solo que en este caso se realiza dicho proceso de
manera incorrecta. La primera forma se llama falacia de división; la segunda, falacia de composición. Estas
falacias comprenden el tratamiento del todo como una suma simple de las partes separadas y la
suposición de que cada propiedad del todo también se aplica a cada una de las partes componentes. Pero,
en síntesis, lo que es verdad para las partes no es verdad necesariamente para el todo. Por ejemplo: Que
una comida esté preparada con los mejores ingredientes no garantiza que sea la mejor comida.

En el nivel de la conclusión del debate se encuentran las siguientes falacias:

64 Extraído de la página https://www.facebook.com/LaGenteAndaDiciendo?ref=ts&fref=ts: https://scontent-a-


iad.xx.fbcdn.net/hphotos-prn1/t1/1010759_587400057971262_179276190_n.png
65 Tomado de la página: http://images.memegenerator.net/instances/280x280/9556871.jpg

88
9)Una defensa fallida de un punto de vista debe tener como resultado el que la parte que lo
presentó se retracte de él y una defensa concluyente debe tener como resultado el que la otra
parte se retracte de sus dudas acerca del punto de vista (violación de la regla de clausura)

La resolución puede obstruirse incluso en el último tramo del proceso de resolución, cuando la
argumentación se completa y la discusión sólo necesita alcanzar un cierre. La etapa de cierre de la
discusión debe establecer si la diferencia de opinión se resolvió y a favor de quién. Si las partes no tienen
éxito en lograr un acuerdo acerca de esto, la diferencia de opinión subsiste. Si el protagonista se convence
de que el punto de vista se defendió de manera concluyente, pero el antagonista insiste con que no es así,
entonces la discusión se estanca.

Si el protagonista y el antagonista acuerdan en el resultado, entonces deben aceptar también las


consecuencias. Un protagonista que no se manejó exitosamente en la defensa del punto de vista debe
prepararse para prescindir de él. De otra forma, el protagonista comete la falacia de rechazo de retractarse
de un punto de vista que no fue defendido exitosamente. Si, por el contrario, el protagonista tuvo éxito,
entonces el antagonista debe prepararse para retractarse de la crítica del punto de vista. De otra forma, el
antagonista comete la falacia de rechazar la retractación de la crítica del punto de vista que fue
exitosamente defendido. A continuación, un ejemplo: “Bueno, si ése es el caso, entonces no puedo pensar en
ninguna otra objeción. Pero aun así no acuerdo con eso”.

Otra violación de la regla 9 se da cuando se agrandan las consecuencias que están relacionadas al ataque
exitoso o a la defensa. Los protagonistas exitosos están habilitados para esperar que la otra parte se
retracte de sus dudas acerca del punto de vista, pero no más que eso. De otra manera estos cometen la
falacia de concluir que un punto de vista es verdadero porque fue defendido exitosamente. Si los
protagonistas concluyen esto, significa que están yendo más allá de los alcances del debate y sus
componentes –punto de vista, elementos de partida, etc–.

De la misma manera, el fracaso de una defensa no garantiza la conclusión de que le punto de vista opuesto
es verdadero. Un antagonista que llega a esa conclusión es culpable de la falacia de la conclusión de que un
punto de vista es verdadero porque el opuesto no fue defendido exitosamente –argumentum ad ignorantiam–

10) Las partes no deben usar formulaciones que


resulten insuficientemente claras o confusamente
ambiguas y deben interpretar las formulaciones de
la parte contraria tan cuidadosa y tan exactamente
como les sea posible (violación de las reglas de uso).

El lenguaje poco claro o ambiguo puede tener


consecuencias negativas directas rectas para la
resolución de una diferencia de opinión. La falta de
claridad a lo largo de la etapa de confrontación puede
llevar a un desacuerdo espurio, en que las
formulaciones elegidas sugieren una diferencia de
opinión que no existe. La falta de claridad también
puede llevar a un acuerdo espurio: las partes creen
haber alcanzado un acuerdo cuando en verdad su
acuerdo se basa en otorgar diferentes definiciones a los
términos empleados en el punto de vista.
Roberto Fontanarrosa66

66Tomado de la web oficial del autor:


http://www.negrofontanarrosa.com/futbol/penal/images/ff_fp_c6.gif
89
La ambigüedad y la falta de claridad en la violación de la regla 10 pueden suceder a lo largo de cualquier
etapa de la discusión. En cualquier momento una parte puede emplear un lenguaje ambiguo o poco claro
cargado con anfibologías u otras formas que confunden u oscurecen el proceso en aras de mejorar su
posición en el debate; en estos casos se comete la falacia de la falta de claridad o la falacia de la
ambigüedad.

Estas falacias pueden darse de forma


simultánea, pero también muy a menudo
en combinación con otras violaciones de
las otras reglas del debate: la falta de
claridad a veces acompaña a una falacia
y amplía sus efectos. Un argumentum ad
baculum o un argumentum ad hominem
es frecuentemente más efectivo si la
amenaza o la acusación se hace de forma
indirecta. A menudo la falta de claridad
es inherente a una falacia, por ejemplo, la
falacia del agrandamiento de una
premisa implícita. El antagonista puede
magnificar o desestimar a través del uso
de hipérboles una premisa implícita
precisamente porque no fue
explícitamente expresada.

67
Alberto Montt

Algunos tipos de falta de claridad tienen que ver con la estructura de piezas más largas de texto: es la
llamada falta de claridad estructural en el nivel textual, resultado de una secuencia "ilógica", falta de
coherencia estructural, oscuridad, etc. que termina en una maraña de elementos descriptivos,
interpretativos, declarativos y valorativos. El resultado de esta mezcla es la creación de una combinación
vaga de "sentido" y "sinsentido", que quizá pueda ser llamada con más propiedad "no sentido"
(Goudsblom,1981). A su vez, el número de discusiones en la vida cotidiana que se vinculan con este
proceder es más bien alto y por ello Los puntos de partida, los términos, las conclusiones, a menudo
incluso el planteamiento completo del problema mismo, constituyen en conjunto aun enredo indisoluble
de descripciones, interpretaciones, explicaciones y valoraciones. Participar en tales discusiones equivale a
remover un nido de avispas retórico que las más de las veces concluye de modo indefinido o como se
anticipó en el punto 9: con conclusiones espurias.

67 http://3.bp.blogspot.com/-QJZEomgvjS0/T4Imbj7ALtI/AAAAAAAAE4c/YEOSy6kr9AU/s1600/Pinguino-nada.jpg
90
V. Eemeren y R. Grotendorst (2006) señalan que se pueden distinguir cuatro formas principales de falta
de claridad en el nivel de la oración: la falta de claridad que resulta de 1) la implicitación; 2) la
indefinición; 3) la falta de familiaridad, y 4) la vaguedad.

La falta de claridad o las confusiones son elementos que, como se ha mencionado en apartados anteriores,
puede provocar inferencias erróneas o efectos diversos en el proceso argumentativo. En el caso de los
discursos humorísticos, éstos a menudo se nutren de estas fallas no tanto en un afán de conseguir validar
una opinión sino más bien buscando un modo de crear un efecto cómico. El uso de metáforas complejas,
metonimias, alegorías o parábolas, lo mismo que el empleo de neologismos y otras formas ingeniosas,
atentarán contra el buen proceder de una discusión argumentativa.

 A continuación, te proponemos la lectura del siguiente texto. ¿Qué efecto busca producir?
Reconocemos que presenta una tesis clara desde su título pero, también, que está cargado de
falacias. ¿Podés ir identificándolas? ¿Qué tipo de violaciones argumentativas reconoce?

 Luego ¿De qué manera se nos ocurre que podríamos reemplazar los argumentos espurios por otros
que tuvieran mayor validez?

Mas derroche y menos haorro

"No es oro todo lo que


brilla por su ausencia".

Francisco

Si usté quiere haser un gobierno simpático y lleno de elojios para su persona, jamás le pida a la jente que haga
economía, que gaste poca plata, que se aprete el sinturón y que limite sus gastos evitando de comprar cosas
supérfluas. No, nunca se degetentar por eso, ¡vade recto, satanáS! Lo que tiene que haser un gobernantE
obtimista es fomentar todo lo contrario, o sea invitar a los siudadanos al gasto y al derroche, diciéndoles quel
ahorro es estúpido y da tristeza y en cambio el derroche proporsiona alegría y estimula el dinamismo de la
persona.

En primer lugar, fíjese que desde chicos a j: nosotros nos enganiaron con el cuento del haorro, quel haorro era la
base de -la prosperidá, y quel haorro da bienestar y que si uno haorra a la larga se viene rico... ¡Y todas esas son
mentiras porque el ahorro no sirve para abrirse camino entre la jente, ni abrirse paso entre los finansistas, ni
para conseguir amigos, ni para conquistar sinpatías, ni para nada ... En cambio, el derroche es construbtivo, y no
hay nada más alegre que canbiar de tragetodos los días, canbiar de auto todas las semanas y canbiar de muebles
todos los meses; y si usté es comersiante y ve que su comersio se lestá quedando parado. .. ¡usténo tiene que hacer
economía, sino todo lo contrario: ustétiene que gastar toda la guita en propaganda para que su negosiosiga
caminando! Y cuando una industria está media en decadensia ¡en vez de hacer haorrosel industrial, tiene que
poner más máquinas y poner mas motores y poner mas obreros y poner todo lo que tenga que poner para
levantar la industria! Y cuando una familia está mal de fondos, jamás tiene que vender el piano de cola, sino a la
inversa: ¡tiene qué comprar un piano de 2 colas, un piano de 3 colas o un piano con todas las colas quencuentre!

Esto no lo digo yo, que no soy nadies, sino que lo dice la esperiensia y hasta hay un refrán que dise: "A mal tienpo,
buena cara", lo cual sidnifica que cuando viene la crisis y usté anda mal de guita, nunca tiene que salir con el
trage roto sino con la mejor pilcha que tenga ... Porque si usté sale bien empilchado, puede conseguir un
préstamo ... ¿Pero me quiere desir, quién le va a prestar un mango si ustése presenta mostrando tremendos sietes
en los fundilIos? . .. y ya que hablamos de ropa, yo le aconsejo que nunca caiga en la tentasión de ponerse ropa

91
remendada, o sea quel remiendo es triste, el remiendo es humillante, el remiendo es depresivo. .. ¡y toda persona
que se pone una camiseta remendada no hase mas que abrir las canillas del pesimismo para que haoguen las
fuentes del trabajo! ...

Y se lo voy a desir un poco mas claro, para que lo entienda. Supóngase que usté tiene una fábrica de ropa interior
y ustéproduse grandes cantidades de medias, camisetas y calsonsillos ...

¡Y derrepenteusté descubre que se le paralisaron las ventas y que su mercadería no sale! ... ¿Y por que no sale la
mercadería? La mercadería no sale por culpa de algunos haorristas inconsientes que se hasen remiendos en las
ropas interiores! .. En canbio, si apenas aparese un aujero en la media, la camiseta o el calsonsillo la jente lo tira
a la basura y sale a conprar ropa nueva... enseguida florese la industria de la ropa interior, los comersiantes
despachan mercadería a cuatro manos, las fábricas no dan abasto, los obreros testileS levantan el estandar de
vida ytodo el paíx se pone fuerte tan to en la parte económica como en la parte moral! Y digomoral, porque
tanbién la moral está muy ligada con la ropa interior, y nunca es lo mismo un honbre interiormente remendado
que un hombrel ibre de remiendos; con la ropa sana, usté tiene seguridá y se anima a entrar en cualquier parte...
pero esa seguridá usté la pierde cuando sabe que tiene un tremendo sursido en la camiseta o un ferós remiendo
en la media o un parche de gran tamaño en el calsonsillo! Incluso un remiendo puede poner en peligro la vida de
una persona, y para el caso me acuerdo que yo una vez me refalé en la calle y me lastimé una pierna ... Y
enseguida vino mucha jente y empesó a los gritos: "¡Qué venga un médicO, que venga un facultativo! ¡Y que le
saquen la ropa que a lo mejor tiene algo roto! " ¿Y yo que iba a haser? ¿Iba a dejar que me revisaran el muslO de
la pierna, sabiendo que tenía un espantoso remiendo en pantalla panorámica y en colores?

¡De ninguna manera! Yo agarré y me fuí como pude... ¡prefiriendo que me agarrara un contajio fatal, antes de
mostrar a la opinión pública que yo era un haorrista miserable, y por ser anbas cosas andaba con remiendos
denigrantes en las pilchas íntimas!

César Bruto (1992), Consejos para futuros gobernantes, CEAL, Bs. As. Pp 66-69

 La última invitación de este capítulo: tomemos un tema cotidiano sobre el que se quiera emitir una
opinión. Escríbalo utilizando la mayor cantidad de recursos humorísticos y compártalo con sus
compañeros. Ellos se encargaran de señalar las inconsistencias de su argumentación.

Algunos temas de sugerencia:

o Preparativos para una salida de fin de semana

o Estudiar para un examen

o Viaje en transportes públicos

o Mudanzas

o Relaciones con los vecinos

o Mascotas y sus propietarios

o Pago de cuentas e impuestos

92
BIBLIOGRAFÍA

 Meyer Michel (1993), Cuestiones de retórica. Lenguaje, razón y seducción, Le Livre de poche, París.

 Plantin, Christian (2008) “El argumento del paralogismo” en Santib|ñez Yañez Cristian y Marafioti Roberto (Editores), De
las falacias. Argumentación y comunicación, Biblos, Bs. As

 Rest, Jaime (1979) Conceptos de literatura moderna, CEAL, Bs. As.

 Stilman Eduardo (Comp.) (1967), El humor negro, Editorial Brújula, Bs. As.

 Van Eemeren F. , Grootendorst R. (2002), Argumentación, comunicación y falacias. Una perspectiva pragmadialéctica,
Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile.

 Van Eemeren F. , Grootendorst R. y Snoeck Henkemans F. (2006) Argumentación. Análisis, evaluación, presentación,
Biblos, Bs. As.

93
8. El discurso científico. La argumentación en gramática

Dra. María de los Ángeles Mare


Universidad Nacional del Comahue/CONICET

La ciencia es una actividad tentativa, exploratoria, que


indaga y que se aprende, fundamentalmente, haciendo.68

Noam Chomsky (2003:91)

0. Introducción

El planteo de que la gramática se inscribe dentro de las ciencias es relativamente nuevo, en comparación
con la historia de otras áreas de conocimiento como la física, la matemática o la biología. De hecho, la gran
revolución que se produce a mediados del siglo XX de la mano de Noam Chomsky tiene que ver,
precisamente, con el cambio de perspectiva en la manera de abordar el estudio del lenguaje, perspectiva
que se caracteriza por aplicar en los abordajes gramaticales los mismos procedimientos que definen a las
ciencias “duras”. Antes de este quiebre, la gram|tica consistía en una descripción exhaustiva de las
propiedades de una lengua determinada o de un conjunto de lenguas con la finalidad, en la mayoría de los
casos, de dar cuenta de lo que se conoce como ‘cambio lingüístico’. La otra aproximación a las lenguas era
fundamentalmente normativa y regulativa, por lo que su única finalidad era establecer las características
del lenguaje “puro y correcto”, a partir de la prosa de escritores reconocidos. Plantear el abordaje de las
lenguas desde una perspectiva explicativa supone un cambio rotundo en los estudios gramaticales, que da
lugar a la competencia entre explicaciones posibles y, en consecuencia, abre las puertas a la
argumentación en gramática como discurso científico. Por estas razones, consideramos que es importante
comenzar fundamentando por qué la gramática se inscribe actualmente dentro de las ciencias, para luego
detenernos en cómo se construye la argumentación en las ciencias en general y en esta ciencia en
particular.

1. La gramática como ciencia

El estudio de la gramática ha tenido un lugar predominante entre los conocimientos que los ciudadanos
debían alcanzar según lo establecido a finales de la Edad Media. La gramática formaba parte de las siete
artes liberales y, de hecho, junto con la lógica y la retórica constituían el trivium, i.e., los conocimientos
nucleares a partir de los cuales se impartían los demás. Como señala Larson (2010: 3) la gramática
consistía en el estudio del latín y del griego, lenguas que eran consideradas modelos de claridad, de
organización lógica y de economía expresiva. Estudiar el funcionamiento de estas lenguas era una manera
de acceder a los principios de la lógica y al pensamiento mismo. De ahí que las demás lenguas se
abordaran a partir de la estructura del griego y el latín.

En el siglo XIX, una serie de descubrimientos añaden a este abordaje de la gramática el interés por los
cambios que presentan las lenguas a lo largo del tiempo, dando lugar a la lingüística comparada. Los
estudios fundadores fueron los de William Jones, a finales del siglo XVIII (cfr. Lehmann 1969:18), y el
objetivo que tenían era establecer la manera en la que habían ocurrido los cambios que provocaron el
surgimiento de las lenguas romances a partir del latín y, posteriormente, reconstruir la lengua antecesora
del latín, el griego y el sánscrito. La finalidad, durante aquellos años, fue establecer los aspectos comunes
entre las lenguas para determinar un origen biológico único. La metodología de investigación consistía en
la confección de listas de palabras correspondientes a diversas lenguas para observar las diferencias y
similitudes entre sonidos. En virtud de los contrastes, se formulaban leyes para captar y explicar estas
diferencias.

68 Science is tentative, exploratory, questioning, largely learn by doing! (La traducción es nuestra)
94
El cambio de las lenguas como fenómeno claramente observable supuso para algunos estudiosos una serie
de consideraciones que iban de la mano con las interpretaciones más radicales de la teoría evolutiva: las
lenguas cambian en una dirección, con lo cual hay lenguas más evolucionadas y lenguas menos
evolucionadas; el grado de evolución de las lenguas depende del grado de evolución de la comunidad que
usa una lengua particular. La obra de Lefevre (1910) – Las lenguas y las razas- es un claro ejemplo de este
tipo de pensamiento. Lo interesante es que las lenguas más evolucionadas coincidían siempre con la
lengua hablada por las comunidades dominantes. Si bien actualmente se sabe que no hay lenguas más
claras o más lógicas y que el latín y el griego son lenguas humanas típicas, carentes de propiedades
especiales, en el imaginario popular se conserva la creencia de que hay lenguas que son “mejores” que
otras.

A mediados del siglo XX la gramática resurge como parte de una ciencia nueva, la lingüística, que presenta
su propio conjunto de interrogantes y que busca abordarlos con la misma rigurosidad metodológica que
puede observarse en el estudio de los fenómenos naturales. Es Noam Chomsky quien introduce este nuevo
abordaje de las lenguas. La idea revolucionaria tiene que ver con concebir las lenguas como objetos
naturales (no artificiales/culturales). Esto conduce directamente a abordar el estudio de las lenguas de
manera científica: existe un objeto de estudio que merece ser entendido y para ello es necesario descubrir
las leyes y principios generales que lo regulan. En este sentido, resulta imprescindible, por un lado, seguir
un método riguroso y, por el otro, testear de manera experimental las leyes y principios que se van
estableciendo. La ciencia supone la construcción de un discurso teórico que intente explicar un fenómeno
determinado, pero el punto central es testear esa teoría ya de la experiencia, ya de la razón, según sea el
paradigma en el que se inscriba.

Ahora bien, la pregunta es por qué las lenguas son objetos naturales que merecen este tipo de tratamiento
cuyo resultado directo es que la gramática se inscriba dentro de las ciencias. Para muchas personas, el
lenguaje es considerado un aspecto de la cultura, similar a otras instituciones y tradiciones humanas
básicas. Desde esta concepción, plantea Larson (2010: 5), las lenguas son el producto de la imaginación y
el desarrollo humanos: artefactos que obedecen a las reglas que les impartimos. Las regularidades que
presentan son el producto de la convención. No tiene sentido, por lo tanto, intentar entender, descubrir o
testear algo.

Para la gramática generativa, que es la perspectiva que surge a partir de los estudios de Chomsky, la
lengua es un objeto natural, porque surge en el curso de la prehistoria como una habilidad evolutiva, como
otras propiedades específicas de la especie. Los niños no adquieren la lengua de una comunidad por
medio de la enseñanza, sino que los seres humanos, al hablar, proveemos el contexto necesario para que
el lenguaje pueda “crecer” y desarrollarse en los niños. El hecho de que los niños emitan enunciados que
nunca escucharon y produzcan construcciones no convencionales que se basan en regularidades de la
lengua (por ejemplo, la regularización de un verbo irregular: andé en lugar de anduve), constituye una de
las pruebas más sólidas a favor del origen biológico del lenguaje.

En este enfoque, las lenguas son objetos naturales cuyas propiedades y estructuras deben ser
determinadas a partir de la investigación. Así, al encontrar un patrón de comportamiento o algún tipo de
regularidad en los fenómenos lingüísticos, no se concluye que se trate de una convención, sino que los
investigadores procuran encontrar las leyes o principios que predicen ese patrón o sugieren una
explicación que debe ser testeada por medio de la experimentación. De esta manera, nos introducimos en
la exploración científica de las lenguas. Esta concepción de la gramática como ciencia, tal como la hemos
presentado aquí, se ve reflejada en el empleo del término programa de investigación, que comienza a
acuñarse en Chomsky (1986) y termina de definirse en el nombre del último modelo teórico dentro de la
gramática generativa: el programa minimalista (Chomsky 1993, 1995). El empleo del término programa
enfatiza la idea de que la investigación lingüística no supone una teoría acabada, sino un programa de
investigación cuyos objetivos y métodos se van modificando, como es esperable de cualquier
aproximación científica a un fenómeno natural. Boeckx & Hornstein (2010) consideran tres períodos en
este enfoque y destacan que cada uno ofrece paralelismos conceptuales con las ciencias más desarrolladas
95
y buscan inspiración en ellas. De acuerdo con estos autores, la primera fase se vincularía en algún nivel
con la ingeniería, la segunda con la biología y la fase minimalista con la física.

Si bien los otros enfoques teóricos actuales sobre el lenguaje se distancian de la idea del lenguaje como
fenómeno natural (biológico), las preguntas sobre cómo los niños adquieren una lengua, cómo es que las
lenguas cambian, por qué hay patrones regulares y por qué existen diferencias, los llevan también a
adoptar un abordaje científico. Desde la lingüística sistémico-funcional (Halliday 1978), se intenta explicar
el lenguaje como fenómeno social, que se configura a partir del uso, i.e., de las situaciones comunicativas.
Desde la lingüística cognitiva (Lakoff & Johnson 1980), el lenguaje forma parte de la cognición y es el
reflejo de la interacción de factores culturales, psicológicos, comunicativos y funcionales. Ambos enfoques
coinciden en la relevancia del uso de la lengua y se diferencian de la gramática generativa, entre otras
cosas, por la manera en la que conciben la estructura de la lengua: como algo dado biológicamente o como
el resultado del uso y las operaciones mentales involucradas (conceptualizaciones). Sin embargo, ni la
gramática generativa niega la relevancia de las funciones del lenguaje, ni las otras perspectivas ignoran lo
que se conoce como el problema de la adquisición del lenguaje69. La discusión entre estas tres líneas de
investigación para explicar los fenómenos lingüísticos agrega un condimento más que relevante para el
intercambio científico y, concretamente, para la construcción del discurso argumentativo en gramática.

2. El arte de la argumentación en gramática

Como se ha presentado a lo largo del cuadernillo, la argumentación se relaciona con el razonamiento,


concretamente, con el proceso metodológico de argumentar en favor o en contra de un punto de vista. En
las ciencias en general, la argumentación tiene como finalidad establecer una relación entre un dominio
empírico y un dominio teórico. Esto significa que el punto de partida es la explicación de un fenómeno
determinado y esta explicación no solo consiste en dar cuenta de ese fenómeno, sino de hacerlo de la
mejor manera posible. Esta afirmación presupone la existencia de otras explicaciones, sin embargo,
argumentar en ciencia es demostrar que un tipo de explicación (abordaje teórico, modelo, método) es
superior a otros. En este sentido, la línea que separa un discurso explicativo de un discurso argumentativo
es difusa, o al menos maleable. Una explicación científica supone un posicionamiento con respecto a un
enfoque teórico, ya sea más o menos explícito, y la elegancia de la explicación va a constituir
necesariamente una defensa de ese enfoque. Obviamente, los estudios sobre el lenguaje no están exentos
de esta ambivalencia.

¿Qué significa que un tipo de explicación sea superior a otro? Específicamente, ¿qué significa aquí el
adjetivo superior? En principio, un abordaje será superior a otro si explica un fenómeno determinado y el
otro no lo hace. Sin embargo, la cuestión va más lejos, ya que la ciencia avanza y se continúan abordando
temas que llevan años siendo estudiados y para los que se han encontrado explicaciones. Por ejemplo, las
culturas antiguas explicaban los fenómenos naturales atribuyéndoselos a los estados de ánimo de sus
dioses. Esto significa que existía una explicación que fue superada por otras, y esas nuevas explicaciones
no solo debieron dar cuenta del fenómeno en cuestión, sino que también debieron presentar argumentos
que demostraran por qué era necesario volver sobre ese fenómeno desde otra posición. Los tres pilares en
los que se sostiene la argumentación científica para determinar la superioridad de un abordaje por sobre
otro están referidos a la economía de la explicación, la elegancia de esta y lo que se conoce como
justificación independiente.

69 La adquisición del lenguaje se plantea como problema en el sentido mencionado más arriba: los niños producen
enunciados que nunca escucharon y establecen regularizaciones basadas en su experiencia lingüística. Las
operaciones que parecen aplicar los niños con respecto al lenguaje presentan un grado de complejidad que supera
las operaciones cognitivas esperables para la edad. Es decir, a los dos años un niño habla una lengua, pero no puede
realizar operaciones matemáticas que implican un grado de abstracción similar al que debieron alcanzar para
adquirir la lengua de su comunidad. Este es un problema que cualquier teoría lingüística debe intentar explicar.
96
En el ámbito de la gramática, la discusión entre enfoques teóricos y modelos dentro de esos enfoques es
permanente. Los tres enfoques que mencionamos en el apartado anterior discuten permanente con
respecto a cuál es la mejor manera de explicar el lenguaje. De hecho, la lingüística cognitiva surge como
una crítica a la gramática generativa a partir de la discusión sobre el lugar de la conceptualización en la
lengua y su rol para explicar los fenómenos lingüísticos. Sin embargo, dentro de un mismo enfoque
teórico, como la gramática generativa, es posible identificar diferentes modelos teóricos que se intentan
superar en función de los tres ejes mencionados. El carácter científico que impone Chomsky a los estudios
gramaticales, lo conduce a realizar frecuentemente observaciones metateóricas. El primer capítulo del
libro Aspectos de la teoría de la sintaxis (Chomsky 1965) es un claro ejemplo de discusión metateórica.

Comencemos, entonces, revisando las nociones de economía, elegancia y justificación independiente, que
son las que nos van a permitir elegir entre análisis posibles y van a guiar la manera en el que se presenten
los argumentos a favor de un razonamiento particular.

2.1 La economía de la explicación

¿De qué hablamos cuando hablamos de economía en relación a un abordaje científico? Un análisis
económico es aquel que se caracteriza por la simplicidad para dar cuenta de un conjunto de datos de
manera satisfactoria. Hay dos formas de lograr simplicidad: por un lado, plantear generalizaciones
significativas y, por el otro, reducir el aparato teórico. La primera está íntimamente relacionada con los
datos, su recopilación y tratamiento. La organización de los datos en patrones determinados, puede
permitir o no que se establezcan generalizaciones significativas. La segunda, en cambio, se relaciona a la
manera en la que se describen y explican esos datos. El punto, concretamente, es que al describir un
fenómeno particular es preferible emplear la menor cantidad de términos posibles. En otras palabras, las
descripciones deben ser lo más restringidas posible. Este concepto es el que se conoce como la navaja de
Occam, en homenaje al filósofo inglés Guillermo de Occam (1285- 1347/9), quien propuso este punto de
vista de manera explícita para la descripción de un fenómeno.

Con respecto a las generalizaciones lingüísticas significativas, el sistema de descripciones que se


establezca debe permitir establecer analogías entre elementos y categorías en virtud de su forma y de sus
propiedades distributivas. Las generalizaciones resultan significativas a los fines de los estudios
gramaticales en tanto y en cuanto expresen patrones regulares de comportamiento observables en una
lengua en particular o en un conjunto de lenguas. Por ejemplo, para clasificar determinados
constituyentes de las lenguas de acuerdo con la función que cumplen en la sintaxis se utilizan términos
como sujeto, objeto directo, objeto indirecto, etc. Si nos detenemos en el término sujeto, vemos que existen
diferentes definiciones según se basen en aspectos discursivos, semánticos o sintácticos. Desde el punto
de vista discursivo, se asimila el sujeto a la noción de tema y por eso se considera que el sujeto es el
elemento que encabeza la oración, de lo que “se habla”. Desde el punto de vista sem|ntico, se considera
que el sujeto es el que realiza la acción denotada por el verbo. Desde el punto de vista sintáctico, se
plantea que el sujeto es el constituyente que concuerda con el verbo en número y persona. Veamos el
conjunto de datos de (1).

(1) a. Los chicos viajaron a Moquehue. [sujeto: Los chicos; tema: Los chicos]

b. El emperador destruyó la ciudad. [sujeto: el emperador; quien realiza la acción: el emperador]

c. A Juan Estela lo cruzó hace unos días. [sujeto: Estela; tema: Juan (objeto directo)]

d. La ciudad fue destruida por el emperador [sujeto: la ciudad; el que realiza la acción: el emperador]

e. Ana adora la música clásica. [sujeto: Ana; el verbo adorar no denota una acción, sino un estado]

Ahora bien, si se observa el conjunto de datos de (1), vemos que solamente el criterio sintáctico nos
permite establecer generalizaciones lingüísticas significativas: es decir, en todos los casos el sujeto es el

97
concuerda con el verbo, como puede comprobarse si se modifica el número del elemento designado como
sujeto (El chico viajó...; Los emperadores destruyeron...; Las chicas lo cruzaron...; Las ciudades fueron
destruida...; Los jóvenes adoran...). Si bien (1a) y (1b) son ejemplos que sostienen la clasificación de tipo
discursiva y semántica, respectivamente, los ejemplos siguientes prueban que cualquier constituyente de
la oración puede ser tema (1c), y que no todo lo que realiza la acción es sujeto (1d), ni todos los verbos
denotan acciones (1e). Por lo tanto, al establecer una generalización lingüísticamente significativa con
respecto a los sujetos del español, será pertinente tener en cuenta todos los datos de (1), lo que nos
permitirá decir que el sujeto de una oración es el constituyente que concuerda con el verbo y descartar
aquellas definiciones que solo dan cuenta de un subgrupo de datos.

Con respecto a la navaja de Occam, mencionamos anteriormente que refiere a la manera de describir un
fenómeno y postula la relevancia de restringir los supuestos, las categorías, la terminología, etc. Un
ejemplo claro con respecto a la multiplicación de categorías para describir un fenómeno particular es el de
los posesivos del español. La Gramática de la Lengua Castellana de la Real Academia Española refiere a los
posesivos de la siguiente manera: Estos pronombres son generalmente adjetivos, pero a veces se
substantivan (1917:30). Una descripción de este tipo resulta contraria a los principios económicos que
implica la navaja de Occam, ya que para explicar un fenómeno como el comportamiento de los posesivos
del español se recurre a la multiplicación de categorías (pronombre, adjetivo, sustantivo). Un abordaje del
mismo fenómeno que emplee un criterio descriptivo en el que, por ejemplo, se plantee que estos
elementos pertenecen a una única categoría y que las diferencias de comportamiento son el resultado de
combinaciones sintácticas determinadas, va a resultar más económico. De hecho, los estudios actuales
sobre este tema van en esa dirección.70

2.2 La elegancia

Otra noción que se presenta como central para comparar distintos análisis de un fenómeno es la de
elegancia. Un abordaje se considera más elegante que otro si está organizado de manera más precisa y
más sofisticada en cuanto a las distinciones que hace. Es decir, considerando que dos análisis den cuenta
de un fenómeno particular, será preferible aquel que cumpla con la condición de elegancia, i.e., que el
resultado de la descripción propuesta permita definir de manera más restringida una clase de palabras, un
tipo de construcción o una función sintáctica particular, etc.

La condición de elegancia en la gramática está estrechamente relacionada con el concepto de adecuación


descriptiva, propuesta en Chomsky (1965). Una descripción gramatical es adecuada en la que medida en
la que puede describir todo lo que un hablante sabe cuando conoce una lengua particular: combinaciones
posibles, órdenes aceptados, concordancias válidas, etc. Desde este punto de vista, como veremos más
adelante, también resulta relevante considerar aquellas estructuras que lo hablantes rechazan, es decir,
que directamente no producen. Una descripción que nos lleve a abordar de manera precisa el
conocimiento de los hablantes será más elegante que aquella que no lo haga.

Volviendo al ejemplo sobre los posesivos que mencionamos al final del apartado anterior, evitar la
multiplicación de categorías para describirlos responde a un criterio económico, concretamente, al
criterio denominado navaja de Occam. Ahora bien, establecer una comparación entre pronombres,
adjetivos y sustantivos para definir el comportamiento de estas clases y, a partir de esos comportamientos
prototípicos, establecer a qué clase pertenecen los posesivos, responde a la noción de elegancia. Una
descripción elegante de los posesivos nos permitirá definir de manera más restringida no sólo la clase en
la que finalmente incorporemos a los posesivos, sino también aquellas de las que los hayamos “excluido”.

Veamos un ejemplo interesante que discute Bruge (2011), que es similar al de los posesivos, pero algo
más sencillo ya que supone menos variables. Nos referimos a los demostrativos del español. Bruge (2011)

70Pueden ver en Mare (2013, capítulo 3) un abordaje de este tipo y un recorrido sobre análisis que van en esta
misma línea.
98
inicia su discusión planteando que la gramática tradicional refiere a los demostrativos como
pertenecientes a la clase de los adjetivos si están pospuestos al nombre (el libro ese) o a la de los
determinantes cuando aparece antepuesto (ese libro). Esta distinción la encontramos en cualquier manual
del español y es la que hemos recibido durante nuestra escolarización. La pregunta es si una descripción
de este tipo nos permite restringir la clase de los determinantes y la clase de los adjetivos. Considerar que
el demostrativo pospuesto es un adjetivo se basa únicamente en el hecho de que la construcción aparece
precedida por otro determinante, como sucede con cualquier adjetivo: el chico simpático, la elección
presidencial. Sin embargo, a diferencia de cualquier adjetivo (3), la única posibilidad del demostrativo
pospuesto es estar precedido por el determinante definido, como vemos en los ejemplos de abajo.

(2) a. El chico este

b. *Un chico este

c. *Ese chico este

(3) a. El chico simpático/La elección presidencial

b. Un chico simpático/Una elección presidencial

c. Ese chico simpático/Esa elección presidencial

Por otro lado, los adjetivos admiten la elipsis nominal y pueden permanecer como remanentes (5),
mientras que los demostrativos postpuestos no participan de este tipo de construcción (4).
(4) *El chico ese y el aquel

(5) a. El chico simpático y el Ø molesto

b. La elección de gobernadores y la Ø presidencial

Así, podríamos continuar estableciendo diferencias en cuanto al comportamiento sintáctico del


demostrativo postpuesto en relación a los adjetivos. El punto es que una descripción que repare en estas
diferencias permitirá concluir que, incluso en posición postnominal, los demostrativos forman parte del
grupo de los determinantes (como concluyen Alexander 2007, Roca 2009, Bruge 2011, entre otros)71. Una
conclusión de este tipo será el resultado de haber definido de manera más restringida la clase de los
adjetivos y la clase de los determinantes, y en consecuencia, de haber logrado una descripción más
elegante de un fenómeno.

2.3 La justificación independiente

Al abordar un conjunto de datos lingüísticos resulta muchas veces necesario proponer categorías
determinadas que nos permiten explicar un comportamiento particular o bien considerar una estructura
determinada, responsable de que una construcción presente ciertas características. Sin embargo, es
evidente que si nuestra propuesta de análisis se restringe a un conjunto de datos, por más interesante que
resulte, no pasa de ser un supuesto. Sin embargo, si se encuentra una justificación independiente para ese
supuesto, nuestra propuesta adquiere más fuerza. La idea de una justificación independiente supone
encontrar un conjunto de datos que evidencien de manera independiente la necesidad de aplicar un
mismo tipo de análisis. Como plantea Aarts (2001: 188), si esto sucede, nuestra propuesta no habrá sido
ad hoc, es decir, empleada solamente para resolver un problema puntual. Nuevamente, ante dos análisis
que den cuenta de un fenómeno, será más atractivo aquel que presente evidencia independiente, donde
los supuestos estén motivados independientemente, que una propuesta ad hoc.

71No nos detendremos aquí en estas definiciones, en su justificación y en el análisis de los autores mencionados, ya
que no es el punto central de la discusión que estamos planteando.
99
Un ejemplo de este aspecto de la argumentación gramatical es lo que sucede con los fenómenos de
anticoncordancia. El término anticoncordancia refiere a aquellos fenómenos en los que no parece tener
lugar la concordancia esperable o bien la concordancia alterna entre plural y singular. En español, el caso
más conocido es el que se ha denominado concordancia ad sensum (por el sentido), que involucra la
noción de cuantificación y en el que participan las construcciones partitivas y pseudo-partitivas.
(6) a. La mayoría de los estudiantes aprobó/aprobaron el examen de gramática. [partitiva]

b. Un grupo de estudiantes aprobó/aprobaron el examen de gramática. [pseudo-partitiva]

En general, principalmente a partir de Brucart (1997), estas construcciones se han analizado desde el
punto de vista del significado y se le ha dado un rol central a la semántica de la cuantificación y de la
partitividad para establecer explicaciones. Sin embargo, como el mismo Brucart señala en una nota al pie,
no es común que la semántica influya en este tipo de fenómenos.72 Es decir, no parece haber evidencia
independiente para sostener el supuesto de que ciertos contextos semánticos motivan las concordancias
alternantes.

Sin embargo, muchos autores coinciden en que las construcciones partitivas y pseudopartitivas suponen
una estructura compleja. En Mare (2013) consideramos que esa estructura compleja involucra dos
constituyentes nominales que están en una posición tal que pueden perfectamente constituirse como
candidatos para la concordancia. La generalización es entonces que determinadas configuraciones
desencadenan los fenómenos de anticoncordancia. Lo interesante es que hay otras construcciones que no
suponen ningún tipo de cuantificación ni de partitividad, pero que involucran estructuras con el mismo
grado de complejidad que las que hemos considerado. Son las denominadas construcciones de tipo y su
característica es justamente desencadenar concordancias alternantes.
(7) Ese tipo de mujeres se aprovecha/aprovechan de los hombres como vos.

De esta manera, las construcciones de tipo se presentan como evidencia independiente del supuesto de
que la anticoncordancia se vincula con ciertas configuraciones y no con cierto contenido semántico. Ahora
no tenemos una hipótesis que explica la anticoncordancia en las construcciones partitivas y pseudo-
partitivas, sino que tenemos una hipótesis que nos permite explicar un conjunto más amplio de
fenómenos, que son los que forman parte de nuestra evidencia independiente. Esto fortalece nuestra
argumentación y coloca al análisis propuesto en un lugar más alto en términos de evaluación que otro que
implique una solución ad hoc.

3. La organización de la argumentación gramatical

En el apartado anterior, revisamos tres nociones que nos permiten evaluar si un análisis es superior a
otro. Frente a dos propuestas que dan cuenta de un fenómeno, la que sea más económica, más elegante y
que presente evidencia independiente, será preferible. Estas condiciones no solo nos permiten evaluar
análisis, sino que también estructuran la manera en la que presentamos un análisis y configuran un
aspecto central en la argumentación gramatical. Básicamente, cuando se aborda un fenómeno, la discusión
se ubica en el plano explicativo, pero cuando se presenta esa discusión como la mejor posible, ya pasamos
al plano de la argumentación y se vuelve relevante reparar en la manera en la que esa argumentación se
organiza.

La organización más básica es la referida al objeto mismo de nuestra investigación, i.e., un fenómeno
lingüístico, por lo que, en primer lugar, es necesario contar con un conjunto de datos a explicar. Nuestro
objetivo es determinar las reglas que generan esos datos, ya que esto nos permitirá profundizar en el

72Concretamente, se plantea que si la lectura es colectiva, la concordancia se da en plural, mientras que si la lectura
es distributiva la concordancia es singular. Brucart (1997) reconoce que las nociones de colectividad y
distributividad no influyen normalmente en la concordancia.
100
conocimiento que un hablante tiene de su lengua. Concretamente, explicar un fenómeno lingüístico es
proponer un modelo sobre el conocimiento lingüístico de los hablantes con respecto a ese fenómeno,
independientemente del enfoque teórico que se esté asumiendo. Así, elegir un modelo es elegir entre las
estructuras que pueden subyacer en un conjunto de datos. Para dar las razones sobre nuestra elección
utilizamos argumentos que constan de cuatro partes: una caracterización de la construcción, los datos, los
principios relevantes y una conclusión.

Dado que la caracterización de la construcción está necesariamente apoyada en los datos, es relevante
comenzar la discusión en este punto. Los datos que utilizan los gramáticos pueden provenir de distintas
fuentes y no siempre hay un acuerdo con respecto a la legitimidad de ciertas fuentes. La discusión central
se basa entre aquellos que sostienen que lo únicos datos válidos son los producidos, es decir, los que se
recogen en textos, grabaciones, etc., y los que entienden como válidos los datos construidos por el
investigador por medio de la introspección. Evidentemente, como indican Bosque & Gutiérrez-Rexach
(2009: 46), esta sería una fuente adecuada siempre y cuando el investigador no fuerce los datos para
apoyar hipótesis poco firmes.

La posibilidad de la introspección está íntimamente asociada con la manera de concebir el lenguaje: si el


lenguaje es una herramienta externa con la que los individuos deben familiarizarse, carece de sentido
indagar sobre sus reacciones con respecto a determinadas combinaciones lingüísticas. Por el contrario, si
se le otorga al lenguaje un estatuto mental y se considera que forma parte de la propia naturaleza humana,
como es el planteo de la gramática generativa, crear datos y pedir juicios de gramaticalidad con respecto a
estos tiene sentido. En todo caso, como plantean los autores mencionados, es imposible desligarse de las
intuiciones lingüísticas incluso si sólo decidimos trabajar con datos producidos, ya que las
particularidades que percibamos van a estar dadas en función de nuestro conocimiento de la lengua.
Pensemos, sin ir más lejos, en los efectos que pueden surgir en una poesía. Ninguno de esos efectos podría
percibirse si los textos no se contrastaran implícitamente con las previsiones que esperamos de algún sistema
lingüístico interiorizado (Bosque &Gutiérrez-Rexach 2009: 47).

Ahora bien, un aspecto interesante que forma parte de la argumentación en gramática es el análisis de lo
que no decimos, lo que suele denominarse evidencia negativa. El trabajo de creación de datos es en este
punto imprescindible. Si el objetivo del gramático es llegar a conocer todo lo que un hablante sabe de su
lengua, es fundamental comprender que parte de ese conocimiento incluye lo que no es posible. Analizar
lo que no existe le permite al gramático proponer un modelo del lenguaje que permita construir todas las
expresiones posibles, al mismo tiempo que evite generar las expresiones mal formadas. Básicamente,
entender por qué no existen los datos negativos nos permite comprender de manera más cabal la
naturaleza del lenguaje.

A modo de ejemplo, vale la pena volver sobre las concordancias alternantes del apartado anterior. Vimos
que ciertas estructuras pueden motivar que la concordancia del verbo sea singular o plural (La mayoría de
los estudiantes viajó/viajaron a Bariloche). En ese punto trabajamos con datos existentes. Ahora bien, para
comprender la naturaleza de estas construcciones y de la concordancia en español, resulta interesante
incluir otros datos. La pregunta es ¿existe en estas construcciones algún tipo de combinación que bloquee
la alternancia y sólo dé lugar a un tipo de concordancia? Para responder esta pregunta, necesitamos de los
datos negativos. Un conjunto de datos negativos que consideré en mis investigaciones sobre el tema
fueron los de (8).

(8) a. Un grupo de amigas *estaba maquillado/estaban maquilladas como Kiss.

b. La mayoría de los libros *está descuidada/están descuidados.

c. Un gran número de corredoras *quedó preocupado/quedaron preocupadas por las inscripciones.

Estrictamente, estos ejemplos suponen construcciones en las que hay un predicado no verbal que debe
establecer la concordancia en género y número con la construcción partitiva (maquillad-, descuidad- y
101
preocupad-, respectivamente). Se puede comprobar, por medio de diferentes tests, que los hablantes
rechazan sistemáticamente la forma de singular en estos contextos. Es decir, la versión en singular
constituye la evidencia negativa y es lo que me permitió avanzar en una propuesta sobre la concordancia
en español.

Según qué tipo de investigación se lleve a cabo, no sólo es relevante argumentar en favor del análisis, sino
también de los datos estudiados. Esto es lo que sucede en el ámbito de la lingüística diacrónica y, en
general, cuando el lingüista aborda una lengua que no es la propia. En estos casos, los investigadores
deben seguir criterios particulares y justificar sus elecciones. En el trabajo con lenguas antiguas, que
carecen de hablantes (como por ejemplo el latín clásico, el español medieval, etc.), un criterio que se
emplea es seleccionar como fuente textos en prosa o en verso largo, ya que la métrica podría influir
demasiado en la configuración de las estructuras y, por esta razón, la escritura se alejaría demasiado de la
lengua oral.

Los datos vinculados al fenómeno a analizar constituyen el punto de partida de la investigación. Incluso en
un trabajo con fines explicativos, la descripción detallada de los datos es central para elaborar una
propuesta. La discusión gramatical siempre comienza con la descripción exhaustiva de un conjunto de
datos, descripción organizada de manera tal que apunta a cumplir con condiciones de economía y
elegancia. La denominada justificación independiente puede formar parte del conjunto original, pero es
“independiente” por la manera en la que se presentan a los fines de la argumentación.

El paso siguiente es la recuperación de antecedentes sobre el tema en cuestión. Puede haber muchos
antecedentes sobre el tema, pero los que uno selecciona son aquellos que están vinculados de una u otra
manera a nuestro análisis, ya sea para confrontarlos, ya para reivindicarlos y mejorarlos. Concretamente,
los antecedentes son líneas de investigación en virtud de las cuales se plantea una discusión. El
tratamiento de estos textos puede referirse a la revisión de datos (datos que no se hayan incluido, datos
que se hayan interpretado incorrectamente, etc.) y a la revisión de la propuesta. Con respecto a este
último punto, los antecedentes conforman el parámetro de comparación respecto del cual intentaremos
demostrar que nuestra propuesta es “m|s” económica y elegante.

El tercer aspecto que conforma la discusión gramatical es el enfoque teórico en el que se enmarca la
investigación. En general, los antecedentes seleccionados para plantear la discusión comparten el marco
teórico (no necesariamente el modelo teórico). La explicitación del marco teórico es ineludible y en
enfoques como la gramática generativa, en la que es posible reconocer diferentes modelos, es fundamental
realizar las aclaraciones correspondientes. El nivel de descripción del marco teórico va a depender del
interlocutor que se esté considerando. Así, en el contexto de un público especialista, será suficiente la
simple mención, con el agregado del texto inaugural. Un ejemplo de este tipo de introducción es la
siguiente: Este trabajo se enmarca en la gramática generativa, concretamente en el modelo de la Morfología
Distribuida (Halle & Marantz 1993). Si, en cambio, se trata de un público general, es relevante describir las
características centrales del enfoque, para que sea posible seguir la discusión. Retomando el ejemplo
anterior, debería mencionarse en qué consiste el modelo de la Morfología Distribuida y cuál es la
concepción del lenguaje para la gramática generativa.

El paso siguiente es el desarrollo de la propuesta sobre el tema. Este desarrollo se basa en el marco teórico
presentado, discute con los antecedentes establecidos y se propone explicar el conjunto de datos inicial.
Aquí se ponen en juego los procedimientos argumentativos que mencionamos en el apartado §2. En este
punto, hay cuestiones sobre el análisis de los datos que varían de investigador en investigador.
Evidentemente, el lenguaje es un objeto de gran complejidad, como ya planteó De Sausure (1916),
condicionado por muchos factores, y el gramático debe intentar establecer las leyes generales que lo
regulan. El objetivo de la investigación gramatical es abarcar la mayor cantidad de datos posibles. Sin
embargo, puede suceder que haya algunos datos que escapen a las generalizaciones establecidas. Ante
esto hay dos posibilidades: omitir los datos que no podemos explicar o explicitarlos y comentar el
problema que presentan para nuestro abordaje. Lo más honesto, en mi opinión, es esta última alternativa,
102
pero debemos reconocer que ambas opciones están disponibles y que cualquiera sea la elección que se
haga, siempre va a estar condicionada por razones argumentativas. Es decir, dependiendo de cómo se
plantee la discusión, tanto una como otra van a apuntar a convencer a un auditorio sobre las cualidades y
seriedad de nuestro abordaje.

Finalmente, encontramos las conclusiones. En este punto se suele retomar el problema planteado y se
destacan las virtudes del análisis propuesto. En primer lugar, se destaca el hecho de haber podido dar
cuenta del fenómeno o de haber aportado evidencia que permite avanzar en el estudio de ese conjunto de
datos. Con respecto al análisis concreto, se hace hincapié en la simplicidad de la propuesta desarrollada,
según los principios de economía, elegancia y evidencia independiente. De esta manera, se cierra el
abordaje del fenómeno lingüístico y se abren las puertas para una nueva discusión que permita que la
investigación científica siga avanzando.

4. Consideraciones finales

A lo largo de estas páginas, hemos presentado los aspectos que consideramos centrales a la hora de
realizar una argumentación científica. Nos hemos detenido específicamente en la argumentación en
gramática, lo que nos ha llevado a presentar, en primer lugar, las razones por las cuales la gramática se
considera una ciencia. Una vez inscripta la gramática dentro de las ciencias, recuperamos la existencia de
diferentes paradigmas teóricos que abordan los fenómenos lingüísticos, dentro de los cuales es posible
reconocer modelos. En ese recorrido nos detuvimos en el marco denominado gramática generativa y en
los modelos que se reconocen dentro de este.

En cuanto a la argumentación en gramática, postulamos que, además de la explicación de un fenómeno


lingüístico, las propuestas de análisis procuran demostrar que un determinado abordaje es “mejor” que
otros. La cualidad de “ser mejor” se basa en criterios de simplicidad, concretamente, en la economía de la
explicación, la elegancia y la justificación independiente. Estos son los tres pilares sobre los que se
construye la argumentación en gramática. Hacer ciencia no solo implica explicar un fenómeno, sino
también demostrar por qué esa explicación que estamos dando es la mejor posible. Gracias a esta doble
particularidad es que los estudios científicos continúan y progresan en dirección a una actividad tan
compleja y humana como es la búsqueda de la verdad.

Actividades

1. Releé el apartado §1 de este texto. Reconocé las estrategias argumentativas e identificá de qué clase son.

2. Releé el apartado sobre los tipos de dativos en el Manual de gramática del español de Di Tullio (2005:
126-128). ¿Cómo evaluarías el fenómeno presentado en términos de economía y elegancia? ¿Te parece
que ese apartado es adecuado descriptivamente?

3. Revisá el capítulo 2 de Di Tullio (2005) y el apunte de la cátedra de Introducción a la Gramática


Española número 2 (La morfología derivativa en español). Una vez releídos esos textos observá el
siguiente problema y respondé las consignas.73

Se suele aceptar que en español los prefijos nunca pueden cambiar la categoría gramatical de la base a
la que se adjuntan, en contraste con los sufijos. Esta generalización presenta problemas a la luz de los
siguientes datos.

1) a. unas banderas {coloridas/*colores}

b. unas banderas multicolores

73El problema que presentamos est| adaptado de F|bregas, Gil & Varela (2011), que forma parte del capítulo “¿Existen los
prefijos categorizadores en español?”, del libro 60 problemas de gramática.
103
2) a. un aparato {usable/*uso}

b. un aparato multiuso

En (1a) y (2a) se observa que para que las palabras color y uso puedan modificar a un sustantivo y
concuerden con él en género y número es necesaria la afijación de los sufijos adjetivadores –do (colori-
do) y –ble (usa-ble), respectivamente. En los ejemplos de (1b) y (2b) se observa, sin embargo, que estos
sufijos no aparecen y que, en cambio, tenemos un prefijo (multi) que parece permitir el uso como
adjetivos. Así pues, ¿ha cambiado el prefijo la categoría de la palabra?

a. Una teoría que postule que el prefijo puede cambiar a veces la categoría de la base, ¿cumple con las
condiciones de economía y elegancia?

b. ¿Qué se esperaría de una explicación elegante y económica de este fenómeno?

c. De acuerdo con el material teórico trabajado en el primer nivel de gramática española, ¿creés que este
problema puede resolverse de otra manera?

d. ¿Te parece que habría evidencia independiente que favoreciera un análisis más económico?

3. ¿Cómo describirías la relación del científico/del gramático con su objeto de estudio?

4. Para finalizar, respondé brevemente estas preguntas: ¿Qué tipo de discurso es el teórico? ¿Qué relación
tiene con el de otras esferas de hacer humano? ¿Cómo incide en nuestra experiencia como traductores,
como docentes, como hablantes?
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(ed) Diachronic Linguistics (pp. 497- 553), Girona, Documenta Universitaria.

104
La construcción del discurso científico: Lectura complementaria

Jay Lemke (1997) “Formaciones temáticas, discurso y texto” en Aprender a hablar ciencia.
Lenguaje, aprendizaje y valores. Barcelona, Paidós: 214–221.

El análisis de los usos del lenguaje dentro de una comunidad en términos de estructuras de actividad,
géneros y formaciones retóricas, nos ayuda a identificar los contextos sintagmáticos. Cualquier cosa dicha
o escrita es siempre parte de algún elemento funcional dentro de una actividad, y establecerá relaciones
sintagmáticas con otros elementos que también forman parte de esas totalidades en donde se incluyen.
Una frase perteneciente a una pregunta del profesor es parte de: la pregunta misma, del intercambio
completo (estableciendo relaciones con la preparación, la respuesta, la evaluación y la elaboración) y de la
actividad de un episodio, una lección, una unidad o un curso.
En relación con esas estructuras de actividad, podemos colocar las frases en alguno de sus contextos
paradigmáticos: ¿qué otra cosa puedo hacer el profesor en ese momento?, ¿de qué otra manera pudo
haber formulado la pregunta? Pero todavía hay otros contextos igualmente importantes en los que
podemos colocar la frase para entender el sentido de su significado. La frase puede repetir palabras
empleadas (…) en un momento inicial de la lección o puede usar el estilo fraseológico de un problema o
discusión encontrados en un libro de texto. El estilo expresado puede servir para recordar a los alumnos
algo que hayan aprendido durante el curso, en otro curso distinto, o aun fuera de la escuela. Puede incluso
confundir a los alumnos porque ‘suene’ tema muy coloquial o ‘no científico’.
Si la pregunta versa sobre algún tema científico, entonces lo singular es que sólo haya pocas maneras
en las que el profesor pueda formularla. Sólo hay pocas, porque todas las formas significativas de
preguntar tienen que usar las mismas relaciones semánticas entre los conceptos clave. El profesor puede
preguntar ‘¿qué clase de onda tiene el sonido?’ o ‘¿qué tipo de movimiento ondulatorio tiene el sonido?’.
Cualquiera sea la pregunta, tiene que expresar la relación semántica de clasificación y tiene que referirse a
lo que va a ser clasificado (el sonido), y a la categoría que se utilizará para hacer la clasificación (ondas).
También tiene que implicar, o expresar, que hay más de un tipo (los clasificadores) para elegir entre
alguno de ellos. La pregunta debe ajustarse al patrón temático de relaciones semánticas. Ese patrón es sólo
una pequeña parte de una formación temática, una manera reconocible de hablar acerca de ese tema con
cierta comunidad particular. Por ello puede decirse que una formación temática es otro contexto
importante para el significado de una pregunta o para cualquier palabra utilizada en el fraseo.
La contextualización temática es el proceso de colocar cualquier cosa dicha o escrita en el contexto de
algún patrón temático familiar de relaciones semánticas. Debido a que frecuentemente hay más de una
manera de expresar las partes de un patrón temático en palabras, el patrón tiene que ser definido en un
nivel ligeramente m|s abstracto que el usado para describir sus términos. Un ‘concepto’ (término
desafortunadamente mentalista) científico puede ser expresado por medio de distintas palabras: por
ejemplo el ‘concepto’ sonido, puede expresarse como sonido, onda de sonido, vibración acústica, pulsación,
en diferentes partes de un mismo texto (o de un texto a otro). Al elemento de un patrón temático que
puede ser expresado en todas esas formas se le llama ítem semántico (para evitar términos mentalistas
como concepto o idea). El entramado de relaciones semánticas constituido por diferentes ítem semánticos
forma el patrón temático o la formación temática del tema.
Podemos utilizar las palabras de maneras muy diferentes para construir las relaciones semánticas de
una formación temática, empleando diferentes géneros o estructuras de actividad (ensayos, debates, etc.).
Las formaciones temáticas son todo aquello que los diferentes textos tienen en común cuando hablan
acerca de un mismo tema en formas semánticamente similares.
El significado temático de una palabra o frase se construye al situarlas en el contexto de una formación
temática en particular. Si estamos hablando acerca de dinero, banco y depósito probablemente serán
contextualizados estableciendo relaciones semánticas con cajero y retirada de fondos en una determinada
formación temática. O bien si estamos comentando algo referente a ríos, construiremos significados sobre
ellos de acuerdo con patrones temáticos que los relacionen a términos tales como corriente de agua y
sedimentos. Las palabras banco o depósito son formas simples de usar el lenguaje; sin embargo, el
significado dependerá del patrón semántico en el que se contextualicen. El significado de una palabra se
105
consigue por su contextualización temática, es decir, por ubicarla en dentro de un determinado patrón. En
muchos casos colocamos a las palabras en más de un solo patrón. Esto ocurre así no sólo en el caso de las
palabras, sino también en las frases, oraciones, cláusulas y aun textos completos.
Mientras que es básicamente cierto que las formaciones temáticas, estructura de género y expresiones
elegidas son independientes entre sí, en la práctica estas características de texto suelen indicarse
mutuamente cuando se usa con cierta frecuencia en una comunidad. No es común que veamos las
temáticas científicas construidas a través de géneros como la poesía; más bien suelen presentarse en
géneros de libros de texto o artículos de investigación. No escuchamos la expresión ‘baño de salmuera’ tan
frecuentemente como ‘puente salino’ o ‘conductibilidad’ cuando el género es un libro de texto y la
temática se relaciona con la química. Si lo encontramos así, la estructura de la actividad es probable que se
base en el habla informal acerca de la ciencia más que en la escritura forma.
Los estilos normales de la ciencia (…) son convenciones sociales (relaciones de metarredundancia,
como en Lemke, 1984:33-44), que vinculan temáticas, géneros y estilos para hacer ciertas combinaciones
más probables que otras en una comunidad. Estos patrones de combinaciones en turno indican a la
comunidad misma, distinguiendo un grupo social de otro.
Una combinación particular de temáticas, géneros y estilos elegidos de estrategias retóricas y palabras
es el que llamaremos formación discursiva. Los textos reales de esa clase de formación integran un tipo de
texto específico. La formación discursiva es un contexto indexical para el significado de cada parte y de
cada texto de un cierto tipo de textos. Cada soneto sobre el amor escrito por Shakespeare es un contexto
potencialmente relevante para comprender cualquier otro. Cada artículo de investigación acerca de la
teoría de la superconductividad es un contexto potencialmente relevante para interpretar a otros que
versen sobre ese mismo tema.

Intertextualidad y semántica del texto

La semiótica social empieza con los textos y otros tipos de registros o productos de la actividad
humana. No se inicia con las estructuras de actividad, los géneros o las formaciones temáticas. Las
formaciones semióticas son abstracciones elaboradas a partir de los textos: son patrones comunes
compartidos por muchos textos similares. Describen cómo elaboramos significados al colocar las acciones
y las palabras en algunos contextos y no en otros, vinculándolos con otros tipos de acciones y palabras.
Cada comunidad o grupo social tiene sus formas características de elaborar significados, sus propias
formas de contextualizar y relacionar, sus propias estructuras de actividad, géneros y formaciones
temáticas.
Cuando participamos en una actividad como leer un texto, o comprender el habla u otras formas de
acción social significativa, relacionamos palabras o eventos en patrones familiares. Puede tratarse de
palabras y eventos en el mismo texto o secuencia de acción, o de palabras y eventos de distintos textos o
tiempos. Este es el principio de la llamada intertextualidad: todo toma sentido si se relaciona con su
contexto previo o con otras cosas equivalentes.
Los intertextos de un texto son todos los textos que empleamos para que le encontremos sentido a
aquél. Algunos son textos que comparten el mismo patrón temático (textos cotemáticos). Otros forman
parte de la misma estructura de actividad (textos coactivos), o bien hay otros que tienen el mismo tipo de
género (textos cogenéricos). Un poema y un pasaje de un libro de textos que hablan acerca de la evolución
son textos cotemáticos. Un discurso de un abogado defensor y un texto de una carta que contiene
evidencia importante utilizados en un mismo juicio tal vez no sean necesariamente cotemáticos, pero al
menos sí son coactivos. Dos haikus cualesquiera son cogenéricos.
Las prácticas de conexión-de-textos de una comunidad son una parte importante de las formas de
elaborar significados. Podemos elaborar significados a través de la relación entre dos textos que no se
pueden elaborar por medio de un solo texto.
Los textos reales y las secuencias de acción no se presentan en formas puras o ideales. No siempre se
introduce un solo género en una formación temática. Generalmente muchos textos mezclan, en forma
creativa, diferentes formaciones temáticas. Algunos textos también combinan distintos tipos de géneros.

106
El an|lisis semiótico no es una ‘camisa de fuerza’, es una expresión sistem|tica de cómo creamos sentido
de los textos y los eventos, incluyendo las ambigüedades y los múltiples significados que encontremos.
Un texto real tiene muchas vetas, muchas formaciones temáticas que se vinculan entre sí para
conformar sus argumentos. En cada punto de un texto, habrá una o más formaciones temáticas que
comúnmente son utilizadas para interpretarlo. Además de su estructura de actividad o genérica, un texto
también está organizado por las formas en las cuales esas formaciones temáticas corren a través del texto.
Como en una pieza de música, hay varios temas que aparecen, desaparecen, reaparecen, y son
transformados y vinculados a otros temas. (…)
Las formaciones expresan tres de las cinco funciones semióticas fundamentales: representación,
relación y organización. En la medida en que hemos enfatizado la importancia del diálogo, también en
cierto modo hemos retomado una cuarta: la interacción. Pero la quinta función, la de orientación, es
aquella que nos permite comunicar nuestra actitud o toma de postura hacia lo que estamos diciendo o
haciendo, y especialmente nuestra evaluación de eso; es decir, si valoramos positiva o negativamente. Los
recursos del lenguaje y de la acción social nos permiten ya sea satirizar o ridiculizar, o admirar y
ponderar, para disociarnos de algún tipo de acción o manera de hablar o para adoptarlas como nuestras.
Todo lo que decimos, escribimos o hacemos lo llevamos a cabo con una orientación evaluativa. Está
‘matizado’ por las maneras de decir o hacer que indican nuestra actitud o posición hacia lo que hacemos.
Podemos hablar o actuar con disgusto o entusiasmo, con desaprobación o aprobación. Podemos expresar
nuestra postura explícitamente ya sea a través de determinadas palabras, con un tono de vos sutil, con
lenguaje corporal, por medio de ciertas expresiones faciales, utilizando pausas, etc. En una comunidad
donde las actitudes de diferentes grupos pueden ser consideradas como presupuestas, necesitamos
indicar, para cada grupo, sus modos de ver o sus formas de proyectar actitudes hacia las cosas.
Cuando se usa en un texto o formación discursiva una formación temática en una comunidad
particular o grupo social, no sólo se establece una serie de relaciones semánticas con otras formaciones,
sino también una serie de relaciones que expresan valores (o relaciones axiológicas). Las formaciones
pueden ser consideradas como buenas o erróneas, apropiadas o inapropiadas. Ésta es una de las razones
por las que se erigen como opuestas, complementarias o aliadas unas de otras. Dado que los grupos
sociales son indexados por (e identificados cercanamente con) las formaciones que éstos usan y sus
posturas hacia ellas, esas clases de relaciones entre las maneras diferentes de hablar y actuar forman los
sistemas de heteroglosia74 y heteropraxia75 de una comunidad. (…)
El discurso es un modo de acción social. No es sólo lenguaje, sino lenguaje-en-uso dentro de una
comunidad. Una voz discursiva no sólo habla en una forma particular acerca de un tema, también lo hace
con una orientación valorativa respecto a las otras voces (postura axiológica). Siempre que se efectúa
alguna actividad social en la comunidad, ésta lleva algún sesgo o es ‘portadora de algo’. Frecuentemente, el
uso de una forma particular de hablar (por ejemplo usando el estilo de la ciencia formal, o promoviendo
una fisión tecnocrática de la objetividad científica) tiende a promover cientos intereses sociales en
detrimento de otros, ya sea porque no seamos conscientes de ello, o porque lo reconozcamos
conscientemente sin querer hacerlo así. Este fenómeno es conocido como el uso ideológico del lenguaje.
En la semiótica social, una ideología es la voz de un discurso que sistemáticamente promueve los
intereses sociales de un grupo poderoso o privilegiado que, al mismo tiempo, procura disfrazar o
disimular dicha actividad. Es importante aclarar que una formación temática no es necesariamente en sí
misma ideológica. La manera en que es utilizada en la comunidad es lo que determina su fuerza ideológica.
La misma formación temática puede ser utilizada por otros grupos cuyos intereses sean completamente
distintos o se encuentren en conflicto.

74
Lemke se refiere en el apartado siguiente a estas nociones. Con heteroglosia refiere al punto de vista desde el cual se
construyen, en una comunidad dada, los puntos de vista sobre un determinado tipo de evento, así como las posiciones
encontradas (vgr. en Mare los criterios de evaluación de la calidad de las argumentaciones). Heteroglosia refiere, en términos
bajtinianos, a las diferencias sociales en el uso del lenguaje y su relación de la organización de la sociedad.
75
Por otra parte, Lemke aclara que la heteropraxia se refiere a la diversidad de maneras de hablar. No son sólo los grupos y
categorías sociales los que hablan y actúan de forma diferente, sino que esas diferencias conforman un sistema. Se relaciona con
evaluaciones y con una voz discursiva (formación temática-más-la-orientación de valores, tal y como es hablada por un grupo en
particular).
107
9. Una práctica reflexiva

La composición del texto nos llevó en el primer curso a una práctica que volvía sobre los diversos niveles
de organización (el plan global, los esquemas de párrafos, la enunciación y las voces seleccionadas, las
conexiones interfrásticas y la sintaxis y, finalmente, las convenciones normativas generales, puntuación,
ortografía y acuerdos gráficos para la presentación). El objetivo era lograr que la producción adoptara un
ritual autónomo, que evitara la espera de la respuesta docente para ‘corregir’ el escrito. A partir de las
consideraciones aportadas por la reflexión sobre la producción de discursos en otras esferas de la
producción lingüística, nos enfrentamos a otro desafío: considerar otras variables, también, como niveles
de planificación de la actividad discursiva. Estas otras variables son las condiciones de producción y
recepción, tanto discursivas –el interdiscurso-, textuales, enunciativas y las que se refieren al medio, la
coherencia con un sistema de valores y de ideas que me propongo sostener como parte de mi
presentación ante el universo social y, finalmente, las artes, el estilo que traducirá el modo en que me
presento ante mis interlocutores.

Cuando propongo una intervención, entonces, pongo en funcionamiento una estructura a la vez que “un
conjunto de procesos que ponen de manifiesto la forma como los individuos se mueven en esas
estructuras”76. La producción no es mecánica y mucho menos repetitiva, se transforma en relación con los
papeles que asumen los hablantes, las instrucciones que reconocen en cada formación discursiva y en
cada esfera de interacción, así como los posicionamientos y comportamientos que selecciona para lograr
los objetivos que se ha propuesta, para lo cual selecciona determinados procedimientos. Es preciso
agregar que estas variables sirven a la vez para el establecimiento de las normas de la vida social y,
consecuentemente, así como la construcción de una visión del mundo, característica de cada grupo social.
El lenguaje no es solo una herramienta es el articulador de la vida en sociedad:
El lenguaje, al relacionar a los individuos entre sí, genera el sentido, y este sentido genera el vínculo social. De
ahí que, con respecto a este fenómeno, puedan tomarse en cuenta los tres tipos de problemas de que
hablamos antes: la construcción de normas sociales, que resulta de la necesidad de los individuos que viven en
colectividad de regular sus intercambios; los procesos de influencia, que llevan a los sujetos a utilizar
estrategias, y la construcción de conocimientos que dan prueba de la forma como los individuos y los grupos
77
proyectan sobre el mundo visiones resultantes de una interpretación .

Charaudeau nos invita a recuperar un modelo para la revisión y análisis de los discursos sociales, que
resulta también de utilidad para hacer de nuestra práctica discursiva una práctica comprometida y
reflexiva. Cuando asumimos la responsabilidad de participar en una esfera de la vida social debemos
reconocer cuáles son las formas que la misma ha indexado para la producción de diferentes modos de
hacer (iniciar una interacción, proponer una línea de acción, defender una posición, explicar, describir,
etc.). Es cierto que no siempre se trata de formas explicitadas, que debemos aprender a reconocer las
características particulares del ámbito. Así configuramos una suerte de corpus de formas textuales, así
como la relación con los tipos de acción que pretenden fundar. Aun cuando nuestro abordaje no resulte
experto sino a menudo intuitivo, vamos reconociendo variables enunciativas, temáticas, gramaticales y
genéricas, generalmente a través de la puesta en diálogo con las formas que hasta el momento conocemos.
A medida que reconocemos las restricciones específicas –a partir de los aportes de la disciplina de
referencia- ese reconocimiento nos orienta hacia conclusiones mucho más certeras. Así es como vamos
logrando intervenciones más adecuadas, más efectivas y comenzamos a ser reconocidos por la expresión
cabal de nuestro sistema de ideas.

76
P. Charaudeau (2009) “An|lisis del discurso e interdisciplinariedad en las ciencias humanas y sociales” en L.Puig
(ed.) El discurso y sus espejos. México, UNAM. Versión disponible en página personal del autor, www.patrick-
charaudeau.com/Analisis-del-discurso-e.html (consultada 31/03/2013).
77
Id. P. 6.
108
Para lograr este ‘avance’ es preciso tener en cuenta, además de las temáticas, las precisiones respecto de
los géneros, de la enunciación, de las selecciones léxicas y de la gramática. En primer lugar, la teoría de los
géneros nos ofrece la posibilidad de identificar las variables históricas y sociales que se relacionan con un
género en particular, además de aquellas discursivas que hacen a la caracterización de tal como evento
lingüístico: un tema, una estructura/forma y un estilo particular (ver Cuadernillo ILE). En segundo lugar,
el análisis de la enunciación nos permite reconocer –y prever- las condiciones de la puesta en escena del
evento comunicativo, qué lugar ocupo en la comunidad, a quién/es me dirijo, qué imagen pretendo
construir, qué espero lograr en mi audiencia, entre otras. La previsión de estos interrogantes me ayuda a
garantizar la legitimidad y la credibilidad de mi práctica como enunciador.

En tercer lugar, nuestras selecciones léxicas muchas veces resultan de nuestro conocimiento relativo de
un campo o tema. Como resultado de nuestras aproximaciones, lectura, clases, conocimiento de los
géneros de la divulgación, construimos universos léxicos a veces inestables, ya que resultan de una
sumatoria poco crítica. Es preciso comprender que las selecciones también están definidas por tradiciones
teórico ideológicas y forman parte fundamental de nuestra enunciación. Por este motivo, es necesario
identificar una selección que nos permita comunicar sin perder de vista nuestros objetivos y nuestro
compromiso con un determinado sistema de ideas. Por último, las decisiones acerca de la construcción de
la frase, de la oración y las relaciones entre cada una de estas unidades. Siempre recordamos que no
pueden ser producto de la inspiración, sino de la planificación. La opción por una forma debe ser también
producto de una toma de decisiones consciente, a la vez que tendiente a lograr un efecto de sentido. Las
decisiones acerca de la tematización, de las anáforas, de las sustituciones, de las conexiones y
organizadores textuales, de los modalizadores, no son producto de un trabajo mecánico. Un texto no es
una suma de oraciones sino un complejo que tiene una función discursiva.

Guía para la evaluación de la propia argumentación:

a. ¿Qué propósito me orienta?


b. ¿A qué auditorio me propongo afectar?
c. ¿Está expresada claramente la opinión/tesis a defender? ¿Está ubicada en el discurso
convenientemente?
d. Después de listar los argumentos, sometelos a prueba:
¿son suficientes?
¿logran anticipar la contraargumentación?
¿resultan adecuados a mis propósitos?
¿serán válidos para el auditorio en cuestión?
e. Evaluá el estilo de tu discurso:
¿te parece que el léxico seleccionado es adecuado?
¿qué efecto calculás que tenga?
¿qué figuras elegiste y por qué?
No descuides las máximas propuestas.

109
10. Epílogo: La formación del joven orador según los maestros de la antigüedad

Nos hemos detenido en la estructura de la argumentación, el lenguaje y los recursos del argumentante, en
la previsión de su efectividad, es tiempo ahora de revisar cómo disponernos a intervenir públicamente
como oradores/as. Para muchos, es algo con lo que nacemos. Es preciso conceder que, si bien es cierto que
cada uno de nosotros tiene mayor o menor inclinación o destreza hacia determinadas prácticas, la
reflexión y el ejercicio de aquellas en las que no lo somos es el camino para fortalecernos.

Son varios los aspectos en los que debemos tener en cuenta para nuestra formación en este sentido, a
saber: la disposición de nuestra voz, el tono, el ritmo, de nuestro cuerpo, nuestra vestimenta, nuestra
postura, del espacio en el que nos ubicaremos o cómo nos moveremos en él. Todos estos factores
contribuyen de manera persuasiva: aunque nuestro auditorio no siempre los percibe como recursos, las
representaciones de la sociedad, de los roles sociales y de los modos de hacer comunicativos operan sobre
sus expectativas a favor de nuestra argumentación.

Se trata, casi, de la preparación para una representación en la que, además de ejercitar nuestra capacidad
lógica y lingüística, fortalecemos nuestra imagen social. Es una práctica indispensable para quienes
esperan desempeñarse en el ámbito público, ya sea como docentes, ya como traductores o intérpretes, sin
descontar el hecho de que suele ser de gran utilidad en la vida académica, ya que habitualmente nos obliga
a exponer públicamente nuestros conocimientos sobre un tema o una cuestión. Para los antiguos retóricos
se trataba de parte fundamental de la formación del orador, de su persona, de su cuerpo. Actualmente, se
estudia como recurso enunciativo, es decir, lingüístico:

Para ejercer una influencia, el que toma la palabra o la pluma debe adaptarse a sus alocutarios
tratando de imaginar tan fielmente como sea posible su visión de los temas. Debe hacerse una idea
acerca de del modo en que sus oyentes lo perciben. ¿Qué autoridad posee ante ellos? La importancia
atribuida a la persona del orador en la argumentación es un punto esencial delas retóricas clásicas,
que llaman ethos a la imagen de sí que el orador construye en su discurso para contribuir a la
eficacia de sus palabras.
R. Amossy L’ argumentation dans le discours.
Discours politique, literature d’idées.
Traducción E. Kallay (UBA)

Como tal, forma parte de un cálculo, de una planificación cuidada. Cuando nos proponemos influir sobre
un auditorio, nuestro modo enunciativo merece una planificación distintiva. No hablamos con nuestros
profesores en un examen como lo hacemos cuando nos preparamos con nuestros compañeros, y no se
trata solamente de cómo nos presentemos. Fundamentalmente se refiere a qué recursos ponemos a
disposición de nuestros objetivos.

A continuación, agregamos algunos recortes breves de las clásicas reflexiones sobre la acción que los
antiguos retóricos –Platón, Aristóteles, Quintiliano y Cicerón- propusieron para la formación de los
jóvenes. Sin embargo, consideramos que no está de más profundizar nuestro recorte con la revisión que
los lingüistas agregan a la consideración del ethos enunciativo, como factor fundamental para la
preparación de la argumentación.

110
Platón, Gorgias. En Obras completas, cura F. Azcárate, Tomo V. Madrid, 1871: 146-7 (edición
completa disponible en http://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf05115.pdf)

(Gorgias) “la Retórica abraza, por decirlo así, la virtud de las dem|s artes. Voy a darte una prueba patente
de ello. He entrado muchas veces con mi hermano y otros médicos en casa de los enfermos, que no
querían tomar una bebida o sufrir alguna operación dolorosa mediante la aplicación del fuego o del
hierro; y al paso que el médico no podía convencerle, entraba yo, y sin otro auxilio que la retórica, lo
conseguía. A esto añade, que si un orador y un médico se presentan en una ciudad, y se trata de disputar a
viva voz, delante del pueblo reunido o de cualquiera otra asamblea, sobre la preferencia entre el orador y
el médico, nadie se fijará en este; y el hombre que tiene el talento de la palabra merecerá la preferencia, si
aspira a ella. En igual forma, en competencia con otro hombre de cualquiera otra profesión, el orador
alcanzará la preferencia, porque no hay materia sobre la que no hable en presencia de la multitud de una
manera más persuasiva que cualquiera otro artista, sea el que sea. Por consiguiente, la virtud de la
retórica es tal y tan grande como acabo de decir.

Sin embargo, es preciso, Sócrates, usar de la retórica del mismo modo que de las demás profesiones,
puesto que, no porque uno haya aprendido la esgrima, el pugilato, la pelea con armas verdaderas, de
manera que puedan vencer igualmente los amigos que los enemigos, se ha de servir de estos medios
contra todo el mundo, y menos golpear, ni herir, ni dar muerta a sus amigos. Pero tampoco porque uno
después de haber frecuentado los gimnasios, adquiriendo robustez y haciéndose buen luchador, haya
maltratado a su padre o a su madre o a alguno de sus parientes o amigos, puede esto dar motivos para
aborrecer y arrojar de las ciudades a los maestros de gimnasia y de esgrima. Si estos has enseñado a sus
discípulos tales ejercicios, ha sido sólo para que hicieran buen uso de ellos contra los enemigos y contra
los hombres malos; para la defensa y no para el ataque. Y si estos discípulos, por el contrario, abusan de su
fuerza y de su maña contra la intención de sus maestros, no se infiere de esto que los maestros sean malos
ni que lo sea el arte que profesan, ni que recaiga sobre ellos la falta, puesto que debe pesar por completo
sobre los que han abusado. El mismo juicio debe formarse de la Retórica. El orador se halla en verdad
dispuesto a hablar contra todos y sobre todos, de manera que ninguno está en mejor posición para
persuadir en un instante a la multitud sobre el objeto que quiera. Pero no es una razón para que usurpe su
reputación a los médicos, ni a los demás profesores, por más que esté en posición de poder hacerlo. Por el
contrario, debe usar de la retórica, como se usa de las demás profesiones, según las reglas de la justicia. Y
si alguno instruido en el arte oratorio abusa de esta facultad y de este arte, para cometer una acción
injusta, no creo que por esto haya derecho para aborrecer y desterrar de las ciudades al maestro, de quien
recibió las lecciones; porque no puso en sus manos este arte sino para servirse de él en la defensa de
causas justas y no para hacer un uso enteramente opuesto. Por consiguiente, ese discípulo, que abusa así
del arte, es a quien la equidad dicta que se aborrezca, que se le arroje de la ciudad, que se le haga morir, y
no al maestro.

Aristóteles, Retórica, III 1 y 2. Edición de A. Tovar (1990), Madrid, Centro de estudios


constitucionales (179 y ss).

La acción

La acción, cuando se aplica, hace lo mismo que en el arte teatral, pero han intentado decir sobre este arte
un poco ciertos autores, como Trasímaco en sus Modos de mover a compasión; habilidad teatral es cosa de
naturaleza y bastante exenta de arte; pero en lo referente a la dicción sí está dentro del arte. Por eso
también los que son hábiles en esto ganan premios, lo mismo que los oradores en cuanto tienen arte
teatral, porque los mismos discursos escritos o prosa en general pueden más por su dicción que por su
pensamiento.

111
Comenzaron primero el movimiento, como es natural, los poetas, porque los nombres son imitaciones;
pues por cierto que la voz es de todos los órganos que tenemos el más imitativo; por eso se formaron las
artes, tanto la recitación época, como la de la representación teatral y otras. Dado que los poetas, aun
diciendo cosas insulsas, parecía que con su dicción lograban gloria, por eso la primitiva dicción fue
poética, como la de Gorgias. Aún ahora, la mayoría de los que no han recibido educación creen que los de
ese estilo son los que mejor hablan. Lo cual no es así, sino que es diferente la dicción de un discurso y la de
la poesía. Y lo prueba lo que ha ocurrido, pues ni los autores de tragedia se sirven ya del mismo estilo, sino
que, según pasaron de los tetrámetros al yambo, por ser éste de todos los metros más semejante a la prosa
que los demás, lo mismo dejaron de las palabras las de fuera de lo conversacional, las cuales utilizaban los
anteriores y aun ahora los que componen hexámetros. Por eso es ridículo imitar a los que ya ellos mismos
no se sirven de aquel estilo, de modo que está claro que no tenemos que ir examinando minuciosamente
todo lo que se refiere a la dicción, sino sólo acerca de la dicción retórica que nos ocupa aquí …

La claridad en la dicción

(…) el estilo no ha de ser ni bajo ni por encima de lo debido, sino adecuado; en cuanto al estilo poética
ciertamente no es bajo, pero no es adecuado al discurso. De los nombres y de los verbos lo hacen claro los
específicos; no bajo, sino adornado, los otros nombres que se han dicho en los libros Sobre poética; pues el
variar lo ordinario hace que la dicción sea más digna; porque lo mismo que les ocurre a los hombres con
los extraños y los ciudadanos, les ocurre también con el estilo. Por eso es necesario hacer algo extraña la
lengua, ya que se admira lo de los que están lejos, y lo que causa admiración es agradable. En la poesía
esto lo producen muchos medios y conviene muy bien en ella, porque se sale más de lo ordinario en
asuntos y personas de que habla, mas en la prosa sencilla conviene mucho menos, porque el asunto es
inferior, y si en la misma poesía un esclavo o uno muy joven usa frases rebuscadas, o sobre cosas de muy
poco momento, sería muy impropio; también en los discursos estará la expresión apropiada en concentrar
o amplificar; por eso habrá que hacerlo sin que la gente se dé cuenta, y no parecer que se habla
artificiosamente, sino con naturalidad (ya que esto es persuasivo y aquello al contrario; porque se
sospecha del orador que tiende sus asechanzas, lo mismo que de los vinos mezclados) (…) Se disimula
bien el artificio si se compone seleccionando de la lengua corriente, lo cual hace Eurípides y lo mostró el
primero.

Marco Fabio Quintiliano, De Institutio Oratoria. Capítulo V. Cuáles han de ser las prendas de un
orador (traducción por Ignacio Rodríguez y Pedro Sandier, disponible en
http://www.cervantesvirtual.com)

Que al orador le es necesaria la grandeza de corazón y la confianza. De las prendas naturales del orador.

Esto es lo que yo había prometido tratar acerca de los auxilios no del arte, como algunos han pensado, sino
del mismo orador. Éstas son las armas que debe tener a mano; con la ciencia de estas cosas debe estar
apercibido, teniendo al mismo tiempo un grande acopio de palabras y figuras, orden en la invención,
facilidad en la disposición, firmeza en la memoria y gracia en la pronunciación y ademán.

Pero de todas estas prendas la más excelente es una grandeza de corazón, a la que ni el temor abata, ni el
ruido de las voces amilane, ni la autoridad de los oyentes detenga más de lo que requiere el respeto que se
merecen. Pues al paso que son abominables los vicios que se oponen a estas prendas, cuales son la
demasiada satisfacción, temeridad, malignidad y arrogancia, así también si falta la constancia, confianza y
fortaleza, de nada servirá el arte, el estudio y la misma ciencia; como si se diesen armas a los cobardes y de
poco corazón para pelear. Aunque mal de mi grado (por cuanto puede siniestramente interpretarse), me
veo precisado a decir que la misma vergüenza, defecto verdaderamente digno de aprecio y raíz fecunda de
las virtudes, es muchas veces opuesta a las buenas prendas de un orador, y ha sido causa de que muchos,
ocultando las grandezas de su ingenio y estudio, pereciesen en el retiro del silencio.

112
Mas si alguno leyere esto, tal vez sin saber bien todavía distinguir la fuerza de cada una de las palabras,
sepa que no reprendo yo la hombría de bien, sino la vergüenza, que es un cierto temor que retrae el alma
de aquellas cosas que se deben practicar, del cual resulta la confusión, el arrepentimiento de lo que se ha
comenzado y un repentino silencio. ¿Y quién dudará en poner entre los defectos de un orador un afecto
por el cual tiene empacho de hacer una cosa buena? Ni tampoco pretendo yo además de esto persuadir
que el que está ya a punto de perorar, no se levante con alguna alteración ni mude de color o dé a
entender el peligro a que se expone, lo cual si no sucediera, se debería sin embargo aparentar, sino que
este conocimiento sea efecto de la obra, no del temor; que experimente alguna conmoción, no que
desmaye. Y el mejor remedio para la vergüenza es la confianza; pues el rostro más vergonzoso tiene un
grande apoyo en la buena conciencia.

Hay también prendas naturales, las que sin embargo se mejoran con el cuidado; tales son la voz, el buen
pulmón y la gracia en el decir, las cuales son de tanta estimación que frecuentemente le ganan al orador
fama de ingenio. En nuestro tiempo hubo oradores bastante afluentes, pero cuando peroraba Trácalo
parecía que excedía a todos sus iguales; tal era lo airoso de su cuerpo, tal la viveza de sus ojos, la majestad
de su rostro, la finura de su ademán; y la voz, no como Cicerón quiere que sea, casi como la de los que
representan una tragedia, sino superior a la de todos los trágicos que yo he oído hasta ahora. A la verdad,
me acuerdo que perorando éste en la primera sala del foro de Julio, y estando todo lleno de alboroto a
causa de las muchas voces que se oían por juntarse allí cuatro tribunales como se tiene de costumbre, no
solamente le oyeron y entendieron, sino que mereció también el aplauso de los cuatro tribunales, lo cual
fue gran bochorno para los demás que estaban al mismo tiempo perorando. Pero esto por milagro se logra
y es una rara felicidad, la cual, si faltare, conténtese a lo menos el que dice con ser oído de sus oyentes. Tal
como hemos dicho debe ser el orador y saber esto.

Marco Tulio Cicerón, Retórica ad Herennium. Preámbulo B. Reyes Coria (1997) México, UNAM

“prudente, justo, fuerte, temperado. Prudente, porque guarda en la memoria, reconoce y prevé las cosas
buenas y las cosas malas y las neutras. Justo porque, ya por naturaleza ya por costumbre, preserva la
utilidad común, y da a cada quien la dignidad que le corresponde, bien a través de la religión, de la piedad,
de la gratitud, de la vindicación del respeto, de la verdad. Fuerte, porque acepta peligros y tolera trabajos,
lo cual se manifiesta en la magnificencia de su pensamiento y en la ejecución de grandes y excelsas obras,
así como en la confianza que su seguridad y su esperanza en cosas ciertas inspiran, y en la paciencias, es
decir, en la voluntaria tolerancia de lo arduo y lo difícil en beneficio de la honestidad y la utilidad.
Temperado finalmente, porque tiene dominio firme y moderado de la razón ante la libido y ante otros
arrebatos del alma no rectos (p. XXXII).

Bibliografía complementaria

Maingueneau, Dominique (2002): “Problèmes d’ethos”, en Pratiques N º113/114 , juniode 2002, pp. 55-67.
Traducción de M. Eugenia Contursi para usoexclusivo del Seminario “Análisis del discurso y comunicación”)
disponible en http://argumentacion.suss-argentina.com.ar/.

113
11. BREVÍSIMAS DEFINICIONES

AUDITORIO

Según Perelman y Olbrechts Tyteca, se trata de una construcción más o menos sistematizada de quien
argumenta y depende fundamentalmente del reconocimiento que tenga de aquellos a quienes pretende
convencer o persuadir. La efectividad de la argumentación dependerá del ajuste entre el presunto
auditorio y el real. Para el argumentante es sumamente relevante conocer cuáles son los juicios que su
auditorio aceptará como válidos, casi tanto como la preocupación por la verosimilitud de los propios.

CITA DE AUTORIDAD

La incorporación de otras voces en la argumentación reclama la ‘autoridad’ de aquel/los entendidos en el


tema. A semejanza del discurso académico en el que se demanda la acreditación de antecedentes en el
ámbito, la argumentación recupera la voz de aquellos/as que son reconocidos como portadores de verdad
en temas relacionados al asunto en debate. Así, para muchos, la voz de la gente -ut fama est, el ‘se dice’-
también tiene valor de verdad, ya que expresa la opinión general, aunque no siempre tenga la fuerza
demostrativa que se esperaría de la vocación de convencer. En general, la autoridad es alguien versado en
el tema a tratar, con créditos indiscutibles (un especialista, una analista frecuente, un referente
institucional, etc.)

CONVENCER

El convencer se refiere al carácter racional de la adhesión que pretende lograr la argumentación. Apela a
la razón a través de procedimientos consecuentes, como el razonamiento, el silogismo.

DATOS

Si bien la noción de ‘dato’ surge de una tradición explicativa particular (la tradición lógica, Toulmin),
también se refiere a un tipo particular de prueba, la noción nos remite a lo empírico, a aquello que se
desprende de la experiencia, a través de la observación de lo que aceptamos como real. V. Respaldo.

GARANTÍA

Enunciado que vincula la opinión con los argumentos, puede estar o no explícita dependiendo de su grado
de aceptación o el conocimiento compartido por los intervinientes. Funciona como una regla o una ley.

GÉNEROS DE LA RETÓRICA

Aristóteles propuso una clasificación general de los géneros de las artes oratorias: el jurídico o forense, el
epidíctico o demostrativa y el deliberativo. La oratoria forense se ocupa de la acusación y de la defensa.
Según Aristóteles considera tres cosas: cuántas y cuáles fueron las causas, cuál es la disposición de los
involucrados y, finalmente, contra quiénes. Lo ya sucedido es lo que permite organizar el discurso, los
datos, las acciones, son fundamento inicial. En seguida, el involucramiento de persona, llama a atender las
condiciones que habilitan la violación de la ley, pasiones como los placeres, la venganza, La demostración
tiene por la exaltación de las bondades o el escarnio. Su objeto, por lo tanto, son la virtud y el vicio, lo
noble y lo bajo, se centra en lo actual. La tópica que selecciona es la de lo preferible. El deliberativo se
refiere a “todo lo que necesariamente sucede y ha de suceder (Aristóteles, Retórica: I, 4)”, est| anclado en
el futuro. Sus temas son de naturaleza política, la economía, la guerra y la paz, la seguridad y las leyes, por
ello, la felicidad, el bien común y lo conveniente son tópicos habituales.

114
PERSUADIR

El persuadir se refiere a la argumentación dirigida hacia un auditorio particular al que se pretende llegar
mediante la imaginación, los sentimientos, las pasiones o las mismas palabras. El fundamento de sus
juicios es generalmente subjetivo, moviliza las creencias del auditorio, lo que la hace poco perceptible
para aquel que es persuadido por una argumentación de este tipo.

PROPOSICIÓN

El contenido declarativo de una o varias oraciones sinónimas puede expresarse en una proposición.
Puede, por tanto, evaluarse su condición de verdadero o falso. Como tal, independientemente de las
creencias y los pensamientos de cualquiera, como también del lenguaje o expresión lingüística en el que se
exprese el pensamiento lo que le interesa es únicamente la función: “poder ser verdadero o falso”. A partir
de tal valor, verdad o falsedad de una o varias proposiciones se podrá argumentar o inferir idéntica
condición de otras. Generalmente se la expresa en términos matemáticos, como S, P o Q.

El diccionario de la RAE la define como “Expresión de un juicio entre dos términos, sujeto y predicado, que
afirma o niega este de aquel, o incluye o excluye el primero respecto del segundo”.

La estructura general de un argumento en una lengua natural es compuesta de premisas (típicamente en


forma de proposiciones, sentencias u oraciones) que reclaman la afirmación: la conclusión.

Ejemplos:

El cielo está rojo.

Juan trabaja como abogado.

Todos los días amanece.

SOPORTES

TIPOS DE RAZONAMIENTO. INDUCCIÓN Y DEDUCCIÓN. EL SILOGISMO

El razonamiento es una secuencia de proposiciones o juicios que conducen a una conclusión nueva. Los
razonamientos pueden ser inductivos o deductivos. La inducción consiste en avanzar desde lo particular a
lo más general. Un ejemplo de un razonamiento inductivo podría ser el siguiente:

Anualmente, el principio del otoño trae lluvias al Valle. Por lo tanto, el próximo año y siempre
lloverá a principios del otoño.

Las conclusiones del razonamiento inductivo son probables, pero no certeras.

Otro tipo de razonamiento, el deductivo avanza del todo a las partes, por lo que intenta llegar de una
verdad universal a otra particular. Los razonamientos deductivos pueden ser de tres tipos: el categórico,
el disyuntivo y el hipotético. Pongamos algunos ejemplos:

Razonamiento categórico: Todos los hombres son mortales, Sócrates es hombre. Sócrates es
mortal.

115
Razonamiento disyuntivo: La ruta 22 va hacia Zapala y Bariloche. Sigue su curso hacia Zapala,
entonces no llega a Bariloche.

Razonamiento hipotético: Si estudias, aprobarás. No has estudiado, entonces no aprobarás.

El silogismo, que se caracteriza por el estilo deductivo, es aquel tipo de razonamiento que parte de dos
juicios dados y permite arribar a uno tercero. Las dos afirmaciones o juicios son denominadas premisas.
Las premisas son proposiciones lingüísticas de valor verdadero o falso. La primera premisa, la que
contiene el predicado de la conclusión, es llamada premisa mayor y la segunda, premisa menor.

Ejemplos de silogismos:

1. Los planetas son cuerpos - primera premisa


La Tierra es un planeta - segunda premisa
Por tanto, la Tierra es un cuerpo - conclusión

2. Si me retraso no podré llegar a la función de las 10 hs. Si no voy al cine no me voy a entretener.
Conclusión: Si me retraso no me voy a entretener
3. Todos los mamíferos son animales. Todos los hombres son mamíferos. Conclusión: Todos los
hombres son animales.

116

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